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Historia Del Derecho de La Energía Nuclear

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HISTORIA DEL DERECHO DE LA ENERGÍA NUCLEAR

PRIMERA PARTE

DEL NACIMIENTO DE LA FISICA NUCLEAR HASTA EL ORGANISMO


INTERNACIONAL DE LA ENERGIA ATOMICA

Como es lógico, luego de que un hecho nuevo aparece en la vida de una sociedad,
inmediatamente llega el derecho para regularlo, es decir, para adaptar su contenido y
las actividades que de él surgen, al sistema jurídico imperante con anterioridad a ese
hecho. Es importante describir el proceso ocurrido con la Energía Nuclear, su
nacimiento y desarrollo, para entender porque se la conoció como producto de la
bestial demostración de poder que irrumpió en la vida de la humanidad en agosto de
1945 y las consecuencias que semejante acontecimiento tuvo, no sólo en la vida de las
personas afectadas directamente, sino en la seguridad de todos los habitantes del
planeta y en el mismo desarrollo posterior de la ciencia nuclear para usos pacíficos.
Es cierto, también, que para poder legislar o entender una parte de la realidad hay
que conocerla. Esta rama del derecho no puede sustraerse de esta idea y es por eso
necesario comenzar por narrar los episodios, que muy lentamente se fueron dando a lo
largo del tiempo, para llegar a entender el objeto susceptible de regulación, base del
Derecho de la Energía Nuclear.
Podemos abordar esta historia hablando de filosofía, en especial de Demócrito,
filósofo griego, que vivió entre los años 460 y 370 antes de Cristo, aproximadamente, y
que planteó la “teoría atómica del universo” que al igual que la mayoría de las teorías
filosóficas de la época, esta explicada por medio del razonamiento lógico y no de la
práctica o la experimentación. Por la misma se sostiene que: “toda la materia no es
más que una mezcla de elementos originarios cuyas características principales son la
inmutabilidad y eternidad, entendidos como partículas infinitamente pequeñas y por ello
imposible de captar por los sentidos, a las que Demócrito llamó átomos, que en griego
significa, "que no puede cortarse" o "dividirse". Agregaba, además que los átomos se
diferencian, sólo en forma y tamaño y que las propiedades de cada materia varían
según la manera en que estén agrupados sus átomos.
Dejando atrás el pensamiento filosófico y avanzando en los inicios de la ciencia
moderna, es interesante abordar los hechos que llevarían a la construcción de una
nueva parcela del saber humano, llamada posteriormente Física Nuclear.
Así el químico alemán Martín Heinrich Klaproth (1743 - 1817), descubrió y estudió un
elemento químico al se lo llamo uranio en el año 1789, y luego al circonio y el titanio.
Algunos años después Eugene Goldstein (1850 - 1930), profesor de la Universidad de
Berlín, observó junto a su colaborador, Wihelm Wien (1864 – 1928), en el año 1886, a
los protones mientras hacían observaciones del comportamiento de los rayos
catódicos. Con posterioridad, el descubrimiento del protón sería asignado a Rutherford.
Por otro lado las investigaciones del francés Antoine Henri Becquerel (1852 – 1908) en
1896 dieron a conocer una particularidad nueva de la materia que posteriormente se
llamó radiactividad. Este descubrimiento lo realizó accidentalmente mientras
desarrollaba estudios sobre la fotosíntesis. Al trabajar con sales de uranio descubrió
que estas eran capaces de oscurecer una placa fotográfica, concluyendo que estas
sales emitían una radiación capaz de atravesar papeles negros y otras sustancias
opacas a la luz común.
En 1903 compartió el Premio Nobel de física con Pierre y Marie Curie.
En el año 1900 el físico alemán Max Planck (1858 – 1947), dio origen a lo que luego
sería llamada Física Cuántica al descubrir la ley de la radiación electromagnética

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emitida por un cuerpo a una temperatura dada, también llamada Ley de Planck, que
explica el espectro de emisión de un cuerpo negro. Esta ley es considerada una de las
bases de la mecánica cuántica, que se desarrolló con posterioridad con la colaboración
de científicos como Albert Einstein y Niels Bohr, entre otros.
El matrimonio Curie, formado por Pierre Curie (1859 – 1906), físico nacido en Francia
y por Maja Slodowaska, más conocida como Marie Curie (1867 – 1934), de origen
polaco, nacida en Varsovia. Se dedicó a la investigación de los materiales que
producían radiación especialmente el uranio, al que investigaron en forma de
pechblenda, variedad masiva y probablemente impura de uraninita que es un mineral
rico en uranio. También descubrieron la radiactividad del Torio, y del trabajo con la
pechblenda, lograron aislar dos elementos químicos nuevos. Al primero lo llamaron
Polonio en honor al País de nacimiento de Marie y al otro lo llamaron Radio por su
característica de emitir una gran cantidad de radiactividad. Es importante destacar la
labor e inteligencia de Marie Curie, quien luego de la muerte accidental de Pierre ganó
su cátedra en La Sorbona, lo que la convirtió en la primera mujer en dictar clases en
esa universidad después de siglos de su fundación. También la única persona hasta
hoy en recibir dos Premios Nobeles en dos campos distintos de la ciencia. El primero,
Nobel de Física 1903, por sus estudios sobre la radiación junto a su esposo Pierre y
compartido con Antoine Henri Becquerel, y el segundo por el descubrimiento del
Polonio y del Radio que en 1911 que le significó el premio Nobel de Química.
Importantes fueron también los trabajos del británico Joseph John Thomson (1856 -
1940), quien fue galardonado en 1906 con el Premio Nobel de Física. A Thomson se
le debe el descubrimiento de los electrones, y también la creación del espectrómetro de
masas, instrumento que le sirvió para descubrir los isótopos al determinar que el Neón
estaba compuesto de dos tipos distintos de masas atómicas el neón 20 y el neón 22.
Al no poder explicar que el átomo estaba formado por un núcleo y una parte exterior
que lo rodeaba, incentivo a científicos como Ernest Rutherford y a Niels Bohr a
continuar las investigaciones vinculadas con las distintas partes de los átomos.
Especial interés se debe prestar a quien es considerado “padre de la física nuclear”,
Ernest Rutherford (1871 – 1937), físico y químico de origen neozelandés, cuyos
aportes transformaron la historia de la física y la química a finales del siglo XIX y
principios del siglo XX.
Tres años después de que Becquerel descubriera la radiación emitida por el uranio,
es decir en el año 1899, Rutherford publicó un trabajo en el que demostraba que las
radiaciones de uranio eran de dos clases distintas en función a su grado de
penetración, llamando a la de menor grado de penetración, radiación alfa y a la de
mayor grado de penetración, radiación beta. En su clasificación general de las
radiaciones agregó, también a las radiaciones gama. En 1902 estudia la radiactividad
del Torio y junto a Frederick Soddy (1877 – 1956) concluye que la radiactividad viene
acompañada de una desintegración de los elementos, confrontando, así el principio
reinante hasta ese momento de “indestructibilidad de la materia” sostenido por todos
los científicos de la época.
Entre sus aportes figura la elaboración de un modelo atómico que probaba la
existencia de un núcleo donde se concentraba la mayor parte de la masa y de la carga
eléctrica positiva, además de una envoltura externa al mismo donde estaba la carga
eléctrica negativa.
También con Soddy estableció que el desprendimiento de energía producto de una
desintegración nuclear era entre 20.000 y 100.000 veces más grande que el resultado
de una reacción química. Esto indica que en el interior de los átomos se encuentra
almacenada una gran cantidad de energía en potencia, principio que fue confirmado
cuando Albert Einstein descubre la equivalencia entre masa y energía.

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En el año 1907 asume como Profesor en la Universidad de Mánchester y junto a su
compañero de trabajo Hans Geiger (1882 – 1945) desarrollan un contador que permite
detectar las partículas alfa emitidas por una sustancia radiactiva, dando origen a los
luego llamados “Contadores Geiger”. Al año siguiente consigue demostrar que las
partículas alfa son núcleos de helio y además gana el Premio Nobel de Química por
sus trabajos que sostenían que la radiactividad iba acompañada de la desintegración
de los elementos.
En 1911, Rutherford realiza su aporte más importante a la ciencia al descubrir el
núcleo atómico, observando que las partículas alfa se desviaban, lo que le hizo
suponer que en el centro del átomo debía haber un núcleo que contuviera casi toda la
masa y toda la carga positiva. Además sostuvo que los electrones debían estar en
relación con el tamaño del átomo. Con la aparición de los principios de la Teoría
Cuántica y la adaptación que Niels Bohr realizó sobre el modelo atómico de Rutherford
se comprobó la certeza de la estabilidad del modelo planteado por este último.
Luego de estos logros contaría entre sus alumnos a futuras personalidades como
Otto Hahn, descubridor de la fisión nuclear, y Lise Meitner. En el Laboratorio de
Cavendish, trabajaron bajo su dirección, James Chadwick, descubridor del neutrón,
Niels Bohr, elaborador del modelo atómico y Robert Oppenheimer, físico
estadounidense que dirigió el trabajo de los científicos en el Proyecto Manhattan.
Después de llevar una vida de honores y distinciones, Ernest Rutherford murió el 19
de octubre de 1937 en Inglaterra y fue sepultado en la Abadía de Westminster.
En 1932 el físico ingles James Chadwick descubrió el neutrón, partícula subatómica
que se encuentra en el interior del núcleo del átomo y que carece de carga eléctrica.
Este elemento al no necesitar sobrepasar ninguna carga eléctrica es capaz de dividir
los núcleos de los átomos pesados. Chadwick recibió en 1935 el Premio Nobel de
Física, también se destacó en la química por haber descubierto el tritio.
Es importante tener en cuenta en este momento de la evolución del desarrollo de las
ciencias que en el año 1933 llega al poder en Alemania Adolf Hitler (1889 – 1945) que
condujo Alemania entre 1933 y 1945, imponiendo un régimen totalitario durante el
período conocido como Tercer Reich o Alemania Nazi, caracterizado por iniciar las
condiciones que dieron lugar a la Segunda Guerra Mundial y por aplicar hasta sus
máximos extremos la ideología del pangermanismo, el antisemitismo y el
anticomunismo. Este conjunto de postulados tuvo como resultado lo que hoy
conocemos como Holocausto, o intento de exterminar la totalidad de la población judía
de Europa, que resulto en la persecución, tortura y muerte de seis millones de judíos.
Hay que destacar que para esta época, Adolf Hitler ya se había convertido en un líder
del pueblo alemán al publicar “Mi lucha” en 1925, libro en el que plantea las bases de la
ideología nazi. En 1933 fue nombrado Canciller Imperial lo que le permitió transformar
la República de Weimar en el Tercer Reich y gobernar con un partido único. Muy poco
tiempo después comenzaría la persecución de los científicos de origen judío que no
sólo tuvieron que huir de Alemania, sino también de los países dominados por la
Alemania Nazi. El 2 de abril de 1934 se convierte en presidente de Alemania (Führer)
hasta el día 30 de abril de 1945, en el que acosado por el avance de las tropas aliadas
se quitó la vida.
Por otro lado y, retomando la labor científica, aparece la figura de Lise Meitner (1878
– 1968), una notable física austriaca nacionalizada sueca, que se destacaba por haber
sido alumna de Max Planck y compañera de trabajo de Otto Hahn, con quien descubrió
el protactinio en 1918. También se desempeñó como Profesora del Instituto Kaiser
Wilhelm de la Universidad de Berlín desde 1926 hasta 1933. Con posterioridad se vió
obligada a emigrar a Estocolmo donde se contactó con su sobrino Otto Frisch, también
físico, ambos perseguidos por el nazismo por su origen judío. En 1939 Otto Hahn
(1879 – 1968) y Fritz Strassmann (1902 – 1980) físico y químico alemanes, publicaron
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los resultados de un experimento en el que manifestaron haber encontrado bario en los
restos de un bombardeo con neutrones de un núcleo de uranio y Lise Meitner, que se
encontraba pasando las fiestas de navidad junto a su sobrino Otto Frisch, interpretaron
que había realizado una fisión nuclear por la producción de bario luego de la colisión de
un neutrón con núcleos de uranio. De esta manera, el descubrimiento de Hahn y
Strassmann fue llamado “fisión”, ambos también, teorizaron sobre los efectos de una
reacción en cadena. Posteriormente Frisch se unió a los trabajos del físico Rudolf
Peierls En la Universidad de Birmingham donde presentaron el Memorándum Frisch-
Peierls, que por primera vez expresaba el proceso a través del cual se podría realizar
una explosión atómica utilizando uranio 235.

EL PROYECTO MANHATTAN

Luego del descubrimiento de la fisión nuclear por parte de los alemanes Otto Hahn y
Fritz Strassmann, en un experimento en 1938 y confirmada en otro realizado a
principios de 1939, se suceden hechos que alertan a los científicos aliados.
El 29 de abril de 1939, Hahn pronuncia una conferencia en Washington donde explica
los efectos que produciría una reacción en cadena que provocara la fisión de varios
núcleos atómicos. Al mismo tiempo, Alemania suspende la exportación de uranio y
forma una comisión para investigar la utilidad práctica de los descubrimientos
científicos vinculados a la fisión nuclear. En ese mismo año, el Departamento de
Producción de Armamento de la Wehrmacht, crea el Proyecto Uranio para desarrollar
investigaciones sobre el uso de la energía atómica en armamentos.
Lo expresado en la conferencia de Hahn, así como la interrupción de las
exportaciones de uranio por parte de los alemanes, llevan a los Estados Unidos a
sospechar que los alemanes buscaban la forma de desarrollar armas nucleares. La
suposición general era que cualquier país poderoso que lo intente lo lograría en un
plazo de dos años, empleando a sus mejores científicos e ingenieros en el proyecto, en
especial Alemania que se hallaba muy avanzada en la investigación. La propuesta de
construcción de la bomba ya había sido elevada por los científicos a Adolf Hitler, quien,
luego del éxito obtenido con la guerra veloz o móvil (Blitzkrieg), lo considero importante,
pero no prioritario.
Paralelamente, un grupo de científicos, Leo Szilard, Edwar Teller y Eugene Wigner,
refugiados judíos, residentes en Estados Unidos, planearon comunicarse con Albert
Einstein para pedirle que firmara y enviara una carta al Presidente Roosevelt, ya
redactada por Leo Szilard, donde se lo advertía de la posibilidad de que científicos
alemanes ya estén trabajando en la construcción de una bomba atómica para el Tercer
Reich, aconsejándole al gobierno norteamericano que considere la posibilidad de crear
su propio programa de investigación de estas armas. La carta fue entregada por
Einstein el 2 de agosto de 1939 al economista Alexander Sachs, quien se
desempeñaba como asesor presidencial, básicamente en cuestiones financieras y que
frecuentaba al presidente. El Presidente respondió esa carta al científico el día 19 de
octubre de 1939 sosteniendo: …”He encontrado estos datos tan importantes que he
convocado a una Junta que reúna al jefe de la Oficina de Normas y a un representante
elegido del Ejército y la Marina para investigar a fondo las posibilidades de su
sugerencia en relación con el elemento uranio.” Tan cierto era el contenido de la
respuesta que inmediatamente se creó el Comité del Uranio y se designó, para su
dirección al jefe del National Boureau of Standards, Lyman Briggs. Poco tiempo
después el Comité inicio sus trabajos en el Naval Research Laboratory ubicado en la
ciudad de Washington.
Ya en 1940, Vannevar Bush, director del Instituto Carnegie de Washington, organizó
el Comité de Investigaciones para la Defensa Nacional, mientras que Enrico Fermi
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comenzaba a desarrollare la fabricación de la Pila Atómica, el primer reactor nuclear de
la historia en la universidad de Columbia.
Casualmente, el día anterior a la batalla de Pearl Harbor, ocurrida el 7 de diciembre
del año 1942, que origino el ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial,
Vannevar Bush creó el Comité S-1 para unificar las investigaciones relacionadas con
las armas atómicas.
Dado que el Comité no demostraba eficiencia y celeridad, el 1 de septiembre de 1942
se nombra coordinador del proyecto al Coronel de Ingenieros Leslie Groves, dando
inicio así al Proyecto Manhattan. En poco tiempo Groves, conocido por dirigir la obra
del Pentágono, adquirió, para ubicar el laboratorio, un campo de 20.000 hectáreas
donde se ubicaría la planta de tratamiento de uranio, Oak Ridge, que posteriormente
diera origen a la cuidad que hoy lleva ese nombre. Sin embargo el desarrollo más
importante del proyecto a nivel científico se dio en el Distrito de Ingeniería Manhattan,
conocido hoy como Laboratorio Nacional Los Alamos.
El director científico del Proyecto fue el físico norteamericano Julius Robert
Oppenheimer (1904 – 1967), hijo de alemanes de origen judío. El objetivo de Los
Alamos era reunir a los científicos más destacados de la época para establecer la
cantidad y tipo de material nuclear y probar los mecanismos necesarios para
desarrollar una reacción en cadena, luego de la experiencia de Enrico Fermi con la Pila
Atómica.
Después de dos años de trabajo el proyecto preparó la detonación de la primer
bomba atómica, “trinity”, el 16 de julio de 1945 en Alamo Gordo, Nueva Mexico, y luego
Little Boy, de uranio 235, lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 y Fat Man,
construida con plutonio, arrojada sobre la localidad de Nagasaki el 9 de agosto de
1945.

ACUERDO DE QUEBEC

El Acuerdo de Quebec es el primer instrumento jurídico del Derecho Nuclear


Internacional. Se trata de un documento firmado por Inglaterra, Estados Unidos y
Canadá que estableció los términos del uso de la energía nuclear entre los tres países.
Fue firmado por Winston Churchill, Franklin Delano Roosevelt y William Lyon
Mackenzie King (para algunos la participación de Canadá está en duda) el 19 de
agosto de 1943, dos años antes del final de la Segunda Guerra Mundial , en la ciudad
de Quebec , Canadá .
El acuerdo era necesario porque la antigua cooperación nuclear entre los Estados
Unidos y el Reino Unido se estaba volviendo impracticable, en espacial luego de la
creación de la pila atómica por Enrico Fermi, que fue la comprobación de que la
reacción en cadena era posible.
Un poco más de un año después de la firma del acuerdo, el Reino Unido entregó a
los Estados Unidos todo el producto de la investigación secreta que se realizaba bajo el
nombre clave de “Aleaciones de tubos”, luego del Acuerdo Hyde Park firmado por
Roosevelt y Churchill el 18 de septiembre de 1944, a cambio, recibió todas las copias
de los informes de progreso de la investigación americana. La investigación atómica
británica fue incluida luego dentro de la estructura del Proyecto Manhattan hasta
después de la guerra, y un gran equipo de científicos británicos se mudó a los Estados
Unidos para participar directamente de las actividades del proyecto.
Los líderes también acordaron lo siguiente:
- En ningún momento se usarán armas nucleares entre los países firmantes del
acuerdo, se trataba de un pacto de no agresión nuclear entre ellos.
- Ningún de ellos podía utilizar armas nucleares contra un tercer país sin el
consentimiento de los demás integrantes del acuerdo, es el llamado “derecho de veto”,
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ya que, un ataque nuclear a un país no participante de la alianza, requería la
aprobación del resto para su realización.
- Quedaba prohibido el intercambio de información nuclear con otros países.
- Se estableció en Washington un Comité de Política Combinada compuesto por
integrantes de los estados participantes para controlar y coordinar el desarrollo de
armas nucleares.
Luego de la firma de este Acuerdo, se descubrió en los Estados Unidos que el Reino
Unido había hecho un acuerdo secreto con un científico alemán descendiente de
judíos, Hans Von Halban, que siempre había trabajado en Francia, para compartir
información nuclear. En los Estados Unidos rechazaron el hecho sosteniendo que el
acuerdo con Halban violaba los términos del Acuerdo de Quebec, en particular, la
sección sobre la imposibilidad de compartir información surgida del acuerdo, pero el
arreglo con Halban finalizó a pedido del gobierno inglés para no entorpecer las
relaciones con los E.E.U.U..
Después de la guerra, por aplicación de la Ley de McMahon el Reino Unido se
excluyó de la investigación nuclear conjunta, sin perjuicio de ello, lograron su propia
bomba atómica haciendo uso de la información obtenida en la labor junto a los
científicos del proyecto, el 3 de octubre de 1952, bajo la denominación de “Operación
Hurricane”.
Después de finalizada la guerra, el 15 de noviembre de 1945, los jefes de los
Gobiernos norteamericano, británico y canadiense, reunidos en Washington, decidían
adoptar la política del secreto atómico, luego impuesto en la Ley Atómica de los
Estados Unidos, hasta el momento en que se estableciese eficazmente un control
supranacional de la nueva energía. Poco tiempo después, la Unión Soviética acepta
una propuesta de Estados Unidos y del Reino Unido para crear, en el seno de las
Naciones Unidas, una Comisión de energía atómica formada por los países integrantes
del Consejo de Seguridad más Canadá. El 24 de enero de 1946, las Naciones Unidas
aprueban la creación de esa Comisión.

LA LEY MCMAHON

Luego del fin de la Segunda Guerra, el Senador demócrata de Connecticut, Brien


McMahon, logra, a finales de 1945, ser nombrado Presidente del Comité Especial del
Senado sobre la Energía Atómica, que para ese entonces se encontraba analizando el
proyecto Mayo-Jonshon. Con la idea de controlar el desarrollo de la energía nuclear,
el 20 de diciembre de 1945 presentó en el Senado su proyecto de ley. El proyecto
originario asignaban a la investigación científica sobre la energía nuclear un control
poco riguroso, pero como su proyecto antecesor hacia prevalecer la presencia de
civiles sobre la de los militares para la toma de decisiones. Como punto destacable, la
futura ley creaba la Comisión de Energía Atómica. Estas circunstancias hicieron que la
gran mayoría de los hombres de ciencia se pronunciaran por la aprobación del proyecto
McMahon. Al año siguiente se realizaron algunas modificaciones al proyecto original
para calmar al grupo de Senadores más conservadores, logrando, de esa forma, su
aprobación por ambas Cámaras. Así, la norma en análisis fue aprobada por
unanimidad en el Senado, y en la Cámara de Representantes, se impuso su
aprobación por 265 votos a 79.
El 1 de agosto de 1946, el presidente Harry S. Truman firmó la ley McMahon,
conocida también en la legislación norteamericana como la Ley de Energía Atómica de
1946 o Atomic Energy Act, que se convertía así en el punto cierto de partida del
Derecho Nuclear estadounidense, indicando una línea a seguir por el resto de los
países del mundo que pudieran dominar esa tecnología

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En su exposición de motivos sostenía que:” …con sujeción al objetivo común de
asegurar la defensa y la seguridad común, el desarrollo de la energía nuclear, tanto
como sea posible, se orientará hacia el mejoramiento del bienestar público, elevando el
nivel de vida, fortaleciendo la libre competencia y promoviendo la paz mundial”
Quedaba claro que lo primero que se aseguraba, en esa época con la energía nuclear
eran la defensa y la seguridad común, es decir los objetivos bélicos y no los tan
ansiados fines pacíficos.
Una de las disposiciones de la Ley imponía una estricta prohibición sobre la
liberación de la tecnología y conocimientos atómicos a otras naciones, incluso a
quienes habían participado de la fabricación de las primeras bombas junto a Estados
Unidos. Esto disgustó al gobierno británico y canadiense, cuyos países habían, antes
contribuido con tecnología y mano de obra para el Proyecto Manhattan , esta
determinación violaba pactos formalizados en 1943 en el Acuerdo de Quebec,
analizados ut supra, y en el caso particular del Reino Unido, otros compromisos que
fueron desarrollados posteriormente en el Acuerdo de 1944 del Parque Hyde, firmado
por Churchill y Roosevelt .
El articulado incluía un “programa para el control de la información científica y
técnica. Define términos jurídicos nuevos como “datos restringidos” donde quedaban
incluidos “todos los datos relativos a la fabricación o utilización de armas nucleares, la
producción de material fisible, o el uso de material fisionable en la producción de
energía”, la excepción que lograría el traspaso de información requería que la misma
fuera “desclasificada”.
La Comisión podía explotar "cualquier bien inmueble que contenga depósitos de
uranio o torio, y con el consentimiento del Presidente podía tomar y asumir el control, a
través del proceso de expropiación, de cualquier propiedad que contenga cualquier otro
material determinado por ella misma por ser esencial para la producción de materiales
fisionables". Además el texto de la ley definía al "material fisionable": como el plutonio,
uranio, uranio enriquecido, y cualquier otro material que la misma determine que sea
capaz de liberar cantidades sustanciales de energía a través de la reacción en cadena.
Este conjunto de ideas permitió la mayor libertad posible a los científicos, y las
industrias comerciales para realizar sus negocios. La Comisión era la propietaria del
material fisible.
Esta restricción a la libertad de expresión, que abarca un tema entero, es única en el
derecho estadounidense y todavía, a pesar de sus necesarias modificaciones, parte
aún está en vigor.

INFORME ACHESON–LILIENTHAL

Cuando el mundo se enteró del lanzamiento de las bombas atómicas, la actividad de


los Estados Unidos en ese sentido dejó de ser secreta y se temió que otros países,
aun aquellos no desarrollados, pudieran adquirir el manejo de esa tecnología. Esta
situación generó varias ideas e informes sobre cómo frenar el desarrollo nuclear en el
mundo. Entre los más destacados se encuentra el Informe sobre el Control
Internacional de Energía Atómica que fue escrito por un comité presidido por Dean
Acheson y David Lilienthal en 1946 también conocido como Informe Acheson-Lilienthal.
El documento analizaba los posibles métodos para el control internacional de las armas
nucleares para evitar una futura guerra nuclear. Se trataba de una propuesta para
pasar la responsabilidad del control de la energía atómica en el mundo a la Comisión
de Energía Atómica creada en las Naciones Unidas. El informe partía de la idea de
desarrollar un sistema de seguridad basado en acuerdos internacionales que prohíban
la producción de armas nuevas, ni aún bajo la aplicación de los sistemas de control
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más estrictos, por lo que considera que todas las etapas verosímilmente vinculadas a la
posible fabricación de un artefacto bélico se sustraigan de la jurisdicción y control de
las naciones donde se desarrollen y se deposite ese control de la actividad en una
administración internacional encargada de controlar esta nueva industria en nombre de
todos los países.
Además, el informe proponía que los Estados Unidos abandonen su monopolio de las
armas atómicas transmitiendo sus conocimientos a la Unión Soviética, a cambio de un
acuerdo entre ambos Estados contra del desarrollo de las bombas atómicas. Aunque
Truman aceptó el informe en general, se realizaron modificaciones en lo referido al
castigo por violaciones, y a que las sanciones no puedan ser vetadas por el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, donde participaban los vencedores de la Segunda
Guerra, así como la parte en que la Unión Soviética debía comprometerse a no fabricar
la bomba. Se trataba de modificaciones con las que ni Acheson ni Lilienthal estaban
de acuerdo. Además, E.E.U.U. se mantenía en la postura de conservar las bombas
hasta que se garantizara la eficacia del control internacional, comenzaban a gestarse
los principios del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Los otros miembros del comité fueron los científicos James Conant y Vannevar Bush,
el director de la Oficina de Investigación Científica y Desarrollo, que controló el
Proyecto Manhattan, y John McCloy, y el general Leslie R. Groves, que había sido el
oficial militar a cargo del Proyecto Manhattan. Acheson decidió que el Comité necesita
asesoramiento técnico, por lo que nombró a un consejo de consultores con David
Lilienthal, el superior bien considerado de la Autoridad del Valle de Tennessee, como
presidente. También nombró a J. Robert Oppenheimer, director científico del Proyecto
Manhattan, que asesoró en forma influyente. El informe en análisis, con estas
modificaciones fue presentado ante las Naciones Unidas por Bernard Baruch, en la
sesión inaugural de la Comisión de Energía Atómica de las Naciones Unidas, el 14 de
junio de 1946, momento a partir del cual se lo denomina “Plan Baruch”

EL PLAN BARUCH

El millonario norteamericano Bernard Baruch (1870-1965); era un destacado hombre


de negocios que se dedicó a asesorar a presidentes de E.E.U.U., entre los que figuran
Woodrow Wilson, Franklin D. Roosevel y Harry S. Truman. Colaborando con el
Presidente Roosevelt desarrolló un programa económico que unía los intereses de las
empresas civiles con las necesidades militares, grandes inversiones privadas en la
industria armamentística.
Bernard Baruch, tuvo contacto con Sir Winston Churchill, en los días de la Segunda
Guerra Mundial; Roosevelt lo había nombrado asesor especial del director de la Oficina
de Movilización de Guerra. Su trabajo ha consolidado el papel de los empresarios
civiles en la determinación de una política de apoyo incondicional al sistema político
norteamericano. El Estado garantizaba libertades económicas y los inversionistas
ayudaban a mantener la subsistencia del Estado, esto como concepto general. Las
ideas de Baruch se adoptaron en gran parte; después de la Guerra, colaboró, a partir
de 1946, con el presidente Harry S. Truman, quien lo nombró representante de los
EE.UU. a la ONU, en la Comisión de Energía Atómica (UNAEC) recientemente creada.
El 14 de junio 1946, Baruch presentó su Plan, que en realidad se trataba de una
versión modificada del plan de Acheson-Lilienthal, a la UNAEC, proponiendo la
fiscalización internacional de la actividad atómica. La Unión Soviética rechazó la
propuesta de Baruch por considerarla injusta, dado el hecho de que los EE.UU. ya
poseía armas nucleares, a cambio le propuso que los EE.UU. eliminar sus armas
nucleares antes de que un sistema de control internacional se estableciera. Hay que
recordar que ya se había desatado la Guerra Fría y que todavía la U.R.S.S. no había
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logrado su primera detonación nuclear que ocurrió recién el 22 de agosto de 1949.
Esta situación produjo una paralización de las negociaciones y con el transcurso del
tiempo, Baruch terminó renunciando a la comisión en 1947. Su influencia dejó una
importante huella en lo que serían los próximos veinte años, en la política internacional
norteamericana
El Plan, aunque no llegó a concretarse, es un primer antecedente en la concepción
de una política exterior norteamericana que promoviera la hegemonía nuclear para
asegurarse la supremacía del imperio estadounidense en lo que quedaba del siglo XX.
Como se puede apreciar, el Plan de Baruch no tuvo que ser aceptado para pasar a la
historia, la historia se ha ido construyendo en torno a él.
El plan proponía:
- Ofrecer a todas las naciones el intercambio de información científica básica para usar
la energía nuclear solo con fines pacíficos;
- Implementar el control de la energía nuclear solo en la medida necesaria con el fin de
asegurar su uso exclusivo con fines pacíficos;
- Eliminar de los sistemas de armas de los Estados las armas atómicas y todas otras
armas capaces de causar destrucción masiva, y
- Construir sistemas de garantías efectivas a través de la inspección y otros medios
para proteger a los Estados que cumplan contra los riesgos de violaciones y evasiones
Luego de su primera detonación nuclear, la Unión Soviética demostró poco interés en
los sistemas de control, situación que se profundizo luego de la muerte de Stalin en
1953, desde ese entonces, fue siempre un tema de difícil tratamiento que freno muchos
intentos de control de armas nucleares.
El Plan Baruch no fue aceptado por la Unión Soviética, y aunque las discusiones
llegaron hasta 1948, no avanzaron hasta que la U R.S.S. finalizo su plan nuclear. Con
el fracaso del plan, ambos países se embarcaron en programas de desarrollo de
armas, en una carrera armamentística que duro mucho tiempo y consumio
importantísimas cantidades de recursos naturales y financieros. El Plan Baruch
proponía una Autoridad Internacional de Desarrollo Atómico que iba a tener el
monopolio de la minería del uranio y el torio. Se determinó que esta Autoridad debía
ser establecida por las Naciones Unidas y que Estados Unidos debía darle la
información de la que, hasta el momento, era el único poseedor.

ATOMOS PARA LA PAZ

El 20 de enero de 1953 asume la presidencia de los Estados Unidos de América el


General Dwight David Eisenhower (1890 – 1969), militar de destacada actuación
durante la II Guerra Mundial. Al principio de su mandato dio por finalizada la guerra de
Corea. Respecto a la energía nuclear todos los intentos por mantener la hegemonía
norteamericana habían fracasado luego de la detonación de la Unión Soviética de 1949
y también los intentos por lograr una autoridad supranacional de control internacional.
Sin perjuicio de ello la doctrina de los E.E.U.U. había quedado firme en el período que
va desde el lanzamiento de las bombas sobre territorio japonés hasta diciembre de
1953, basada en la idea de no desprenderse de ningún arma atómica. El contenido de
la ley McMahon era una demostración de esa doctrina, junto al rechazo de las
pretensiones Soviéticas de desarme por parte de los E.E.U.U.. Ningún país con
armamento nuclear estaba dispuesto a resignar la pertenencia a esa categoría de
naciones.
El 8 de diciembre de 1953 el presidente Eisenhower expone ante la Asamblea
General de las Naciones Unidas su plan “Atomos para la paz” en un célebre discurso
que lleva el mismo nombre. Las palabras del presidente fueron el principio de la

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creación del Organismo Internacional de la Energía Atómica, como entidad superadora
de la tensión de la guerra fría y control del armamento nuclear.
Eisenhower, con alguna influencia segura de Julius Robert Oppenheimer, trató de
transmitir un mensaje de tranquilidad a un mundo aterrorizado después del horror de
Hiroshima y Nagasaki y de las pruebas nucleares de la recién iniciada década de 1950.
También se sostiene que Eisenhower quería asegurarse de que los aliados europeos
permitan el cambio en la estrategia armamentista de la OTAN orientada a la
incorporación de las armas nucleares.
Durante su discurso sostuvo:
…"Cuando el Secretario General Hammarskjold me invitó a dirigir esta Asamblea
General, estaba justamente empezando una serie de conferencias en Bermuda con los
Primeros Ministros y Ministros de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña y Francia. Los
asuntos de dicha Asamblea fueron los problemas que amenazan nuestro planeta.
Durante el resto de la Conferencia de Bermuda, yo tenía constantemente en la mente
que al frente mío me era concedido un gran honor. Ese honor tengo hoy aquí en esta
tribuna, es un privilegio dirigir la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Nunca antes en la historia tanta esperanza para tanta gente se había reunido en una
única organización. El desarrollo ha sido tal que las armas nucleares han virtualmente
alcanzado el estatus de armas convencionales en nuestras fuerzas armadas
Vuestras deliberaciones y decisiones durante estos años sombríos se han convertido
ya en parte de esas esperanzas.
Pero la gran prueba y los grandes logros todavía están por llegar. Y sobre esa
confianza y expectación por el cumplimiento de esos logros, quisiera yo asegurarles
que el Gobierno de los Estados Unidos apoyará firmemente a las Naciones Unidas en
este proyecto. Debemos tener la convicción de que nuestra sabiduría, nuestro coraje y
nuestra fe podrán traer a este mundo una paz duradera para todas las naciones y la
felicidad y el bienestar para toda la humanidad. Obviamente, no sería adecuado
aprovechar esta ocasión para presentarles a ustedes una visión unilateral desde el
punto de vista de los Estados Unidos. Yo les aseguro que nuestras deliberaciones en
Bermuda invocamos esos mismos grandes principios de la paz universal y de la
dignidad humana que están grabadas en nuestra Carta.
Sé que los ciudadanos americanos comparten mi profundo convencimiento de que si
algún peligro existe en él mundo, ese es un peligro compartido por todos, y de la misma
manera, si existe alguna esperanza para nuestra nación, esa misma esperanza debería
ser compartida por todos
Por último, si se debe avanzar cualquier propuesta disminuir lo más mínimo las
tensiones del mundo de hoy en día, ¿qué más apropiado para ello que afrontarlo desde
la Asamblea de las Naciones Unidas?
Me siento impulsado a hablarles hoy aquí en un leguaje que no hubiera preferido
utilizar, ese es el nuevo lenguaje militar del armamento atómico. La era nuclear ha ido
mucho más allá de lo que cualquier ciudadano del mundo pueda comprender.
Mi discurso sobre el peligro y energía nuclear está necesariamente enfocado en los
términos de los Estados Unidos, ahora bien, esta materia es global, no meramente de
carácter nacional.
El 16 de Julio de 1945, los Estados Unidos accionaron la primera explosión atómica
en la historia de la humanidad. Desde esa fecha en 1945, los Estados Unidos de
América han llevado a cabo 42 ensayos nucleares. Las bombas atómicas de hoy en
día son 25 veces más potentes que aquellas primeras armas del nacimiento de la era
atómica. Las bombas de hidrógeno equivalen a millones de toneladas de TNT
equivalente.
Hoy en día, los arsenales de armas atómicas de los Estados Unidos, los cuales por
supuesto se incrementan diariamente, sobrepasan varias veces los explosivos
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equivalentes al total de todas las bombas y granadas lanzadas en cada bombardeo en
todos los escenarios en todos los años que duró la Segunda Guerra Mundial.
Un único escuadrón aéreo, puede ahora lanzar un ataque cuya potencia sería
superior a todas las bombas que cayeron sobre Gran Bretaña en toda la Segunda
Guerra Mundial.
En tamaño y en variedad, el desarrollo de las armas nucleares ha sido no menos
remarcables. El desarrollo ha sido tal que las armas nucleares han virtualmente
alcanzado el estatus de armas convencionales en nuestras fuerzas armadas. En los
Estados Unidos, el ejército, la armada y la fuerza aérea y los cuerpos de marines son
capaces todos ellos de usar esta arma.
Pero el secreto terrorífico, y los temores del poder atómico no son nuestros
solamente. En primer lugar, el secreto lo poseen nuestros amigos y aliados, Gran
Bretaña y Canadá, cuyos genios científicos hacen una tremenda contribución a
nuestros descubrimientos originales y los designios de las bombas atómicas. El
secreto es también conocido por la Unión Soviética. La Unión Soviética nos ha
informado a lo largo de años recientes, que ha dedicado una cantidad considerable de
recursos al desarrollo de armas nucleares.
Si en algún momento en la historia, los Estados Unidos poseyeron lo que podría ser
considerado como un monopolio de la energía nuclear, ese monopolio ha terminado de
existir hace ya varios años. Por lo tanto, aunque nuestro comienzo más temprano nos
ha permitido acumular una ventaja cuantitativa, la realidad es que hoy dos hechos
comprenden la realidad atómica:
En primer lugar, el conocimiento ahora poseído por varias naciones, finalmente será
compartido por otras, posiblemente por todo el resto de las naciones.
En segundo lugar, incluso una vasta superioridad en el número de las armas, y una
consecuente capacidad de devastación disuasoria no es preventiva, en si misma contra
el terrible daño material y del número de vidas humanas que una agresión por sorpresa
infligiría.
El mundo libre, al menos ligeramente consciente de estos hechos, se ha embarcado
naturalmente en un gran programa de sistemas de defensa. Ese programa nuclear será
acelerado y continuará creciendo.
Pero no dejen a nadie pensar que el gasto de las ingentes sumas de armas y
sistemas de defensa pueda garantizar nuestra seguridad absoluta para las ciudades y
ciudadanos de cualquiera nación. La negra aritmética de las bombas atómicas no
permite una solución tan sencilla. Incluso contra los más sofisticados sistemas de
defensa, un agresor en posesión de un mínimo número de armas atómicas podría
probablemente accionar un número suficiente de sus bombas en los objetivos elegidos
y causar un daño espantoso.
En alguna ocasión en las páginas de la historia se hace referencia a los "Grandes
Destructores" pero el libro de la historia también revela en su mayoría una búsqueda
permanente hacia la paz.
Mi país desea ser constructivo, no destructivo. Deseo el acuerdo, no las guerras entre
naciones. Deseamos vivir en libertad y con la confianza de que los ciudadanos de
todas las naciones disfruten en igualdad del derecho de escoger su propio modo de
vida.
Por consiguiente, el propósito de mi país es ayudar a derribar la cámara de los
horrores y traer la luz, encontrar un modo por el cual las mentes de los hombres, las
esperanzas de los hombres, las almas de los hombres dondequiera que se encuentren,
puedan caminar hacia la paz y la felicidad.
En esta búsqueda, sé que en un mundo dividido como él nuestro de hoy en día, la
salvación no puede ser conseguida mediante un acto dramático.

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Sé que quedan muchos pasos que tendrán que ser tomados durante muchos meses
antes de que el mundo pueda mirarse así mismo algún día y realmente descubrir que
un nuevo clima de paz y mutua confianza reinase sobre el mundo.
Pero sé, que por encima de todo, debemos empezar a dar esos pasos ahora.
Pero los Estados Unidos y sus aliados, Gran Bretaña y Francia, han tomado algunos
de estos pasos a lo largo de los últimos meses.
Recientemente hemos recibido de la Unión Soviética de lo que es en efecto una
expresión de acuerdo de celebrar un nuevo encuentro sobre energía nuclear. Nosotros
y nuestros aliados estamos encantados de comprobar que esta acción no contenía
ninguna condición previa inaceptable por nuestra parte.
Como ustedes ya saben de nuestro encuentro en Bermuda, los Estados Unidos, Gran
Bretaña y Francia han aceptado rápidamente reunirse con la Unión Soviética.
El Gobierno de los Estados unidos se dirige a esta conferencia con sinceras
esperanzas. Haremos todos los esfuerzos para el único propósito de sacar de esa
conferencia cualquier resultado tangible que propicie la paz, la única manera de
distender la tensión internacional.
Nosotros nunca hemos, y nunca propondremos o sugeriremos que la Unión Soviética
resigne a lo que es suyo por derecho.
Nunca diremos que los ciudadanos de Rusia son un enemigo con el cual no tenemos
ningún deseo de tratar o de unirnos en una relación fructífera.
Por el contrario, esperamos que esta conferencia pueda iniciar una relación con la
Unión Soviética la cual finalmente traiga un nuevo contexto de relaciones entre las
gentes del este y del oeste.
Veo semillas de paz, ellas hablan más fuerte que las promesas o nuestras
intenciones.
Existe una vía para la paz, la cual no ha sido todavía explorada, es una vía que ahora
reside en la Asamblea de las Naciones Unidas.
En su resolución del 18 de Noviembre de 1953, esta Asamblea General sugirió, y cito
literalmente "la Comisión de Desarme estudia la viabilidad de establecer un subcomité
que consistirá en representantes de las principales Potencias involucradas, la cual
buscaría acordar una solución privada aceptable... y llevarla a conclusión no más allá
del 1 de Septiembre de 1954"
Los Estados Unidos, están preparados para celebrar reuniones privadas con los
principales involucrados para alcanzar una solución aceptable a la carrera
armamentística la cual no solamente amenaza la paz sino a toda la vida a lo largo del
mundo.
Los Estados Unidos deben buscar más que una mera reducción o eliminación del
material atómico para fines militares.
No es suficiente quitar estas armas de las manos de los soldados, estas deben ser
puestas en las manos de quienes conocen como ponerlas al servicio de la paz y del
bienestar de la humanidad.
Los Estados Unidos saben que las fuerzas destructivas de las armas nucleares
pueden ser revertidas y utilizadas para el beneficio de la humanidad."
El mensaje del presidente Eisenhower, tuvo tanta aceptación como rechazo, pero
sentó los lineamientos de la futura política internacional vinculada a la energía nuclear
que todavía persiste.
Esta situación obligó a los legisladores de los Estados Unidos a presentar y aprobar
una reforma al contenido de la Ley McMahon sancionada en 1946, en lo referente al
contenido conceptual del “secreto de las investigaciones y prácticas nucleares”, para
permitir el intercambio de información con otros países, en particular sobre los usos
pacíficos.

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Al mismo tiempo, la Unión Soviética comenzaba la construcción de la primer Central
Nuclear comercial del mundo, que empezó a operar el 25 de julio de 1954 en la ciudad
de Obninsk muy cerca de Moscú.

ORGANISMO INTERNACIONAL DE LA ENERGÍA ATÓMICA

Luego del impacto del discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas del
Presidente Eisenhower, en el año 1955 comenzó la discusión sobre el Proyecto de
Estatuto del Organismo Internacional de la Energía Atómica con la presencia de ocho
países: Australia, Bélgica Canadá, Estados Unidos, Francia, Portugal, Reino Unido y
Sudáfrica.
Posteriormente se incorporaron: la Unión Soviética, Checoslovaquia, India y Brasil.
También en 1955 se celebró en Ginebra la Primer Conferencia Internacional de las
Naciones Unidas sobre uso pacífico de la energía nuclear.
El 29 de julio de 1957, en una reunión en Viena, en la que participó la Argentina, 29
países pusieron en vigor el estatuto al cumplir lo establecido en el artículo XXI apartado
E dando nacimiento al Organismo Internacional de la Energía Atómica, como
organismo autónomo del sistema de Naciones Unidas. Su sede se encuentra en la
ciudad de Viena, Austria, contando actualmente con aproximadamente 171 países
miembros.
Su objetivo es, según el artículo 2 de su estatuto: “…acelerar y aumentar la
contribución de la energía atómica a la paz, la salud y la prosperidad en el mundo
entero. En la medida que le sea posible se asegurara que la asistencia que preste o,
la que se preste a petición suya, o bajo su dirección o control, no sea utilizada de modo
a que contribuya a fines militares”
En lo que respecta a sus funciones el artículo III del organismo las describe con
claridad de la siguiente manera:
ARTÍCULO III: Funciones
“A. El Organismo está autorizado:
1. A fomentar y facilitar en el mundo entero la investigación, el desarrollo y la aplicación
práctica de la energía atómica con fines pacíficos; y, cuando se le solicite, a actuar
como intermediario para obtener que un miembro del Organismo preste servicios o
suministre materiales, equipo o instalaciones a otro; y a realizar cualquier operación o
servicio que sea de utilidad para la investigación, el desarrollo o la aplicación práctica
de la energía atómica con fines pacíficos;
2. A proveer, en conformidad con el presente Estatuto, los materiales, servicios, equipo
e instalaciones necesarias para la investigación, el desarrollo y la aplicación práctica de
la energía atómica con fines pacíficos, inclusive la producción de energía eléctrica,
tomando debidamente en cuenta las necesidades de las regiones insuficientemente
desarrolladas del mundo;
3. A alentar el intercambio de información científica y técnica en materia de utilización
de la energía atómica con fines pacíficos;
4. A fomentar el intercambio y la formación de hombres de ciencia y de expertos en el
campo de la utilización pacífica de la energía atómica;
5. A establecer y aplicar salvaguardias destinadas a asegurar que los materiales
fisionables especiales y otros, así como los servicios, equipo, instalaciones e
información suministrado por el Organismo, o a petición suya, o bajo su dirección o
control, no sean utilizados de modo que contribuyan a fines militares; y a hacer
extensiva la aplicación de esas salvaguardias, a petición de las Partes, a cualquier
arreglo bilateral o multilateral, o a petición de un Estado, a cualquiera de las actividades
de ese Estado en el campo de la energía atómica;
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6. A establecer o adoptar, en consulta, y cuando proceda, en colaboración con los
órganos competentes de las Naciones Unidas y con los organismos especializados
interesados, normas de seguridad para proteger la salud y reducir al mínimo el peligro
para la vida y la propiedad (inclusive normas de seguridad sobre las condiciones de
trabajo), y proveer a la aplicación de estas normas a sus propias operaciones, así como
a las operaciones en las que se utilicen los materiales, servicios, equipo, instalaciones
e información suministrados por el Organismo, o a petición suya o bajo su control o
dirección; y a proveer a la aplicación de estas normas, a petición de las Partes, a las
operaciones que se efectúen en virtud de cualquier arreglo bilateral o multilateral, o, a
petición de un Estado, a cualquiera de las actividades de ese Estado en el campo de la
energía atómica;
7. A adquirir o establecer cualesquiera instalaciones, establecimientos y equipo útiles
para el ejercicio de sus funciones autorizadas, siempre que las instalaciones, los
establecimientos y el equipo que de otro modo estén a disposición del Organismo en la
región de que se trate sean inadecuados o sólo pueda disponerse de ellos en
condiciones que el Organismo no considere satisfactorias.
B. En el ejercicio de sus funciones, el Organismo:
1. Actuará de acuerdo con los propósitos y principios de las Naciones Unidas, para
fomentar la paz y la cooperación internacional, en conformidad con la política de las
Naciones Unidas encaminada a lograr el desarme mundial con las debidas
salvaguardias, y en conformidad con todo acuerdo internacional concertado en
aplicación de dicha política;
2. Establecerá un control sobre la utilización de los materiales fisionables especiales
que reciba el Organismo, con objeto de asegurar que dichos materiales se utilicen
solamente con fines pacíficos;
3. Distribuirá los recursos de que disponga de modo que garantice su utilización eficaz
y que permita obtener el mayor beneficio general posible en todas las regiones del
mundo, tomando en consideración las necesidades especiales de las regiones
insuficientemente desarrolladas del mundo;
4. Presentará informes sobre sus actividades anualmente a la Asamblea General de las
Naciones Unidas y, cuando corresponda, al Consejo de Seguridad: si en relación con
las actividades del Organismo se suscitaran cuestiones que sean de la competencia del
Consejo de Seguridad, el Organismo las notificará a este último, como órgano al que
corresponde la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad
internacionales, y podrá adoptar también las medidas previstas en este Estatuto,
inclusive las que se señalan en el párrafo C del artículo XII;
5. Presentará informes al Consejo Económico y Social y a otros órganos de las
Naciones Unidas sobre aquellos asuntos que sean de la competencia de estos
órganos.
C. En el ejercicio de sus funciones, el Organismo no subordinará la prestación de
asistencia a sus miembros a condiciones políticas, económicas, militares o de otro
orden que sean incompatibles con las disposiciones del presente Estatuto.
D. Con sujeción a las disposiciones del presente Estatuto y a las de los acuerdos que
en conformidad con el mismo se concierten entre un Estado o un grupo de Estados y el
Organismo, éste ejercerá sus actividades con el debido respeto por los derechos
soberanos de los Estados”.
Desde el inicio de las discusiones para la creación de una autoridad supranacional
vinculada al desarrollo de la energía nuclear, lo más importante era el control de las
acciones desarrolladas en los países para evitar que cualquier actividad pueda desviar
material, para el caso de aquellas hechas con fines pacíficos, a la fabricación de
armamentos nucleares. Con la idea de especificar el control en los países miembros

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se elaboró un instrumento llamado salvaguardias internacionales que surgen del
organismo en función del tipo de actividad nuclear desarrollada en el país miembro.
A esos efectos en artículo XII del estatuto establece:
ARTÍCULO XII: Salvaguardias del Organismo
“A. Con respecto a cualquier proyecto del Organismo, o a otro arreglo en el cual las
partes interesadas soliciten del Organismo que aplique salvaguardias, el Organismo
tendrá los siguientes derechos y responsabilidades en cuanto se relacione con el
proyecto o arreglo:
1. Examinar los planos de los equipos e instalaciones especializados, inclusive los
reactores nucleares, y aprobarlos únicamente para asegurar que no se utilizarán de
modo que contribuya a fines militares, que se ajustan a las normas de protección de la
salud y de seguridad que sean aplicables y que permitirán aplicar eficazmente las
salvaguardias previstas en este artículo;
2. Exigir la observancia de cualesquier medidas de protección de la salud y de
seguridad prescritas por el Organismo;
3. Exigir que se lleven y presenten registros de las operaciones para facilitar la
contabilización de los materiales básicos y los materiales fisionables especiales
utilizados o producidos en el proyecto o al aplicar el arreglo;
4. Pedir y recibir informes sobre la marcha de los trabajos;
5. Aprobar los medios que habrán de emplearse para el tratamiento químico de los
materiales irradiados, únicamente para asegurar que este tratamiento químico no se
prestará a que se distraigan materiales con destino a fines militares y que se ajustará a
las normas de protección de la salud y de seguridad que sean aplicables; exigir que los
materiales fisionables especiales recuperados o producidos como productos
secundarios se utilicen con fines pacíficos, bajo la salvaguardia continua del
Organismo, para trabajos de investigación o en reactores, existentes o en construcción
especificados por el miembro o los miembros interesados; y exigir que se deposite en
poder del Organismo todo excedente de cualesquier materiales fisionables especiales
recuperados o producidos como productos secundarios por encima de las cantidades
necesarias para los usos arriba indicados, con el objeto de impedir la acumulación de
existencias de dichos materiales, con la salvedad de que posteriormente, y a solicitud
del miembro o los miembros interesados, los materiales fisionables especiales así
depositados en poder del Organismo les serán devueltos sin tardanza para su
utilización en las condiciones arriba especificadas;
6. Enviar al territorio del Estado o de los Estados beneficiarios a inspectores
designados por el Organismo luego de consultar con el Estado o Estados interesados;
estos inspectores tendrán acceso en cualquier momento a todos los lugares,
información y personas que por su profesión se ocupen de materiales, equipos o
instalaciones que deban ser objeto de salvaguardias en virtud del presente Estatuto,
según sea necesario para poder llevar la contabilidad de los materiales básicos y los
materiales fisionables especiales proporcionados, así como de los productos
fisionables, y para determinar si se da cumplimiento al compromiso de no utilizarlos de
modo que contribuya a fines militares mencionado en el apartado 4 del párrafo F del
artículo XI y si se observan las medidas de protección de la salud y de seguridad a que
se refiere el apartado 2 del párrafo A del presente artículo, así como cualesquiera otras
condiciones prescritas en el acuerdo concertado entre el Organismo y el Estado o los
Estados interesados. Si el Estado interesado lo pidiera, los inspectores designados por
el Organismo serán acompañados por representantes de las autoridades de ese
Estado, entendiéndose que ello no deberá causar demoras a los inspectores ni
entorpecer de ninguna otra manera el ejercicio de sus funciones;
7. En caso de incumplimiento, si el Estado o Estados beneficiarios no toman en un
plazo razonable las medidas correctivas requeridas, el Organismo podrá suspender o
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dar por terminada la asistencia y retirar cualesquier materiales y equipo puestos a
disposición de dicho Estado o Estados por el Organismo o por un miembro para la
ejecución del proyecto.
B. El Organismo establecerá, según sea necesario, un cuerpo de inspectores. Estos
inspectores estarán encargados de examinar todas las operaciones que estén a cargo
del Organismo mismo, para determinar si el Organismo observa las medidas de
protección de la salud y de seguridad por él prescritas para su aplicación a los
proyectos sujetos a su aprobación, dirección o control, y si el Organismo toma las
medidas necesarias para evitar que los materiales básicos y los materiales fisionables
especiales que estén bajo su guarda o que se usen o produzcan en el curso de sus
propias operaciones, sean utilizados de modo que contribuya a fines militares. El
Organismo deberá tomar inmediatamente las disposiciones oportunas para poner fin a
cualquier incumplimiento o cualquier omisión de las medidas correspondientes.
C. El cuerpo de inspectores estará también encargado de obtener y verificar la
contabilidad a que se refiere el apartado 6 del párrafo A de este artículo y de
determinar si se da cumplimiento al compromiso a que se refiere el apartado 4 del
párrafo F del artículo XI, así como si se observan las medidas a que se refiere el
apartado 2 del párrafo A de este artículo, y todas las demás condiciones que para el
proyecto se prescriban en el acuerdo concertado entre el Organismo y el Estado o los
Estados interesados. Los inspectores darán cuenta de todo incumplimiento al Director
General, quien transmitirá la información a la Junta de Gobernadores. La Junta pedirá
al Estado o a los Estados beneficiarios que procedan inmediatamente a poner fin a
cualquier incumplimiento cuya existencia se compruebe. La Junta pondrá este
incumplimiento en conocimiento de todos los miembros, así como del Consejo de
Seguridad y de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En caso de que el
Estado o los Estados beneficiarios no tomen, dentro de un plazo razonable, todas las
medidas que sean necesarias para poner fin al incumplimiento, la Junta podrá tomar
una de las medidas siguientes o ambas: dar instrucciones para que se reduzca o
suspenda la asistencia que preste el Organismo o un miembro, y pedir la devolución de
los materiales y equipo puestos a disposición del miembro o de los miembros
beneficiarios. El Organismo podrá asimismo, de conformidad con el artículo XIX,
suspender al miembro infractor en el ejercicio de los privilegios y derechos inherentes a
la calidad de miembro”.
Para eliminar dudas acerca del significado de algunos términos, el estatuto describe
conceptos interesantes para comprender esta temática y las próximas a desarrollar en
su artículo XX que a continuación se transcribe:
ARTÍCULO XX: Definiciones
Para los fines del presente Estatuto:
1. Se entiende por «materiales fisionables especiales» el plutonio 239; el uranio 233;
el uranio enriquecido en los isótopos 235 ó 233; cualquier material que contenga uno o
varios de los elementos citados; y los demás materiales fisionables que la Junta de
Gobernadores determine en su oportunidad; no obstante, la expresión «materiales
fisionables especiales» no comprende los materiales básicos.
2. Se entiende por «uranio enriquecido en los isótopos 235 ó 233» el uranio que
contiene los isótopos 235 o 233, o ambos, en tal cantidad que la relación entre la suma
de las cantidades de estos isótopos y la de isótopo 238 sea mayor que la relación entre
la cantidad de isótopo 235 y la de isótopo 238 en el uranio natural.
3. Se entiende por «materiales básicos» el uranio constituido por la mezcla de
isótopos que contiene en su estado natural; el uranio en que la proporción de isótopo
235 es inferior a la normal; el torio; cualquiera de los elementos citados en forma de
metal, aleación, compuesto químico o concentrado; cualquier otro material que
contenga uno o más de los elementos citados en la concentración que la Junta de
16
Gobernadores determine en su oportunidad; y los demás materiales que la Junta de
Gobernadores determine en su oportunidad”.
Estas definiciones se adjuntan por si surgieron dudas en la lectura del estatuto
y su importancia normativa será explicada en las próximas presentaciones.

Prof. Carlos Villulla

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