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Díaz Juan Lourdes TFM

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MÁSTER UNIVERSITARIO EN PSICOLOGÍA GENERAL

SANITARIA

Curso 2018-2019

Trabajo Fin de Máster

Autoestima y Autoconcepto en Adultos con


Discapacidad Visual: Un estudio descriptivo.

AUTORA: Lourdes Díaz Juan

TUTOR: Carlos J. van-der Hofstadt Román

CONVOCATORIA: Junio 2019

1
2
RESUMEN

Autoestima y autoconcepto son dos términos ampliamente estudiados en la

literatura científica. Se concibe el autoconcepto como la imagen del sí mismo cognitivo,

frente a lo afectivo de la autoestima. Así mismo se plantea la discapacidad, y en

concreto la discapacidad visual, como un factor de vulnerabilidad en el desarrollo de

una autoestima y un autoconcepto negativos. Mediante el presente estudio piloto de tipo

observacional descriptivo de corte transversal, se compararon dos muestras de adultos

con y sin discapacidad visual con el objetivo de estudiar la existencia de diferencias

entre sus valores en autoestima y autoconcepto. La muestra total del estudio se compuso

de 35 sujetos, 20 de ellos ciegos legales y los otros 15 sin discapacidad, realizándose

una evaluación de ambos grupos mediante recogida de datos sociodemográficos, de

autoestima, de autoconcepto por dimensiones y de feminidad-masculinidad. El análisis

de los resultados se llevó a cabo mediante el estudio descriptivo de medias y

frecuencias, el uso de la T de Student, los gráficos de dispersión y el modelo de

regresión lineal, esperando hallar diferencias significativas entre las puntuaciones

promedio de ambos grupos para las variables estudiadas. El no cumplimiento de las

hipótesis de partida, se planteó como consecuencia del tamaño muestral, la selección de

una muestra no balanceada en función de género y edad, así como la presencia de

variables extrañas no vigiladas en este y en otros estudios previos. Se encontraron

diferentes limitaciones, destacando el pequeño tamaño de la muestra y la escasez de

bibliografía científica previa.

Palabras clave: autoestima, autoconcepto, discapacidad visual, ceguera, adultos.

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ABSTRACT

Self-esteem and self-concept are two terms widely studied in the scientific

literature. Self-concept is conceived as the image of the cognitive itself, compared to the

affective of self-esteem. Likewise, the disability arises, and in particular the visual

impairment as a factor of vulnerability in the development of a negative self-esteem and

self-concept. Through this pilot study of a descriptive observational type of cross

section, two samples of adults with and without visual impairment were compared with

the objective of studying the existence of differences between their values in self-esteem

and self-concept. The total sample of the study was composed of 35 subjects, 20 of

them legal blind and the other 15 without disability, performing an evaluation of both

groups by collecting demographic data, self-esteem, self-concept by dimensions and

femininity-masculinity. The analysis of the results was carried out through the

descriptive study of means and frequencies, the use of the Student's T, the dispersion

charts and the linear regression model, hoping to find significant differences between

the average scores of both groups for the variables studied. The non-fulfilment of the

hypothesis of departure, was raised as a consequence of the sample size, the selection of

an unbalanced sample according to gender and age, as well as the presence of strange

variables unguarded in this and other previous studies. There were found different

limitations, highlighting the small size of the sample and the shortage of previous

scientific bibliography.

Key words: self-esteem, self-concept, visual impairment, blindness, adulthood.

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INTRODUCCIÓN

Autoestima y autoconcepto son dos términos ampliamente utilizados en la

literatura científica, encontrando que tal y como reflejan Martínez-Moreno y Álvarez-

Hernández (2014) algunos autores los consideran términos sinónimos, mientras otros

tratan de establecer diferencias entre ellos, relacionando el autoconcepto a lo cognitivo

y la autoestima a lo afectivo. A lo largo del presente trabajo se parte de la definición

propuesta por Machargo (1997) del autoconcepto, como un elemento favorecedor del

sentido de la propia identidad, que constituye un marco de referencia desde el que

interpretar la realidad externa y las propias experiencias, influyendo sobre el

rendimiento, las expectativas, la motivación, la salud y el equilibrio psicológico del

individuo. Por su parte, se entiende la autoestima como la suma de juicios que una

persona forma sobre sí misma, incluyendo las dimensiones afectiva y evaluativa de la

autoimagen que se basan en datos objetivos, y que constituyen aquello que una persona

piensa sobre sí misma (Haeussler, 1995).

Un punto de consenso entre autores en lo que respecta a autoestima y

autoconcepto es que no se construyen como realidades estáticas, tal y como señala

James (1890), sino que presentan un marcado carácter evolutivo que apunta a

variaciones de los mismos atendiendo a las necesidades e intereses del individuo. Así,

mediante las interacciones intersubjetivas y a lo largo del ciclo vital se construye la

imagen de uno mismo (Shun y Conde, 2009), que cobra especial relevancia durante la

adolescencia (Garaigordobil y Bernarás, 2009). Pese a hacer referencia a los términos

autoestima y autoconcepto como indicadores únicos y calcular sus valores mediante

puntuaciones globales, cabe remarcar que el autoconcepto presenta dimensiones

(Epstein, 1974), que son consistentes entre ellas, se desarrollan a partir de experiencias

sociales, presentan una jerarquía y permiten, gracias al mantenimiento de su

5
organización el funcionamiento del individuo y su sentimiento de seguridad e

integridad. La autoestima, por ende, y como expresión afectiva del autoconcepto (Ortiz-

Dávalos y Veintimilla-Villalba, 2014) también presenta diferentes dimensiones.

Franken (1994) hace referencia por su parte al autoconcepto como origen de las

posibles actitudes del yo hacia sí mismo, como base de la motivación para la conducta

social y de cualquier otra índole. Es por ello, que estudios como el de Datta (2015),

señalan que una buena autoimagen es necesaria para lograr el bienestar psicológico,

revirtiendo la situación contraria en una mayor presencia de psicopatología de índole

diverso (Garaigordobil y Bernarás, 2009).

Al centrarse en población con discapacidad o diversidad funcional, que es

aquella que presenta sus capacidades sensoriales, motoras, intelectuales o psíquicas

mermadas, se encuentra que la comparación social podría hacer visibles las limitaciones

de esta población, suponiendo una amenaza para su autoestima y su autoconcepto

(López-Justicia, 2017). No obstante, el término discapacidad y su definición va más allá

de la conceptualización como carencia y adaptación a la misma, encontrando grandes

implicaciones sociales en la vivencia de la discapacidad y en el desempeño de personas

con diversidad funcional, así como en la construcción de su autoestima y autoconcepto,

según lo establecido por los planteamientos de los modelos actuales sobre este tema

(Palacios y Romañach, 2006).

La concepción de la diversidad funcional en el mundo científico ha

evolucionado desde la perspectiva de enfermedad, es decir, de un modelo médico que

culpabilizaba al individuo por su limitación, hasta los modelos sociales más actuales,

que entienden las barreras sociales, ambientales y de actitudes como dificultadoras del

proceso de emancipación necesario en el individuo (Iniesta-Martínez, Martínez-Sanz y

Mañas-Viejo, 2014). Esta nueva visión teórica implica el entendimiento de la

6
discapacidad como singularidad funcional, que impacta de forma diferente en el

individuo atendiendo a la modalidad de dicha discapacidad (sensorial, física, psíquica o

intelectual), a la gravedad (grado de discapacidad), a la temporalidad (congénita,

hereditaria o perinatal, adquirida en la infancia o adquirida con posterioridad) y a la

adaptación a la recuperación total o parcial de las capacidades perdidas (rehabilitación

funcional) (Rodríguez-Díaz y Ferreira, 2009).

En cuanto a las implicaciones de la discapacidad sobre el autoconcepto y la

autoestima del individuo, Datta y Halder (2012), señalan que independientemente de la

presencia/ausencia de una discapacidad, un autoconcepto positivo es básico para el

logro de metas y la evolución favorable del individuo en cada una de las esferas

sociales. Pese a que en esta población especial también se desarrolla y crece el yo, se

hace especialmente importante la supervisión de un desarrollo positivo tanto del

autoconcepto como de la autoestima (López-Justicia, 2017), dados los posibles

problemas de rechazo social unidos a las dificultades individuales que pueden marcar el

proceso de adaptación a la discapacidad. Mención especial requiere la perspectiva de

género en la evaluación de estos constructos, ya que la influencia social sobre la

construcción de la propia identidad tiene especial repercusión sobre las mujeres con

discapacidad (Shun y Conde, 2009), quienes quedan fuera de la norma de lo

estéticamente adecuado, percibiendo y viviendo su cuerpo a través de las expectativas

socioculturalmente aceptadas.

Las discapacidades sensoriales tienen características propias y su influencia

sobre la imagen de quienes las padecen merece un estudio aparte del resto de

limitaciones (Puigcerver-Hurtado y García-Fernández, 2003).

En España se entiende por ceguera o deficiencia visual severa aquella que

implica para quien la padece una agudeza visual inferior a 1/10 en la escala de Wecker o

7
una amplitud de campo inferior a 10º sobre el campo total (Maciás-Aparicio, 2015).

Esta definición de ceguera legal válida en el territorio español no coincide con la

establecida por otras organizaciones internacionales encargadas del estudio y la

intervención con esta población (Bueno-Martín, 2005), hecho que motiva diferencias

tanto en la selección de muestra para estudios como en la concepción propia del término

ceguera. Tratando de unificar conceptos y partiendo de la definición que ofrece la

Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10, 2006) sobre la visión como un

continuo que va desde la visión normal hasta la ceguera, el presente trabajo se centra en

la población considerada ciega legal en España, es decir, el equivalente a personas

ciegas totales o con una deficiencia visual grave, que tienen derecho a su afiliación en

ONCE.

Según datos de la Asociación Española de Aniridia (2015) en España la

tendencia general señala hacia una reducción de casos de ceguera legal, a la par que

aumentan los afectados por baja visión (agudeza visual entre 0,1 y 0,3 con la mejor

corrección posible en el mejor ojo), existiendo una gran heterogeneidad de

circunstancias en torno a esta casuística, así como múltiples orígenes de la patología y

diferentes necesidades de quien la padece. Por su parte, según datos recogidos en los

estadísticos de ONCE, se aprecia que el grueso de afectación en ceguera legal

corresponde a personas adultas, con especial incidencia en población mayor de 65 años

(ONCE, 2018), confirmándose una tendencia ya apuntada a la reducción anual de

afiliaciones, así como una mayor prevalencia de casos de deficiencia visual frente a los

de ceguera total (81% de nuevas afiliaciones por Discapacidad Visual, frente a 19% por

ceguera total).

Revisando los estudios previos existentes sobre el impacto de la discapacidad

visual en la autoestima del individuo se detecta que la adolescencia es un momento

8
especialmente turbulento en este colectivo, que tiende a encontrarse en una situación de

imposibilidad y de predisposición a desarrollar un pobre autoconcepto (Datta, 2015),

encontrando discrepancias y limitaciones en los resultados de las investigaciones

previas centradas en niños y adolescentes con esta problemática (Datta, 2015; Lifshitz,

Hen y Weisse, 2007; Garaigordobil y Bernarás, 2009). Por lo que respecta a los adultos,

existen pocos trabajos centrados en este tema y entre las investigaciones localizadas no

se han hallado estudios con muestra española, apuntando las revisiones bibliográficas

hacia diferencias significativas entre autoestima en personas con y sin discapacidad

visual, siendo más baja en la población con este hándicap (Papadopoulus et al., 2012);

Así mismo, la literatura apunta a un peor autoconcepto en personas con baja visión en

comparación con ciegos totales y lo mismo ocurre con la autoestima, no obteniendo

para estos hallazgos diferencias estadísticamente significativas (Papadopoulus et al.,

2012).

Reflejada la escasa cantidad de estudios centrados en la situación de la

autoestima y el autoconcepto de adultos con discapacidad visual, se perciben como

importantes los estudios comparativos entre población con y sin discapacidad visual

(Mora-Mora y Loro Di Palma, 2011), que permitan visibilizar los efectos y limitaciones

de la integración social de este colectivo. En esta línea se detecta que los sujetos con

discapacidad visual presentan un autoconcepto general más bajo y más valoraciones

extremas, que pueden venir influidas por su falta de adaptación a la problemática, así

como por la comparación con modelos sin discapacidad (Martínez-Moreno y Álvarez-

Hernández, 2014). Este autoconcepto negativo revierte en personas definidas como

autocríticas, hipersensibles, hostiles, con sentimientos de culpa, tendencia a la

depresión, etc., que en caso de coincidir con una autoestima baja podrían vincular a la

persona al fracaso y la derrota (Bermúdez, 2000).

9
Este trabajo, que se centra en la comparación entre población con y sin

discapacidad visual, busca contribuir a un campo de investigación con escasas

referencias previas y trabajos con muestras pequeñas, y se realiza con la colaboración de

la Organización Nacional de Ciegos Españoles.

Tras la investigación preliminar se plantea como pregunta problema y objetivo

principal del trabajo conocer si existen diferencias en las puntuaciones de autoestima y

autoconcepto entre dos grupos de adultos, con y sin discapacidad visual, y en caso de

existir si estas pueden considerarse significativas. En relación a los objetivos específicos

se establecen los siguientes:

a) Conocer si existen diferencias en las puntuaciones globales de autoconcepto entre

ambos grupos.

b) Estudiar la presencia/ausencia de diferencias en las puntuaciones globales de

autoestima entre ambos grupos.

c) Identificar aquellas dimensiones del autoconcepto peor y mejor valoradas por los

sujetos con discapacidad visual y si estas coinciden con las equivalentes en sus pares sin

discapacidad.

d) Valorar si existen diferencias significativas entre la autoestima y/o autoconcepto de

los participantes con discapacidad visual sobrevenida y los que presentan una

discapacidad visual congénita.

e) Registrar si existe relación entre el nivel de feminidad y un peor

autoconcepto/autoestima entre aquellas personas que presentan una discapacidad visual.

Las hipótesis de partida definidos los objetivos y teniendo en cuenta la

bibliografía científica en la materia serían:

-Los participantes ciegos y deficientes visuales obtendrán peores puntuaciones globales

en autoconcepto.

10
-Los participantes ciegos y deficientes visuales tendrán peores resultados globales en

autoestima.

-La dimensión más afectada en el autoconcepto de los participantes con discapacidad

visual será la física.

-Las mejores puntuaciones de los participantes con discapacidad visual se producirán en

la dimensión académica.

-Los participantes cuya discapacidad visual sea congénita obtendrán mejores

valoraciones promedio en autoestima.

-Las mujeres con discapacidad visual obtendrán peores puntuaciones en autoestima y

autoconcepto.

MÉTODO

Participantes

El número de participantes en el estudio, planteándose este como un estudio

piloto con muestra reducida, ascendió a un total de 35 personas, de las cuales 15 no

tienen diagnóstico actual de ningún problema grave de visión y 20 presentan algún tipo

de discapacidad visual grave, es decir, están afiliadas a ONCE y por tanto reconocidas

como ciegas legales.

Para la selección de casos se fijaron como criterios de exclusión comunes para

las muestras con y sin discapacidad visual que los participantes estuvieran acudiendo en

la actualidad a psicoterapia y que tuvieran menos de 18 años cumplidos a fecha de

realización del estudio. Para la muestra con discapacidad visual se estableció como

criterio de exclusión añadido a los anteriores, que la pérdida de visión hubiera ocurrido

en el último año y medio. Así mismo, en cuanto a los criterios de inclusión para el

grupo con discapacidad visual se estableció que los participantes debían cumplir los

11
criterios de ceguera legal en España, es decir, presentar una agudeza visual y/o una

amplitud de campo inferiores a 0,1.

Los integrantes de ambos grupos son residentes de municipios de la Comunidad

Valenciana, contándose el mayor grueso de los casos en la provincia de Alicante, como

zona directa de influencia de la Dirección Administrativa de Once Alicante y habiendo

recogido algunos participantes de otros municipios por el efecto bola de nieve (inclusión

por medio de otros participantes ya integrantes del estudio).

En el grupo sin discapacidad visual, de los 15 integrantes, 2 son hombres y 13

mujeres, en edades comprendidas entre los 18 y los 76 años, y en cuanto a su nivel

educativo, 11 de ellos tienen formación universitaria, 3 estudios de tipo medio y 1

básicos, sólo detectando 1 caso con discapacidad diferente de la visual (motora). En el

grupo de baja visión, de los 20 integrantes, 5 son hombres y 15 mujeres, y en cuanto a

su nivel educativo, 11 son universitarios, 2 tienen un nivel medio de formación y los 7

restantes han finalizado formación básica. Ciñéndose a las características de su

discapacidad, 6 son ciegos totales y 14 presentan una discapacidad visual, siendo en el

50% de los casos tanto para sujetos ciegos como deficientes visuales de carácter

congénito y en el otro 50% adquirido o sobrevenido.

Tipo de diseño

La investigación se plantea como un diseño observacional descriptivo de corte

transversal, comparando dos grupos con y sin discapacidad visual.

Procedimiento
En primer lugar, se contactó con la directiva de Servicios Sociales de la

Dirección Administrativa de la ONCE en Alicante, cuyo ámbito de actuación principal

es el de la provincia citada. Este primer contacto sirvió como presentación del proyecto

y búsqueda de apoyo institucional, el cual se confirmó y se plantearon estrategias de

publicidad para la misma. Tras la obtención de los permisos oportunos en marzo de

12
2019 se envió por vía institucional correo electrónico (Anexo 1) desde el servicio

“InfoAlicante” explicando los detalles principales de la investigación y aportando la

documentación relativa al consentimiento informado así como a las propias pruebas en

soporte informático, de forma que fuera accesible para lectores de pantalla tipo Jaws,

adaptando para este fin el formato de respuesta de las pruebas, bajo la supervisión

directa del equipo tiflotecnológico de la ONCE en Alicante. Mediante el correo enviado

se buscaba dar a conocer el proyecto y fomentar la participación de afiliados, animando

a los interesados a contactar con la investigadora. Como acción complementaria y

aprovechando algunas actividades de la ONCE en Alicante la investigadora acudió

personalmente a promocionar la participación en el estudio, recogiendo datos para

contactar con las personas interesadas. La muestra sin discapacidad se obtuvo por su

parte, de acompañantes, trabajadores y otras personas vinculadas a personas con

discapacidad visual, que tras conocer la existencia del estudio decidieron participar de

él. Se trataría, por tanto, según la forma de selección de la muestra, de una muestra de

tipo incidental, en que, tras la difusión por diferentes canales del proyecto, aquellas

personas interesadas en participar se han puesto en contacto con la investigadora.

En todos los casos se informó a los participantes de la voluntariedad en la

participación del estudio, de la posibilidad de rectificación y/o eliminación de sus datos

y de las garantías de anonimato y confidencialidad, estableciendo como condición

necesaria para la participación en el estudio la firma del Consentimiento Informado

(Anexo 2).

Una vez recabada la muestra y explicada la información fundamental que debían

conocer para la participación del estudio se establecieron citas concretas con los

participantes para el pase de las pruebas. Se procedió de forma diferencial atendiendo a

aquellas personas autónomas para contestar por sí mismas las pruebas y aquellas que

13
presentaban algún tipo de dificultad en este sentido. En todos los casos se estableció un

único día de administración de las pruebas, que en el caso de quienes podían

cumplimentarlas por sí mismos se hizo de forma colectiva, ofreciéndoles unas

instrucciones básicas y quedando la investigadora disponible para la resolución de

dudas. Por su parte, se establecieron citas individuales con aquellas personas que

requerían de más atención o ayuda para el pase de las pruebas, recogiendo los datos de

evaluación la investigadora.

Variables e Instrumentos

La evaluación de las variables de estudio se llevó a cabo mediante el uso de los

siguientes instrumentos (Anexo 3):

- Datos sociodemográficos: se trata de una breve recogida de datos generales

(sexo, edad, nivel educativo y lugar de residencia), así como específicos de la

propia discapacidad (presencia/ausencia, ceguera total/discapacidad visual,

congénita/adquirida y presencia de otros déficits) creada ad hoc, de respuesta

cerrada y sin alternativas de respuesta. Se establecen en este punto etiquetas

identificadoras mediante un código para preservar el anonimato de quien

contesta.

- Autoconcepto y sus dimensiones: para obtener una medida del autoconcepto que

pormenorice por áreas las puntuaciones del sujeto se ha empleado el

cuestionario Autoconcepto Forma 5, en adelante AF-5 (García y Musitu, 1999),

el cual está compuesto de un total de 30 ítems valorados en una escala de 1 a 99.

La aplicación de la prueba se plantea para mayores de 11 años, permite la

obtención de una puntuación global en el autoconcepto, la valoración de las

dimensiones académica, familiar, social y física de dicho autoconcepto e incluye

9 ítems invertidos. En cuanto a sus propiedades psicométricas, el alpha de

14
Cronbach global de la escala es de 0,81, mientras los índices de fiabilidad de las

escalas oscilan entre 0.72 y 0.84, siendo satisfactorios en todos los casos (Cava,

Murgui y Musitu, 2008; Cava, Musitu y Murgui, 2006; Estévez, Martínez y

Musitu, 2006; Jiménez, Murgui y Musitu, 2008; Jiménez, Musitu, Ramos y

Murgui, 2009); Las puntuaciones en validez también son adecuadas,

comprobándose la validez de constructo con muestra española (García y Musitu,

1999; Tomás y Oliver, 2004).

- Autoestima: para evaluar autoestima se emplea la Escala de Autoestima de

Rosenberg, en adelante, RSE (Rosenberg, 1965; Atienza, Balaguer y Moreno,

2000). Dicha prueba, está compuesta por un total de 10 ítems, y pese a que se

planteó inicialmente para la evaluación de la satisfacción sobre la imagen del sí

mismo en adolescentes (Rosenberg, 1965), se ha decidido utilizar en este estudio

al emplearse también en la actualidad en otro tipo de poblaciones, considerando

generalizado su uso en población adulta general obteniendo unas adecuadas

propiedades psicométricas (León-Ricardi y García-Méndez, 2016). La prueba

presenta una escala de cuatro alternativas de respuesta, a saber: muy de acuerdo,

de acuerdo, en desacuerdo y muy en desacuerdo, y en cuanto a sus valores de

fiabilidad y validez se la valora como una prueba psicométricamente adecuada,

contando un alpha de Cronbach de 0.87 y estabilidad test-retest, así como

validez del constructo en muestra española (Vázquez-Morejón y García-Bóveda,

2004).

- Autoconcepto y estereotipos de género: con el objetivo de evaluar la

identificación de los participantes con determinados estereotipos de género y

establecer si existe un patrón de masculinidad o feminidad que pueda estar

influyendo sobre los niveles de autoestima y/o autoconcepto se ha empleado el

15
Bem Sex Rol Inventory, en adelante BSRI (Bem, 1974; Páez y Fernández,

2004). Este inventario bidimensional presenta un total de 60 ítems con 7

alternativas de respuesta, de los cuales, 20 corresponden a la dimensión

feminidad, 20 a la de masculinidad y 20 se configuran como distractores. Pese a

la fecha de su publicación, se considera que tiene unos valores adecuados de

validez del constructo (Blanco y San Segundo, 2016) y continúa siendo junto al

EPAQ (Spence, Helmreich y Holahan, 1979) el cuestionario más utilizado en

este tipo de medidas. Por su parte, en cuanto a la fiabilidad en muestra española,

ofrece un alpha de Cronbach de 0,82 en la dimensión masculinidad y 0,78 para

la de feminidad (Vergara y Páez, 1993).

Análisis de los datos


Se llevaron a cabo análisis descriptivos de tipo medias y frecuencias, buscando

conocer en profundidad las características de la población, así como la influencia de las

mismas sobre los resultados obtenidos. Dada la pequeña muestra de partida se decidió

contar con todos los sujetos, pese a la presencia en el grupo control (sin discapacidad)

de un sujeto con una discapacidad diferente de la estudiada, comprobando que sus

resultados no fueran extremos. Debido a que todos los análisis planteados en lo

referente a la comparación de medias se efectuaron entre variables cualitativas y

cuantitativas en proporción 1:1 se empleó como estadístico la prueba T de Student (para

muestras independientes), utilizando un nivel de confianza del 95% en los contrastes de

hipótesis oportunos y comprobando en los diferentes análisis la homogeneidad de la

variable, no garantizada al hacer referencia a una muestra de tamaño pequeño (< de 100

participantes). En cuanto a la búsqueda de relación entre las variables feminidad y

autoestima se buscó un primer análisis cualitativo mediante un gráfico de dispersión,

con la comprobación complementaria y definitiva de la regresión lineal y el análisis de

la bondad de ajuste.

16
Tanto para la codificación de los datos como para la realización de los análisis

descriptivos y exploratorios, así como para las elaboraciones de gráficos se utilizó el

software estadístico IBM SPSS Statics en su versión 22.

RESULTADOS

Los grupos de estudio se constituyeron de la siguiente forma: el grupo de

personas con discapacidad visual, contó con un total de 20 integrantes, con edades

comprendidas entre los 21 y 91 años y una edad promedio de 56,90, DE 22,49, de los

cuales un 75% fueron mujeres, contando el 55% del grupo muestral con formación

universitaria y el 45% restante con estudios medios y básicos. Respecto a las

características de la discapacidad, el 30% de los sujetos fueron ciegos totales y el 70%

participantes con resto de visión, siendo en el 50% de ciegos y discapacitados visuales

la pérdida de visión de carácter congénito. Respecto al grupo sin discapacidad visual,

estuvo compuesto por 15 personas en edades comprendidas entre los 18 y los 76 años,

con una edad promedio de 37,47, DE de 18,43, de los cuales un 86,67% fueron mujeres

y un 73, 33% manifestaron tener niveles formativos universitarios, detectando un caso

de discapacidad en el subgrupo (diferente de la visual).

El análisis preliminar descriptivo de las variables de estudio, mostró medias

similares en el autoconcepto global de los integrantes de ambos subgrupos, situándose

en 45,267, DE de 16,89 el promedio en sujetos sin discapacidad y en 48,120, DE de

17,17 en participantes con discapacidad visual. La aplicación de la prueba T para

muestras independientes, una vez comprobados los supuestos de normalidad y

homocedasticidad ofreció una t de -0,49 con 33 grados de libertad y un p de 0,627, no

encontrando asociación entre presencia de discapacidad visual y puntuación global del

17
autoconcepto, al no detectarse medias estadísticamente diferentes entre discapacitados

visuales y no discapacitados.

Pormenorizando los hallazgos para las distintas dimensiones del autoconcepto se

encontró que los participantes con discapacidad visual obtuvieron peores puntuaciones

promedio que sus iguales sin discapacidad en tres de las cinco dimensiones del

autoconcepto, siendo estas: autoconcepto emocional, familiar y físico. Las puntuaciones

del autoconcepto académico y social estuvieron sin embargo por encima de las del

grupo sin discapacidad, tal y como se muestra en la Tabla 1. No obstante, partiendo del

cumplimiento de los criterios de normalidad y homocedasticidad y aplicando la prueba

T de Student para muestras independientes, no se obtuvieron para ninguna de las

dimensiones del autoconcepto valores de p que permitieran rechazas las hipótesis de

igualdad respecto a las medias, tal y como se muestra en la Tabla 2.

Tabla 1. Medias en las dimensiones del autoconcepto por grupos

Autoconcepto Autoconcepto Autoconcepto Autoconcepto Autoconcepto


Presencia Discapacidad Visual Académico Social Emocional Familiar Físico
No Media 30,73 42,93 53,00 52,80 46,87
Desviación estándar 21,015 30,013 32,942 36,313 31,257
Sí Media 35,00 62,60 52,95 50,55 40,50
Desviación estándar 19,194 31,905 29,498 34,066 25,071

Tabla 2. Valores de T de Student por dimensiones del autoconcepto

T Grados Libertad P
Autoconcepto -0,625 33 0,536

Académico
Autoconcepto Social -1,850 33 0,073
Autoconcepto 0,005 33 0,996

Emocional
Autoconcepto Familiar 0,188 33 0,852

Autoconcepto Físico 0,669 33 0,508

18
En el grupo de participantes con discapacidad visual se encontraron diferencias

en las medias de autoestima y autoconcepto global atendiendo a la temporalidad y al

grado de pérdida de visión, obteniendo mejores puntuaciones promedio para ambas

variables los participantes con problemas de visión adquiridos frente a los que

presentaban déficits congénitos, tal y como se muestra en la Tabla 3 hallando, así

mismo, mejores valores para ambas variables en participantes con resto visual que en

ciegos totales, como se muestra en la Tabla 4. Respecto al nivel de significación de

dichas diferencias, aplicando la prueba t de Student para muestras independientes y

asumiendo igualdad de varianzas se calcula que la p en autoconcepto entre estos dos

grupos con una t de -0,409 y 18 grados de libertad, tiene un valor de 0,687, mientras que

en la comparación de las medias de autoestima entre los citados grupos el valor p para t

de -0,368 y 18 grados de libertad, ofrece un valor de 0,717, no pudiendo considerar en

ninguno de los dos casos que las diferencias halladas hayan sido significativas.

Tabla 3. Medias en Autoestima y Autoconcepto según temporalidad

Autoestima Autoconcepto
DV Adquirida Media 33,90 54,82

Desviación Estándar 3,542 17,651


DV Congénita Media 31,10 41,42

Desviación Estándar 6,297 14,521

Tabla 4. Medias en Autoestima y Autoconcepto según grado de pérdida visual

Autoestima Autoconcepto
Ciegos totales Media 31,83 45,67

Desviación Estándar 6,014 16,887


Deficientes visuales Media 32,79 49,17

Desviación Estándar 4,995 17,874

19
Por su parte, en lo que se refiere a las puntuaciones en autoestima se obtuvo en

la comparación de medias entre el grupo de discapacitados visuales y la muestra de

población general una mayor puntuación en el grupo con discapacidad. El grupo sin

discapacidad tuvo un promedio de 31,53, DE de 6,29 en autoestima frente al grupo con

discapacidad que obtuvo una media de 32,50, DE de 5,176. Estas diferencias no

resultaron significativas, obteniendo p 0,621 para una t de -0,499 presumiendo igualdad

de varianzas, con 33 grados de libertad.

En cuanto a la relación entre las variables feminidad y autoestima, la Figura 1

muestra la nube de dispersión originada al tratar de relacionar las puntuaciones de

ambas variables para la muestra, percibiéndose que no existía una relación de linealidad

entre ellas, hecho que se confirmó al tratar de plantear una regresión lineal entre dichas

variables, obteniendo un coeficiente de determinación de 0,08 que marca un nivel bajo

de bondad en el ajuste de la recta de regresión a la nube de puntos.

Figura 1. Nube de dispersión en la relación feminidad-autoestima.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Autores como Martínez-Moreno y Álvarez-Hernández (2014) señalaron en sus

trabajos sobre autoconcepto la existencia de diferencias significativas entre las

20
puntuaciones de adultos con y sin discapacidad visual, sin embargo, tal y como recoge

Datta (2015) en su revisión bibliográfica sobre autoconcepto en discapacidad visual,

existen muchas discrepancias entre los resultados de los trabajos publicados en esta

materia. En el caso concreto de este trabajo, no se han obtenido diferencias

significativas para la variable autoconcepto entre los dos grupos de estudio, debiendo

rechazar la hipótesis planteada por la cual se esperaban peores puntuaciones promedio

en autoconcepto para la población con discapacidad visual. Esta misma situación se

repite en otros trabajos científicos como Garaigordobil y Bernarás (2009), apuntando los

autores que estas diferencias no significativas podrían tener su origen en factores

propios de la investigación, así como en la forma de selección y el tamaño de la

muestra.

Tal y como recogen publicaciones previas como las de Augestad (2017) o

Martínez-Moreno y Álvarez-Hernández (2014), la diferencia terminológica entre

autoestima, autoconcepto y otros términos afines es en muchas ocasiones difusa y

complicada. Es por ello, que el obtener datos poco significativos para una muestra

concreta en la evaluación de su autoconcepto inmediatamente se vincula con las

puntuaciones obtenidas para la variable autoestima, como así ocurre para las muestras

del estudio. Se puede por tanto desprender de los resultados obtenidos diferencias no

significativas también para la variable autoestima, que conducen a rechazar para la

muestra la hipótesis que predecía que los participantes con discapacidad visual

obtendrían peores puntuaciones en autoestima que sus homólogos sin discapacidad. En

este sentido, se podría concluir que tal y como apunta Augestad (2017) la edad de los

integrantes de la muestra, así como su nivel de visión podrían estar influyendo en las

mediciones de autoestima y autoconcepto, como también podrían estar mediando otras

variables no estudiadas tales como: apoyo social, integración laboral/académica,

21
independencia en la movilidad, entre otras, las cuales actuarían como variables extrañas

fuera de control, debiendo prestarles atención y estudiar su posible influencia.

Entre las variables de impacto sobre el autoconcepto y la autoestima de las

personas con discapacidad visual, se encuentran las propias características de la

limitación visual, refrendando los resultados del estudio que tal y como indican trabajos

como el de Fok y Fung (2004) o Papadopoulus et al., (2012) el nivel de agudeza visual

no se muestra como un factor relevante sobre las puntuaciones globales de autoestima y

autoconcepto, no hallando diferencias significativas entre las puntuaciones promedio de

autoestima y autoconcepto de participantes ciegos frente a aquellos con resto visual. En

cuanto a la temporalidad de la discapacidad, en contra de lo previsto, no se encuentran

diferencias significativas atendiendo al carácter congénito o adquirido de la patología,

situación que podría explicarse debido a la no inclusión en el estudio de participantes en

proceso de ajuste a la pérdida de visión, hecho que no se menciona en trabajos como el

de Rodríguez-Díaz y Ferreira (2009), que apuntan a la existencia de diferencias

estadísticamente relevantes.

Por otra parte, con relación a las dimensiones del autoconcepto planteadas en el

cuestionario de Autoconcepto Forma 5 (García y Musitu, 1999), se encuentra que las

puntuaciones por dimensiones son en promedio inferiores para todas las dimensiones

estudiadas en el grupo con discapacidad visual, exceptuando las de autoconcepto

académico y social, con promedios más altos en la muestra con discapacidad. Sin

embargo y pese a estas diferencias, para la muestra se deben rechazar las hipótesis

planteadas en base a los datos de Datta (2014) que indican que la mejor dimensión

valorada por los sujetos con discapacidad visual sería la académica frente a la peor que

sería la física. También para la muestra, poco balanceada en lo referente al género, se ha

descartado la relación entre feminidad y autoestima negativa, no siendo estos resultados

22
concluyentes por no tener suficientes datos del género masculino para poder plantear un

modelo de regresión lineal que recogiera los hallazgos de Mora-Mora y Loro di Palma

(2011).

Como principal limitación para la realización del estudio se ha de citar el tamaño

muestral reducido, tanto del grupo sin discapacidad como del que sí la presentaba. Pese

a que este trabajo se plantea como un proyecto piloto a extrapolar a una muestra mayor

de sujetos, se ha calculado estableciendo con un margen de error del 5% y tomando

como población total, el número de ciegos legales recogidos por los datos del Instituto

Nacional de Estadística (2008), que para tener unos resultados representativos la

muestra con discapacidad visual debería componerse de no menos de 382 sujetos. Otros

aspectos a tener en cuenta en relación a la no representatividad de la muestra serían el

desequilibrio entre géneros y las altas varianzas en la edad de la muestra, motivados

ambos por la selección incidental de la muestra. Se detectó en este sentido que la

participación femenina era muy superior a la masculina en las actividades a las que se

acudió para recoger muestra y que las poblaciones de más fácil acceso fueron los

jóvenes y la tercera edad en el grupo con discapacidad, cubriéndose escasamente la

franja de edad de la adultez media. Además de los problemas relacionados con la

selección y el tamaño de la muestra, se han de mencionar como limitaciones en la

ejecución del trabajo la escasez de literatura científica de calidad sobre este tema en

adultos, así como la falta de consenso internacional sobre en la definición internacional

de ceguera, la cual podría estar sesgando tanto la selección de sujetos como la

interpretación adecuada de los resultados al comparar individuos con particularidades

no sistematizadas en la bibliografía.

23
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28
Anexos

29
Anexo 1. Nota informativa solicitando colaboración

Estudio sobre autoestima y autoconcepto en personas adultas


con y sin discapacidad visual

Mi nombre es Lourdes Díaz Juan, soy psicóloga, afiliada a ONCE y


estudiante del Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad
Miguel Hernández de Elche. Si has recibido este documento es porque de
una forma u otra alguien te ha hablado de mi proyecto. Aprovecho para
explicarte qué estamos haciendo y con qué finalidad: con motivo de la
realización de mi trabajo fin de máster y bajo la supervisión del Dr. Carlos
van-der Hofstadt (Responsable de la Unidad de Psicología Hospitalaria del
Hospital General Universitario de Alicante), me encuentro recogiendo
información sobre los valores en autoestima y autoconcepto en población
con discapacidad visual y en población general, con la finalidad de poder
estudiar si existen diferencias apreciables entre ambos colectivos, y en su
caso, en qué sentido se muestran estas diferencias. Para ello te pido que
dediques unos minutos de tu tiempo para responder a tres breves
cuestionarios, así como a una serie de preguntas para la recogida de datos
de los participantes. Es importante de cara a la cumplimentación de los
cuestionarios que conozcas que tus datos no serán tratados de forma
individual y que las respuestas vertidas son anónimas y confidenciales,
utilizándose un código de identificación para el tratamiento de los datos.
Asimismo, ten en cuenta que todas las respuestas son válidas y no existen
opciones correctas ni incorrectas, sólo algunas que se ajustan más a tu
situación actual.
En caso de decidir participar es imprescindible que rellenes con tus
datos el consentimiento informado que encontrarás más abajo, los datos del
cual no se mezclarán con los de los cuestionarios, garantizando así el
anonimato.
Gracias por colaborar en este camino de visibilización de las
personas ciegas y deficientes visuales de cara a la comunidad científica.

30
Anexo 2. Modelo Consentimiento Informado

Modelo Consentimiento Informado

Yo, D/Dª , con DNI , consiento


en participar del estudio “Autoestima y autoconcepto en personas adultas
con y sin discapacidad visual”, conociendo que mis datos serán tratados
únicamente con esta finalidad y que en cualquier momento puedo decidir
su modificación o revocación, pudiendo libremente desistir de la
participación del citado proyecto, independientemente de la fase en que
este se encuentre.

Comprendo así mismo, que mi participación del estudio es


completamente voluntaria y altruista y que por tanto, no recibiré ningún
tipo de bonificación económica o material como contraprestación a mi
colaboración.

Se me ha informado así mismo, que la finalidad de estas pruebas no


es en ningún caso el diagnóstico clínico, y que de su contestación no
resultará ningún tipo de informe individual.
Conocedor de toda esta información firmo la presente:

En ,a de de 2019

31
Anexo 3. Instrumentos utilizados.

Datos Sociodemográficos

Sexo:
Edad:
Código Identificación. Consistente en escribir la inicial de su nombre y dos
apellidos, seguida de su año de nacimiento. P.ej. En caso de que usted se
llamara Felipe Alexandre Gascón y hubiera nacido en 1989 la codificación
quedaría de la siguiente forma: FAG1989. A continuación, escriba su
código de identificación:
Nivel Educativo:
Lugar de residencia:
¿Es usted ciego o deficiente visual?:
En caso afirmativo, ¿desde hace cuánto tiempo?:
¿Presenta algún otro tipo de discapacidad?:

32
Autoconcepto AF5

A continuación, encontrará una serie de frases. Lea cada una de ellas


cuidadosamente y conteste con un valor entre 1 y 99 según su grado de
acuerdo con cada frase. Escoja el grado que más se ajuste a su criterio.
Conteste con la máxima sinceridad.

1. Hago bien los trabajos escolares (profesionales).


2. Hago fácilmente amigos.
3. Tengo miedo de algunas cosas.
4. Soy muy criticado en casa.
5. Me cuido físicamente.
6. Mis superiores (profesores) me consideran un buen trabajador.
7. Soy una persona amigable.
8. Muchas cosas me ponen nervioso.
9. Me siento feliz en casa.
10. Me buscan para realizar actividades deportivas.
11. Trabajo mucho en clase.
12. Es difícil para mí hacer amigos.
13. Me asusto con facilidad.
14. Mi familia está decepcionada de mí.
15. Me considero elegante.
16. Mis superiores (profesores) me estiman.
17. Soy una persona alegre.
18. Cuando los mayores me dicen algo me pongo muy nervioso
19. Mi familia me ayudaría en cualquier tipo de problemas.
20. Me gusta como soy físicamente.
21. Soy un buen trabajador (estudiante).
22. Me cuesta hablar con desconocidos.
23. Me pongo muy nervioso cuando me pregunta el profesor (superior).
24. Mis padres me dan confianza.
25. Soy bueno haciendo deporte.
26. Mis profesores (superiores) me consideran inteligente y trabajador.
27. Tengo muchos amigos.
28. Me siento nervioso.
29. Me siento querido por mis padres.
30. Soy una persona atractiva.

33
ESCALA BSRI

Señale por favor en qué medida los siguientes adjetivos le describen a Ud.,
teniendo en cuenta que 1 es nunca y 7 siempre.

IMAGEN DE SÍ MISMO:

1. Auto-confiado(a):
2. Complaciente:
3. Persona que ayuda, servicial:
4. Defensor/a de las propias ideas y creencias:
5. Alegre:
6. Irritable, cambiante de humor:
7. Independiente:
8. Tímido/a:
9. Consciente:
10. Atlético/a:
11. Cariñoso/a:
12. Teatrero/a:
13. Desenvuelto/a, firme, asertivo/a:
14. Adulador/a:
15. Feliz, dichoso/a:
16. Personalidad fuerte:
17. Fiel, leal:
18. Impredecible:
19. Fuerte, enérgico/a:
20. Femenino/a:
21. Digno/a de confianza:
22. Analítico, pensativo/a:
23. Simpático/a:
24. Celoso/a, envidioso/a:
25. Con habilidades de líder:
26. Sensible a las necesidades de otros:
27. Sincero/a, veraz, exacto/a:
28. Le gusta, desea arriesgarse:
29. Comprensivo/a:
30. Reservado/a, callado/a:

*Continúa en la siguiente página

34
31. Toma de decisiones fácilmente:
32. Compasivo/a:
33. Sincero/a:
34. Auto-suficiente:
35. Deseoso/a por calmar los sentimientos heridos de los demás:
36. Presumido/a, vanidoso/a, engreído/a:
37. Dominante:
38. De hablar suave:
39. Agradable:
40. Masculino/a, viril:
41. Cálido/a, afectuoso/a:
42. Solemne, ceremonioso/a:
43. Deseoso/a de lograr una posición:
44. Tierno/a, delicado/a, sensible:
45. Amistoso/a:
46. Agresivo/a:
47. Ingenuo/a, crédulo/a:
48. Ineficaz, incapaz:
49. Actúa como líder:
50. Infantil:
51. Adaptable:
52. Individualista:
53. Utiliza un lenguaje violente, que puede herir:
54. Metódico/a:
55. Competitivo/a:
56. Amante de los niños:
57. Con tacto, discreto, diplomático/a:
58. Ambicioso/a:
59. Gentil, benévolo/a, amable:
60. Convencional:

35
Escala RAE, Rosenberg

Por favor, conteste las siguientes frases con la respuesta que considere más
apropiada.
A. Muy de acuerdo
B. De acuerdo
C. En desacuerdo
D. Muy en desacuerdo

1. Siento que soy una persona digna de aprecio, al menos en igual medida
que los demás.
2. Estoy convencido de que tengo cualidades buenas.
3. Soy capaz de hacer las cosas tan bien como la mayoría de la gente.
4. Tengo una actitud positiva hacia mí mismo/a
5. En general estoy satisfecho/a de mí mismo/a.
6. Siento que no tengo mucho de lo que estar orgulloso/a.
7. En general me inclino a pensar que soy un fracasado/a.
8. Me gustaría poder sentir más respeto por mí mismo.
9. Hay veces que realmente pienso que soy inútil.
10. A veces creo que no soy una buena persona.

36

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