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Responsabilidad Civil - J

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Definición de Responsabilidad Civil

La responsabilidad civil pude ser considerada como el área del derecho privado,
concretamente del derecho de las obligaciones y de los contratos que estudia los hechos,
acciones u omisiones que generan daños perjuicios a las personas y contrarían o incumplen
el ordenamiento jurídico, el que se compone de las normas jurídicas de carácter general
como la constitución o la ley, y de las normas jurídicas de carácter particular como lo son
los actos o negocios jurídicos entre esos el contrato o convención. En general la
responsabilidad civil se conoce en la doctrina como el hecho ilícito.
Concepto de Responsabilidad Civil
La responsabilidad civil en términos estrictos es la obligación de reparar daños o perjuicios
derivados de una acción u omisión. La responsabilidad puede tener un origen contractual u
origen extracontractual.
El origen contractual deriva de una relación de un pacto volitivo que celebra las partes y se
hacen recíprocamente o se establecen pactos que se derivan en derecho y obligaciones
recíprocos.
El origen de extracontractual esta no deriva de ninguna relación o pacto volitivo, a su vez la
responsabilidad extracontractual puede ser subjetivo u objetiva, asimismo tanto en
responsabilidad civil como en la del Estado se habla de responsabilidad subjetiva y objetiva.
Si se exige que en la conducta haya existido dolo o al menos culpa (negligencia), sea
probándola o acudiendo a las presunciones legales, estamos ante la llamada
responsabilidad subjetiva. Si no es necesario ningún tipo de dolo o culpa, se denomina
responsabilidad objetiva La conducta puede ser con culpa o sin culpa. Cuando se establece
en determinados casos, por ejemplo, en las actividades peligrosas, que es una
responsabilidad objetiva, se hace para enfatizar que no es necesario acreditar ninguna
culpa o dolo del agente del daño: basta simplemente probar la conducta, por acción u
omisión, el daño y el nexo causa.
Teorías de la responsabilidad civil
• Tesis dualista: precisa que la responsabilidad civil contractual y la responsabilidad civil
extracontractual, son totalmente diferentes, en tal sentido, ameritarían estudios totalmente
independientes o separados. Esta teoría es acogida por nuestro código civil
• Tesis monistas: la responsabilidad civil contractual y responsabilidad civil extracontractual
deben ser estudiadas en forma conjunta.
• Tesis eclécticas: sostiene que existen zonas comunes entre ambas tesis, y además
existen zonas totalmente independientes, es decir, sería una teoría intermedia.
Elementos de la Responsabilidad Civil

 Elementos de la Responsabilidad contractual


A) Un contrato valido
B) Culpa contractual: Como bien es sabido, el Código Civil acoge una división
tripartita de la culpa; por ello, se encarga de consagrar tres grados de ésta: grave,
leve y levísima. La culpa grave, que puede equipararse al dolo, es la contractual.
Así, en materia de responsabilidad civil contractual, resulta necesario detenerse a
observar en el contrato respectivo, de qué tipo de culpa se está hablando para con
ello determinar si dicha culpa encuadrada en el campo de este tipo de
responsabilidad.
C) Daño causado por incumplimiento del contrato: El daño causado al co-
contratante, debe provenir directamente de la inejecución del contrato. En este
sentido es necesario hacer dos precisiones: En primer lugar, la responsabilidad
contractual exige un daño y no solo el incumplimiento; este no genera
responsabilidad, salvo el caso de la cláusula penal y los intereses de mora. Ese
incumplimiento debe ser con culpa. En los contratos que implican obligaciones de
medio, el demandante debe probar la culpa del contratante incumplido. En los que
generan obligaciones de resultado, se presume la culpa del contratante que no
cumplió y solo se exonera probando que su incumplimiento proviene de una causa
extraña. En segundo lugar, se han de diferenciar claramente los daños que surgen
por el incumplimiento, de los daños que se suscitan con ocasión de un contrato;
estos son siempre perjuicios que se deben demandar por vía extracontractual. Juan,
pongamos por caso, contrata la construcción de un edificio con Pedro. Si la
edificación se derrumba por la mala construcción y destruye un vehículo de Pedro
(beneficiario de la obra) tenemos aquí dos clases de daños: uno contractual, la ruina
del edificio, causado por la inejecución del contrato de obra, y otro extracontractual,
el del vehículo, surgido con ocasión del mencionado contrato.
D) Nexo causal entre el daño y el incumplimiento de la obligación: El daño ha de
ser causado por el deudor al acreedor. Para determinar la responsabilidad
contractual, el Código Civil establece en su artículo 1738 que hay incumplimiento
del contrato cuando aquél se debe a hecho imputable al deudor contractual o a las
personas por quienes fuere responsable. Las acciones que nacen del
incumplimiento del contrato tienen, en la mayoría de los casos, una típica y extensa
regulación legal. Tal es el caso de las acciones de saneamiento por evicción y por
vicios redhibitorios (C. C., arts. 1893 a 1927). En el primer caso, al declararse evicta
total o parcialmente la cosa comprada, o que no sirve para su uso natural, puede el
comprador, con el lleno de los requisitos legales, reclamar las prestaciones
establecidas en el artículo 1904 del Código Civil, y solo esas; y en el caso de los
vicios redhibitorios, impetrar la rescisión del contrato o la rebaja del precio con las
limitaciones establecidas en el artículo 1918 del mismo estatuto.
Elementos de la responsabilidad Extracontractual
1) Responsabilidad de Hecho Propio Art. 2341: Puede afirmarse que el artículo
2341 del Código Civil consagra el principio general de responsabilidad civil en el que
todo daño causado, por culpa o dolo, debe ser indemnizado por el que realizó la
conducta. Los elementos de la responsabilidad deben ser probados: la conducta, la
culpa o dolo, el daño y el nexo causal. El texto del Código Civil dice así: “El que ha
cometido un delito o culpa, que ha inferido daño a otro, es obligado a la
indemnización, sin perjuicio de la pena principal que la ley imponga por la culpa o el
delito cometido”.
2) Responsabilidad de Hecho Ajeno Art. 2347: Además del principio de
responsabilidad por la culpa propia (C. C., art. 2341), el Código Civil estableció un
principio de responsabilidad para todas aquellas personas que tienen bajo su guarda
o cuidado a otras, cuando ellos causan daños a terceros. Tal el caso de la
responsabilidad de los padres por sus hijos menores, los tutores por sus pupilos, los
directores de los colegios por los alumnos, etc. (C. C., art. 2347). Comúnmente esta
responsabilidad se denomina responsabilidad por el hecho ajeno y en ella se
establece una presunción de culpa en contra de quien tiene a su cargo la persona
subordinada bajo su autoridad. A esta forma de responsabilidad en ocasiones se le
denomina indirecta. No solo se es responsable jurídicamente por los propios actos
sino que también se responde por los daños causados por las personas que estan
legalmente bajo nuestro cuidado, tutela o dependencia. para que se dé la
responsabilidad por el hecho de otra persona bajo cuidado, el subordinado debe ser
capaz de cometer culpa aquiliana y haber causado un daño a un tercero durante la
vigencia de la obligación de cuidado. Así, el padre de familia es responsable del hijo
menor que habita en su casa
3) Responsabilidad por las cosas Art. 2353, 2354,2350,2351 y 2355: La
responsabilidad por las cosas, llamada impropiamente así pues en sentido estricto
solo la persona puede responder de su conducta, comprende algunos casos
expresos en el Código Civil en que el daño es causado de manera directa por cosas,
animadas (animales) o inanimadas (ruina de edificios y objetos que caen de ellos),
que están bajo la tutela o guarda de una persona. En Colombia no hay un régimen
general de responsabilidad por las cosas. Esta solo se da en los casos tipificados
en los artículos referidos. Los daños causados con concurrencia de cosas diferentes
se han de enmarcar en los principios generales de responsabilidad por el hecho
propio o, en su caso, por el ejercicio de actividades peligrosas, si puede calificarse
de tal la actividad desplegada por el guardián de las cosas peligrosas.
A) Cosas inanimadas: Nuestro estatuto civil contempla, de modo taxativo, los casos
de ruina de los edificios (C. C., arts. 2350, 2351) y la caída de objetos de los mismos
(ibid., art. 2355). “El dueño de un edificio es responsable de los daños que ocasione
su ruina, acaecida por haber omitido las reparaciones necesarias, o por haber
faltado de otra manera al cuidado de un buen padre de familia. “No habrá
responsabilidad si la ruina acaeciere por caso fortuito, como avenida, rayo o
terremoto.”Si el edificio perteneciere a dos o más personas proindiviso, se dividirá
entre ellas la indemnización, a prorrata de sus cuotas de dominio” (ibid., art. 2350).
“Si el daño causado por la ruina de un edificio proviniere de un vicio de construcción,
tendrá lugar la responsabilidad prescrita en la regla 3a del artículo 2060” (ibid., art.
2351). “El daño causado por una cosa que cae o se arroja de la parte superior de
un edificio, es imputable a todas las personas que habitan la misma parte del edificio,
y la indemnización se dividirá entre todas ellas, a menos que se pruebe que el hecho
se debe a la culpa o mala intención de alguna persona exclusivamente, en cuyo
caso será responsable está sola. ”Si hubiere alguna cosa que de la parte superior
de un edificio o de otro paraje elevado, amenace caída o daño, podrá ser obligado
a removerla el dueño del edificio o del sitio, o su inquilino, o la persona a quien
perteneciere la cosa, o que se sirviere de ella, y cualquiera del pueblo tendrá
derecho para pedir la remoción” (ibid., art. 2355).
B) Cosas animadas: El Código sigue en esta materia una larga tradición en las
legislaciones arcaicas que regulan el régimen de responsabilidad de los dueños o
tenedores de animales que causan daños a terceros. Nuestro Código distingue si el
daño se causa por animales fieros o no fieros para darle un tratamiento diferente (C.
C., arts. 2353 y 2354). “El dueño de un animal es responsable de los daños
causados por el mismo animal, aun después de que se haya soltado o extraviado,
salvo que la soltura, extravío o daño no puedan imputarse a culpa del dueño o del
dependiente, encargado de la guarda o servicio del animal. ”Lo que se dice del
dueño se aplica a toda persona que se sirva de un animal ajeno; salva su acción
contra el dueño si el daño ha sobrevenido por una calidad o vicio del animal, que el
dueño con mediano cuidado o prudencia, debió conocer o prever, y de que no le dio
conocimiento” (ibid., art. 2353). “El daño causado por un animal fiero, de que no se
reporta utilidad para la guarda o servicio de un predio, será siempre imputable al
que lo tenga; y si alegare que no le fue posible evitar el daño, no será oído” (ibid.,
art. 2354).
4) Responsabilidad por el Ejercicio de actividades peligrosas: Nuestra
jurisprudencia ha desarrollado este tipo de responsabilidad objetiva con fundamento
en la interpretación del artículo 2356 del Código Civil para deducir obligación de
indemnizar los daños que se causen a las víctimas cuando interviene, de parte del
agente, el ejercicio de lo que se llama una «actividad peligrosa», circunstancia en la
que se exime a las víctimas probar una culpa del guardián para obtener su
indemnización. Los presupuestos son:
A) Conducta: Que el demandado haya ejercido una actividad peligrosa, y que sea el
guardián, es decir la persona que ostenta el control de la actividad peligrosa. se
entiende que hay actividades peligrosas cuando en un trabajo se emplean cosas o
energías o actividades con un alto riesgo de generar daños a terceros, tales como
las que se relacionan con vehículos, ferrocarriles, energías eléctrica, atómica, etc.
B) Daño: Como elemento esencial a todo tipo de responsabilidad debe acreditarse el
daño material o patrimonial y el inmaterial o extra-patrimonial que se busca resarcir.
C) Nexo Causal: Que el daño sea causado por el peligro propio de la actividad
peligrosa. Que la víctima sea extraña a la causa del daño; es decir, que no se le
pueda imputar a ella o a un tercero como causas exclusivas del accidente que causó
el daño. Establecidos esos supuestos el derecho colombiano, por de la vía
jurisprudencia, ha establecido una presunción de responsabilidad en el agente de la
actividad peligrosa que no se puede desvirtuar, como las otras presunciones, con
acreditar la buena diligencia y cuidado. probado que el daño fue causado por la
actividad peligrosa, su guardián únicamente podría exonerarse de responsabilidad
si prueba lo que se denomina una “causa extraña”, es decir si prueba
fehacientemente que el daño realmente se causó por cualquiera de los siguientes
hechos: fuerza mayor; hecho exclusivo de un tercero, o hecho exclusivo de la
víctima. Como no se tiene que probar que en el ejercicio de la actividad peligrosa el
guardián actuó con algún tipo de culpa o imprudencia, a esta responsabilidad se le
incluye dentro de las denominadas formas de responsabilidad objetiva. La norma
que sirvió de fundamento a la jurisprudencia para estructurar este tipo de
responsabilidad establece (C. C., art. 2356): “por regla general todo daño que pueda
imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser reparado por esta. ”son
especialmente obligados a esta reparación: ”1°) El que dispara imprudentemente un
arma de fuego; ”2°) El que remueve las losas de una acequia o cañería, o las
descubre en calle o camino, sin las precauciones necesarias para que no caigan los
que por allí transiten de día o de noche. ”3°) El que obligado a la construcción o
reparación de un acueducto o fuente que atraviesa un camino, lo tiene en estado de
causar daño a los que transitan por el camino”.
Culpa Probada: En materia extracontractual se considera que hay dos sistemas de
culpa: responsabilidad por el hecho propio o directa con culpa probada (C. C., art. 2341);
en estos casos el demandante siempre debe probar que el demandado actuó con culpa,
esto es, que un buen padre de familia no hubiera actuado de la forma como lo hizo el
demandado en los hechos que generaron el daño. El otro sistema de culpa es el
establecido en la denominada responsabilidad por el hecho ajeno (C. C., art. 2347) en
la que probados los presupuestos se presume la culpa de la persona que tiene bajo su
cuidado al causante del daño. Presunción de culpa significa que el demandante cuenta
con el beneficio de la presunción de la culpa del demandado, invirtiéndose así la carga
de la prueba, de modo que el demandado para exonerarse de la presunción ha de
probar ausencia de culpa o, lo que es lo mismo, diligencia y cuidado. En los casos de
responsabilidades objetivas como la responsabilidad por el ejercicio de actividades
peligrosas, solo exonera la causa extraña, es decir el hecho exclusivo de un tercero, el
hecho exclusivo de la víctima o la fuerza mayor o el caso fortuito.
Culpa Presunta: La responsabilidad con culpa presunta al decir que cesa la obligación
conjunta si se prueba que “el hecho se debe a culpa o mala intención de alguna persona
exclusivamente, en cuyo caso será responsable ella sola”
Nexo causal
Relación de Causalidad: Para esta teoría, formulada por Karl Larenz, la relación de
causalidad implica investigar la existencia de una imputación. Es decir, consiste en
seleccionar entre los diferentes factores que rodean la producción de un hecho, aquel
que pueda ser considerado como propio imputable a un hombre. Parte esta teoría, la
causalidad comprende dos planos diferenciables: el ontológico o empírico y el
normativo. En el plano ontológico o empírico, el operador del derecho para determinar
qué condiciones tienen el carácter de causa, reconoce la validez de la teoría de la
equivalencia de las condiciones, pues en sentido ontológico todas son causas; pero al
juzgador no le es suficiente este dato, y la causalidad debe entenderse como una
investigación sobre la existencia de una imputación que delimita dentro de los
acontecimientos accidentales que rodearon el daño, un hecho que puede ser
considerado como propio (imputable) de un hombre. La pregunta entonces sobre la
causalidad pasa a ser una pregunta por la imputación. se pregunta a quién debe
imputársele el daño, en lugar de quien lo ha causado. Habrá imputación cuando el
hecho, con sus consecuencias, es previsible y dominable.
Nexo Causal: Como en todo tipo de responsabilidad el nexo causal ha de estar
presente, debe existir una relación de causalidad entre la situación imputable al
demandado y el daño causado, lo que indica que el daño debe ser efecto o resultado
de aquel hecho. Es de tener en cuenta que este nexo causal se puede romper probando
la denominada causa extraña: fuerza mayor, hecho exclusivo de un tercero o de la
víctima.
La causa extraña rompe el nexo causal (fuerza mayor, hecho exclusivo de la víctima o
hecho exclusivo de un tercero); en estos casos, el aparente vínculo causal de un daño
es eso, aparente, porque luego del examen probatorio se concluye que los hechos
dañosos son imputables a un factor externo: a la fuerza mayor o al hecho exclusivo de
la víctima o del tercero. Si bien el demandado aparecía como presunto causante de los
daños, puede afirmarse que no fue la causa y por lo mismo no es responsable. Asunto
distinto son las causales de justificación, así aparezcan mezcladas con las eximentes
de responsabilidad.
La causa extraña o ruptura del nexo causal: Los “eximentes de responsabilidad” se
fundan en el siguiente presupuesto: una persona es presunta responsable de un daño,
pues en apariencia se dan los elementos esenciales de la responsabilidad y en su contra
pesa, en principio, la obligación de reparar el daño, es decir, el demandado ha causado
físicamente el daño, pero no le es jurídicamente imputable. La pregunta entonces sería
la siguiente: ¿cómo defenderse o exonerarse de esta “autoría aparente, de una
antijuridicidad que parece desprenderse de los hechos; de una imputabilidad que las
circunstancias muestran; de un daño, en relación causal que se diría sufrido por la
sedicente”?. Cuando se trata de desvirtuar la antijuridicidad del daño, esto es, de probar
que el daño se ocasionó conforme a derecho, operan las causales de justificación que
vimos en su momento. Cuando se trata de desvirtuar el elemento culpa, la defensa del
demandado debe probar ausencia de culpa debida, diligencia y cuidado, también
estudiado en el capítulo de la culpa. En tratándose del rompimiento del nexo causal
estamos en presencia de la denominada causa extraña que desarrollamos a
continuación. Como enseña Mosset Iturraspe, no debe hablarse de eximir o exonerar la
responsabilidad, sino de la consecuencia de no haberse dado alguno de los elementos
o constitutivos de la responsabilidad. Entonces se puede predicar que el demandado no
es responsable, porque no fue el autor del daño que se le endilga, o porque no existió
el alegado daño, es decir, porque no se probó su existencia o se demostró su
legitimidad, o porque se interrumpió el vínculo de causalidad. El campo de estudio
concreto del fenómeno causal se da desde el ángulo de la defensa, que en ocasiones
ha de probar en el proceso que el resultado dañoso atribuido a su conducta, que de
alguna manera pudo haber participado, no es la causa del daño, sino que este se debe
atribuir a una causa extraña a su esfera jurídica y que, por lo mismo, no procede el juicio
de responsabilidad que se pretende en su contra. Una definición de causa extraña, que
en su obra trae Tamayo Jaramillo, dice: “Causa extraña es aquel efecto imprevisible e
irresistible cuyo origen no es imputable a la esfera jurídica del deudor”. Se dice que es
un efecto imprevisible por la imposibilidad de ver, antes de que se sucedan, los efectos
de un hecho determinado. se considera irresistible, pues, aunque desde un punto de
vista hipotético o real se puede prever un acontecimiento, sus efectos no se pueden
resistir. Tal es el caso de un tornado o un tifón. El hecho, además, no debe ser imputable
a la esfera jurídica del deudor, pues como principio general, no puede concurrir con la
culpa. puede decirse que los hechos constitutivos de causa extraña son: la fuerza mayor
o caso fortuito, el hecho exclusivo de un tercero y el hecho exclusivo de la víctima.
Caso Fortuito: Acontecimiento natural inevitable, previsible o imprevisible, que impida
en forma absoluta, el cumplimiento de una obligación.
Causa de Fuerza Mayor: Hecho del hombre, previsible o imprevisible, pero inevitable,
que impida en forma absoluta el cumplimiento de la obligación.
Caso fortuito y fuerza mayor en el código civil: El artículo 64 del Código Civil,
subrogado por la ley 95 de 1890 (art. 1°) trae la siguiente definición: “se llama fuerza
mayor o caso fortuito el imprevisto a que no es posible resistir, como un naufragio, un
terremoto, el apresamiento de enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un
funcionario público, etc.”.
El artículo 64 establece los requisitos fundamentales de la fuerza mayor o caso fortuito,
a saber: la imprevisibilidad y la irresistibilidad. La versión anterior del artículo 64 definía
la fuerza mayor o caso fortuito diciendo que es el imprevisto o lo que no es posible
resistir. Con la conjunción “o”, que no separa, sino que denota equivalencia, se identifica
en cierto modo la imprevisibilidad. Pero con la modificación introducida por la ley 95 de
1890, artículo 1°, la conjunción “o” por la preposición “a”, cambió el sentido del artículo.
“Así, en lugar de «el imprevisto o que no es posible resistir», cambiada la conjunción
por la preposición, surgieron con toda nitidez los dos caracteres de la fuerza mayor o
caso fortuito, a saber: imprevisto e irresistible”.
A) Imprevisibilidad: Prever significa ver con anticipación. Aplicado a la culpa supone
conocer aquello que vendrá y precaverse de sus consecuencias, o sea, prevenir el
riesgo, el daño o peligro. Guardarse de él y evitarlo. Por eso, cuando una persona
no evita el daño evitable, se dice que no lo previó, ni lo previno, lo cual le impide
alegarlo como causa exculpatoria o de liberación de responsabilidad. La culpa en
este caso precede y contribuye a su advenimiento. La persona no ha empleado toda
la inteligencia y pericia necesarias para evitar los efectos de la fuerza irresistible. o
como se dice en otro fallo, que la previsibilidad de un evento se juzga “cuando en
condiciones normales haya sido lo suficientemente probable para que ese agente,
atendido su papel específico en la actividad que origina el daño, haya podido
precaverse contra él.
B) Irresistibilidad: Es la imposibilidad de resistir; el fenómeno debe ser insuperable,
es decir, que cualquier persona en las mismas condiciones no lo hubiere podido
superar. Entonces se dice que se debe tomar desde un punto de vista genérico, y
no individualista, ya que no se debe ver a la persona, sino a todas las personas, si
no sería ausencia de culpa. Ahora bien, si no se previó el accidente, pero se le
puede resistir, no habrá caso fortuito. Y si el accidente es irresistible, pero debió
preverse, tampoco habrá caso fortuito o fuerza mayor que libere de responsabilidad.
C) Que sea externo al demandante. Si hay coexistencia entre la culpa y el hecho
alegado como fuerza mayor o caso fortuito, no opera la eximente de
responsabilidad, porque el evento entonces no se considera externo al demandado;
por ejemplo, si el conductor alega una falla mecánica como causa del accidente. En
este caso, de ordinario hay culpa del conductor que tiene la obligación del buen
mantenimiento del vehículo y, por lo mismo, los daños causados en el accidente no
se pueden imputar a una causa extraña, de fuerza mayor o caso fortuito.
Hecho exclusivo de la víctima: Para que el hecho de un tercero sea reconocido como
causa extraña, debe asimilarse a la fuerza mayor o caso fortuito; entonces, debe ser
imprevisible e irresistible y externo. Es decir, se exige además que no haya ninguna
relación de dependencia entre el presunto causante y el tercero, ni haber culpa del
causante. En 1943, la Corte adoptó estos criterios en el caso de un menor de edad que
en una estación de trenes jugaba colgándose de los vagones . El menor se colgó de
uno de los vagones de carga, relató un testigo, lo que dio pie a la Corte para estimar
que el menor se expuso al peligro. Dijo en este caso la Corte: “cuando llegaba el tren a
la esquina de la estación, el niño se soltó del carro en que venía y cayó entre la línea y
el andén, y en esa forma se hirió en la cabeza y sufrió en una pierna un desgarramiento”.
otros testigos no afirman que la víctima estuviera colgada del vagón, pero sí que estaba
muy cerca de la línea del ferrocarril y al paso de este de alguna forma “lo agarró y lo
metió debajo del vagón”. En cualquiera de las hipótesis de lo sucedido, la Corte juzgó
que, “siempre recae la culpa sobre la víctima del accidente, que se expuso al peligro”
Daño: En Colombia, Juan Carlos Henao sostiene que es importante esta distinción y
apoyado en doctrina foránea, afirma: “Si bien la doctrina no ha profundizado sobre el
punto, el profesor Benoit aportó algunos elementos que se encargaron de definirlo, al
afirmar: «El daño es un hecho: es toda forma de afrenta a la integridad de una cosa, de
una persona, de una actividad o de una situación; el perjuicio lo constituye el conjunto
de elementos que aparecen como las diversas consecuencias que se derivan del daño
para la víctima.
Atendiendo a la naturaleza de los bienes lesionados, los perjuicios pueden clasificarse
en dos grandes grupos: perjuicios patrimoniales, por un lado, y perjuicios
extrapatrimoniales.
Daño cierto y daño incierto: Este debe ser cierto, esto es, el juez debe llegar a la
convicción de su real existencia, presente o futura, por medio del análisis crítico del
acervo probatorio. “Aunque debe entenderse bien que la certidumbre, dentro del campo
de lo hipotético, no puede ser absoluta, por lo que hay que conformarse con una certeza
relativa, o sea, con una consideración fundada y razonable”. La doctrina enfatiza en el
carácter cierto del daño: “el daño debe ser real y efectivo, no meramente conjetural o
hipotético.
Daño actual y daño futuro: El carácter de presente o futuro está íntimamente ligado a
la certeza del daño. El daño es presente al momento del fallo o de su liquidación. El
daño futuro es el que todavía no existe, pero su existencia futura no ofrece dudas al
operador jurídico. Como acertadamente lo expresa un autor argentino: “la certidumbre
del daño debe ser actual, pero el perjuicio debe ser futuro.
Daños previsible e imprevisibles: La responsabilidad civil por los daños causados por
el incumplimiento de obligaciones contractuales difiere de la responsabilidad civil
extracontractual, entre otras razones por el régimen de responsabilidad sobre los daños
previsibles e imprevisibles. Al tenor del artículo 1618 del Código Civil, la parte que
incumplió las obligaciones contractuales que generan daño solo es responsable de los
daños previsibles al momento de la celebración del contrato. Esto es, que la
imprevisibilidad se juzga en atención al razonable desenvolvimiento de la dinámica
contractual y en todos los casos los daños deben ser directos. En caso de que al deudor
se le pueda imputar dolo o culpa grave será responsable de los perjuicios que fueron
consecuencia inmediata o directa de no haber cumplido la obligación o de haberse
demorado su cumplimiento.
Daños directos e indirectos: En la responsabilidad civil se responde únicamente de
los daños directos, es decir, por los que son consecuencia del hecho dañoso imputable
al obligado a la reparación. Los indirectos son aquellos en los que no es posible
establecer claramente un nexo causal con la conducta del agente a quien se le intenta
imputar el daño. Por ejemplo, la Corte Suprema juzgó el caso de una persona que
siendo culpable de que el fuego de unas quemas de potreros se pasara a la finca vecina
y obligara a sus dueños a mover el ganado para otro lugar, por este solo hecho no es
responsable en todo caso de la muerte de las reses ocurrida al movilizar el hato. La
muerte del ganado que es movido de un potrero a otro por sus dueños a causa del fuego
no es consecuencia necesaria de la movilización. “Ella puede depender de culpa del
conductor, del mal estado del ganado o de cualquiera otra causa no imputable al
culpable del incendio.
Daños patrimoniales: daño emergente y lucro cesante: El Código Civil no define el
daño emergente y el lucro cesante, por lo que la jurisprudencia delimita los conceptos
así: “El daño emergente abarca la pérdida misma de los elementos patrimoniales, los
desembolsos que hayan sido menester o que en el futuro sean necesarios y el
advenimiento del pasivo, causados por los hechos de los cuales trata de deducirse
responsabilidad, en tanto que el lucro cesante está constituido por todas las ganancias
ciertas que han dejado de percibirse o que se recibirán luego, con el mismo fundamento
de hecho.
El daño emergente y el lucro cesante presente o futuro: Hay lucro cesante cuando
un bien económico que debía ingresar al patrimonio de la víctima, según el curso normal
de los acontecimientos, no ingresó ni ingresará. De esto se infiere que es inexacto
identificar el lucro cesante con los perjuicios futuros y el daño emergente con los
pasados, como algunas veces se hace. Ambos tipos de perjuicios pueden ser pasados
y futuros.
El lucro cesante como la perdida de una utilidad: Tampoco procede limitar el
concepto de lucro cesante al simple “dejar de percibir una suma de dinero”, pues el
concepto es más amplio y comprende otros beneficios que no son puramente
económicos, como por ejemplo, cuando un automóvil particular es destruido en un
accidente, su propietario puede pretender que se le reconozca el lucro cesante causado
aunque este no se concrete en la pérdida de un ingreso monetario.
El daño Moral: En un principio, la frase daño moral correspondía a la pena moral
producida en la conciencia, siendo la aflicción que ocasiona la culpa por el pecado
cometido. Con el tiempo, el término mudó en un concepto jurídico y la pena moral se
convirtió en el dolor moral que surge como sufrimiento al contemplar el daño
ocasionado.
En la doctrina colombiana, Gilberto Martínez Rave incluye dentro del concepto de daño
moral una gran gama de situaciones: “Calificamos como daños morales la humillación
de quien ha sido públicamente injuriado o calumniado, el padecimiento de quien debe
soportar un daño estético visible, los sufrimientos de quien debe someterse a
intervenciones quirúrgicas dolorosas, la angustia que produce un complejo por la
pérdida de órganos o miembros, etc. Los daños que afectan la personalidad, los
derechos subjetivos como el de la distracción, la práctica de deportes, la libre
comunicación, el respeto a las ideas religiosas, políticas o ideológicas, la libertad de
locomoción, etc.”

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