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¿Qué Nos Sucede en La Altura? Parte 1

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CONSEJOS

¿Qué nos sucede en la altura? Parte 1


Mijel Lotfi  30 May, 2021

   

Cada vez que ascendemos montañas de gran altitud exponemos nuestros cuerpos a
condiciones extremas que requieren de una buena preparación. Somos conscientes
de que el desgaste físico es mayor a medida que aumentamos la cota en la que nos
desplazamos y sabemos que el mal de altura está siempre latente, pero,  ¿Por qué el
cuerpo humano se resiente tanto en las alturas?, ¿Cómo funciona nuestro organismo en
dichas condiciones?, ¿Qué factores atmosféricos influyen? Para entender un poco más el
funcionamiento de nuestro organismo en la alta montaña, le pedimos a Mijel Lotfi,
médico y guía de montaña UIAGM que nos explique el porqué de estas interrogantes.

Nociones básicas de conceptos físicos y una


introducción al funcionamiento de nuestro
organismo en la altura.
 

Para poder comprender en su totalidad cómo nuestro cuerpo se comporta en la


altura, es importante tener en cuenta varias definiciones y conceptos. En primer lugar,
debemos hablar de atmósfera, presión atmosférica, composición del aire y presión
parcial de oxígeno.
Atmósfera y presión atmosférica: El globo terrestre está rodeado por una envoltura
gaseosa: la atmósfera. Esta capa de aire de cerca de 100 km de espesor, ejerce por su
peso (gracias a la gravedad) una presión sobre la superficie de la tierra: la presión
atmosférica. La capa inferior de la atmósfera, la troposfera, condiciona la vida de
hombres, animales y plantas. En ella ocurren todos los fenómenos meteorológicos que
influyen en los seres vivos, como los vientos, la lluvia y la nieve. Además, la troposfera
concentra la mayor parte del oxígeno y del vapor de agua. Su espesor varía con la
latitud, cerca de 17.000 metros en el Ecuador y solo 7.000 metros en los polos.

Capas de la atmósfera.

La presión atmosférica es la fuerza por unidad de área que ejerce el aire de la atmósfera sobre la superficie
terrestre. En un lugar propiamente dicho coincide con el peso de una columna estática de aire, que se extiende
desde ese punto hasta el límite superior de la atmósfera.

Composición del aire: en la troposfera, el aire está compuesto fundamentalmente


por un 21% de oxígeno (O 2) y 78% de nitrógeno. En un porcentaje menor, también
encontramos gases como el dióxido de carbono (CO 2) y otros. La proporción relativa
del O2 y del Nitrógeno es casi invariable.
La presión parcial de un gas es la fuerza que ejerce un gas, contra las paredes del
recipiente que lo contiene, independiente si forma parte de una mezcla gaseosa o una
mezcla líquida. La presión parcial se trata de la fuerza individual de un gas y no de la
suma total de las fuerzas de los gases que forman la mezcla. Se valora en mmHg
(milímetros de mercurio) precedido de una p y del símbolo químico del gas. De esta
manera si queremos mencionar la presión parcial de oxígeno, tenemos que anotar:
pO2. Si se trata de anhídrido carbónico, será: pCO2.

Si la presión atmosférica a nivel del mar es de 760 mmHg, el 21% de esa presión lo
está ejerciendo el gas oxígeno. A esto se refieren los especialistas cuando hablan de la
presión parcial de oxígeno, simbolizada como pO 2. Y hago referencia a este gas,
porque es el O2 el elemento con actividad biológica que posibilita la vida del ser
humano y el que nos interesa en principio para comprender lo que ocurre en la
altitud. El valor de la pO2 a nivel del mar es de 160 mmHg.

La pO2 decrece con la altura en las mismas proporciones que la presión atmosférica. Al


borde del mar es 160 mmHg y por ejemplo a 7.000 m (casi la cumbre del Cº
Aconcagua), es de alrededor de 50 mmHg, ¡casi una tercera parte!

En segundo lugar, y para relacionar lo visto más arriba con el cuerpo humano,
debemos entender el funcionamiento de nuestro aparato respiratorio. El aparato
respiratorio, entre otras funciones, es el encargado de captar el O 2 del aire e
introducirlo en la sangre y de expulsar del cuerpo el dióxido de carbono (CO 2) que es el
producto del metabolismo del cuerpo. Mientras que el O2 pasa a la sangre (ingresa al
organismo), el CO2 pasa desde la sangre hacia al alveolo (sale del organismo).

Gracias a la actividad de los músculos respiratorios, las vías de conducción (fosas


nasales, tráquea, bronquios y bronquíolos) conducen el aire hasta el sitio de
intercambio de gases: la unidad  alveolo-capilar. Este intercambio de gases, que sucede
por diferencia de presión, se llama hematosis.

 
 

Aparato respiratorio, presión atmosférica y pO2


Teniendo en cuenta todos estos conceptos, podemos decir entonces que la pO 2 es la
única fuerza que hace progresar al oxígeno desde los alveolos pulmonares hacia la
sangre de los capilares pulmonares. Desde allí se trasladará, gracias al impulso
cardíaco, hasta las células de todo el organismo.

En la altitud, al haber menos pO 2, hay menos fuerza impulsora capaz de mover el


oxígeno a los capilares pulmonares. A la menor cantidad de pO 2 en la sangre se le
denomina hipoxemia.

Para comprender lo que pasa con la presión atmosférica y el cuerpo humano,


podemos imaginarnos a la presión atmosférica como el peso que está haciendo
la columna de aire sobre nuestro organismo.

Ahora, a medida que ascendemos a la altura, es menor el "peso de la columna de aire"


sobre nuestro organismo, como se puede apreciar en el siguiente gráfico.
En esta imagen, las barras celestes se interpretan como las columnas de aire. La de la
izquierda a mayor altitud y la de la derecha a menor altitud. Debajo de ambas, hay una
montañista representada en una fotografía.

Es fácil ver en este gráfico que la persona de la izquierda tendrá menos "peso de aire
atmosférico" sobre su cuerpo que la persona de la derecha que está a una altura
menor. Por lo tanto, la persona de la izquierda tendrá una menor presión atmosférica
y por ello menor pO2. Es decir, tendrá una menor "fuerza impulsora" que hará
progresar menos oxígeno desde los alveolos pulmonares a la sangre de los capilares
pulmonares.

Comprender este concepto es clave ya que nos ayuda a conocer toda una serie de
inconvenientes relacionados a la permanencia en la altitud; desde la disminución del
rendimiento muscular hasta la aparición de patologías como el Mal Agudo de
Montaña o sus complicaciones.
¿Qué nos sucede en la altura? Parte 2
Mijel Lotfi  30 May, 2021

   

Entender cómo funciona nuestro cuerpo en la alta montaña es vital para planificar de
buena manera nuestras ascensiones. En esta oportunidad les dejamos la segunda
parte del interesante artículo ¿Qué nos sucede en la altura?, escrito por el  médico,
guía de montaña y destacado montañista, Mijel Lotfi.

Fisiología en altura (funcionamiento del


organismo en la altura)
Habiendo visto los fenómenos físicos en la altitud y su relación con el cuerpo humano
en la parte 1, veremos ahora cómo responde inicialmente el organismo a ese
ambiente para poder hacer llevaderas sus actividades.

Haremos un breve repaso de cómo ingresa el oxígeno al cuerpo y qué mecanismos


compensadores pone en marcha el ser humano para poder hacer frente a estos
cambios atmosféricos. Este sistema de transporte de O2 consta de tres procesos.

 Obtención del O2 por inhalación, pasando a la sangre a través de la llamada


barrera alvéolo-capilar en el pulmón.
 Transporte del O2 en la sangre por los glóbulos rojos (y dentro de ellos por la
hemoglobina).
 Distribución y utilización del O 2 de los capilares hacia las células de los
diferentes tejidos del organismo.

Cascada de oxígeno
El recorrido del oxígeno se comprende mejor al analizarlo gráficamente. En la figura 1
se puede apreciar de izquierda a derecha, el recorrido del O 2 desde la atmósfera hacia
el pulmón, la sangre y luego hacia las células. Se aprecia además, de arriba hacia
abajo, como va disminuyendo la presión de O 2 (pO2) a medida que este se mueve hasta
las mitocondrias en las células.

Con la presión atmosférica a nivel del mar, el oxígeno ingresa con una pO 2 de 150
mmHg, para que finalmente le lleguen a las células entre 5 y 8 mmHg de O 2.

A mayor altitud, la hipoxia (disminución de pO2 en la atmósfera) hace que una menor


cantidad de O2 atraviese la barrera entre los alvéolos pulmonares y los capilares
pulmonares (unidad alveolocapilar o membrana alveolocapilar). Al llegar menos O 2 a la
sangre hablamos de hipoxemia. Finalmente, la baja concentración de oxígeno en la
sangre produce una falta de oxígeno en las células de los tejidos del organismo, la que
es llamada hipoxia celular.

Imaginemos ahora qué sucede a grandes alturas. Partiendo de cualquier valor inferior
al del nivel del mar, ¡la llegada de pO 2 a las células del cuerpo es mucho menor o
inexistente! Por ello, cuando el cuerpo humano detecta esta hipoxia, debe poner en
funcionamiento una serie de mecanismos compensadores con el objetivo de mejorar
la oxigenación sanguínea y la del resto del organismo. De lo contrario la vida no sería
factible.

Los mecanismos compensadores que posibilitan mejorar la oxigenación sanguínea y


que aumentan la cantidad de oxígeno que transporta la sangre son varios y los
analizaremos a continuación. En cada etapa del "viaje" del oxígeno desde el aire hasta
las células, y dentro de ellas hasta las mitocondrias, se producirá una modificación
particular tendiente a conservar la cascada de oxígeno y en definitiva, a que llegue
oxígeno a la células.

Para una mejor comprensión del tema podemos decir que las modificaciones se harán
en tres niveles:

Modificaciones a nivel de los sistemas respiratorio y circulatorio

Por un lado, aumenta la frecuencia cardíaca (FC). El corazón, al trabajar más rápido,


logra llevar de manera más eficaz el O 2 a todo el cuerpo. Similar a lo que ocurre
cuando comenzamos a hacer ejercicio. La FC aumentada se percibe muchas veces
como taquicardia. Por otro lado, aumenta la frecuencia respiratoria (FR). Técnicamente
los médicos se refieren a este proceso como hiperventilación (aumento de la
ventilación pulmonar). La FR aumentada permite que mayores volúmenes de aire por
minuto ingresen a los pulmones. Estos mecanismos, de alguna forma, logran
transportar más rápido el oxígeno faltante al cuerpo. Estas modificaciones ocurren en
horas (ni bien llegamos a la altitud) y perduran durante los primeros días, si
permanecemos en la altura.

Modificaciones a nivel de la sangre

Estas modificaciones son más lentas que las anteriores (demoran días - semanas) y
son el aumento del número de glóbulos rojos. El glóbulo rojo es el transportador de
oxígeno en la sangre. Así, multiplicando el número de transportadores del oxígeno,
aumenta la capacidad de carga de O2 de la sangre. Recordemos que, dentro del
glóbulo rojo, la proteína encargada realmente de transportar el O2 es la hemoglobina.

Modificaciones a nivel celular

Estas modificaciones ocurren después de una larga estadía en la altitud. Y permiten


una mejor liberación del oxígeno y uso del mismo. Básicamente, dentro de las células
aumenta la cantidad de mitocondrias (fig. 2). Recordemos que las mitocondrias son las
organelas encargadas de la respiración celular y los procesos de obtención de energía
celular.
Fig. 2: corte esquemático y en tres dimensiones donde se ve la mitocondria como
organela dentro de la célula. 

Mecanismos Compensadores
En resumen, cuando una persona llega a la altura, ocurren cambios fisiológicos que
permiten vivir en ese "nuevo y hostil" ambiente. Debido a la hipoxia ambiental, que
lleva a tener hipoxemia y por ende hipoxia celular, aparecen mecanismos
compensatorios para hacer frente a esta disminución de O2.

Acomodación

Como señalamos anteriormente, los primeros cambios y los más rápidos son las
modificaciones a nivel cardiocirculatorio (aumento de la FC y FR). Se dan desde las
primeras horas de haber llegado a la altitud y hasta los primeros días de estancia en la
altura. A esta etapa se le llama fase de acomodación. Inicialmente con estos dos
mecanismos, el organismo compensa este descenso de la pO 2. El aumento de la FC se
percibe apenas llegamos a la altura como taquicardia. Y la hiperventilación (incluso en
reposo), es evidente a partir de los 3.500 metros. En definitiva, la "falta de oxígeno" se
percibe vivamente al menor esfuerzo.

Para que la hiperventilación sea eficaz y no sea sólo un "jadeo", es aconsejable a veces,
hacer alguna inhalación profunda, consciente y forzada, seguida de una exhalación
marcada. Así se consigue llevar una mayor cantidad de aire hasta el bronquíolo
terminal y sus alvéolos. También conviene evitar ingerir sustancias que disminuyan la
respiración, como el alcohol o ciertos medicamentos sedantes, ya que, si el
mecanismo compensatorio está presente, es porque a través de los aumentos de FC y
FR nos aseguramos de que llegue O2 a las células. Y justamente la idea es no inhibir
este proceso normal de acomodación.

No todo sistema compensatorio es perfecto y la acomodación tiene su desventaja.


Debido a un aumento de la FC y la FR, se sobrecargan de trabajo el corazón y los
músculos de la respiración, produciendo un gasto energético considerable. Por lo
tanto, no se aconseja el ejercicio intenso en esta etapa, para no sobrecargar aún más a
un corazón y pulmones que ya están trabajando sobrecargados. Si no, corremos el
riesgo de que se manifieste el Mal Agudo de Montaña (MAM) y/o sus complicaciones
(edema agudo de pulmón y/o cerebral por altura).

Debemos tener en cuenta de que el concepto de ejercicio intenso es relativo a cada


persona y sus características. No es lo mismo un montañista consumado que está en
actividad todos los meses, a una persona que vivió a nivel del mar toda su vida y va a
la altitud por primera vez. Pero en líneas generales y con criterio, durante esta fase de
"primeros días en la altura", hemos de evitar transportar elementos muy pesados de
un sitio a otro, debemos reprimir las ganas de caminar a altas velocidades o correr,
agacharse bruscamente haciendo esfuerzos considerables, evitar hacer actividades de
alta intensidad, etc.

Otra desventaja de la acomodación es que, al haber un mayor trabajo de movimientos


respiratorios, hay ingreso de aire frío y seco a las vías respiratorias. Se producen así
importantes pérdidas de agua y calor del cuerpo. Y ello es porque el organismo
humecta y calienta el aire que ingresa en cada inspiración, para que el mismo llegue
en condiciones a los alvéolos. Así se explica muchas veces la tos seca de la altura. Por
ello debemos prestar atención a las pérdidas de agua insensibles del cuerpo. En altitud
podemos llegar a perder hasta 1,5 litros de agua por noche sólo con la respiración.
Peor aún en climas predominantemente secos (imaginemos áreas del desierto de
Atacama).

Aclimatación

Si la hipoxia persiste en el tiempo, ocurrirán cambios más lentos que son los vistos
como modificaciones a nivel sanguíneo y a nivel celular. Modificaciones llamadas
técnicamente como aclimatación. El cambio más importante de ellos es el aumento de
glóbulos rojos (GR). Otros cambios son las modificaciones a nivel celular y enzimático,
pero escapan de los fines didácticos de este artículo.

El aumento de GR o poliglobulia es una respuesta más lenta del organismo,


comparada con la acomodación. Los primeros efectos recién se pueden ver después
de 10 días si permanecemos a una misma altura. Y se observan de forma completa al
cabo de tres semanas (para una misma altitud).

El aumento de GR se explica comprendiendo qué sucede primero a nivel de los


riñones. El riñón es un órgano que no sólo excreta productos tóxicos y del
metabolismo del cuerpo a través de la orina. Además, regula el volumen y la
composición de los líquidos corporales como también el estado ácido base del
organismo. También tiene funciones hormonales; y ésta última función es la que nos
importa a los efectos de comprender la aclimatación.

A las pocas horas de exposición a la baja pO 2, y debido a la hipoxemia que llega al
riñón; un lugar en él capta este descenso en la pO 2 arterial y como resultado, secreta
una hormona llamada eritropoyetina (EPO). La EPO una vez que se diluye por la
sangre, llega, entre otros sitios, a la médula ósea. Como es sabido, en la médula se
producen las células sanguíneas a través de una secuencia de maduración celular.
Justamente la EPO estimula dentro de la médula ósea, la producción de glóbulos rojos,
aumentando así la capacidad de la sangre para transportar O2 (fig. 3).

Fig. 3: efectos de la hipoxia en riñón y la consecuente producción de EPO y su


resultado final.

El aumento de la cantidad de GR y su consecuencia, el transporte aumentado de O 2,


hace que disminuyan la FC y la FR (fase de acomodación). Podemos decir entonces que
la aclimatación permite "relajar de trabajo" al sistema cardiovascular y respiratorio
hasta cierto punto, sistemas que como vimos, estaban inicialmente "sobrecargados"
de actividad. La conclusión es que, con la aclimatación, se torna más eficiente el
transporte y uso de O2.
Otras modificaciones en la fase de aclimatación son:

Aumento de la densidad de las mitocondrias: en las mitocondrias el oxígeno es


utilizado en las reacciones químicas de producción de energía. Aparentemente su
cantidad y su eficacia son mejoradas por el trabajo muscular en hipoxia. Pero como
mencioné más arriba, escapa de los fines de este texto saber de cambios enzimáticos.

Aumento de la mioglobina: La función de la mioglobina es almacenar oxígeno dentro


de células musculares. Se la ha denominado también miohemoglobina o hemoglobina
muscular. Las mayores concentraciones de mioglobina se encuentran en el músculo
esquelético y en el músculo cardíaco, donde se requieren grandes cantidades de
O2 para satisfacer la demanda energética de las contracciones. No deja de ser un
transportador muscular de oxígeno. La mioglobina aumenta con la hipoxia.

Así como la acomodación tenía sus inconvenientes, la aclimatación también tiene los
suyos. El aumento de GR o poliglobulia trae como consecuencia un aumento de la
viscosidad de la sangre (agravada por deshidratación). Este fenómeno puede favorecer
la aparición de microcoagulaciones en los vasos sanguíneos de pequeño calibre y
aumentar así el riesgo de congelamientos o la formación de trombos en otros vasos.
La misma viscosidad sanguínea aumentada hace trabajar más al corazón, quien con
cada latido debe hacer más fuerza para bombear sangre más viscosa. Por ello sigue
existiendo riesgo de sobrecarga de trabajo del corazón.
¿Qué nos sucede en la altura? Parte 3
Mijel Lotfi  30 May, 2021

   

Mal Agudo de Montaña (mal de altura, soroche,


puna, mal de páramo, apunamiento)
Habiendo comprendido lo que sucede con el cuerpo humano cuando vamos a la
altura y todo transcurre por un buen camino en la Parte 1 y Parte 2, veremos ahora
qué sucede cuando los mecanismos compensadores no alcanzan a ponerse de
manifiesto para hacer frente a la hipoxia.

En algunas ocasiones, cuando vamos a la altitud y nuestro organismo no responde


eficientemente a la hipoxia, aparece un padecimiento médico llamado Mal Agudo de
Montaña (MAM).
Existen varias definiciones de MAM y las podemos resumir en la siguiente: es un
síndrome (conjunto de signos y síntomas) con retención de fluidos (llamados edemas)
a nivel cerebral y/o pulmonar fundamentalmente. Se desarrolla en un limitado período
de tiempo (es agudo), luego del ascenso por encima de determinada altura (baja pO2)
y es padecido por personas sin aclimatación.
Mecanismos que llevan al MAM

Aún no se conoce bien el proceso íntimo que lleva a la aparición del MAM. Lo que sí se
sabe es que se atribuye a la hipoxia. Se supone que los síntomas son consecuencia de
una leve hinchazón (edema) de los tejidos del Sistema Nervioso Central (SNC) en
respuesta a la baja pO2. Si el edema tiene progresión con afectación significativa del
sistema nervioso central, aparecerá entonces el llamado edema agudo cerebral de
altura (EACA).
Si bien a los efectos prácticos se divide al MAM del EACA, considerando éste último
como una complicación del primero; técnicamente MAM y EACA no son 2
enfermedades distintas, sino 2 niveles de gravedad de una misma afección del SNC.
Las estadísticas indican que mientras más alto vamos a la montaña, más
probabilidades de sufrir MAM tenemos. Por ejemplo: el 22% sufren MAM entre 1.850
m y 2.750 m; y 42% a 3.000 m. Y las estadísticas empeoran a medida que se registran
datos a mayores alturas!

Importante

Debemos saber que no existe vida humana permanente por encima de los
5.000/5.500m. No existe población establecida a más altura. Ello explica por qué
ningún campamento base de las grandes montañas del planeta está montado a más
de 5.500 m. A partir de esa altura el ser humano hace incursiones que pueden durar
horas, días o semanas a mayor altitud. Pero el cuerpo humano difícilmente logra una
aclimatación completa. De hecho se deteriora lenta e irreversiblemente si prolonga su
permanencia a mayores alturas.

¿De qué circunstancias depende la aparición de MAM?

La Aparición de MAM va a depender de varias circunstancias. Pero 4 de ellas son de


suma importancia. Esto significa que si no se tienen en cuenta, llevarán casi con
certeza a padecer ésta patología.

1. La Altura alcanzada
2. El Desnivel realizado
3. La Velocidad de acenso
4. Los Factores individuales (susceptibilidad individual)

Para ilustrar cada una de estas circunstancias, daré ejemplos de personas que no
están aclimatadas, o sea que tienen poca experiencia previa.

Altura alcanzada: significa que no es lo mismo llegar de una vez a por ejemplo


4.000m de altitud, que llegar por primera vez a 5.500m. Mientras más “alto” es el
destino final, más probabilidades tendremos de sufrir MAM.

Desnivel realizado: siguiendo el ejemplo del destino final a 4.000m, no es lo mismo


llegar a los 4.000 m desde el nivel del mar que hacerlo desde los 3.400m.
En el primer caso se hacen de una vez 4.000m de desnivel y en el segundo caso se
hacen solo 600m de desnivel. Seguramente que el sujeto del primer caso padecerá
MAM. En cambio, el sujeto del segundo caso tendrá menos posibilidades de padecerlo,
porque viene de una estadía previa a 3.400m. O sea, su cuerpo ya está en fase de
acomodación y quizás también, ya desencadenó el estímulo para la aclimatación.

Velocidad de ascenso: siguiendo el ejemplo del sujeto que pretende llegar a 4.000m y


que viene del nivel del mar. No es lo mismo llegar a los 4.000m en vehículo y en solo 4
horas; que hacerlo parando una noche a 2.500m, otra noche a 3.200m, una tercera
noche a 3.500m y finalmente llegar a 4.000m.
Seguramente la persona que llegue en coche a 4.000m sufrirá terriblemente la puna.
En cambio la segunda persona sólo percibirá la altura (su cuerpo está en fase de
acomodación), como una taquicardia o una agitación al mínimo esfuerzo. Pero no
tendrá puna.

Factores individuales (susceptibilidad individual): en este aspecto se tienen en


cuenta factores de índole congénito o aprendido, que hacen que la respuesta a la
altura sea más rápida y eficiente o más lenta e ineficiente. Cada persona responde
diferente a los estímulos de la hipoxia, con tiempos más lentos o más rápidos. Por eso,
más allá de que los tres aspectos anteriores se manejen correctamente, la respuesta
final favorable o desfavorable a la altitud, dependerá de variables absolutamente
interpersonales e individuales. Eso explica porque algunas personas demoran más
tiempo en aclimatar que otras. Explica además, porque ciertos sujetos tienen un
llamado “techo” de altitud. El “techo” es un término popular en la jerga de los
montañistas y hace referencia a la altura que no se puede superar por más que se
tomen todas las medidas preventivas.
Es importante conocer estas 4 circunstancias de aparición de MAM, porque sobre cada
una de ellas, debemos tomar acciones preventivas para evitar la aparición de Mal de
Altura.

Otros factores de riesgo

Además de las cuatro circunstancias vistas más arriba, existen otra serie de factores de
riesgo que pueden desencadenar MAM si no se tienen en cuenta.
Tener antecedentes de MAM repetitivamente, se correlaciona con ser un factor de
riesgo para volver a padecer MAM.
Dormir alto después de alcanzar una cierta altura, se correlaciona con aparición de
MAM. Lo que se debe hacer es seguir el antiguo aforismo que dice “hacer ejercicio alto
y descansar bajo”. Así los procesos de regeneración muscular, oxigenación y descanso
son mejores que si permanecemos inicialmente en la altitud.
Estar deshidratado favorece la aparición de MAM. Nuestros fluidos corporales deben
estar en la composición y volumen adecuados para hacer frente a cualquier ambiente
hostil, incluido la altitud. Por eso la importancia de estar bien hidratado.
Aunque ya fue comentado, el hacer ejercicio muy intenso al principio de la estadía (en
fase de acomodación), puede ser un motivo de que el cuerpo comience con los
primeros síntomas de MAM. Por eso evitar ejercicios intensos, al menos al comienzo
de la estadía en la altura.

Ignorar los síntomas iniciales del apunamiento puede ser una causa que determine el
fallecimiento de una persona en la altitud. Por eso es sumamente importante que como
usuarios de la naturaleza, conozcamos perfectamente los signos y síntomas del MAM, su
prevención y cómo actuar en caso de que se presente.

¿Cómo sabemos que estamos en presencia de MAM?

Sabiendo que el MAM es debido a la baja pO2 y que aparece cuando hemos restado
importancia a las circunstancias anteriores, debemos saber ahora cómo nos damos
cuenta de que estamos sufriendo MAM o lo está padeciendo un compañero.

Los primeros síntomas aparecen después de subir por encima de los 2.500m, aunque
es más frecuente que se presente a partir de los 3.200m. Además, el MAM aparece
después de 6 a 24 horas de haber llegado y permanecido en la altura.

Existen síntomas inespecíficos que son propios del MAM, pero son muchos. Por eso, y
para no confundirnos, es mejor concentrarse en algunos de ellos. Los que
estadísticamente se presentan más a menudo son los que se enumerarán a
continuación.

Dolor de cabeza (Cefalea): es el síntoma inicial y que está presente en más del 96%
de las series estudiadas.
Por ser un síntoma que puede aparecer aislado, actualmente los especialistas están
clasificando a los padecimientos de la altura relacionados al sistema nerviosos en tres:
cefalea de elevada altura, MAM (en diversos niveles) y la complicación final, el Edema
Agudo Cerebral por Altura (EACA).
La cefalea de elevada altitud puede ser leve y aparecer de modo aislado o bien ser el
síntoma más común del mal de altura. En todo caso, parece haber una progresión en
la expresión clínica de los síntomas entre la cefalea de altitud, el mal de altura y el
edema cerebral de altitud. Vuelvo a decir que, técnicamente hablando, cefalea de
elevada altura, MAM y EACA no son 3 enfermedades distintas, sino 3 niveles de
gravedad de una misma afección. El tejido afectado es el sistema nervioso.
La cefalea del MAM, se trata de una cefalea difusa pero a predominio frontal,
permanente pero con exacerbaciones. Suele aparecer después de detener el esfuerzo.
Si es durante el esfuerzo, es tipo pulsátil, aumenta con llevar la cabeza hacia adelante,
con agacharse o con cualquier esfuerzo considerable.
La deshidratación es causa frecuente de cefalea: por ello beber abundante líquido
podrá hacernos sentir mejor si la razón de la cefalea es un estado de deshidratación.
Si después de beber, desaparece la cefalea y no hay otros síntomas de MAM,
probablemente no se trate de MAM. De todas formas muchas veces la deshidratación
se presenta con el MAM o es un agravante del MAM, por ello hay que tomar líquido
abundantemente.
Es notable ver cuántas personas piensan que es normal tener dolor de cabeza en
altura. Negarlo también es común. Que estadísticamente sea común tener mal de
altura o cefalea no significa que sea normal. La prevención es la mejor táctica para
evitar ya sea la cefalea de elevada altura o el MAM.

Para diagnosticar MAM debemos tener CEFALEA y al menos uno de los siguientes
signos o síntomas: falta de apetito, nausea, vómitos, insomnio, mareo (vértigo), fatiga
anormal, disnea (dificultad para respirar) al mínimo esfuerzo y orinar menos (oliguria).
Debido a que siguen siendo muchos los síntomas que se pueden presentar, y que
cada uno de ellos representa niveles de gravedad distintos, es que los científicos en los
consensos internacionales diseñaron varias escalas para interpretar fácilmente los
signos y síntomas y actuar en consecuencia. La más famosa es la escala de Lake Luise.
Pero los mismos especialistas que crearon esta escala, diseñaron otra, orientada a los
trabajadores no médicos de la altitud, como Guías de Montaña o deportistas,
llamándola Escala de Hackett.
La escala de Hackett y col es muy útil y sencilla para evaluar correctamente a la
persona y tomar decisiones de forma acertada. Agrupa signos y síntomas de un lado
(izquierda) y le da a cada uno una puntuación según la gravedad del síntoma
(derecha).
Sumando los puntajes de cada uno de los síntomas y signos que constatamos,
obtenemos una suma final. Este puntaje se correlaciona con un diagnóstico y con un
tratamiento.

Síntomas / Signos Puntaje

Dolor de cabeza (cefalea) 1

Naúseas o falta de apetito 1

Mareo 1

Insomnio 1

Cefalea resistente a analgésicos 2


Vómitos 2

Dificultades para respirar en reposo 3

Fatiga anormal 3

Ataxia (falta de coordinación) o Oliguria 3


(poca orina)

Puntos Tipo de MAM Tratamiento

1 a 3 puntos Leve Analgésicos y evaluar


continuidad del ascenso

4 a 6 puntos Moderado Detener ascenso, reposo,


analgésicos y evaluar el
ascenso o descenso.

7 o más puntos Severo Descender urgentemente.


EAPA o EACA.

¿Cómo debemos tratar el MAM?

Para el MAM leve, se debe detener la ascensión y evaluar qué hacer, viendo cómo
evoluciona la persona afectada. Algunos, además de dar líquidos al afectado,
administran un analgésico común.

Si es MAM moderado, estamos obligados a detener el ascenso. Podemos hacer un día


de descanso o modificar el plan de ascensión hasta la desaparición de los síntomas. Es
necesario evitar el esfuerzo físico importante y evitar el reposo absoluto que no
favorece una correcta ventilación. Hidratar al afectado.
Bajar si los síntomas no mejoran o empeoran a las 6-24 horas. Si por alguna razón
debemos esperar para evacuar (mal tiempo), considerar descansar en posición
semisentado, para que la persona afectada respire mejor.

Si es MAM severo, con certeza estaremos en presencia de alguna de las dos


complicaciones del MAM; los tan temidos EACA (edema agudo cerebral por altura) y/o
EAPA (edema agudo pulmonar por altitud). Por lo tanto debemos confirmar los
síntomas cardinales de estas dos afecciones y descender urgentemente recordando
que ambas complicaciones son fatales en solo horas de evolución.
Un descenso rápido de por lo menos 500m de desnivel, produce mejoría. Lo más
rápido posible quiere decir que la persona esté en condiciones para poder bajar con
seguridad, sino habrá que trasladarla.

Si el afectado puede caminar, no tiene que cargar nada para bajar, ya que la sensación
de fatiga y la dificultad para respirar es tan pronunciada que impide caminar
correctamente.

Si disponemos de suficiente Oxígeno envasado y sabemos administrarlo (a razón de 2-


5 l/min), debemos utilizarlo. Su acción es inmediata y nos da la posibilidad de
descender rápidamente.

Como montañistas debemos prever el diseño del itinerario de regreso, sobre todo si
después de la bajada hay una nueva subida. ¡La nueva subida puede empeorar los
síntomas! Lo mismo ocurre si se nos acaba el oxígeno envasado.

¿Qué prevención podemos poner en práctica?

Una ventaja de los montañistas consumados con respecto a los iniciados, es que los
primeros actúan perfectamente en la altitud, evitando todo lo que los haga sentirse
mal, incluso con actos inconscientes. Pero para quienes no tienen demasiada
experiencia, es sencillo actuar preventivamente si se tienen  en cuenta las
circunstancias que favorecen la aparición de MAM y los factores de riesgo.

 Ascender gradualmente, sobre todo pasando los 3.500m. Y respetar el “subir


alto dormir bajo”.
 Mínima exposición relativa en altas cotas (a más de 5.500m)
 Estar siempre correctamente hidratado y alimentado.
 No usar depresores del sistema nervioso central.
 No seguir subiendo si los síntomas del MAM persisten.
 Conocer el funcionamiento de nuestro propio cuerpo y respetar los tiempos
personales de aclimatación.
 Ante cualquier duda de síntomas en la altitud, pensar en MAM.
 Ante cualquier duda de complicaciones EAPA o EACA en la altitud, actuar
descendiendo urgentemente a la persona.
¿Qué nos sucede en la altura? Parte 4
Mijel Lotfi  30 May, 2021

   

Complicaciones del Mal Agudo de Montaña:


EDEMA AGUDO PULMONAR POR ALTURA (EAPA)
En la parte 3 hemos visto qué sucede si los mecanismos compensadores hacia la
hipoxia no han sido eficientes y aparece el Mal Agudo de Montaña (MAM). En esta
parte, veremos las temidas complicaciones del MAM. El Edema Agudo de Pulmón por
Altura (EAPA) y el Edema Agudo Cerebral por Altura (EACA).
Definido como una acumulación de líquidos (edema) en el tejido pulmonar. No es de
causa cardíaca. Se presenta de modo súbito en algunos sujetos no aclimatados a la
altitud. Se considera una forma maligna o complicación de MAM, sin embargo puede
aparecer sin MAM. Es una urgencia no traumática.

Es la principal causa de muerte por enfermedades de altura. Puede ser fatal en


cuestión de horas.

¿Cuáles son las causas que llevan a que aparezca EAPA?

La principal causa es la acumulación de líquidos en los alvéolos pulmonares; esto tiene


varias explicaciones fisiopatológicas que escapan de los objetivos del texto, pero, de
forma resumida, existe un componente inflamatorio dado por la baja pO2 alveolar,
que hace aumentar la permeabilidad capilar. Esto, sumado al aumento de presión
arterial pulmonar, lleva a una salida exagerada de líquido desde los capilares
pulmonares hacia los alvéolos. Este fluido no puede ser “sacado” rápidamente de los
alvéolos hacia afuera y tampoco puede ser reabsorbido por los linfáticos. El resultado
final es que los alvéolos se llenan de líquido y ello impide una correcta hematosis o
intercambio de gases.

Acumulación de líquido dentro de alvéolos pulmonares, dificultando la hematosis.

¿Qué factores de riesgo favorecen la aparición de EAPA?

Los mismos que para MAM y cualquier causa que aumente exageradamente la presión
arterial pulmonar (normalmente la hipoxia y el frío hacen aumentar la presión
pulmonar). El ejercicio intenso libera adrenalina y noradrenalina que pueden actuar
también aumentando la presión a este nivel. Por eso se recomienda no hacer ejercicio
intenso recién llegado a la altitud.

Infecciones respiratorias pueden aumentar las posibilidades de padecer EAPA. Por eso
no se debería ascender con estados de enfermedad respiratoria.

El haber padecido antes EAPA hace que aumenten las chances de volver a tenerlo.
¿Cómo diagnosticamos el EAPA?

Se presenta típicamente por encima de los 3.000 m (más “bajo” que el EACA). Aparece
generalmente después de 12-24 horas y en general durante la noche. Inicialmente la
persona siente disnea (dificultad para respirar) en reposo (>30 respiraciones/min) o al
mínimo esfuerzo. También hay tos, inicialmente seca, después productiva.

Además podemos observar en el afectado, taquicardia, gran cansancio y algunos


describen febrícula.

Luego aparece respiración ruidosa (haciendo burbujas), cianosis (labios o dedos


azulados), tos espumosa y rosada.

En una etapa temprana si se dispone de un estetoscopio, es de vital importancia


auscultar los pulmones. Escucharemos unos sonidos particulares llamados rales, que
son debido a la acumulación y movilización de fluidos en los alvéolos. Se parecen al
sonido que resulta de frotar un mechón de cabellos entre los dedos cerca del oído.

¿Qué tratamiento debemos conocer?

Detener el ascenso inmediatamente, proteger a la víctima y descender siempre que


sea posible (mínimo 500m). Si es posible, transporte pasivo (en helicóptero o camilla).
Si tenemos oxígeno embotellado y sabemos usarlo, darlo a razón de (2-5 litros / min).

Medidas de prevención para evitar que se manifieste el EAPA

Las medidas de prevención son exactamente las mismas que para el MAM. Y son
fáciles de llevar a cabo.

Además y sabiendo que el sistema afectado el respiratorio, es de suma importancia no


dar sustancias depresoras del SNC. ¿Por qué? en el SNC existen centros moduladores
de la respiración. Si damos sustancias que inhiben el SNC inhibiendo la respiración,
estamos desfavoreciendo la ventilación pulmonar y la oxigenación de la sangre.
Justamente uno de los mecanismos compensadores en la fase de acomodación es el
aumento de la FR y lo que no queremos es retirar este mecanismo compensador.

EDEMA AGUDO CEREBRAL DE ALTURA (EACA)


¿Qué sucede en el Sistema Nervioso Central con la baja pO2?

La exposición a la hipoxia de la altitud afecta severamente al SNC. Conduce a


alteraciones neuropsicológicas en las áreas de la percepción, memoria, lenguaje,
tiempo de reacción, aprendizaje y habilidades psicomotoras. La capacidad de
aprendizaje, memoria a corto plazo y memoria espacial se afectan por encima de los
4.500m; y de modo sustancial a partir de los 6.000m. La intensidad de los síntomas
varía en función de la velocidad de ascenso y la altitud final alcanzada.
En el SNC se daña inicialmente el endotelio de los vasos sanguíneos, aumentando su
permeabilidad. Existe además un aumento del flujo sanguíneo cerebral que explica el
dolor de cabeza.

Como resultado aparecen edemas (retención de líquido) en el SNC y finalmente hay


daño neuronal.

Aunque se dice que es una complicación del MAM, el EACA es el estadio avanzado o
final de un MAM no tratado, y el EACA no tratado es de desenlace fatal en pocas horas.

¿Qué factores de riesgo debemos tener en cuenta?

Los mismos factores que para MAM. El ejercicio intenso y el ascenso muy rápido sin la
correcta aclimatación, son factores que favorecen al EACA. Los fármacos depresores
del sistema nervioso central, también pueden desencadenarlo. Por ello, a partir de los
3.000m se contraindica el uso sistemático de depresores del SNC (salvo algunas
excepciones).

El EACA aparece típicamente por arriba de 4.000m, y generalmente después de


permanecer 24 horas a la misma altitud.

¿Cómo diagnosticamos EACA?

El EACA puede estar precedido por todos los síntomas del MAM pero puede aparecer
de forma rápida sin precederse de MAM. Y sabiendo que el afectado es el SNC y que el
mismo regula muchísimas funciones corporales, podemos resumir que:

Cualquier persona con MAM con cambio de estado mental y/o ataxia, pensar en EACA

La ataxia es la pérdida de coordinación. Al estar afectadas las áreas psicomotrices del


SNC, la ataxia es la que engloba esta afectación y es el signo al que hay que prestar
atención. Cada persona con MAM debe ser controlada por si presenta falta de
coordinación. Un simple test para corroborar ataxia puede ser el de “caminar punta –
talón” sobre una línea marcada o imaginaria. Se hace siempre y cuando la persona
pueda caminar. Normalmente una persona puede hacerlo sin maniobras de equilibrio.
Las personas con ataxia leve oscilarán en forma considerable y presentarán ciertas
dificultades para mantener el equilibrio, pero pueden caminar así entre 3 a 5 metros
sin caerse. Los individuos con ataxia moderada se saldrán de la línea y quizás se
tambaleen o caerán. Es bueno aplicar el este test con criterio, ya que personas con frío
y cansancio pueden presentar ataxia leve. Probablemente esto se deba al
agotamiento.

Otros síntomas que pueden aparecer son cefalea severa que no responde a los
analgésicos, vómitos tipo chorro, estar desganado, alteraciones del nivel de conciencia
(confusión, alucinaciones, etcétera). Un comportamiento irracional puede ser uno de
los primeros signos.
El estadio final es el coma seguido de muerte por parálisis respiratoria.

La deshidratación, el agotamiento, intoxicación con monóxido de carbono,


hipoglucemia y otras entidades, se parecen al EACA.
Aunque es bueno saber diferenciar el EACA de otros problemas médico que dan
signos y síntomas similares; ante la duda y debido a su gravedad, es bueno siempre
actuar pensando en él.

¿Cómo tratamos al afectado?

Detener ascenso inmediatamente, proteger a la víctima y descender siempre que sea


posible (mínimo 500m).

Cuidar a la persona mientras va bajando, sobre todo si tiene ataxia y mareos. En todos
los casos la víctima deberá ser transportada.

Al igual que en el MAM severo, si lo tenemos y sabemos usarlo se recomienda dar


oxígeno (2-5 litros / min).

Al igual que para EAPA, existen medidas farmacológicas para estos padecimientos,
pero son de alcance especialista por ello escapan de la idea práctica de este texto.

¿Qué medidas debemos tener en cuenta para prevenir EACA?

Las medidas de prevención son exactamente las mismas que para el MAM. Y son muy
fáciles de ponerlas en práctica.

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