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Delrio Guerra Tg2 162 Final

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RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 1

 
 

Abordaje psicoanalítico de la relación madre-hijo durante el embarazo y la forma en que

esta afecta el desarrollo psicoafectivo del niño

María Isabel del Río Salazar

Hanjy Alexandra Guerra Nieto

Silvia Rivera Largacha

Directora

Universidad Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario


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Reconocimientos

La realización de esta revisión de la literatura fue posible, en primer lugar, gracias a la

dirección y apoyo constante brindado por la psicóloga Silvia Rivera Largacha, profesora

asociada de la Universidad del Rosario, quien en su desempeño como Directora del trabajo de

grado “Abordaje psicoanalítico de la relación madre-hijo durante el embarazo y la forma en que

esta afecta el desarrollo psicoafectivo del niño”, aportó sus conocimientos y organización de la

información para la presentación del actual trabajo. De igual forma, se agradece al comité de

aprobación y en especial al Dr. Telmo Eduardo Peña Correal por sus aportes técnicos y

correcciones pertinentes para la elaboración del trabajo.

Finalmente, se agradece a todas aquellas personas que en forma directa o indirecta

contribuyeron a que este trabajo de revisión de la literatura pudiera llevarse a cabo. Por último,

un agradecimiento profundo a nuestras familias y amigos por su constante paciencia y apoyo.  


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Tabla de contenidos
Página de presentación…………………………………………………………………......1
Página de aprobación……………………………………………………………………….2
Página de reconocimientos…………………………………………………………………3
Tabla de contenidos………………………………………………………………………..4
Resumen……………………………………………………………………………………5
Abstract…………………………………………………………………………………….6
Introducción………………………………………………………………………………..7
Biografía de Wilfred Bion…………………………………………………………11
Biografía de Donald Winnicott…………………………………………………….12
Biografía de Helene Deutsch………………………………………………………13
Objetivos………………………………………………………………………………......14
Metodología………………………………………………………………………………..14
Bion, Winnicott y Deutsch y su legado en el estudio del vínculo.........................................15
Planteamiento teórico de Bion……………………………………………………..............19
Planteamiento teórico de Winnicott …………………………………………………….....27
Planteamiento teórico de Deutsch…………………..……………………………………..35
Discusión y conclusiones ……………………………………………..……………….......45
Referencias……………………………………………………………..…………………..53
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Resumen

Este documento hace una revisión de literatura desde un enfoque psicoanalítico sobre la relación

madre – hijo durante el embarazo y la forma en que este influye en el desarrollo psíquico del

bebé. Se aborda esta temática principalmente desde la visión teórica de Donald Winnicott,

Wilfred Bion y Helene Deutsch para lograr un análisis más integral del vínculo madre-hijo. La

elección de autores se hizo teniendo en cuenta que para cada uno de ellos este vínculo constituye

una parte fundamental en el desarrollo psicoafectivo del niño, así como la importancia que le dan

a la concepción y al embarazo en dicho proceso.

Palabras clave: Relación madre – hijo, desarrollo psíquico, enfoque psicoanalítico.


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Abstract

This document reviews the psychoanalytic literature on the mother-child relationship during

pregnancy and how it influences the baby 's psychic development. This issue is addressed mainly

from the theoretical perspective of Donald Winnicott, Wilfred Bion and Helene Deutsch to

achieve a more comprehensive analysis of this bond. The choice of the authors was made taking

into account that for them the mother-child bond constitutes a fundamental part in the psycho -

affective development of the child, as well as the importance of pregnancy in this process.

Key words: Mother - child relationship, psychic development, psychoanalytic approach.


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Introducción

La existencia de una estructura psíquica en el ser humano es un tema que ha sido de gran

interés para la psicología en general, sin embargo ha sido el enfoque psicoanalítico el que más se

ha interesado por temas relacionados con el consciente e inconsciente del ser humano. Por

ejemplo, Sigmund Freud fue uno de los primeros y más representativos autores en plantear la

estructura psíquica (Yo, Ello, Superyó) y su importancia para mantener el equilibrio psicológico

del individuo.

Siendo así, parece interesante ahondar en el tema del desarrollo del psiquismo del ser

humano, cuestionándonos sobre el momento en el que se puede hablar de la existencia de un yo,

o si esta estructura psíquica existe o no desde el principio. Lo que nos remite a momentos

cruciales en el ciclo vital de cada individuo como el nacimiento y, por consiguiente, al papel de

la madre dentro de este proceso madurativo.

En correspondencia con lo mencionado hasta el momento, se considera que la literatura

psicoanalítica “es prolija en cuanto a la teorización del desarrollo del psíquismo del bebé

enmarcado en el vínculo materno” (p. 5) con autores como Melanie Klein, Freud, Winnicott, y

Bion, entre otros (Gutiérrez et al., 2007), hasta el punto de darle tal importancia al vínculo

materno y considerarlo fundante de lo humano (Gutiérrez et al., 2007).

Asi pues, como pregunta inicial de investigación se quieren identificar cuáles son los

planteamientos teóricos propuestos por Winnicott, Deutsch y Bion frente a la relación madre-hijo

durante el embarazo y el puerperio Debido a que estos autores dan a la madre y a sus cuidados

un papel fundamental en el desarrollo del Yo del bebé, se busca ampliar la información existente

sobre el vínculo madre–hijo y su importancia en el desarrollo psíquico del bebé partiendo de la


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premisa de que en un principio el bebé como tal no existe , ya que prima la unión madre-hijo

como uno solo.

Siendo así, para psicoanalistas como Donald Winnicott (1896-1971), Wilfred Bion (1897-

1979) y Helene Deutsch (1884-1982), el desarrollo psíquico del individuo empieza desde el

embarazo, e incluso antes, pues explican que la mujer, durante la concepción, al pensar en el

hijo, en sus expectativas frente a este nuevo rol y sobre todo en su deseo de tenerlo, abre un

nuevo espacio psíquico dentro de ella. Además, la gestación, representa para el inconsciente de

la mujer su propia historia de vida en relación a la maternidad, ya que en el proceso de traer al

mundo a un bebé, recrea su propia historia como hija y como receptora de una serie de deseos y

actos dirigidos a ella por su propia madre.

De esta manera, los estos tres autores señalan la importancia del proceso de gestación

como un momento fundamental para la creación de un espacio psíquico en la mujer que se

prepara para ser madre y para su hijo. Este espacio psíquico es la base a partir de la cual se

establece y se desarrolla la relación madre-hijo.

Para el desarrollo de esta revisión bibliográfica, se decidió tomar a estos tres autores que

marcan la investigación sobre el vínculo madre hijo en el siglo XX. Las escuelas a las que

pertenecieron Bion y Winnicott representan las escuelas inglesas de psiquiatría y de psicoanálisis

respectivamente y van a centrar su interés en el desarrollo psíquico del niño y en las influencias

que dentro de este proceso tiene la figura y la relación particular que establece con la madre. En

contraste, Helene Deutsch aborda el tema de la relación madre-hijo desde la mirada femenina de

la maternidad, dando importancia a las transformaciones psíquicas que tiene la mujer en el

proceso de transformación que implica la maternidad. Deutsch tiene un papel histórico además,
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ya que fue la primera mujer que habló de estos temas desde el psicoanálisis con la influencia

directa de Sigmund Freud.

El interés por el tema del vínculo entre madre e hijo tiene una importancia histórica, ya

que emerge en un momento de transformación cultural que cambió las costumbres sociales y las

formas de relación en las sociedades industriales. Los efectos de estos cambios persisten hoy en

día en las sociedades post industriales. En el siglo XVIII y posteriormente en el XIX, la sociedad

europea ha avanzado en un proceso de urbanización que la lleva a un cambio radical en las

costumbres sociales (Leahey, 2005). En especial, la consolidación del mundo urbano de estos

siglos genera una fuerte separación entre géneros, ya que la industrialización y la preferencia de

la mano de obra masculina por encima de la femenina, llevan a que los hombres se vayan

apropiando del mundo industrial y de los espacios públicos; mientras que las mujeres son

desplazadas a los espacios privados y domésticos. De tal forma la sociedad patriarcal se

radicaliza en los primeros momentos de la industrialización. Sin embargo a mediados del siglo

XIX esta radicalización del sistema patriarcal se empieza a debilitar entre otras cosas por la

entrada de la mano de obra femenina dentro del sistema industrial (Leahey, 2005).

Las primeras teorías psicoanalíticas no están exentas de las influencias sociales de la

época y por lo tanto centran su interés en la importancia del papel del hombre dentro de los

procesos de construcción de vínculos al interior de la familia y en el desarrollo psíquico de los

niños. En los primeros trabajos de Freud sobre el tema, este resalta que la constitución del ser

empieza desde el Edipo y este se desarrolla principalmente por el papel que el padre ocupa en la

dinámica familiar. En contraposición, Melanie Klein, Wilfred Bion y Donald Winnicott tratan el

origen de la vida psíquica desde muy temprana edad y le dan una importancia central a la etapa
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pre-edípica, poniendo en relieve el lugar central de la madre y su vínculo con el bebé en el

desarrollo psíquico de este.

Así como Bion y Winnicott centran sus obras en el origen de la vida psíquica del bebé y

en cómo este desarrolla sus pensamientos, Deutsch centra su interés en el estudio de cómo la

mujer, que va a ser madre, vive el embarazo y qué consecuencias psíquicas le genera en ella. Así

como el trabajo de Klein, Winnicott y Bion cuestionan la supremacía masculina dentro de las

dinámicas de relación familiar, que en el mundo social del siglo XIX es legitimada, el trabajo de

Deutsch cuestiona también una idea generalizada en el siglo XIX con respecto a existencia de un

instinto maternal innato que le sería propio a la mujer. Al cuestionarse sobre la psicología

femenina en diferentes momentos de la vida de la mujer, pero en especial en la transformación

de una mujer al convertirse en madre, Deutsch analiza las diferentes tensiones, temores y

contradicciones que emergen en la mujer, cuestionando así la supuesta armonía y naturalidad de

este proceso, sacándolo del registro de lo instintivo para vincularlo al registro de lo cultural y lo

relacional.

Biografía de Wilfred Bion

Wilfred Ruprecht Bion nace en el Punjab, en India, en 1897, en una familia bien

acomodada, durante el final de la etapa imperialista del imperio británico (que corresponde

aproximadamente con el fin de la era Victoriana) (Bianchi, n.d.; Roudinesco, Piatigorsky, Plon,

& Plon, 2008). Vive en India con sus padres hasta la edad de 8 años cuando lo mandan a un

internado en Inglaterra. Esto marcó a Bion pues toda su vida soñó con los paisajes de la India y

con recuperar la cercanía con sus padres. Su madre era amorosa aunque tenía estados de ánimo

impredecibles y se mostraba fría, y su padre era sensible y, aunque a veces le provocaba rechazo,

representaba su figura de admiración (Bianchi, n.d.; Roudinesco et al., 2008).


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Después de haber estado en las filas militares de la Primera Guerra Mundial, estudió

filosofía y literatura en la Universidad de Oxford. Empezó a asistir a psicoterapia luego de un

fracaso amoroso, lo que lo llevó a acercarse a la psiquiatría y luego al psicoanálisis. Así fue el

analista de Samuel Beckett (dramaturgo, novelista, crítico y poeta irlandés), lo que le permitió

estar en un círculo de eruditos que lo influenció de manera importante (Roudinesco et al., 2008).

De esta manera, en 1937, conoce a John Rickman quien posteriormente se vuelve su

analista. Este fue, a su vez, analizado por Melanie Klein, lo que permite que Bion se inicie en las

tesis kleinianas. Posteriormente participa con John Rickman en la reforma de la psiquiatría

inglesa y trabaja en su teoría de los pequeños grupos (principio terapéutico con hombres que

habían participado en la guerra y que consistía en organizar pequeños grupos que definían lo que

querían tratar con la compañía de un terapeuta que mantenía una relación horizontal con ellos)

(Roudinesco et al., 2008).

En 1945 Wilfred Bion inicia su tercer análisis con Melanie Klein, lo que marca

definitivamente su camino. Empieza entonces a producir literatura concibiendo un inconsciente

fundado en el lenguaje inspirado en la filosofía de Kant. Es entonces cuando enuncia sus

postulados más importantes, donde divide el aparato psíquico en dos funciones mentales: una

función alpha (que corresponde al fenómeno y transforma las impresiones sensoriales en

elementos simbolizables) y una función beta (experiencias sensoriales y emocionales muy

primitivas que adquieren una naturaleza de cosas concretas) (Roudinesco et al., 2008). Así

mismo, es nombrado Presidente de la Sociedad Británica de Psicoanálisis de 1962 a 1965.

Después de la muerte de Melanie Klein, Bion se niega a ser el heredero de su legado y se

traslada a California donde continúa desarrollando su técnica psicoanalítica y su obra. Bion

muere en Inglaterra afectado de leucemia en 1979.


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Biografía de Donald Winnicott

Donald Wood Winnicott, nació en Plymounth, Reino Unido, en 1896, en el seno de una

familia de clase media acomodada. (Roudinesco et al., 2008).

Winnicott empieza sus estudios en medicina en la Universidad de Cambridge (Brett,

1999). Sin embargo decide hacer una pausa en su carrera para servir como cirujano en la Primera

Guerra Mundial. En 1920, culminó sus estudios de medicina y pediatría, y entró a trabajar al

Hospital de Niños de Paddington Green, en Londres, donde trabajaría por más de 40 años (Brett,

1999).

Ejerciendo como pediatra, empezó a interesarse por el psicoanálisis al conocer a Ernest

Jones, famoso psicoanalista y escritor de la época, quien lo animó a empezar su análisis con

James Strachey, psicoanálisis que continuó con Joan Rivière. Una vez terminó esto, en 1927,

ingresó a la Sociedad Psicoanalítica Británica, de la que fue presidente entre 1956 y 1959

(Roudinesco et al., 2008).

Durante la Segunda Guerra Mundial, estudió los efectos psíquicos en niños ocasionados

por la separación de sus padres. La población que estudió se centró en niños Emigrantes de

Londres que fueron acomodados en “hogares de paso” hasta el final de la guerra. Dentro de sus

investigaciones, llamaron la atención aquellas que realizó con adolescentes, niños con problemas

del comportamiento y delincuentes (Brett, 1999).

Pese a que la mayor parte de su labor como psicoanalista la realizó con adultos, Winnicott

fue conocido por su trabajo con niños (Brett, 1999). Dentro de sus planteamientos teóricos,

introduce el término “objeto transicional” que le proporciona tranquilidad al niño en situaciones

“difíciles”, pues gran parte de su teoría hizo énfasis en las primeras interacciones madre- hijo

como factor determinante en el desarrollo del yo (Martínez, 2007).


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Finalmente, entre 1965 y 1968 vuelve a ser presidente de la Sociedad Psicoanalítica

Británica y en 1971 muere a causa de un ataque al corazón (Roudinesco et al., 2008).

Biografía de Helene Deutsch

Helene Rosenbach, posteriormente Deutsch, nació en Przemysl (actualmente Polonia), en

el Imperio Autro-húngaro en 1884. Es la menor de cuatro hermanos de una familia judía

acomodada y la preferida de su padre. Su madre era una mujer autoritaria y poco afectuosa

(Roudinesco et al., 2008). A pesar de ser una joven depresiva y marcada por situaciones

familiares difíciles (hostilidad de su madre y agresión de su hermano), conoció a Herman

Lieberman, con el que se instaló en Viena, y empezó los estudios de medicina (Roudinesco et al.,

2008). Más tarde se separó de él y años después se casó con Felix Deutsch, quien se volvería en

el médico personal de Sigmund Freud. Fue entonces su esposo quien la inició en las ideas

freudianas.

En 1914 inició los estudios de psiquiatría con Emil Kraepelin en Alemania antes de volver

a Viena, donde en la Primera Guerra Mundial asistió a grupos de mujeres y niñas con la

supervisión de Julius Wagner-Jauregg.

En 1917, después de varios abortos espontáneos y de problemas con su esposo, nació su

hijo Martín (Roudinesco et al., 2008). En este tiempo, a causa de sus problemas personales y de

sus intereses teóricos, se integró en los grupos freudianos, antes de empezar un análisis con el

propio Sigmund Freud. Desde el principio este se mostró encantado con Helene Deutsch y quiso

que fuera su más fiel discípula, lo que logró con los años (Roudinesco et al., 2008).

Helene dejó su análisis con Freud para dirigir un instituto policlínico en Viena dado el

pedido de este. Luego se fue a Berlín para seguir su análisis con Karl Abraham. Allí empieza a

escribir y hace su primer trabajo sobre la psicología de la mujer (Roudinesco et al., 2008). De ahí
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en adelante se dedicó a la escritura de sus propios planteamientos teóricos. Como expone

Roudinesco et al. (2008), “la posición de Helene Deutsch sobre la sexualidad femenina, inspirada

en la tesis de la libido única y del falicismo, se inscribe perfectamente en la corriente de la

escuela vienesa” (p. 224). Es importante notar que esta corriente se opone a la escuela inglesa,

representada por Melanie Klein.

A raíz de la Segunda Guerra Mundial, Helene Deutsch se trasladó con su esposo y su hijo

a Estados Unidos donde se nacionalizó americana y se integró en la Boston Psychoanalytic

Society (BoPS) (Roudinesco et al., 2008). Ahí vivió hasta el final de sus días como psicoanalista

reconocida hasta su muerte en 1982, a la edad de 98 años.

Objetivos

El objetivo general de este trabajo es identificar los planteamientos teóricos que proponen

Donald Winnicott, Wilfred Bion y Helene Deutsch, frente a la formación de las bases de la

relación madre-hijo durante el periodo gestacional y el puerperio.

Para responder a dichos objetivos se planteó la siguiente pregunta de investigación:

¿Cuáles son los planteamientos teóricos propuestos por Winnicott, Deutsch y Bion sobre la

relación madre-hijo durante el periodo gestacional y el puerperio?

Los objetivos específicos son:

- Identificar las propuestas de Donald Winnicott para entender la relación madre-hijo

durante el periodo gestacional y el puerperio.

- Identificar las propuestas de Helene Deutsch sobre la relación madre-hijo durante el

periodo gestacional y el puerperio.

- Identificar las propuestas de Wilfred Bion sobre la relación madre-hijo durante el periodo

gestacional y el puerperio.
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- Identificar similitudes, contradicciones y vacíos entre las propuestas teóricas de los

autores con respecto a la relación madre-hijo durante el periodo gestacional y el puerperio

Método

Para cumplir con los objetivos de este trabajo de grado se decidió hacer una revisión de

literatura para ahondar en las diferentes posturas teóricas de los autores anteriormente

mencionados, con el fin de identificar similitudes, contradicciones y vacíos para así lograr una

perspectiva más integrada sobre el proceso de gestación, la relación madre-hijo y la forma en que

esta afecta el desarrollo psicoafectivo del niño.

En primera instancia se consultaron las fuentes primarias, es decir todos los libros de los

autores que fueran pertinentes para el tema. De esta manera, se leyeron 4 libros de Winnicott, 2

de Helene Deutsch y 4 de Bion. Por otra parte, se revisaron fuentes secundarias en bases de datos

especializadas. Se hizo la búsqueda en SciELO y ScienceDirect.

También se revisaron revistas especializadas en psicoanálisis. Estas fueron: Avances en

psicología latinoamericana, Revista Internacional de psicoanálisis de pareja y familia, Revista de

la Asociación psicoanalítica de Argentina, Revista de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis.

En esta revisión el rango de años escogido fue del 2005 al 2015 y las palabras claves fueron:

vínculo, relación madre-hijo, embarazo, maternidad, padre, self, deseo. De esta búsqueda se

encontraron 20 artículos de los cuales 8 fueron pertinentes para la revisión.

Por otra parte, se revisó la base de datos de BiViPsiL y la Revue Française de

Psychanalyse, de donde se encontraron 115 artículos y 17 pertinentes para la revisión.

La información encontrada se sistematizó en un cuadro Excel organizando cada fuente

bibliográfica por autor, tema, resumen y palabras claves.


RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 16  
 

Bion,. Winnicott y Deutsch y su legado en el estudio del vínculo

Antes de exponer las propuestas sobre la relación madre-hijo de estos tres autores, es

necesario hacer un recorrido histórico sobre el surgimiento del interés por el estudio del vínculo

entre la madre y el bebé en el psicoanálisis, para entender cuál es el aporte puntual de estos

autores dentro de una discusión general que se desarrolla a lo largo del siglo XX.

El impacto de las concepciones de Winnicott y Bion, que pueden ser consideradas como

herederas de los grandes debates de las relaciones objetales, es importante en las corrientes

psicoanalíticas actuales de Europa. Sus obras tienen en común un tópico yo-objeto interpretado

según la relación precoz madre-hijo.

Después de la publicación del libro La interpretación de los sueños de Freud, en 1900, el

interés por el vínculo entre la madre y el bebé perdió importancia. Esto se puede explicar por la

influencia de Freud quien en su obra y destaca el vínculo y la intervención del padre en el

momento del Edipo como un elemento central en la constitución del ser del niño.

Solamente hasta 1930, se retoma el interés por el vínculo madre-hijo con las teorías de las

“relaciones objetales" de Fairbairn y Klein (Green, 2006) en las que rescatan la importancia del

momento pre-edípico y del vínculo materno Entre los años 1957 y 1962, Bion retoma el interés

por la investigación en torno a la relación del bebé con la madre, entendida, no como objeto, sino

como función; es decir que le da la importancia a la función materna (capacidad de la madre para

contener al bebé) y como ésta determina el desarrollo psíquico del hijo .

De esta manera, Bion rescata el término “vínculo” dejando de lado la categoría de

“relaciones objetales” en la cual se entiende a la madre como un objeto y no como una función,

tal como lo cita Green (2006), “No me intereso solo en el seno, en el pene, o en el pensamiento

verbal sino en su función que es la de hacer el vínculo con dos objetos” (Green, 2006).
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En 1962, Bion, identifica el vínculo con el analista como un espacio de réplica de los

vínculos afectivos más íntimos, como lo son los vínculos con las figuras parentales. Así define el

“vínculo” como: “la capacidad del analista de introyectar las identificaciones proyectivas del

paciente. Los ataques contra los vínculos son entonces sinónimos de ataques contra la

tranquilidad del analista y, originalmente, de la madre” (Brusset, 2006).

De esta manera, las experiencias corporales y de intercambio entre los padres y el bebé

son el origen de los fantasmas que se vuelven los mecanismos organizadores de los procesos que

desarrollan la psique (Brusset, 2006). Es importante notar que Bion es el primer analista que

habló acerca de la existencia de un “espacio psíquico”, después se refirió a la presencia de un

“espacio del pensamiento” y de un “espacio emocional” y no como Klein que solo se refería al

“mundo interno” del bebé (Brusset, 2006). Es decir que Bion desarrolla la teoría de Melanie

Klein y divide el mundo interno en tres partes: el psíquico, que se encarga de la constitución del

ser y se ve influenciado por los otros dos; el mental, donde pertenecen los pensamientos y el

desarrollo de estos; y el espacio emocional, en el que se viven las emociones y las sensaciones

corporales que estas conllevan. Esta es una separación simbólica y que permite explicar mejor

cada categoría.

Para entender los lineamientos globales de estos autores en torno al análisis de la relación

madre-hijo y el origen de los pensamientos del bebé, se trabajarán, para los dos primeros autores,

tres ejes. En una primera parte se explicará el modo en el que cada uno hace referencia a la

relación madre-hijo, para luego tratar la hipótesis el origen de la vida psíquica y terminar con la

formación del pensamiento en los bebés. En el caso de Helene Deutsch, ya que esta centra sus

planteamientos en la psique de la madre, en una primera parte se expone la concepción de la

maternidad y el aparato psíquico femenino, para luego discutir sobre la relación madre-hijo
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 18  
 

desde la experiencia psicológica de la mujer. Por último se tratarán las experiencias de la mujer

en el parto y el puerperio y como estas activan las pulsiones de desarrollo del bebé.

Planteamiento teórico Bion

Wilfred Ruprecht Bion, a lo largo de su carrera como médico y psicoanalista, centró su

obra en el origen del pensamiento desde la etapa gestacional y en cómo este se evidencia

mediante la relación madre-hijo.

De esta manera, Bion sostiene que la capacidad de la madre para construir un contacto

psíquico, un vínculo entre ella y el bebé le permite a este introyectar su propio yo, y desarrollar

sus pensamientos. Es decir que mediante el vínculo entre madre e hijo, el recién nacido logra

sentir su cuerpo e ir sintiéndolo como propio a medida que se desarrolla; lo que posteriormente

posibilita una vida mental propia con el desarrollo de sus pensamientos. A esta función

contenedora de la madre la llama Bion capacidad de rêverie (Chambrier-Slama, 2001). El

concepto de rêverie hace referencia al estado anímico que está abierto a la recepción de

cualquier "objeto" del objeto amado. Esto significa que la madre pueda recibir cualquier –objeto-

sentimiento, emoción, dolor, pulsión o necesidad de parte del objeto amado, es decir, del bebé.

Esta capacidad se da cuando la madre, incluso desde la etapa gestacional, es capaz de recibir las

identificaciones proyectivas del feto y posteriormente del lactante, ya sean sentidas por este

como buenas o malas (Bion, & Grimberg, 1980). Es decir que la rêverie es una función

somatopsíquica, es decir que, a través de sentir el cuerpo del bebé, la madre puede introyectar o

apropiarse de su psique para entenderlo y así generar el vínculo. Este proceso se da porque el

embrión e incluso posteriormente el lactante, todavía está anclado en el funcionamiento de su

propio cuerpo, pues su identidad aún permanece determinada por su vínculo físico con la madre.

La madre hace así lo que el bebé todavía no es capaz de hacer y conecta su propio cuerpo con la
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psique del bebé (Badoni, 2001). De esta manera, la revêrie materna es la capacidad de

contención emocional de la madre hacia el bebé. Se espera que la madre y también el padre, sean

capaces de recibir las angustias, molestias y llantos del niño y transformarlos, devolviéndolos de

una forma más apropiada, descargados de angustia, de manera que puedan ser tolerados y

recibidos por el éste (Zapata, 2004). Para que la madre desarrolle esta capacidad de rêverie, es

necesario que tenga un Edipo organizador que haya estructurado su self, donde tenga entonces

claros sus límites y sus propios traumas infantiles. Si no es así, la psique de la madre puede

evacuar al bebé que le recuerda sus propios traumas y de esta manera, evita el contacto del bebé

de forma fóbica (Bourdellon, 2004).

Además de los canales físicos de comunicación, el amor se expresa a través de la rêverie

(Bion & Grimberg, 1980). Wilfred Bion trata el modelo de la relación madre-hijo,

relacionándolo con el modelo de la pulsión, y redefiniéndola como una característica humana

que va más allá de la pulsión conectándola con las emociones y a las experiencias corporales

primarias, y no solo con las características biológicas (Schmid-Kitsikis, 2006).

Otro de los términos fundamentales de Bion en el análisis de la relación entre la madre y

el niño es la identificación proyectiva, concepto que recoge de la psicoanalista Melanie Klein,

ampliándolo y llevándolo a su teoría de la función alfa materna (Goyena & Leclerc, 2001). Klein

relaciona este modo de identificación con la escisión, con el paso de la posición esquizo-

paranoide a la depresiva. En la posición esquizo-paranoide el bebé entiende que hay un seno

malo y un seno bueno, escoge una posición absolutista en la que cree que la madre es lo uno o lo

otro pero no logra integrarla, de esta forma no puede existir un mundo interno ni externo

estructurado (Baranger, 1994)). En la depresiva el bebé integra a la madre entendiendo que la

misma que tiene un seno malo, es la que tiene un seno bueno. De esta manera logra estructurar su
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mundo interno y externo y aparece la posibilidad de temporalidad). Esto permite que haya

separación con el objeto-madre- y sea posible la introyección de este de modo simbólico

evitando una simbiosis donde el mundo interno y externo están confundidos. (Baranger, 1994)).

Esta psicoanalista aclara que este modo de vinculación entre la madre y el bebé se produce

incluso antes del nacimiento, suponiendo que el embrión sea capaz de reconocer sensaciones

primordiales (Bion, 1997). La identificación proyectiva de Klein tiene tres objetivos principales:

el ataque, la posesión y el control. Hanna Segal, discípula de Klein, explica la identificación

proyectiva en los siguientes términos: “Partes de mi "yo" (moi) y de objetos internos son

arrancados y proyectados en el objeto externo, el cual se convierte en posesión de las partes

proyectadas que lo controlan y de las cuales se identifican” (Dispaux, 2010). La identificación

proyectiva es, ante todo, una defensa contra la angustia de la separación, puesto que el resultado

es la abolición de los límites yo-objeto y entonces de la no-separación. Lo que pase con la

identificación proyectiva depende de la respuesta del objeto (Dispaux, 2010).

En contraposición, Wilfred Bion define la identificación proyectiva como la creadora de

vínculos, es decir como una relación continente-contenido común (bisexual) que se distingue de

la subjetividad privada del uno y del otro (Brusset, 2006).

Así, la identificación proyectiva es el primer modo de relación y de comunicación entre la

madre y el bebé. Esta implica un contacto permanente entre uno y el otro. De esta manera, la

madre activa la rêverie, su estado especial de receptividad frente al bebé (Goyena & Leclerc,

2001) y puede recibir las emociones brutas no elaboradas del bebé (elementos beta) para

transformarlas en elementos simbolizables, que pueden ser re-introyectados por el bebé

(elementos alfa) (Bion & Grimberg, 1980; Dispaux, 2010; Goyena & Leclerc, 2001; Lysebeth-

Ledent, 2004).
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 21  
 

Es importante notar que hay una diferencia esencial entre la proyección y la identificación

proyectiva. En la primera, el yo proyecta sobre el objeto todo lo que no pueda procesar de su yo

(elementos de su personalidad, sentimientos, sensaciones, pulsiones, entre otros) y lo más común

es que proyecte lo malo al exterior para poderlo evacuar. Sin embargo, en la segunda, el yo

proyecta en el objeto tanto lo bueno como lo malo, no para soltarlo sino para evitar las fronteras

entre el yo y el otro (Dispaux, 2010). De esta manera, se crea una relación simbiótica entre la

madre y el bebé donde se conciben como un solo ente psíquico. La madre siente todo lo que

siente el bebé y este todo lo que siente su madre, generando un contacto permanente entre el uno

y el otro (Bion, 1997).Con respecto a las experiencias del feto en el útero y su relación con la

posibilidad de existencia de una mente con la cual interactuar con la madre antes de ser

autónomo como ser pensante, Wilfred Bion (1997), en su libro La tabla y la cesura: Bion en

Nueva York y San Pablo expone que “sería ridículo suponer que un recién nacido no tiene

mente” (p. 229). De esta manera, este autor defiende la idea de que el feto se hace sensible a lo

que cabría denominar “sucesos” (conjetura imaginativa) y así, antes de nacer, es un adulto

inteligente en potencia (Bion, 1997) que es sensible a todo lo que pasa dentro del útero (Bion,

1997, pp. 220 y 221):

Podemos imaginar situaciones en las que la presión se transforma a través del

líquido amniótico y puede por lo tanto estimular las cavidades óptica y auditiva. De ahí

que quiero aventurar la hipótesis de que aún un embrión en la tercera o cuarta etapa de

su desarrollo experimenta algo que algún día se convertirá en lo que llamamos

"sensaciones".

Por consiguiente, el feto dentro del útero reconoce que hay “cosas” que son diferentes a sí

mismo y, aunque estas experiencias pueden llegar a ser intolerables para el feto, posiblemente las
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 22  
 

olvida y se deshace de ellas, ya que no puede procesarlas por el momento (Bion, 1997). Sin

embargo, el estado mental que se configura tan pronto como se puede decir que el embrión o el

feto poseen una mente, es diferente del estado mental del bebé, que exhibe un pensamiento y una

conducta para los que sí se aplican los conceptos de consciente e inconsciente (Bion, 1997).

En importante resaltar que para que el feto pueda desarrollarse en el útero de su madre,

los padres necesitan desarrollarse también, para pasar de ser marido y mujer a ser padre y madre,

ya que de lo contrario no habría “espacio” para el crecimiento físico y psíquico del recién nacido

(Bion, 1997).

El momento del parto es muy importante ya que genera un tipo de cesura que Otto Rank

llamó “trauma de nacimiento”. Es decir que, como lo expone Bion (1997):

Existe una continuidad entre el feto en término y el bebé, si bien hay algo así como

una sinapsis, un diafragma o una pantalla, que al mismo tiempo que mantiene esa

continuidad también la interrumpe, de modo que el pensamiento primordial del

feto se proyecta en esta cesura y vuelve reflejado desde el bebé hasta sus niveles

primordiales de pensamiento y emoción (pp. 235- 236).

A raíz del parto, el bebé es consciente de que existe algo más allá de su propio cuerpo y

empieza a entrar en contacto con la madre de otra manera. Así, la primera representación que

tiene de la madre después de nacer es el seno (Goyena & Leclerc, 2001). De esta manera, el

origen de la vida psíquica se centra en el reconocimiento de que hay un otro. Para que haya un

sujeto, tiene que haber otro reconocido como tal. Para que haya un “yo” (moi) tiene que haber un

objeto del cual demandar y querer algo, para que haya un “yo” (je) se necesita un “tú” (Roux,

2007). De tal forma, el origen de la vida psíquica del bebé se crea en la necesidad de este por

demandar el objeto representativo de la madre, el seno.


RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 23  
 

Además, Wilfred Bion utilizó la metáfora de la digestión para mostrar el funcionamiento

del aparato psíquico y de la relación intersubjetiva (Korff-Sausse, 2007). Así, el momento de la

lactancia se vuelve fundamental para el desarrollo de la psique del bebé y la relación madre-hijo

y es el origen de todo pensamiento.

Como expuso Freud, el pecho es el “órgano sensorial para la percepción de las cualidades

psíquicas” De esta manera, el seno es necesario para que el bebé interiorice los objetos internos

(Goyena & Leclerc, 2001). Esto se logra por la experiencia del bebé de que a veces hay un seno

para él y a veces está ausente. Esto lo introduce Melanie Klein con la existencia del pecho bueno

y el pecho malo. El incorporar leche, amor, calor, puede ser sentido como el incorporar un pecho

bueno (Bion & Grimberg, 1980). Así, el primero está asociado con la leche real que satisface el

hambre y el otro con la no existencia de esa leche, estos tienen una propiedad psíquica diferente

(Bion & Grimberg, 1980) y son los que permiten que el bebé se encuentre con la experiencia de

la carencia. El lactante capta la existencia de un pecho muy malo dentro de sí, un pecho que “no

está allí” y por no estarlo provoca sentimientos dolorosos (Bion & Grimberg, 1980). De esta

manera, el pecho bueno y el pecho malo son una experiencia emocional (Bion & Grimberg,

1980).

La explicación que da Bion sobre el origen del pensamiento en el lactante, la estructura

desde la metáfora digestiva y la relación con el pecho. Bion le atribuye al bebé el ser consciente

de que sus necesidades no son satisfechas, en vez del reconocimiento de lo que pueda necesitar.

Por ejemplo, el bebé sabe cuándo hay un pecho malo y se frustra en vez de tener la

conciencia de que quisiera un pecho bueno. Se siente frustrado y tiene no el deseo de un seno

bueno, sino el deseo de evacuar el seno malo. De esta forma, el bebé empieza a sentir frustración

de un seno faltante, en vez de darse cuenta de que hay uno malo presente (Goyena & Leclerc,
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 24  
 

2001). Este es el principio de la formación de pensamientos ya que, según Bion, la capacidad de

formar pensamientos depende de la capacidad del bebé de tolerar su frustración y es

precisamente la unión entre una preconcepción y una frustración lo que permite el pensamiento

(Arnoux, 2010). Si el bebé logra tolerar la frustración, el seno malo se vuelve un pensamiento y

se desarrolla un aparato para pensar. Si hay intolerancia, el bebé quiere expulsar y huir de esta

sensación y el pensamiento pasa a ser un objeto malo (Goyena & Leclerc, 2001). Es importante

notar que este mecanismo funciona solo si existe un ritmo entre las gratificaciones y las

frustraciones, así como un vínculo psicoafectivo fuerte entre la madre y el bebé (Bourdellon,

2004) y es necesario un pecho que contenga al lactante (Bion & Grimberg, 1980).

Por consiguiente, un lactante capaz de tolerar la frustración puede permitirse tener un

sentido de la realidad, de ser dominado por el principio de realidad. Igualmente, puede sobrevivir

la dolorosa prueba de tener una madre incapaz de rêverie que no pueda brindarle la satisfacción

de sus necesidades mentales (Bion & Grimberg, 1980). En cambio, si su intolerancia a la

frustración va más allá de cierto límite, comienzan a funcionar los mecanismos omnipotentes,

especialmente la identificación proyectiva (Bion & Grimberg, 1980). Es por esta razón que la

identificación proyectiva es una forma temprana de lo que luego sería la capacidad para pensar

(Bion & Grimberg, 1980). Así, este mecanismo posibilita al lactante a manejarse con la emoción

primitiva y así contribuye al desarrollo de los pensamientos (Bion, 1988). De esta manera, el

amor no se apoya solo en la ingestión de la leche, sino también en la capacidad de la madre para

“digerir”, lo que el bebé todavía no es capaz de procesar simbólicamente (Badoni, 2001).

Refiriéndose igualmente a la metáfora digestiva, Melanie Klein señala que el bebé o el

niño muy pequeño cree que puede escindir las sensaciones o ideas desagradables, es decir todo

aquello que le causa displacer. Según esta psicoanalista, el niño tiene la fantasía omnipotente de
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 25  
 

que puede escindir esos pensamientos displacenteros y evacuarlos después, del mismo modo en

que evacúa la orina o las heces. Estos fenómenos se manifiestan, según ella, después del

nacimiento (Bion, 1997).

La importancia del seno radica entonces en que el lactante se puede sentir frustrado

solamente si suponemos la existencia de cierto aparato con el cual se puede experimentar la

frustración (Bion & Grimberg, 1980). Es así que, el pecho, la cosa en sí misma, no se distingue

de una idea en la mente. La idea de un pecho en la mente, recíprocamente, no se distingue de la

cosa misma en la boca (Bion & Grimberg, 1980). De esta manera, para el bebé, la existencia

física del seno no se diferencia del pensamiento del seno. Por eso mismo, Bion supone que el

lactante tiene una capacidad para la abstracción que le permite separar un elemento de la

experiencia total, que es la creencia de que existe un objeto que puede satisfacer sus necesidades

(Bion & Grimberg, 1980).

La teoría del pensamiento de Bion también es una teoría del conocimiento, del aprendizaje

por experiencia. Así, todo conocimiento tiene como base alguna experiencia primitiva emocional

en relación a la falta de un objeto. De esta manera, la adquisición del conocimiento viene de la

tolerancia de la frustración intrínseca a la experiencia que Bion llama el vínculo "C" (Goyena &

Leclerc, 2001). La primera y más primitiva manifestación de este vínculo ocurre en la relación

entre madre y lactante. Como una relación de objetos parciales, puede enunciarse como una

relación entre la boca y el pecho (Bion & Grimberg, 1980). Es así que se gesta una relación

continente-contenido en el que el pecho (la madre) contiene al bebé.

De esta manera, en el continente, el objeto es proyectado y se vuelve contenido. Los dos

son modelos de representaciones abstractas de “realizaciones” psicoanalíticas y son susceptibles

de ser unidos e impregnados por la emoción (Bion & Grimberg, 1980). Esto significa que
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 26  
 

continente y contenido dependen entre sí para beneficio mutuo y sin daño para ninguno. Así, la

madre saca provecho y logra crecimiento mental a través de la experiencia y el lactante también

saca provecho y logra crecer (Bion & Grimberg, 1980). En el modelo de contenido / continente,

cuando el vínculo C es exitoso, hay un crecimiento psíquico mutuo, si el modelo no es exitoso la

relación se inversa, aparece la envidia y la codicia y el vínculo se vuelve destructivo (Goyena &

Leclerc, 2001).

Ahora bien, en cuanto a la autonomía del bebé frente a la madre, es importante añadir que

la barrera de contacto intrapsíquico materno se estimula particularmente con el contacto madre-

bebé. El bebé permite así que la madre tenga contacto con su infancia reprimida y que haya de

esta manera un doble crecimiento estimulado por una espiral transaccional (Bourdellon, 2004).

A través de la interpretación de los afectos de la madre (P. Aulagnier) y de la rêverie (Bion), el

bebé introyecta la función continente y la función alfa (aparato para pensar pensamientos). Así,

poco a poco se vuelve autónomo frente a la madre (Bourdellon, 2004).

En cuanto a la entrada del padre, Wilfred Bion expone que el infante se incluye en el

cierre narcisista materno “pare-excitante”. La madre y el bebé salen poco a poco de una ilusión

simbiótica, permitiendo así descubrir el no-yo, el otro, encarnado en el padre (Bourdellon, 2004).

De igual forma, el padre, el tercer objeto, reconocido como tal, es el que garantiza la función

simbólica (Bichi, 2005).

Planteamiento teórico Winnicott

Donald Woods Winnicott a lo largo de su carrera como pediatra, psiquiatra y psicoanalista

(Roudinesco et al., 2008) centra gran parte de su obra en describir la relación temprana entre

madre – hijo, especialmente en los cuidados que ella le proporcionará durante sus primeros años

de vida, partiendo del supuesto de que la salud mental del individuo es determinada desde un
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 27  
 

principio por la madre, quien sin saberlo proporciona un ambiente facilitador en el cual los

procesos naturales que abarcan el crecimiento y desarrollo del bebé tiene lugar, al igual que sus

primeras interacciones con el medio (Winnicott, 1987). Todo esto, permite la construcción de la

base de la salud mental del infante, quien con el tiempo ira relacionándose creativamente con el

mundo. (Winnicott, 1987).

El tema de la creatividad es un concepto central en su obra (Torres, 2006), debido a que

entiende el desarrollo emocional saludable como la posibilidad de transitar creativamente por el

mundo. Aquí el sentido de la creatividad está en sentir que uno existe (Torres, 2006), teniendo en

cuenta que el desarrollo del ser humano es un proceso continuo, tanto a nivel físico como

personal y emocional.

Sin embargo, para Winnicott (1987) es difícil precisar el momento exacto en el que

comienza la existencia individual. En su libro Los bebés y sus madres afirma que la fantasía

juega un papel importante en este proceso, pues la relación con los hijos comienza desde el

momento en que empiezan a ser fantaseados por los padres y es en la concepción donde

propiamente los padres logran materializar dicha fantasía. Además, durante el proceso de

gestación, especialmente en el momento en el que la madre llega a percibir los movimientos del

feto, es cuando empieza a concebir a su hijo como un ser vivo que crece en su interior; la prueba

de esto es que el feto “patea”. Adicionalmente el autor afirma que en el momento del nacimiento

no comienza como tal la vida psicológica del individuo. La importancia de este proceso está

principalmente en el gran cambio de actitud de los padres hacia su hijo, pues es en este momento

donde el recién nacido es reconocido como individuo ante el mundo.

En este sentido, para Winnicott resulta difícil ligar intrínsecamente este proceso con el

comienzo de la existencia individual, ya que el recién nacido carece de conciencia sobre su


RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 28  
 

propia existencia (Winnicott, 1987). A través de los cuidados físicos proporcionados por su

madre y otras personas se facilitarán los procesos de maduración y construcción de la

personalidad del infante. Esto se da en una transición gradual desde la dependencia absoluta,

hasta la tendencia a la independencia, cuando el niño toma consciencia de su propia existencia y

posee cierta identidad, además de la capacidad por diferenciar entre “Su yo” y “No-yo” que hace

referencia a la realidad externa al niño (Green, 2006.; Winnicott, 1945). Sin embargo, el autor

considera difícil precisar el momento exacto en el que ocurre esto. (Winnicott, 1987). De modo

que para Winnicott, “desde las relaciones más tempranas con las figuras parentales, el desarrollo

psíquico del niño puede desplegarse o restringirse” (Gutiérrez, Castellanos, Henao, &

Santacoloma, 2007, p.5). Por consiguiente, un niño privado un contacto afectuoso, podrá ver

perturbado su desarrollo emocional (Winnicott, 1947).

Winnicott no solo se interesa por el proceso de transformación y de desarrollo psíquico del

niño, sino que también aborda el desarrollo de la madre en el proceso de la maternidad. En

cuanto al proceso de embarazo señala en Los bebés y sus madres (1987) que este proceso, es una

fase principalmente de identificación con el bebé. Además es una fase en la que posiblemente

resurgen experiencias y recuerdos del pasado, pues al igual que su hijo que está próximo a nacer,

ella también fue un bebé y ante la inminente llegada de su propio hijo, emergen en ella los

recuerdos de haber sido cuidada y estos interfieren en sus propias experiencias como madre.

En los últimos momentos del embarazo, la madre ya está preparada para saber las

necesidades de su bebé, a lo que se denominó preocupación maternal primaria, que es un estado

de hipersensibilidad donde la profunda identificación de la madre y el bebé crean el fenómeno de

la empatía. Es una “enfermedad normal” en la que la preocupación maternal primaria genera la

convicción de que la madre tiene que sentir las necesidades de su bebé y debe saber responder
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 29  
 

ante ellas (Lysebeth, 2004). Este fenómeno tiene lugar durante el proceso de embazo, el

puerperio, extendiéndose aproximadamente hasta el primer año de vida del niño y le permite a la

madre adquirir la capacidad de identificarse con su bebé y así satisfacer sus necesidades básicas

(Winnicott, 1965, 1987).

Para Winnicott, la identificación que la madre logra con su bebé es sumamente compleja y

fascinante, pues ella por cuanto se siente muy identificada con su hijo, sigue siendo en cierta

medida ella, una mujer con identidad; lo contrario a lo que sucede con su hijo, quien, por otra

parte tiene una identidad con la madre, como si fueran uno solo, pues al comienzo la madre es

parte del bebé (Torres, 2006). Por ende, este vínculo constituye un aspecto primordial para el

desarrollo emocional del niño (Torres, 2006).

Siendo así, la preocupación primaria materna y la unión madre- hijo que en un principio

pueden considerarse uno solo, son el comienzo de todo, ya que le dan sentido a palabras tan

simples como “ser” y consecuentemente a la palabra “yo soy”. Winnicott (1987) considera

“importante que el yo soy no significa nada a no ser que, en un comienzo, yo sea uno junto con

otro ser humano” (p. 29).

Estos procesos de identificación entre el niño y la madre son ampliamente trabajados por

Winnicott y es por esto que en su obra hace énfasis en la importancia de los cuidados físicos

proporcionados especialmente por la madre, en los primeros años de vida, (Winnicott, 1987).

Durante este proceso madurativo se hace indispensable el apoyo del yo de la madre para facilitar

la organización del yo del bebé, hasta que sea capaz de afirmar su propia individualidad y

experimentar un sentido de identidad propio (Winnicott, 1987).

Al concebir a la madre como un objeto cuidador que prácticamente se hace indispensable

para atender las necesidades del bebé, Winnicott habla de “La madre suficientemente buena”.
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 30  
 

Esta es la madre que logra adaptarse adecuadamente a las necesidades de su hijo, dependiendo al

momento madurativo en el que el bebé se encuentre (Torres, 2006). Al principio el bebé no logra

percibir quien proporciona los cuidados, solo se percata del ambiente protector cuando siente sus

fallas, debido a la ruptura de la cotidianidad existencial que estas provocan. La adaptación al

medio incluye necesariamente la posibilidad de la falla (Torres, 2006). En El proceso de

maduración del niño el autor señala que el bebé aprende a tolerar la ausencia gradualmente, a

partir de la confianza de la reaparición de la madre. Ella instaura el proceso de desilusión sobre

la ilusión que había ayudado a crear previamente (Winnicott, 1965).

Es importante tener en cuenta que la madre no es capaz de aportar todo lo que su hijo

necesita y entonces el bebé empieza a registrar sus ausencias e inicia el reconocimiento del

mundo exterior (Zapata, 2004). Por consiguiente la madre suficientemente buena es la que

además de suplir todas las necesidades de su hijo, es capaz de hacer experimentar al niño la

frustración necesaria para el desarrollo de su capacidad de individuación (Winnicott, 1987). Este

proceso se hace posible por que el individuo en los cuidados maternos que sostienen su

desarrollo reconoce y construye confianza progresivamente con su madre.

Para Winnicott (1965), la identificación que tiene la madre con su bebé le permite:

(…) emplear una potente capacidad para intuir las necesidades de su hijo” (…) esta

especie de identificación proyectiva, que le permite a la mujer saber cómo se siente su

hijo, y por tanto es capaz de darle casi exactamente todo lo que necesita en forma de

sostenimiento (holding) y provisión de un medio ambiente en general (…) (p. 61).

Winnicott habla de “funciones maternas” haciendo alusión al termino función, como

propiamente una acción (Cañellas, 2008) lo que implica que no necesariamente tiene que ser la

madre quien las desempeñe; al contrario cualquier persona que logre identificarse con el bebé,
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 31  
 

suplir sus necesidades, brindarle un ambiente adecuado para su desarrollo emocional y demostrar

en términos de cuidado su amor por él o ella, podrá estar inmerso en este proceso madurativo.

Sin embargo, en la mayoría de sus análisis hace referencia a la madre, pues es esta quien logra

esa “conexión espacial” con su hijo teniendo en cuenta el precedente biológico y simbólico del

embarazo (Winnicott, 1957).

Ahora bien, dentro de las funciones maternales plantea las siguientes (Winnicott, 1958):

1. Sostenimiento (holding): “comprende en especial el hecho físico de sostener la

criatura en brazos que constituye una forma de amar” (p. 56), es en esta fase, que el individuo

depende completamente de los cuidados maternos y necesita ciertas condiciones ambientales

como lo son: la satisfacción de sus necesidades netamente fisiológicas y la proporción de un

entorno estable, digno de su confianza. Estas condiciones se logran a partir de la identificación

emocional entre madre–hijo (Winnicott, 1965). Esta fase va más allá de ser un factor básico de

cuidado materno, ya que su esencia está principalmente en que la madre logre sostener

apropiadamente física y emocionalmente a su hijo, creando un vínculo de confianza y seguridad,

que facilite la integración del cuerpo y la organización psíquica del bebé (Winnicott, 1965).

2. Manipulación (handling): “contribuye a que se desarrolle en el niño una

asociación psicosomática que le permite al individuo percibir y diferenciar lo “real” de lo “no

real” (p. 33). Una adecuada manipulación le permitirá al niño “disfrutar de la experiencia de su

funcionamiento corporal (coordinación–tono muscular) y de la experiencia de “ser”” (Winnicott,

1958).

3. Presentación objetal (objet – presenting): “promueve en el bebé la capacidad de

relacionarse con objetos, con el mundo” (p. 34), esta función consiste en la capacidad de hacer

real el impulso de creatividad al que tanta importancia le otorga. Esta función desarrolla
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 32  
 

propiamente la capacidad del niño por sentirse real en el instante en que se relaciona con el

mundo (Winnicott, 1958).

Todo lo anterior, indica que el desarrollo es producto de un proceso de maduración y de la

acumulación de experiencias de vida, que son posibles gracias a un medio favorable, que en este

caso sería proporcionado por la madre (Winnicott, 1958).

Winnicott concibe a la madre como una figura necesaria por las siguientes razones:

1. Como una persona viva, el bebé debe poder sentir el calor de su piel, poder ver y

sentir a su madre, “debe tener acceso pleno al cuerpo de su madre” (p. 144). Aquí se unen el

cuidado físico y el psicológico, pues la presencia física de la madre y los cuidados que ella

proporciona a su hijo, satisfacen una necesidad emocional, fundamentalmente porque el amor se

expresa en términos físicos. “la madre viva y sus cuidados físicos proporcionan un ambiente

psicológico y emocional esencial para el crecimiento temprano del bebé” (p. 144) (Winnicott,

1957).

2. En segundo lugar, la madre es esencial en la medida en que es ella quien presenta

el mundo al bebé, a través suyo el bebé toma contacto con la realidad externa. Aquí justamente la

experiencia de alimentar adquiere un significado importante, debido a que “el bebé

eventualmente tiene la ilusión de que ese pecho es el resultado de su creación, que surgió de la

necesidad, avidez y los primeros impulsos de amor primitivo” (p. 145) este proceso de

alimentación, le permite justamente al infante crear conciencia de la realidad externa, tener la

primera representación de su madre y por consiguiente diferenciar la realidad interna de la

externa. Por ende la alimentación constituye una parte esencial del proceso madurativo del bebé.

(Winnicott, 1957).
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 33  
 

3. Por último, la madre se hace necesaria en su tarea de desilusión, ya que “una vez

que le ha dado a su hijo la ilusión de que el mundo puede crearse a partir de la necesidad y la

imaginación (…) tendrá que hacer pasar a su hijo por un proceso de desilusión que se extiende

más allá del proceso de destete” (p. 145) poco a poco la madre capacita a su hijo para aceptar

“que si bien el mundo puede proporcionar lo que necesita y desea, no lo hace automáticamente,

ni inmediatamente en el momento que surge la necesidad o el deseo”; por consiguiente será ella

quien con el fin de conseguir el crecimiento de la capacidad de su hijo por hacer uso positivo de

sus fallas adaptativas, logre que este aprenda a tolerar gradualmente su ausencia, basando en la

confianza de la reaparición de la madre. Sólo ella será capaz de instaurar el proceso de desilusión

sobre el proceso de ilusión que previamente había creado, al suplir todas las necesidades de su

hijo, en un principio donde éste no percibía las fallas de su madre, ya que lógicamente la madre

no es capaz de aportar en todo momento lo que su hijo necesita. Es entonces cuando el bebé

empieza a registrar las ausencias maternas y así iniciar el reconocimiento de la realidad externa y

poniendo en cuestión su vivencia omnipotente (Winnicott, 1957).

Con el tiempo el infante adquiere la capacidad de renunciar a la presencia real de la madre,

a lo que Winnicott denominó “establecimiento de un medio ambiente interiorizado”. Lo cual

determina la base de la capacidad del niño por estar solo, que se hace posible por medio de la

experiencia de haber estado solo en presencia de otra persona: estar solo en presencia de su

madre, gracias a las fallas que registró a lo largo de su desarrollo en esa persona que proporcionó

cuidado y un ambiente confiable (Winnicott, 1965).

Para Winnicott el proceso de lactancia juega un papel indispensable en el reconocimiento

del hijo hacia la madre y en el desarrollo emocional del bebé, respecto a este suceso considera

que “no hay nada más poderoso e íntimo en las relaciones humanas que el vínculo existente entre
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 34  
 

madre (pecho) -hijo, que el que hay durante la extinción de una primera experiencia alimentaria”

(p. 148). La succión del pecho constituye una relación compleja en la medida en que incluye la

excitación de la anticipación, la experiencia de succión del pecho, así como el sentimiento de

gratificación, que viene acompañado del alivio de la tensión instintiva que trae consigo la

satisfacción de la necesidad propia de alimentarse (Winnicott, 1957).

La experiencia de alimentar al bebé es una experiencia fundamentalmente gratificante para

la madre, pues está fuertemente ligada a la identificación proyectiva que logra con su hijo recién

nacido, además de sus propias experiencias de cuando era un bebé (Winnicott, 1987). Al ser esta

una experiencia tan íntima en la relación madre- hijo, en el momento en que el bebé mira a su

madre y ésta mira como la mira, el bebé logra descubrirse en el rostro de su madre

simultáneamente la madre se descubre como madre. La representación que el hijo logra de su

madre, se da gracias a este momento, gracias a la mirada mutua entre la madre y su hijo que

Winnicott llamó “mirada en el espejo” y que con el tiempo posibilitara el origen y desarrollo del

Self del niño (Missonnier, 2004).

Pese a que Winnicott no hace mucho énfasis en el papel del padre dentro de este proceso

de maduración emocional y desarrollo del Self, hace la siguiente afirmación “No existe bebé sin

madre (…) al igual que no hay madre capaz de cumplir todos los requerimientos del bebé en sus

primeras etapas, si no hay un padre o un tercero que haga la función de contener a la madre para

que pueda cumplir con su labor de cuidadora (…) por ende, considera su papel de vital

importancia, en un principio a través de su apoyo material y emocional a la madre y luego,

gradualmente a través de la relación directa con el hijo” (p. 25) (Zapata, 2004).
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 35  
 

Planteamiento teórico de Deutsch

Helene Deutsch, ha sido considerada como una de las pioneras en el campo de la

psicología de la mujer y sexualidad femenina. Influenciada por la corriente teórica de Freud, fue

más allá de esta centrando su obra en las influencia de factores socio-culturales en el

establecimiento de la identidad femenina (Vallejo-Orellana, 2002). De esta manera, resalta que

las condiciones culturales llevan a que la mujer renuncie a su satisfacción sexual y se refugie en

una vida llena de fantasmas, ya sea en su relación con el objeto amoroso o con su bebé (Parat,

2010). Así mismo, en sus investigaciones sobre las funciones sexuales de la mujer, concibe la

maternidad como una experiencia enteramente individual, al considerar que cada mujer cuenta

con sus propios recursos y experimenta diferentes deseos y temores. Además, hace énfasis en la

maternidad como fenómeno social y debe siempre considerarse como una experiencia netamente

singular y diferente para cada mujer (Deutsch, 1951)Esta psicoanalista considera que la mujer

maternal es aquella que es capaz de trasformar y transferir desde su yo, el deseo narcisista de ser

amada de la mujer femenina hasta el hijo. Por ende, esa transferencia de deseo es concebida

como un acto altruista de la madre hacia su hijo (Deutsch, 1951). Helene Deutsch es la primera

que intenta comprender lo que le pasa al aparato psíquico femenino en relación a su parte

somática (Parat, 2010).

En su libro Psicología de la mujer, al centrarse propiamente en la maternidad, esta

psicoanalista considera que todas las experiencias se encuentran ligadas entre sí. De esta manera,

al estudiar la función reproductora de la mujer, Deutsch sugiere que en el periodo gestacional

resurgen para la mujer situaciones de su pasado, que frecuentemente pueden ser de carácter

infantil (Deutsch, 1951). Por esta razón, dominar el pasado se vuelve un prerrequisito para la

salud psíquica de la mujer, pues, en caso contrario, las nuevas situaciones llegan a provocar
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 36  
 

nuevos traumas y conflictos internos de la mujer con su proceso de maternidad (Deutsch, 1951).

Así, el bebé permite borrar o reabrir las heridas narcisistas anteriores de la madre. Es necesario

devolverse al periodo infantil (prefemenino) para entender la reactivación de los fantasmas

durante el embarazo. Esto implica pensar que el bebé puede ser un bebé oral, anal, así como

fálico-narcisista (Parat, 2010).

Para Deutsch, la relación madre –hijo comienza con la concepción y se extiende a través

de los procesos fisiológicos del embarazo, nacimiento, alimentación y asistencia del bebé. Así

mismo, “(…) todas estas funciones se acompañan de reacciones afectivas, que son hasta cierto

grado típicas en la madre, pero en su mayor parte varían según la personalidad de cada mujer”

(Deutsch, 1951, p.25).

La experiencia psicológica del embarazo de la mujer depende del grado de las condiciones

en que la mujer haya concebido a su hijo y en las condiciones en las que este nazca. Así mismo,

este fenómeno está fuertemente influenciado por el ambiente inmediato, es decir el trato que

recibe la mujer por parte de su esposo y familia, y otros factores del ambiente como el estatus

económico y las enfermedades (Deutsch, 1951).

Además, esta psicoanalista afirma que el proceso de gestación, embarazo y parto, siempre

está acompañado de temores relacionados con su propia vida o la de su hijo, por lo que el apoyo

que reciba la mujer de su pareja y de su entorno es de vital importancia, pues ayudará a mitigar

dichos temores y fortalecer la confianza en su pareja y en otros lazos afectivos con los que pueda

contar (Deutsch, 1951).

De esta misma manera, existe una influencia de los procesos somáticos sobre la psique,

pues dentro de su investigación descubrió la relación entre los conflictos emocionales de la

madre y los síntomas físicos del embarazo, pues toda mujer aporta a su embarazo ciertos factores
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 37  
 

emocionales y situaciones conflictivas que se relacionan con las manifestaciones orgánicas

propias del embarazo (Deutsch, 1951). Así, es importante notar que con la presencia del bebé

hay una reactivación del complejo de Edipo. Dentro de esta reactivación el bebé se vuelve el

objeto de amor que su madre le tiene a su padre (el de ella). De esta forma, las náuseas y el

vómito al principio del embarazo refuerzan los movimientos edípicos, así como la presencia de

la envidia de la madre que activan de nuevo los impulsos libidinales antes abandonados (Parat,

2010).

Desde el punto de vista biológico, en el embarazo no existe ninguna diferencia entre la

madre y el feto, son una unidad orgánica absoluta, de modo que el bienestar o perturbaciones de

uno, implica un efecto directo en el otro (Gutiérrez et al., 2007). Para Deutsch (1951), “si existen

dificultades psíquicas para la adaptación de la situación biológica, el embrión será psíquicamente

lo que desde el punto biológico: un enemigo que explota el organismo maternal” (p. 129).

De acuerdo con lo anterior, la identificación madre-hijo desempeña un papel fundamental

en todo el proceso del embarazo, pues biológicamente el feto vive “parasitariamente” en el

cuerpo de la madre, se nutre y vive de ella. Por ende, si no existe un suficiente deseo positivo por

la llegada del bebé, para el amor y el sacrificio masoquista, y en tanto la identificación materna

no sea mayor o significativa a la representación parasitaria del feto, este seguirá siendo un

perturbador psíquico para la madre, y traerá dificultades afectivas y emocionales para esta

(Deutsch, 1951). Si el deseo por un hijo no es suficientemente fuerte, o si es inhibido por otras

causas, posiblemente aparezcan dificultades en la psique de la madre para aceptar el papel de

portadora, y esto puede manifestarse con tendencias expulsivas del feto para oponerse al proceso

biológico del organismo.


RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 38  
 

Así mismo, durante el embarazo, los procesos orgánicos y psicológicos de la madre se

ajustan a las necesidades fisiológicas del feto, lo que muestra que el sentimiento de unidad

madre–hijo se logra únicamente cuando no intervienen en el yo de la madre influencias

perturbadoras. Es decir, que los impulsos maternos deben permanecer en reposo, el yo de la

gestante debe sentirse libre de culpa y estar satisfecho por un interés afectivo dirigido hacia un

objeto que solo será real cuando nazca y mientras tanto solo hará parte de su fantasía. Además

de esto, es importante que la mujer no vea la maternidad como un obstáculo en su vida. Esto

sucede porque, a pesar de que la relación madre-bebé representa una realización completa del

estado primario donde no hay separación entre la libido del yo y la libido del objeto. Ahora

bien, como el bebé representa el ideal del yo materno, hay posibles conflictos con su yo ya que

el bebé sigue siendo un objeto del mundo exterior sobre el que se muestran todos los conflictos

de ambivalencia que en la madre están ligados a las diferentes fases del desarrollo de su propia

libido (Parat, 2010).

Así, el estatus del niño es doble porque es un objeto introyectado que entra en el yo (moi)

y lo expande, pero también es una parte del mundo exterior en la que todas las relaciones

objetales de la madre se ven repetidas. “El niño es una prolongación física del compañero sexual

a través del proceso de introyección, se vuelve así el compañero mismo” (Parat, 2010).

Los últimos momentos del embarazo, acompañados de las sensaciones físicas cercanas al

parto, suelen ser desagradables e incómodos para la madre, lo que a nivel psicológico, según

Deutsch, provocan impaciencia psíquica. Por esto que la armonía entre madre–hijo se perturba,

precisamente, por factores fisiológicos y cambios orgánicos (Deutsch, 1951). Todo lo anterior da

lugar a que la pulsión afectiva de la madre durante todo el proceso del embarazo adquiera un

carácter hostil respecto a la unidad de la madre con su hijo. Esto, puede compararse con las fases
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 39  
 

iniciales del embarazo, debido a que la percepción interna que tiene la madre de que en su cuerpo

se producen desgarramientos, transforma cada vez más al feto en un cuerpo extraño. Esta

situación inicia un conflicto en la madre en el cual se enfrenta por un lado, al deseo de retener y

con el despertar de un sentimiento altruista que se ha desarrollado durante el proceso de

embarazo y por otro lado con la tendencia a a renunciar a la unidad ya establecida con el bebé y

el deseo de expulsarlo (Deutsch, 1951).

Helene Deutsch describe el parto a partir del término “prematura separación” para hacer

referencia a que cuanto más se acerque el momento del nacimiento de su hijo, mayor será la

significación afectiva del hijo en la vida de la madre, gracias al deseo de verle en el mundo

exterior. Esto es lo que determina que tanto se ha preparado la madre para el trauma de la

separación.

La psicoanalista concibe el embarazo y el parto como una extensión directa del acto

sexual, no solo a nivel físico sino también a nivel fantasmático. "Así como el primer acto

contiene elementos del segundo (en el orgasmo), el segundo está lleno de mecanismos de placer

del primero” (Parat, 2010). De esta manera, el acto de nacimiento representa “la cumbre del

placer sexual y el acto de parir para la mujer es una salida del placer masoquista” (Parat, 2010).

Es así como el parto constituye la máxima y más satisfactoria experiencia para la mujer en

la medida en que ella logre dominar los elementos perturbadores internos o externos, es decir si

el parto sigue un curso natural y normal, y si mediante influencias afectivas directas u otros

medios se logran reducir el dolor, y los temores asociados a este proceso.

Además, para que esta experiencia adquiera una sensación satisfactoria, Deutsch considera

que hay dos factores fundamentales. El primero, lo denomina el goce del cumplimiento que se

relaciona con el dominio que la mujer logra de sus temores relacionados al parto, pues el parto
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 40  
 

permite una repetición completa del miedo asociado al traumatismo del nacimiento y una

dominación de este miedo a través del acto de reproducción. Los fantasmas del nacimiento

condensan así el nacimiento nunca olvidado de la madre (Parat, 2010). El segundo hace

referencia a la relación que comienza con el niño inmediatamente después del parto (Deutsch,

1951). Es decir, que toda la energía psíquica ligada al parto, y gracias a la liberación

experimentada por la madre en relación a sus temores y el dolor del parto, “crean un sentimiento

de triunfo y constituye el verdadero éxtasis en el primer momento de la maternidad” (Deutsch,

1951, p. 209). Pese a que para la psicoanalista el primer contacto entre la madre y el hijo juega

un papel esencial en el comienzo del vínculo afectivo madre-hijo, considera imposible saber

hasta qué grado este primer contacto matiza como tal dicha relación (Deutsch, 1951).

Durante el puerperio y la lactancia se abre un nuevo mundo para la madre, pero la

continuidad de los elementos psicológicos que acompañaron las diversas fases de la maternidad

como la concepción, el embarazo y el parto, se conservan totalmente, pese a la separación física

madre–hijo (Deutsch, 1951). Después del parto, la mujer reconstruye el mundo en torno al hijo y

se establecen a través de él sus abandonadas relaciones con el ambiente, que abarcan dos actos.

El primero, tiene lugar en el último momento del parto y se caracteriza por la presencia y

sentimientos de éxtasis hacia el niño, pues la reacción de separación madre–feto se compensa

con un redescubrimiento del hijo, en donde se hace real la fantasía. El segundo acto se refiere al

periodo del puerperio, en donde principalmente el organismo se recupera del parto y vuelve a su

estado normal. Según Deutsch (1951), el proceso psicológico del puerperio depende en gran

medida del ambiente en el que se encuentre la mujer, el significado del nacimiento de su hijo, de

su familia y de su pareja. Es decir, que esta experiencia varía según la mujer y la situación vital

en la que se encuentre. En el inicio del puerperio, a pesar de la alegría que despierta el


RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 41  
 

nacimiento de su hijo, la orientación de la madre es aun extraordinariamente narcisista, al

sentirse el centro de toda atención amorosa, ya que considera a su hijo como el producto de su

hazaña. A medida que el niño manifiesta gradualmente sus necesidades, exigencias y derechos,

la madre gradualmente centrará su atención en él (Deutsch, 1951).

En la relación madre- hijo, el altruismo maternal juega un papel importante en dicho

vínculo, pues como elemento afectivo de dicha relación, se basa en el hecho de que, con respecto

al niño, la madre se comporta desinteresadamente y está dispuesta a sacrificar todo por él. La

esencia de este amor maternal según la autora radica en el hecho de no pedir nada y no tener

límites en el momento de darse sin reserva. Dentro de esta relación, el niño ve a su madre como

esa persona que satisface sus necesidades, y es precisamente esa actitud altruista que despierta en

el bebé la sensación de que su madre no tiene otro interés fuera de él, fundamentando el principio

de confianza de dicho vínculo (Deutsch, 1951). Desde el punto de vista teórico de esta autora,

considera el puerperio como esa parte del ciclo vital de la mujer en el que el trauma de la

separación madre–hijo es dominado por la iniciación de la relación maternal con él (Deutsch,

1951).

Antes de hablar propiamente de la lactancia, parece pertinente mencionar que la

psicoanalista describe la relación madre–hijo propiamente como ese lazo afectivo que crea una

especie de cordón umbilical psíquico entre la madre y su hijo, que empieza desde el momento de

la concepción, se fortalece durante todo el embarazo y se hace real en el momento del

nacimiento. Al hablar propiamente de la lactancia, la autora considera que es precisamente este

cordón umbilical psíquico el que liga el seno de la madre con la boca del niño (Deutsch, 1951).

Hay entonces una analogía entre el coito y la lactancia que evocan los procesos de incorporación

de los fantasmas. “La actividad de succión del bebé le permite incorporar una parte del cuerpo
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 42  
 

materno bajo la forma de un fluido que extrae de ella” (Parat, 2010). Esto despierta “el conflicto

entre las tendencias egocéntricas del yo de la madre y las fuerzas altruistas de la maternidad (…)

y el resultado de este conflicto determinará si la madre puede llevar a cabo o no la lactancia de su

hijo” (Deutsch, 1951, p. 191).

Helene Deutsch resalta que la lactancia es un momento cargado de representaciones

sexuales que se relacionan con diversos problemas, dada la analogía entre el seno y el pene. La

analogía completa de las dos situaciones de succión -es decir del coito y de la lactancia- permite

ante todo que la frontera entre el sujeto y el objeto desaparezca, pero también permite la

identidad de la incorporación oral del objeto en el acto de succión. El acto de lactar es un acto de

gozo sexual en el que la glándula mamaria tiene el rol de zona erógena (Parat, 2010).

En este orden de ideas, cuando la madre experimenta alguna dificultad para amamantar a

su hijo, es debido a que tiene la sensación de que su yo corre peligro, lo que puede dar lugar a

que llegue a considerar a su hijo como un enemigo y sus necesidades orales como agresiones. La

sensación de peligro que ella experimenta puede manifestarse a través de temores a la lactancia y

el daño que esto pueda causarle físicamente. En estos casos la succión por parte del niño del

pecho, puede ser considerado como una acción devoradora (Deutsch, 1951).

De igual forma, esta dificultad de amamantar se origina debido a que la madre siente en su

interior sus propias agresiones durante la lactancia. La incapacidad para alimentar a su hijo

representa entonces un intento por huir, no para protegerse propiamente a sí misma, sino para

proteger al niño del peligro de sus agresiones (Deutsch, 1951).

Las agresiones inconscientes que la madre experimenta al amamantar a su hijo están entre

su temor a ser devorada por él y su impulso a destruir a su hijo a través de la lactancia, teniendo

en cuenta que las fuentes de temor y los motivos de agresión repulsiva varían en cada mujer.
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 43  
 

Todo esto se origina debido a la contraposición entre el yo y el servicio de reproducción, pues un

yo débil no puede defenderse de otra manera que no sea renunciando al servicio de la

reproducción, y consecuentemente despierta una dificultad en la mujer por amamantar a su hijo

(Deutsch, 1951).

Por otro lado, las mujeres que no experimentan ninguna dificultad con amamantar a su

hijo, son aquellas que logran ver y experimentar la función de la lactancia como algo más que

un deber de la madre, dejan de luchar en contra de su naturaleza de reproducción y le quitan el

peso de obligación. Así, la satisfacción de lograr alimentar a su hijo sin ninguna dificultad está

ligada al bienestar del recién nacido.

Respecto a lo anterior, para Deutsch la lactancia es sin duda un proceso fisiológico que

está expuesto a las influencias psíquicas y emocionales. La unión que existe entre madre – hijo

es tan profunda y delicada que difícilmente se puede llegar a comprender la experiencia de cada

mujer con el proceso de amamantar a su hijo (Deutsch, 1951).

Pese a que diversos motivos influyen en la relación madre–hijo, es durante el embarazo

donde se prepara gran parte de esta relación, y en gran parte depende de la capacidad individual

de cada mujer por transformar el “individuo parasitario” en un ser amado y deseado, al igual que

su capacidad por dominar los temores del embarazo y del parto (Deutsch, 1951). Como ya se ha

mencionado, la relación madre – hijo es ese lazo afectivo que crea un cordón umbilical psíquico

entre la madre y el hijo, esta conexión le permite a la madre identificarse con el hijo. Durante el

embarazo la unión a través del cordón umbilical es netamente física, pero al momento del parto

la madre tiene que ser capaz de preservar esa unión a nivel psíquico, más allá de lo físico, con su

primogénito (Deutsch, 1951).


RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 44  
 

De tal forma, las dos grandes tareas de la mujer como madre tienen que ver con moldear

su unidad con el hijo y más tarde con ser capaz de disolverla armónicamente (Deutsch, 1951).

Estas tareas que sirven principalmente para la conservación de la especie, están a su vez ligadas

al desarrollo del niño, pues durante el primer periodo de vida del recién nacido todos los

cuidados de la madre se dirigen principalmente al cuidado físico y alimentación de su hijo. En

este periodo, el recién nacido hace parte del yo de la madre, ya que el impulso de la madre para

conservar una unidad con su hijo es más fuerte, y el proceso de lactancia favorece la fuerza del

vínculo entre madre e hijo. Sin embargo, a medida que este crece irá adquiriendo cierto tipo de

independencia junto con la progresión de su desarrollo psíquico y emocional (Deutsch, 1951).

El amor maternal empático que logra la madre con su hijo y permite la consolidación del

vínculo madre –hijo se logra a partir de la profunda identificación que la madre logra con su

bebé, a través de lo que esta autora denominó “el cordón umbilical psicológico” tanto a nivel

psíquico como emocional (Deutsch, 1951).

La relación madre-hijo está condicionada desde un principio por diversos factores como:

la propia infancia de la madre, la educación y el ambiente cultural en el que tenga lugar dicho

vínculo. De allí la importancia de “descubrir la influencia del inconsciente sobre la psicología de

la maternidad, y confirmar si está determinada no sólo por factores culturales y del ambiente,

sino también por conflictos no resueltos del pasado de la madre” (Deutsch, 1951, p. 274).

Helene Deutsch insiste en todas las reactivaciones pulsionales que en el niño surgen como

resultado de la crisis del nacimiento: surgimiento de una castración incipiente, pérdida

narcisista, rol del dolor en la libido del niño, sentimiento de extrañeza, activación de la

ambivalencia hasta ahora disimulado por la identificación del niño al propio yo de la madre. Del

lado de la madre el proceso de embarazo y nacimiento del hijo tiene como fundamento la energía
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 45  
 

libidinal que este implica para ella. La libido narcisista de la madre tiene que soportar el vacío

del bebé dentro de ella y asumir la pérdida de manera libidinal exitosa (Parat, 2010).

Discusión y conclusiones

En este recorrido se ha hecho un análisis de estas tres propuestas teóricas recolectando

elementos que permitan identificar la teorización desde un enfoque psicoanalítico del desarrollo

psíquico del bebé a partir del vínculo con la madre (Gutiérrez et al., 2007). Este recorrido

permite responder la pregunta de investigación ¿cuáles son los planteamientos teóricos

propuestos por Winnicott, Deutsch y Bion sobre la relación madre-hijo durante el periodo

gestacional y el puerperio?,

Winnicott y Bion dedicaron su trabajo a identificar minuciosamente el impacto que en el

yo del niño tiene la relación con la madre, mientras que Deustch en un trabajo que antecede al de

estos dos autores, se concentrará en el proceso particular de la madre, en el impacto que tiene en

su psiquismo la transformación que implica el embarazo, el parto y el puerperio.

Los tres autores dan una importancia significativa a la relación madre–hijo, y la forma en

que este vínculo se hace posible. Bion habla de la capacidad de rêverie de la madre, Winnicott se

refiere a la identificación maternal primaria y Deutsch al cordón umbilical psíquico, para hacer

referencia a esa identificación que logra la mujer con el recién nacido, que le permite reconocer

las necesidades y emociones de su hijo. Solo con lograr esto puede cumplir con su papel de

cuidadora y forjar ese vínculo con su hijo que le permitirá manifestarle su amor de diferentes

maneras dependiendo de la etapa del desarrollo en la que este se encuentre.

Así pues, para los tres autores mencionados, los procesos previos al nacimiento del bebé

influyen notablemente en la identificación que la madre logra con el bebé al momento de nacer.

Sin embargo, Helene Deutsch hace mayor énfasis en la etapa previa al nacimiento, centrando
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 46  
 

gran parte de su obra en lo que sucede durante la concepción, embarazo y parto, e intenta

comprender lo que pasa en el aparato psíquico femenino en relación a estos procesos (Parat,

2010). De esta manera esta psicoanalista centra su obra en los procesos que suceden en la psique

de la madre. Por el contrario, Winnicott y Bion, aunque también consideran la gestación y el

embarazo como cruciales en la formación del vínculo madre-hijo, ponen el énfasis en los

procesos que vive el bebé y en cómo este, a través de este vínculo, logra desarrollar su

autonomía.

Ahora bien, desde el punto de vista teórico de Deutsch, el deseo con el que se espera el

bebé influye notablemente en el curso del embarazo, para esta psicoanalista citada por Gutiérrez

et al. (2007) “(…) es importante que el niño como objeto futuro, sea deseado, amado, esperado

con alegría (…) si el niño es una carga involuntaria, un objeto del futuro odio en la fantasía de la

madre, de odio aun no compensado por los sentimientos maternales conciliatorios, el embarazo

es una maldición (…)” (pág. 9).

Lo anterior evidencia que sus aportes teóricos para el psicoanálisis y la psicología en

general se centran en la mujer, más que en el desarrollo psicoemocional del bebé, como no

sucede en el caso de Bion y Winnicott, que en sus principales obras, otorgan un papel importante

a la madre, pero dándole un papel de cuidadora y necesaria en el desarrollo del bebé. Deutsch,

habla del tema en un contexto social dominado por la visión masculina, que se hacía presente

también en el contexto del psicoanálisis. Precisamente por ser mujer, y por haber vivido

propiamente el embarazo y nacimiento de un hijo, -habiendo sufrido múltiples tropiezos,

incluyendo varias perdidas, antes de lograr un embarazo exitoso- ella privilegia una visión

teórica que se acerca a la experiencia propia de ser madre, sin naturalizar ni establecer

generalizaciones sobre la relación madre-hijo, sino por el contrario mostrando la particularidad y


RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 47  
 

el impacto del entorno social y de la historia personal de la madre en la configuración única que

tiene cada relación.

Para Helene Deutsch, el desarrollo del embarazo armonioso presupone varios factores

como una madurez afectiva definida en la mujer que está próxima a ser mamá, una buena salud

física y psíquica, y buenas condiciones ambientales -maritales, familiares, económicas y

sociales-. De esta manera, dentro del proceso de embarazo y maternidad, tanto la influencia del

ambiente, al ser un fenómeno social y colectivo, como la individualidad, al concebirlo como una

experiencia única para cada mujer, son componentes significativos.

Por su parte, Winnicott menciona que durante el embarazo la madre logra identificarse

con su hijo para suplir todas las necesidades básicas de este, y demostrarle su amor en términos

físicos a través del cuidado y el soporte. Así pues, ese ensimismamiento que experimenta la

madre con su hijo, tiene que ver con el deseo de la madre por la llegada de su bebé (Vilar, 2006).

Sin embargo, su teoría se centra más en el vínculo madre- hijo y la manera en que este se forma

especialmente después del parto y los primero meses de vida del recién nacido, haciendo énfasis

en la influencia del ambiente sobre el desarrollo psíquico del bebé. El entorno es, en un

principio, representado en su totalidad por la madre, quien es la que facilita y permite el proceso

madurativo de su hijo a través de su cuidado. Esto denota que, para el autor, es de vital

importancia que las funciones que la madre cumple respecto al cuidado de su hijo, son las que

facilitan la construcción del psiquismo del bebé.

Para Bion, el origen del pensamiento se da desde la gestación y se evidencia a través de la

relación madre-hijo y de la identificación proyectiva que logra procesar la madre. En la misma

perspectiva, Winnicott, centra su obra en las funciones maternas y la capacidad de esta para

apoyar el desarrollo psíquico del niño. Bion sostiene que la madre tiene la capacidad de construir
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 48  
 

un contacto psíquico entre ella y el bebé, que le permite a este introyectar su propio yo y

desarrollar sus propios pensamientos. Además ella debe ser capaz de contener no solo física, sino

emocionalmente, a su hijo.

De esta forma en los autores aquí tratados, las funciones maternas facilitan ciertas

experiencias decisivas para la construcción del psiquismo del bebé. En especial resaltan la

importancia de la lactancia, debido a que gran parte de la vigilia del bebé en un principio tiene

que ver con la alimentación (Gutiérrez et al., 2007). Así pues, Bion, Winnicott y Deutsch le dan

en su obra una especial importancia a este proceso, al considerarlo como la más íntima

interacción entre madre e hijo. Sin embargo la describen de forma diferente y le asignan una

función distinta.

Por su parte, Donald Winnicott no considera indispensable que la madre tenga el deber de

alimentar a su hijo. Pese a esto, si la mujer no presenta ninguna dificultad durante este proceso y

puede llevarlo a cabo sin ningún problema, será la oportunidad en la que su hijo logre

identificarse en sus ojos y viceversa, es decir a través de la mirada, la madre logra identificarse

con su hijo, y él logra el reconocimiento de ella, todo esto fundamentado en la confianza, a lo

que el autor denominó “la mirada en el espejo”.

Por otra parte, Helene Deutsch considera que la madre puede llevar a cabo esta función en

la medida en que haya sido capaz de vencer sus miedos al embarazo y al parto, y gracias al amor

que siente por su hijo, puede lograr identificar que la succión de su hijo del pecho esté libre de

cualquier agresión. De esta manera, la madre puede liberarse también de los fantasmas eróticos

que se crean desde la concepción en la asimilación que tiene del bebé como falo y en el acto de

lactancia que se asemeja al coito.


RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 49  
 

Por último, Wilfred Bion plantea que el seno es necesario para que el bebé interiorice los

objetos internos ya que, a través del reconocimiento del seno bueno y el seno malo, el infante se

conecta con la tolerancia a la frustración y esto es lo que le permite desarrollar los pensamientos.

Adicionalmente, todo lo descrito hasta ahora permite identificar que los autores, en

especial Bion y Winnicott, conciben el rol de la madre como aquella capaz de identificarse

proyectivamente con su hijo, y así lograr suplir la mayor parte de las necesidades del recién

nacido, que recaen principalmente en los cuidados físicos. Siendo así, los autores conciben esta

función materna como indispensable en la formación del pensamiento del infante y por

consiguiente el propio reconocimiento de su existencia. Así pues, partiendo de esta premisa, los

autores consideran imposible que la madre logre satisfacer todas las necesidades de su hijo y

gracias a esto, el hijo logra registrar poco a poco la ausencia de su madre y lograr tolerar la

frustración que esto le genera, todo dentro de un ambiente en el que paulatinamente se va

construyendo una confianza. La confianza es una condición emocional que el niño va

desarrollando en la medida en la que es capaz de soportar la frustración de la ausencia de los

cuidados y el sostén de la madre, cuando paulatinamente le es posible esperar que la función

materna permanezca disponible para él, a pesar de las ausencias esporádicas que pueda tener. El

niño será capaz de soportar emocionalmente las ausencias y la frustración que estas generan y a

nivel cognitivo esta capacidad de espera hace posible una transformación de gran importancia..

Tanto Bion como Winnicott concuerdan en que el origen del pensamiento de infante, se da

gracias a la frustración que genera la ausencia de la madre, y la capacidad de este por tolerarla.

Para los tres autores la relación madre- hijo, son entendidas como un proceso de

formación del vínculo desde la concepción y la fantasía del hijo esperado o deseado, pasando
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 50  
 

por el embarazo, el parto y por último, por la consolidación de este vínculo a través del contacto

físico con la madre y el mundo exterior en la medida en que el individuo se desarrolle.

Por ende, Bion, Deutsch y Winnicott le dan un papel indispensable a la madre en todo este

proceso madurativo y ponen en relieve la importancia de la etapa pre-edípica, contrario al primer

pensamiento freudiano. Adicionalmente resulta curioso el hecho de que el lugar del padre dentro

del planteamiento teórico de estos tres autores no se trata a fondo y se enfoca toda la

investigación en la función propia de la madre, restando importancia a la función paterna en los

primeros meses de vida del recién nacido. Esto puede deberse a que las escuelas de las relaciones

objetales rescataron la importancia de la etapa pre-edípica y de la posición de la madre,

contrarrestando la importancia que Freud le dio al padre. Es así como, autoras como Horney y

Melanie Klein, destacan la fase pre-edípica como etapa clave para la formación del género en

contra de los supuestos freudianos y lacanianos (Ferguson, 2003). Así mismo, Chodorow (citada

en Ferguson, 2003) expone que “la crisis en el desarrollo del género no tiene su origen en el

acceso edípico a la masculinidad, sino en la separación pre-edípica de la madre”. De esta manera,

el principal agente adulto de la socialización de género de 1os niños y niñas resulta ser la madre

y no el padre (Ferguson, 2003, p.172).

A lo largo de esta revisión bibliográfica se lograron revisar los distintos planteamientos

teóricos propuestos por Winnicott, Deutsch y Bion sobre la relación madre-hijo y se mostró

cómo estos le entregan una importancia a la etapa pre-edípica que, históricamente había sido

relegada por Freud. Es así como rescatamos la importancia de las diferentes posturas frente a la

maternidad, que aún sigue siendo un tema sustancial hoy en día, tanto para el desarrollo

emocional y psíquico de la madre, como para la del bebé y la del padre.


RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 51  
 

Para finalizar, es importante recalcar que en el planteamiento de Winnicott y de Deutsch,

el contexto cultural en el que el fenómeno de la maternidad tiene lugar es fundamental, pues

diversos factores socio-culturales pueden influir en la experiencia de cada mujer por ser madre.

Es así como Deutsch es la primera psicoanalista en estudiar la situación psicológica de las

madrastras, pero en el contexto propio a su época donde el marido se encontraba viudo, con hijos

de corta edad (Laflamme & David, 2002).

Los postulados de estos tres autores son un campo de análisis que se renueva hoy en día

cuando las transformaciones sociales, políticas y económicas del siglo XX y XXI han tenido un

importante impacto en la transformación de las relaciones de género. En este escenario hay una

transformación en la identidad femenina en donde hay una posibilidad cada vez más amplia de

separación con la identidad materna. Con la inserción de las mujeres en el mundo del trabajo la

maternidad deja de ser una ocupación prioritaria, central y definitoria de su identidad femenina.

Es decir, que para algunas mujeres existen prioridades diferentes a la maternidad como la

realización personal, el acenso profesional y la culminación de otros proyectos (Reid, 2010).

Estas transformaciones culturales requieren que estas teorías sean repensadas dentro de las

nuevas dinámicas de interacción en las que se establece el vínculo del bebé con su cuidador o

cuidadores principales. Cuando culturalmente este rol deja de circunscribirse exclusivamente a la

figura de la madre biológica, para ser compartida por el padre, una segunda madre, un segundo

padre (en el caso de las parejas gay), la madrastra o el padrastro (en el caso de las familias

recompuestas) otros familiares o figuras allegadas, es necesario repensar la manera en la que hoy

en día se encarna la función materna. Los postulados de Deutsch deben ser repensados en un

mundo donde el hecho de convertirse en madre está atravesado por varios elementos que han

transformado esta experiencia. Por ejemplo, las exigencias simultáneas que se le hace a las
RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 52  
 

madres para continuar desempeñándose de manera competitiva, especialmente en el mundo del

trabajo y que intervienen de manera directa en la forma como las mujeres viven la maternidad.

También existen nuevos elementos médicos, nuevas tecnologías que atraviesan la experiencia

que para una mujer implica el ser madre. Cuando un embarazo está atravesado por ejemplo por

técnicas de reproducción asistida, donde el embarazo no ha sido necesariamente el fruto de una

relación sexual o cuando incluso el ovulo no es propio de la madre o el espermatozoide que

fecunda el ovulo no es necesariamente el de aquella persona que habrá de ocupar la función

paterna ¿Cómo se puede pensar la experiencia de ser madre en estos casos que Helene Deutsch

no conoció en su tiempo?

Winnicott, Deutsch y Bion dejan un legado para el psicoanálisis contemporáneo abriendo

un campo de trabajo en el estudio de la relación madre-hijo que tiene inicio en el periodo

gestacional y el puerperio. Los herederos de esas teorías han creado nuevos enfoques como el

neo-bioniano y relacional que permite estudiar el tema de la relación madre-hijo, teniendo en

cuenta nuevos elementos dentro de esta relación como lo es el lugar del padre en estos

momentos pre-edípicos de la primera infancia. De tal forma una vez reconquistado el interés por

la etapa preedipica como precursora de la formación del pensamiento y el yo, en los herederos de

Bion y Winnicott se plantea un sincretismo donde la función materna y paterna adquieren

importancia dentro de un sistema de relación complejo que va a dar las bases estructurales para

el niño en el periodo de la gestación y el puerperio.


RELACIÓN MADRE-HIJO DURANTE EL EMBARAZO 53  
 

Referencias

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