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T.P Nro.02

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ALUMNA: MARINA GISELA CASTILLO.

DNI: 29.754.242

1-Lea el Capítulo X: La Revolución Cultural y el Capítulo XI: La


Revolución Social de Erick Hobsbawm, Historia del Siglos XX.
Ed. Crítica. 1998.

2-Elabore un breve ensayo (que no supere las dos carillas)


sobre las razones por las que el autor habla de una Revolución
Social y Cultural durante el Siglo XX.

DESARROLLO

Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX.-

1-Introducción.-

La intensidad de los cambios en un periodo como el siglo XX da muestra de


extremos inesperados.
La finalidad del presente ensayo es conocer la historia para comprender el
presente, sus procesos y más allá de los sucesos, otorgar una función esencial
a la comprensión, que es poder interpretarla, a donde se dirigen los hombres y
tal vez, a donde deberían dirigirse.

2-Desarrollo.-

El siglo XX fue un siglo de paradojas. En un mismo siglo el ascenso del


capitalismo -y en específico un modelo social demócrata de capitalismo-
parecía inevitable, pero las crisis económicas trajeron consigo a la ideología
rival, el neoliberalismo en puerta.
El desempleo, la crisis recurrente en los países del tercer mundo, en especial
en América Latina, fueron el signo de la época. Las políticas de liberalización,
control de cambios, privatización y manejo macroeconómico se volvieron
dominantes. Pero este extremo de la economía, el cual resolvía según su visión
los problemas de ajuste de la economía mixta, sigue teniendo hasta nuestras
fechas la carga de la pobreza y la desigualdad que parecía abatir la edad de
oro.
1
Pero comenzaremos haciendo referencia al Capítulo XI donde hace referencia
el autor a la Revolución Cultural. La mejor forma de acercarnos a esta
revolución cultural es a través de la familia y del hogar, es decir, a través de la
estructura de las relaciones entre ambos sexos y entre las distintas
generaciones
No obstante, a pesar de las variaciones, la inmensa mayoría de la humanidad
compartía una serie de características, como la existencia del matrimonio
formal con relaciones sexuales privilegiadas para los cónyuges (el «adulterio»
se considera una falta en todo el mundo), la superioridad del marido sobre la
mujer («patriarcalismo») y de los padres sobre los hijos, además de la de las
generaciones más ancianas sobre las más jóvenes, unidades familiares
formadas por varios miembros, etc.
Sin embargo, en la segunda mitad del siglo xx esta distribución básica y
duradera empezó a cambiar a la velocidad del rayo, por lo menos en los países
occidentales «desarrollados», aunque de forma desigual dentro de estas
regiones.
Por otra parte, la «autonomía» de la juventud como estrato social
independiente quedó simbolizado por un fenómeno que, a esta escala, no tenía
seguramente parangón desde la época del romanticismo, la «juventud» pasó a
verse no como una fase preparatoria para la vida adulta, sino, en cierto sentido,
como la fase culminante del pleno desarrollo humano.
La importancia principal de estos cambios estriba en que, implícita o
explícitamente, rechazaban la vieja ordenación histórica de las relaciones
humanas dentro de la sociedad, expresadas, sancionadas y simbolizadas por
las convenciones y prohibiciones sociales.
En otro apartado de la obra del autor, en el Capítulo X La Revolución Social, la
novedad de una transformación estriba tanto en su extraordinaria rapidez como
en su universalidad.
El cambio social más drástico y de mayor alcance de la segunda mitad de este
siglo, y el que nos separa para siempre del mundo del pasado, es la muerte del
campesinado.
Lo que pocos hubiesen podido esperar en los años cuarenta era que para
principios de los ochenta ningún país situado al oeste del telón de acero tuviese
una población rural superior al 10 por 100,
En América Latina, el porcentaje de campesinos se redujo a la mitad en veinte
años en Colombia (1951-1973), en México (1960-1980) y —casi— en Brasil
(1960-1980), y cayó en dos tercios, o cerca de esto, en la República
Dominicana (1960-1981), Venezuela (1961-1981) y Jamaica (1953-1981).
El mundo de la segunda mitad del siglo xx se urbanizó como nunca.
Casi tan drástico como la decadencia y caída del campesinado, y mucho más
universal, fue el auge de las profesiones para las que se necesitaban estudios
secundarios y superiores. Pero, tanto si la alfabetización de las masas era
general como no, la demanda de plazas de enseñanza secundaria y, sobre
todo, superior se multiplicó a un ritmo extraordinario, al igual que la cantidad de
gente que había cursado o estaba cursando esos estudios.
También el autor hace alusión al rol de las mujeres, como grupo, quienes se
convirtieron en una fuerza política destacada como nunca antes lo habían sido.
El primer, y tal vez más sorprendente, ejemplo de esta nueva conciencia sexual
fue la rebelión de las mujeres tradicionalmente fieles de los países católicos
contra las doctrinas más impopulares de la Iglesia.-

CONSIDERACIONES GENERALES

La revolución cultural de fines del siglo xx debe entenderse como el triunfo del
individuo sobre la sociedad o, mejor, como la ruptura de los hilos que hasta
entonces habían imbricado a los individuos en el tejido social.

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