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Guía de Estudio

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ANALISIS CAPITULO VI

Método para interpretar el pasado


Determinar el contenido del pasado requiere de un conjunto de procedimientos mediante los
cuales se aplican diferentes técnicas de datación, las cuales están jerarquizadas de acuerdo
a su efectividad y capacidad para determinar la antigüedad de un fósil, un artefacto
arqueológico, o cualquier vestigio prehistórico.

Clasificación de la evidencia arqueológica.


Los elementos, objeto de análisis arqueoló-gico, regularmente se clasifican en:

Artefactos.
Son cualesquieras objetos elaborados o modificados por el ser humano en el proceso de
construcción de la cultura material. Un hacha de piedra, una dinamita, un teléfono celular,
una máquina de escribir, un bolígrafo o una navaja de afeitar, son artefactos. En el proceso
de envejecimiento o infuncionalidad que afecta a los mismos, pasan a formar parte del
testimonio arqueológico.

Ecofactos.
Se designa bajo esta denominación a los objetos naturales que han sido modificados por los
seres humanos para su uso. Un ejemplo lo constituyen, los huesos de animales consumidos
por las personas.

Son ecofactos y no artefactos, porque no han sido ni modificados ni inventados por la


cultura. Otros tipos de ecofactos los representa el polen, que se desprende de las plantas
cultivadas en los lugares residen-ciales, y que pasa a formar parte de los yacimientos.
También los insectos y roedores como cucarachas, arácnidos y ratones son considerados
ecofactos.

Fósiles.
Este es un concepto de amplio espectro. Es cualquier estructura o parte de ella de origen
animal o humano, que se ha petrificado. Puede ser la impresión de un insecto o una hoja
sobre la superficie de un terreno arcilloso, o la figura esquelética de un animal. El proceso
de fosilización se desarrolla, cuando la materia orgánica que conforma la estructura de un
animal que ha muerto, inicia su proceso de deterioro o degradación. Sin embargo, los
dientes y el resto de la estructura esquelética pueder conservarse, en razón de que están
consti tuídos, en gran medida, de sales minerales inorgánicas. En condiciones normales, las
estructuras óseas o de otra índole se deterioran, sin embargo, bajo condiciones favora. bles,
en las que hay cenizas volcánicas, terrenos arcillosos o aguas superficiales muy
mineralizadas, estos pueden conservarse y petrificarse.

Estructuras.
Son artefactos que difieren de los demás en razón de su difícil recuperación o extracción de
un yacimiento arqueológico.

Por ejemplo, cuando los humanos hicieronfuego sobre el suelo esto se cando una
modificación de su aspecto y es-tructura. El calentamiento del terreno, debido a la
evaporación del agua contenida, así como la ruptura de la estructura cristalina de los
minerales.

En este proceso, el suelo adquiere un aspecto rojizo y endurecido, y obtiene cierto


magnetismo. En suma, aunque se trata de un ecofacto, este no puede ser llevado a un
laboratorio como un ladrillo o una cerámi-ca, dado su carácter estructural. Entre las
estructuras, las más comunes son las can-teras. Estas consisten, en hoyos perforados por
humanos que, han sido rellenados con desechos o suelos erosionados. Se identifican con
relativa facilidad, porque el material con el que han sido rellenadas es de color y aspecto
distintos del suelo en que dicha cantera se ha excavado.

Los yacimientos y su proceso de formación.


Los yacimientos son localizaciones conocidas de las que se supone que hubo actividad
humana en el pasado y que registran evidencias de dicha actividad. El criterio para definir
un yacimiento tiene niveles de flexibilidad considerables, dado que se define como tal, a los
testimonios o evidencias producidas por la corta estadía de uno o varios días de seres
humanos en un lugar o los restos de una ciudad antigua. Por lo regular los arqueólogos y
paleontólogos limitan sus investigaciones a los yacimientos.

Tafonomía.
Se llama tafonomía al estudio de los procesos de alteración y destrucción de los
yacimientos. En opinión de algunos arqueólogos y paleo-antropólogos, tanto los procesos
naturales expresados en la ero-sión, así como los producidos por el paso del viento o del
agua, además de sepultar los restos dejados por los humanos, pueden alterarlos
notablemente. Por tanto, se debe proceder con cuidado al momento de interpretar y
clasificar los restos hallados en un yacimiento. Al respecto Ember y Peregrine (2002)
citando a Harold Dibble plantean como ejemplo, que la creencia que tradicionalmente se
tenía de que el yacimiento encontrado en Cagny L' Epinette en Francia, contenía restos
correspondientes a poblaciones del paleolítico inferior es falsa, y que en cambio, lo que
aparenta la evidencia de asentamiento en que tuvo lugar la actividad humana, es solo
consecuencia de restos arqueológicos arrastrados por torrentes acuíferos que se depositan
en la parte baja del lugar. Esto revela también el carácter relativo de la efectividad de las
técnicas para determinar la autenticidad de un hallazgo en relación a su correspondencia
con las características de su localización.

Procedimientos para localizar los yacimientos.


Pueden variar de acuerdo a las circunstancias. Es decir, aunque existen formas
preestablecidas para localizar un yacimiento, este puede ser producto de la casualidad:
puede aparecer en proceso de excavaciones con propósitos ajenos al interés arqueológi-co,
como la exploración minera, la excavación de un túnel, etc.

La investigación pedestre.
Consiste en caminar sobre el área donde se supone que hay un yacimiento. Esta técnica se
refuerza mediante la aplicación de muestreos que reduzcan el área en que
presumiblemente existe el yacimiento. Otro criterio consiste en centrar la exploración en
lugares donde probablemente hubo asentamientos humanos. Un procedimiento que partede
un elemental sentido común radica, en centrar la exploración en los estratos
contemporáneos a las poblaciones humanas o primates que el arqueólogo o
paleo-antro-pólogo procura encontrar. El procedimiento pedestre es de evidente sencillez,
sin embargo puede ser de gran utilidad.

Revelaciones de los ecofactos, artefactos, estructuras y fósiles.


Lo que se aprende de un artefacto está relacionado con su tipología. De modo que, la
época a la que corresponde la cultura o eso pecie con las que está relacionado, o si fe
fabricado, modificado, o usado en el pasado. se puode deducir por la tipogratia, en algunos
casos. Sobre los fósiles, los paleontologos han hecho importantes contribuciones a su
clasificación e identificación. químico de los huesos fosilizados permite deducir, de qué se
alimentaba el espécimen.

Mediante los métodos desarrollados en disciplinas como la física, la geología y la quimica,


los paleontólogos pueden servirse de las rocas que subyacen a los estratos, para identificar
el período en que murió el árbol.

De igual modo, mediante el estudio de la flora y la fauna se puede deducir el tipo de clima
que existió en su hábitat. Además, la dentición constituye también un tipo de evidencia de
gran valor científico, en el proceso clasificatorio de la especie. Esto se debe al hecho de que
los dientes varían de un animal a otro en cantidad, forma y tamaño.

Así que, animales con historias evolutivas similares, regularmente poseen denticiones
semejantes. Si se observa a un primate vivo o extinto, se verá que su dentición revela el tipo
de alimentación o dieta habitual.

Métodos y técnicas de datación.


Antes de explicar los métodos conviene pre-cisar, la importancia de la estratigrafia en el
proceso de localización y preservación de la evidencia. El método estratigráfico constituye
un significativo descubrimiento para el desarrollo de la arqueología. Este es de origen
geológico y paleontológico, sin embargo ha contribuido en forma decisiva a la evolución de
la disciplina arqueológica.

El método estratigráfico requiere una rigurosa y cuidadosa aplicación, cuando se trata sobre
todo de aéreas prehistóricas, donde la falta de ética y una actitud conservacionista
escrupulosamente llevadas, pueden hacer la diferencia. Esta actitud es válida para todo
escenario en que se lleva a cabo una exploración. Sea un área pantanosa, lacustre,
cavernosa o en terrenos secos. En estos ambientes, las investigaciones deben agotar su
ciclo completo.

Datación relativa.
Esta técnica se emplea para determinar la edad de un espécimen en relación con otro
espécimen o depósito. Los métodos de datación relativa más comunes, y antiguos, y de uso
actual están basados en la estratigrafía, que se ocupa del estudio de la forma en que las
sucesivas formaciones rocosas se sitúan en sucesivas capas o estratos. La forma más
frecuente para determinar una secuencia estratigráfica consiste, en el análisis de los fósiles,
los cuales permiten obtener una datación cronológica relativa. Es decir, los estratos más
antiguos se encuentran situados a mayor profundidad y así progresivamente hasta llegar a
los de aparición más tardía, que se encuentran más próximos a la superficie. Los
indicadores fósiles están representados por distintos elementos de la flora y la fauna.
De forma que, si un yacimiento ha sido alterado por cualquier fenómeno natural, la técnica
de datación relativa no será válida, por lo que hay que utilizar técnicas alterna-tivas, como
métodos químicos que permiten determinar la edad relativa, a pesar de las alteraciones
sufridas por los artefactos y ecofactos encontrados.

Métodos cronométricos o datación absoluta.


Se emplean para determinar la cantidad de años de un fósil de cualquier espécimen o
depósito. En una proporción significativa, los métodos de datación absoluta están basados
en la descomposición de un isótopo radiactivo. En razón de que, la medida de disminución
de la actividad radiactiva es previamente conocida, esto facilita estimar la edad del fósil con
el menor margen de error posible.

Por tanto, en el proceso de datación de la evidencia, los métodos se utilizan tomando en


cuenta una escala jerárquica de efectividad. Las prioridades relativas en tal sentido, se
establecen según los siguiente métodos:

Método del carbono 14 o carbono radiactivo.


Este método conocido bajo el símbolo "14C es uno de los procedimientos más comunes. Se
fundamenta en el principio de que un animal, humano o planta conserva durante el ciclo
vital, determinada cantidad de este compuesto químico, al morir el espécimen este proceso
de observación se detiene, iniciándose un proceso gradual de degradación del mismo en el
esqueleto fosilizado. La forma como llega el carbono radiactivo al cuerpo de los animales se
produce mediante las plantas y vegetales, al ingerirlas en la alimentación. A las plantas el
carbono llega, mediante las emisiones introducidas por los rayos cósmicos a través del aire.
De modo que, las plantas lo absorben del aire, y los animales y humanos lo absorben de las
plantas.

Además, en el proceso de descomposición, el carbono se convierte en nitrógeno-14. La vida


promedio de este mineral radiactivo es de 5,730 años; la otra mitad se desintegrara
aproximadamente 5,730 años después.

Método de la termoluminiscencia.
Según lo establecido por Ember y Peregrine (2002) al calentarse, muchos minerales emiten
luz, lo que se conoce como termolumi-niscencia. Este método aplica a todo tipo de
antigüedades, y se fundamenta en el principio de que, si un objeto se calienta a alta
temperatura, equivalente a la temperatura necesaria para la cocción de la arcilla para la
fabricación de vasijas, desprenderá todos los electrones adquiridos previamente.

Método del potasio argón y argón-argón.


La fiabilidad de este método radica en que, al analizar la muestra se conoce de antemano la
vida media del potasio-40 (40K), el cual se transforma en Argón-40 (40Ar)

mediante un proceso radiactivo de descom-posición. La vida media del 40K es muy


prolongada: 1,330 crones; es decir, 1,330 millones de años, pues un cron equivale a 1
millón de año. Si multiplicamos por dos, la vida total aproximada del potasio-40 (40K),
ascenderá a un promedio entre 2,660 millones y 3,000 millones de años.
Conocida la vida media del potasio-40 (40K), que es de 1,330 millones de años, el analista
sabrá a partir de qué momento empezó el objeto muestral a registrar Argón-40. Este método
tiene una efectividad de aproximadamente 3 mil millones de años, porque al cabo de este
tiempo la muestra solo tendrá en su composición química el elemento radiactivo Argón-40
(40Ar). La datación con potasio-argón (K-Ar) se utiliza para muestras que van desde 5 mil
años hasta 3 mil millones de años.

Metodo de resonadora del electrón.


Este método, al igual que el de la termoluminiscencia, calcula los electrones retenidos en la
muestra, y cuya procedencia también se origina en los materiales radiactivos periféricos. El
procedimiento con el espín del electrón consiste, en datar los materiales expuestos a
diferentes campos magnéticos; lo que permite obtener un espectro de las microondas
absorbidas por la muestra. Para obtener resultados satisfactorios, la muestra no tiene que
ser calentada como en el caso de la termoluminiscencia, lo que permite que, materiales
orgánicos fosilizados que no resisten altas temperaturas como huesos, conchas entre otros,
puedan ser analizados mediante este método.

Método paleo-magnético.
La datación paleo-magnética parte del principio de que, en el proceso de formación de todo
tipo de rocas, estas adquieren el antiguo campo magnético de la Tierra.

Aunque este se ve sometido a cambios, lo que en ocasiones altera la polaridad, las rocas
preservan la característica magnética original de la Tierra; en consecuencia, los patrones
geomagnéticos de las rocas tienen alta efectividad en la datación de los fósiles depositados
en su interior. El método paleo-magnético data las rocas en su patrón de secuencia
paleo-magnética.

Método de las líneas de fision.


Este método es otro modo absoluto de calcular la edad de los fósiles. Al igual que el método
del potasio-argón, mide la edad de los minerales contemporáneos en los depósitos donde
han aparecido fósiles. Sin embargo, es un método de mayor alcance que el K-Ar, pues mide
desde 20 años a 5 mil millones de años; y además mide una diversidad más amplia de
objetos, entre los que se encuentran: cristales, vidrios y numerosos minerales con alto
contenido de uranio. Para su aplicación se requieren muestras que hayan sido afectadas
por altas temperaturas, como las provocadas por erupciones volcánicas. Este método se
utilizó en África oriental para fechar el estrato I en el barranco de Olduvai en Tanzania. Allí
aparecieron restos relacionados con los ancestros del homo sapiens con una edad
estimada de 2 millones de años. Este método ha probado ser efectivo para confirmar las
muestras analizadas con el K-Ar.

Método de las series del Uranio.


El fechaje de fósiles con las series del uranio es posible, en virtud de la conversión de dos
isótopos de este mineral en otros isótopos de minerales como el Torio.

Este procedimiento ha sido de gran valor para fechar yacimientos de Homo sapiens,
básicamente en cavernas, donde han vivido y dejado su herencia arqueológica los seres
humanos. El procedimiento se aplica en muestras en las que, dos isótopos de Uranio (235U
y 238U) se descomponen en un isótopo de Torio (230Th). Este evento ocurre principalmente
en cavernas en las que se forman estructuras calcáreas como las estalactitas.

La datación por este método es posible, en virtud de que el arqueólogo conoce el tiempo
aproximado en que, el Uranio inicia el proceso de descomposición, lo que va dando lugar a
la formación de los isótopos de Torio-230.

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