Analizan El Uso de La Dipirona en La Práctica Clínica
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Autor:
Gustavo José González
Columnista Experto de SIIC
Institución:
Universidad del Salvador
Conclusión breve
Se revisa el perfil farmacodinámico, farmacocinético, eventos adversos y lugar de la dipirona en la práctica clínica.
Resumen
Palabras clave
antiinflamatorios no esteroides, clasificación, antiinflamatorio, analgésico, antipirético, dipirona, metamizol,
farmacodinamia, farmacocinética, eventos adversos
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Especialidades
Principal: Farmacología,
Relacionadas: Atención Primaria, Geriatría, Medicina Familiar, Medicina Farmacéutica, Medicina Interna, Pediatría, Reumatología, Toxicología,
Enviar correspondencia a:
Gustavo José González, Universidad del Salvador
Facultad de Medicina
Departamento de Pediatría, Buenos Aires, Argentina
Non Steroideal Anti-Imflammatory Drugs. Dipirone: Review of its Pharmacological Properties and Place in Clinical
Use
Abstract
Non-steroideal anti-inflammatory drugs pharmacological profile and classification are briefly updated with focus in
their pharmacodynamic and adverse events profile. The pharmacodynamic, pharmacokinetic and adverse events
profile of dipirone; along with its place in clinical practice is reviewed.
Key words
non steroideal anti-inflammatory, clasification, anti-inflammatory, antipyretic, dipirone, metamizole,
pharmacodynamics, pharmacokinetics, adverse events
Artículo completo
Introducción
La familia de los antiinflamatorios no esteroides (AINE) tiene en común tres acciones y una característica química
que la definen como tal. Comenzando por su característica química, los AINE no son derivados esteroideos o del
ciclopentano perhidrofenantreno, es decir, no están emparentados con los corticosteroides. Desde el punto de vista
de sus acciones, comparten, aunque a veces con importantes diferencias de potencia y eficacia, actividad
antiinflamatoria, analgésica y antipirética. Así, un AINE en particular puede poseer mayor actividad analgésica o
antipirética que otra, incluso dentro del mismo grupo químico.1 Esta circunstancia también es aplicable a su perfil
toxicológico, que puede coincidir con el propio del grupo o ser más o menos específico del compuesto que se trate.2
Desarrollaremos un breve repaso de las características fundamentales de estos compuestos, para luego referirnos
con mayor detalle a las propias de la dipirona.
De las múltiples maneras de abordar la clasificación de estos compuestos, la basada en sus características físicas y
grupo farmacológico resulta de utilidad (Tabla 1).1
Los principales efectos farmacológicos, como también gran parte de los eventos adversos, pueden explicarse por la
inhibición de la actividad de las ciclooxigenasas (COX) determinada por estos fármacos.1,3,4 Las COX, de las cuales
se han categorizado tres isoformas (COX-1, COX-2 y COX-3 o COX-2b), participan en la conversión del ácido
araquidónico a endoperóxidos intermedios inestables, los cuales finalmente terminan originando tromboxanos (TX) y
prostaglandinas (PG).1,4,5 Algunos de estos eicosanoides intervienen, en distinto grado, en mecanismos
fisiopatológicos implicados en la respuesta inflamatoria, fiebre y dolor.6-8 No obstante, los endoperóxidos no son
mediadores exclusivos de la respuesta inflamatoria, en la cual además intervienen otros compuestos como
interleuquinas, factores de crecimiento, factor de necrosis tumoral, bradiquinina, serotonina, complemento, etc. De
esto se desprende los AINE no sean siempre capaces de suprimir de manera completa dicha respuesta biológica.
Además, estos fármacos no afectan la síntesis de otros derivados del ácido araquidónico, los que originan
leucotrienos, ácido hidroperoxiercosatetraenoico e isoprostanos, también implicados en la inflamación.1,9,10
Merece destacarse que sólo el ácido acetilsalicílico inhibe las COX de manera irreversible (acetilación), el resto de
los AINE disponibles en la actualidad lo hacen de manera reversible.1
Repasaremos inicialmente las tres acciones farmacológicas básicas que definen farmacodinámicamente a los AINE.
Acción antiinflamatoria
El proceso inflamatorio constituye un mecanismo que circunscribe a una determinada zona de la economía, la
actividad de noxas de naturaleza física, química o biológica. La respuesta inflamatoria clásicamente se divide en tres
fases: aguda, subaguda y crónica. En la primera predominan el aumento de la permeabilidad capilar y la
vasodilatación; la fase subaguda está representada por la infiltración de la zona comprometida por parte de células
inflamatorias (leucocitos polimorfonucleares, células fagocíticas, etc.), y finalmente, la fase crónica, que se
caracteriza por la presencia de procesos degenerativos o fibróticos o de ambos tipos.1,3,8
En general, los AINE son más eficaces en la inflamación aguda. Esto obedecería a que tanto las prostaglandinas
como los leucotrienos, están implicados de manera preponderante durante los primeros pasos de la cascada
inflamatoria, caracterizada por vasodilatación, aumento de permeabilidad vascular, quimiotaxis (los AINE interfieren
marcadamente varias funciones neutrofílicas como desgranulación, adhesión, agregación, fagocitosis, etc.) y,
además, la sensibilización de terminales sensitivas.
Acción analgésica
La actividad de los AINE como analgésicos puede dividirse, desde un punto de vista fisiopatológico, en dos grandes
segmentos: por un lado es posible hablar del control del dolor inflamatorio, secundario a la actividad de estos
fármacos sobre la inflamación; así disminuirían la disponibilidad de mediadores con actividad algésica y reducirían
el componente “celular” del dolor inflamatorio al disminuir o bloquear pasos implicados en la activación de
polimorfonucleares y macrófagos.1,3,4,8
La actividad analgésica de los AINE en el dolor no inflamatorio, respondería a su actividad inhibidora de las COX,
tanto a nivel periférico como en el sistema nervioso central (SNC), donde la COX-3 se ha identificado en
abundancia.1,4
El techo de la acción analgésica de los AINE es claramente inferior al de los opioides, aunque son efectivos en
dolores de intensidad leve a moderada y, a diferencia de los opiáceos, no comprometen el sensorio.1
Acción antipirética
La fiebre es un signo que aparece ante la presencia de numerosos factores: inflamación, infección, lesión tisular,
proliferación neoplásica, etc. Esta manifestación obedece a la intervención coordinada de respuestas a pirógenos
endógenos y exógenos, de tipo neuroendocrino, autonómicas, paracrinas e inmunitarias.1,3,6,7
Los pirógenos son reconocidos por receptores en áreas específicas del SNC que responderían incrementando la
síntesis de PG de la familia E2; éstas actuarían como primer paso en la patogenia de la fiebre. De esta manera, la
acción antipirética de los AINE estaría dada por inhibición de la síntesis de PG en el SNC.1,4
Los AINE comparten un perfil toxicológico más o menos propio del grupo, con diferencias puntuales respecto de
ciertos compuestos en particular. Al igual que su perfil farmacodinámico, la mayoría de los efectos secundarios
propios de esta familia puede correlacionarse, aunque no de manera absoluta, con la actividad inhibidora que ejercen
sobre las COX.1,2
Gastrointestinales
Representan el conjunto que con mayor frecuencia produce este grupo farmacológico; en general se estima que
alrededor del 40% de los pacientes que reciben AINE durante 90 días presenta lesiones gastroduodenales
evidenciables endoscópicamente. El rango de gravedad es amplio, desde dispepsia y pirosis hasta ulceración
gastroduodenal, incluso con perforación; la frecuencia relativa de esta forma alcanza un 5%-15% de los que toman
AINE. En general, la toxicidad gastrointestinal es directamente proporcional a la dosis y tiempo de exposición y se
incrementa por el uso concomitante de más de un AINE u otros compuestos gastrolesivos (corticosteroides, alcohol,
tabaquismo, etc.).1,2,11
Existe una gran variabilidad entre los diferentes AINE respecto de la capacidad para inducir eventos adversos
gastrointestinales; en general, cuando son utilizados en dosis indicadas durante corto tiempo, puede establecerse
una escala tentativa de riesgo de lesiones gástricas; así tenemos: elevado riesgo (piroxicam, ketoprofeno, ketorolac),
riesgo intermedio (naproxeno, ácido acetilsalicílico, indometacina), bajo riesgo (ibuprofeno, diclofenac), muy bajo
riesgo (clonixina, dipirona, paracetamol).1,2,12
Los AINE parecerían ejercer su actividad gastrolesiva a través de dos mecanismos: acción directa dependiente del
pH de la molécula, presencia o no de forma entérica, etc., y por otra parte, una acción sistémica relacionada con la
actividad sobre la COX.1
Hipersensibilidad
Los eventos adversos relacionados con hipersensibilidad pueden ser de tipo inmunitario (caracterizados por la
presencia de anticuerpos específicos y linfocitos activados) o bien seudoalérgicos, en los cuales no se pone de
manifiesto la presencia de respuesta inmune específica. Ambas formas son indistinguibles desde el punto de vista
clínico y su presentación va desde rinitis y manifestaciones cutáneas, hasta broncoespasmo, edema angioneurótico
y/o shock anafiláctico. Las reacciones de tipo inmunitario son específicas del compuesto y en general no son
cruzadas con otros AINE, mientras que las no inmunitarias pueden ser cruzadas. La frecuencia de los eventos
adversos relacionados con hipersensibilidad es baja, ya que sólo alrededor de 1% a 2% de las personas que reciben
estos fármacos los presentan.1,2
Renales
La alteración de la función renal relacionada con el uso de AINE puede afectar a un 2%-5% de los individuos que los
reciben, especialmente en forma crónica. Su gravedad es variable, desde retención de sodio y agua (a veces
asociada con retención de potasio e hiperpotasemia), hasta insuficiencia renal terminal (nefropatía por
antiinflamatorios). En la fisiopatología de estos trastornos estarían implicados desde mecanismos de inhibición de la
COX, con reducción de PG a nivel renal, hasta procesos idiosincráticos. Estos efectos secundarios se presentan con
mayor frecuencia en mayores de 65 años, pacientes con compromiso de la función renal, uso combinado de AINE y
en quienes utilizan estos agentes en forma crónica en dosis elevadas.1,2,11
Hematológicos
Si bien la incidencia de los trastornos hematológicos relacionados con la utilización de AINE es bajísima relación con
el consumo de estos agentes, algunas veces adquiere características graves, como en el caso de agranulocitosis o
anemia aplásica. Entre los eventos adversos hematológicos, algunos derivan de la pérdida de sangre secundaria a
lesiones gastroduodenales, mientras que en otros, como la agranulocitosis, la anemia aplásica, la anemia hemolítica
autoinmune y la trombocitopenia estarían implicados mecanismos inmunogenéticos. Los grupos de AINE asociados
con trastornos hematológicos de patogenia inmunogenética incluyen: pirazolidindionas, pirazolonas, derivados
fenilacéticos, indolacéticos, antranílicos e incluso salicílicos.1,2,11,12
Debe recordarse que la gran mayoría de estos fármacos se comportan como antiagregantes plaquetarios y pueden
aumentar el riesgo de hemorragia.1,2
Dipirona
Origen y química
La dipirona, metamizol o metapirona es un derivado enólico sintético perteneciente al grupo de las pirazolonas
(Tabla 1).1,13,14
Sobre la base de su actividad farmacodinámica en humanos, tanto el paracetamol como la dipirona son considerados
por algunos como “no antiinflamatorios”, sino sencillamente analgésicos-antipiréticos no esteroides (AANE).
Consideraremos entonces los efectos antálgicos-antifebriles de la dipirona en comparación con otros miembros del
grupo de los AINE utilizados en la práctica clínica.
Actividad analgésica
La dipirona muestra una notable actividad analgésica, dependiente de la dosis, y en la práctica clínica su techo
parece situarse alrededor de los 2 000 mg. A ese rango de dosis, su actividad antálgica sería equivalente a la de 6-8
mg de morfina o alrededor de 75 mg de meperidina. La acción analgésica del fármaco es superior a la
correspondiente al paracetamol y al ibuprofeno a igualdad de base y vía de administración. La dipirona tiene
actividad relajante del músculo liso, lo que podría coadyuvar al control de procesos algésicos de tipo cólico, a
diferencia del ibuprofeno y del paracetamol.1,15
En el modelo clásico de control del dolor posextracción del tercer molar, 2 g de dipirona por vía oral fueron
significativamente más efectivos que 600 mg de ibuprofeno y esta diferencia ya se manifestaba a los 30 minutos
luego de la administración. Respecto del paracetamol, Daftary y col. demostraron que 500 mg de dipirona fueron
significativamente más efectivos que igual dosis de paracetamol en el manejo del dolor posepisiotomía.17,18
El tiempo de actividad clínicamente útil para la acción antálgica de la dipirona se estima en 6-8 horas.1,15-17
En cuanto al mecanismo de acción, no existe aún un consenso unívoco en cuanto a su mecanismo de acción
analgésica. Se acepta que su actividad analgésica descansa en la inhibición de la síntesis de PG, con disminución de
disponibilidad de PGE2 en tejidos relacionados con la génesis/transmisión/integración de información nociceptiva.
De todas formas, la dipirona pareciera actuar tanto a nivel periférico como central (actividad sobre la COX a nivel del
SNC y la médula espinal.1,7,8
Actividad antipirética
La dipirona presenta una notable actividad antipirética tanto en adultos como en niños. El fármaco demostró mayor
actividad y comienzo más rápido de acción que el paracetamol y el ibuprofeno.
En adultos, Ajgaonkar y col. hallaron, en pacientes afectados de fiebre tifoidea, que la dipirona en dosis de 500 mg
por vía oral, presentó mayor efecto antifebril, de comienzo más rápido que el paracetamol en igual dosis, (diferencia
estadísticamente significativa). En población pediátrica, Wong y col. compararon la actividad antitérmica de
ibuprofeno, paracetamol y dipirona en más de 600 niños con edades comprendidas entre 6 meses y 6 años, a partir
de la medición de la temperatura timpánica. La dipirona fue más efectiva que los otros compuestos, la diferencia con
el paracetamol fue estadísticamente significativa; asimismo, la dipirona presentó actividad más rápida que el
paracetamol y el ibuprofeno.19,20
Farmacocinética
El fármaco se absorbe adecuadamente tras su administración oral, con una Tmáx, de alrededor de 60-90 minutos.1,16
La biodisponibilidad absoluta de su principal metabolito activo, la 4-metil-amino-antipirina (MAA), es del 90% tras su
administración oral de dosis única. Si bien no se han caracterizado todos sus metabolitos, el fármaco es hidrolizado
en forma rápida y no enzimática a 4-metil-amino-antipirina (metabolito activo); ésta a su vez sigue
biotransformación enzimática por el sistema citocromo P450 a 4-formil-amino-antipirina (FAA) y 4-amino-antipirina
(AA), también dotado de actividad biológica. Finalmente, la 4-amino-antipirina es metabolizada por
acetiltransferasas a 4-acetil-amino-antipirina (AAA), carente de actividad. La distribución de los metabolitos activos
es generalizada (atraviesan la barrera hematoencefálica) y su vida media oscila entre 2.5 a 4 horas, siendo más
prolongada en sujetos de edad avanzada y pacientes con cirrosis. La vida media de la molécula madre tras su
administración intravenosa es de 15 minutos.1,16,21,26
La excreción del fármaco y sus metabolitos luego de una dosis única se realiza fundamentalmente por riñón (96%), el
resto es excretado con las heces. En orina puede aparecer ácido rubazónico, responsable de la coloración rojiza que
a veces se observa.26
Eventos adversos
Luego de más de 80 años de experiencia clínica a nivel mundial, el perfil de eventos adversos de la dipirona es
cabalmente conocido. A diferencia de la inmensa mayoría de los AINE, en dosis usuales y administrada por períodos
cortos, no mostró lesiones gástricas significativas relacionadas con cuadros acidopépticos. Debe recordarse que el
ibuprofeno, en dosis superiores a 1 200 mg/día, muestra aumento en la incidencia de trastornos gastroduodenales
típicos del conjunto de los AINE.1,11,25
Los eventos adversos más comúnmente relacionados con la dipirona incluyen: náuseas, vómitos, hipotensión (más
frecuente cuando se utiliza la vía intramuscular o la intravenosa). Al igual que con otros AINE, se han descrito
efectos secundarios tales como reacciones alérgicas (broncoespasmo, asma tipo aspirina, erupciones cutáneas,
crisis anafilactoides-anafilácticas, etc.), oliguria, insuficiencia renal aguda, ocasionalmente se comunicó coloración
rojiza en la orina debido a la excreción de ácido rubazónico.1,2,11,21,26
Muy raramente la dipirona mostró efectos secundarios hematológicos como leucopenia y, en casos muy raros,
trombocitopenia y agranulocitosis-anemia aplásica. La naturaleza de los cuadros hematológicos tipo
agranulocitosis-aplasia es de tipo inmunogenética y estaría relacionada con polimorfismos del complejo mayor de
histocompatibilidad (MHC). Se han identificado y genotipificado secuencias de antígenos leucocitarios humanos
(HLA), que se presentarían con mayor frecuencia en quienes manifiestan estos efectos secundarios (HLA-A24, HLA-
DQ1 y HLA-B7). La incidencia atribuible de agranulocitosis por dipirona es bajísima, estimándose en 0.56 casos por
millón de habitantes/año; asimismo, de acuerdo con los datos de Ibáñez y col., el riesgo desaparecería luego de 10
días de la última dosis. Las reacciones de tipo inmunogenético pueden presentarse en cualquier momento, incluso
en quienes hayan estado expuestos previamente al fármaco en varias oportunidades, pero parecerían
correlacionarse más fuertemente con grupos que se encontraron expuestos a la dipirona en dosis altas y por tiempo
prolongado.22-24,26
De acuerdo con el IV informe del grupo de trabajo CIOMS (1998); el riesgo de mortalidad global asociado con
dipirona, parecería ser sustancialmente inferior al correspondiente a dosis equivalentes de AINE utilizados para el
control de dolor de intensidad leve a moderada. El exceso estimado de mortalidad por semana de uso/millón de
personas, fue de 1.7/millón para aspirina, 1.5/millón para diclofenac, 0.4/millón para ibuprofeno, 0.05/millón para
paracetamol y 0.11/millón para la dipirona.27
Otros eventos adversos relacionados con la vía de administración del fármaco incluyen dolor en el sitio de inyección
y flebitis.26
El campo de indicaciones del dipirona se restringe fundamentalmente al manejo de cuadros dolorosos de intensidad
moderada a grave y cuadros febriles intensos que requieran un agente de acción rápida y potente, especialmente en
quienes no puedan recibir otros AINE debido a intolerancia gastrointestinal o riesgo de eventos característicos
(síndrome de Reye –aspirina–).1,6-8,15
En lo que hace al dolor, la dipirona resulta particularmente útil en el manejo del dolor tipo cólico debido a su actividad
relajante de musculatura lisa. El compuesto mostró en el cólico renal actividad analgésica comparable a la petidina o
el diclofenac. Asimismo, la dipirona se ha mostrado efectiva por vía parenteral en el manejo de dolor posoperatorio
de intensidad moderada a grave, especialmente cuando no pueda recurrirse a otros analgésicos tipo opioides o
ketorolac.16-19,28-31
En cuanto a su uso como antipirético, debería reservarse para cuadros febriles serios (en pacientes mayores de 3
meses), que no respondan adecuadamente o en quienes no pueda administrarse paracetamol o ibuprofeno.1,20,26,30
Al igual que otros fármacos de su tipo, en general la duración del tratamiento no debería ser superior a 7-10 días.1,26
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