Revista Quintana
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Revista de Estudos do
Departamento de Historia da Arte
ISSN: 1579-7414
revistaquintana@gmail.com
Universidade de Santiago de Compostela
España
García, Guillermo
Reseña de "EL OBJETO Y EL AURA. (DES)ORDEN VISUAL DEL ARTE MODERNO" de Juan
Antonio Ramírez.
Quintana. Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte, núm. 8, 2009, pp. 333-336
Universidade de Santiago de Compostela
Santiago de Compostela, España
EL OBJETO Y EL AURA.
(DES)ORDEN VISUAL DEL ARTE MODERNO.
Juan Antonio Ramírez. Editorial Akal, Madrid, 2009. 224 páginas.
ISBN 978-84-4602-956-4.
El objeto y el aura. Culminación de una mientos del siglo mantienen la caja espacial
forma de hacer historia del arte renacentista (como algunos ejemplos clave del
En su presentación de El objeto y el aura. surrealismo, o el hiperrealismo), sino también —
(Des)orden visual del arte moderno en el Museo y así lo constataba el joven autor de veintiocho
Reina Sofía, el tres de junio de 2009, Juan Anto- años al estudiar los nuevos medios— de cómo
nio Ramírez explicaba que éste “no es un libro el sistema visual renacentista, cristalizado por la
teórico, es un ensayo de interpretación y de cámara fotográfica, está lejos de haber desapa-
valoración histórica” que —añadía, “no se recido en el siglo XX; más bien todo lo contra-
mueve entre la filosofía y la crítica, sino más rio. Con su última relectura de Francastel, en
bien entre la crítica y la historia del arte”. La este último libro, descubrimos que en realidad,
tesis fundamental de este ensayo sería la ni siquiera ha habido un orden visual homogé-
siguiente: ¿Hay en toda la modernidad un neo derivado de la perspectiva, sino una serie de
orden visual distinto del que se inventó en el aproximaciones a un ideal, que han convivido
Renacimiento? Y si lo hay, ¿posee una cierta con importantes desviaciones, como la del
coherencia interna? En la construcción de una punto de vista elevado de Patinir. No ha habido,
respuesta argumentada a este lugar común de por tanto, orden visual coherente, pero sí una
la historiografía del arte contemporáneo — serie de líneas estéticas persistentes cuya validez
aceptado sin haberse discutido lo suficiente, se ha puesto en juicio en el siglo XX, y de esa
según el autor—, se reunían dos viejas figuras fértil crisis habría nacido el arte actual. De Fer-
presentes en su trabajo desde los inicios. Por un nand Braudel, y de cómo su teoría de los fenó-
lado, el historiador del arte francés Pierre Fran- menos de “tiempo largo” podría redimir a la
castel, responsable de la idea de un orden visual historia del arte de esa idea de Historia emplea-
renacentista que habría sido derribado por el da muchas veces a la ligera (con graves implica-
postimpresionismo y el cubismo. Por otro, el his- ciones), encontramos noticia en un artículo de
toriador Fernand Braudel, cuya célebre reinven- 1984, publicado en el Boletín de Arte de la Uni-
ción del análisis histórico en base a tres versidad de Málaga: La historia del arte entre las
enfoques o “tiempos” simultáneos presentaba ciencias sociales: estatuto epistemológico y
un modelo útil para una nueva comprensión de sugerencias didácticas para la Enseñanza
esa historia en que se asienta, muchas veces de Media. En él, Ramírez proponía el de Braudel
forma demasiado cómoda, nuestra historia del como el modelo más consistente y equilibrado
arte. Ambas ideas, decía el autor en su presen- dentro de las distintas aspiraciones a una “his-
tación, se remontan a su juventud. Y en efecto, toria total” donde las partes estuvieran efectiva-
encontramos la recusación de Francastel ya mente interconectadas de una forma orgánica
desde su libro Medios de masas e historia del coherente. De esta manera, decía el autor, Brau-
arte (1976) [p.164 de la primera edición], donde del sentaba las bases para una desintegración
se da cuenta no sólo de cómo algunos movi- de esa Historia con mayúsculas, y abría el paso
al desprejuiciamiento de las historias parciales; esta variable estética en las obras de Bill Viola.
lo cual usaba nuestro autor, allá por 1984, La tercera atalaya habla de la puesta en crisis del
cuando aún tenía que esforzarse en quitar a la clasicismo y la mímesis por culpa de la intromi-
historia del arte el carácter de apéndice ilustra- sión primitivista y por la asimilación de estos
tivo de esa Historia. En la cual, por cierto, hace nuevos lenguajes estéticos por los principales
sólo cuatro años han vuelto a amenazar con representantes de la vanguardia. Esto se produ-
diluir nuestra disciplina, y a ello siguió la enési- ce a varios niveles simultáneos: no sólo la
ma movilización del autor, concretada en artícu- influencia de la escultura africana determinará
los, actividades de protesta lúdica en el Museo un cambio radical de lo representado, sino que
Reina Sofía, e incluso en la creación de un diver- ese sincretismo cultural permitirá descubrir, en
tidísimo alter ego, Clavelinda Fuster —todavía la enésima búsqueda de la verdad del arte, una
con menos pelos en la lengua. Todo ello, en fin, sinceridad “brut”, cruda, en las obras de los
culmina en la idea de que la modernidad habría denominados “primitivos interiores”, desde el
inaugurado unas nuevas líneas maestras que aduanero Rousseau al cartero Cheval. En su
están muy lejos de haberse consumido por com- cuarto enfoque, Juan Antonio Ramírez estudia
pleto, lo cual haría inoperativo el concepto de la progresiva instauración del objeto en el arte,
posmodernidad aplicado al arte. desde sus tímidos inicios como objetos alegóri-
Para desplegar su investigación, el ensayo se cos o platónicos dentro de escenas pintadas,
parapeta en lo que su autor denomina “seis hasta la orgullosa y desafiante confirmación de
atalayas privilegiadas”, desde las cuales obser- su validez autónoma. El punto de inflexión, den-
var el cambio de paradigma. Es decir, una serie tro del orden anterior, sería la primera naturale-
de enfoques con los que diseccionar cómo algu- za muerta, el célebre Cesto de frutas de
nas de las características centrales del orden Caravaggio (1597-98); el segundo, donde triun-
visual anterior han culminado, cambiado o des- fa definitivamente la materialidad real sobre la
aparecido con la llegada del siglo XX. La prime- ilusión, abriendo el camino al triunfo y multipli-
ra de ellas supone un cambio radical con cación del objeto en el arte contemporáneo,
respecto al aspecto central del sistema renacen- será la Naturaleza muerta con silla de rejilla de
tista: el paso de la monofocalidad a la multipli- Picasso (1912). En quinto lugar, el autor nos
cación panóptica de puntos de vista. Momentos propone fijarnos en la evolución del tratamien-
clave en este desarrollo hacia el panopticismo to que ha recibido el suelo en el arte, desde el
serían sin duda los ejercicios con tres vistas Renacimiento a nuestros días. Para ello nos
simultáneas de las láminas del “Animal Loco- informa de cómo el suelo de la pintura rena-
motion” de Muybridge, pero también la apari- centista es el lugar privilegiado de la construc-
ción en 1787 de dos arquitecturas de visión ción espacial, y de cómo esta idea culminará en
circular: el Panopticon de Bentham y el Panora- todo ese fértil repertorio de obras realizadas en
ma de Barker, que contribuyeron a desarrollar la (o para) el suelo que algunos de los principales
nueva forma de visión que culminaría en la movimientos del siglo XX llevarán a cabo, del
modernidad. El segundo de los enfoques corres- dripping a Gutai, del Land Art al Informalismo o
ponde a la culminación de una pulsión inheren- la performance. Finalmente, el último capítulo
te a toda la historia del arte, como es la de la contiene la relectura personal de Ramírez con
representación del movimiento. El autor parte respecto al tan discutido tema del aura de Wal-
de ejemplos renacentistas donde esta idea está ter Benjamin. El interés por este tema del aura y
sugerida mediante diversos artificios, como en su pérdida con la reproducción de la obra tam-
El nacimiento de Venus de Botticelli o en la bién se halla anunciado por primera vez en esa
famosa pareja de frescos perdidos de Miguel tercera parte apasionada y revolucionaria de
Ángel y Leonardo para la Signoria florentina; y Medios de masas e historia del arte, cuando lee-
desembocará en la definitiva realización de esta mos que: “Uno de los condicionamientos deci-
aspiración cuando el siglo XX presente las obras sivos que influyen en las actitudes de muchos
con movimiento real de Duchamp, Tinguely, o intelectuales frente a los medios de masas, es el
Calder, así como la radical deconstrucción de de la difusión. (…) La estima del original y el