Apuntes Historia
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Alejandro sucedió a su padre siendo muy joven (tenía 19 años), tras la muerte
repentina de Filipo II. Su acceso al trono contó con cierta resistencia dentro de la
corte, ya que existían varios posibles aspirantes (recordemos que dentro de la
monarquía macedonia no se daban unas normas hereditarias claras): Arrideo
(hermano de Alejandro, retrasado mental) y Amintas (sobrino de Filipo II).
Alejandro cosechó éxitos desde el comienzo. Destruyó la ciudad de Tebas que había
encabezado los movimientos contrarios a la primacía de Macedonia. Fue reconocido
como máximo representante de los anfictiones del santuario de Delfos y como
sucesor de Filipo II en la dirección de la guerra contra los persas. En el año 334 a.C.,
inició las conquistas.
A continuación, llegó a Egipto, donde fue bien recibido, ya que desde el siglo V
Grecia había apoyado todos los intentos egipcios de liberarse de los persas. Los
egipcios vieron en él al libertador que habían estado esperando. Alejandro recibió de
los sacerdotes el título de hijo del dios Sol, Re, y fundó la ciudad de Alejandría. El
motivo de esta fundación urbana era defender a Egipto de posibles ataques por mar.
Alejandro visitó el templo y oráculo de Amón (identificado por los griegos con
Zeus) en el Oasis de Siwa y difundió la noticia de que el propio dios le había
distinguido como hijo suyo. De este modo, continuaba y llevaba más lejos la antigua
política de los Argéadas de considerarse descendientes de Heracles.
En el año 331 a.C. dejó Egipto para continuar la conquista del Imperio persa,
cosechando nuevas victorias, como la que tuvo lugar en la llanura de Gaugamela.
Descendió después hasta la ciudad de Babilonia, donde estableció su capital.
Llegó más tarde a la capital Persépolis, que fue incenciada (330 a.C.), y conquistó
otra importante ciudad persa: Ecbatana. Estas victorias militares en el corazón del
Imperio Aqueménida simbolizaron el final de la guerra de los griegos contra los
persas y la consumación de su venganza. Puesto que la guerra de represalias contra
los persas se había dado por terminada, Alejandro licenció a las tropas griegas. La
continuación de su aventura debe considerarse exclusivamente macedónica.
Tras el asesinato de Darío III por parte de un usurpador del trono (Besos, sátrapa de
Bactriana), Alejandro se propuso vengarlo y se autoproclamó sucesor de los
Aqueménidas (330 a.C.). A partir de ahí la orientalización de su persona y de la corte
fueron en aumento. Esto comenzó a ser mal visto por algunos de los dirigentes
macedonios que lo acompañaban y se dieron, incluso, intentos de conspiración
contra el rey. El detonante del malestar en la corte fue el intento de Alejandro
Magno de imponer el rito iranio de la prosquínesis, esto es, la flexión de la rodilla
ante el rey.
Por otra parte, entre la tropa surgió el cansancio y el descontento ante una marcha
que no parecía tener un objetivo claro. Hay que tener en cuenta que los
expedicionarios desconocían por completo el territorio que iban conquistando y en
cualquier momento esperaban encontrar el mar que rodeaba la tierra.
Al final, tras alcanzar el río Indo Alejandro decidió regresar a Macedonia, siguiendo
tres vías diferentes desde Patala (año 326 a.C.): dos terrestres, dirigidas por el
propio Alejandro y Crátero, respectivamente, y una marítima, comandada por su
lugarteniente Nearco.
La vuelta por tierra fue la más dura. Alejandro enfermó de unas fiebres palúdicas
(¿malaria?) y murió en Babilonia a la edad de 33 años, en el año 323 a.C. Ya desde la
Antigüedad se sospechó que pudo haber sido asesinado, aunque no tenemos pruebas
para demostrarlo. A sus honras fúnebres acudieron embajadores de todo el mundo.
Sus restos mortales fueron llevados a Alejandría, donde estuvieron durante un
tiempo hasta su desaparición.
….
El Estado creado por Alejandro Magno puede considerarse una mezcla de los
sistemas monárquicos macedónico (autocrático) y aqueménida (despótico). Era una
monarquía centralizada y militar.