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Nuria Guirado Romero

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Muestreo, recolección y preparación de ejemplares de conchas de

moluscos marinos procedentes de pesquerías artesanales del litoral


almeriense como fuente de recursos para la creación y mantenimiento
de fondos museísticos

Nuria Guirado Romero


2
RESUMEN

El objetivo general de la presente investigación es mostrar la potencialidad como técnica


de muestreo de las artes de pesca utilizadas por las flotillas artesanales de cercanía y su
inclusión como método de obtención de ejemplares en los protocolos de estudios
científicos. Para ello, se aportan datos sobre las capturas accidentales de moluscos (fauna
de acompañamiento) recolectadas durante el período 2012-2020 en las redes de pesca
utilizadas por las embarcaciones ubicadas en la playa del Perdigal que faenan dentro del
Golfo de Almería.

Se recolectaron un total de 160 especies ( 88 géneros y 46 familias ) de moluscos,


repartidos entre las diversas clases del filo como sigue: Gastropoda, 118 especies;
Bivalvia, 37; Polyplacophora, 3; Cephalopoda, 2. Las especies encontradas se presentan
listadas sistemáticamente y se ofrece una primera valoración de su importancia y rareza
con relación a las biocenosis donde se incluyen, al grado de dificultad de obtención de
ejemplares con calidad conquicológica y a su presencia en las colecciones científicas de
referencia.

Además, se muestran y explican los métodos utilizados para la recolección y preparación


de ejemplares así como para su conservación, etiquetado y digitalización. Los resultados
encontrados fundamentan la idea de incluir como personal de apoyo científico a estos
trabajadores no solo como herramienta de ciencia ciudadana en proyectos puntuales sino
como fuente continua de recursos para el mantenimiento y ampliación de los acervos
museísticos. Por dicha razón, se propone su reconversión como plantilla de los centros e
instituciones de investigación.

3
CRÉDITOS

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ÍNDICE

Índice

Resumen
Créditos
1. Introducción
2. Antecedentes
3. Los moluscos
4. Conquiliología
5. El Golfo de Almería: Caracterización ecocartográfica
6. La flotilla artesanal de la playa del Perdigal.
7. Artes de pesca artesanal: El trasmallo
8. Técnicas de recolección y preparación de ejemplares de moluscos marinos
9. Técnicas de conservación de ejemplares de moluscos marinos
10. Técnicas de etiquetado y digitalización de moluscos marinos
11. Las colecciones científicas
12. Colección de malacología del MNCN
13. Museos de historia natural y conservación de la biodiversidad
14. Resultados I: Polyplacophora
15. Resultados II: Gastropoda
16. Resultados III: Bivalvia
17. Resultados IV: Cephalopoda
18. Discusión
19. Conclusiones
20. Agradecimientos
21. Bibliografía

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6
1. Introducción

Los museos albergan y custodian un patrimonio natural (colecciones


biológicas/geológicas) que constituyen no solo un catálogo de la naturaleza, sino una
muestra del rango de variación de la diversidad planetaria. Tal condición las convierte en
una herramienta de investigación muy eficaz para seguir conociendo la Tierra y las
formas de vida que la habitaron y habitan. Cada muestra se recolecta en un momento
único y en una localización geográfica concreta. Lleva asociada, por tanto, una historia
geológica y genética propia que será la que determine, entre otros parámetros, su valor
como ejemplar. Así, por ejemplo, se denomina tipo al espécimen concreto que ha sido
utilizado para describir una especie. Para que la descripción de una especie se considere
válida este ejemplar tipo debe conservarse en un museo y estar accesible para los
especialistas que necesiten consultarlo. El resto de ejemplares no considerados tipo y que
forman parte también de estas colecciones son únicos en cuanto que muestran una
combinación específica de características (medidas, colores, género, composición
química, etc.) muy valiosa e irreemplazable. Por este motivo es de vital importancia
seguir coleccionando especímenes, tanto si son conocidos como si son nuevos para la
ciencia. Se asegura así que la investigación futura esté basada en datos válidos.

Los investigadores conocen esta potente herramienta de trabajo y la utilizan para buscar
y encontrar lo que ya no existe o lo que puede ayudar a indicar relaciones evolutivas o
cambios ambientales. El resto de la población quizás aún no conozca o haya entendido
el valor de las colecciones como bibliotecas o centros de documentación. Una forma
rápida de comprender esta función es indicar que los ejemplares que conforman las
colecciones son los “voucher”, los avales (Simmons, J.E. & Muñoz-Saba, Y. 2005) que
garantizan se ha realizado una hipotética recopilación/selección (cuasi total) de las formas
de vida y los elementos abióticos que los acompañan. Por todo esto, en las colecciones se
realizan investigaciones en :

- Taxonomía (nombres, identificaciones, variabilidad morfológica). Sistemática (estudio


de las relaciones entre las especies).
- Estudios evolutivos (morfología, osteología, fisiología).
- Estudios de modelos predictivos de la biodiversidad del planeta (pasada y futura, rangos
de extinción).
- Investigaciones ambientales.
- Investigaciones sobre la ecología de las especies (historia natural).
- Estudios de los contenidos estomacales, estados reproductivos, al igual que estudios de
químicos ambientales (DDT en los huevos de las aves), a partir de la información de las
notas de campo.
- Investigaciones biomédicas, bioquímicas y actualmente en la bioprospección (estudios de
compuestos químicos empleados en la medicina).
- Estudios moleculares de ADN y cladísticos, entre muchos otros más
- Estudios sobre la biodiversidad de una región, país y/o del planeta.

La demanda de información con origen en las colecciones biológicas está aumentando a


diario. Esta demanda proviene, por un lado, de grupos de investigación que han vuelto la
mirada atrás para completar sus estudios presentes hilando ambas historias, y, por otro,
del aumento en el reconocimiento de la información asociada a un determinado ejemplar
(puede proveer de datos sobre multitud de sucesos geológicos, cambios ambientales y/o
procesos biológicos). Con relación a este cambio de percepción pública, se creó la

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Iniciativa Global en Taxonomía (GTI) propuesta por el Cuerpo Subsidiario Científico
(SBSTTA) de la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB) en 1996, con el
propósito de reducir los vacíos de conocimiento en el sistema taxonómico, incluyendo
aquellos asociados a la información genética, la escasez de taxónomos y curadores
entrenados, y el impacto que dichas deficiencias tienen en nuestra habilidad para
conservar, usar y compartir los beneficios de la diversidad biológica.

Crear una colección biológica como a la que hace referencia este trabajo no es una tarea
fácil. La adquisición y conservación de ejemplares presenta múltiples obstáculos iniciales
como la dificultad que supone encontrar un ejemplar de una especie determinada si la
especie está en regresión, si requiere permisos especiales para recolectarla y conservarla,
si los lugares en donde se puede encontrar son de difícil acceso, etc. Pero, además, la
creación y gestión de las colecciones de historia natural tiene altos costes económicos
porque necesita de recursos humanos especializados que ayuden a encontrar, recolectar,
preparar, documentar, conservar y mantener los ejemplares.

Existe una pregunta que no siempre es bien contestada: ¿Quién cuida las colecciones? Es
obvio que todas las colecciones biológicas se administran. Unas bien, manejadas con
eficacia; otras mal, manejadas con negligencia o descuido. En todas ellas quién está a
cargo de las colecciones es resultado de un suceso accidental (Simmons 1993, Ford &
Simmons, 1997) porque los diferentes roles asumidos y sus respectivas funciones están
mal repartidos/interpretados. Actualmente, en las colecciones biológicas más grandes de
Europa y América del Norte, la persona encargada de su cuidado tiene el título de gerente
de colección (collection manager). En otras instituciones el título es curador y a veces,
registrador…

Históricamente, las personas a cargo de las colecciones fueron los científicos y su


conocimiento tradicional (fuera del ámbito cognitivo al que se hace referencia). Con el
crecimiento de las colecciones y el aumento de su complejidad, los científicos no tienen
el tiempo suficiente ni las nociones necesarias para cuidarlas (conservación preventiva,
conocimiento de los materiales, ambiente de almacenamiento, control de plagas, política
de colecciones, etc.). En este contexto, el título de curador se usa para designar un
investigador de la propia colección que es además el responsable último de su cuidado
(aunque no tenga conocimiento para ello). Un curador usa la colección; un gerente de
colección cuida y administra la colección (tiene conocimiento sobre cuidado, manejo y
conservación de colecciones biológicas bajo un enfoque de planeación y conservación
preventiva). Este gerente de colección ha de contar a su vez con más personal de apoyo y
es en este punto donde aparece la conexión con el objetivo central de este trabajo.

Este trabajo y sus resultados avalan el uso de los ejemplares capturados accidentalmente
en las redes de pesquerías locales como fuente de recursos para la creación de nuevas
colecciones de moluscos marinos representativas del área de estudio o para la
ampliación/mantenimiento de otras colecciones públicas ya existentes a nivel nacional e
internacional. Los pescadores artesanales pueden formar parte de ese personal de apoyo
al gerente de colección y asegurar así la provisión continuada de muestras (programas de
monitoreo) y con ella, la continuidad de la colección y sus parámetros de calidad (índice
de salud) (Mcginley, 1993; Williams et al. 1996; Favret, Colin & Cummings, Kevin &
McGinley, R.J. & Heske, E.J. & Johnson, K.P. & Phillips, Christopher & Phillippe, L.R.
& Retzer, M.E. & Taylor, C.A. & Wetzel, M.J.. (2008)).

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2. Antecedentes

En las últimas décadas, se ha prestado especial atención a las redes humanas que conectan
el trabajo de los científicos con una amplia variedad de grupos sociales, lo que ha venido
en denominarse la naturaleza comunitaria del trabajo científico y que ha sido conceptuada
de nuevo bajo el término genérico de ciencia ciudadana.
En este trabajo de investigación se intenta mostrar y demostrar que los pescadores que
faenan con barcos de pequeño calado en el Golfo de Almería pueden ser considerados no
sólo un ejemplo primigenio de ciencia ciudadana sino unos parataxónomos con pericia
(personal de apoyo científico).

Los parataxónomos trabajan en el medio natural, clasificando las muestras recolectadas


en unidades taxonómicas reconocibles (RTU) mediante la identificación de determinadas
características muy conspicuas. Han de saber realizar un visu rápido que permita una
clasificación aproximada de las muestras recolectadas, tomando documentación sobre las
mismas y preservándolas de manera adecuada. Su objetivo es mejorar la eficiencia
taxonómica al permitir que el taxonomista principal, el especialista, alivie su carga de
trabajo. Esta figura del parataxónomo comenzó a utilizarse en Costa Rica, a finales de la
década de los 80, siendo acuñado el término por los investigadores Daniel Janzen y
Winnie Hallwachs que formaron a individuos locales para realizar estas funciones con la
ventaja añadida que ya conocían multitud de especies y sabían diferenciarlas. Se trata,
pues, de empleados que proporcionan servicios complementarios a los taxonomistas y
son remunerados por ello. De hecho es una de los puestos de trabajo requeridos por
museos para compensar el delicado equilibrio en el que están entrando una vez se ha
comprobado que no hay recambio generacional de conservadores (curadores) y gerentes
de colección (también demandados).

Diversos historiadores de la ciencia señalan que el acceso a información y muestras de


estudio crea vínculos entre los miembros de mundos sociales diversos que convergen en
ese punto, lo que genera a la vez actividades científicas y comerciales (García, S.V, 2014).
Estos “espacios intermedios de encuentro“ forman parte de los circuitos de movilización
y formación de colecciones, donde intervienen una variedad de diferentes actores,
habilidades, saberes y tecnologías. Sea como fuere, en estos espacios surgen
consecuencias cognitivas claras porque median entre la naturaleza y el museo, entre
diferentes culturas y formas de conocimiento.

El conocimiento sobre la fauna malacológica marina almeriense, mediterránea, puede


seguir tomando forma en estos espacios de intersección donde las prácticas científicas,
el acceso al mar y la explotación de los recursos confluyen. De esta forma, lo visto, lo
escuchado y lo recolectado en los mercados, los muelles de pescadores, las playas y la
cubierta de los barcos, sumado a los catálogos y las publicaciones científicas de diferentes
instituciones museísticas, van a ayudar a modelar las descripciones científicas sobre estas
formas de vida marinas.

Pero además y por todas estas razones, este trabajo constituye una oportunidad única para
restaurar una imagen nunca bien tomada, la de los pescadores locales; colocándoles
dentro de la actual cultura de la participación y poniendo en valor su conocimiento
vernáculo. Sin embargo, no hay demasiadas publicaciones sobre como las pesquerías
artesanales pueden contribuir al muestreo de la biodiversidad marina aunque es bien

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sabido por investigadores y pescadores que la colaboración es a menudo frecuente y nada
limitada. Hay que bucear profundo en la información bibliográfica para encontrar
ejemplos de referencias históricas de reconocimiento de estos pescadores locales como
ayudantes científicos de valor intangible.

Durante finales del siglo XIX y principios del XX se conocen ejemplos magníficos de
colaboración entre pescadores y científicos (García, S.V, 2014). Existía una
comunicación fluida que permitía avisar con cierta antelación de la llegada a los mercados
de remesas con ejemplares de interés para las colecciones biológicas. Aunque los datos
encontrados se refieren, sobre todo, a especies de peces; los zoólogos de los museos
recurrían a esta red de comunicación y comercialización para la provisión de ejemplares
e información sobre medios y fauna acompañante. Uno de los testimonios más claros
sobre el importante papel de los pescadores en esta tarea de coleccionismo es el del
zoólogo del Museo de La Plata, Fernando Lahille:

“El poco interés que se presta al estudio de las riquezas del mar no me ha permitido realizar aún
las campañas de pesca que solicito desde tantos años... el conocimiento de casi todas las especies
nuevas para el país o para las ciencias lo debemos al concurso benévolo de nuestros escasos
pescadores”

Durante más de tres décadas, este naturalista combinaría las observaciones en los
mercados urbanos con la inspección de distintos puntos de la costa y la interacción con
los pescadores. Insistía en la necesidad de organizar exploraciones marinas pero durante
el período estudiado, los recursos estatales fueron insuficientes para lograrlo.

Esta historia de aprovisionamiento continuó a lo largo del siglo XX y los pescadores


aprendieron a conocer y satisfacer las necesidades de los científicos (atendían a sus
encargos, donaban especímenes y enviaban los ejemplares raros o desconocidos que les
llegaban). Ya eran parataxónomos aunque no lo sabían (podían distinguir especies,
nuevas formas, anomalías…). Los pescadores también daban información sobre las
épocas del año y las zonas donde se capturaban o si eran más o menos abundantes. De
esta forma los naturalistas pudieron mejorar sus propias observaciones como Berg (1895,
p.4) que también supo reconocer la ayuda prestada:

Tengo el deber de manifestar mi agradecimiento á los propietarios de los puestos de pescado nº


77 y 78 del Mercado del Centro, D. Juan Garillo, D. Antonio Rumi, D. Lucas Groppo, quienes,
lo mismo que sus dependientes, han contribuido con suma complacencia no sólo en fomentar las
colecciones del Museo, sino en presentarme el material necesario para el estudio, cooperando
de tal manera a la ejecución de este estudio.

Los pescadores de más alto rango (patrones de barco) eran capaces, además, de registrar
las observaciones y su experiencia empírica en cada viaje mediante diarios de pesca y
plantillas que a veces eran ofrecidas por el propio armador para luego ser interpretada en
tablas y mapas. Se había conseguido así transformar los “informes” de los pescadores en
información de “alto interés científico”.

Para los historiadores de la ciencia, estos hechos se remiten a una cuestión historiográfica
muy importante: el lado colectivo y burocrático de la compilación de datos y cómo se
organiza el conocimiento. Irina Podgorny propone que una historia burocrática de la
ciencia implica analizar los protocolos de registros, los medios mediante los cuales se

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organizaba el conocimiento adquirido así como el trasiego de observaciones entre
actividades y saberes diferentes (Podgorny, 2013b).

En la década de 1920, surgió la oportunidad ofrecer el embarque a los naturalistas porque


las embarcaciones eran más grandes y estaban mejor dotadas lo que hizo que se
incrementaran extraordinariamente las colecciones de ejemplares marinos.

La actividad pesquera ofrecía múltiples posibilidades de conseguir “piezas”: para


coleccionar novedades servían tanto los paseos por los mercados como embarcarse y
aprovechar para coleccionar los animales sin valor comercial que aparecían en la red y
que por lo general se devolvían al mar; o visitar el puerto cuando los pescadores
descargaban la pesca obtenida y clasificada.

Las referencias sobre las coordenadas geográficas y las profundidades de pesca de los
peces, moluscos y otros invertebrados marinos remitidos por los capitanes se
consideraban datos “aproximados”, pero suficientes para los estudios y eran contrastados
con otras fuentes de información en el museo:

En cada caso lo hemos controlado con las cartas náuticas, a fin de cerciorarnos si las posiciones
señaladas coinciden con las profundidades. Debe tenerse en cuenta además que la posición que
los barcos consignan es aquella donde pasan varias horas para echar las redes y volver a
recogerlas, navegando, mientras tanto a pequeña velocidad, varias millas, en una u otra
dirección; de modo pues, que los puntos marcados por las coordenadas geográficas deben
tomarse como situaciones medias alrededor de las cuales se han efectuados los rastreos,
pudiendo, por tanto, variar en fracciones de grado hacia uno u otro lado. Por otra parte, ésta es
la forma usual en que los barcos pesqueros realizan sus operaciones, y así es como, en muchas
partes del mundo, han contribuido tan eficazmente a los progresos de la oceanografía biológica.
En los casos en que los barcos han señalado su posición, pero no la profundidad, ésta ha sido
deducida de las cartas náuticas y el dato respectivo se consigna entre paréntesis (Doello Jurado,
1938, p.281).

Esta historia de siglos pasados donde para contrarrestar la falta de infraestructura


específica, los naturalistas recurrieron a los trabajadores del mar (patrones, pescadores y
vendedores de pescado) para conseguir ejemplares e información sobre las especies
marinas, parece que vuelve a tener cierto protagonismo actualmente porque, como se
explicará en el apartado de colecciones científicas, su futuro, el de las colecciones, se
prevé incierto. Una de las medidas propuestas para evitarlo es realizar un entrenamiento
y capacitación de personal de apoyo dirigido a la obtención de especímenes, al monitoreo
y a la evaluación y mantenimiento de las propias colecciones. Los pescadores de pesca
artesanal son una oportunidad magnífica de agilizar dicho proceso de enseñanza y
asegurar su excelencia. Ya se ha comprobado.

11
12
3. Los moluscos

Los moluscos son animales invertebrados que habitan ambientes terrestres y acuáticos
(marinos y de agua dulce). Constituyen uno de los filos más numerosos del reino animal:
son el segundo filo de metazoos más diverso después de los artrópodos, con cerca de 100
000 especies vivas conocidas. Presentan una enorme diversidad morfológica debido,
entre otras razones, a la extrema variación de planes corporales que exhiben. Sin embargo,
desde un punto de vista anatómico, se caracterizan por la presencia común de una rádula
(órgano raspador utilizado para alimentarse); un manto (epitelio especializado situado en
la zona dorsal del cuerpo que cubre las vísceras, responsable de la formación de espículas
o placas calcáreas y conchas) y un pie ciliado en posición ventral. (FIG 1).
Fig. 1.

Actualmente se reconocen ocho grandes grupos de moluscos: Neomeniomorpha,


Chaetodermomorpha, Polyplacophora, Monoplacophora, Bivalvia, Scaphopoda,
Cephalopoda y Gastropoda. En el presente trabajo de investigación se han recolectado
ejemplares de especies de poliplacóforos, bivalvos, cefalópodos y gasterópodos. A
continuación, se indican y explican por separado algunas de las características
morfológicas y de hábitat más representativas y diferenciadoras de cada uno de estos
grupos.

Los gasterópodos son el grupo de moluscos más numeroso (hay más de 60.000 especies
descritas, aunque se estima que puede haber cerca de 150. 000) lo que permite confirmar
que han tenido un evidente éxito evolutivo y ello le ha facilitado la colonización de todos
los ambientes tanto acuáticos como terrestres aunque su mayor diversidad se muestra en
el conjunto de las especies que habitan medios marinos.

La mayoría de las especies poseen una única concha enrollada a modo de espiral regular
con múltiples modificaciones de forma (globular, cónica, fusiforme…) aunque también
presentan conchas en espiral irregular, en forma de escudo, de barco o de pera . En todos
los casos, el organismo puede retrotraerse por completo dentro de ella y tapar la entrada

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con una estructura quitinosa llamada opérculo. En algunas especies la concha se ha
reducido o ha desaparecido y en otras se ha internalizado.

Los bivalvos son el segundo grupo más numeroso de moluscos (más de 8000 especies
descritas) y son acuáticos estrictos (principalmente marinos). Se caracterizan por estar
comprimidos lateralmente y presentar una concha formada por dos valvas que quedan
unidas por un ligamento o charnela (zona articulada en la parte dorsal). En la base del
ligamento hay unas crestas (constituye un carácter taxonómico )que evitan que las valvas
se deslicen lateralmente. Existen especies sésiles, excavadoras y nadadoras por
propulsión. Se alimentan por filtración y esta característica es para algunos autores la
razón de su éxito evolutivo. (Grande Pardo y Zardoya, 2013)

Los poliplacóforos (quitones), son moluscos aplanados dorsoventralmente cuya cubierta


está formada por ocho placas imbricadas (articuladas) y presentan un pie ventral ciliado
muy ancho y plano. Habitan solo medios marinos (las formas larvarias son comunes en
la zona intermareal) y se alimentan con preferencia de diatomeas y detritus.

Los cefalópodos son los moluscos que presentan un tamaño mayor. La mayoría de las
especies son pelágicas aunque también hay representantes bentónicos. Su morfología es
distinta al resto de moluscos vistos (su cuerpo se ha alargado a lo largo del eje
dorsoventral de tal forma que la parte ventral actúa como la parte anterior y la zona dorsal
como la posterior). Los tentáculos que rodean la cabeza (homólogos a la parte anterior
del pie de otros moluscos) se sitúan, por tanto, en una posición anterior. El manto está
muy muscularizado y se contrae con potencia lo que facilita expulse el agua contenida en
la cavidad del manto a modo de chorro. Esta facultad le capacita para realizar una natación
muy potente y eficaz lo que les convierte en depredadores muy activos y les asegura una
rápida escapada ante cualquier amenaza. La concha externa sólo aparece en el género
Nautilus, en el resto de los grupos está reducida, se ha perdido completamente o se ha
internalizado (pluma) proporcionándole flotabilidad.

La importancia ecológica de los moluscos marinos, objeto de estudio de este trabajo de


investigación, deriva precisamente de esta ingente radiación específica: Los bivalvos y
los gasterópodos son los grupos de moluscos marinos actuales más abundantes en número
de especies, circunstancia que unida a su capacidad de colonizar casi cualquier hábitat,
hace que constituyan una parte importantísima de la biomasa marina (peso crítico).

Aunque los moluscos han sido objeto de estudio desde los comienzos de la historia natural
y de la zoología, su elevado número y su complejidad morfológica ha dificultado tanto el
establecimiento de una clasificación taxonómica estable para el grupo como la
reconstrucción de su historia evolutiva.

A continuación se presenta a modo de corolario de lo descrito en este apartado, una


sencilla clave de identificación de los grandes grupos de moluscos (Barrientos, 2003).
Se recomienda utilizar las ilustraciones que la acompañan para una mejor comprensión
de la clave y consultar, para determinaciones exhaustivas, WoRMS .

1a Concha compuesta de 7 a 8 placas. Marinos . . . . . . . . . . . Polyplacophora (Im. I). 1)

1b Sin concha o compuesta de 1 o 2 placas …. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2

14
2a Concha de una pieza tubular con abertura en los dos extremos. Marinos . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Scaphopoda (Im.II)

2b Sin concha o con concha de 1 o 2 placas no tubulares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

3a Cuerpo está cubierto de espículas, sin concha y sin cabeza bien definida . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Aplacophora/ Caudofoveata (Im. III)

3b Con concha o sin concha. Sin espículas, las pocas especies que tienen espículas,
tienen la cabeza bien definida. Si la cabeza no está bien definida, siempre tienen una
concha bivalva presente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..4

4a Concha en forma de sombrero chino (pateliforme) con cicatriz de 3 a 8 músculos sin


charnela. Si tiene el cuerpo se observan de 5 a 6 pares de branquias en el surco palial.
Marinos, viven a gran profundidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Monoplacophora (Im.IV)

4b Sin concha o con concha. Si la concha es pateliforme la cicatriz del músculo tiene
forma de herradura y carece de charnela o posee charnela y cuenta con 1 a 3 cicatrices .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5

5a Pie convertido en un anillo con 8 a 90 tentáculos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cephalopoda (Im. V)

5b Pie de una sola pieza consistente en una “cinta reptante”, o modificado para excavar
y con forma de hacha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

6a Concha dividida en dos valvas y el pie aplanado con forma de hacha y modificado
para excavar. Sin tentáculos y sin cabeza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Bivalvia (Im.VI)

6b Sin concha o con concha generalmente de una pieza (ocasionalmente de dos piezas)
y el pie en forma de cinta. Con 2 a 4 tentáculos y cabeza bien definida . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Gastropoda (Im. VII)

15
Imagen I. Polyplacophora @marmenormarmayor.es

Imagen II. Scaphopoda

Imagen III. Aplacophora

16
Imagen IV. Monoplacophora

Imagen V. Cephalopoda

17
Imagen VI. Bivalvia

Imagen VII. Gastropoda @marmenormarmayor.es

18
4. Conquiliología

La conquiliología es una rama de la malacología y se encarga del estudio científico de


las conchas de los moluscos, es decir, de sus exoesqueletos.

La concha de los moluscos es, ante todo, una estructura de una importancia adaptativa
esencial para la defensa de animal pero también y de manera subsidiaria le puede ayudar
a anclar y dar soporte de las partes blandas. Para que se forme la concha de un molusco
ha de ocurrir, primero, un proceso de mineralización cuyo resultado será modificado con
posterioridad por la presencia e intervención de materia orgánica.

La concha de los moluscos está formada por dos minerales polimorfos (es decir, con
estructura cristalina diferente) de carbonato cálcico: aragonito y calcita. El sistema
cristalino de la calcita es triangular y el del aragonito es ortorrómbico (Fig. 1). Como
resultado de estas diferencias, ambos minerales tienen propiedades mecánicas y ópticas
diferentes. La calcita es un polimorfo estable en condiciones ambiente, mientras que el
aragonito es un polimorfo de alta presión por lo que no debería formarse en condiciones
superficiales pero sí lo hace porque los organismos consiguen estabilizarlo.

Fig. 1. Calcita y aragonito son los dos polimorfos de CaCO3 con los que los moluscos construyen sus conchas.
(Imágenes Antonio G. Checa González)

19
Al observar una concha con una fractura se aprecia su naturaleza cristalina. Dentro de las
conchas, se forman microestructuras (los cristales de calcita o aragonito presentan
morfologías, orientaciones y relaciones mutuas recurrentes) (Fig. 2).

Fig. 2. Las conchas son agregados cristalinos. (Imágenes Antonio Checa)

En moluscos se conocen unas 15 microestructuras básicas. Las más importantes son (Fig.
3):

Calcíticas:

 Prismática columnar: Prismas calcíticos perpendiculares a la superficie de la


concha. Están individualizados mediante membranas orgánicas. Aparecen en
capas externas de bivalvos (Ostreoida y Pectinida).

 Prismáticas irregulares o granulares: Los prismas tienen contornos y morfologías


irregulares. Presentes en capas externas de bivalvos y algunos gasterópodos.

 Fibrosa: Fibras paralelas que forman un ángulo de 45º con la superficie de


crecimiento. Propia del orden Mytilida.

 Foliada: Lajillas terminadas en punta de flecha que se agrupan en láminas


inclinadas con respecto la superficie interna de la concha. Características de los
órdenes Pectinida y Ostreida.

 Chalk: Es una microestructura a base de laminillas verticales, muy porosa (hasta


un 80% de su volumen con huecos) y se intercala como una lente dentro de las
capas foliadas de Ostreidae.

 Lamelar cruzada: Paquetes perpendiculares a la superficie de la concha y que se


alargan en paralelo y en perpendicular al margen de la concha. Contienen fibras

20
de contorno rectangular inclinadas de manera consecutiva con respecto a la
superficie de la concha en direcciones opuestas. Sólo aparece en
Patellogastropoda.

Aragoníticas:

 Homogénea: Granos muy pequeños rodeados de finas membranas orgánicas.


Presentes en Nuculanida y Heterodonta.

 Fibrosa: Fibras finas de aragonito que en forma de radios a partir de un núcleo,y


dirigen perpendiculares o formando un ángulo obtuso hacia la superficie de la
concha. Aparece en las capas externas de Vetigastropoda y Heterodonta.

 Prismática: Existe una variante columnar idéntica a su equivalente calcítica salvo


que el relleno de las unidades prismáticas es de aragonito fibroso (propia de
Palaeoheterodonta, y algunos Monoplacophora).También existe una variante
granular consistente en prismas cortos embebidos en matriz orgánica (aparece en
algunos Anomalodesmata).

 Foliada: Igual que su equivalente calcítico salvo que las lajillas presentan
terminaciones rectas o redondeadas. Sólo se conoce en algunos Monoplacophora.

 Nácar: Es la microestructura más conocida y estudiada (constituye las perlas de


valor comercial). Formada por laminillas de contorno pseudohexagonal, rómbico,
rectangular u ovalado, empaquetadas formando láminas que se superponen de
modo (nácar columnar) o están mutuamente desplazados (en pared de ladrillo).
Característica de Nuculida, Pterioidea, Pinnoidea, Vetigastropoda, Nautiloidea y
Monoplacophora.

 Lamelar cruzada: Lo mismo que su equivalente calcítico. Es la microestructura


más abundante en moluscos. Forma las placas de Polyplacophora, las conchas de
Scaphopoda, de la inmensa mayoría de Gastropoda y Bivalvia.

 Espiral: Fibras idénticas en radio, inclinación y orientación que forman espirales


cuyos ejes son perpendiculares a la superficie de la concha. Sólo aparece en
gasterópodos Cavolinioidea (Opisthobranchia).

 Prismas de contorno pseudohexagonal paralelos entre sí que forman capas


delgadas. Es el material de anclaje de los músculos que unen el cuerpo blando a
la concha.

21
Fig. 3. Algunos de los tipos principales de microestructuras en moluscos. (Imágenes Antonio G. Checa González)

Junto a estos cristales, existe siempre presencia de materia orgánica (1-10%). Son
proteínas y/o péptidos, polisacáridos (β-quitina en moluscos) y lípidos. Las proteínas son
las que se presentan en mayor proporción. Esta materia orgánica se distribución (Fig. 4)
de la siguiente manera: Una pequeña proporción queda atrapada en el interior de los
cristales (materia orgánica intracristalina), en forma de pequeñas oclusiones o de
nanomembranas y otra fracción forma membranas gruesas que pueden rodear las
unidades de las capas prismáticas o formar finas membranas horizontales entre las
lamelas de nácar. El papel del componente orgánico es esencial para marcar la diferencia
entre las microestructuras y los agregados cristalinos inorgánicos.

22
Fig. 4. Las conchas son compuestos órgano-minerales (1-10% en peso de materia orgánica). (Imágenes Antonio G.
Checa González)

Las microestructuras (como la concha en general) son segregadas por el epitelio del manto
de animal cuya superficie externa está directamente en contacto con la superficie interna
(de crecimiento) de la concha (Fig. 5). Los mecanismos fisiológicos que dan lugar a esta
segregación de la concha no son del todo conocidos. Se sabe que el manto se encarga de
segregar al espacio extrapaleal (Fig. 5) los componentes necesarios para la fabricación de
la concha: pequeños agregados de carbonato cálcico amorfo y compuestos orgánicos, que
se unen posteriormente a la concha. El manto es capaz de calcificar en tal magnitud que
el peso de la concha excede, decenas de veces, al de las partes blandas.

Durante el proceso de segregación de la concha, el borde externo del manto segrega


inicialmente una capa orgánica que, con el crecimiento, queda como la capa más externa.
Se suele reconocer como una capa externa de color oscuro y se llama periostraco, muy
importante como indicador de hábitat (Fig. 5). Una de sus funciones es cerrar el espacio
extrapaleal (cavidad que queda entre el manto y la concha) y aislarlo del medio externo
(evita así que los componentes necesarios para la formación de la concha difundan).
Posteriormente, el manto empieza a segregar las distintas capas de concha por debajo del
periostraco.

23
Fig. 5. La concha es segregada por el manto del molusco.(La imagen inferior izquierda es propiedad de Pablo Marina
y Carmen Salas, el resto de Antonio G. Checa González)

El molusco crece y las microestructuras forman capas continuas (salvo el chalk). La


concha aumenta de espesor (siempre desde el dorso hacia el margen, excepto en algunos
bivalvos que lo hace al contrario). Las conchas tienen al menos dos capas (tres en
bivalvos, si se cuenta la capa miostracal aragonítica), con diferentes microestructuras y
diferentes mineralogías (Fig. 6). Las capas calcíticas son las que se colocan en posición
externa. A excepción de los gasterópodos Epitoniidae, no existen actualmente conchas
totalmente calcíticas. Contrariamente, sí existen grupos de concha enteramente
aragonítica (la mayoría de los Protobranchia, Palaeoheterodonta, Arciida y Heterodonta).

Fig. 6. Las conchas de los moluscos constan de varias capas con microestructuras diferentes (Imágenes Antonio G.
Checa González)

24
La microestructura es un carácter conservativo dentro de las superfamilias, de los órdenes,
de las subclases e incluso de las clases por lo suele usarse para establecer relaciones
filogenéticas. No obstante, las mismas microestructuras en diferentes clases y a veces
dentro de ellas; han surgido mediante convergencia (Fig. 7). El caso más conocido es el
del nácar, desarrollado de modo independiente en las cuatro clases: bivalvos,
gasterópodos, cefalópodos, y monoplacóforos. Lo mismo le ocurre a la microestructura
lamelar cruzada, presente en escafópodos, poliplacóforos, gasterópodos y bivalvos.

Fig. 7. Las microestructuras más resistentes a la fractura, nácar y lamelar cruzada, aparecieron de modo
independiente en las distintas líneas de moluscos (Imágenes Antonio G. Checa González)

Las conchas protegen al molusco frente a los depredadores (son más resistentes a la
fractura que los minerales calcita y aragonito aun teniendo una rigidez parecida). La
responsable de estas propiedades mecánicas más ventajosas es la presencia (cantidad y
distribución) de materia orgánica. De entre todas las microestructuras, la más resistente
en tensión, compresión y flexión es el nácar, seguido de la microestructura lamelar-
cruzada (Tabla 1).

25
Las microestructuras calcíticas quedan muy por detrás con relación a sus valores de
resistencia. Existen otras microestructuras diseñadas para flexionarse como las
microestructuras columnares calcíticas de Ostreida (Ostreoidea, Pinnoidea, Pterioidea)
(Fig. 8) que presentan una gran elasticidad.

Fig. 8. Las microestructuras prismáticas columnares están diseñadas para actuar en flexión debido a su gran
elasticidad. (Imágenes Antonio G. Checa González)

Cuando la concha se cierra, el margen de la valva derecha se dobla y se adapta al interior


de la valva izquierda, que es más rígida. Se consigue un cierre totalmente estanco de la
concha que permite evitar los depredadores, o en formas intermareales evitar la
deshidratación. Las conchas calcíticas son mucho más blandas que las aragoníticas pero
tienen la ventaja de que la fractura cuando la hay no es extensiva como ocurre en las

26
conchas aragoníticas (Fig. 9). El chalk es un material muy blando y muy poroso, lo que
permite segregar grandes espesores de concha ligera, con poco gasto energético.

Fig. 9. Comportamiento ante fracturas de conchas enteramente calcíticas (arriba) y conchas aragoníticas (abajo).
(Imágenes Antonio G. Checa González)

A lo largo de una escala de tiempo geológica, nácar y lamelar cruzada han sido las
microestructuras más frecuentes y abundantes. No obstante, el nácar alcanzó su máximo (en
términos del número de familias que la segregaron) en el Paleozoico medio-superior, mientras
que la microestructura lamelar cruzada ha seguido creciendo en importancia. Hay algunos autores
que argumentan que ha ocurrido así como consecuencia del alto coste energético de la fabricación
del nácar (cuyo contenido en materia orgánica es de entre 4,5-5%), frente a la microestructura
lamelar cruzada (que sólo contiene 1-1,5%). Pero, además, existe un componente filogenético
claro, ya que aquellos grupos de moluscos que se han diversificado más (bivalvos Heterodonta y
gasterópodos Caenogastropoda) tienen conchas exclusiva o casi exclusivamente formadas por
capas lamelares cruzadas.

La concha además de ser un compuesto órgano-mineral es un macro-carácter taxonómico que


permite a través de su caracterización, saber de qué especie se trata o conocer, como mínimo, la
familia y el género al que pertenece el ejemplar en observación. A continuación, se describe la

27
morfología de la concha de un gasterópodo tipo y de un bivalvo tipo indicando aquellos elementos
que son utilizados para hallar diferencias o similitudes entre especies.

Morfología descriptiva de la concha de gasterópodos

Para estudiar la concha de un gasterópodo, para poder dibujarla y representar todas sus
características se ha de colocar en una posición normalizada, es decir, con la abertura
hacia el observador sujetándola con los dedos índice y pulgar de tal manera que el índice
se coloque sobre el ápice de la concha y el pulgar lo haga sobre la base o abertura (García
M.D., Arnaldos, M.I., & Presa, J.J. 2007).

Como ya se ha dicho anteriormente, la concha de un gasterópodo se asemeja a un cono


arrollado en espiral que gira alrededor de un eje central llamado columela o columnilla.
(Fig. 10) La columela puede ser maciza o hueca. Si es hueca, la concha presenta un
orificio llamado ombligo que se sitúa en la parte inferior (conchas umbiculadas).

La concha se inicia en el ápice o vértice, formado por las vueltas de origen embrionario,
más pequeñas y antiguas llamadas vueltas nucleares que, generalmente, son diferentes en
forma, color, textura y escultura de las vueltas posnucleares o posteriores, de mayor
tamaño y originadas por el crecimiento del animal. Estas vueltas pueden arrollarse en
sentido de las manecillas del reloj (concha dextrogira o dextrosa), o en sentido
contrario (concha levogira o sinestrosa). Para identificar el giro basta con observar si la
concha, una vez colocada en posición normalizada, muestra la abertura a la derecha de la
columela (dextrosa) o a la izquierda (sinestrosa).

Cuando las vueltas nucleares se conservan como un remanente son


llamadas protoconchas, y a la parte producida inmediatamente después de ella se le
denomina teleoconcha (incluye a todas las vueltas postnucleares, es decir, el resto de la
concha).

Las distintas vueltas están limitadas entre sí por una sutura (surco). El límite que se
aprecia superficialmente entre las dos vueltas se designa como línea de sutura (puede ser
lisa o ligeramente marcada: acanalada o granulada).

Al conjunto de todas las vueltas menos la última vuelta, generalmente más grande que las
demás y en donde se ubica la abertura, se le conoce como espiral ; ésta abarca
la penúltima vuelta que muchas veces presenta caracteres distintivos haciéndola diferente
de las vueltas apicales, que se suceden después de ella y llegan hasta el ápice de la concha.

La abertura de la concha corresponde al orificio situado al final de la última vuelta


corporal, a través del cual el animal extiende su cuerpo hacia el exterior. Se llama
peristoma a todo el borde de la abertura, en él se distingue: un borde externo llamado
labio externo o labro, formado por la prolongación más alejada de la concha; opuesto a
él, sobre la pared interna de la abertura, un labio interno o labium. Cuando el labro se
continúa sin interrupción por la parte superior del peristoma y desciende recubriendo la
columela, se dice que el peristoma es completo (el aspecto de la columela es diferente al
resto de la concha, es lisa y del color de la parte interna del labro). Cuando finaliza en el
punto de contacto con el cuerpo el peristoma es incompleto (el margen interno queda
constituido por la columela que tiene un aspecto similar al del resto de la concha). El
peristoma también puede ser entero (no existe discontinuidad aparente que interrumpa su
28
recorrido tipo escotadura o muesca) y a esa concha se le denomina holóstoma. Otras veces
el periostoma está hendido por el canal sifonal (escotadura en forma de canal) que a veces
es un verdadero tubo, recto o curvo pero muy largo. Si la concha tiene canal sifonal, se le
denomina sifonóstoma.

La superficie externa de las vueltas puede ser lisa u ornamentada (costillas, cordones,
estrías, espinas, nódulos, tubérculos, etcétera). Estos ornamentos pueden agruparse en dos
tipos de escultura: escultura axial con dichos elementos dispuestos paralelos al eje de la
concha (de sutura a sutura) y escultura espiral, perpendicular a la anterior, en la misma
dirección que la sutura o al crecimiento de las vueltas. Cuando ambas esculturas son
igualmente prominentes y se entrecruzan en ángulos rectos la escultura
es cancelada y reticular cuando el entrecruzamiento no forma ángulos rectos.

Fig. 10. Concha hipotética de un gasterópodo mostrando sus principales caracteres morfológicos.

La cubierta de origen orgánico en el exterior de la concha que le sirve de protección se le


llama periostraco, pudiendo ser calcáreo, fibroso y de espesor variable (ya se ha
explicado su origen al hablar del proceso de formación de la concha).

El opérculo es una placa córnea o calcárea adherida firmemente a la parte dorsal del pie,
que cuando el animal se retrae tapona la abertura para protegerse. Cuando el pie se haya
extendido y el animal se desplaza reptando, el opérculo protege parcialmente a las partes
blandas del pie. El opérculo se encuentra presente en muchas familias de moluscos
marinos y se considera como un carácter más para la identificación taxonómica.

La quiralidad es una propiedad exclusiva de las conchas de gasterópodos y viene


determinada por esa dirección del giro que describe su espiral (dextrorsa/sinestrorsa) y
que ya se ha explicado en la descripción taxonómica.

29
Esta propiedad de la quiralidad también se refleja en la anatomía interna: las formas
dextrógiras tienen reducidos los órganos del lado derecho y las levógiras los del lado
izquierdo. Los mecanismos por los cuales se generan estas asimetrías corporales, no se
conocen del todo. Sí se ha comprobado que las diferencias en la quiralidad de los
gasterópodos se detectan en las primeras divisiones del desarrollo larvario (cuando el
embrión pasa de cuatro a ocho células). En los caracoles dextrógiros, el plano de división
de las cuatro células que se forman en la tercera división está orientado en el sentido de
las agujas del reloj. En los levógiros, el plano de división se orienta en sentido contrario
a las agujas del reloj. Una vez definidos los planos de orientación en las divisiones
tempranas de los embriones, las futuras asimetrías corporales en el adulto ya están
determinadas.

Hay una serie de trabajos clásicos que han demostrado que hay un factor de herencia
materna que controla esta orientación en el plano de división sin llegar a determinar cómo
es y cómo opera. Recientemente se han descrito genes (nodal y pitx) que se expresan
exclusivamente en un lado del cuerpo de estos organismos y que determinan algunas de
sus asimetrías. Estos genes son los mismos que controlan también el desarrollo de las
asimetrías corporales en vertebrados y en otros deuteróstomos (equinodermos, tunicados,
etc.).

La expresión de estos genes estaría relacionada con la formación de células productoras


de concha a ambos lados del eje de simetría bilateral en la zona dorsal del manto. De este
modo, la concha es segregada de manera desigual a ambos lados del eje de simetría: a
mayor ritmo en el lado derecho en los caracoles dextrógiros y en el lado izquierdo en los
levógiros. Si se anula la actuación asimétrica de estos genes, se obtienen conchas
completamente simétricas.

Morfología descriptiva de las conchas de bivalvos

La posición normalizada para estudiar y caracterizar la concha de un bivalvo es colocarla


con el umbo (vértice) hacia arriba y el borde de la abertura de la concha hacia abajo. La
concha de los bivalvos está compuesta por dos valvas articuladas laterales: una derecha y
otra izquierda. Si las valvas son semejantes son equivalvas, pero si una de ellas es mayor
que la otra, son inequivalvas. Si cada valva posee simetría bilateral se llaman equilateras,
aunque es más frecuente la no simetría (inequilaterales ); si los bordes de ambas valvas
coinciden perfectamente en toda su extensión se llaman cerradas, pero en muchas formas
el margen de las valvas no cierra completamente existiendo una separación o hendidura
en uno o ambos extremos, denominándose abiertas, si a través de alguna abertura emerge
el biso, recibe el nombre de abertura bisal, si es el pie, abertura pedal o si es el
sifón abertura sifonal (Fig. 11). La forma de las valvas es relativamente variada pudiendo
ser circulares, subtriangulares, subrectangulares, subcuadradas, etcétera.

Las valvas presentan exteriormente estrías de crecimiento que son líneas concéntricas
alrededor de un punto denominado umbo (la parte más pequeña y antigua de la concha).
Por delante del umbo puede existir una zona llamada lúnula que está limitada por un surco
y tiene forma ovalada o lanceolada (solo en algunas especies).

30
El umbo es, además, la región por donde la concha comienza su desarrollo a nivel larvario
cuyo ápice o prodisoconcha es de origen embrionario. El resto de la concha constituye
la disoconcha.

Según la curvatura de los umbones se distinguen: - prosogiros si se dirigen hacia la parte


anterior, - opistogiros si se dirigen al margen posterior y - ortogiros los que se enfrentan
sin curvarse.

Ambas valvas se unen mediante un ligamento (banda de naturaleza córnea quitinosa, de


color café oscuro) que determina pasivamente la abertura de la concha en contra de
acción de los músculos aductores. Se distinguen en él dos partes bien diferenciadas: el
ligamento propiamente dicho y el cartílago (iridiscente); por regla general el ligamento
suele ser externo (se aprecia perfectamente desde el exterior aunque las valvas estén
cerradas), ubicándose detrás de los umbones y llamándose opistodético (si se halla a
ambos lados de los umbones será anfidético). Cuando el ligamento es interno se aloja en
una foseta denominada resilífero, o puede insertarse en una apófisis en forma de cuchara
recibiendo el nombre de condróforo (el ligamento no se ve desde el exterior)
Las valvas se articulan entre sí mediante dientes y fosetas dispuestas en una plataforma o
placa charnelar, ubicada por dentro del borde dorsal y por debajo del umbo. El conjunto
de dientes, fosetas y ligamento constituyen la charnela. De acuerdo con la posición de
los dientes se distinguen: cardinales, los que se sitúan inmediatamente por debajo del
umbo y formando un ángulo con el borde dorsal y laterales, los que se sitúan paralelos a
dichos bordes, a un lado de los cardinales.

Fig. 11. Concha hipotética de un bivalvo mostrando sus principales características morfológicas.

La charnela reviste gran importancia desde el punto de vista taxonómico, distinguiéndose


los siguientes tipos principales de charnelas con respecto a la forma y disposición de los
dientes:

31
Taxodonta: Con dientes numerosos, casi iguales, dispuestos en una hilera, transversal o
diagonal respecto a la placa de cierre (Arca ).

Heterodonta: Con pocos dientes principales que se articulan entre sí y con sus respectivas
fosetas y hasta cuatro dientes anteriores y posteriores en forma de listones (comprende a
la mayoría de los bivalvos).

Desdomonta: Con una corta apófisis de la concha a manera de cuchara (condróforo)


formada por dos dientes fusionados entre sí (Mactridae).

Paquiodonta: Con pocos dientes amorfos y desiguales (Chamidae).

Disodonta: Carecen de dientes (Ostrea, Mytilus).

Esquizodonta: Con un diente central, frecuentemente bífido en la valva izquierda en cuyas


fosetas se introducen dos dientes de la valva opuesta. (Trigonia).

Isodonta: Con dos dientes fuertes y gruesos del mismo tipo y sus correspondientes fosetas
en la valva opuesta (Spondylus).

Para nombrar los márgenes de la concha se utiliza el umbo: el margen dorsal es aquel
donde se sitúa el umbo y el margen opuesto será el margen ventral. Con respecto a los
bordes laterales se denominan respectivamente anterior o pedio y posterior o sifonal.

La posición de las conchas en bivalvos se determina colocando al ejemplar con el margen


dorsal hacia arriba y con los umbos en sentido opuesto al observador, quedando la valva
derecha a la diestra del observador y la izquierda viceversa. Otra forma consiste en
colocar la parte interna cóncava hacia arriba con el margen ventral en dirección al
observador y localizar la impresión en forma de "U" del seno paleal: si se abre hacia la
izquierda será la valva izquierda y si lo hace a la derecha, será la valva derecha.

Para realizar medidas biométricas se tienen en cuenta varias dimensiones: La altura es


la mayor de las dimensiones y corresponde a la distancia entre el margen dorsal y el
margen ventral. La distancia entre los bordes anterior-posterior es la longitud y
el diámetro o espesor es la distancia mayor detectada entre ambas valvas unidas. Si la
longitud excede a la altura, la concha será transversa.

La superficie externa de las valvas presenta una serie de características que sirven también
para su identificación taxonómica. En ocasiones la superficie puede ser lisa mostrando
únicamente finas líneas o estrías de crecimiento o bien presentar ornamentación:
cordones, costillas, espinas, surcos, escamas, bandas, estrías, etcétera, formando dos tipos
de esculturas: la escultura concéntrica y la escultura radial, ambas con respecto al umbo;
en ocasiones se presentan ambas y se denomina escultura cancelada.
El periostraco es una capa quitinosa que recubre el exterior de las valvas pudiendo
presentarse desde muy fina como un barniz hasta gruesa y filamentosa.

La superficie interna cóncava de las valvas contiene un buen número de caracteres


taxonómicos importantes como las impresiones musculares, que corresponden a
cicatrices que dejan los músculos aductores al insertarse sobre la concha. Cuando se

32
encuentran dos impresiones, una en la parte anterior y otra en la parte posterior,
son dimiarios, cuando las impresiones son muy diferentes se
llaman heteromiarios o anisomiarios, siendo la impresión posterior más grande que la
anterior. Algunas sólo tienen una impresión subcentral y se les designa monomiarios.

Por último pero no menos importante, la conchas de los moluscos son registros de sucesos
ambientales pasados. El crecimiento de cualquier organismo vivo suele ser discontinuo,
alternando momentos de incremento de material con paradas más o menos prolongadas.
Este crecimiento está modulado tanto por la ontogenia (ritmos internos propios de cada
especie), como por factores ambientales (clima, disponibilidad de alimento,
contaminación, etc.). Como resultado, el crecimiento de un organismo deja improntas en
forma de líneas, surcos, bandas y anillos de distinta naturaleza en su esqueleto. El estudio
de este tipo de tejidos de crecimiento así como sus variaciones (morfológicas y físico-
químicas) dentro de un contexto zoológico, se ha definido como esclerocronología. En el
caso de los moluscos con concha, la esclerocronología analiza las variaciones físicas y
químicas de la acreción de sus tejidos duros, para reconstruir su historia de vida y su
relación con procesos ecológicos, antrópicos y ambientales. Y ello es así porque los
moluscos, para crecer, hacen precipitar en su concha moléculas de carbonato cálcico
cuyos átomos serán tomados del medio en el que habitan (en este caso del agua marina)
reflejando su composición isotópica. El componente que interesa extraer de esta molécula
de carbonato de calcio fijada en su concha, será el oxígeno, cuya proporción isotópica
(δ18O) es el indicador climático por excelencia. Gracias a esta característica, los
moluscos actúan como notarios al registrar en su exoesqueleto las condiciones climáticas
del pasado.

33
5. El Golfo de Almería: Caracterización ecocartográfica

La flotilla artesanal fuente de los datos aportados en esta investigación se haya ubicada
en la denominada Playa del Perdigal próxima a la localidad de El Alquián y
geográficamente inmersa en el Golfo de Almería. Faena en caladeros situados en la franja
Infralitoral (comprende los fondos marinos permanentemente sumergidos, desde el nivel
inferior de la bajamar hasta la profundidad máxima compatible con el desarrollo de las
fanerógamas marinas y algas fotófilas) y Circalitoral ( franja que se extiende desde el
límite inferior que alcanzan las fanerógamas marinas y algas fotófilas hasta la
profundidad máxima compatible con la vida de las algas esciáfilas, o hasta el borde de la
plataforma continental). Los principales factores abióticos responsables de esta
diferenciación de pisos o franjas, indicadores a su vez de la variación vertical de las
comunidades bentónicas (objeto de estudio de este trabajo) y por consiguiente, de parte
del nectón que se alimenta del bentón (objeto de captura de los protagonistas de este
trabajo); son la luz y la humectación.
Según la red REDIAM de información ambiental sobre características ecocartográficas
de este área marina, el área de estudio incluye zonas de batimetría comprendida entre los
-1 m y -50 metros de la zona infralitoral aunque incluye también puntos de mayor
profundidad (hasta los -75 m) de la zona circalitoral que ya estarían localizados en la
plataforma externa, límite con el talud continental. La mayoría de los fondos están
formados por sedimentos tipo arenas finas, arenas medias y gruesas, y son alimentados
por las aportaciones esporádicas de ramblas limítrofes.
Desde un punto de vista geológico, la zona entre El Alquián y Cabo de Gata aparece
deprimida en relación con la parte occidental del Golfo y presenta un afloramiento
(secuencia completa) de niveles marinos tirrenienses. Con respecto a la morfología de los
fondos presentes se diferencian: sedimentos no consolidados finos medios, sedimentos
no consolidados medios, afloramientos rocosos marinos, vegetación de alta densidad y
bolos y/o bloques y/o encostramientos.
La costa que acompaña este área marina entra dentro de la tercera zonación realizada del
litoral almeriense que abarca desde el final del municipio de Níjar hasta el de Adra, donde
vuelve a presentarse una costa baja, con mayor abundancia de playas de naturaleza
sedimentaria, de tamaño de grano muy heterogéneo, dependiendo del hidrodinamismo
imperante en la zona (REDIAM)
Las distintas comunidades marinas que habitan el área de estudio son: Biocenosis de
fondos detríticos costeros, pradera de Cymodocea nodosa, Pradera de Posidonia oceanica
con Cymodocea nodosa, sustratos duros no vegetados y pradera de Posidonia oceanica.
Sin embargo, si se consulta la información ambiental sobre hábitats marinos aportada por
el MITECO y la red EUNIS a través del Atlas europeo del mar, no existe una coincidencia
absoluta en la caracterización de los fondos. En estas últimas referencias, se detecta en el
área de estudio la presencia de unas comunidades de importancia ecológica relevante
como son las Comunidades coralígenas mediterráneas moderadamente expuestas a la
acción hidrodinámica o las Comunidades coralígenas mediterráneas al abrigo de la acción
hidrodinámica.

Además, aunque el resto de la caracterización ecológica reportada por dichas fuentes


coincide con la concepción amplia de las comunidades indicadas por la REDIAM, matiza

34
mucho más la naturaleza de dichos fondos, acentuando el papel del sustrato como
condicionante prioritario del poblamiento bentónico. Así, indica que en el área de estudio
hay presencia de : Roca infralitoral y otros sustratos duros, Arena fina infralitoral,
Comunidades animales mediterráneas de fondos detríticos costeros, Comunidades
mediterráneas de fondos detríticos del borde de la plataforma. Esta ecocartografía
coincide plenamente con las observaciones aportadas por los pescadores artesanales que
han zonificado también su área de faena en zonas ambientalmente homogéneas bajo el
nombre vernáculo que se indica en el apartado 6.

Como ya se ha hecho patente, existe una cierta “diáspora de términos” entre las fuentes
de origen de información para establecer las características ecológicas de los fondos del
área estudio (interpretación de hábitats marinos). Han sido muchos y muy distintos los
esquemas propuestos de clasificación de hábitats marinos en base a diferentes escalas
geográficas (continentales, regionales o locales) y distintos criterios, y ello ha puesto de
manifiesto un nivel de resolución muy dispar y un sesgo importante en función de los
conocimientos científicos de sus proponentes. Además, la distribución de la biodiversidad
en el medio marino dista mucho de ser conocida con la precisión necesaria.
Quizás por entender que el organismo autonómico de medio ambiente debiera tener unos
datos en detalle más exactos para el área de estudio que un organismo estatal o
comunitario, se priorizó la consulta de la REDIAM. Sin embargo, el mayor nivel de
resolución se ha encontrado en la Lista Patrón de los Hábitats Marinos Presentes en
España aunque para este trabajo se ha optado por utilizar la Clasificación EUNIS por
considerarla certera y con un grado de diferenciación adecuado para el objetivo de este
trabajo de investigación. Esta clasificación de los hábitats (del European Union Nature
Information System =EUNIS; http://eunis.eea.europa.eu) es posiblemente el esquema
paneuropeo más completo y extendido, con un tratamiento parejo de los hábitats marinos.
Se trata de un esquema de clasificación jerárquico, con una descripción homogénea de
todas las unidades consideradas y que persigue, entre otros, los siguientes objetivos
(Evans en Galparsoro, 2012):
- Proporcionar una terminología común y de fácil comprensión para la descripción de
todos los hábitats marinos, terrestres y de agua dulce de Europa.
- Ser objetivo, con base científica y con definiciones y conceptos claros y precisos.
- Alcanzar, en la medida de lo posible, un consenso entre los interesados en la
clasificación de hábitats, tanto gestores como usuarios.
- Ser aplicable a un número de niveles jerárquicos de complejidad para el
reconocimiento de la variedad de los ecosistemas naturales.
- Ser lo suficientemente estable, pero a su vez flexible para evolucionar y permitir la
entrada de nueva información.
-
Esta clasificación ha sido principalmente seguida para las costas atlánticas europeas
porque presenta un mayor nivel de detalle para los hábitats atlánticos, estando los
mediterráneos representados en menor medida y ello ha hecho que suscite críticas. Este
trabajo, sin embargo, no apoya esta valoración como ya se ha argumentado en párrafos
anteriores.
Por último, se ha consultado también la clasificación de hábitats bentónicos
mediterráneos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) por
ser específico para el grupo de invertebrados que se estudian en este trabajo (moluscos
marinos). Para los pisos infralitoral y circalitoral presentes en el área de estudio, se han
encontrado hábitats coincidentes con los descritos para los 4 órdenes de moluscos
35
recolectados en redes. Es por tanto una clasificación centrada en describir rangos
ambientales de presencia de taxones específicos más que en describir las características
ecológicas de tales hábitats y englobarlos dentro de un ambiente que condiciona a la vez
a toda la comunidad que lo habita. Así, se encuentran categorías de hábitats generales
muy amplias tales como “sustratos duros y rocas”, “piedras y guijarros”, “arenas finas”,
“arenas gruesas”, “praderas de Posidonia” asociadas a especies clave que determinan a
su vez un microhábitat específico.

36
6. La flotilla artesanal de la playa del Perdigal

Las embarcaciones de la flotilla pesquera artesanal (faenan en la plataforma continental


y vuelven a diario a la playa) del Perdigal (El Alquián) no superan los 5 metros de eslora
y continúan siendo de madera aunque algunas están ya reforzadas con fibra de vidrio. Son
de pequeño tonelaje (TRB, toneladas de registro bruto o capacidad total volumétrica de
la embarcación, de 14,21) y llevan motores de escasa potencia ( 39 HP, caballos de
fuerza).
El Alquián fue unas de las bases pesqueras más importantes por delante de Adra,
concentrando el 13% de la flota artesanal de Almería (Valdés Fernández, P., 1987). Desde
1996 hasta 2020, la flota artesanal del Perdigal que estaba formada por 18 embarcaciones
ha disminuido y ya solo faenan 5 barcas (Márquez-Ubeda, 1985).
La información aportada por los pescadores de esta flotilla sobre lugares de faena y origen
de sus capturas (caladeros) indican que la distribución de fondos no parece tan homogénea
como las fuentes bibliográficas consultadas indican y discurre parcheada según una
distribución este-oeste de tal forma que se pueden distinguir una serie de zonas (parajes)
con características ambientales específicas a las que denominan con nombres comunes
acuñados por ellos mismos: rubiales (detritos medios y gruesos), cascajo, restinga
(elevaciones rocosas cubiertas por arena), alguerillos (pradera de Cymodocea nodosa) y
cintas (pradera de Posidonia oceánica).
Cada uno de estos parajes se ubica a una profundidad determinada en la plataforma
continental (utilizan la braza como unidad de medida) antes de llegar al tajo, que es como
denominan al talud continental. Algunas de estas localizaciones identificadas son:
Rubiales: Se localizan a una profundidad aproximada de 11-15 brazas.
El Agarrador: Zona de restinga con base rocosa en forma de gancho. Debido a los bajíos
existentes en la zona, es una zona temida por los pescadores y tan solo las barcas de menor
tamaño, faenando únicamente con artes como el trasmallo o la extinta relinga, pueden
adentrarse. Se localiza a una profundidad de 10 brazas.
Alguerillos: Franjas que discurren paralelas a la costa a una profundidad de 4-6 brazas
Faenan desde principios del siglo pasado, en cuatro caladeros conocidos por los nombres
de:
El Bolete (8-9 brazas)
Tajo tierra (12-14 brazas)
Las piedras altas (15 brazas)
Tajo fuera (27-28 brazas)
Visitan también aunque de forma intermitente otros caladeros de menor importancia
conocidos con los nombres de Casa fuerte, Lance de La Virgen, Lance de las mujeres,
Lance del perro, Los muellecillos y Lance de levante.
Para localizar geográficamente los caladeros utilizan un curioso sistema de triangulación
espacial utilizando tres puntos de referencia: uno ubicado en Sierra Alhamilla (llamado
mogote o pico), otro localizado en la llanura costera previa a la sierra (por ejemplo, la

37
Venta del Mogote) y el tercero en la propia bahía, que es como llaman al Golfo de
Almería.
El conocimiento vernáculo de estos pescadores permite identificar de una manera rápida
especies y espacios lo que los convierte en una herramienta muy útil para realizar estudios
de investigación en detalle. Estos pobladores locales que comparten su tiempo con las
especies marinas, son quienes mejor pueden idear medidas de conservación real de las
mismas. Son ellos quienes con mayor solvencia podrán registrar de una manera
normalizada, la dinámica de las especies, contribuyendo a superar uno de los mayores
desafíos para los tomadores de decisiones y la comunidad científica, ya que no se conocen
con exactitud (solo estimas realizadas precisamente a través de las capturas de pesca y/o
de muestreos científicos, puntuales no periódicos) los estados poblacionales actuales o
históricos, particularmente de las especies amenazadas, y de cómo estos han variado en
el tiempo.

38
7. Artes de pesca artesanal: El trasmallo

El arte de pesca más utilizado y del que se han obtenido capturas más abundantes y
diversas ha sido el trasmallo. Es un arte de fondo de forma rectangular constituido por
tres mallas de red colocadas de manera superpuesta; las dos exteriores llamadas
hermitanas son de hilo grueso y tienen la misma luz de malla, luz que es inferior siempre
a la que presenta el paño central interior, de hilo más fino y menos tupido.
Se pueden distinguir dos tipos de trasmallo por la forma en que se disponen las redes, el
trasmallo fino o verdadero trasmallo y la jibiera. El primero se diferencia del segundo en
que la triple red sólo alcanza la mitad o los dos tercios de la altura del arte quedando una
parte de la red central o fina sin red exterior a los lados. En la jibiera la triple red alcanza
toda la altura del arte (Márquez-Ubeda, J., 1985).

El arte completo está formado por un número variable de piezas de red empalmadas (de
15 a 30, generalmente) dependiendo de la embarcación y el caladero. Estas piezas se
arman sobre las trallas o relingas (de corcho y de plomo). Este arte se cala verticalmente
siguiendo la dirección de la corriente sobre fondos arenosos y rocosos a una profundidad
variable comprendida entre 3 y 40 brazas (de 5,5 a 73 m) y a una distancia de la costa de
entre 50 y 1.200 m. Los caladeros donde se instalan son lugares de paso de especies
bentónicas durante sus migraciones nictamerales (diarias) a lo largo de la columna de
agua. Es un arte que se utiliza preferentemente para la pesca nocturna obteniendo las
mayores capturas durante los meses de mayo a septiembre.

El trasmallo se suele calar paralelamente a la línea de costa desde la popa del barco
siguiendo la dirección de la corriente en línea recta o bien haciendo ondulaciones que
imitan los movimientos de los peces.

Los peces quedan atrapados porque la red tupida central va floja y con su empuje la hacen
ceder, pasando entre las amplias mallas de las redes exteriores (hermitanas) hasta que no
cede más y queda encerrado.

El arte se recoge con un halador para facilitar la subida de la red desde la proa,
comenzando por el extremo que se caló al final y conforme la izan van desenmallando el
pescado que viene en la red.

Es un arte muy utilizado para la pesca del salmonete. El trasmallo fino es, junto a la
jibiera, el arte de mayor uso entre todos los de la pesca de artes menores o artesanal entre
otras razones porque tiene un buen rendimiento.

39
Fig.12. Arte de trasmallo

40
8. Técnicas de recolección y preparación de ejemplares de moluscos marinos

Recolectar conchas marinas es una característica inherente al ser humano. También,


probablemente, es una característica natural el impulso de organizar las colecciones de
conchas de una manera “sistemática”. Pero para poder conseguirlo se han de recolectar y
transportar hasta el lugar de preparación de ejemplares, en condiciones adecuadas y
específicas para cada grupo de moluscos marinos (American Malacological Union, 1974;
Barrientos, Z. 1994; Solem, A., W.K. Emerson, B. Roth & F.G. Thompson. 1980).

En el caso de transporte de conchas de gastropodos marinos sin partes blandas se han de


recolectar especímenes que no hayan sido o estén siendo habitados por cangrejos
ermitaños, ya que estos crustáceos causan daños estructurales (destruyen la columela y el
labio interno ) y favorecen que la concha se rompa con mayor facilidad (Barrientos,
2003). Tanto el periostraco como las algas o animales que viven pegados a estas conchas
brindan información ecológica importante por lo que no deben eliminarse en el proceso
de limpieza a no ser que el estudio específico que se vaya a hacer así lo requiera.

Algunas de estas conchas son muy frágiles y durante su transporte se debe utilizar un
recipiente rígido y en caso necesario utilizar un poco de algodón para amortiguar los
golpes. Las bolsas plásticas o de papel no son recomendables a menos de que se
introduzcan en un recipiente de las características antes mencionadas. Cuando las conchas
son pequeñas o tienen una consistencia frágil no se deben transportar mezcladas con otras
de mayores dimensiones y consistencia sólida. Estas microconchas deben ser
transportadas envueltas en algodón dentro de un recipiente rígido o bien en un vial con
alcohol (una técnica que es también la más adecuada cuando se trabaja en ambientes muy
húmedos como la línea de playa porque los ejemplares siempre guardan humedad y son
colonizados por hongos en poco tiempo, en especial aquellas conchas que tienen
periostraco piloso y escultura irregular). Antes de su almacenaje definitivo se deben poner
en una secadora o al aire libre. Las conchas deben quedar en estas condiciones varias
horas e incluso varios días a una temperatura no muy alta, ya que algunas conchas se
revientan con el calor.

Cuando se recolectan especímenes vivos nunca se deben poner demasiados moluscos


dentro de un recipiente ya que el oxígeno se va a consumir con rapidez lo que provocará
que los especímenes mueran. Además, si la cantidad de alcohol utilizado no es suficiente,
los especímenes pueden descomponerse. Durante el transporte no deben exponerse a
temperaturas altas o al sol directo por dos razones: Primero, el calor acelera su
metabolismo y acaban con el oxígeno disponible más rápido y segundo, porque el calor
los deseca.

Para conservar las partes blandas de los bivalvos marinos, su transporte ha de hacerse
utilizando recipientes que contengan agua salada suficiente para evitar cierren sus valvas
tan fuertemente que puedan quebrarse. Tampoco deben permanecer por mucho tiempo en
esa situación porque mueren cuando se consume el oxígeno. Al igual que con las conchas
de los gastropodos marinos, los ejemplares frágiles deben transportarse en recipientes
rígidos con algodón que los protejan de golpes y los mantenga en una posición fija.

Si se necesitan preparar cuerpos relajados de gastropodos marinos con concha y bivalvos,


se ha de utilizar agua de mar y mentol. Una vez conseguido, se fijan en alcohol de 70%.

41
Para sacar los micromoluscos del agua se realiza una decantación, empleando una malla
muy fina que tape la abertura del recipiente.

Para preparar poliplacóforos se procede de la siguiente manera: Una vez que se consigue
separar el espécimen del sustrato, se coloca en un recipiente con agua de mar limpia. Para
iniciar la preparación se coloca cada espécimen en una tabla ligeramente más grande que
el poliplacóforo. Con el pulgar se presiona ligeramente el cuerpo de modo que este se
adhiera a la tabla. Si los especímenes se enroscan antes de comenzar a prepararlos, se
vuelven a colocar en un recipiente con agua de mar y se agitan para que se vuelvan a
pegar a las paredes. A continuación, se amarra el espécimen a la tabla y se mete a un
recipiente con alcohol al 70% durante 4 horas. Una vez transcurrido este periodo de
tiempo se desarman y se cambia el alcohol.

En el caso de escafópodos, se introducen los ejemplares en un recipiente con agua de mar


y se añaden cristales de mentol. Se cierra el frasco evitando las burbujas de aire y se
coloca en un lugar fresco. Cuando los especímenes estén relajados se fijan en alcohol al
70%.

Los cefalópodos se preparan sumergiéndolos en agua de mar y se va añadiendo un poco


de alcohol al 70% cada 15 o 20 minutos. Se repite el proceso varias veces hasta que no
respondan al contacto. Una vez que están bien relajados, se estiran los tentáculos y se
pasan los especímenes a alcohol de 70%. Después de 4 horas se debe cambiar el alcohol.

En este trabajo, la mayoría de los ejemplares de moluscos capturados de forma accidental


en el trasmallo van cayendo conforme comienza la tarea de desenmalle, quedando
depositados en los alrededores de las barcas, sobre la arena de la playa. Es en ese momento
cuando se recopilan los mejores ejemplares de conchas seleccionándolos por calidad
conquiliológica, rareza y tamaño.

Los ejemplares así seleccionados se guardaron en bolsas Zip y fueron llevados a la sala
de limpieza donde según su estado de conservación y rareza, se extrajeron las partes
blandas, se fijaron y conservaron en Etanol de 96º o se fijaron primero en Etanol de 96º
(entre 5 días y dos semanas) para conservarlas finalmente en Etanol rebajado al 70% con
dependencia del tipo de estudio que se vaya a llevar a cabo (anatómico y/o genético) .
Para sacar el cuerpo de los gastropodos conchados se puede utilizar una pinza curva una
vez hervidos o utilizar otras técnicas (documento inédito). Se debe desprender el opérculo
del cuerpo, limpiarlo, secarlo y pegarlo en un poco de algodón que previamente fue
introducido en la concha. El opérculo debe quedar en la misma posición en que estaba
cuando el animal estaba retraído. Una vez limpios, se dejaron secar en condiciones
controladas de iluminación durante 24 horas y hasta 2 semanas.

42
9. Técnicas de conservación de ejemplares de moluscos marinos

No hay normas mundiales para el cuidado y manejo de las colecciones biológicas debido
a la enorme variedad climática y microclimática del planeta que impide la
homogeneización de medidas. Lo mismo pasa con los materiales. No es posible comprar
los mismos materiales en Asia que en América Latina o Australia por lo que lo único
importante es conocer cuáles son los más útiles y cuáles de estos se pueden conseguir en
cada uno de los diferentes países.
Sin embargo y dado que la mayoría de los ejemplares que forman la colección pasan
mucho tiempo almacenados (del 95 al 99%) hay que realizar un gran esfuerzo en la
conservación preventiva, primero, y después en el ambiente de almacenamiento.
Simmons y Muñoz-Saba (2005) consideran cuatro principios rectores para el cuidado de
las colecciones biológicas:
1. La integridad de los ejemplares y los datos no puede ser comprometida.
2. Los ejemplares no son reemplazables.
3. Los ejemplares reaccionan continuamente con las fluctuaciones del ambiente.
4. Todos los procesos que se desarrollen al igual que los materiales que se empleen,
tanto tradicionales como nuevos, deben ser evaluados para determinar cómo
afectan a los ejemplares.

No todos los ejemplares van a presentar los mismos problemas de conservación o van a
tener las mismas necesidades de mantenimiento. Los conservadores distinguen entre
materiales simples y materiales complejos (Fig. 13). Un ejemplo de material simple sería
una concha, y un ejemplo de material complejo sería una pieza de taxidermia que ya
contiene no solo hueso y piel, sino otros mucho materiales diferentes: yeso, metales,
papel, plástico y químicos. Todo ello hace que reaccionan de manera distinta a las
preparaciones (conservación) y a los cambios en el ambiente de almacenamiento.

Fig.13. (a) Material simple (fósil), (b) complejo (taxidermia).

43
Pero además, en una colección hay ejemplares en seco como las conchas de moluscos
marinos que son el objeto de estudio de este trabajo y ejemplares en líquido como las
partes blandas de estos organismos o sus cuerpos enteros (cefalópodos). Las colecciones
en seco están constituidas por restos orgánicos de tejidos altamente mineralizados –o con
alto contenido de biopolímeros orgánicos que en contacto con el aire se endurecen o se
secan, originando por ejemplo el exoesqueleto de artrópodos (insectos o algunos
crustáceos). En algunos casos, este tipo de conservación requiere técnicas de preparación
para eliminar, fijar o secar las partes no mineralizadas o no endurecidas que puedan
deteriorarse. Estos ejemplares son susceptibles al daño por plagas, polvo, luz, humedad
relativa, temperatura, manejo y vibración. Además se encogen cuando se secan, porque
están compuestos en gran parte de agua (el contenido de agua es del 60 al 90% en la
mayoría de los organismos vivos). Para el relleno de los ejemplares se deben evitar los
materiales ácidos, como el algodón y sustituirlo fibra de poliéster o algodón sintético
(materiales inertes).

A partir de la década de 1970, comenzaron a conservarse ejemplares en glicerina, previa


tinción y transparentación de sus tejidos. Estos ejemplares pueden emplearse en estudios
de anatomía comparada, filogenia e incluso, si son series de desarrollo larvario, en
estudios de ontogenia (biología evolutiva del desarroll o evo-devo).

Cualquier de estos ejemplares tienen en común que están compuestos de proteínas. Las
proteínas no son muy estables. Se desnaturalizan de manera irreversible, a veces, cuando
cambian las condiciones de temperatura y PH óptimas para su funcionamiento. El
material genético, ADN, está compuesto de proteínas por eso se dice con frecuencia que
las colecciones biológicas son “reservas de ADN” (es posible extraer ADN de los
ejemplares en museos). Paradójicamente, la deshidratación, un método de conservación
muy antiguo preserva el ADN aunque lo degrade por lo que se recomienda que los tejidos
para investigación con ADN sean congelados en el campo con nitrógeno líquido a -80ÚC
o en alcohol al 96% .

La conservación preventiva es muy importante en las siguientes estructuras biológicas


formadas por proteínas o polisacáridos :

1. La queratina es una proteína pelo, plumas, pezuñas, uñas, cuernos.


2. El colágeno presente en tejidos conectivos, piel, tendones, hueso.
3. La quitina es un polisacárido y forma la estructura externa de los invertebrados.
4. La celulosa es un polisacárido que da rigidez a las membranas celulares
5. La albúmina presente en la clara del huevo (albumen).
6. Los pigmentos. Los colores en las plantas y los animales son estructurales, químicos,
o una combinación de los dos ( pluma de ave o escama de reptil).

Por consiguiente, la desnaturalización es una forma de “vicio inherente” a cualquier


ejemplar de toda colección biológica porque esa descomposición de una biomolécula
compleja en sillares más simples es un ejemplo claro de entropía (tendencia al desorden
máximo de todo el universo). En los museos se combate con esta fuerza universal de la
entropía porque se encuentra entropía en las tres causas principales del deterioro químico
de los materiales orgánicos:
1. Reacciones de radicales libres (reacciones de auto oxidación): Por ejemplo, cuando se
decolore una pieza de taxidermia por efecto de la luz ultravioleta.

44
2 Reacciones Iónicas (son reacciones hidrolíticas mediadas por ácidos u otros
catalizadores): Por ejemplo, la decoloración del pelo y la piel que están encima de un
pedazo de cartón.
3. Biodeterioro. Debido a la acción de bacterias, acciones enzimáticas u otros procesos
bioquímicos. Por ejemplo, el moho del pan.

Más allá de este vicio inherente, se considera que hay nueve agentes de deterioro de las
colecciones biológicas que pueden ser tanto repentinos y catastróficos como a largo plazo
y graduales:

1. Fuerzas físicas directas (incluyen imprevistos, choques, vibraciones, abrasiones,


manejo inapropiado, terremotos, conflictos civiles y guerras, hundimientos del suelo,
“vicio inherente”…)
2. Ladrones, vándalos, descuido físico.
3. Fuego.
4. Agua.
5. Plagas.
6. Contaminantes.
7. Radiación.
8. Temperatura incorrecta.
9. Humedad relativa incorrecta.

Estos agentes se presentan en cinco etapas : 1. Evitar las fuentes del deterioro, 2. Detener
– impedir – bloquear estos agentes, 3. Detectar el agente de deterioro observando los
daños que produce, 4. Actuar si se detecta tomando medidas y 5. Recuperar el ejemplar
tratando el agente.

Es frecuente encontrar en los museos ejemplares en mal estado de conservación debido a


factores como la falta de tiempo (demasiado material recolectado) y factores
bioambientales (lluvia, la humedad, el calor, las plagas). La restauración de ejemplares
es posible y a veces, como en el caso de los conservados en líquido va a depender sobre
todo de los métodos de conservación utilizados. Dichos ejemplares se deshidratan un
poco y son alterados por el conservador: puede hacer que se encojan, se dilaten y pierdan
sus colores.

La degradación empieza inmediatamente después de la muerte del organismo por lo que


se debe iniciar el proceso de fijación (proceso mediante el cual se forman enlaces
covalentes para unir las moléculas de los tejidos) lo más rápido posible. El fijador
(formaldehido) penetra en los tejidos para reducir los cambios postmortem (estabiliza la
adhesión entre células y minimiza la degradación). La pseudofijación es realizada con
alcohol u otras soluciones (conserva los tejidos pero no forma enlaces covalentes, sino
que desordena las proteínas y cambia los patrones de los enlaces de hidrógeno). Una vez
fijados se ha de utilizar un preservante (alcohol etílico no desnaturalizado, sin pirimidina,
aceites o benceno), que evite la degradación al actuar como germicida.

Actualmente para la identificación de moluscos es necesario contar con una buena


cantidad de individuos de modo que se puedan analizar las variaciones morfológicas de
la especie. En muchos de los grupos se ha visto que es indispensable hacer disecciones
del aparato reproductor para determinar su identidad, para ello es necesario contar con
animales bien relajados y preservados. Además, investigaciones recientes han

45
demostrado que en la mayor parte de los grupos es necesario estudiar la anatomía interna
y la microescultura de la concha para comprender mejor su taxonomía, su sistemática,
origen y evolución. En determinados grupos ha sido necesario realizar análisis del ADN
para la identificación de especies. Todas estas razones hacen imprescindible conocer qué
técnicas son las más adecuadas para la preservación de cada grupo dependiendo del
estudio que se vaya a realizar.

En general, la concha y su correspondiente opérculo (si lo tiene) son conservados en seco.


Si la concha posee además periostraco, y este se conserva en más de un 60%, se fija
según la metodología del Museo Nacional de Historia Natural de Estados Unidos
utilizando glicerina y alcohol puro. Para las partes blandas y con independencia del grupo,
se conservan en alcohol al 70%. En el caso de cefalópodos, se deben almacenar los
individuos en recipientes hondos y largos de manera que estos queden bien extendidos.
Si utiliza frascos de vidrio se deben almacenar los especímenes cabeza abajo.

En este trabajo, los ejemplares de conchas de moluscos marinos colectados y preparados


tal y como se ha indicado, han sido almacenados, sobre algodón sintético, en cajas de
metacrilato individuales. El conjunto de estas cajas de metacrilato han sido a su vez
introducidas en otras de cierre hermético, preferiblemente de plástico, que a falta de
medios pueden ser sustituidas por cajas de cartón a condición de aumentar su vigilancia.
Han sido debidamente clasificadas en superfamilias. Los ejemplares que por su forma o
talla no han podido ser introducidos en estas urnas de metacrilato, se han introducido en
bolsas Zip e introducidos de nuevo en cajas herméticas para su conservación al resguardo
de la luz, la humedad y el polvo. Cada ejemplar ha de ser revisado individualmente un
mínimo de dos veces al año.

46
10. Técnicas de etiquetado y digitalización de moluscos marinos

Una vez preparados y conservados los ejemplares recolectados se procede a otorgarles un


número de registro según los estándares utilizados por el Real Jardín Botánico de Madrid
que será el que se introduzca en la base de datos recopilatoria donde se incluyen una serie
de identificativos mínimos: identificación taxonómica, lugar, fecha de recolección,
recolector, identificador, caladero, hábitat o sustrato. El procesamiento informático y el
mantenimiento de las bases de datos y archivos, debe incluir la creación de protocolos
adecuados para protegerlas y evitar la pérdida de información.
A continuación, se crea una etiqueta identificativa en papel de baja acidez
(preferiblemente, 100% de algodón) en la que se escriben los datos referenciales con tinta
negro carbón. Esta etiqueta se introduce con el ejemplar en seco en su caja de metacrilato.
Si dicha etiqueta no se ha podido realizar bajo los estándares de calidad antes
mencionados, se deberá introducir dentro de una bolsita Zip para evitar su degradación y
con ella la del ejemplar.

47
11. Las colecciones científicas

Los ejemplares preservados más antiguos son momias halladas en Perú y Egipto que
datan de hace 7.800 años y 5.000 años, respectivamente. Los egipcios prepararon
además de humanos, animales (peces, cocodrilos, ibis…). Por ello se puede afirmar
que la historia de la conservación de ejemplares es más antigua que la historia de los
museos (Simmons, J. E. & J. Muñoz-Saba, 2005). El desarrollo de las colecciones
biológicas se puede dividir en seis épocas (Tabla 1.1):

Tabla 1.1. Periodos del desarrollo de los museos.

A modo de resumen histórico breve, las colecciones biológicas y de antropología


empiezan recopilando lo raro y lo mágico, asociadas casi siempre a prácticas de alquimia.
Durante los siglos XVI y XVII, las colecciones se conciben como fuentes de
documentación para la investigación científica. En el siglo XVIII, comienzan a
denominarse colecciones de historia natural (CHN) y se exhiben en museos. Ya en el
siglo XIX, se cambia la filosofía de la colección dejando atrás la recogida al azar para dar
paso a una colecta en relación a un propósito y/o pregunta de investigación. Una de estas
preguntas a las que aspiraban a dar respuesta fue la variabilidad como origen de la
especiación (demostrada por Darwin y Wallace) por lo que se concibieron para ser
sistemáticas y reaparecieron convertidas en las colecciones científicas tal y como las
conocemos actualmente.
El coleccionismo generador de estas colecciones científicas pasó de ser una actividad
desarrollada por las grandes monarquías europeas en los siglos XVIII y XIX a ser una
actividad realizada por coleccionistas aficionados, la mayoría potentes empresarios, en
los siglos XIX y XX, circunstancia esta última que propició la creación y desarrollo, por
ejemplo, de los grandes museos norteamericanos de Historia Natural (Smithsonian
Institution, actual National Museum of Natural History o American Museum of Natural
History). Se estima que en la actualidad hay aproximadamente 2.500 millones de
especímenes junto a objetos de historia natural en casi 6.500 colecciones .
Este cambio en la concepción del porqué de una colección biológica ha sido seguido de
otros cambios posteriores entre los que cabe destacar que los ejemplares de una colección
son más valiosos porque forman parte de un conjunto y no porque sean únicos. Cambio
que no ha trascendido lo suficiente y no se ha comprendido mínimamente. Estudios en
taxonomía y sistemática requieren series de ejemplares semejantes. Actualmente, en las
colecciones biológicas se ha vuelto a cambiar la manera de recolectar. El significado de

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un ejemplar individual está subordinado a lo que significa dentro de un grupo. Entonces,
si aumenta el número de ejemplares por conjunto aumenta el valor.
Si “n” es el número de objetos (los elementos) en un conjunto, “v” es el valor de un
objeto en el museo y “x” es el número de los elementos por conjunto, entonces “v > si n
> x”.

v si n x

v si n x
v si n x

Pero además, hay otras formas de valorar las colecciones científicas, por ejemplo
conociendo qué información proporcionan: si alberga taxones más representativos de una
zona geográfica (estudios taxonómicos y de distribución); especies que componen los
nichos de un ecosistema (estudios ecológicos); especies nuevas (material tipo) o
muestras de tejidos y material genético de los diferentes grupos de seres vivos (estudios
moleculares y filogenéticos).

El valor científico de una colección es , además, proporcional al grado de representación


de los fondos que alberga (desde el punto de vista taxonómico, geográfico o ecológico),
al grado de compilación de la información que proporcionan sus especímenes, y al grado
de excelencia en los métodos de gestión empleados. Todos estos valores se evidencian a
través de su grado de uso y gestión : número de investigadores que la usan, publicaciones
científicas generadas y el ritmo/calidad de su crecimiento.

El concepto de CHN pasa por el crisol mental de los conservadores (curadores) y se deja
matizar por la prioridad de estudio de estos especialistas. Para Rey Fraile (2013) “son un
conjunto de especímenes (completos o parciales) y objetos, extraídos de la naturaleza y
tratados con diferentes técnicas de preservación para garantizar su permanencia y
estabilidad en el tiempo, mantenidos como lotes, piezas únicas o por sus representaciones
(incluidas las artísticas), en cualquier formato físico o digital (moldes, modelos, dibujos,
grabados, fotografías), que se han acumulado en un periodo de tiempo concreto o a lo
largo de la historia, que pueden seguir aumentando y que sirven, y han servido, para
diversos fines (científicos, educativos, expositivos, patrimoniales)”

En lo que sí coinciden todos los conservadores es que todo ejemplar de una colección
científica es un objeto en sí, con una morfología original (la pieza íntegra) o transformado
para su estudio científico (preparaciones microscópicas tradicionales o en microscopia de
barrido, disecciones, presentaciones plastinadas o de otro tipo). Pero también es la
información que lleva asociada de modo directo (etiqueta, base de datos) o que puede
extraerse de él (cuadernos de campo, catálogos, documentos de archivo). Esta doble
mirada determina su utilidad científica y su condición como recurso formativo.

Las CHN se diferencian del resto de las colecciones que forman el patrimonio cultural y
científico (museos de arte o museos de ciencia y tecnología) por el volumen de

49
especímenes que tiene que ser conservado y gestionado, por la naturaleza no
manufacturada de los ejemplares, por su repetitividad, porque tienen que ser sometidos
a técnicas de preparación básicas o específicas para evitar su degradación y porque han
de permitir el estudio a diferentes niveles de organización (individuo, sistema, orgánico,
histológico, celular o molecular).

A los ejemplares que forman la colección se denominan de forma genérica material de


referencia de un trabajo de investigación que publicado o no, dibujado o fotografiado
constituye el aval (voucher) de dicha investigación, su fundamento primero al que
dirigirse si se quiere comprobar, volver a analizar o reutilizar para otra investigación
relacionada y que constituye, además, la piedra angular del proceso científico.

En el informe final del OECD Global Science Forum (OECD, 2008) se indica con
respecto a las colecciones científicas que el progreso científico requiere la preservación,
conservación y mantenimiento de estas colecciones científicas por multitud de razones
entre las que destaca:

- Mantener los especímenes de referencia para verificar los resultados del pasado.
- Proporcionar material de estudio para nuevas técnicas analíticas.
- Ofrecer un acceso rápido a muestras representativas de todo el mundo, incluyendo
lugares remotos.
- Mantener el material que tiene un valor relacionado con el lugar específico de captura
en el momento en que se recogió (especialmente las muestras del medio ambiente).
- Mantener el material de áreas, organismos o ecosistemas que ya no existen.
- Evitar el gasto de la toma de muestras de nuevo cuando se necesite con urgencia en el
futuro.
- Calibrar procesos e instrumentos en diferentes laboratorios.
- Contribuir a la comprensión de la cultura compartida de la ciencia en todo el mundo,
incluyendo la historia y el desarrollo de la misma.

Aunque valoradas y reconocidas, las colecciones científicas están amenazadas. El


aumento progresivo de su tamaño a largo del tiempo siendo ideal porque es constante,
genera un problema mayúsculo: la falta de espacio. Si se le añade que necesitan para su
buena gestión de abundantes recursos, está servida la controversia y con ella la dificultad
en la toma de decisiones acerca de qué material debe ser conservado y cuál debe
desecharse.

Conservar los especímenes que ya han sido utilizados en una investigación puede parecer
frívolo y superfluo al cabo del tiempo, incluso inútil pero las investigaciones son parciales
o, lo que es lo mismo, un espécimen utilizado para un determinado objetivo de estudio
puede ser utilizado, años después, para estudiar otro distinto; es por eso que los ejemplares
siguen manteniendo información inédita, con más interés aún si pertenecen a especies o
poblaciones antiguas o extintas (Hawks, 1990).

Pero hay más problemas: no hay reemplazo generacional de conservadores y no hay


actualización informática con respecto al manejo de la información. Y todo ello en un
momento en que aumenta el volumen de las colecciones de campo que se requieren de
curadurías difícilmente realizables en plazos de tiempo razonables. Acerca de la
superconocida pero no evitada “extinción gradual de taxónomos”, es obligado recordar
que el Convenio de Diversidad Biológica, firmado en Río de Janeiro y ratificado por 169

50
naciones, identificó a la taxonomía como el fundamento para poder llevar a cabo su
implementación y también identificó la existencia de dos circunstancias que lo iban a
impedir: la carencia de taxónomos y las dificultades que atraviesan las colecciones
biológicas a nivel global.

Por todos estos motivos, los Museos de Historia Natural atraviesan, en estos momentos,
una situación delicada y embebida en la incertidumbre. Por un lado, se les reconoce el
valor intrínseco de su patrimonio pero para conservarlo y exhibirlo hace falta un esfuerzo
económico potente que no revierte en una imagen visible desde otros puntos de vista que
no sean científicos. Además las colecciones han de ser mostradas al público heterogéneo
al tiempo que deben conservarse como testimonio de la investigación realizada o por
realizar. Ambos objetivos pueden entrar en conflicto en determinados momentos donde
se practique un mal uso o se abuse de ellas (la manipulación y exhibición de ejemplares
-aunque sólo sea por su transporte, cambio de las condiciones ambientales de
conservación - conlleva un riesgo de deterioro). Compatibilizar ambas “virtudes”
mantienen al conservador en una permanente disyuntiva.

Pero como casi siempre, hay alternativas. La pandemia actual de Covid-19 ha catapultado
una iniciativa ya ensayada de digitalización de los fondos museísticos. Las colecciones
científicas no se han quedado atrás a la hora de ofertar, de manera virtual, los objetos
que componen sus colecciones de Historia Natural (por ejemplo, hay instituciones
poseedoras de ejemplares tipo que permiten el acceso a estas piezas con una altísima
resolución que facilita el trabajo de taxónomos y biogeógrafos y que, además, tiene un
gran valor docente). Quinientos años (desde su existencia) no son nada, pero es evidente
que las CHN han vivido un cambio sustancial en sus objetivos como en su accesibilidad.

No cabe duda de que, en el futuro, las CHN además de seguir siendo lo que son,
generarán nuevas líneas de estudio y nuevos enfoques en su exhibición que nutrirán la
inteligente de los ciudadanos.

Para que ese futuro que se promete óptimo se haga realidad, ha de ampliarse el enfoque
actual de la gestión de las CHN sin perder de vista la urdimbre de premisas donde se
asienta su origen: (1) las colecciones biológicas son las depositarias de los estudios de la
biodiversidad; (2) las colecciones, vinculadas con instituciones de carácter público,
pierden gradualmente recursos y curadores; (3) no existen métodos rigurosos para evaluar
el estado de las colecciones y elaborar propuestas de gestión. No hay un sistema
cuantitativo y cualitativo para la apreciación de las colecciones y es una falta fundamental
en la mayoría de los programas de manejo.

La gestión de una colección de historia natural se define como el conjunto de acciones y


decisiones dirigidas a conservarla, mantenerla y ordenarla, estructurando la información
derivada de ella y documentándola, además de promover su crecimiento y atender a los
posibles usuarios a través de consultas, préstamos, visitas, estancias, exposiciones,
recepción del material que se ingresa, etc. .

La gestión de una colección de historia natural oscila entre tres grandes ejes (Simmons &
Muñoz-Saba, 2005): orden/desorden, pérdida/crecimiento y deterioro/conservación.
Estos autores señalan que “el uso de la colección produce entropía”. Colecciones
gestionadas de modo inadecuado –deficiente conservación, escaso control de los
materiales- experimentarán un alto grado de pérdidas y deterioro. En cambio, una buena

51
gestión asegurará una correcta conservación de los materiales y la prevención del
deterioro.

52
12. Colección de malacología del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN)

La colección de moluscos del MNCN alberga casi 2.000.000 de ejemplares, repartidos en


unos 130.000 lotes correspondientes a 12.000 especies. La mayoría de estos ejemplares
han sido recolectados con fines científicos aunque muchos de ellos están asociados a
circunstancias históricas concretas como el conjunto de entradas que se produjeron desde
su fundación como Real Gabinete de Historia Natural en 1771 hasta 1935 (Bragado, de
Andrés y Araujo, 2017). Un ejemplo de ello sería la colección de moluscos que Manuel
Godoy (1767-1851), el Príncipe de la Paz, depositó en 1804 en el Real Gabinete de
Historia Natural. Esta colección le fue regalada a Godoy por Domingo Badía i Leblich,
alias Alí Bey el Abbassí y Simón de Rojas Clemente, dos personajes de gran importancia
en la historia del siglo XIX español. Existen otras colecciones históricas, resultado del
trabajo de personas como Franco Dávila también asociada al inicio del Real Gabinete de
Historia Natural o de investigadores como Graells, Paz y Membiela, González Hidalgo,
Azpeitia, Ortiz de Zárate y Cobos. También alberga ejemplares depositados de forma
continua por naturalistas y científicos desde que se abrió el Museo en el reinado de Carlos
III.
Si se hace una comparativa rápida con dos museos norteamericanos como Field Museum
(340.000 lotes de moluscos catalogados, con aproximadamente 4,5 millones de
ejemplares) o Museo de Historia Natural de Delaware (más de 2 millones de especímenes
con 220.000 lotes catalogados que representan a más de 18.000 especies) no parece haber
diferencias significativas con relación al número de ejemplares y a los territorios que
representan.
La colección malacológica del MNCN conserva ejemplares de las 8 clases conocidas de
moluscos aunque los grupos más numerosos son: Gasterópodos con 9.979 especies
(60.000 descritas) y Bivalvos con 1.705 especies (8.000 descritas).Las faunas mejor
representadas son las de la Península Ibérica, Filipinas, Cuba, Guinea Ecuatorial y
Sudamérica.
Más del 85 % de los lotes están conservados en seco, pero también existe una importante
colección de ejemplares en etanol (pueden ser utilizados en estudios moleculares) y
preparaciones de ejemplares para microscopio óptico y de barrido . Actualmente el 60 %
de todo este material está ya informatizado.

53
54
13. Museos de historia natural y conservación de la biodiversidad

Los propósitos de los museos pueden resumirse en cuatro sencillos puntos: generar
información, perpetuarla, organizar dicha información y difundirla. Una de las
informaciones que genera un museo de Historia Natural más fáciles de intuir y calibrar
por un no iniciado en la materia es sobre biodiversidad. Basta recordar las recientes
palabras de un grupo de investigadores norteamericanos recogidas por la revista Science,
ante un fuerte recorte de dotación presupuestaria anunciado para el Field Museum de
Chicago: “Great natural history museums are among the world’s premier institutions of
scientific research, training, and education. The research produced by these museums,
based on their collections of biological, geological, and anthropological specimens, has
been of incalculable importance in formulating and testing the most fundamental theories
and principles of these and related disciplines. In the biological sciences, for instance,
contributions from past curators of these collections form the pillars of modern
evolutionary biology]” .

La biodiversidad es el objetivo de estudio de esa moderna biología evolutiva y cada uno


de los museos de Historia Natural son páginas de un monográfico que se reedita y
actualiza constantemente. La humanidad tiene la útil costumbre de almacenar todo su
conocimiento en libros, bibliotecas y medio digitales; la vida misma, puede ser conocida
a través de células preservadas, pieles, flores, hojas, huesos, conchas y ejemplares
completos. Este inicial mensaje cifrado almacenado en estos sustratos tan dispares, puede
ser interpretado por especialistas y conocer así cómo ha evolucionado el planeta Tierra
y sus habitantes.

Una representación de esta biodiversidad recolectada por naturalistas, estudiosos e


investigadores durante los últimos 300 años, se conserva hoy en las colecciones de
museos, jardines botánicos, universidades y centros públicos de investigación de los cinco
continentes, alcanzando un total estimado de más de tres mil millones de ejemplares y
muestras.

Las colecciones científicas constituyen, por tanto, un testimonio del enorme patrimonio
natural existente y actúan como centros documentales: de memoria geológica de especies
extintas; de observaciones sobre especies actuales en determinadas áreas geográficas. Se
comprueba así que el potencial de conocimientos que albergan los materiales biológicos
para el desarrollo de investigaciones sobre biodiversidad es muy elevado porque además,
proporcionan información sobre la variabilidad biológica que existía en áreas hoy
degradadas, de cara a su futura regeneración. Para conseguirlo es imprescindible una
buena catalogación.

La pérdida acelerada de diversidad biológica está provocando un cambio en el uso de


estas colecciones: se están especializando las colecciones para fomentar el intercambio y
préstamo del material depositado en ellas con el objetivo de disminuir al máximo la
colecta de nuevos ejemplares, sobre todo de aquellas especies que poseen una mayor
vulnerabilidad.

55
Dada esta crisis de biodiversidad, las colecciones presentan valor añadido si cuentan con
ejemplares colectados mucho tiempo atrás (aunque su estado de conservación de colores
u otros elementos morfológicos externos no sean ideales, como el ejemplo del dodo) ya
que pueden ser testigos de especies, subespecies o poblaciones extintas. Si además de
ejemplares completos, esa colección cuenta con muestras de tejidos o ejemplares
liofilizados, congelados o conservados en etanol absoluto; pueden ser empleadas en
técnicas moleculares y por lo tanto también añadirán un valor adicional a la colección. •
Si la colección no tiene muchas series de las distintas especies, pero las muestras
existentes proceden de diferentes zonas del área de distribución, certeza conseguida
mediante los análisis biogeográficos oportunos, entonces esa colección también tendrá un
valor añadido porque supone una representación suficiente de la variabilidad de dichas
especies en la naturaleza.

Con el avance y diversificación de las ciencias, las colecciones biológicas también han
diversificado su funcionalidad tomándose como referencia para obtener nuevos recursos
(desde alimentos a productos fitosanitarios), identificar enfermedades y agentes
patógenos, para llevar a cabo control de plagas, reintroducción de especies o para generar
soluciones biotecnológicas.

Las colecciones, a través de los ejemplares testimoniales que las forman (tomados como
referencia), permiten verificar y contrastar afirmaciones anteriores, rectificando en caso
de conclusiones inexactas. Entre estos materiales están los ejemplares tipo, los citados,
los figurados y otros. En la actualidad, la fiabilidad de los datos de los ejemplares y sus
identificaciones son esenciales para ser integrados en bases y redes interrelacionadas de
biodiversidad (fuente de información global para investigaciones y aplicaciones prácticas,
en todos aquellos campos en que sean de utilidad). Los responsables de las colecciones
deberán ser conscientes del riesgo implícito en la incorporación a estas redes de cualquier
información carente de garantías. Hay proyectos transnacionales, como Synthesys, que
facilitan la movilidad de especialistas entre centros europeos para el estudio de
colecciones ( colaboran en programas de revisión de los fondos y actualización de su
nomenclatura, lo que multiplica notablemente su valor como herramienta científica). Esta
tarea, el facilitar a gran escala el acceso a los datos de las colecciones y compartirlos, es
la gran apuesta que se viene realizando desde hace años a través de proyectos
coordinados(surgidos de las instituciones científicas depositarias de este patrimonio pero
también de algunos gobiernos), conscientes de su valor en alza como recurso
progresivamente más utilizado por la ciencia y para potenciar el desarrollo de los pueblos
(GBIF, SciColl, NSCalliance, CETAF…) .

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14. Resultados I: Polyplacophora

Polyplacophora

PHYLLUM MOLLUSCA

CLASE POLYPLACOPHORA Gray, 1821


ORDEN LEPIDOPLEURIDA Thiele, 1909.
SUBORDEN LEPIDOPLEURINA Thiele, 1910.
SUPERFAMILIA NEOLEPIDOPLEURINA Dell´Angelo & Palazzi 1989.
Familia chitonidae Rafinesque 1815.

Chitonidae:
Genus Rhyssoplax Thiele, 1893.
Rhyssoplax olivaceus Spengler, 1797.
Rhyssoplax corallinus (Risso, 1826)

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58
15. Resultados II: Gastropoda

CLASE GASTROPODA Cuvier, 1797.


SUBCLASE PROSOBRANCHIA Mine Edwars 1848.
SUPERORDEN ARCHAENOGASTROPODA Thiele, 1925.
ORDEN VETIGASTROPODA Thiele, 1925.

SUPERFAMILIA FISSURELLOIDEA Vaught 1989.


Familia Fissurellidae Fleming, 1822.
Subfamilia diodorinae Pecaud & Le Renard 1995.

Genus Diodora Gray, 1821.


Diodora graeca (Linnaeus, 1758).
Diodora itálica (Defrance, 1820).
Diodora dorsata (Defrance, 1820).

SUPERFAMILIA TROCHOIDEA Hickman & McLean1990.


Familia Calliostomatidae Thiele, 1924.

Genus Calliostoma Swainson 1840.


Subgenus Calliostoma Swainson, 1840.
Calliostoma laugieri (Payraudeu, 1826).
Calliostoma conulus (Linnaeus, 1758).
Calliostoma zizyphinum (Linnaeus, 1758).

SUPERFAMILIA TURBINOIDEA Rafinesque 1815.


Familia Turbinidae Rafinesque, 1815.
Subfamilia Turbininae Stoliczka 1868.

Genus Bolma Risso, 1826.


Bolma rugosa (Linnaeus, 1767).

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Familia Phasianellidae Swainson, 1840.
Subfamilia Tricoliinae Woodring, 1928.

Genus Tricolia Risso, 1826.


Tricolia pullus (Linnaeus, 1758).
Tricolia speciosa (V. Muhlfield, 1824).

ORDEN NERITOMORPHA
SUPERFAMILIA NERITOIDEA VAUGHT, 1989.
Familia Neritidae Rafinesque, 1815.
Subfamilia Smaragdinae Vaught, 1989.

Genus Smaragdia Issel, 1869.


Smaragdia viridis (Linnaeus, 1758).

SUPERORDEN CAENOGASTROPODA Cox, 1959.


ORDEN NEOTAENIOGLOSSA Haller, 1882.
SUBORDEN DISCOPODA
SUPERFAMILIA Vaught, 1989.
Familia Cerithiidae Férussac, 1819.

Genus Cerithium Bruiguiere, 1789.


Cerithium vulgatum Bruguiere, 1792.
Cerithium protractum Bivona Ant. in Bivona And., 1838

Familia Turritellidae Lovén, 1847.


Subfamilia Turritellinae Vaught 1989.

Genus Turritellinella Lamarck, 1799.


Turritellinella tricarinata (Brocchi, 1814).

60
SUPERFAMILIA JANTHINOIDEA Pacaud & Le Renard, 1995.
Familia Epitoniidae, Berry S.S 1810.
Subfamilia epitoniinae Vaught 1989.

Genus Acirsa Morch, 1857.


Acirsa subdecussata (Cantraine, 1835).

Genus Opalia Boury, 1890.


Opalia crenata (Linnaeus, 1758).

SUPERFAMILIA RISSOIDEA
Familia Rissoidae Gray, 1847.
Subfamilia Rissoinae Vaught, 1989.

Genus Rissoa Fréminville in Desmarest, 1814.


Rissoa guerinii Recluz, 1843.
Rissoa membranácea (Adams, 1800).
Rissoa violácea Desmarest, 1814.

SUPERFAMILIA STROMBOIDEA Vaught, 1989.


Familia Aporrhaidae Gray, 1850.

Genus Aporrhais Da Costa, 1778.


Aporrhais pespelicani (Linnaeus, 1758).
Aporrhais serresiana (Michaud, 1828).

SUPERFAMILIA XENOPHOROIDEA Vaught, 1989.


Familia Xenophoridae Philippi, 1853.

Genus Xenophora Fischer, 1807.


Xenophora crispa (Konig, 1825).

SUPERFAMILIA CALYPTRAEOIDEA Pacaud & Le Renard 1995.


Familia Calyptraeidae Lamarck, 1809.

61
Genus Calyptraea Lamarck, 1799.
Calyptraea chinensis (Linnaeus, 1758).

Genus Crepidula Lamarck, 1799.


Crepidula unguiformis Lamarck,1822.

SUPRFAMILIA CYPRAEOIDEA Vaught 1989.


Familia Cypraeidae Rafinesque 1815.

Genus Erosaria Troschel, 1863.


Erosaria spurca (Linnaeus, 1758).

Genus Luria Jousseaume 1884.


Luria lurida (Linnaeus, 1758)

Genus Schilderia Tomlin, 1930.


Schilderia achatidea (Gray in Soweby, 1837)

Genus Zonaria Jousseaume 1884.


Zonaria pyrum (Linnaeus, 1758)

SUPERFAMILIA NATICOIDEA Vaught, 1989.


Familia Naticidae Forbes, 1838.
Subfamilia Naticinae Vaught, 1989.

Genus Euspira Agassiz, 1839


Euspira intrincata (Donovan, 1804).
Euspira nitidae (Donovan, 1804).

SUPERFAMILIA TONNOIDEA Vaught, 1989.


Familia Cassidae Latreille 1826.
Subfamilia Cassinae Latreille 1826.

Genus Galeodea, Link, 1807.


Galeodea rugosa (Linnaeus, 1771).
Subfamilia Phaliinae Beu 1981.
Genus Semicassis Link 1807.

62
Semicassis granulata (Born 1778).
Semicassis saburon (Bruguiere, 1792).
Familia Ranellidae Gray J.E. 1854.

Genus Ranella Gray J.E. 1854.


Ranella Olearia (Linnaeus, 1758).

Familia Charoniidae Powell, 1933.

Genus Charonia Gistel, 1848.


Charonia lampas (Linnaeus, 1758).

Familia cymatiidae Iredale, 1913.


Subfamilia Cymatiinae Vaught 1989.

Genus Monoplex Perry, 1810.


Monoplex corrugatus (Lamarck 1816).
Monoplex parthenopeus (Salis Marschlins, 1793).

Genus Cabestana Roding, 1798.


Cabestana cutacea (Linnaeus, 1767).

Familia Muricidae Rafinesque 1815.

Genus Bolinus Pusch, 1837.


Bolinus brandaris (Linnaeus, 1758).

Genus Hexaplex Perry, 1811.


Hexaplex trunculus (Linnaeus, 1758).

Subfamilia Ocenebrinae Cossmann 1903.

Genus Hadriania Bucquoy & Dautzenberg, 1882.


Hadriania craticulata Bucquoy & Dautzenberg, 1882.

Genus Ocenebra Gray, 1847.


Ocenebra erinaceus (Linnaeus, 1758).

63
Ocenebra edwarsii (Payradeau, 1826).

Subfamilia Rapaninae .

Genus Stramonita Schumacher, 1817.


Stramonita haemastoma (Linnaeus, 1766).

Familia Volutidae
Subfamilia Coralliophilinae Chenu 1859.

Genus Muricopsis Bucquoy, Dautzenberg & Dolifus, 1882.


Subgenus Muricopsis Bucquoy, Dautzenberg & Dolifus, 1882.
Muricopsis (Muricopsis) cristata (Brocchi, 1814).

Genus Coralliophila Coen 1922.


Coralliophila meyendorphii (Calcara,1845).

Familia Volutidae Rafinesque, 1815.

Genus Cymbium Roding, 1798.


Cymbium cucumis Roding, 1798.
Cymbium olla (Linnaeus, 1758)

SUPERFAMILIA MITROIDEA Swainson, 1831.


Familia Mitridae Swainson, 1831.
Subfamilia Mitrinae Swainson, 1831.

Genus Episcomitra Monterosato, 1917.


Episcomitra zonata (Marryat, 1818).

SUPERFAMILIA BUCCINOIDEA Rafinesque, 1815.


Familia Buccinidae Vaught, 1989.
Subfamilia Buccininae Vaught, 1998.
Genus Euthria Gray, 1850.

64
Euthria cornea (Linnaeus, 1758).

Familia Nassaridae Iredale, 1916.


Subfamilia Nassariinae Iredale, 1916.

Genus Tritia Risso, 1826.


Tritia grana (Lamarck, 1822).
Tritia incrassata (Strom, 1768).
Tritia mutabilis (Linnaeus, 1758).
Tritia neritea (Linnaeus, 1758).
Tritia reticulata (Linnaeus, 1758).
Tritia unifasciata (Kiener, 1834).
Tritia pygmaeus (Lamark, 1822).
Tritia cuvierii (Payraudeu, 1826).
Tritia denticulata (A. Adams, 1852).
Tritia elata Gould, 1845.

Familia Columbellidae, Vaught, 1989.


Subfamilia Columellinae, Vaught, 1989.

Genus Columbella Lamarck, 1799.


Columbella rustica (Linnaeus, 1758).

Genus Mitrella Risso, 1826.


Mitrella scripta (Linnaeus, 1758).

Familia Fasciolariidae, Vaught, 1989.

Genus Tarantinaea Monterosato, 1917.


Tarantinaea lignaria (Linnaeus, 1758).

Genus Fusinus Rafinesque, 1816.


Fusinus pulchellus, (Philippi, 1844).
Genus Gracilipurpura (Olivi, 1792).
Gracilipurpura rostrata (Olivi, 1792).

65
SUPERFAMILIA CANCELLARIOIDEA Pacaud & Le Renard, 1995.

Familia Cancellariidae, Gray, J.E. 1853.

Genus Bivetiella Wenz, 1943.


Bivetiella similis Sowerby, 1833.
Bivetiella cancellata (Linnaeus, 1767).

SUPERFAMILIA CONOIDEA Vaught, 1989.

Familia Conidae, Rafinesque, 1815.

Genus Lautoconus Monterosato, 1923.


Lautoconus ventricosus (Gmelin, 1791).

Familia Clathurellidae, Adams & Adams, 1858.

Genus Comarmondia Monterosato, 1884.


Comarmondia gracilis (Montagu, 1803).

Familia Raphitomidae Bellardi, 1875.

Genus Raphitoma bellard, 1847.


Raphitoma cordieri (Pyraudeau, 1826).

Genus Leufroyia Monterosato, 1884.


Leufroyia leufroyi (Michaud, 1828).

Familia Fusiturridae Abdelkrim, Aznar-Cormano, Fedosov, Kantor, Lozouet, Phuong,


Zaharias & Puillandre, 2018.
Genus Fusiturris Thiele, 1929.

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Fusiturris undatiruga (Bivona in Bivona, 1838).

SUBCLASE HETEROBRANCHIA Gray, J.E. 1840.


ORDEN HETEROSTROPHA Fischer, 1885.
SUPERFAMILIA ARCHITECTONICOIDEA Gray, 1840.

Familia Architectonicidae, Gray, J.E. 1840.

Genus Heliacus D´Orgbigny, 1842.


Subgenus Grandeliacus Iredale, 1957.
Heliacus (Grandeliacus) subvariegatus (d´Orbigny, 1852).

Genus Philippia Gray, 1847.


Philippia hibrida (Linnaeus, 1758).

SUPERFAMILIA ACOCHLIDIOIDEA, Ohdner, 1937.


SUBORDEN RHODOPIDA, Fischr, P. 1883.
ORDEN ANASPIDEA, Fischer, P. 1883.
Familia Aplysiidae, Lamarck, 1809.
Subfamilia Aplysiinae

Genus Aplysia Linnaeus, 1767.


Subgenus Varria Eales, 1960.
Aplysia (Varria) fasciata, (Poiret, 1789).

SUPERFAMILIA PYRAMIDELLOIDEA Vaught, 1989.


SUBCLASE OPISTOBRANCHIA Milne-Edwards, 1848.
ORDEN CEPHALASPIDEA Fischer P. 1835.
Familia Bullidae, Lamarck, 1801.

Genus Bulla Linnaeus, 1758.


Bulla striata Bruguiere, 1792.

67
16. Resultados III: Bivalvia

CLASE BIVALVIA Linnaeus, 1758.


SUBCLASE PROTOBRANCHIA Pelseneer 1889.
ORDEN NUCULIDA Vaught, 1989.
SUPERFAMILIA NUCULOIDEA Vaught, 1989.
Familia Nuculanidae Adams & Adams, 1858.

Genus Saccella Woodring, 1925.


Saccella illirica (Carrozza, 1987).

SUBCLASE PTEROMORPHIA Beurlen 1944.


ORDEN ARCOIDA Stoliczka 1871.
SUPERFAMILIA ARCOIDEA Vaught, 1989.
Familia Arcidae Lamarck, 1818
Subfamilia Arcinae Vaught, 1989.

Genus Arca Linnaeus, 1758.


Arca noae (Linnaeus, 1758).
Arca tetragona Poli, 1795.

Genus Barbatia Gray, 1840.


Subgenus Barbatia Gray, 1840.
Barbatia (barbatia) barbata (Linnaeus, 1758).

Subfamilia Anadariinae Vaught, 1989.

Genus Anadara Gray, 1847.


Anadara gibbosa (Reeve,1844).

Genus Striarca Conrad, 1862.


Striarca láctea (Linnaeus, 1758).

68
SUBORDEN MYITILINA Pacaud & Le Renard 1995.
SUPERFAMILIA MYTILOIDEA Vaught, 1989.

Familia Mytilidae Rafinesque, 1815.

Subfamilia Modiolinae Vaught, 1989.

Genus Modiolarca Gray, 1843.


Modiolarca subpicta (Cantraine, 1835).

Genus Modiolus Lamarck, 1799.


Modyolus barbatus (Linnaeus, 1758).

SUBORDEN PINNINA Leach, 1819.


SUPERFAMILIA PINNOIDEA Leach, 1819.
Familia Pinnidae Leach, 1819.
Genus Pinna Linnaeus, 1758.
Pinna nobilis Linnaeus, 1758.

ORDEN PTERIIDA Pacaud & Le Renard, 1995.


SUBORDEN PTERIINA Newell, 1965.
SUPERFAMILIA PTERIOIDEA Gray, 1847.

Familia Pteriidae Gray, J.E. 1847.


Genus Pteria Scopoli, 1777.
Pteria hirundo (Linnaeus, 1758).

SUBORDEN PECTININA Vaught, 1989.


SUPERFAMILIA PECTINOIDEA Vaught, 1989.
Familia Pectinidae Rafinesque, 1815.

Subfamilia Pectininae Vaught, 1989.


Tribus Pectenini Vaught, 1989.

Genus Pecten Muller, 1776.


Pecten jacobeus (Linnaeus, 1758).
Tribus Hinnitini Vaught, 1989.

Genus Talochlamys Iredale 1915.


Talochlamys multistriata (Poli, 1795).

Subfamilia Chlamydinae Vaught, 1989.

Genus Chlamys Roding, 1791.


Chlamys (Flexopecten) flexuosa (Poli, 1795).

69
Genus Mimachlamys Iredale, 1929.
Mimachlamys varia (Linnaeus, 1758).

Genus Aequipecten Fischer, 1886.


Subgenus Aequipecten Fischer, 1886.
Aequipecten (Aequipecten) opercularis (Linnaeus, 1758).

Subgenus Parapecten.
Aequipecten (Parapecten) commutatus (Monterosato, 1875).

SUPERFAMILIA ANOMOIDEA Vaught, 1989.

Familia anomiidae Vaught, 1989.

Genus Anomia Linnaeus, 1758.


Anomia ephippium Linnaeus, 1758.

SUPERFAMILIA CARDITOIDEA Vaught, 1989.

Familia Carditidae Fleming, 1828.

Subfamilia Carditinae Vaught, 1989.

Genus Centrocardita Sacco, 1899.


Centrocardita aculeata (Poli, 1796).
Subfamilia Carditesinae Chavan, 1969.

Genus Cardites Link, 1807.


Cardites antiquatus (Linnaeus, 1798).

SUPERFAMILIA ASTARTOIDEA Vaught, 1989.

Familia Astartidae d.Orbigny, 1844.


Genus Astarte Sowerby, 1816.
Astarte sulcata (Da Costa, 1778).

SUPERFAMILIA CARDIOIDEA Vaught,1989.

Familia Cardiidae Lamarck, 1809.

Subfamilia Cardiinae Lamarck, 1809.

Genus Acanthocardia Gray, 1851.


Subgenus Acanthocardia Gray, 1851.
Acanthocardia (Acanthocardia) aculeata (Linnaeus, 1758).
Acanthocardia (Acanthocardia) Echinata (Linnaeus,1758).

Genus Papillicardium Saco, 1899.


Papillicardium papillosum (Poli, 1791).

70
Genus Laevicardium Swainson, 1840.
Laevicardium oblongum (Gmelin, 1791).

SUPERFAMILIA MACTROIDEA Vaught, 1989.


Familia Mactridae Lamarck, 1809.
Subfamilia Lutrariinae Vaught, 1989.

Genus Lutraria Lamarck, 1799.


Subgenus Lutraria Lamarck, 1799.
Lutraria (Lutraria) elongata Gray, 1837.

SUPERFAMILIA TELLINOIDEA Vaught, 1989.


Familia Psammobiidae Fleming, 1826.
Subfamilia Psammobiinae Vaught, 1989.

Genus Gari Schumacher, 1817.


Subgenus Gobraeus Brown, 1844.
Gari (Gobraeus) depressa (Pennant, 1777).

Subfamilia Moerellinae Huber, Langleit & Kreipi, 2015.


Subgenus Moerella Fischer, P. 1887.
Moerella donacina (Linnaeus, 1758).

SUPERFAMILIA DONACOIDEA Pacaud & Le Renard, 1995.


Familia Solenocurtidae dÓrbigny, 1846.

Genus solenocurtus Blainville, 1824.


Solenocurtus strigilatus (Linnaeus, 1758).

SUPERFAMILIA VENEROIDEA Vaught, 1989.

Familia Veneridae Rafinesque, 1815.

Genus Venus Linnaeus, 1758.


Subgenus Venus Linnaeus, 1758.
Venus (Venus) verrucosa Linnaeus, 1758.

Subgenus Circomphalus Klein in Morch, 1853.


Venus (Circomphalus) casina (Linnaeus, 1758).

Subfamilia Chioninae Vaught, 1989.


Genus Chamelea Morch, 1853.
Chamelea gallina (Linnaeus, 1758).

Subfamilia Pitar (Pitar)inae Vaught, 1989.


Genus Timoclea Brown, 1827.
Timoclea ovata (Pennant, 1777).

71
Genus Pitar Romer 1857.
Subgenus Pitar Romer, 1857.
Pitar (Pitar) rudis (Poli, 1795).
Genus Callista Poli, 1791.
Callista chione (Linnaeus, 1758).

ORDEN MYIDA Pacaud & Le Renard 1995.


SUBORDEN MYINA Vaught, 1989.
SUPERFAMILIA MYOIDEA Vayght, 1989.
Familia Corbulidae Lamark, 1818.
Subfamilia Tapetinae Vaught, 1989.

Genus Polititapes Chiamenti 1900.


Polititapes aureus (Gmelin, 1791).

Genus Corbula Bruguiere, 1797.


Subgenus Varicorbula Grant & Gale, 1931.
Corbula (Varicorbula) gibba (Olivi, 1792).

S
UPERFAMILIA GASTROCHAENOIDEA Vaught, 1989.
Familia Gastrochaenidae Gray J.E. 1840.

Genus Hiatella Daudin in Bosc, 1801.


Hiatella arctica (Linnaeus, 1767).
Hiatella rugosa (Linnaeus, 1767).

SUPERFAMILIA THRACIOIDEA Pacaud & Le Renard, 1995.


Familia Thraciidae Stoliczka 1870.

Genus Thracia Leach in Blainville, 1824.


Subgenus Thracia Leach in Blainville, 1824.
Thracia (Thracia) corbuloides Deshayes, 1830.

72
17. Resultados IV: Cefhalopoda

CLASE CEPHALOPODA Vaught, 1989.


ORDEN COLEOIDEA Vaught, 1989.
SUPERFAMILIA SEPIOIDEA Pacaud & Le Renard, 1995.
Familia Sepiidae, Vaught, 1989.
Genus Sepia Linnaeus, 1758.
Sepia elegans Blainville, 1827.
Sepia officinalis Linnaeus, 1758.

SUPERFAMILIA OCTOPODOIDEA Vaught, 1989.


Familia Octopodidae Vaught, 1989.
Subfamilia Octopodinae Vaught, 1989.
Genus octopus Lamark, 1798.
Octopus vulgaris Cuvier, 1797.

Im. VIII. Gastropoda. Cabestana cutacea

73
De las especies encontradas (160) y en función de los valores de frecuencia, se deduce
que los Gastropoda con un 74,21% del total de capturas, representan el orden más
abundante; seguido por el orden Bivalvia con un 23,27% . Si estas capturas accidentales
pudieran indicar de manera directa cómo es el poblamiento de moluscos marinos en el
área de estudio se podría afirmar que las especies representativas de ambos órdenes
pueden ser consideradas especies constantes. Las especies encontradas del orden
Poliplacophora resultan esporádicas al igual que las dos especies del orden Cephalopoda.

En cuanto a dominancia específica, destaca Hexaplex trunculus, una especie de


gasterópodo que se recoge de forma abundante y continua. El género Rissoa es un género
de micromolusco (Gastropoda) representado en el área de estudio por 5 especies y muy
abundante también. Como especie rara, muy poco frecuente entre los ejemplares
recolectados, destaca un bivalvo

El conjunto de las especies recolectadas en las redes de pesca coincide con la descripción
de fauna malacológica presente en el área de estudio, ubicada dentro del Golfo de Almería
en el borde oriental del Mar de Alborán, ecotono con el Mar Mediterráneo sin influencia
atlántica .

Ya se ha indicado en el apartado de caracterización ecocartográfica los tipos de fondos,


determinados no solo por la presencia de algas y flora, sino por el tipo de sustrato. Se han
distinguido de manera general dos tipos de fondos, duros y blandos, cuyas comunidades
son muy distintas. Los fondos duros están constituidos por un sustrato rocoso (rocas,
bloques o piedras del tamaño suficiente como para que el oleaje y las corrientes no puedan
voltearlos con frecuencia). Los organismos que habitan estos fondos viven generalmente
sobre el sustrato (epifauna o epiflora), salvo que la naturaleza del sustrato (roca porosa o
blanda) permitan la existencia de organismos perforadores (litófagos) o colonizadores
(algas calcáreas incrustantes). Stramonita haemastoma es una de las especies
recolectadas. Hay un ecotipo que se caracteriza por poseer grandes tubérculos y al que se
conoce como forma o ecotipo cónsul. Es propia de estos fondos rocosos en zonas de
escasa profundidad.

Son especialmente importantes los fondos duros secundarios o biógenos, construidos por
los restos de los propios organismos (algas, fanerógamas o animales), y que constituyen
el nuevo sustrato sobre el que instalen otros seres vivos propios de estos fondos. Estos
fondos que se distribuyen a lo largo de una transición biogénica gradual (con dependencia
de la profundidad) son denominados por los pescadores “rubiales” y en ellos encuentran
el cascajo, albergue de especies de la familia Cymatiidae como por ejemplo Monoplex
partenopheus. Son zonas de retrabajamiento orgánico en el proceso de edafogénesis
postmortem.

Una de las especies recolectadas con mayor importancia conquiliológica debido no solo
a su calidad de concha (completa y sin imperfecciones) sino a su excepcional tamaño con
respecto a las citas publicadas es Diodora dorsata. Esta especie, además, se ha
recolectado de manera suficiente para crear una serie poblacional. Se conoce con detalle
su localización en el área de estudio lo que ha permitido descubrir que ha colonizado un
74
nuevo hábitat caracterizado por su baja profundidad. Todas las citas de referencia la
ubican en zonas profundas del mediterráneo oriental (islas griegas e Italia). Los
ejemplares recolectados muestran un tamaño muy superior a dichas citas (ostentan una
media de 16 mm de longitud con respecto a los 26 mm de media alcanzados en el área de
estudio con excepciones puntuales que sobrepasan los 29 mm).

Esta correspondencia de especies y hábitats encontrada afianza la idea de utilizar las redes
de pesca como herramienta de muestreo pasivo. Además, resulta indispensable para
conseguir ejemplares de especies poco detectables y que requerirían un esfuerzo de
muestreo considerable como es el caso de Cabestana cutacea . Aunque no se trata de una
especie poco común (es abundante en su área de distribución geográfica, la región
Macaronésica) la presencia de un sofisticado periostraco en su concha le confiere una alta
capacidad de camuflaje con el sustrato.

Ocenebra erinacea f. hanleyi, es una de las especies recolectadas que suponen una
referencia espacial muy importante para determinar a partir de qué sector del
mediterráneo occidental se comienza a producir un cambio morfológico en la estructura
de su concha. Así, los ejemplares colectados desde Malta hasta Almería presentan un
morfotipo idéntico, con una concha muy ornamentada mientras que a partir del litoral
granadino esta especie difumina y suaviza estas formas hasta quedar roma.

Los fondos blandos o sedimentarios están formados por partículas de diferente tamaño.
Reflejan las condiciones de sedimentación y el hidrodinamismo del área. En este tipo de
fondos abunda la endofauna, que vive por debajo de la superficie del sustrato, la flora es
escasa con excepciones. El tamaño de las partículas de los fondos blandos determina la
distribución de las especies y comunidades ya que condiciona tanto la fijación y el
movimiento de los organismos como la cantidad de oxígeno que puede difundirse hacia
el interior del sedimento. Generalmente, cuanto menor es el tamaño de las partículas,
mayor es el contenido en materia orgánica y menor la cantidad de oxígeno disuelto.

La caracterización del poblamiento de moluscos de fondos blandos del área de estudio


viene determinada por la presencia mayoritaria de géneros de bivalvos en los ejemplares
recolectados. Lutraria oblonga es un bivalvo de tamaño medio propio de estos fondos
que tiene interés malacólogico entre otras razones, porque su concha necesita tratamiento
específico al ser muy frágil (hay que evitar la deshidratación) y tiene que ser recolectada
con prontitud. Además es muy difícil encontrar ejemplares completos y sin alteraciones
porque el trasmallo es un arte de pesca que se maneja con rudeza.

Tritia es un género de gasterópodos carroñeros que viven durante el día ocultos en el


sustrato blando a la espera de salir por la noche y detectar cadáveres. Estos ejemplares
caen de manera indirecta en las redes. Esto ocurre cuando hay temporales y los pescadores
no pueden recoger el trasmallo. Una vez vuelven porque las condiciones de navegación
son las adecuadas y recogen la red, ya hay presencia de estos organismos.
Con respecto a la asociación de fondos blandos con Cymodocea nodosa, destacar que se
trata de una zona de cría de Naticidos y Cassidos (Gastropoda). Este fondo es muy difícil
de detectar mediante las capturas malacológicas en trasmallo porque no quedan apenas

75
restos de este alga en el arte. Han sido las referencias orales de los pescadores las que han
determinado su origen.
Destacar, con respecto a los fondos de pradera de Posidonia oceanica ubicados en el área
de estudio, que las capturas de las dos especies de moluscos de mayor tamaño del
mediterráneo, un bivalvo (Pinna nobilis) y un gasterópodo (Charonia lampas) han sido
históricamente mínimas.
El presente trabajo ha aportado ejemplares con la suficiente calidad malacológica para
formar parte de colecciones de referencia como las del MNCN pero su importancia radica,
sobre todo, en constituir una colección de referencia contextualizada desde un punto de
vista geográfico y cultural .

Imagen IX Bivalvia
Lutraria oblonga Foto: Sancho Rubio

76
Imagen XI. Gastropoda
Hexaplex trunculus f. falcata Foto: Sancho Rubio

77
Imagen XII Gastropoda
Ocenebra erinacea f. hanleyi Foto: Sancho Rubio

78
18. Discusión

Epílogo: “Las prácticas tradicionales de pesca no generan impactos negativos en el


medio”, comentó Santiago Merino, director del MNCN desde 2013 hasta 2021. Y dijo, y
dice, bien. Este trabajo ha confirmado esa declaración suya, comunicada a viva voz y
anclada por escrito, de un experto conservador, de un biólogo evolutivo, de un profesor
de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
acostumbrado a transitar por el cambio orgánico a través del tiempo geológico.
Paradójicamente, los pescadores de la playa del Perdigal, en el Golfo de Almería,
coinciden con él en este tema. Una conexión de pareceres, de conocimientos, de espacios
y de especies. Eso es lo que ha pretendido este trabajo: fundamentar la estrecha
colaboración, histórica pero nada actual (aún se está a tiempo), de confirmar la holística
del conocimiento en ciencias naturales frente al aislamiento de la superespecialización
caracterizada por la delimitación reverberada de funciones y aptitudes. El saber ya no es
que no ocupe lugar sino que muestra capacidad de carga sobrepasada y suelta lastre para
poder flotar en un mar de datos, preferencias conducidas y gritar ¡sálvese quien pueda!...
ese es mi bote/botín.
Sin embargo, los que vuelven a la playa del Perdigal, los que se embarcan y ponen rumbo
al lance de la Virgen o al Bolete, para faenar donde siempre y como casi siempre, tienen
el conocimiento ancestral del que ha de aprender por encuentro, a través de la vista y del
tacto quiénes son los habitantes animados del fondo del mar. Y conocen sus trasiegos y
sus ausencias, y por eso saben esperarlos. Saben, mientras miran a sierra Alhamilla y a la
llanura que les queda enfrente, hacia dónde ir a cogerlos y cómo regresar.
En este trabajo han sido los verdaderos hacedores de la colección de moluscos recolectada
a través de una década larga y pueden seguir siéndolo si se abre la panorámica de quiénes
son necesarios, quiénes pueden aportar en un trabajo científico. Tramperos, recolectores,
ayudantes de campo, rastreadores, nombres de antes para oficios de ahora, solo que para
dignificar sus habilidades, sus destrezas y conocimientos se han de titular de otra forma
y ser remunerados por ello. Y no hay una mejor opción administrativa que la de que entren
a formar parte de la plantilla laboral de un centro de investigación. Sin ellos puede que
recojan laureles en forma de publicaciones pero también les lloverá una falta de tiempo,
un no saber hacer práctico que les limitará la calidad de sus trabajos.
Este proyecto ha sido una oportunidad única de hacer pública una de las fuentes no
conocidas u olvidadas de provisión de especímenes de interés para las colecciones
científicas que son (ya se ha fundamentado), más que un depósito de cadáveres. Registrar
esa biodiversidad que hacemos perder es otra oportunidad única para compensar errores.
La diferencia estriba en la manera de valorar la colaboración.

79
80
19. Conclusiones

- La fauna de acompañamiento (capturas pasivas) proporcionadas por el uso del


trasmallo en los pisos infralitoral y circalitoral del Golfo de Almería es una
herramienta de prospección de fondos y provisión de ejemplares de moluscos marinos
con calidad conquiliológica apta para formar parte de las colecciones científicas de
referencia.
- La reconversión del sector pesquero artesanal como personal de apoyo científico en
estudios sobre medios marinos, como asistentes de colecciones científicas y como
parataxónomos

81
82
20. Agradecimientos

Agradecimiento especial para el técnico conservador de colecciones científicas Sancho


Rubio que ha aportado su experto conocimiento tanto en la identificación de especies
como en la recolección, preparación y conservación de los ejemplares hallados. Sin su
colaboración desinteresada este trabajo no hubiera sido posible. Asimismo, se agradece
la revisión taxonómica realizada por doctores Iván Mulero y Vicente Escutia que
confirmaron las identificaciones realizadas de los ejemplares recolectados.

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84
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