Dioses Destructores
Dioses Destructores
Dioses Destructores
En la mitología griega, Ate, Até o Atea (en griego antiguo Ἄτη, ‘ruina’, ‘insensatez’, ‘engaño’) era la diosa de la
fatalidad, personificación de las acciones irreflexivas y sus consecuencias. Típicamente se hacía referencia a los
errores cometidos tanto por mortales como por dioses, normalmente debido a su hibris o exceso de orgullo, que les
llevaban a la perdición o la muerte.
Contenido
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1 Mitología
2 Notas
3 Fuentes
4 Referencias
5 Véase también
6 Enlaces externos
[editar] Mitología
En la Ilíada, Homero dice que Ate es la hija mayor de Zeus, sin mencionar madre alguna. Instigada por Hera, usó
su influencia sobre Zeus para que éste jurase que el día que naciera un mortal descendiente suyo, éste sería un gran
gobernante. Hera inmediatamente retrasó el nacimiento de Heracles y provocó el de Euristeo prematuramente,
logrando así que éste obtuviese el poder destinado al primero. Encolerizado, Zeus arrojó a Ate a la tierra para
siempre, prohibiendo que volviese al cielo o al Olimpo. Ate vagó entonces por el mundo, pisando las cabezas de
los hombres en lugar de la tierra, provocando el caos entre los mortales.
También en la Ilíada se refiere Fénix a la Ate, al hablarle a Aquiles diciendo: «ésta es robusta, de pies ligeros y por
lo mismo se adelanta, y recorriendo la tierra, ofende a los hombres». Dice también que es importante entregarle a
Ate ofrendas, que la previenen y la alejan.
En su Teogonía, Hesíodo afirma que la madre de Ate es Eris (Discordia), pero no menciona a ningún padre.
Algunos autores, pues, la consideran hija de Zeus con Eris.
Las Litaí (‘oraciones’) iban tras ella pero Ate era rápida y las dejaba muy atrás.
Apolodoro, afirma que cuando fue arrojada por Zeus, Ate cayó en una montaña de Frigia, que fue bautizada con su
nombre. Más tarde Ilo, persiguiendo una vaca, fundó allí la ciudad de Ilión, esto es, Troya. Esta bonita floritura
está cronológicamente reñida con la fecha en la que según Homero ocurrió la caída de Ate.
En las Dionisíacas de Nono, Hera incita a Ate para persuadir a Ampelo, un joven a quien Dioniso amaba
apasionadamente, para que impresionase a éste cabalgando un toro. Ampelo acabó por caerse del mismo,
rompiéndose el cuello, siendo entonces transformado en vid.
En las obras de escritores clásicos Ate aparece bajo una luz diferente: venga los actos malvados e inflige justos
castigos a los delincuentes y su posteridad,1 de tal forma que su personalidad es casi la misma que la de Némesis y
las Erinias. Aparece con mayor protagonismo en los dramas de Esquilo, y con menor relevancia en los de
Eurípides, donde la idea de Dice (Justicia) está más completamente desarrollada.
En Julio César Shakespeare presenta a Ate como una invocación de la venganza y la amenaza. Marco Antonio,
lamentando el asesinato de César, imagina al «espíritu de César, pidiendo venganza, con Ate a su lado llegará
ardiendo del Infierno, gritará en estos confines con voz de monarca “¡Caos!” y soltará los perros de la guerra...».
[editar] Notas
1. ↑ Esquilo, Las coéforas 381.
[editar] Fuentes
Apolodoro, Biblioteca mitológica iii.12.3.
Hesíodo, Teogonía 230.
Homero, Ilíada ix.504–514, xix.91–133.
Nono, Dionisíacas xi.113.
Platón, El Banquete 195d.
[editar] Referencias
Smith, W., ed. (1867), A Dictionary of Greek and Roman biography and mythology, Boston: Little, Brown
& Co., i.392, OCLC 68763679.
Dodds, E. R. (1951). «Agamemnon's Apology». The Greeks and the irrational. Berkeley: University of
California Press. OCLC 150811353.
Havers, W. (1910). «Zur Semiasologie von griech. ἄτη». Zeitschrift für vergleichende Sparchforschung
(43): pp. 225.
[editar] Descripción
Ayayema dispone de las fuerzas naturales y en particular, del terrible viento del noroeste; y es caracterizado como
un quebrantador del orden natural (hacedor de Caos), lo que trae como consecuencia que también pueda ser
causante de allas desgracias que sucedan dentro de la comunidad Alacalufe.
Aunque su influencia es solo como una intervención perturbadora de la normalidad, y no es descrita propiamente
tal com una deidad con un origen maligno, o un producto de un castigo por una mala acción; el sincretismo creado
por la influencia de la religión cristiana lo ha demonizado y caracterizado actualmente como un espíritu del mal
que solo busca el sufrimiento.
Se dice que las enfermedades y accidentes son producidos por sus persecuciones asiduas y personales de este
espíritu. Ayayema entraria a los campamentos cuando sus moradores están dormidos, con el objetivo de tomar
posesión de las personas, o de imponer su presencia maléfica y el miedo en los sueños o en las enfermedades, la
caza infructuosa, etc.
Cuando llega Ayayema, es preciso cambiar de campamento, y emigrar, aunque ello no implica siempre un cambio
de bahía o de playa, sino, simplemente que hay que establecer un poco más lejos. Su presencia se detectaría a sentir
olor a podredumbre (olor a descomposición y humedad), ya que Ayayema tendría y exhalaría ese olor. Así, si de
una choza de un campamento se empieza a desprender ciertas emanaciones, éste es considerado un mal signo y
denota la visita del Ayayema.
[editar] Referencias
Oreste Plath. Geografía del Mito y la Leyenda Chilenos.
Joseph Emperaire, Luis Oyarzún. Los nómades del mar. ISBN 9562824292
Coatlicue
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Escultura de la Coatlicue.
Cōātlicuē es una divinidad mexica, madre de Huitzilopochtli. Su nombre significa en náhuatl 'La de la falda de
serpientes' (coatl) serpiente, (i-) posesivo tercera persona y (cueitl) falda. Diosa terrestre de la vida y la muerte.
También recibía los nombres de Tonāntzin 'nuestra (to-) venerada (-tzin) madre (nān-)' y Teteōīnān 'madre (nān-)
de los dioses (teteō-)'.
Era representada como una mujer usando una falda de serpientes y un collar de corazones que fueron arrancados de
las víctimas de los sacrificios. Tenía garras afiladas en las manos y los pies. Coatlicue era una diosa madre para los
mexicas. Su esposo era Mixcóatl, la serpiente de las nubes y dios de la persecución. Como virgen, alumbró a
Quetzalcóatl y Xólotl.
Diosa de la tierra y la fertilidad, también muestra un lado más sombrío, en diversas representaciones la mitad de su
rostro es de mujer y la otra mitad muestra un cráneo descarnado, pensando en la descomposición y degradación
que hace de la tierra fértil en primer lugar. Coatlicue, diosa madre, es un claro ejemplo de la dualidad en la cual la
cosmología precolombina parece basarse, la intrínseca relación vida y muerte, dos caras del mismo concepto.
Coatlicue era la madre del dios Huitzilopochtli. Ella dio a luz a Huitzilopochtli luego de que una pluma se le
metiera en el vientre mientras estaba barriendo sobre el Coatepec (Cerro de la Serpiente). Ese embarazo misterioso
ofendió a sus otros cuatrocientos hijos (los Centzon Huitznahua) que, instigados por su hermana Coyolxauhqui,
decidieron matar a su deshonrada madre para vengar a su padre Mixcóatl.
Así lo hicieron, pero Huitzilopochtli salió de la matriz (o el estómago) de su madre armado completamente y acabó
con sus hermanos y hermanas estrellas. Huitzilopochtli cortó la cabeza de su hermana Coyolxauhqui y la arrojó al
cielo donde se convirtió en la Luna. Ese relato quedó representado en el Templo Mayor del recinto ceremonial de
Tenochtitlan, pues la gran pirámide de Huitzilopochtli representaba el Coatepec (se hallaba constelada de cabezas
de serpiente en piedra), y a sus pìes yacía el monolito de la Coyolxauhqui desmembrada.1
[editar] Notas
1. ↑ Matos Moctezuma, Eudardo (2010), «Pirámides como centro del universo», en Arqueología Mexicana,
XVII(101).
Ekwensu
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Ekwnesu es la palabra usada en el idioma igbo para "diablo", cuyo actual significado lo adquirio con la llegada de
la cristiandad al pueblo Iglo. Ekwensu sería lo opuesto aal Chukwu (Dios).
[editar] Descripción
Contrariamente a Chukwu, Ekwensu estaría interesado sólo en el cumplimiento de hechos malvados en el mundo,
y ejercería el poder sobre una estructura jerárquica deidades y espíritus menores. Sin embargo, a diferencia de las
fuerzas de Chukwu, aunque se puede decir que hay deidades y espíritus que están bajo la influencia de Ekwensu, la
responsabilidad moral de los males que en se producen en el mundo son siempre atribuidos a los individuos. Esto
se debe a que la religión igbo, como muchos la religión tradicional africana, concibe de "mal" como esencialmente
moral (por ejemplo, lo que hacemos los seres humanos) y no naturales (por ejemplo, terremotos). Ekwensu como
fuerza puede tentar a las personas malas acciones, pero se supone que una persona con conciencia virtuosamente
educada con éxito puede resistir la tentación. Igualmente se dice que cuando muere un hombre o una mujer, y en
vida han sido negativas para los suyos, o cometieron pecados imperdonables, pueden convertirse en un ekwensu
(espíritu maligno).
A pesar del uso de la palabra, hay que tener en cuenta que en el pueblo Igbo, la palabra "ekwensu" no aparece en
cualquiera de las prácticas religiosas indígenas igbo. Los adoradores de Ala, una deidad igbo femenina, es la única
deidad que es común a todos los igbos, y no tienen "ekwensu" en la totalidad de su vocabulario de los ritos y
rituales. Esto es producto que las religiones tradicionales africanas Iglo, no tienen una encarnación del mal
encarnado. Pero la occidentalización y cristianización ha distorsionado y provocado confusiones entre muchos
africanos, y la demonización de muchas deidades. Así este es un ejemplo preocupante de la traducción cristiana
diablo, usada erróneamente como un concepto equivalente de la heroica deidad igbo Ekwensu, cuando en realidad
la cosmología igbo no tiene ninguna disposición para cualquier deidad o fuerza de espíritu que permanece como
desafío al Dios Todopoderoso. Este error de traducción ha hecho que muchas familias igbo, que respondieron al
nombre Ekwensu, tubieron que cambiar sus nombres ancestrales, que con el advenimiento del cristianismo en el
pueblo Igbo, fueron etiquetados como "diabólicos". Las prácticas de la traducción al Inglés de Igbo ha llevado a
una ontológica división arbitraria de los sistemas de pensamiento igbo.
[editar] Referencias
Chinua Achebe, Things Fall Apart (New York: Doubleday, 1993).
Damian U. Opata. Haunted Ontologies: Translation and Trauma in Postcolonial Igbo Society of
Southeastern Nigeria.
Enio
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En la mitología griega, Enio (en griego antiguo Ένυώ Enyố, ‘horror’) era una antigua diosa conocida por el epíteto
homérico de «Destructora de Ciudades» y frecuentemente representada cubierta de sangre y llevando las armas de
guerra. Era con frecuencia retratada junto con Fobos y Deimos como acompañante de Ares, el dios jefe de la
guerra, y se ha dicho que era tanto su madre como su hermana.
En Tebas y Orcómeno se celebraba un festival llamado Όμολώϊα en honor de Zeus, Deméter, Atenea y Enio, y se
decía que Zeus había recibido el epíteto Homoloios de Homolois, una sacerdotisa de Enio.1 Una estatua de Enio,
hecha de por los hijos de Praxíteles, se erigía en el templo de Ares en Atenas.2 Entre las Grayas que enumeraba
Hesíodo en su Teogonía estaba Enio.3
[editar] Notas
1. ↑ Suidas Homolois
2. ↑ Pausanias i.8.5.
3. ↑ Hesíodo, Teogonía 273.
[editar] Fuentes
Homero, Ilíada v.333, 592-3.
Quinto de Esmirna, Poshoméricas v.29, viii.186.
Estrabón, Geografía xii.2.3-5.
[editar] Bibliografía
Smith, W., ed. (1867), «Enyo», A Dictionary of Greek and Roman biography and mythology, Boston:
Little, Brown & Co., ii.21, OCLC 68763679.
Enlil
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En la mitología de Mesopotamia, Enlil es el dios del cielo, del viento y las tempestades. Fue adorado por sumerios,
acadios, babilonios, cananeos, y asirios.
Se han propuesto dos órigenes para el nombre Enlil. Según el primero vendría de los términos sumerios en (señor)
y lil (viento), por lo que su nombre significaría literalmente "Señor del viento", o "dios del viento". La otra opción,
más reciente, indicaría una sumerización de la raíz semita il (Dios),1 la misma que da origen a los términos El y
Alá, significando así dios señor. Su nombre se encuentra asociado frecuentemente al término kur, que hacía
referencia a montaña y a extranjero. Así, su hogar era el é.kur (casa-montaña) y los adjetivos asociados al dios eran
kur.gal (gran montaña) y lugal.a.ma.ru (rey de las tormentas). Todos estos términos parecen indicar que Enlil era
un dios del clima. En Mesopotamia, el clima no marcaba la bonanza de las cosechas, ya que éstas dependían del
curso de los ríos, si no sólo su desgracia y malogro. Esto explica el carácter irascible y temible de Enlil que sólo se
manifiesta en hechos negativos como las grandes tormentas, las inundaciones y los cambios de curso de los ríos.
Así, en el mito del Diluvio mesopotámico es Enlil quien abre las compuertas del cielo para acabar con los molestos
humanos.2
Contenido
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1 Culto
2 Mitos
3 Evolución
4 Véase también
5 Referencias
[editar] Culto
El principal centro de culto de Enlil era el templo del é.kur (casa de la montaña) de Nippur, donde según la
tradición tenía "el ojo que explora la tierra".
[editar] Mitos
Al nacer, separó al cielo (An) de la tierra (Ki) y junto con Anu y Enki formaba la trinidad suprema del panteón
sumerio. Hijo de Ki y de An, Enlil era la divinidad patrona de la ciudad de Nippur y guardaba las "tablillas del
destino" donde se encuentra decretado el destino de todo lo existente.
En el mito Enlil y Ninlil se narra como el dios se encuentra a una Ninlil demasiado joven bañándose en los
pantanos. A pesar de las advertencias de ella, Enlil consigue fecundarla mediante engaños. Por este acto, censurado
en la tradición mesopotámica, es expulsado de la ciudad de Nippur; pero Ninlil le sigue. Así, mantendrán
relaciones otras tres veces, de las que nacerán tres dioses de ultratumba. En la historia Enlil y Sud el dios resuelve
de otra manera: tras sentirse atraído por la diosa, consulta a sus padres y les fórmula una proposición formal.
Finalmente se celebra, la boda según la tradición mesopotámica.
En el poema épico Atrahasis, Enlil intenta destruir a la humanidad en tres oportunidades, molesto por sus hábitos
ruidosos. En el último de estos intentos, arrasa la tierra con un Diluvio. La humanidad sólo conseguirá salvarse
gracias a la intervención de su medio hermano, Enki, que ordenará a Atrahasis, la construcción de un enorme barco
en el que deberá cargar semillas y animales. Finalmente, Enlil inunda la tierra abriendo las compuertas del cielo,
salvándose sólo Atrahasis y su esposa. Los demás dioses reprenden a Enlil ya que necesitan los sacrificios que
realizan los humanos para alimentarse. Cuando las aguas se retiran, Ziusudra ofrece un sacrificio a los dioses, que
lo reciben hambrientos. Finalmente Enki solicita a la diosa madre la creación de nuevos seres humanos.
[editar] Evolución
El culto a Enlil ya se encuentra documentado a principios del período Dinástico Arcaico, hacia el 3000 a. C. Su
origen más posibles son las áreas semitas más montañosas del norte de Mesopotamia y Siria, donde habría tenido
un carácter más propio de dios del clima: imprevisible e irascible, pero cruel y bondadoso a partes iguales. Con la
llegada a las áreas del sur de Mesopotamia perdió todo rasgo fertilizador y creador —más propios de Enki— y fue
definiéndose en la posición dominante del panteón mesopotámico, donde permaneció hasta la popularización del
culto a Ninurta, su hijo primogénito según la tradición posterior.2
[editar] Referencias
Siren, Cristopher (2000). «Sumerian Mythology FAQ». Consultado el 6 de febrero de 2008.
Jordan Michael, Enciclopedia de los dioses
1. ↑ Michalowski, 1998
2. ↑ a b Leick, Gwendolyn (2002). «Nippur». Mesopotamia: la invención de la ciudad. Barcelona: Rubí. 84-
493-1275-2.
Fomoré
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Los fomoré o fomorianos o fomoireos, eran en la mitología de Irlanda los dioses de la Muerte, del Mal y de la
Noche, aberraciones infernales que tenían diversas formas: algunos con un ojo, un pie y una mano; otros tenían
cabezas de animales, generalmente de cabra, aunque otros no, como Elatha, que era rubio y hermoso.
[editar] Características
Habitaban en una oscura región que se encontraba más allá del océano desconocido, y la corneja y el cuervo
anunciaban su presencia.
Balor, que tenía un ojo en la frente y otro en la nuca, era su rey. Una bellísima hechicera, que era la mensajera de la
muerte, les entregaba las almas de los muertos. Usaba una barca de vidrio en sus viajes, y los jóvenes, que caían
seducidos por su belleza, se lanzaban contra ésta, que luego servía para trasladarlos al país de los fomoireos, donde
eran esclavizados.
[editar] Historia
Lucharon contra Partholón y su pueblo, y tras la peste bubónica que acabó con la vida de los descendientes de
Partholón, que vivian en la isla de Irlanda, los fomorianos la repoblaron. Pero volvieron a tener enfrentamientos,
esta vez con los Nemeds (que llegaron desde las regiones de los muertos). Nemed retó hasta cuatro veces a los
fomoireos y las cuatro batallas las perdió, acabando también con su vida, lo que hizo que los fomoireos
estableciesen una hegemonía sobre las tierras irlandesas. En esta etapa el poder estaba disputado por dos reyes:
Connan y Morc. Ambos mantenían una tiranía sobre los Nemeds, los cuales acabaron rebelándose. Liderados por
tres jefes, entraron en la isla y tomaron la torre. Un agresivo giro de Morc acabó con las vidas de los Nemeds,
exceptuando 30 de ellos. Se comenta que este grupo de supervivientes acabó pereciendo en los fondos de los mares
de Irlanda.
Sólo pudieron ser derrotados por los Tuatha Dé Danann, tras lo cual volvieron a su patria.
[editar] Referencias
Donnelly, Ignatius L.. Atlantis: The Antediluvian World. Dover Publications. Page 406. ISBN 0-486-23371-5.
Guayota
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El Teide (Tenerife), según las creencias guanches, era la morada de Guayota, el demonio.
Guayota (en amazighe insular, wa-yewta "el destructor") era el nombre que recibía una de las entidades
mitológicas malignas en las que creían los guanches, antiguos pobladores de Tenerife (Canarias, España). Era la
principal deidad maligna de los guanches, el demonio, aunque también se le asimila a los genios malignos
aborígenes. Guayota era el eterno adversario del celestial Achamán (dios supremo del panteón guanche).
[editar] Mitología
Para los guanches, Guayota moraría en los volcanes, pero principalmente en Echeide (castellanizado como el
Teide), considerado este volcán como una de las puertas que comunicaban con el mundo subterráneo (el infierno).
El término "Guayota" podría provenir de wa-yewta (el destructor), lo cual puede ponerse en relación directa con la
actividad volcánica. Como consecuencia de ésta, podían proveerse de obsidiana para realizar cuchillos o puntas de
lanza. Está asociado a los perros negros. Simboliza el principio del mal que lucha contra el del bien.
Según las creencias guanches, Guayota vivía en el interior del volcán Teide (el infierno), siendo Guayota el
demonio rey del mal. Según la leyenda, Guayota secuestró al dios Magec (dios de la luz y el sol), y lo llevó
consigo al interior del Teide. Los guanches pidieron clemencia a Achamán, su dios supremo. Achamán consiguió
derrotar a Guayota, sacar a Magec de las entrañas de Echeyde y taponar el cráter. La leyenda cuenta que el tapón
que puso Achamán es el llamado Pan de Azúcar, el último cono, de color blanquecino, que corona el Teide. Desde
entonces Guayota permanece encerrado en el interior del Teide. Cuando el Teide entraba en erupción, era
costumbre que los guanches encendieran hogueras con el fin de espantar a Guayota o bien, según otra versión, para
que si Guayota lograba salir de Echeyde, creyera que seguía en el infierno y pasase de largo.
A Guayota se lo representaba a menudo como un perro negro, acompañado de los Tibicenas o Guacanchas su
huésted de demonios. En muchos tubos volcánicos del Teide se han encontrado restos de ofrendas y vasijas con
alimentos, por lo que se sabe que los guanches hacian ofrendas en la morada de Guayota (el Teide) para aplacar la
ira de este demonio.
Aunque generalmente se la conoce como un ser violento, Kali es una diosa con una historia compleja.
Su historia temprana como criatura de la aniquilación todavía tiene cierta influencia, mientras que las creencias
tántricas más complejas amplían a veces su papel, ubicándola como la «realidad última» y la «fuente del ser».
Finalmente, el movimiento piadoso reciente concibe a Kali como la benévola Diosa Madre. Kali se asocia a
muchas devis (‘diosas’) así como el dios Shivá. Es la santa patrona de la ciudad de Calcuta (Bengala, India). Su
templo principal es el Kalighat en Calcuta.
Kali es considerada una de las consortes de Shivá. Su nombre parece ser una versión femenina de la palabra
sánscrita kāla (que significa ‘oscuridad’); también significa ‘mujer negra’.
Durgá
Párvati
Uma
Jimavati
Bhavani (o Bhowani Deví)
Satí (encarnación como hija de Daksha, que no toleró cuando su padre insultó a su esposo Shivá y se
prendió fuego a sí misma)
Rudrani (esposa de Rudra o Shivá),
Chinnamasta
Chamunda
Kamakshi (ojos de lujuria)
Menakshi
Kumarí
Los hindúes creen que la repetición de cualquiera de los nombres de sus dioses (entre los que se incluye Kali) dan
energía especial al devoto.
Contenido
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1 Origen
2 Esposa de Shivá
3 Tantra
4 Shaktismo
5 En la cultura popular
6 Véase también
7 Enlaces externos
[editar] Origen
Kali aparece por primera vez en el texto Rig-veda (mediados del II milenio a. C.), no como diosa, sino como una
de las siete lenguas de Agní, el dios hindú del fuego. Sin embargo, la personalidad de Kali aparece en la diosa Ratri
(la noche), que se considera su prototipo.
En la literatura del período Sangam de los tamiles aparece una diosa sanguinaria llamada Kottravai. Como Kali, es
brutal e inspira miedo en la gente por sus crueles prácticas. Es probable que la fusión entre Ratri y la Kottravai
indígena produzca a diosas temibles del hinduismo medieval, entre ellas Kali, que es la más prominente.
En los Puranas se le dio a Kali un lugar en el panteón hindú. En el texto Devi mahatmiam (también conocido como
Chandi o Durga sapta sati) del libro Markandeia puraná, escrito entre el 300 y el 600 de la era cristiana, se
describe a Kali o Kalika. Allí dice que fue emanada de la frente de la diosa Durgá (la ‘inaccesible’ asesina de
demonios) durante una de las batallas entre las fuerzas divinas y demoníacas. En este contexto, Kali se considera el
aspecto poderoso de la gran diosa Durgá.
[editar] Tantra
La implicación de Shivá con el tantra y la naturaleza oscura de Kali, han conducido a que ella se convierta en una
importante figura tántrica. Para los seguidores del tantra era esencial hacer frente a su maldición, el terror de la
muerte, así que dispusieron aceptar las bendiciones de su hermoso y consolidado aspecto maternal.
Para ellos, la moneda tiene dos lados: la muerte no puede existir sin la vida, igualmente la vida no puede existir sin
la muerte. El papel de Kali aumentó, valorándosele a veces como el caos que se podía enfrentar para traer la
sabiduría, y algunos textos tántricos le dan un profundo significado metafísico.
El Nirvana-tantra presenta claramente su naturaleza incontrolada como la última realidad, considerando que la
trimurti (‘tres deidades’) de los dioses Brahmá, Visnú y Shivá aparecen y desaparecen en ella como burbujas del
mar.
[editar] Shaktismo
La etapa final del desarrollo es la adoración a Kali como la Gran Diosa Madre, generalmente desprovista de su
violencia. Esta idea significa una ruptura con respecto a la representación más tradicional. Los pioneros de esta
tradición son los poetas shaktas (adoradores de śakti, la energía) del siglo XVIII tales como Ramprasad Sen (1723-
1775), que demuestran un conocimiento de la naturaleza ambivalente de Kali.
El santo bengalí Rama Krishna (1836-1886) fue un gran devoto de Kali. Obtuvo renombre en Occidente por haber
presentado las interpretaciones más modernas y ambiguas de la diosa.
De acuerdo a los trabajos de Rachel McDermott, Sir John Woodroffe y Georg Feuerstein, para los adoradores
tántricos Kali no es tan temida, y solamente las personas educadas en viejas tradiciones la ven como una diosa
iracunda.
En la pelicula de la banda britanica The Beatles "Help!" te muestran a una secta a la diosa Kali que los persiguen
alrededor de inglaterra para sacrificar a Ringo Starr
En la película Indiana Jones y el templo maldito (1984) se describe a Kali como la diosa de los thuguí. Como
sacrificio a esta diosa, ante ella se practica la extracción de corazón de las víctimas propiciatorias.
En Death in Delhi (Muerte en Delhi, 1993), el tercer libro de la serie Dangerous journeys (Viajes peligrosos), una
de las sagas de novelas fantásticas de Gary Gygax, aparece la macabra secta de los thags, «los estranguladores de
Kali», que —instigados por una sacerdotisa de la Diosa Oscura— atacan al magister Setne Inhetep y a su
compañera y guardaespaldas Rachelle. El método que usan los thags en esta novela para acabar con sus víctimas es
el estrangulamiento lento con un lazo negro de seda, ya que dicen que la diosa les ha prohibido arrebatar vidas con
derramamiento de sangre. Al final de la novela aparece Kali misma como una gigantesca mujer negra, de más de
dos metros de altura, con cuatro brazos, que lleva un collar de cráneos humanos. Esta Kali se muestra terrible y
vengativa, aunque justa y susceptible a las elucubraciones lógicas. Es nombrada numerosas veces por guardias
hindús en el videojuego Hitman 2: Silent Assassin
En las tradiciones hindúes Kalki es la décima y última encarnación (avatara) del dios Vishnú de acuedo al Garuda
puraṇá y, la vigesimosegunda según el Bhāgavata puraṇá.
Grabado en cobre, ilustración de una traducción al inglés de la obra Zaaken van den Godsdienst (‘asuntos de la
religión’, 1790) del escritor neerlandés François Valentijn (1666-1727).
Placa de piedra del Panel de los Dashavatara (diez avataras), siglo XVIII, en Radhanagar (Tripura, India).
Escultura camboyana de Kalki como Vayi Mukha (‘cara de caballo’). Actualmente en poder del Museo Guimet
(París).
Según el Bhagavata puraná, Kalki vendrá al final de kali iugá —la era del demonio Kali (que no se debe confundir
con la diosa Kalí)— montado en un caballo blanco, blandiendo una espada para matar a toda la humanidad (que
estará completamente degradada) e iniciar una nueva satiá iugá —la era de la verdad— con los sabios que se han
conservado puros en los Himalayas.
Existe un Kalki puraná, uno de los Upa-puranás (‘historias secundarias’), que no pertenecen a los 18 Majá Puraná
(‘grandes historias’). Podría haber formado parte del Bhavishia puraná.[cita requerida] Se presenta a sí mismo como un
suplemento del Bhágavata puraná.[cita requerida]
Como dato curioso, en Argentina, el líder de un minoritario grupo neonazi de nombre Alejandro Biondini, se hace
llamar a sí mismo Kalki.
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1 Etimología
2 Uno de los diez avataras principales
3 Notas
4 Enlaces externos
[editar] Etimología
La palabra sánscrita kalki no tiene una etimología clara.
En el texto sánscrito Bhagavata puraná (entre el 1000 y el 400 a. C.) se enumeran 25 avataras. El poeta Yaiadeva
(siglo XIV d. C.) popularizó a diez de estas encarnaciones de Vishnú (los dasha avatara, ‘diez avataras’).
[editar] Notas
1. ↑ Según el Sanskrit-English Dictionary del británico Monier Monier-Williams (1819-1899).
2. ↑ Según el Sanskrit-English Dictionary de Monier-Williams.
Maya (ilusión)
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1 Etimología
2 Definición según varias doctrinas
o 2.1 Según la doctrina advaita
o 2.2 Según la doctrina sankhya y vedanta
o 2.3 Según el shivaísmo
o 2.4 En el budismo
2.4.1 Personaje histórico
3 Irrealidad personificada
o 3.1 Maya como engaño
o 3.2 La ilusión de las apariencias
4 Yogamaya
5 Notas
[editar] Etimología
El término proviene del sánscrito ma-aiá (‘no-es’).
En idioma protoindoiranio māiā es cognado del avéstico māiā, que significa ‘fuerza milagrosa’, ya sea desde la
raíz mai- (‘intercambio’) o de la raíz mā- (‘medida’).[1] [2]
Según la doctrina advaita, la multiplicidad de este mundo fenoménico y la diferencia entre las almas (ātmā) y
Brahman (Dios) es sólo maya (irrealidad): la realidad es que sólo hay Dios.
Según la doctrina sankhya, māyā se identifica con prakriti (‘materia’) y con pradhana (pre-sustancia desconocida,
fuente de la materia), y —también según la filosofía vedānta— es la fuente del universo visible.
[editar] Según el shivaísmo
Según la religión de los shivaístas, māyā es uno de los cuatro pāśas, o ‘nudos’ que atan al alma a este universo
material.
[editar] En el budismo
Māyā, según los budistas, es la duplicidad (una de las 24 pasiones negativas menores).
La diosa Māiā, según la literatura puránica, es hija de Ánrita (án-ṛita: ‘no-real’, falso, falsedad) y su madre es
Níriti (o Nikriti). Maia es madre del varón Mritiu (‘muerte’ personificada).[3]
En varias religiones hindúes aparecen diferentes significados para Maya. Aun así el significado parece centrarse en
el concepto de “Ilusión”. Maya es la deidad principal que manifiesta, perpetua y gobierna la “ilusión” y el sueño de
la dualidad en el universo de los fenómenos. Para algunos místicos esta manifestación es real. Cada persona u
objeto físico, desde la perspectiva de la eternidad, es como una breve y perturbada gota de agua en un océano sin
límites. La meta de la auto realización espiritual es entender esto - precisamente sería experimentar intuitivamente
la diferencia entre Yo y el universo como una falsa dicotomía. Puesto que la idea que conciencia y la materia física,
o la mente y el cuerpo son cosas diferentes, es el resultado de una no – iluminada perspectiva.
[editar] Yogamaya
En el Devi Mahatmyam se dice que el aspecto espiritual de Maya (llamado Yogamaya) cubre los ojos de Vishnú
para hacer que él duerma en yoganidra (sueño divino). En una ocasión, el dios Brahmā no podía matar a dos
demonios, Madhu y Kaitabha, por lo que se dirigió a esta Yogamaya para pedirle que despertara a Vishnú.
Entonces éste despertó y mató a los demonios.
[editar] Notas
1. ↑ Según Manfred Mayrhofer, EWAia (1986-2001), s. v.
2. ↑ J. Gonda: «Four studies in the language of the Veda», Disputationes Rheno-Traiectinae (1959), pp. 119ff, 139ff.,
155ff., 164ff.
3. ↑ Según varios Puraṇás, de acuerdo con el Sanskrit-English Dictionary del británico Monier Monier-Williams (1819-
1899).
Sejmet
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Sejmet (Sekhmet), "La más poderosa", "La terrible", fue el símbolo de la fuerza y el poder, en la mitología egipcia.
Era considerada una diosa de la guerra, y de la venganza.
Sejmet.
Contenido
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1 Iconografía
2 Mitología
3 Sincretismo
4 Epítetos
5 Culto
6 Referencias
7 Enlaces externos
[editar] Iconografía
Fue representada como una leona, o con cuerpo de mujer y cabeza de leona, aunque con melena, generalmente
coronada con el disco solar, el Uraeus (serpiente protectora), y portando el Anj y una flor de papiro o loto, y con
flechas. También como mujer con cabeza de cocodrilo, o como el ojo udyat.
Sejmet. Louvre.
[editar] Mitología
Era hija del dios Ra. Su esposo era Ptah y su hijo, Nefertum.
Su ira era temible pero, si se conseguía apaciguarla, otorgaba a sus adoradores el dominio sobre sus enemigos y el
vigor y la energía para vencer la debilidad y la enfermedad.
En algunos casos fue considerada aliada y protectora de Ra, dado que daba muerte a quienes osaran enfrentarse o
atacar a la monarquía divina o terrenal.
[editar] Sincretismo
En varios textos estaba relacionada con la diosa Bastet, siendo Sejmet la forma encolerizada de Bastet, que se
transforma en gata cuando se apacigua como leona.
[editar] Epítetos
Fue conocida como "La más poderosa", "La terrible" por su carácter violento. La "Señora del oeste", la "Dama de
las montañas de poniente", "La que frena la oscuridad" en su aspecto funerario. Era llamada "experta en magia",
como sanadora. La "Diosa del amor", pues provocaba pasiones. La "Soberana del desierto".[1]
[editar] Culto
Fue venerada como "Señora del Asheru", en el templo de Mut, en Karnak. También en Luxor, Menfis, Letópolis y
la región del Delta. En algunos templos se le ofrecía sangre de animales sacrificados con el fin de evitar su cólera.
Para conmemorar la salvación de la humanidad se celebraban, en su honor, fiestas de la embriaguez.
Dos estatuas de la diosa Sejmet y un bajorrelieve expuestos en el Museo Egipcio de Berlín.
Sejmet
en jeroglífico
[editar] Referencias
1. ↑ Rosa Thode, Sejmet, egiptologia.org.
En el marco del hinduismo, Shivá (शिवः Śivá, ‘auspicioso’) es el dios destructor en la Tri-murti (‘tres-formas’, la
Trinidad hindú) junto a Brahmá (dios creador) y a Vishnú (dios preservador).
Estatua de Shivá.
Un bajo relieve en Ellora (caverna 29, llamada Dhumar Lena) muestra al dios Shivá y a la diosa Párvati rodeados por sus
ganas (huestes), mientras el demonio Ravana (debajo) trata de sacudir el monte Kailāsh (foto personal de un wikipedista).
El dios Shivá y la diosa Párvati, bronce Chola del 1100 d. C.
Shiva Lakulisha, arte de la era Gupta, Museo Nacional Indio, en Nueva Delhi.
Contenido
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1 Shivaísmo
2 Atributos de Shivá
3 Otras formas y tradiciones
4 Adoración de Shivá por fuera del hinduismo
o 4.1 Shintoísmo
5 Avatares de Shivá
6 Véase también
7 Enlaces externos
8 Referencias
[editar] Shivaísmo
En el shivaísmo (o religión śaiva o śaivita) la deidad principal es Shivá-Rudra, y en la que Brahmā y Vishnú son
considerados dioses menores.
En la religión védica más antigua, la única deidad destructora era Rudra (‘terrible’), pero posteriormente en el
hinduismo se volvió usual darle a ese dios el nombre eufemístico de Shivá, ‘auspicioso’ (así como en Grecia a las
Furias se las terminó llamando Euménides, ‘las Gracias’).
En su calidad de destructor, a veces se le llama Kāla (‘negro’), y es entonces identificado con el tiempo, aunque su
función destructiva activa es entonces asignada a su esposa bajo el nombre de Kali. Como deidad de la
reproducción (concomitante a la destrucción), el símbolo de Shivá es un monolito de piedra o de mármol llamado
lingam.
Originalmente había doce shivá-linga, siendo los más conocidos los de Soma-nātha (en Guyarāt), Mahā-kāla (en
Ujjayinī) y Viśweśvara (en Varanasí). A finales del siglo XIX, en India se estimaba que había más de 30 millones
de linga.[1]
Shivá tiene tres ojos, uno de los cuales está en medio de su frente (denotando su capacidad de ver las tres
divisiones del tiempo: pasado, presente y futuro), su piel es de color azul grisáceo (cubierta de cenizas).
Una luna en cuarto creciente situada sobre su frente representa la división del tiempo en meses, una serpiente
alrededor de su cuello representa la división en años y un collar de calaveras la sucesiva extinción y generación de
las razas de la humanidad.
Tiene varias serpientes enroscadas en sus brazos, su cabello está enredado en varias matas sobre su cabeza y forma
un rodete en punta sobre la frente. Encima de este hueco se ve el rebote y la materialización del río Ganges (la
madre Gangā, ‘la Rápida’ o literalmente ga-n-gā ‘va y va’), a quien él intercepta en su eterna caída invisible desde
el cielo (en Gangotri, un glaciar de los montes Hima-alaya o ‘morada del hielo’) para evitar que hundiera la Tierra
por su fuerza.
Cuando los dioses batieron el océano de leche para generar el néctar que los volvería inmortales, se generó también
una cierta cantidad de veneno. Shivá se lo bebió para salvar a los devas, por eso su garganta adoptó un color azul y
él fue llamado Nila Kantha (‘cuello azul’).
En una de sus cuatro manos sostiene un tri-shūla o tridente (también llamado Pināka). Los shivaístas creen que
denota su combinación de los tres atributos de Creador, Destructor y Regenerador. También sostiene un tamborcito
damaru (con forma de reloj de arena).
Sus sirvientes se llaman pramathas (‘atormentadores’) y son considerados seres sobrenaturales, quienes forman
tropas (gana), cuyo líder es el hijo de Shivá: Ganesha (‘señor de las tropas’) o Ganapati (‘líder de las tropas’),
representado como un muchacho regordete con cabeza de elefante.
Su esposa Satí es el objeto de adoración de los shaktas y los tāntrikas. Recibe muchos nombres:
Shivá se volvió a casar con Parvatī (‘del monte Parvata’), diciendo que ella era la reencarnación de Satí.
Shivá también es adorado como un gran asceta. Existe un mito acerca de que en una ocasión quemó con su tercer
ojo a Kāma (‘deseo erótico’, siendo los Kāma-sūtras sus aforismos), el alado dios del amor, quien —mientras
Shivá estaba dedicado a una severa meditación— le había disparado sus flechas de flores para hacerle enamorar de
quien terminaría siendo su segunda esposa, Parvatī. Desde entonces a Kāma se le conoce como An-anga (‘sin-
forma’, incorpóreo).
Las escrituras de los shivaístas dicen que con la mirada ardiente de su tercer ojo quema el universo, incluidos a
Brahmā y a Vishnú, y se unta sus cenizas mortuorias por todo el cuerpo. Por eso los adoradores de Shivá se cubren
de cenizas. También usan cuentas de semillas de rudrāksha (‘ojos de Rudra’), las cuales dicen que surgieron al
caer lágrimas de los ojos de Shivá o Rudra, cuando iba a destruir Tripura (las ‘tres ciudades’ de los asuras o
demonios).
Ayappa (generado con la diosa Mojini, que es una encarnación femenina del dios varón Vishnú), luego de la muerte
del demonio Bhaumasura.
Kārttikeya o Skanda (dios de la guerra).
Ganesha.
En el capítulo 69 del Shivá puraná y en el capítulo 17 del Anushāsana Parva del Majábharata se nombran 1008
nombres de Shivá, siendo los más conocidos:
Hara (‘destructor’).
Īsha (‘señor’)
Īśwara (‘el señor mejor’)
Mahā-deva (‘gran-dios’)
Mahéshvara (‘el gran señor mejor’) y
Rudra (‘terrible’)
Samba
Śambhú (‘dador de felicidad’)
Śankara (‘causa de felicidad’)
El tercer ojo: el tercer ojo de Shivá en su frente es el ojo de la sabiduría, conocido como bindi. Es el ojo que ve más
allá de lo evidente. En consecuencia a Shivá se lo conoce como Tri-netri-īshwara (‘señor de los tres ojos’). El tercer
ojo de Shivá es comúnmente asociado con su energía salvaje que destruye a los malhechores y los pecados.
El collar de la cobra: el dios Shivá está más allá de los poderes de la muerte. Ingirió el veneno kalketu para el
bienestar del universo. Para no ser herido por este veneno, se dice que su consorte Parvati ató una cobra a su
cuello. Esto retuvo el veneno en su garganta y, por consiguiente, la tornó azul. De ahí su nombre Nīla-kantha
(‘garganta azul’). La peligrosa cobra representa a la muerte, que Shivá ha conquistado completamente. Shivá
también es conocido como Nageśwara (‘señor de las serpientes’). Las cobras alrededor de su cuello también
representan la energía dormida y yaciente, Kundalinī.
Media luna: Shivá lleva en su frente la luna en su quinto día (panchami). Está ubicada cerca del tercer ojo y
demuestra el poder del Soma (la ofrenda sacrificial, que representa a la Luna). Significa que Shivá posee el poder de
la procreación junto con el poder de la destrucción. La Luna también es una medida de tiempo, por consiguiente
también representa su control sobre el tiempo. Shivá entonces es conocido por los nombres de Somasundara
(Soma: dios de la Luna; súndara: ‘hermoso’) y Chandrashekara (chandra: ‘luna’; śekhara: ‘corona’). Refiere también
al símbolo de su montura, un toro.
Cabello enmarañado (jata): el ondeo de su cabello lo representa como el dios del viento, o Vāyu, que es la forma
sutil de aliento presente en todas las formas vivientes. Por consiguiente, es Shivá como la línea vital de todos los
seres vivos. Él es Pashupatinath.
El Ganges: el sagrado río fluye desde el cabello de Shivá. El rey Bhagiratha pidió a la madre Ganga que descendiera
en este planeta para que purificara sus pecados y los de los humanos. El dios Shivá ofreció su enmarañado cabello
para detener su caída desde los planetas celestiales. El flujo del agua es uno de los cinco elementos que componen
en universo y desde el cual la Tierra nace. El Ganges también representa fertilidad y el aspecto creativo de Rudra.
El tambor: el sonido del damaru en la mano de Shivá es el origen de la palabra universal que da origen a todo
lenguaje y expresión.
Vibhuti: se trata de las tres líneas de ceniza dibujadas en la frente y representa la esencia de nuestro ser, que
permanece aún después de los malas (impurezas de la ignorancia, el ego y la acción) y vasanas (gustos y disgustos,
apego al cuerpo, al mundo, a la fama, los entretenimientos mundanos, etc.) han sido quemadas en el fuego del
conocimiento. El vibhuti es reverenciado como la forma de Shivá y simboliza la inmortalidad del alma y la gloria
manifiesta del dios.
Ceniza: Shivá cubre su cuerpo con bhasma (ceniza de crematorio) que señala la filosofía de la vida y la muerte y el
hecho de que la muerte es la realidad última de la vida.
Piel de tigre: el tigre es el vehículo de Shakti, la diosa del poder y la fuerza. Shivá está más allá y por encima de
cualquier tipo de fuerza. Es el señor de Śakti. La piel de tigre simboliza la victoria sobre toda fuerza. Sentado sobre la
misma, Shivá enseña que ha conquistado el deseo.
El elefante y la piel del venado: Shivá también viste con la piel de un elefante. Los elefantes simbolizan el orgullo.
Vestir su piel simboliza la conquista del orgullo. Similarmente, el venado simboliza el saltar de la mente, su
parpadeo. Vistiendo la piel del venado simboliza que ha controlado la mente a la perfección.
Rudraksha: Shivá viste bandas en sus muñecas de madera de rudraksha (‘ojos de Rudra’), a la que se le atribuye
poderes medicinales.
El tridente: el trishula simboliza las tres funciones de la tríada: la creación, el mantenimiento y la destrucción. El
tridente en la mano de Shivá indica que todos los tres aspectos están bajo su control. Se dice que la antigua ciudad
de Kashi (actual Benarés), queda justo sobre el trishul. Como un arma el tridente representa el instrumento de
castigo al malhechor en los tres planos: espiritual, mental y físico. Otra interpretación del tridente es que
representa el pasado, el presente y el futuro. El tridente en la mano de Rudra indica su control sobre el tiempo.
Adicionalmente, Shivá también significa ‘favorable’. Frecuentemente se representa como el esposo de Uma o
Párvati. En el proceso de manifestación, Shivá es la conciencia primitiva y crea a los otros miembros del trimurti.
Es simbolizado por la sabiduría de la serpiente. Tiene muchos otros nombres, por ejemplo, Shankará (‘causante de
prosperidad’) y Mahadeva (‘gran dios’).
Shivá le dio su hacha (paraśu) a Parashu Rāma, un avatar de Vishnú y discípulo de Dattátreia (encarnación
combinada de Brahmá, Vishnú y Shivá). El gran arco de Shivá se llama Pinaka y, por consiguiente, él es llamado
Pinaki. La mayoría de las representaciones de Shivá muestra el Tridente, otra de sus armas, en el fondo. También
es conocido por haber entregado a Pandava Arjuna el arma divina Pashupata, bajo la condición de usarla
únicamente contra alguien de fuerzas iguales o sino, el arma habría de destruir el reino mortal.
Según los adoradores de la diosa Kali, ésta nació cuando Shivá miró dentro de sí mismo. Ella es considerada como
su reflejo, la divina Adi-shakti o energía primordial mientras que él es el Señor Supremo carente de forma, tiempo
y espacio.
En otra versión, Kali fue a destruir los asuras que atacaban Swargaloka, pero se llenó de ira y los destruía de tal
forma que puso en peligro el balance natural entre bien y mal que permite la creación. Para calmarla, Shivá se
acostó en el suelo a su paso. Cuando ella lo pisó, lo miró y se dio cuenta de a quién había pisado, dándose cuenta
de sus acciones y, avergozada por sus actos, se mordió la lengua.
Como Nataraja (‘rey del baile’), Shivá simboliza el baile del universo, con todos sus cuerpos celestiales y leyes
naturales complementándose y balanceando el uno al otro. A veces, también se simboliza haciendo su danza de la
destrucción, tandava, en el momento del pralaya (disolución del universo, al final de cada kalpa).
Algunos hindúes, especialmente los smartas (seguidores de las regulaciones smriti), creen que Shivá es una de las
muchas formas del atman o el Brahman. En cambio los shivaístas lo ven como el verdadero Dios del cual todas las
demás deidades y principales emanaron. Esta visión está usualmente relacionada con los grupos bhakti
(devocionales) del shivaísmo.
Aun cuando está definido como el destructor en su aspecto Rudra, Shivá es el dios más benevolente. Uno de sus
nombres es Ashutosh, aquel a quien es fácil complacer (āśu: ‘rápido’, tosha: ‘satisfacción’). Sus devotos creen que
el dios Shivá puede dar muchas bendiciones (tanto materiales como espirituales) a cambio de poco.
Shivá es la realidad última de la felicidad y el éxtasis y todo se completa en él. Shivá está más allá de la
descripción, de la manifestación, limitación de la forma, tiempo o espacio. Es eterno, infinito y siempre permanece,
todo lo conoce y es omnipotente.
Según los Purānas que lo glorifican a él por encima de otros dioses, Shivá es el dios que Rāma (encarnación de
Vishnú) adoró en Rameshwaram. También el dios Krishná (encarnación de Vishnú) lo adoró para tener un hijo que
fuera un guerrero invencible. El buen dios Shivá respondió las plegarias de Krishná y lo bendijo con un hijo.
Krishná llamó a este hijo Samba, en honor a Shivá.
En Japón, en donde muchas deidades hindúes son adoradas por la relación que estas dos naciones mantuvieron,
Shivá es conocido como Shiba y Daikoki (que significa ‘negro’, pues el señor Shivá está cubierto por cenizas de
los cadáveres cremados y se le llama Kala o Kali).[2]
La diosa Párvati adora al señor Shivá (1750-1800), acuarela opaca, oro y plata sobre papel, en Datia (Madhya Pradesh,
India).
Estatua de Tlaltecutli.
Tlaltecutli, Tlaltecuhtli o Señora de la Tierra, es una deidad precolombina, identificada a partir esculturas e
iconografía que pertenece al período Postclásico de Mesoamérica (ca. 1200-1519), su culto se encuentra
principalmente entre los aztecas y otras culturas de habla náhuatl. Tlaltecuhtli se ha encontrado también en varios
documentos elaborados después de la conquista.1 2
De acuerdo con fuentes no determinadas, Tlaltecuhtli se describe como un monstruo marino que vivío en el océano
después de la cuarto diluvio, ella es una encarnación del caos que asolaba antes de su creación.3 Quetzalcóatl y
Tezcatlipoca, en su forma de serpientes, la partieron a la mitad, arrojando una mitad hacia arriba para crear el cielo
y las estrellas y tirando la otra mitad para convertirse en la tierra. Sin embargo ella sobrevivió y exigió sangre
humana.
Aunque el nombre de la deidad es una forma masculina en la lengua náhuatl, la mayoría de las representaciones de
Tlaltecuhtli exponen claramente las características femeninas, y se representa a menudo en la posición
característica de una mujer al dar a luz.4
Una representación de ella fue encontrada el 2 de octubre de 2007 en los cimientos de un edificio de la Ciudad de
México. En el portal del Consejo de Ciencia y Tecnología de México se califica este descubrimiento como el
arqueológico más importante en los últimos 30 años.
De acuerdo con la revista electrónica "terraeantiqvae", el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, coordinador del
proyecto Templo Mayor, agregó que Tlaltecutli «es un deidad telúrica y nocturna del sexo femenino que porta un
faldellín adornado con cráneos y huesos cruzados, además de lucir un adorno dorsal con tiras y caracoles,
exclusivo de las deidades femeninas».
[editar] Notas
1. ↑ "Histoyre du méchique"
2. ↑ Pasztory, Esther (1983). Aztec Art. New York: H.N. Abrams. ISBN 0-8109-0687-2. (pp.81, 170).
3. ↑ Campbell's parafraseando en Histoyre du méchique (Campbell, Joseph (1976). Primitive Mythology, 2nd
reprint edition (©1969), Harmondsworth, England: Penguin Books. ISBN 0-14-004304-7.pp.224–225).
4. ↑ Miller y Taube (1993, p.167).
Uoke
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Uoke, es una deidad presente en la mitología pascuense, proveniente de las tradiciones de los habitantes de la Isla
de Pascua (Rapa Nui).
[editar] Descripción
Uoke es descrito como un dios de la devastación, quién según las tradiciones, sería el causante de la actual
geografía de la Isla de Pascua.
[editar] Leyenda
La leyenda dice que la tierra de Rapa Nui antiguamente habría sido muy grande y tan extensa, como la mítica tierra
de Hiva. En aquellos tiempos el antiguo dios Uoke, disponía de un gran poder para hundir y levantar todas las
zonas de la tierra; acción que realizaba usando una gran y mítica palanca, con la cual hundía y levantaba la
superficie de la tierra, y con ello también al antiguo gran territorio de Rapa Nui.
Pero sucedió que un día cuando Uoke venía levantando la tierra desde Hiva, cuando llego a Puku-Puhipuhi, se le
quebró la palanca; y con ello también la superficie de la tierra. Quedando gran parte de la antigua tierra de Rapa
Nui hundida, ya que estaba ubicada en la superficie de la tierra que en ese momento se encontraba abajo del mar.
Indicándose que esta fue la razón de que Rapa Nui sea pequeña, ya que solo quedo aflorando las cimas de sus
montañas, las cuales formaron esta isla. En cuanto al resto de la tierra, por estar ubicada en la superficie de la tierra
que quedo arriba, logro mantener su actual gran tamaño.