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Tema 2 - Habitos de Higiene

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UNIVERSIDAD SAN JOSÉ

BACHILLERATO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

CARRERA BACHILLERATO EN I Y II CICLO CON ÉNFASIS EN


ESPAÑOL

SEDE: VIRTUAL DE SAN RAMÓN

TEMA: HÁBITOS DE HIGIENE  

CURSO:   CIENCIAS BÁSICAS

ALUMNO

SINIER CHACÓN UMAÑA

PROFESORA

 SANDRA CARBALLO RODRIGUEZ 

FECHA DE ENTREGA 06/02/2023


HÁBITOS DE HIGIENE CORPORAL

Los hábitos de higiene corporal son aquellas rutinas que normalmente


seguimos para cuidar nuestro cuerpo y mantenerlo limpio, no necesariamente por
lo que otros digan de nosotros, sino para evitar enfermarnos.

El aseo personal es la limpieza de uno mismo para prevenir enfermedades y


mantener un buen estado de salud. Mantener buenos hábitos de higiene personal
es una de las mejores formas de prevenir enfermedades, evitar transmitirlas y
mantener limpio y aseado el cuerpo externo.

Algunas de estas rutinas deberían ser comunes para todos los días,
mientras que otras son necesarias entre períodos de tiempo más largos. Mantener
una buena higiene corporal nos previene y protege de muchas enfermedades,
pero además previene que nosotros mismos seamos vehículos de enfermedades
para otras personas a nuestro alrededor.

El aseo corporal y la higiene evitan que introduzcamos inconscientemente


virus y bacterias a nuestro cuerpo, esto porque nuestros ojos, nariz y boca son las
principales vías de entrada para muchos microorganismos infecciosos y porque
son, precisamente, las partes de nuestro cuerpo más expuestas al tacto con
nuestras manos. A continuación, mencionare 10 ideas de las que llamaron mi
atención para desarrollar este tema de análisis con respecto al higiene personal
diario.

1. La ducha diaria

Tomar una ducha o baño diario a medida que van creciendo, hay que
enseñarles cómo lavarse bien cada parte del cuerpo para que vayan adquiriendo
autonomía. Si bien no es una práctica que muchos niños disfrutan, tomar un baño
regularmente es igual de importante que lavarse las manos. Lo más recomendable
es hacerlo una vez por día (un poco menos para niños muy pequeños o bebés),
especialmente si realizamos actividades físicas intensas que nos hagan transpirar
considerablemente.

El baño, así como el lavado frecuente de las manos, nos ayuda a


deshacernos de todos los microorganismos superficiales que pudimos haber
adquirido durante el día, por lo que nos previene de muchas enfermedades.

Tomar un baño debe ser una práctica común para todos, aunque no
debemos excedernos, pues bañarnos muy seguido y con agua demasiado caliente
elimina la capa grasa que tenemos en la superficie de nuestra piel y puede hacer
que esta se reseque demasiado, con consecuencias dolorosas. Además, tomar un
baño tiene una importante ventaja: nos ayuda a hacer una revisión general de
nuestra piel y de nuestro cuerpo, pudiendo localizar rápidamente cualquier
anomalía, irritación, erupción, etc.

2. El lavado del cabello

No es necesario lavarse el pelo cada día, pero sí llevarlo limpio. Cuando


tengan edad de empezar a lavárselo solos, es importante enseñarles a
enjabonarlo y a enjuagar sin dejar restos.

Si bien muchas personas se lavan el cabello cada vez que se bañan, esto
depende mucho de qué tan graso sea nuestro cuero cabelludo.

Lavarnos el cabello no es solo una cuestión de belleza o de presentación


ante los demás, sino que nos previene de algunos microorganismos que pueden
crecer en el cuero cabelludo y provocar picazón, irritación y desagrado.

Normalmente se recomienda lavar el cabello dos o tres veces por semana,


pero esto depende de cada persona y de sus hábitos diarios.
3. La higiene de las manos

Este es uno de los hábitos de suma importancia ya que desde temprana


edad todo niño tiene que aprender a lavarse correctamente las manos con agua y
jabón, además de cepillarse las uñas, sobre todo, antes de manipular alimentos y
comer, después de tocar animales, antes y después de ir al baño y, por supuesto,
cada vez que estén sucias o vuelvan de la calle.

Las manos son de nuestras herramientas más valiosas: con ellas hacemos
gran parte de nuestras tareas diarias, desde jugar, pintar, estudiar y hacer
manualidades hasta comer, rascarnos la piel cuando lo necesitamos, frotarnos los
ojos cuando nos entra alguna basurita, hurgarnos los dientes, acariciar a nuestra
mascota, etc.

Por esto, lavar frecuentemente nuestras manos es un hábito higiénico muy


importante, ya que las manos son los primeros vehículos de virus y bacterias hacia
nuestro cuerpo. Por eso antes de consumir cualquier alimento, antes y después de
ir al baño, después de jugar en el jardín o en el parque, después de hacer las
tareas, después de volver del supermercado con nuestra madre, después de
comer, es decir, siempre que se pueda es un buen hábito lavarse las manos.

4. La higiene de los pies

En verano, los niños y niñas pasan mucho tiempo descalzos. Y, cuando


llega el frío, sus pies siempre están ‘encerrados’ en los zapatos. Por eso, hay más
riesgo de que entren en contacto con gérmenes u hongos. Después de enseñarles
a lavarlos bien por todas partes, la planta, el empeine y entre los dedos, es
esencial que les trasmitamos la importancia de secarlos correctamente. En la
humedad, ya se sabe que proliferan los microorganismos.

Los pies también son una herramienta muy especial de nuestro


cuerpo: soportan nuestro peso cuando estamos de pie, los utilizamos para
caminar, correr, bailar, andar en bicicleta, patinar, etc.

Lavar frecuentemente nuestros pies es muy importante para mantenerlos


saludables. Puesto que generalmente están encerrados entre calcetines y
zapatos, los pies suelen transpirar mucho y estar siempre más calientes y
húmedos que otras partes de nuestro cuerpo.

Este ambiente cálido y húmedo es especial para la proliferación de hongos,


particularmente entre los dedos. Es por ello que debemos siempre lavarlos y
asegurarnos de secarlos y airearlos bien y, cuando se pueda, utilizar productos
como el talco y detectar a tiempo cualquier hongo para tratarlo.

5. El aseo de las uñas

El mejor consejo es que los niños mantengan las uñas cortas, y que no
haya espacio para la acumulación de bacterias. Ya sabemos que las manos van
con frecuencia a los ojos y a la boca. Por eso las uñas de las manos deben
cortarse haciendo una pequeña curva, y en las de los pies, en cambio, el corte
tiene que ser recto, para evitar que se claven los ángulos, lo cual puede resultar
doloroso. Por último, debemos hacer hincapié en que no se tiren de los pellejitos.
Pueden lastimarse, e incluso generar una herida con riesgo de infección.

Un hábito higiénico igualmente importante, pero que no se realiza tan


rutinariamente como los demás, que consiste en cortar y limpiar nuestras uñas.

Las uñas, cuando son demasiado largas, no solo pueden lastimar a


nuestros familiares y amigos cuando los tocamos, sino que también nos pueden
lastimar a nosotros y, además, suelen acumular suciedad que fácilmente ingresa a
nuestro cuerpo cuando nos llevamos las manos a los ojos, la boca o cuando nos
rascamos la piel.

Es una buena práctica cortar nuestras uñas periódicamente y/o lavarlas con
un cepillo para eliminar cualquier cosa que se acumule bajo las mismas.
6. La higiene de la boca

Es un hábito que los chicos deben adquirir desde bien chicos para prevenir
caries, mal aliento y posibles enfermedades. El cepillado de antes de dormir es el
más importante, ya que la proliferación de bacterias es más activa por la noche.
Los dentistas aconsejan que el proceso dure alrededor de 5 minutos.

Mantener una buena higiene oral es muy importante y cepillarnos los


dientes al menos dos veces al día es fundamental para conseguirla. Cepillarnos
los dientes al levantarnos, después del almuerzo y antes de irnos a la cama es
una de las prácticas más recomendadas por los odontólogos, ya que evita que
nuestros dientes sean atacados por algunas bacterias que causan caries dentales.

Las caries dañan permanentemente nuestros dientes y, aunque muchas


veces pasan desapercibidas (no sentimos nada), pueden tener serias
consecuencias, pudiendo hacer que perdamos los dientes afectados; sumado a
que el proceso para removerlas puede ser muy doloroso.
Recordemos que después de que mudamos todos nuestros dientes, los que
salen en su reemplazo nos tienen que alcanzar para toda la vida, ya que no son
reemplazados otra vez.

7. La higiene de los oídos

La mejor manera de mantener limpia esta parte del cuerpo es aprovechar el


momento después de un baño que incluya lavado de cabeza. A la hora de
secarse, hay que repasar bien las orejas con una toalla, por detrás y entre los
pliegues. Podemos secar el oído también, pero con mucho cuidado. Y, muy
importante: nunca debemos introducir ni hisopos ni ningún otro objeto.

El organismo humano cuenta con un sistema propio para la limpieza de los


oídos y Su “funcionamiento” es en realidad muy sencillo: el cerumen o cera
(sustancia cerosa y amarillenta secretada en el conducto auditivo) que se acumula
en su interior se seca y tiende a caer por su propio peso, de manera que con él
arrastra todas aquellas impurezas que se hayan ido acumulando en el interior del
oído.

Aunque la higiene del oído es sumamente importante para su cuidado,


suele ser muy habitual que en realidad no le demos la importancia que tiene,
especialmente en lo que se refiere a llevar a cabo una higiene lo más correcta
posible. A diferencia de lo que tradicionalmente se piensa, no es recomendable
utilizar aplicadores de algodón, dado que pueden empujar la cera cada vez que los
usemos, y formar lo que médicamente se conoce como tapón de cera, que puede
conllevar ciertos riesgos para nuestra salud auditiva, ocasionando pérdida de
audición temporal, dolor y autofonía (tener la sensación de que, cuando hablamos,
escuchamos nuestra propia voz).

8. El cuidado de los ojos

Los ojos son unos de los órganos más sensibles del cuerpo y por tanto
necesitan estar limpios para mantenerse libres de infecciones. Cuando las
glándulas lagrimales funcionan de una manera normal, los ojos se lavan
continuamente con su secreción y no necesitan limpieza adicional. Si no
podemos obtener una enfermedad ocular (irritación, infecciones), Si bien hay
patologías cuyas causas no se pueden controlar, es bueno conocer esos hábitos
de higiene de los ojos que minimizan los riesgos. 

El Higiene y cuidado de los ojos es la limpieza de las secreciones de los


ojos, no es extraño que a determinada hora del día los ojos se irriten y piquen.
Esto se debe a que los ojos han estado expuestos durante todo el día a polvo,
radiación solar, partículas y gérmenes en el aire, entre otros factores que pueden
afectar a nuestros ojos.
Si bien nuestras pestañas y glándulas lacrimales son responsables de evitar
que estas partículas ingresen al ojo, a veces puede que necesitemos ayuda de
una higiene ocular para eliminar cualquier tipo de molestia en el interior del ojo.

Una correcta higiene ocular garantiza una perfecta visión y previene


cualquier tipo de infección por eso hay que recordar que mantener una higiene
ocular eficaz para así reducir los riesgos de infección, y aportar a tu visión calidad
y bienestar. 

los oj
9. La higiene de la nariz

Las alergias y otros problemas respiratorios temporales producen


mucosidad, y su exceso puede obstruir las fosas nasales y dificultar la respiración.
Es importante que los chicos sepan cómo sonarse la nariz; llevar siempre
pañuelos limpios, y evitar tocarse la nariz con las manos sucias.

La limpieza de la nariz tiene una de las funciones más importantes, el olfato,


la nariz forma parte de la respiración, esta modifica el aire para que al entrar a los
pulmones tenga la temperatura adecuada, y este fuera de cualquier partícula una
vez ingrese a los pulmones. en pocas palabras la nariz se comporta como un filtro,
produciendo una mucosidad que actúa como lubricante, pero este en exceso
puede obstruir las fosas nasales, al limpiar la nariz es retirar este exceso de moco
que se formó por las partículas en el aire, es recomendable hacerlo con un
pañuelo limpio, expulsando con fuerza el aire de una de las cavidades de la nariz.

Por eso si la obstrucción es recurrente, se pueden realizar lavados con


suero, o tomar vapores de agua, así se afloja este moco y puede ser expulsado
con más facilidad. En el caso de los niños también se utiliza un paño limpio y
lavarse las manos antes de manipular la nariz, y de esta manera evitar posibles
infecciones.

10. Mantener la higiene en el baño

A lo largo del día ingerimos alimentos y líquidos que nos ayudan a


hidratarnos y nutrirnos. Nuestro cuerpo no aprovecha todo lo que introducimos en
él durante la digestión, por lo que siempre vamos a vernos en la necesidad de
eliminar los desechos no aprovechados y subproductos de este proceso.
Esto lo hacemos corrientemente a lo largo del día cuando orinamos y
evacuamos, ya que es un proceso normal y perfectamente natural.

Por eso cuando los niños empiezan a ir al baño solos, tienen que aprender
a limpiarse bien, ya que los genitales son una parte del cuerpo que requiere de
especial atención para evitar posibles infecciones. Es muy importante que las
niñas sean conscientes de que deben limpiarse de adelante hacia atrás. Después
de utilizar el inodoro, tienen que tirar de la cadena y comprobar que haya quedado
limpio. Por último, recordar siempre la importancia de lavarse inmediatamente las
manos con agua y jabón.

Referencias Bibliográficas

Real Decreto 485/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones mínimas en materia de


señalización de seguridad y salud en el trabajo, BOE n.º 97 de 23-4-1997, España
[20-1-2008

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