Algunas Tesis Equivocadas Sobre Teoría Literaria
Algunas Tesis Equivocadas Sobre Teoría Literaria
Algunas Tesis Equivocadas Sobre Teoría Literaria
Estas obras dan en la yema del gusto de los alumnos porque precisamente
les simplifican o ahorran el esfuerzo de leer textos de mayor nivel o el
trabajo que implica recurrir a fuentes de primera mano y especializadas,
lamentablemente escasas o nulas en la enseñanza superior. De ahí que el
joven aprendiz de maestro pase por alto la pobreza de las definiciones, su
ambigüedad o talante tautológico, la alusión vaga a autores y obras que no
aparecen en la bibliografía o que simplemente se citan mal. Estas
deficientes referencias bibliográficas imposibilitan la función básica de las
mismas, esto es que el lector pueda recurrir a la fuente originaria (artículo o
libro) para profundizar lo desarrollado.
1 Publicado en Gonzalo Espino Relucé: Literatura. Lima, Univ. F. Villarreal, 2000, pp. 231-243. Recogido
en M.A.Huamán Problemas de Teoría Literaria. Lima, Signo Lotófago, 2001.
Hay que cambiar esa mentalidad del estudiante de educación que prefiere
manuales, diccionarios, balances, resúmenes y cualquier lectura que
implique menos páginas o que sea menos voluminosa. Los jóvenes
alumnos de pedagogía tienen una fascinación por los seminarios,
simposios, encuentros, mesas redondas, charlas o cualquier actividad de
difusión que además de resultarles más cómoda (solo tienen que sentarse y
escuchar) redunda en su beneficio al otorgarles un certificado que, aunque
no hayan aprendido nada, les “engorda” el currículum. Hay toda una
“cultura oral” mal entendida que distorsiona un hecho esencial y
fundamental para la formación en la educación superior: la necesidad de
investigar y leer textos especializados.
El utilizar las palabras de otros autores y mezclarlas con las nuestras en una
suerte de paráfrasis tiende a reforzar en los estudiantes la idea de que existe
“una verdad”, casi siempre dicha en pocas palabras y en forma ambigua o
tautológica. No se trata de no citar o no mencionar las opiniones de otros
autores, sino que cuando se hace en realidad se dialoga con los demás en el
seno de una comunicación científica o académica. Todo texto requiere
respaldar su punto de vista con otros autores, diferir de lo aceptado por
algunos escritores, interpretar críticamente algún argumento o simplemente
encontrar que la forma como otra persona esboza una idea que comparte es
la más adecuada. Para todo ello, uno se ve en la necesidad de citar. En estos
casos, necesariamente se debe diferenciar lo que es nuestra palabra y
ofrecer los elementos textuales suficientes para que el lector siga la
argumentación, pueda confirmar o diferir de nuestro punto de vista, así
como simplemente elaborar sus propias ideas sobre el tema o de los
fragmentos citados.
Por otro lado, me pregunto: si todo dependiera de tener los libros más
actuales o la bibliografía última en la ilusión falsa de que se pudiera lograr
aquello, puesto que siempre van a aparecer nuevos libros y propuestas, ¿por
qué han surgido en nuestro Perú en zonas apartadas y en lugares con escaso
acceso a la información grandes pensadores o investigadores? Pensemos en
los casos de Julio C. Tello, César Vallejo o Antúnez de Mayolo y en
general en todos nuestros maestros en campos disciplinarios diversos,
puesto que nuestro propio país y nuestro continente son también periféricos
frente a Occidente.
Desde otro ángulo, ¿cómo es que en los países que gozan de ingentes
recursos bibliográficos y materiales para la educación superior no todos
terminan siendo mentes innovadoras y pensantes? Los libros por sí solos no
sirven para nada; solo la actitud mental, la disposición a la interrogación
permanente, el espíritu crítico y la voluntad de relacionar ciertas ideas con
nuestros problemas genera una dinámica de conocimiento. Ello implica
trabajo sistemático y constante, dedicación y esfuerzo. Uno va a la
universidad no a que le llenen de información como si fuera un tanque
vacío, sino a ejercer y desarrollar su capacidad cognoscitiva, a aprender a
aprender y eso supone adecuarnos a una búsqueda ordenada y programada.
Esa es la idea de un plan de estudios, de un currículo y de un sílabo, nos
disciplinamos para seguir inquiriendo e interrogándonos. El libro aislado o
disperso, la repetición de memoria de definiciones o fórmulas, la
acumulación de cursos aprobados pero no asimilados puede darnos la
sensación de que avanzamos, de que estamos llenos, pero no nos nutre, no
logra la meta de interiorizar un método que nos permita producir nueva
información frente a situaciones o problemas cambiantes.
La literatura busca comunicar mediante imágenes verbales estéticas, aquello que refleja
de la realidad (objetiva y subjetiva). La literatura refleja la vida, la realidad natural,
social y el pensamiento; pero mediante imágenes artísticas verbales. (Chamorro: s/f, 19)
La literatura (…) forma orgánicamente 0arte del sistema completo de conciencia social
vigente en cada periodo históricamente independiente de desarrollo de la humanidad.
(Timofeiev: 1979, 7)
Las causas del surgimiento y desarrollo de las formas artísticas verbales, también fueron
los múltiples procesos y fenómenos del mundo real. También los diferentes modos y
tareas del reflejo y transformación estética de la realidad. (Chamorro: s/f, 18)
Las lenguas naturales no son simples etiquetas, son formas que configuran
el mundo, de ahí que se hable de visiones cognoscitivas diferentes entre
culturas diferentes. Ni el discurso de la ciencia ni el del arte reflejan lo real
objetivo. Más que reflejar los lenguajes humanos construyen realidad,
organizan y estructuran la experiencia humana y lo real. Otorgan a lo
continuo de la fenomenología de lo existente un rasgo de discontinuidad y
de sentido para poder manipularlo. Pero siempre son falibles y más pobres
que la complejidad de lo real.
1..La ciencia parte de los hechos y crea modelos para transformar en la realidad. 2. La
objetividad de la ciencia se comprueba en la práctica social. (Alvarado: 1996, 16)
Teoría Literaria: los signos como componentes de una estructura pensamental. (sic)
algunos la llaman “Crítica Literaria” en cuanto describe cómo se examina una obra
literaria). Varillas-Rojas: 1997, 15-16.
El arte es la búsqueda de la forma para expresar la verdad. La verdad artística en la
literatura consiste en reflejar lo típico. (Chamorro: s/f, 30)
Hay que tener más respeto por la filosofía de Marx y no confundirla con
esta versión vulgar, totalmente equivocada. Si eso fuera así, si existiera una
verdad y la ciencia la hubiera descubierto, dejaría de ser precisamente
ciencia, abandonaría su permanente búsqueda e investigación. La verdad no
es una cosa, ni algo que se descubre, sino un discurso que se construye y
siempre limitado. Lo científico es interrogarse permanentemente, dudar e
intentar superar los problemas y paradojas de nuestra experiencia. Como ha
demostrado Thomas Kuhn, el camino de la ciencia no es acumulativo, sino
que las revoluciones científicas se dan por cambios y conjeturas
innovadoras. ¿Si existiera la verdad absoluta para qué investigar y estudiar?
Bastaría con repetir como un dogma dicha verdad. Eso es lo que
lamentablemente muchos hacen.
Podríamos hablar de otras tesis que están ligadas a las enumeradas, como la
que supone como ley de la contradicción de la teoría literaria la existencia
de una literatura proletaria y una burguesa, dando a la primera un rasgo
revolucionario y otro decadente a la segunda, o aquella otra tesis implícita
que cree extender la idea de evolución del campo de la naturaleza al de la
cultura para santificar aquellas formas u obras que coinciden con su
posición ideológica, pero que no puede explicar por qué sobreviven textos
literarios como la Ilíada o El Cid que niegan dicho mecanicismo extremo.
También aquella otra tesis que habla de una crítica revolucionaria y de la
función al servicio de las causas populares que debe tener el arte,
interpretado bajo los criterios de un partido supuestamente al servicio del
cambio social. El problema es cómo diferenciar quién tiene la razón o no,
dado que muchos se dicen ser representantes de los sectores populares o
más simplemente por qué negar a los propios explotados su voz propia;
lamentablemente, el tiempo nos resulta corto, así que dejaremos estos
temas para otra ocasión.