Historia Natural de La Enfermedad y Cadena Epidemiológica: Introducción
Historia Natural de La Enfermedad y Cadena Epidemiológica: Introducción
Historia Natural de La Enfermedad y Cadena Epidemiológica: Introducción
epidemiológica
13 abril, 2018 por enfermeriacelayane
INTRODUCCIÓN
Se puede entender que la enfermedad es el resultado del desequilibrio existente entre el medio interno y el
medio externo; antes de presentarse los signos y síntomas de la enfermedad ya están presentes estos
desequilibrios y que el identificarlos a tiempo nos permite hacer intervenciones que modifiquen la
presentación de la patología. Dentro del proceso, esta es la etapa que menor costo tiene tanto para el ser
humano como para los sistemas de salud. De ahí veremos que aun cuando no se han presentado las
características clínicas, se puede hacer un diagnóstico precoz y de esta manera limitar el daño.
Todos los procesos morbosos son subsecuentes, precedidos por causas diferentes que se van desplazando en
el tiempo, al realizar la lectura veremos que están enumerados cada uno de los eventos participantes en la
presentación de la enfermedad. El conocimiento de esto nos permitirá ver las partes más sensibles de la
cadena donde al modificarse o cambiarse se evita el efecto o daño.
Imagen 1. Aun antes de presentarse los indicadores de la apreciación de una enfermedad, los factores y
desequilibrios que los originan pueden identificarse para evitar y prevenir daños y afectaciones.
DESARROLLO
3.1. Triada ecológica
Triada Ecológica: Son los factores ecológicos que condicionan la salud y la enfermedad. La enfermedad es el
resultado de la interacción entre el agente agresor y el huésped susceptible en un medio ambiente propicio,
que los pone en contacto mediante la existencia de mecanismos de producción, o transmisión. El conocimiento
de las características de estos elementos: agente huésped y medo ambiente, es fundamental para conocer
mejor los problemas en observación y para establecer los sistemas de control más convenientes.
3.1.1 Agente
Agente: Es todo poder, principio o sustancia capaz de actuar en el organismo y será nocivo si su
presencia da comienzo a una enfermedad.
Agentes biológicos: Pueden ser bacterias, virus, hongos, parásitos, y/o sus toxinas.
Agentes físicos: Cambios de temperatura, presión de gases o líquidos, efecto mecánico de objetos o
instrumentos, electricidad y radiaciones
Agentes químicos: Fármacos (efectos secundarios), sustancias toxicas (alcoholes, metales y sus sales,
gases, insecticidas, venenos de plantas y animales).
Nutrimentos: Una nutrición inadecuada puede provocar anemia hipocromía, desnutrición o, por el
contrario, obesidad.
3.1.2 Huésped
Huésped: es cualquier ser vivo que en circunstancias naturales permite la subsistencia o el alojamiento
de un agente causal de la enfermedad, en el, hay que considerar los siguientes aspectos:
Estructura genética: El huésped puede tener alteraciones o modificaciones genéticas y padecer o
contraer ciertas enfermedades hereditarias.
Raza o etnia: Ciertas enfermedades se presentan con mayor frecuencia en determinadas razas.
Edad: Al nacer el niño es resistente a enfermedades como el sarampión y la difteria. La varicela y el
sarampión se presentan con más frecuencia en niños preescolares y escolares. Ciertos tipos de cáncer
aparecen en personas mayores de 40 años.
Sexo: Ciertas enfermedades se presentan con más frecuencia en uno u otro sexo.
Integridad autónoma funcional: El estudio de la anatomía y la fisiología nos permite conocer los
mecanismos que mantienen la salud.
Nivel de inmunidad: Es la seguridad o protección que tiene el huésped a una enfermedad particular o
venden.
Estado de nutrición: Cuando es inadecuado, constituye en sí una enfermedad o condiciona la
presencia de otras.
El aspecto psicológico: Es importante en la aparición de algunas enfermedades mentales y
físicas.
Los hábitos del huésped: Generalmente están en relación con su nivel cultural. Falta de higiene, tomar
alimentos contaminados.
Imagen 3. Los hábitos del huésped le vuelven susceptible, disminuyendo con ello su capacidad de respuesta
ante el agente.
Ambiente: El medio ambiente es importante para la existencia de una determinada patología, ya que de él
depende en gran parte la presencia o persistencia de distintas fuentes de infección o de producción de agentes
estáticos.
Historia natural de la enfermedad: se refiere a la evolución de una enfermedad en un individuo a través del
tiempo, en ausencia de intervención. Se ha descrito la historia natural de varias enfermedades, tanto
transmisibles como no transmisibles, agudas o crónicas. Existen otros modelos de atención que asume que el
proceso pasa por una fase preclínica detectable y que, en ausencia de intervención, la mayoría de los casos
preclínicos progresarán a la fase clínica. Los períodos de tiempo de cada etapa son importantes para la
educación, la protección, la detección, el tamizaje y la intervención con medidas preventivas y terapéuticas
sobre factores del agente, huésped y ambiente que puedan modificar o retrasar el proceso natural.
En las enfermedades transmisibles, el período de latencia es el tiempo que transcurre desde la infección hasta
que la persona se vuelve infecciosa y el período de incubación es el tiempo que transcurre desde la infección
hasta la presentación de síntomas. En el caso de las enfermedades no transmisibles la terminología difiere un
poco y se considera que el período de latencia corresponde al período que transcurre entre el desarrollo de
enfermedad subclínica hasta la presentación de síntomas (Rothman, 1986).
Imagen 5. Ilustración coloreada del códice florentino (1540-1585), que ilustra a huéspedes
infectados con viruela y mostrando las erupciones características de la enfermedad durante la epidemia que
diezmo a la ciudad de Tenochtitlan en paralelo la conquista (1520).
4. Cadena epidemiológica
4.1. Agente causal
Para entender las relaciones entre los diferentes elementos que conducen a la aparición de una enfermedad
transmisible, el esquema tradicional es la denominada cadena epidemiológica, también conocida como cadena
de infección. Un agente es un factor generador principal de la enfermedad, por eso es que se considera como
una causa necesaria pero no suficiente, que requiere de los diferentes eslabones de la cadena epidemiológica y
como tal deben de estar unidos en forma secuencial, si se interviene en cualquiera de sus componentes se
puede modificar el proceso salud- enfermedad, el esquema es meramente didáctico y lo que expresa es que no
necesariamente es suficiente. Dentro de los agentes no biológicos se encuentran los químicos y físicos, se
enumeran a continuación.
Agentes causales:
Diagrama 1. Agentes causales.
Biológicos:
Químicos:
Las paperas y la rubéola caen en un lugar intermedio, con 40 a 60% de las infecciones dando manifestaciones
clínicas características. En el nivel inferior de patogenicidad se encuentra el poliovirus con una baja proporción
de enfermos a partir de los infectados, más del 90% de los infectados con el poliovirus son asintomáticos. La
capacidad de los agentes para infectar y producir enfermedades en los seres humanos depende también de
la susceptibilidad del huésped.
Diagrama 3. Agentes Químicos.
No biológicos:
Las propiedades de los agentes biológicos son las que se refieren a su perpetuación como especie, las que
rigen el tipo de contacto con el huésped humano y las que determinan la producción de enfermedad a
partir de ese contacto. También tienen importancia epidemiológica ciertas características útiles para la
característica de la clasificación e identificación de los agentes específicos. Una característica de los agentes
microbianos relacionada con el huésped es que tienen la habilidad de despertar una respuesta inmune de tipo
específico, reacción antígeno anticuerpo, a la que se le conoce como antigenicidad o inmunogenicidad.
Los agentes pueden diferir en cuanto a la cantidad de antígeno producido durante la infección. El sitio de
multiplicación del agente y el grado de diseminación en el huésped son también factores importantes. Dentro
de las propiedades del agente tenemos su vulnerabilidad al ambiente, a las sustancias químicas, a los
agentes físicos y terapéuticos. Las poblaciones (cepas) de especies microbianas están sujetas a cambios
impredecibles lo que lleva a la selección natural de formas (sea por mutación o por cambios en los equilibrios
de la población microbiana) que son capaces de sobrevivir y resultan en cepas resistentes a los medicamentos.
Imagen 6. Algunas proteínas de uso terapéutico tienen propiedades de antigenicidad .
Un ejemplo de esto es, el del Mycobacterium tuberculosis problema grave de Salud Pública ya que, el
tratamiento irregular de la tuberculosis con rifampicina, isoniacida, etambutol, pirazinamida y otras drogas lleva
comúnmente a la evolución de cepas de la bacteria permanentemente resistentes. Este fenómeno tiene gran
significado en lo que se refiere al manejo de pacientes que ya han sido tratados y los nuevos que lleguen a
contaminarse de cepas resistentes.
4.2. Reservorio
A la entrada del agente, biológico o no biológico, en el huésped inicia el proceso de infección o el período
de latencia en las enfermedades no transmisibles. La sola presencia de agentes infecciosos vivos en las
superficies del cuerpo o en prendas de vestir, juguetes, u otros objetos inanimados o sustancias como agua,
leche o alimentos, no constituye infección sino contaminación de tales superficies. El desarrollo sobre el
cuerpo de agentes patógenos (ejem. piojos) se llama infestación.
La medida básica de infectividad es el número mínimo de partículas infecciosas que se requieren para
producir una infección (dosis infectante mínima). Para un agente microbiano determinado este gradiente
puede variar mucho de un huésped a otro y dentro de una misma especie, de acuerdo con la puerta de
entrada, la edad y otras características inmunológicas. El sarampión y la varicela son ejemplos de máxima
infectividad; las paperas y la rubéola, de infectividad intermedia; y la lepra, de infectividad relativamente baja.
La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y el virus de la hepatitis B (VHB) su probabilidad
de infección es alrededor de 4 en 1, 000; si se expone al VIH al pincharse con una aguja contaminada, su
probabilidad es más alta, de 1 en 7.
Sin embargo, cualquiera que sea el mecanismo para la producción de enfermedad, la medida de la
patogenicidad es simplemente la proporción de sujetos infectados que desarrollan la enfermedad. Los agentes
de la rabia, SIDA y varicela son altamente patógenos, en el sentido de que prácticamente cada infección en
un individuo es susceptible y resulta en enfermedad. Los rinovirus (catarro común) ocupan también un lugar
alto en la escala, ya que cerca del 80% de las infecciones producen enfermedad.
Las paperas y la rubéola caen en un lugar intermedio, con 40 a 60% de las infecciones dando manifestaciones
clínicas características. En el nivel inferior de patogenicidad se encuentra el poliovirus con una baja proporción
de enfermos a partir de los infectados, más del 90% de los infectados con el poliovirus son asintomáticos. La
capacidad de los agentes para infectar y producir enfermedades en los seres humanos depende también de la
susceptibilidad del huésped. No todas las personas igualmente expuestas a un agente infeccioso son
infectadas. De las que son infectadas, cursan asintomáticas a en tanto que otras sí los presentan, pudiendo ser
también de duración y grado variables. La letalidad es el número de casos fatales en proporción al número
total de casos diagnosticados en el mismo periodo.
Los portadores asintomáticos, constituyen un gran riesgo para contaminar a la comunidad, pues albergan el
agente patógeno y lo distribuyen silenciosamente dentro de su ámbito, por eso se hace trascendente su
identificación por laboratorio ya que en ocasiones o desconoce su estado o experimenta dificultad para
reconocerlo y no se cumplen las recomendaciones para evitar ese riesgo. En ello, el estado de portador puede
ocurrir en un individuo de diversas maneras: portador asintomático (aparentemente sano), durante el curso de
una infección subclínica; portador en incubación, durante el período de incubación; y portador convaleciente,
en la fase de convalecencia y de post-convalecencia de las infecciones que se manifiestan clínicamente. En
todos los casos el estado de portador puede ser breve (portador transitorio o temporal) o prolongado
(portador crónico). Es fácil intuir la importancia de la relación entre la presencia de portadores, la permanencia
y propagación de la enfermedad en la población.
La posibilidad de transmisión está presente en la mayoría de las enfermedades infecciosas durante el período
de incubación, principalmente en el período inmediato, antes de presentar los síntomas y signos que permiten
hacer el diagnóstico. En el estado de portador en ocasiones, el período de incubación puede tener una larga
duración. Por ejemplo, en la hepatitis B, la sangre de la persona infectada puede ser infectante hasta tres meses
antes del inicio de la ictericia y, en el caso del SIDA, la persona infectada puede ser infectante por años antes
de que se haga aparente la enfermedad. En el caso de la rabia el virus puede estar presente en la saliva del
perro hasta casi cinco días antes de presentar señales de la enfermedad. Esto permitió determinar el período
de 7 a 10 días para mantener en observación al animal agresor.
Por lo tanto, la transmisión de una enfermedad, puede empezar antes de que existan datos clínicos en el
huésped, pero también puede seguir por algún tiempo después de la recuperación clínica. Cuando el
tratamiento no es el adecuado, el período de transmisión puede prolongarse, como ocurre en casos de
salmonelosis que no son tratados adecuadamente.
El inicio del período de transmisibilidad o infecciosa marca el final del período de latencia. En enfermedades
como la meningitis meningocócica y las infecciones por estreptococo, el período de transmisibilidad se
cuenta desde el momento de la primera exposición a la fuente de infección hasta que el microorganismo
infectante desaparece de las membranas mucosas afectadas, es decir, desde antes de que aparezcan los
síntomas prodrómicos hasta que se termina el estado de portador. En enfermedades como la tuberculosis, la
sífilis y la gonorrea, la transmisibilidad puede ser intermitente durante la evolución de la enfermedad.
Imagen 8. En infecciones por estreptococo su alto potencial de transmisibilidad está presente durante la
totalidad de evolución de la enfermedad.
En las enfermedades transmitidas por vectores, como la malaria, el dengue y la fiebre amarilla, el período de
transmisibilidad es aquel en que el agente permanece en forma infectante en la sangre u otros tejidos de la
persona afectada en cantidad suficiente para infectar al vector. Los artrópodos también presentan un período
de transmisibilidad, es decir, el tiempo durante el cual el agente infeccioso se encuentra en sus tejidos.
El modo de transmisión es la forma en que el agente infeccioso se transmite del reservorio al huésped. Los
principales mecanismos son los siguientes:
La vía por la cual un agente infeccioso sale de su huésped se le denominada como puerta de salida. Las
principales son:
Respiratorias: las enfermedades que utilizan esta puerta de salida son las de mayor difusión y las más
difíciles de controlar (tuberculosis, influenza, sarampión, etc.).
Genitourinarias: propias de la sífilis, SIDA, gonorrea, Hepatitis B, otras enfermedades de transmisión
sexual, leptospirosis.
Digestivas: propias de la tifoidea, hepatitis A y E, cólera, amebiasis.
Piel: a través del contacto directo con lesiones superficiales, como en la varicela, herpes zoster y sífilis;
por picaduras, mordeduras, perforación por aguja u otro mecanismo que conlleve contacto con sangre
infectada, como en la sífilis, enfermedad de chagas, malaria, leishmaniasis, fiebre amarilla, hepatitis B,
etc.
Placentarias: La placenta es una barrera efectiva contra gran número de enfermedades, sin embargo,
no es totalmente efectiva y algunas enfermedades rebasan esta barrera (sífilis, rubéola, toxoplasmosis).
Puerta de entrada en el huésped
La puerta de entrada en el huésped por lo general se encuentra relacionada con la de salida y se deberán
considerar algunas características propias en las que se incluye la relación antígeno anticuerpo, algunas de
estas características se mencionan a continuación:
Factor Característica
Edad El niño de pocos meses de edad es inmune (por anticuerpos maternos) a diversas enfermedades,
dependiendo de la experiencia materna inmunitaria materna.
Respuesta inmunitaria Durante la vida, la respuesta inmunitaria va modificándose, es de gran importancia la adquirida
en los primeros años. En los preescolares, las defensas inmunitarias son bajas; éstas aumentan
conforme crecen; se estabilizan en la edad adulta, y descienden otra vez en la vejez. Diversos
factores como el estado nutricional, embarazo. Enfermedades crónicas, estrés entre otros, influyen
a lo largo de la vida en las infecciosas o no infecciosas. Las enfermedades crónicas degenerativas
son más frecuentes en la senectud.
Sexo Influye en la patología específica de los órganos de la reproducción. En los primeros medes de
vida, la mortalidad suele ser mayor en varones. Algunas enfermedades infecciosas y
cardiovasculares son más frecuentes, en los varones, en cambio, otras de tipo degenerativo, como
lupus, artritis, diabetes, litiasis, bocio tóxico, son más comunes en la mujer.
Ocupación Existe una amplia gama de enfermedades laborales. Accidentes, neoplasias (Cáncer de la piel por
exposición al sol, cáncer de vejiga en trabajadores de anilinas, cáncer y radiodermatitis en quienes
manejan radium), enfermedades articulares e infecciosas brucelosis, tularemia, rabia).
La enfermedad laboral, La longevidad de los casados, la mayor frecuencia de cáncer de cérvix en las mujeres casadas y
accidentes y demás riesgos del de mama en las mujeres solteras, la incidencia de hepatitis… SIDA y enfermedades venéreas en
trabajo hombres solteros, son aspectos conocidos que requieren más estudio.
Hábitos La conducta de una persona deriva de aspectos culturales de grupo, de comunidad de país. En este
aspecto, la herencia cultural de los mexicanos respecto a hábitos de higiene, alimentación
vivienda, trabajo, vestuario, etc. Es deplorable, sobre todo en áreas rurales y cisticercosis. El
cólera, dengue, tifoidea, amibiasis, hepatitis, tuberculosis, argo, cisticercosis, triquinosis, entre
otras, seguirán afectando a la población si no da un cambio inmediato y general en los distintos
estratos sociales, en planteles escolares y en centros laborales.
En la actualidad sigue el factor más importante de equilibrio entre la salud y la enfermedad, con la ventaja de
poder transformarlo mediante el desarrollo tecnológico existente. Sin embargo, de acuerdo con la tendencia
actual de muchos gobiernos. Y grupos, esta transformación ha sido negativa. La capacidad del hombre por
afrontar los riesgos de catástrofes naturales es cada vez mayor, pero se han creado riesgos que al parecer no
es posible resolver en breve plazo. Los países subdesarrollados o en desarrollo se introducen trágicamente en
estos problemas, originados por una industrialización sin reglamentación o vigilancia, que no contempla
Imagen 9. Lamentablemente muchos países afrontan problemas de salud derivados de la industrialización sin
reglamentación o vigilancia y del circulo de pobreza en la que está sumergida la población.
Huésped susceptible: ser vivo que no tiene inmunidad específica suficiente para un agente infeccioso
determinado y que al entrar en contacto con él puede desarrollar una enfermedad. Hay factores del
huésped que afectan la susceptibilidad al desarrollo de enfermedades aumentándola o disminuyéndola
y son: estado nutricional – uso de drogas inmunosupresoras – enfermedades crónicas -inmunidad
natural y artificial – factores genéticos – factores generales de resistencia alterados, pérdida de
continuidad de la piel y mucosas.
La susceptibilidad del ser humano depende de distintos factores intrínseco:
Sexo: parece ser que las mujeres tienen mayor riesgo de padecer la enfermedad, pudiendo estar
relacionado con el hecho de que estas estén más tiempo en el interior de las casas durante el día que
es cuando y donde más pica el mosquito
Edad: los niños parecen tener más riesgo de contraer la enfermedad. El riesgo para el dengue
hemorrágico parece disminuir con la edad, especialmente después de la edad de 11 años. Una
población específica con mayor riesgo de dengue hemorrágico en áreas endémicas son los lactantes,
en particular los de entre 6 y 12 meses de edad.
Grado de inmunidad: la infección con uno de los cuatro serotipos del virus del dengue (infección
primaria) proporciona inmunidad de por vida a la infección con un virus del mismo (homóloga)
serotipo. Sin embargo, la inmunidad frente a otros serotipos (heteróloga) es transitoria, y
posteriormente las personas pueden infectarse con otro serotipo de dengue (infección secundaria). Los
estudios epidemiológicos han demostrado que el riesgo de enfermedad grave (Dengue Factores
genéticos: distintos estudios epidemiológicos han demostrado que el dengue hemorrágico es más
frecuente en los blancos que en los negros.
Imagen 10. Huésped: Los niños tienden a ser huéspedes de ciertas enfermedades . «Niño enfermo», 1903,
Ricard Canals, óleo sobre lienzo.
CONCLUSIONES
La historia natural de la en enfermedad y sus componentes, así como los niveles de prevención nos permite
modificar el proceso de salud-enfermedad en sus diversos estadios.
Las características de los componentes de la triada epidemiológica pueden dar la habilidad o fortaleza al
huésped para evitar la enfermedad. Se habló además de su medio ambiente y se analizaron los factores
inherentes a su medio interno.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Básica:
Villa, Romero A., et al. (2011) Epidemiologia y Estadística en Salud Pública (1ra ed.). México. Editorial
McGraw-Hill.
Tapia, Conyer Roberto. (2017) El Manual de Salud Pública (3ra ed) México. Editorial Inter-sistemas S.A
de C.V.