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La Crisis de Las Democracias

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LA CRISIS DE LAS DEMOCRACIAS

La Primera Guerra Mundial concluyó con la derrota de los imperios autoritarios de


Alemania y Austro-Hungría. El extenso y otrora poderoso Imperio turco cayó bajo una
revolución de corte reformista y occidentalizante que abolió el sultanato.
Ataturk

Salvo en la URSS, el sistema político democrático pareció consolidarse tras el


conflicto.
Las constituciones recogieron derechos como el sufragio universal masculino
y femenino (Reino Unido en 1918, Alemania en 1919 y Estados Unidos en 1920) ,
mejoras laborales como la jornada de 8 horas, medidas de
carácter protector en caso de enfermedad y vejez, etc.
Voto femenino

Sin embargo, la forma en que se resolvió la paz (Tratado de Versalles y cuestión de las


indemnizaciones), el temor suscitado entre la burguesía conservadora por el éxito de
la Revolución Soviética, así como las consecuencias de la crisis de 1929, impidieron el
fortalecimiento de la vía democrática y alentaron las tendencias autoritarias.
Cartel soviético

El período de Entreguerras fue testigo de la lucha entre tres concepciones ideológico-


políticas: la democracia liberal, desacreditada tras la crisis de 1929, el comunismo,
triunfante en la URSS, y el totalitarismo de carácter nazi-fascista.

En Europa occidental, dos estados esenciales por su peso histórico, económico y


político, Alemania e Italia, abandonaron la democracia y evolucionaron hacia el
totalitarismo. Similar fenómeno aconteció en Europa oriental y meridional con
el desarrollo de movimientos fascistas o el advenimiento de regímenes
Franco y Hitler antidemocráticos y autoritarios.

En todos esos casos se impusieron gobiernos militaristas que destruyeron el


parlamentarismo y persiguieron a partidos políticos y a sindicatos por igual.

Otros países, sin embargo, mantuvieron con vigor las estructuras democráticas. Fueron los
casos de Francia, Reino Unido, Holanda, Bélgica, Países Escandinavos (Suecia, Noruega,
Finlandia y Dinamarca), Checoslovaquia o Suiza.
Fuera de Europa, Estados Unidos se convirtió en el baluarte del Estado liberal democrático
clásico.

Con todo, los países que resistieron exitosamente el embate del totalitarismo, vieron crecer
en su seno movimientos de índole fascistizante que desestabilizaron durante los años veinte
y treinta las relaciones sociales y polítícas. Fueron ejemplos, entre otros, Bélgica (Degrelle)
y Gran Bretaña (Oswald Mosley). Estas tendencias, a diferencia de la experiencias alemana e
italiana, no liquidaron la democracia en esos estados, pues no lograron consumar el ascenso
al poder.
El ascenso de los fascismos
La crisis de las democracias, características de los fascismos, el fascismo italiano, el
fascismo alemán y otros fascismos.

Los fascismos surgieron tras la Gran Guerra en un escenario de crisis económica, social y


política. Constituyeron una ideología que en mayor o menor medida se extendió por casi
toda Europa por medio de organizaciones inspiradas en el modelo italiano de Mussolini y,
algo más tarde, en el nazismo alemán.
Su acción contribuyó decisivamente al estallido de la Segunda Guerra Mundial, al término
de la cual, derrotados, desaparecieron en la mayor parte de los estados europeos.
Sin embargo, la ideología fascista ha pervivido, en cierto modo, hasta nuestros días,
auspiciada por grupos minoritarios y dispersos, que han conseguido, en ocasiones, relativa
importancia en el panorama político europeo. Es el caso de formaciones de extrema
derecha nacionalista como el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen en Francia. En la
actualidad es su hija, Marine la que lidera dicho grupo.
El término "fascismo" proviene de la palabra “fascio”, que significa “haz”, hierbas, espigas
o cualquier otro tipo de objetos ligados entre sí.
Pero de manera más concreta, la palabra alude a
las "fasces" ("haces"), símbolo romano de poder. Las fasces romanas
estaban compuestas por un fajo de bastones de madera amarrados
entre sí por un cinto de cuero entre la que sobresalía un hacha.

Poster. Faces

Características de los fascismos 


 Totalitarismo

 Antiliberalismo y anticapitalismo

 Antimarxismo

 Autoritarismo y militarismo

 Ultranacionalismo
 Liderazgo de un jefe carismático

 Empleo de la propaganda y el terror

 Racismo y xenofobia

Totalitarismo
En los regímenes fascistas el Estado intervenía en todos los ámbitos de la
vida, coartando la libertad de los individuos. Controlaba la actividad privada,
política y social, la economía, la educación y medios de comunicación.
Familia alemana

La persona existía en tanto existía el Estado y quedaba subordinada a las


necesidades de éste. Se invirtieron así los fundamentos del Estado liberal cuyo
poder emanaba de los individuos. El Estado fascista se fundamentaba en la
fuerza, el liderazgo y la jerarquía, no en el sufragio, ejerciendo un absoluto
control de la sociedad. La división de poderes fue menospreciada y
El poder de la
el ejecutivo se apropió de las funciones del legislativo y el judicial. 
radio

El Partido oficial era la única organización política permitida. A través de él se fiscalizaba y


regulaba la acción del Estado con el que llegó a confundirse, siendo su poder omnímodo. 

Antiliberalismo y anticapitalismo
Los ideólogos fascistas tildaron al liberalismo de ser una ideología débil, incapaz de frenar al auge
del comunismo e ineficaz para mantener el rumbo de una economía sometida a crisis cíclicas. La
democracia y el sufragio universal se consideraron métodos artificiales e inútiles que intentaban
igualar la natural desigualdad entre los hombres. 

La libertad, encarnada en los derechos de expresión, asociación o reunión fue


contemplada con desdén: intelectuales y artistas fueron hostigados cuando no
se ajustaron a los estrechos cauces establecidos por el Estado fascista.  Sigmund Freud
Los partidos políticos fueron catalogados como instrumentos
de desmembración social y, en aquellos países donde el
fascismo alcanzó el poder, fueron ilegalizados y perseguidos.
La unidad del Estado se consideró sagrada y para preservarla, se
confíó en la acción de un único partido bajo el liderazgo
Mussolini como líder
del jefe o caudillo. 

El capitalismo se identificó con los financieros y banqueros judíos, calificados


como elementos degenerados de la burguesía. Se distinguió claramente
entre la figura del gran capitalista, sinónimo de usurero corrupto, y la
del empresario, honrado, laborioso y solidario con la comunidad. Ilustración
antisemita
El anticapitalismo fascista fue reiteradamente pregonado como el origen de
la explotación de los trabajadores. Como contrapartida, se pusieron en en práctica
ciertas medidas de carácter social: participación de los obreros en
los beneficios empresariales, creación de sistemas de seguridad social, etc.
Empresarios, trabajadores y producción fueron puestos al servicio del
Estado. Se encuadró a los obreros en ramas organizadas según la actividad
laboral (construcción, textil, metalurgia, etc), en las que también fueron
integrados los empresarios. Los sindicatos de izquierda, surgidos para
defender los intereses de la clase trabajadora frente a la patronal, fueron
Cartel sindical eliminados y sustituidos por organizaciones estructuradas al
modo militar. 
Sin embargo, a pesar de ese discurso propagandístico, Hitler, Mussolini y
otros dictadores fascistas se apoyaron y defendieron al gran capital, al
que recurrieron como fuente de financiación en su camino hacia el
poder. Una vez alcanzado éste, la alianza con los grandes empresarios se
estrechó aún más, hasta constituirse en la columna sobre la que se
Factoría FIAT en Turín
vertebró la economía. 

Para granjearse el apoyo del capital fue necesario, en ciertos


casos, eliminar aquellos sectores que en el seno de la propia organización
fascista postulaban cambios sociales revolucionarios. Así sucedió en
Alemania, cuando Hitler destruyó la influencia de las SA en la "noche de
los cuchillos largos", durante la cual fue asesinado Ernst Röhm, principal
SA
líder de la organización, junto con otros dos centenares de mandos.

Algo similar tuvo lugar en España: el general Franco, una vez


concluida la contienda civil, procedió a reorganizar Falange Española de las
JONS (Decreto de Unificación, 1937), la principal formación de carácter
fascista española, despojándola de su contenido revolucionario, lo que
provocó la oposición de algunos de sus más significados líderes, caso
Cartel falangista
de Manuel Hedilla, que fueron represaliados.

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