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¿Guerra de La Triple Alianza o Guerra Civil Latinoamericana?

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¿Guerra de la Triple Alianza o guerra civil

latinoamericana?

JUAN MANUEL NIVEIRO

CLAUDIO ADRIAN LEGUIZA

PASO DE LOS LIBRES

2013
Introducción

La Guerra contra el Paraguay es uno de los conflictos bélicos más significativos de la


historia. Por un lado, porque no sólo se trató de una guerra latinoamericana sino también
de un enfrentamiento en el que se dirimió el futuro de los Estados nacionales en el nuevo
marco mundial, sobre todo en el nuevo paradigma emergente. Por otro lado, porque
implicó la confrontación entre dos modelos económicos disímiles. En este trabajo, nos
interesa indagar acerca de los discursos subyacentes al conflicto, ya que mediante, y a
través de la escritura, los sujetos operaron casi de igual manera que en el campo de
batalla. En otras palabras, rescatar la batalla de las ideas nos acercará a otro aspecto de
la guerra. Para eso, debemos considerar que cada uno de los actores nombrados no
deben ser pensados en tanto individuos aislados, sino individuos en situación, esto es,
frutos de las circunstancias y hacedores de las mismas a la vez.

Si tenemos en cuenta que los discursos también son armas que intentan disuadir o
persuadir a otros sujetos de las acciones, deberes y omisiones, entonces podemos estar
seguros de que también se desarrolló una guerra entre diferentes paradigmas expresados
en cartas, artículos, manifiestos, proclamas, etc. Así, la Guerra contra el Paraguay nos
permitirá contextualizar el otro rostro del conflicto: la batalla ideológica entre las provincias
del Interior1 y el centralismo de Buenos Aires. Mediante la elección de este marco, iremos
hilvanando el discurso confrontador de Felipe Varela como representante, si se quiere, de
los intereses federales de las provincias contra el discurso de Mitre, como fiel
representante de la hegemonía económica porteña.

De esta manera, y entre los intersticios de los escritos antagónicos en cuestión,


podemos arrojar la hipótesis de que en la Guerra contra el Paraguay subyacen dos
modelos económicos en pugna: uno proteccionista y otro volcado al liberalismo. Sin
embargo, no debemos perder de vista que la economía de ese momento estaba en
1
Para nuestro propósito de confrontar las ideas dentro del contexto de la guerra, mantendremos la
denominación de “Provincias del Interior”.
transformación, virando hacia un capitalismo financiero, lo que supone la emergencia de
un nuevo sistema político: los Estados nacionales deudores de las potencias europeas.
Pero ¿qué se ponía en juego si el liberalismo triunfara? ¿Hasta qué punto Argentina se
vio favorecida por la guerra?

Si la historia es conflicto que deviene de totalización en totalización, que nos lleva a


interpretar un pasado en constante devenir; un pasado-presente y cambiante; un pasado
que no es estático, sino más bien discontinuo. Esos “saltos” nos hacen percibir al pasado
como presente latente, ya que repercute en la actualidad (en el cual el historiador también
es sujeto histórico desde el momento en que piensa y escribe) construyendo a la vez una
perspectiva de futuro. Un presente que es al mismo tiempo pasado en movimiento y por
ende futuro posible y cambiante.

La Guerra entre líneas

La derrota de Buenos Aires en Curupaytí (agosto de 1866) desprestigió la figura de


Mitre. La política librecambista porteña había acorralado a las provincias condenándolas
al estancamiento y a la imposibilidad de no poder comerciar sus mercancías. La guerra
contra el Paraguay fue vista como un flagelo por las mismas, a la cual Mitre tratará de
sofocar ante los inesperados levantamientos. El filósofo José Pablo Feinnman, sostiene
que: “la verdadera apertura del frente interno, la que más habría de convulsionar la
estrategia de Mitre, estalló en las provincias del Oeste y Norte del país”2.

A propósito de la cuestión interna, es claro que no era solamente un interés de


Inglaterra sino también un problema de índole regional. Se ha querido ver a Inglaterra
como el gran financista de la campaña militar, apoyado en el paradigma económico del
momento. Pero hay que tener en cuenta, siguiendo a Salles que: “ver la guerra del
Paraguay como una necesidad del imperialismo inglés para garantizar el libre comercio
es, por un lado, sobrestimación grosera del nacionalismo paraguayo y de la codicia
inglesa y, por otro lado, una subestimación de los intereses propios de Argentina y de

2
FEINNMAN, José Pablo. Filosofía y nación. Estudios sobre el pensamiento argentino. Sexto
estudio: el pensamiento del Interior mediterráneo. Booket, Buenos Aires, 2010. Pág. 238
Brasil”3. De modo que, considerar a Inglaterra como la única instigadora de la guerra es
perder de vista los conflictos regionales, heredados del tiempo de la colonia y que
confluyen en una guerra.

Por eso, y siguiendo a De Herrera: “después de intervenir en las provincias federales y


ultimar a sus caudillos, Mitre consumó en último acto del drama: la Guerra del Paraguay
es su estigma”4. Esto nos permite pensar que: “la Guerra del Paraguay integra con las
guerras de la Unificación Alemana y la Guerra de Secesión norteamericana, los grandes
conflictos bélicos de la segunda mitad del siglo XIX. Grandes no solo en sus proporciones
militares, sino por su trascendencia en el desarrollo posterior de la historia continental”5.

Hablamos de dos paradigmas económico-políticos, de manera que cuando hablamos


de política librecambista, o economía financiera nos referimos al liberalismo de cuño
económico implementado por Buenos Aires de la mano de Inglaterra. Aun así, cabe
aclarar con Hilda Sábato que: “Este término en singular, “liberalismo”, no remite, sin
embargo, a un único cuerpo conceptual, a un conjunto estable de ideas o a un lenguaje
político uniforme, sino más bien a una tradición de pensamiento que a lo largo del siglo
XIX tuvo manifestaciones y momentos diferentes entre sí, difícilmente reductibles a una
única trayectoria”6. En el sentido antes señalado, la política económica porteña tuvo como
resultado el choque con las provincias ya que: “la principal causa fue la estrategia mitrista
destinada a desplazar a los gobiernos de cuño federal para reemplazarlos por sus socios
liberales”7.

Ante el avance político-militar contra los federales, el mitrismo fue construyendo una
trama apoyada sobre liderazgos de fuerzas provinciales y regionales. Apoyo que Mitre
encontró: “no sólo para ir a la guerra contra el Paraguay sino también frente a rebeliones
protagonizadas por federales del interior del país, que resistían a involucrarse en el
conflicto”8. Los porteños fueron denunciados por sus compatriotas como: “liberticidas

3
SALLES, Ricardo. Guerra do Paraguay: escravidao e cidadanía. A formacao do exercito en
LUNA, Félix. Los conflictos armados. De las Invasiones Inglesas a la Guerra de Malvinas). Planeta,
Buenos Aires, 2003.
4
DE HERRERA, Luis A. El drama del 65. La culpa mitrista. Homenaje Montevideo, 1943. Pág. 33.
5
FLORIA, Carlos A. GARCÍA BELSUNCE, César. Historia de los argentinos TII. Larousse, Buenos
Aires, 1993. Pág. 115.
6
SABATO, Hilda. Disputas políticas por la construcción de la república (1850-1880) en TITTO de,
Ricardo J. (Comp.) El pensamiento de Bartolomé Mitre y los liberales. El Ateneo, Buenos Aires,
2009. Pág. 12.
7
Ibíd., pág. 19
8
Ibíd.
enemigos”, “traidores de la patria” y “enemigos de la causa nacional” 9. No obstante: “el
propio federalismo se quebró pues Urquiza, su principal referente nacional, decidió apoyar
al gobierno nacional en su decisión de guerra”10. Es más: “la traición de Urquiza a las
provincias argentinas mediterráneas dejaba abierto el camino al Paraguay de López. Los
exportadores de Manchester y de Liberpool estaban impacientes: en Londres, los
vampiros de la banca exigían la colocación de empréstitos”11.

Ahora bien, ¿cómo justificó Mitre la adhesión al tratado de la Triple Alianza? ¿Qué
imagen tenían Buenos Aires, Brasil y Uruguay respecto al Paraguay? El 8 de diciembre de
1864, Mitre escribió desde La Nación Argentina un artículo titulado “El Atila americano”
haciendo alusión a la declaración de guerra que “gratuitamente” el Paraguay le hacia al
Brasil. Mitre se preguntaba qué harían los pueblos argentinos si acaso triunfara Brasil:
“para saber de qué lado deben poner sus simpatías, por si acaso llegara el momento en
que los sucesos los arrastren, contra su voluntad de hoy, al terreno de la acción” 12. Acusa
al Paraguay de perturbar la libre marcha de las civilizaciones, de la peligrosidad de su
preponderancia militar y de la inevitabilidad de entenderse con su dictador: “que aspira a
ser el Atila de Sudamérica”13.

Por lo que los pueblos argentinos no deberían oponerse al Brasil ya que: “es un
gobierno liberal, civilizado, regular y amigo de la República Argentina. Su alianza moral
con ésta, está en el interés de muchos países y representa el triunfo de la civilización en
el Río de la Plata” 14. Lo contrario del apoyo al Brasil seria el reinado de la barbarie por
parte del Paraguay, y el atraso inevitable de la Argentina. Mitre, constantemente trata de
convencer a sus lectores de que Argentina estaba siendo obligada a ir a la guerra:
“Nosotros no tememos a la guerra y la aceptaríamos como todos los sacrificios de honor
el día en que fuese necesaria” […] “Como argentinos, pues, y como enemigos de la
barbarie y de la dictadura, deseamos que, si el gobierno paraguayo lleva adelante la

9
Proclama de Felipe Varela del 6 de diciembre de 1866 en el “Campamento en marcha”,
transcripta en ORTEGA PEÑA, R. y DUHALDE, E. Felipe Varela contra el imperio Británico,
Schapire, Buenos Aires, 1975.
10
SABATO. Ob., cit., pág. 20
11
PEREYRA, Carlos. Francisco Solano López y la guerra del Paraguay. San Marcos, Buenos
Aires, 1945. Pág. 10
12
TITTO de, Ricardo J. (Comp.) El pensamiento de Bartolomé Mitre y los liberales. Parte V. La
Guerra contra el Paraguay. El Ateneo, Buenos Aires, 2009. Pág. 138.
13
Ibíd., pág. 139
14
Ibíd.
guerra, sea derrotado por el Brasil, salvando este hecho providencial el honor y las
libertades del pueblo paraguayo”15.

Pero lo que más nos interesa destacar de este disuasivo articulo es la manera en que
se dirige a las provincias: [El Paraguay] “hoy mismo trata de remover los elementos
inquietos que ha creído encontrar en Corrientes y Entre Ríos. Hoy, inclinarse al Paraguay
no es sólo defeccionar la causa de la civilización y del derecho de los pueblos oprimidos,
es traicionar a la República Argentina, amenazada por los planes ulteriores del déspota
paraguayo”16. A cuesta de no caer en la barbarie y de seguir la senda de la civilización,
Mitre instiga a las provincias a ponerse de acuerdo para: “contrarrestar al nuevo Atila que
amenaza con la irrupción de la barbarie a los pueblos del Río de la Plata” 17. ¿Cuál fue la
respuesta del Interior a la política del gobierno de Mitre? La sublevación de un cuartel
policial en Mendoza, por el atraso en el pago de los sueldos, y la posterior insurrección de
un contingente destinada a la guerra del Paraguay hizo estallar la rebelión.

Destacadas figuras del federalismo se acoplaron al movimiento antiporteñista. A fines


de 1866 todo Cuyo y el Noroeste se halló en manos de los caudillos federales. La
irrupción de Felipe Varela transformó los desórdenes cuyanos en una revolución
nacional18. El coronel Varela dio a conocer su Manifiesto el 13 de enero de 1868, en
Bolivia. Allí denunció la política centralista porteña como “la metrópoli de la República
Arjentina como España lo fue de la América” 19. Feinnman agrega: “Varela, comprendiendo
claramente la estrategia mitrista, estructuró su movimiento en forma paralela a la lucha
mantenida por López”20. En contraposición Varela proclamaba: “¡Soldados federales!
Nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la paz

15
Ibíd. Hay que tener en cuenta que el Tratado secreto de la Triple Alianza, firmado por Carlos de
Castro (Uruguay), Francisco O. de Almeida Rosa (Brasil), Rufino de Elizalde (Argentina) el 1° de
mayo de 1865, ponía a Solano López, no así al “pueblo paraguayo”, como único culpable de la
guerra. Por lo que establecía en su artículo 7: No siendo la guerra contra el pueblo paraguayo sino
contra su gobierno, los aliados podrán admitir a todos los ciudadanos de esa nación que quisieran
concurrir al derrocamiento de dicho gobierno, y les proporcionarán los elementos que necesiten, en
las formas y condiciones que se convenga. En el artículo 8: Los aliados se obligan a respetar la
independencia, soberanía e integridad territorial de la República del Paraguay. En consecuencia, el
pueblo paraguayo podrá elegir el gobierno y las instituciones que le convengan, no incorporándose
ni pidiendo el protectorado de ninguno de los aliados, como resultado de la guerra. Obviamente, lo
establecido fue letra muerta.
16
Ibíd., pág. 140
17
Ibíd.
18
LUNA, Félix. Felipe Varela. Planeta, Buenos Aires, 2000. Pág. 146.
19
Tengamos presente la visión americanista de Varela y de su proyecto político: “¡Viva la Unión
Americana!”
20
FEINNMAN., ob. cit., pág. 89
y la amistad con el Paraguai, y la unión con las demás Repúblicas Americanas. ¡¡Ay de
aquel que infrinja este programa!!21

Incluso Alberdi calificó a la guerra: “justamente como una guerra civil de nuestros
pueblos contra la triple oligarquía antinacional de Buenos Aires, Montevideo y Río de
Janeiro”22.

¿Civilización “o” barbarie?

Siguiendo la perspectiva filosófica de Feinnman, es interesante señalar desde la


filosofía hegeliana y marxista (ortodoxa) respecto del devenir del Espíritu Absoluto y del
desarrollo de las fuerzas de producción capitalista respectivamente, que el pensamiento
del liberalismo económico era, al parecer, la única posibilidad de concordar con la “razón
histórica”, con la lógica de los “hechos”. De modo que la propuesta de Varela era
insostenible. “Las estructuras económicas y sociales que defendía eran irreales a fuerza
de no ser racionales, e irracionales a fuerza de no ser reales […] sus proyectos políticos
eran también irracionales porque no podían triunfar”23.

Esta es la lógica con que operó la Triple Alianza, sobre todo Argentina (léase Buenos
Aires) ya que Brasil continuaba siendo un imperio esclavista. De modo que la integración
del Paraguay al liberalismo económico de la mano de Inglaterra era inevitable y hasta
necesaria. En otras palabras: “La incorporación dependiente de los nuevos territorios a la
economía y la política de las potencias europeas, estaba en “el espíritu de los tiempos”24.

Parafraseando a Feinnman, lo “irreal” de las ideas de Felipe Varela, esto es, la


esperanza de un triunfo ante un paradigma consolidado por las potencias económicas del
momento, están plasmadas en la traición de Urquiza. Como señala Hilda Sábato respecto
de Urquiza, la fe “gaucha” que Varela pareció tener hacia él constituye uno de los
principales motivos del fracaso del levantamiento del Interior. Urquiza representa la más

21
Manifiesto II del General Felipe Varela a los pueblos americanos sobre los acontecimientos
políticos de la República Argentina en los años 1866 y 1867, Sudestada, Buenos Aires, 1968.
22
OBRAS SELECTAS, Buenos Aires, 1920 TVII en MEYER, Jorge. Alberdi y su tiempo. Eudeba,
Buenos Aires, 1963. Pág. 667.
23
FEINNMAN., ob. cit., pág. 250
24
FEINNMAN., ob. cit., pág. 239
grande traición a la causa americana desde el programa de mayo ya que el levantamiento
del Interior depositaba en él una garantía de triunfo.

En difinitiva, siguiendo a Alberdi: “la libertad que los presidentes Mitre y Sarmiento han
servido por la guerra contra el Paraguay, cuesta a la República Argentina diez veces más
sangre, diez veces más dinero que le costó toda la guerra de su independencia contra
España; y que si esta guerra produjo la independencia del país respecto de la corona de
España, la otra esta produciendo la enfeudación de la República a la corona del Brasil”25.

Conclusión
25
ALBERDI, Juan Bautista. El crimen de la Guerra en TITTO de, Ricardo J. (Comp.) El
pensamiento de Juan Bautista Alberdi. El Ateneo, Buenos Aires, 2009. Pág. 235
La Guerra contra el Paraguay tiene como trasfondo la lucha por la imposición del
modelo económico financiero por sobre el modelo proteccionista específico del Paraguay.
La batalla de ideas por legitimar dicho modelo, es un claro ejemplo de la resistencia que
las provincias del interior, especialmente la región mediterránea, ofreció a la Triple
Alianza. Las transformaciones que se desarrollaron en el contexto refuerzan nuestra tesis
de que, más allá de los intereses manifiestos de Inglaterra, también se estaban dirimiendo
los intereses locales. De ahí que hablamos de guerra civil latinoamericana. Es decir que,
lo que se estaba poniendo en juego, no es solo la implementación del capitalismo
financiero que ven al Paraguay, y a las provincias del interior, como resabios de un mundo
en decadencia, sino también la definición de las fronteras nacionales.

La consolidación de los Estados nacionales es el resultado de la guerra, ya que a partir


del fin de la misma, y sobre todo, a partir del pragmatismo mitrista empieza a emerger la
Argentina Moderna. Podemos considerar que al consolidarse el modelo liberal, con su
política agroexportadora aun influyente en el presente (conflicto por la Ley 125), no hay un
beneficio “argentino” en término económicos después de la guerra, como señala Alberdi,
sino que lo que opera es la consolidación de las instituciones del Estado (monopolillo de
la fuerza legitima) que será el bastión de las políticas liberales para expandirse. Esta
lógica centro-periferia constituye el juego dialectico por sobre el cual los discursos
legitimarse.

Por último, desde el punto de vista historiográfico no podemos perder de vista que los
procesos que se están desarrollando en el contexto: Guerra del Guano, Guerra de
Secesión, Unificación alemana, Unificación italiana, nos dan la pauta de la necesidad de
no focalizar los procesos históricos ya que, si concordamos con nuestra postura, vemos
que se va consolidando en modelo económico financiero en general. Lo contrario de ello
seria caer en una historia épica donde las anécdotas terminan substituyendo a una
interpretación más holística.

La historia es conflicto, por lo que, la Guerra contra el Paraguay viene a expresar, una
vez más, aquella máxima de Julio César: “divide y conquistará”.

Bibliografía
FLORIA, Carlos A. GARCÍA BELSUNCE, César. Historia de los argentinos TII. Larousse,
Buenos Aires, 1993.

LUNA, Félix. Los conflictos armados. De las Invasiones Inglesas a la Guerra de Malvinas).
Planeta, Buenos Aires, 2003.
- Felipe Varela. Planeta, Buenos Aires, 2000.

FEINNMAN, José Pablo. Filosofía y nación. Estudios sobre el pensamiento argentino.


Booket, Buenos Aires, 2010.

Manifiesto del General Felipe Varela a los pueblos americanos sobre los acontecimientos
políticos de la República Argentina en los años 1866 y 1867, Sudestada, Buenos Aires,
1968.

ORTEGA PEÑA, R. y DUHALDE, E. Felipe Varela contra el imperio Británico, Schapire,


Buenos Aires, 1975.

RAMOS, Abelardo J. Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Del patriciado a la


oligarquía (1862-1904). Continente, Buenos Aires, 2012.

TITTO de, Ricardo J. (Comp.) El pensamiento de Bartolomé Mitre y los liberales. El


Ateneo, Buenos Aires, 2009.
-El pensamiento de Juan Bautista Alberdi. El Ateneo,
Buenos Aires, 2009.

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