Redes de Apoyo Familiafr
Redes de Apoyo Familiafr
Redes de Apoyo Familiafr
Índice
Introducción............................................................................................................................. 1
Objetivo del boletín............................................................................................................... 3
Metodología............................................................................................................................. 4
Resultados................................................................................................................................ 5
1) Percepción sobre apoyo en redes para ayuda económica y laboral........................... 5
2) Percepción sobre apoyo en redes para ayuda en el cuidado de personas............. 11
3) Redes para el cuidado de personas, reciprocidad y uso del tiempo........................ 17
Comentarios finales.............................................................................................................21
Bibliografía..............................................................................................................................24
Introducción
Las redes de apoyo familiar y social constituyen una fuente de recursos materia-
les, afectivos, psicológicos y de servicios, que pueden ponerse en movimiento para
hacer frente a diversas situaciones de riesgo que se presenten en los hogares,
como falta de dinero o empleo, como apoyo en caso de una enfermedad o para
el cuidado de niñas, niños o personas adultas mayores. Nos referimos a las redes
mediante las cuales las personas crean lazos entre sí para brindarse apoyo y no
a las extendidas redes virtuales que cada vez cobran mayor importancia con las
tecnologías de la información.
Uno de los aspectos positivos de las redes es que pueden evitar problemas de
salud mental, como el estrés y la depresión. Algunos estudios han mostrado que
la depresión está negativamente relacionada con el apoyo social, es decir, que las
personas con bajos niveles de apoyo, suelen presentar una mayor sintomatología
1
Guzmán y cols., 2002; Bayón y Mier y Terán, 2010.
2
depresiva y viceversa.2 Las redes también pueden tener un papel fundamental cuando
se enfrentan situaciones de crisis en el hogar, sobre todo entre grupos sociales vulne-
rables (por ejemplo, personas adultas mayores, con discapacidad física o mental o con
enfermedades crónicas), no cubiertos por la protección social formal (CEPAL 2007).
En el sentido positivo o negativo de las redes influyen diversos factores, entre los que
se encuentran: las características sociales y económicas, los rasgos de personalidad, los
recursos dentro de las redes, la calidad de las relaciones interpersonales y la reciproci-
dad de apoyo entre las y los integrantes. Además, el lugar donde se vive determina en
gran medida las oportunidades y necesidades de las personas, mismas que responden
al contexto mayor en el cual se insertan y al funcionamiento del Estado y del mercado.4
Nos interesa identificar el papel que tienen las redes de apoyo en nuestro país en su sen-
tido positivo, en el que dichas redes se basan en la confianza, reciprocidad y están relacio-
nadas con el sentido de pertenencia a una comunidad: la familia, la cuadra, la colonia, el ba-
rrio; y hasta dónde estas redes forman parte de la cotidianeidad de la sociedad mexicana.
2
Abril, 1998; Asili, Galavanovskis, & Reig, 1997; citado en Palomar y Cienfuegos, 2007.
3
Kabeer, 2000 citado en CEPAL, 2007.
4
Bayón y Mier y Terán, 2010.
5
El CONEVAL define el índice de percepción de las redes sociales como el grado de percepción que las personas de doce
años o más tienen acerca de la dificultad o facilidad de contar con apoyo de redes de apoyo en distintas situaciones
hipotéticas: necesidad de ayuda para ser cuidado en una enfermedad; ayuda para obtener la cantidad de dinero que
se gana en un mes en su hogar; ayuda para conseguir trabajo; ayuda para que lo acompañen al doctor; para obtener
cooperación para realizar mejoras en la colonia o localidad y, según sea el caso, ayuda para cuidar a los niños y niñas del
hogar. Este índice de percepción forma parte de los componentes del indicador de cohesión social, por lo que hace refe-
rencia a población en espacios territoriales y no a población en sí misma. Para mayor información sobre la construcción
de este índice consultar: Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Metodología para la medición
multidimensional de la pobreza en México, México D.F. CONEVAL, 2009.
6
CONEVAL, Medición de la pobreza, Estados Unidos Mexicanos, 2012, Indicadores de contexto territorial (cohesión
social), 2010-2012. CONEVAL, 2012.
3
transformaciones se explican en parte por la mayor asistencia es- Es cuestionable que se trate
colar de niñas, niños y jóvenes, el ingreso creciente de las mujeres de encontrar soluciones en las
al mercado laboral y el control de los nacimientos, todo esto influ- redes de apoyo a problemas
ye en las formas en cómo se relacionan las y los integrantes de las inherentes a la situación
familias, asimismo, conduce a cambios en el papel que tienen las socioeconómica del país y a la
familias en la sociedad. Por otra parte, las oportunidades laborales falta de provisión de servicios
y las condiciones de pobreza y de precariedad en algunos empleos, por parte del Estado.
la inseguridad en las calles, la falta de acceso a servicios de salud,
la falta de infraestructura y servicios públicos, entre otros, son fac-
tores que generan necesidades que no siempre las familias están en condiciones de sa-
tisfacer por sí solas. A su vez, las mismas condiciones debilitan los lazos comunitarios.7
Metodología
La fuente de datos utilizada es el Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la En-
cuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (MCS-ENIGH) 2012, en particu-
lar las secciones sobre redes sociales y uso del tiempo.
7
Bayón y Mier y Terán, 2010.
4
Además de las diferencias por sexo y condición de pobreza, se analizan las diferencias
por edad, relación de parentesco, tamaño de la localidad de residencia, condición de
habla de lenguas indígenas y tiempo dedicado al trabajo doméstico no remunerado.
El MCS-ENIGH incluye preguntas que indagan sobre la percepción que tienen las per-
sonas de 12 años y más del grado de dificultad o facilidad para recibir ayuda o coope-
ración en algunas situaciones hipotéticas, de las cuales elegimos las siguientes:
Resultados
Los resultados corresponden a la percepción de la población de 12 años o más, grupo
al que se aplicaron las secciones de Redes Sociales y Uso del Tiempo en el MCS-ENIGH.
8
De acuerdo con la definición oficial de pobreza multidimensional, se considera población en situación de pobreza a aque-
lla que su ingreso es menor o igual a la línea de bienestar, que son los recursos suficientes para satisfacer sus necesida-
des básicas (alimentarias y no alimentarias). Para mayor información sobre la definición de pobreza multidimensional,
consúltese CONEVAL, 2009.
9
En el Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la ENIGH 2012 las “redes de apoyo” se preguntan como “redes
sociales”.
10
El Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la ENIGH 2012 hace una categorización más amplia, sin embargo para
simplificar y rescatar la categoría que consideramos más importante analizar, agrupamos las categorías difícil o imposi-
ble y fácil o muy fácil.
5
Gráfica 1. Porcentaje de la población que cree que conseguir ayuda es difícil o imposible, por tipo de ayuda según sexo, 2012
80.8
80 74.9
71.7
70 66.1
60
Mujeres
50
Hombres 41.0
40 36.0 35.4
31.1
30
23.2
20.9
20
10
0
Dinero Trabajo Cuidado Acompañar Cuidado
en enfermedad al médico de menores
Gráfica 2. Porcentaje de población que cree imposible o difícil conseguir ayuda para que alguien
le preste la cantidad de dinero que se gana en su hogar en un mes, por sexo y situación de pobreza, 2012
100
86.3
80.8 80.9
80 74.9 76.5
70.6
60
40
20
0
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Total Pobres No pobres
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
¿Cree usted que si necesitara pedir a alguien la cantidad de dinero que se gana en su
hogar en un mes, sería…?
74.9% de los hombres y 80.8% de las mujeres consideran imposible o difícil pedir a
alguien la cantidad de dinero que se gana en su hogar en un mes, véase Gráfica 2.
Para mujeres y hombres en situación de pobreza resulta más difícil pedir dinero que
para las personas no pobres, lo cual responde probablemente a que sus redes tienen
menos posibilidades de brindarles ayuda económica. Palomar y Cienfuegos (2007)
encuentran que la familia permanece como el espacio primario de apoyo en situacio-
nes de necesidad económica, principalmente para las personas con mayores recursos
económicos. Por su parte, González de la Rocha (1999, citada en Guzmán, 2002)
señala que la crisis y reestructuración económica de los años noventa generó una si-
tuación donde “la familia, como instancia que resuelve los problemas de escasez, ha
experimentado cambios en su organización y en su posibilidad de responder con sus
estrategias tradicionales de sobrevivencia.” Para las mujeres la percepción de dificul-
tad o imposibilidad de conseguir dinero en caso de necesitarlo es mayor que para los
hombres, en todos los casos; las mujeres en situación de pobreza son quienes están en
mayor desventaja, véase Gráfica 2.
Cuadro 1. Porcentaje de población que cree imposible o difícil conseguir ayuda para que alguien le preste
la cantidad de dinero que se gana en su hogar en un mes, según algunas características, por sexo, 2012
Características Total Hombres Mujeres
Edad
12-19 81.8 81.3 82.3
20-29 74.5 70.7 78.2
30-59 77.6 73.3 81.5
60 y más 78.5 76.7 80.0
Relación de parentesco
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
El mayor porcentaje de personas que perciben imposible o difícil pedir dinero corres-
ponde a las mujeres hablantes de lenguas indígenas (89.7%), lo cual es una muestra
más de sus condiciones de desventaja y un indicativo de su menor autonomía econó-
mica y en la toma de decisiones, véase Cuadro 1.
Para las mujeres, independientemente
Ayuda para conseguir trabajo de su edad, relación de parentesco
en el hogar, localidad de residencia y
¿Cree usted que si necesitara pedir ayuda para conseguir condición de habla de lengua indígena,
un trabajo, sería…? la percepción de dificultad para
conseguir dinero es mayor que para
No tener trabajo representa una situación difícil para la di- los hombres.
námica familiar y pone en riesgo o recrudece los niveles de
Gráfica 3. Porcentaje de población no inserta en el mercado laboral que cree difícil o imposible
pedir ayuda para conseguir un trabajo, por sexo y situación de pobreza, 2012.
80 74.9
71.7
68.6 69.5
70 66.1
63.4
60
Mujeres
50
Hombres
40
30
20
10
0
No pobres Pobres Total
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Se refiere a la población de 12 años y más que no trabajó durante el mes anterior a la entrevista.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
bienestar de las personas. Las mujeres, más que los hombres, perciben imposible o difícil
pedir ayuda para conseguir un trabajo, 71.7% de las mujeres no económicamente activas
y 66.1% de los hombres en la misma situación dieron esta respuesta, véase Gráfica 3.
Las personas adultas mayores y en mayor medida las mujeres (82.6%) que los hombres
(77.7%), son quienes perciben más dificultad para recurrir a redes familiares o sociales
para conseguir un empleo. Le siguen las mujeres y los hombres que son jefes (as) de su
hogar, 81.1 y 76.8%, respectivamente. Véase Cuadro 2.
El grupo de población que presenta los porcentajes menores de personas que creen
difícil o imposible conseguir ayuda para tener un trabajo se observa entre las mujeres y
los hombres que tienen entre 20 y 29 años de edad, y de estos, los hombres (51.9%).
Se trata de hombres jóvenes que están iniciando su trayecto-
ria laboral y que probablemente tengan niveles de escolaridad
Las mujeres, más que los
y relaciones personales que les abran más posibilidades que
hombres, y las personas adultas
a hombres mayores, que ya no son tan fácilmente aceptados
mayores, más que las jóvenes,
en el mercado laboral. En este sentido, como señalan Palomar
perciben imposible o difícil pedir
y Cienfuegos (2007), la capacidad de aumentar sus recursos
ayuda para conseguir un trabajo.
mediante redes es superior entre las personas con mejor nivel
9
En el caso femenino, el porcentaje es mayor (60.7%). Si bien las mujeres jóvenes pue-
den estar igualmente capacitadas para el trabajo que los hombres, un porcentaje impor-
tante percibe que sus redes de apoyo difícilmente le ayudarán a encontrar un trabajo.
Cuadro 2. Porcentaje de población que no trabaja en el mercado laboral que cree difícil o imposible pedir
ayuda para conseguir un trabajo, por algunas características, según sexo, 2012
Total Hombres Mujeres
Edad
12-19 66.3 64.9 67.6
20-29 58.2 51.9 60.7
30-59 73.2 67.6 74.3
60 y más 80.9 77.7 82.6
Relación de parentesco
Jefe(a) 78.9 76.8 81.1
Cónyuge 75.3 72.5 75.3
Hijo(a) 63.4 61.7 64.9
Localidad de residencia
Rural 73.6 67.6 75.8
Urbano 68.8 65.8 70.4
Condición de habla de lengua indígena
Hablante 81.0 74.0 83.3
No hablante 69.2 65.8 70.9
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Se refiere a la población de 12 años y más que no trabajó durante el mes anterior a la entrevista.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
Para las personas más desfavorecidas Entre las personas que hablan lengua indígena en relación
socioeconómicamente a la escasez de con las que no lo hacen, el mayor porcentaje corresponde
redes se suma la poca efectividad a las mujeres hablantes de lenguas indígenas, grupo en el
de éstas. que 83.3% percibe imposible o muy difícil pedir ayuda para
conseguir un empleo, véase Cuadro 2.
Es posible que para las personas más desfavorecidas el problema no sea la esca-
sez de redes, sino que el tipo de redes a las que pueden recurrir son limitadas, en
términos de su efectividad para proveer ciertos recursos, particularmente recursos
monetarios o de empleo.
Las transformaciones que se han dado en las familias mexicanas, en los patrones de
enfermedad de las personas y el envejecimiento de la población genera nuevas y más
necesidades de cuidado de sus miembros; adicionalmente, las crisis económicas y las
condiciones del mercado de trabajo han transformado también las exigencias para
mujeres y hombres.
Los hogares han reducido su número de integrantes, se han incrementado los mono-
parentales, unipersonales y los de mujeres sin pareja e hijos. También son más fre-
cuentes los hogares con adultos mayores, y si bien debido a la baja en los niveles de
fecundidad, los hogares con niñas y niños pequeños son cada vez menos numerosos,
siguen representando un número importante.13
¿Cree usted que si necesitara pedir ayuda para que le cuiden a usted en una enferme-
dad, le sería…?
A diferencia de los altos porcentajes de población que percibe “imposible o difícil con-
seguir ayuda” para conseguir dinero o empleo, la percepción sobre “pedir ayuda para
que lo(a) cuiden a usted en un enfermedad” muestra porcentajes menores aunque
significativos.14 En relación con la percepción de lo difícil o imposible de conseguir este
tipo de ayuda, se observa que las mujeres lo perciben más difícil que los hombres y las
mujeres pobres, más que las no pobres; por otro lado, se puede observar que las dife-
13
Bayon y Mier y Terán 2007.
14
En consecuencia las respuestas “fácil o muy fácil” son más altos (para el total de la población alrededor del 53%; el ma-
yor porcentajes es 70.9% que corresponde a los hombres no pobres y el menor es 35.5% correspondiente a las mujeres
pobres hablantes de lenguas indígenas).
11
Gráfica 4. Porcentaje de población que cree difícil o imposible conseguir ayuda para que le cuiden en una enfermedad
o le acompañen al doctor, por sexo y situación de pobreza, 2012
50 47.0
41.0 41.7
40
36.0 36.4
31.8
Cuiden en enfermedad 28.3
30
Acompañar al doctor 25.6
23.2
20.9
19.4
20 17.5
10
0
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Total Pobres No pobres
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
Gráfica 5. Porcentaje de población de hogares donde hay menores de 15 años de edad, por grado de dificultad que cree tener
para conseguir ayuda para que cuiden a los(as) niños(as) de su hogar, según condición de pobreza, 2012
100
80
40
35.4 40.4
20 31.1 36.2
26.0 30.3
0
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Total En situación de pobreza No pobres
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
12
rencias entre mujeres y hombres cuando se trata de que sean acompañados al doctor
son menores, pero estas diferencias se agudizan si lo que requieren es ser cuidados o
cuidadas debido a una enfermedad, para ambos sexos es más difícil conseguir ayuda
para esto último. Véase Gráfica 4.
Los resultados son comparables con los de otros estudios. Por ejemplo, la ENFAVU
2006 señala que 40% de la población no tiene redes de apoyo para el cuidado de un
integrante del hogar que padezca alguna enfermedad.15
Esto constituye un llamado de atención, sobre todo si se toman en cuenta los resulta-
dos del Banco Mundial que indican que una de cada diez personas en América Latina
y el Caribe sufre algún tipo de discapacidad, y que ocho de cada diez de ellas vive en
pobreza.16 Si bien no necesariamente todas las personas con discapacidad requieren
de la ayuda de otras personas para su cuidado, la posibilidad de ello se incrementa en-
tre la población en situación de pobreza y con pocas posibilidades de conseguir apoyo
en sus redes sociales y familiares.
Más de dos quintas partes de Más de dos quintas partes de las personas adultas mayores consi-
las personas adultas mayores dera que le resultaría muy difícil o imposible conseguir ayuda para
considera que le resultaría que le cuiden durante un periodo de enfermedad. Esto representa un
muy difícil o imposible foco de atención en términos de políticas públicas en una población
conseguir ayuda para que le en proceso de envejecimiento demográfico, debido entre otras cosas
cuiden durante un periodo de a la baja cobertura de seguridad social y a la ausencia de servicios
enfermedad. públicos para el cuidado de este grupo de población. La Encuesta Na-
cional sobre Discriminación en México (ENADIS) 2010, indica que el
cuidado de personas adultas mayores se da en un 80% por integran-
tes de la familia (esposa o esposo, hijos e hijas), un 6.5% no es atendida por nadie cuando
se enferma, y apenas un 11% recibe ayuda de otras personas, familiares o no familiares.
En relación con el parentesco con el jefe o jefa de hogar, son precisamente las y los jefes
quienes en mayor medida perciben dificultad para recibir cuidados en alguna enferme-
dad, porque su misma situación de responsables del hogar los ubica como cuidadores
de los demás; el mayor porcentaje corresponde a las mujeres jefas, como reflejo de las
condiciones sociales de género, por lo que ellas son quienes asumen la responsabilidad
del cuidado de otros, lo mismo que las cónyuges cuando el jefe es hombre. Es decir,
15
Bayón y Mier y Terán, 2007.
16
Citado en Bayón y Mier y Terán, 2010, p. 50.
13
Cuadro 3. Porcentaje de población que cree difícil o imposible conseguir ayuda para que le cuiden en una
enfermedad o le acompañen al doctor, por algunas características, según sexo, 2012
Que le cuiden en una enfermedad Que le acompañen al doctor
Características
Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
Total 38.6 36.0 41.0 22.1 20.9 23.2
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
ellas se identifican más como cuidadoras que como sujetas de recibir cuidados.17 En
este sentido, las hijas e hijos son quienes en menor medida piensan que les sería difícil
o imposible pedir ayuda para que los cuiden en caso de enfermedad, véase Cuadro 3.
Por el contrario, los hombres tienen más claro que pueden ser cuidados por alguna
mujer de su hogar, en particular por su cónyuge, lo cual también es consecuencia del
rol aprendido desde la infancia, que les facilita asumirse con derecho a ser cuidados.
Esta situación de género, que se reproduce entre generaciones, corresponde con los
resultados de la ENADIS 2010 que señalan que, entre las personas adultas mayores,
cuando los hombres se enferman, un 44.5% son cuidado por sus esposas; mientras
que en el caso de las mujeres, sólo 22.5% son cuidadas por sus esposos; ellas en ma-
yor medida reciben cuidados de sus hijas (31.9%) e hijos (29.7%).
Las mujeres hablantes
En el ámbito rural, más que en el urbano, se considera que es muy
de lenguas indígenas son
difícil o imposible pedir ayuda para recibir cuidados en caso de en-
quienes en mayor medida
fermedad; más para las mujeres que para los hombres. Tal per-
perciben la imposibilidad o
cepción de dificultad es más frecuente en la población hablante
dificultad de pedir ayuda en
de lenguas indígenas que en la población no hablante. Las mujeres
caso de enfermedad
hablantes de lenguas indígenas son quienes en mayor medida per-
Según datos de la Encuesta Laboral y de Corresponsabilidad Social (ELCOS) 2012, alrededor de tres cuartas partes de
17
las personas que realizan trabajo de cuidado en sus hogares, son mujeres (INMUJERES, 2014)
14
¿Cree usted que si necesitara pedir ayuda para que lo(a) acompañen al doctor, le sería…?
Los resultados del Cuadro 3 muestran que la población percibe menos difícil conseguir
que la acompañen al doctor, que conseguir que la cuiden en una enfermedad. Son re-
lativamente bajos los porcentajes de personas que dijeron que lo consideran difícil o
imposible (20.9% de los hombres y 23.2% de las mujeres).18 Esto puede estar relacio-
nado con el tiempo que se requiere para otorgar ambos tipos de ayuda. Cuidar en una
enfermedad implica más tiempo y muy probablemente más dedicación y diversidad de
actividades de cuidado; mientras que el acompañamiento pudiera ser eventual, lo que
reduce la necesidad de tiempo disponible. Las o los cuidadores potenciales tendrían
que ser personas con mayor disponibilidad de tiempo para cuidar, lo cual puede resul-
tar más complicado, particularmente en zonas urbanas.
Las personas de 60 años y más consideran más difícil conseguir ayuda de acompaña-
miento, que personas más jóvenes. En este grupo de edad las diferencias entre mu-
jeres y hombres son muy bajas (26.9% de los hombres y 27.9% de las mujeres). Es
importante notar que ante la necesidad de acompañamiento, que podría pensarse no
demanda tanto tiempo o dedicación como el cuidado durante una enfermedad, cerca
de una tercera parte de las personas adultas mayores piensa que le resultaría muy
difícil o imposible conseguir ayuda. Véase Cuadro 3.
¿Cree usted que si necesitara pedir ayuda para que cuiden a las y los niños en este
hogar, le sería…?19
En general son más bajos los porcentajes de personas que consideran difícil o impo-
sible conseguir ayuda para que cuiden a las y los niños del hogar, que en el resto de
situaciones consideradas, lo que pudiera indicar una mayor apertura para dar este tipo
18
En consecuencia los porcentajes de personas que lo consideran fácil o muy fácil son para el total de mujeres 69% y para
el total de hombres 70.8%.
19
Acotamos los resultados para población en hogares con menores de 15 años.
15
de apoyo e incluso puede responder a que es una situación más frecuente por la es-
tructura joven de la población actual, caracterizada por una proporción alta de niñas y
niños. No obstante, alrededor de una tercera parte de las personas lo considera impo-
sible o difícil, porcentaje que se incrementa entre las mujeres en situación de pobreza
(40.4% de ellas piensa que es imposible conseguir ayuda para que cuiden a las niñas
y niños de su hogar). El menor porcentaje lo presentan los hombres y las mujeres no
pobres (26.0% de ellos y 30.3% de ellas), véase Gráfica 5.
Las y los jóvenes menores de 30 años (12-19 y 20-29) presentan los menores por-
centajes de personas que perciben difícil o imposible conseguir este tipo de ayuda,
28.3% de las mujeres y 26.9% de los hombres, véase Cuadro 4. Es probable que sean
sus madres de quienes reciben o esperan recibir ayuda. Los resultados de otras en-
cuestas muestran que las abuelas son las principales cuidadoras de las niñas y niños
cuando sus mamás trabajan para el mercado (ENNESS, 2009). También se ha visto
una participación importante de tías. (INMUJERES, 2014).
En relación con el parentesco y jefatura del hogar, las mujeres jefas y cónyuges son
quienes consideran más difícil o imposible conseguir ayuda para el cuidado de niñas
y niños del hogar, 41.5% y 39.1%, respectivamente. Ello responde a las condiciones
sociales de género que les asigna la responsabilidad del cuidado y crianza de las y los
hijos, y reducen sus posibilidades de ser sustituidas en ello.
Las ayudas recibidas forman parte de los recursos que las familias pueden movilizar
en diferentes situaciones y momentos. A la vez, la posibilidad de brindar apoyo genera
lazos donde el receptor está obligado, de diversas maneras, a alguna forma de recipro-
cidad (ENDIFAM 2005). Sin embargo, hay quien se cuestiona las posibilidades actuales
de un intercambio recíproco que implica costos en tiempo, disponibilidad y, sobre todo,
una inversión material tanto en bienes como en servicios, en contextos de deterioro
del empleo y de agudización de la pobreza.20
Enríquez, 2000.
20
16
Cuadro 4. Porcentaje de población de hogares donde viven menores de 15 años que cree difícil o imposible conseguir
ayuda para que cuiden a los(as) niños(as) en su hogar, por algunas características, según sexo, 2012
Total
Característica
Total Hombres Mujeres
Total 33.4 31.1 35.4
Edad
12-19 27.6 26.9 28.3
20-29 33.8 30.3 36.5
30-59 35.8 33.3 38.0
60 y más 36.9 36.1 37.5
Parentesco
Jefe(a) 35.8 34.2 41.5
Cónyuge 38.8 31.8 39.1
Hijo(a) 28.1 27.0 29.1
Otro familiar 31.2 29.8 32.2
Tamaño de localidad
Rural 37.3 35.8 38.6
Urbano 32.1 29.6 34.3
Hablantes de lenguas indígenas
Hablante 46.3 44.8 47.5
No hablante 32.4 30.1 34.5
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
Como una forma de identificar si se percibe reciprocidad en las redes de apoyo para el
cuidado de personas, en esta sección se aborda la percepción de las personas que realizan
trabajo de cuidados, sobre el acceso a redes que tienen para conseguir cuidado en caso
de ser ellas quienes lo necesiten por enfermedad. Adicionalmente se estudia la percepción
de dificultad de recibir ayuda en personas con diferentes cargas de trabajo doméstico.21
Reciprocidad en el cuidado
De acuerdo con el principio de reciprocidad, se esperaría que las personas que cuidan
a otras deberían considerar que ellas también tendrán ayuda y cuidados en caso de
necesitarlos. Sin embargo, los resultados muestran que 37% de los hombres y 44% de
las mujeres que participan en el trabajo de cuidados, consideran muy difícil o imposible
conseguir ayuda para que alguien lo cuide en caso de necesitarlo. Esta percepción es
más frecuente en la población pobre que en la población no pobre, para ambos sexos,
pero siempre en desventaja para las mujeres, véase Gráfica 6.
El MCS-ENIGH incluye una sección de preguntas sobre uso del tiempo. Entre otras, se pregunta por el tiempo dedicado
21
a cuidar, atender sin pago y de manera exclusiva a niños, ancianos, enfermos y discapacitados; reparar o dar manteni-
miento a su vivienda, muebles, aparatos domésticos o vehículos; realizar quehaceres del hogar; y acarrear agua o leña.
17
Gráfica 6. Porcentaje de población que realiza trabajo de cuidados y cree difícil o imposible conseguir ayuda
para que le cuiden en una enfermedad, por sexo y situación de pobreza, 2012
49.2
50
44.0
41.6
39.1
40 37.0
32.8
30
20
10
0
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Total Pobres No pobres
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
Las diferencias entre población hablante de lenguas indígenas y no hablante son muy
grandes. Las personas de habla indígena perciben muchas menos posibilidades de re-
cibir ayuda en caso de enfermedad que las no hablantes. Las mujeres hablantes de
lenguas indígenas son quienes en mayor medida consideran difícil o imposible recibir
ayuda en caso de ser ellas quienes necesiten cuidados (63%), aun cuando participen
en el trabajo de cuidados a otras personas. Véase Gráfica 7.
Los resultados de este apartado muestran que la reciprocidad en las redes familiares
y sociales no es una realidad en la sociedad mexicana, sobre todo para las mujeres.
En este caso valdría la pena profundizar sobre ¿por qué las mujeres, que “cumplen
con su papel de cuidadoras” perciben tan difícil la posibilidad de recibir cuidados? ¿por
qué los hombres, que participan menos
en el trabajo de cuidados, perciben me- La realidad muestra que no funciona el principio
nor dificultad de conseguir ser cuidados de reciprocidad en las redes de apoyo: 37% de
en caso de necesitarlo? Citando a Mada- los hombres y 44% de las mujeres que participan
riaga y Sierra (2000), ¿qué reciprocidad en el trabajo de cuidados consideran muy difícil
puede esperarse ante el cumplimiento o imposible conseguir ayuda para que alguien los
de una obligación, algo que se espera cuide en caso de necesitarlo.
deben dar las mujeres? “Nos sentimos
18
Gráfica 7. Porcentaje de población que realiza trabajo de cuidados en su hogar y cree difícil o imposible
conseguir ayuda para que le cuiden en una enfermedad, según tamaño de localidad de residencia
y condición de habla de lenguas indígenas, por sexo y situación de pobreza, 2012
80
70
63
59.8
60
53.4
Total 50
47.9
50
44.1
Hombres 42.1 42.6
39.6 40.3
40 35.7
Mujeres 34.5
30
20
10
0
Rural Urbano Hablante No hablante
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
Realizar actividades domésticas representa otra forma de brindar cuidados a los inte-
grantes del hogar. En esta sección se muestra la diferencia en la percepción de contar
con el apoyo de redes entre quienes dedican mucho tiempo al trabajo doméstico y
quienes lo hacen por tiempos cortos.
Cuadro 5. Porcentaje de población que cree difícil o imposible conseguir ayuda para que le cuiden en una
enfermedad, según quintil de tiempo de trabajo doméstico, por sexo y situación de pobreza, 2012
Quintil de tiempo dedicado a trabajo Total En situación de pobreza No pobres
doméstico (horas) Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
I (menos de 9.8) 28.5 24.4 33.9 29.0 24.8 22.0
II (de 9.9 a 15.0) 35.9 37.4 44.9 43.4 29.4 33.6
III (de 15.1 a 22.0) 36.9 42.8 42.7 47.4 32.8 39.3
IV (de 22.1 a 34.0) 39.3 47.6 44.4 52.1 35.6 43.7
V (más de 34) 44.9 50.9 50.4 55.9 40.6 45.6
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
El Cuadro 8 muestra la percepción que tienen las personas sobre el acceso a redes para
conseguir ayuda en caso de necesitar que las cuiden en una enfermedad. El análisis
bivariado muestra una relación directa importante: a mayor tiempo dedicado al trabajo
doméstico en el hogar, mayor percepción de dificultad de conseguir ayuda.
En todos los casos, excepto en el primer quintil, es decir entre quienes dedican me-
nos tiempo al trabajo doméstico, el porcentaje de mujeres que creen difícil o impo-
sible conseguir ese tipo de ayuda supera al porcentaje de hombres. Las mujeres en
situación de pobreza y que más tiempo dedican al trabajo doméstico en sus hogares,
son quienes menos posibilidades perciben de conseguir ayuda para que las cuiden en
una enfermedad (55.9%).
Los resultados de esta sección muestran una situación que merece atención. La car-
ga excesiva de trabajo doméstico de algunas mujeres, además de la sabida repercu-
sión en menores oportunidades para
realizar actividades para beneficio A mayor tiempo dedicado al trabajo doméstico en el
personal y profesional que abonen hogar, mayor percepción de dificultad de conseguir
a su empoderamiento y autonomía, ayuda para ser cuidado en caso de enfermedad. Las
disminuyen la posibilidad de que ac- mujeres hablantes de lenguas indígenas y con mayor
cedan a dichas redes de apoyo. Es carga de trabajo doméstico son quienes perciben que
posible que se trate de mujeres con les sería más difícil conseguir apoyo de sus redes.
ciertas características que posibiliten
20
Cuadro 6. Porcentaje de población que cree difícil o imposible conseguir ayuda para que le cuiden en
una enfermedad, por lugar de residencia, condición de habla de lengua indígena y quintil de tiempo de
trabajo doméstico, según sexo, 2012
Quintil de tiempo en trabajo
Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
doméstico/característica (horas)
Localidad de residencia Urbana Rural
I (menos de 9.8) 26.1 27.6 23.4 31.8 32.7 30.1
II (de 9.9 a 15.0) 35.6 34.4 35.9 43.3 39.9 44.3
III (de 15.1 a 22.0) 38.2 34.3 41.9 45.9 45.2 46.6
IV (de 22.1 a 34.0) 42.0 37.2 46.1 49.5 46.3 52.1
V (más de 34) 46.0 42.6 49.4 52.8 51.1 54.1
Condición de habla de lenguas indígenas
Hablantes No hablantes
(horas)
Nota: el 100% incluye las opciones “fácil o muy fácil conseguirla”, “ni fácil ni difícil conseguirla” y las categorías no sabe y no responde.
Fuente: Inmujeres con base en ENIGH-MCS 2012.
Estos resultados coinciden con estudios que muestran que las personas con baja auto-
estima y/o bajos niveles de satisfacción con la vida suelen percibir menores cantidades
de apoyo social.23 Se ha podido demostrar que existe una relación importante entre
la autoestima y el apoyo social y que la relación entre estas variables es bidireccional,
pues los altos niveles de apoyo social percibidos favorecen que quien los recibe se per-
ciba a sí mismo y a los demás de manera positiva.24 Tener una alta autoestima implica
un mayor control personal y un alto sentido de aceptación, lo cual favorece un mayor
acceso a redes de apoyo.25
Los datos con que contamos no dan elementos para profudizar al respecto, pero sí para
insistir en la necesidad de hacer una mayor promoción del valor social y económico del
trabajo doméstico no remunerado que realizan millones de mujeres (en 2013 represen-
tó 20.5% del Producto Interno Bruto) y que probablemente no les sea reconocido como
aporte fundamental para sus familias y su comunidad. Es probable que ello contribuya
a que las mujeres, al valorar el trabajo no remunerado que realizan en sus hogares, in-
22
La autoestima es la suma de la confianza y el respeto por uno mismo, refleja el juicio que uno realiza respecto a su ha-
bilidad para enfrentar los desafíos de la vida, comprender y superar sus problemas (Mérzeville, 2004, citado en Palomar
y Cienfuegos, 2007).
23
Daniels & Guppy, 1997; Gurung, et al., 1997; Sarason, et al., 1985; citado en Aduna, 1998; Sinibaldi, 2001. Daniels &
Guppy, 1997; Gurung, et al., 1997; Sarason, et al., 1985; citado en Aduna, 1998; Sinibaldi, 2001.
24
Lakey y Cassady (1990), Sarason, et al. (1983) y Abril (1998), citados en Palomar y Cienfuegos, 2007.
25
Lindorf, 2000; Van Baarsen, 2002, citado en Palomar y Cienfuegos, 2007.
21
Comentarios finales
Los hallazgos presentados en este documento muestran que, en términos generales, la
población mexicana percibe debilidad de sus redes de apoyo como ayuda en situacio-
nes que ponen en riesgo la estabilidad económica, emocional y de salud en los hogares.
Los datos muestran que el apoyo con que cuentan las personas en caso de necesidad
económica, laboral o para el cuidado de personas se percibe de manera distinta en fun-
ción del género, la etapa de vida por la que se transita, la posición de parentesco en el
hogar y es diferente según las condiciones de pobreza, lugar de residencia y condición
de habla de lengua indígena.
El acceso a redes de apoyo se percibe considerablemente más difícil para las mujeres
que para los hombres, más allá de su situación de pobreza, lugar de residencia y con-
dición de habla indígena.
Las personas que viven en situación de pobreza perciben mayor dificultad de acceso a
ayuda de sus familiares, amigos o conocidos, que las personas no pobres.
De las situaciones hipotéticas analizadas, conseguir ayuda para obtener dinero o em-
pleo se percibe más difícil que conseguir ayuda para el cuidado de personas, tanto
para la población en condición de pobreza como para la población no pobre. Para las
primeras, la percepción de dificultad e incluso imposibilidad de apoyo en redes es con-
siderablemente mayor en todos los casos.
Los resultados evidencian una desventaja social más para las personas en situación
de pobreza y para las mujeres. Mayores necesidades relacionadas con su contexto
socioeconómico (necesidades de dinero y empleo) y demográfico (cuidado de perso-
nas enfermas y de niñas y niños), confluyen con mayor dificultad de acceso a redes de
apoyo como estrategia para solventar dichas necesidades.
El contexto en que viven las personas en situación de pobreza aumenta las probabilida-
des de que sus redes de apoyo compartan espacios precarios y limitados recursos para
22
Sin embargo, las condiciones sociales de género prevalecen y reducen para las muje-
res las posibilidades de recurrir a ayuda para actividades que socialmente les han sido
asignadas, como el cuidado de personas y, sobre todo, de niñas y niños.
Los resultados de esta investigación contradicen los estudios antropológicos que han
sostenido que las personas que viven en condiciones precarias tienen extensas redes
que les permiten sobrevivir,26 y aportan a la teoría del capital social que sugiere que a
mayor nivel socioeconómico más redes poseen los individuos.
Las acciones que se propongan deben prestar especial atención a las mujeres, así
como a las personas adultas mayores y a la población indígena, grupos que manifesta-
ron una mayor dificultad para solicitar/recibir apoyo, particularmente en lo referente a
los cuidados, tema central en la agenda de género.
Lomnitz (1974). Cómo sobreviven los marginados, Siglo XXI, México, citado en Rabell, Cecilia, 2005.
26
23
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Instituto Nacional de las Mujeres | Dirección de Estadística | febrero de 2015 | www.inmujeres.gob.mx