¿Qué Nos Sucede en La Altura? Parte 1
¿Qué Nos Sucede en La Altura? Parte 1
¿Qué Nos Sucede en La Altura? Parte 1
Cada vez que ascendemos montañas de gran altitud exponemos nuestros cuerpos a
condiciones extremas que requieren de una buena preparación. Somos conscientes
de que el desgaste físico es mayor a medida que aumentamos la cota en la que nos
desplazamos y sabemos que el mal de altura está siempre latente, pero, ¿Por qué el
cuerpo humano se resiente tanto en las alturas?, ¿Cómo funciona nuestro organismo en
dichas condiciones?, ¿Qué factores atmosféricos influyen? Para entender un poco más el
funcionamiento de nuestro organismo en la alta montaña, le pedimos a Mijel Lotfi,
médico y guía de montaña UIAGM que nos explique el porqué de estas interrogantes.
Capas de la atmósfera.
La presión atmosférica es la fuerza por unidad de área que ejerce el aire de la atmósfera sobre la superficie
terrestre. En un lugar propiamente dicho coincide con el peso de una columna estática de aire, que se extiende
desde ese punto hasta el límite superior de la atmósfera.
Si la presión atmosférica a nivel del mar es de 760 mmHg, el 21% de esa presión lo
está ejerciendo el gas oxígeno. A esto se refieren los especialistas cuando hablan de la
presión parcial de oxígeno, simbolizada como pO 2. Y hago referencia a este gas,
porque es el O2 el elemento con actividad biológica que posibilita la vida del ser
humano y el que nos interesa en principio para comprender lo que ocurre en la
altitud. El valor de la pO2 a nivel del mar es de 160 mmHg.
En segundo lugar, y para relacionar lo visto más arriba con el cuerpo humano,
debemos entender el funcionamiento de nuestro aparato respiratorio. El aparato
respiratorio, entre otras funciones, es el encargado de captar el O 2 del aire e
introducirlo en la sangre y de expulsar del cuerpo el dióxido de carbono (CO 2) que es el
producto del metabolismo del cuerpo. Mientras que el O2 pasa a la sangre (ingresa al
organismo), el CO2 pasa desde la sangre hacia al alveolo (sale del organismo).
Es fácil ver en este gráfico que la persona de la izquierda tendrá menos "peso de aire
atmosférico" sobre su cuerpo que la persona de la derecha que está a una altura
menor. Por lo tanto, la persona de la izquierda tendrá una menor presión atmosférica
y por ello menor pO2. Es decir, tendrá una menor "fuerza impulsora" que hará
progresar menos oxígeno desde los alveolos pulmonares a la sangre de los capilares
pulmonares.
Comprender este concepto es clave ya que nos ayuda a conocer toda una serie de
inconvenientes relacionados a la permanencia en la altitud; desde la disminución del
rendimiento muscular hasta la aparición de patologías como el Mal Agudo de
Montaña o sus complicaciones.
¿Qué nos sucede en la altura? Parte 2
Mijel Lotfi 30 May, 2021
Entender cómo funciona nuestro cuerpo en la alta montaña es vital para planificar de
buena manera nuestras ascensiones. En esta oportunidad les dejamos la segunda
parte del interesante artículo ¿Qué nos sucede en la altura?, escrito por el médico,
guía de montaña y destacado montañista, Mijel Lotfi.
Cascada de oxígeno
El recorrido del oxígeno se comprende mejor al analizarlo gráficamente. En la figura 1
se puede apreciar de izquierda a derecha, el recorrido del O 2 desde la atmósfera hacia
el pulmón, la sangre y luego hacia las células. Se aprecia además, de arriba hacia
abajo, como va disminuyendo la presión de O 2 (pO2) a medida que este se mueve hasta
las mitocondrias en las células.
Con la presión atmosférica a nivel del mar, el oxígeno ingresa con una pO 2 de 150
mmHg, para que finalmente le lleguen a las células entre 5 y 8 mmHg de O 2.
Imaginemos ahora qué sucede a grandes alturas. Partiendo de cualquier valor inferior
al del nivel del mar, ¡la llegada de pO 2 a las células del cuerpo es mucho menor o
inexistente! Por ello, cuando el cuerpo humano detecta esta hipoxia, debe poner en
funcionamiento una serie de mecanismos compensadores con el objetivo de mejorar
la oxigenación sanguínea y la del resto del organismo. De lo contrario la vida no sería
factible.
Para una mejor comprensión del tema podemos decir que las modificaciones se harán
en tres niveles:
Estas modificaciones son más lentas que las anteriores (demoran días - semanas) y
son el aumento del número de glóbulos rojos. El glóbulo rojo es el transportador de
oxígeno en la sangre. Así, multiplicando el número de transportadores del oxígeno,
aumenta la capacidad de carga de O2 de la sangre. Recordemos que, dentro del
glóbulo rojo, la proteína encargada realmente de transportar el O2 es la hemoglobina.
Mecanismos Compensadores
En resumen, cuando una persona llega a la altura, ocurren cambios fisiológicos que
permiten vivir en ese "nuevo y hostil" ambiente. Debido a la hipoxia ambiental, que
lleva a tener hipoxemia y por ende hipoxia celular, aparecen mecanismos
compensatorios para hacer frente a esta disminución de O2.
Acomodación
Como señalamos anteriormente, los primeros cambios y los más rápidos son las
modificaciones a nivel cardiocirculatorio (aumento de la FC y FR). Se dan desde las
primeras horas de haber llegado a la altitud y hasta los primeros días de estancia en la
altura. A esta etapa se le llama fase de acomodación. Inicialmente con estos dos
mecanismos, el organismo compensa este descenso de la pO 2. El aumento de la FC se
percibe apenas llegamos a la altura como taquicardia. Y la hiperventilación (incluso en
reposo), es evidente a partir de los 3.500 metros. En definitiva, la "falta de oxígeno" se
percibe vivamente al menor esfuerzo.
Para que la hiperventilación sea eficaz y no sea sólo un "jadeo", es aconsejable a veces,
hacer alguna inhalación profunda, consciente y forzada, seguida de una exhalación
marcada. Así se consigue llevar una mayor cantidad de aire hasta el bronquíolo
terminal y sus alvéolos. También conviene evitar ingerir sustancias que disminuyan la
respiración, como el alcohol o ciertos medicamentos sedantes, ya que, si el
mecanismo compensatorio está presente, es porque a través de los aumentos de FC y
FR nos aseguramos de que llegue O2 a las células. Y justamente la idea es no inhibir
este proceso normal de acomodación.
Aclimatación
Si la hipoxia persiste en el tiempo, ocurrirán cambios más lentos que son los vistos
como modificaciones a nivel sanguíneo y a nivel celular. Modificaciones llamadas
técnicamente como aclimatación. El cambio más importante de ellos es el aumento de
glóbulos rojos (GR). Otros cambios son las modificaciones a nivel celular y enzimático,
pero escapan de los fines didácticos de este artículo.
A las pocas horas de exposición a la baja pO 2, y debido a la hipoxemia que llega al
riñón; un lugar en él capta este descenso en la pO 2 arterial y como resultado, secreta
una hormona llamada eritropoyetina (EPO). La EPO una vez que se diluye por la
sangre, llega, entre otros sitios, a la médula ósea. Como es sabido, en la médula se
producen las células sanguíneas a través de una secuencia de maduración celular.
Justamente la EPO estimula dentro de la médula ósea, la producción de glóbulos rojos,
aumentando así la capacidad de la sangre para transportar O2 (fig. 3).
Así como la acomodación tenía sus inconvenientes, la aclimatación también tiene los
suyos. El aumento de GR o poliglobulia trae como consecuencia un aumento de la
viscosidad de la sangre (agravada por deshidratación). Este fenómeno puede favorecer
la aparición de microcoagulaciones en los vasos sanguíneos de pequeño calibre y
aumentar así el riesgo de congelamientos o la formación de trombos en otros vasos.
La misma viscosidad sanguínea aumentada hace trabajar más al corazón, quien con
cada latido debe hacer más fuerza para bombear sangre más viscosa. Por ello sigue
existiendo riesgo de sobrecarga de trabajo del corazón.
¿Qué nos sucede en la altura? Parte 3
Mijel Lotfi 30 May, 2021
Aún no se conoce bien el proceso íntimo que lleva a la aparición del MAM. Lo que sí se
sabe es que se atribuye a la hipoxia. Se supone que los síntomas son consecuencia de
una leve hinchazón (edema) de los tejidos del Sistema Nervioso Central (SNC) en
respuesta a la baja pO2. Si el edema tiene progresión con afectación significativa del
sistema nervioso central, aparecerá entonces el llamado edema agudo cerebral de
altura (EACA).
Si bien a los efectos prácticos se divide al MAM del EACA, considerando éste último
como una complicación del primero; técnicamente MAM y EACA no son 2
enfermedades distintas, sino 2 niveles de gravedad de una misma afección del SNC.
Las estadísticas indican que mientras más alto vamos a la montaña, más
probabilidades de sufrir MAM tenemos. Por ejemplo: el 22% sufren MAM entre 1.850
m y 2.750 m; y 42% a 3.000 m. Y las estadísticas empeoran a medida que se registran
datos a mayores alturas!
Importante
Debemos saber que no existe vida humana permanente por encima de los
5.000/5.500m. No existe población establecida a más altura. Ello explica por qué
ningún campamento base de las grandes montañas del planeta está montado a más
de 5.500 m. A partir de esa altura el ser humano hace incursiones que pueden durar
horas, días o semanas a mayor altitud. Pero el cuerpo humano difícilmente logra una
aclimatación completa. De hecho se deteriora lenta e irreversiblemente si prolonga su
permanencia a mayores alturas.
1. La Altura alcanzada
2. El Desnivel realizado
3. La Velocidad de acenso
4. Los Factores individuales (susceptibilidad individual)
Para ilustrar cada una de estas circunstancias, daré ejemplos de personas que no
están aclimatadas, o sea que tienen poca experiencia previa.
Además de las cuatro circunstancias vistas más arriba, existen otra serie de factores de
riesgo que pueden desencadenar MAM si no se tienen en cuenta.
Tener antecedentes de MAM repetitivamente, se correlaciona con ser un factor de
riesgo para volver a padecer MAM.
Dormir alto después de alcanzar una cierta altura, se correlaciona con aparición de
MAM. Lo que se debe hacer es seguir el antiguo aforismo que dice “hacer ejercicio alto
y descansar bajo”. Así los procesos de regeneración muscular, oxigenación y descanso
son mejores que si permanecemos inicialmente en la altitud.
Estar deshidratado favorece la aparición de MAM. Nuestros fluidos corporales deben
estar en la composición y volumen adecuados para hacer frente a cualquier ambiente
hostil, incluido la altitud. Por eso la importancia de estar bien hidratado.
Aunque ya fue comentado, el hacer ejercicio muy intenso al principio de la estadía (en
fase de acomodación), puede ser un motivo de que el cuerpo comience con los
primeros síntomas de MAM. Por eso evitar ejercicios intensos, al menos al comienzo
de la estadía en la altura.
Ignorar los síntomas iniciales del apunamiento puede ser una causa que determine el
fallecimiento de una persona en la altitud. Por eso es sumamente importante que como
usuarios de la naturaleza, conozcamos perfectamente los signos y síntomas del MAM, su
prevención y cómo actuar en caso de que se presente.
Sabiendo que el MAM es debido a la baja pO2 y que aparece cuando hemos restado
importancia a las circunstancias anteriores, debemos saber ahora cómo nos damos
cuenta de que estamos sufriendo MAM o lo está padeciendo un compañero.
Los primeros síntomas aparecen después de subir por encima de los 2.500m, aunque
es más frecuente que se presente a partir de los 3.200m. Además, el MAM aparece
después de 6 a 24 horas de haber llegado y permanecido en la altura.
Existen síntomas inespecíficos que son propios del MAM, pero son muchos. Por eso, y
para no confundirnos, es mejor concentrarse en algunos de ellos. Los que
estadísticamente se presentan más a menudo son los que se enumerarán a
continuación.
Dolor de cabeza (Cefalea): es el síntoma inicial y que está presente en más del 96%
de las series estudiadas.
Por ser un síntoma que puede aparecer aislado, actualmente los especialistas están
clasificando a los padecimientos de la altura relacionados al sistema nerviosos en tres:
cefalea de elevada altura, MAM (en diversos niveles) y la complicación final, el Edema
Agudo Cerebral por Altura (EACA).
La cefalea de elevada altitud puede ser leve y aparecer de modo aislado o bien ser el
síntoma más común del mal de altura. En todo caso, parece haber una progresión en
la expresión clínica de los síntomas entre la cefalea de altitud, el mal de altura y el
edema cerebral de altitud. Vuelvo a decir que, técnicamente hablando, cefalea de
elevada altura, MAM y EACA no son 3 enfermedades distintas, sino 3 niveles de
gravedad de una misma afección. El tejido afectado es el sistema nervioso.
La cefalea del MAM, se trata de una cefalea difusa pero a predominio frontal,
permanente pero con exacerbaciones. Suele aparecer después de detener el esfuerzo.
Si es durante el esfuerzo, es tipo pulsátil, aumenta con llevar la cabeza hacia adelante,
con agacharse o con cualquier esfuerzo considerable.
La deshidratación es causa frecuente de cefalea: por ello beber abundante líquido
podrá hacernos sentir mejor si la razón de la cefalea es un estado de deshidratación.
Si después de beber, desaparece la cefalea y no hay otros síntomas de MAM,
probablemente no se trate de MAM. De todas formas muchas veces la deshidratación
se presenta con el MAM o es un agravante del MAM, por ello hay que tomar líquido
abundantemente.
Es notable ver cuántas personas piensan que es normal tener dolor de cabeza en
altura. Negarlo también es común. Que estadísticamente sea común tener mal de
altura o cefalea no significa que sea normal. La prevención es la mejor táctica para
evitar ya sea la cefalea de elevada altura o el MAM.
Para diagnosticar MAM debemos tener CEFALEA y al menos uno de los siguientes
signos o síntomas: falta de apetito, nausea, vómitos, insomnio, mareo (vértigo), fatiga
anormal, disnea (dificultad para respirar) al mínimo esfuerzo y orinar menos (oliguria).
Debido a que siguen siendo muchos los síntomas que se pueden presentar, y que
cada uno de ellos representa niveles de gravedad distintos, es que los científicos en los
consensos internacionales diseñaron varias escalas para interpretar fácilmente los
signos y síntomas y actuar en consecuencia. La más famosa es la escala de Lake Luise.
Pero los mismos especialistas que crearon esta escala, diseñaron otra, orientada a los
trabajadores no médicos de la altitud, como Guías de Montaña o deportistas,
llamándola Escala de Hackett.
La escala de Hackett y col es muy útil y sencilla para evaluar correctamente a la
persona y tomar decisiones de forma acertada. Agrupa signos y síntomas de un lado
(izquierda) y le da a cada uno una puntuación según la gravedad del síntoma
(derecha).
Sumando los puntajes de cada uno de los síntomas y signos que constatamos,
obtenemos una suma final. Este puntaje se correlaciona con un diagnóstico y con un
tratamiento.
Mareo 1
Insomnio 1
Fatiga anormal 3
Para el MAM leve, se debe detener la ascensión y evaluar qué hacer, viendo cómo
evoluciona la persona afectada. Algunos, además de dar líquidos al afectado,
administran un analgésico común.
Si el afectado puede caminar, no tiene que cargar nada para bajar, ya que la sensación
de fatiga y la dificultad para respirar es tan pronunciada que impide caminar
correctamente.
Como montañistas debemos prever el diseño del itinerario de regreso, sobre todo si
después de la bajada hay una nueva subida. ¡La nueva subida puede empeorar los
síntomas! Lo mismo ocurre si se nos acaba el oxígeno envasado.
Una ventaja de los montañistas consumados con respecto a los iniciados, es que los
primeros actúan perfectamente en la altitud, evitando todo lo que los haga sentirse
mal, incluso con actos inconscientes. Pero para quienes no tienen demasiada
experiencia, es sencillo actuar preventivamente si se tienen en cuenta las
circunstancias que favorecen la aparición de MAM y los factores de riesgo.
Los mismos que para MAM y cualquier causa que aumente exageradamente la presión
arterial pulmonar (normalmente la hipoxia y el frío hacen aumentar la presión
pulmonar). El ejercicio intenso libera adrenalina y noradrenalina que pueden actuar
también aumentando la presión a este nivel. Por eso se recomienda no hacer ejercicio
intenso recién llegado a la altitud.
Infecciones respiratorias pueden aumentar las posibilidades de padecer EAPA. Por eso
no se debería ascender con estados de enfermedad respiratoria.
El haber padecido antes EAPA hace que aumenten las chances de volver a tenerlo.
¿Cómo diagnosticamos el EAPA?
Se presenta típicamente por encima de los 3.000 m (más “bajo” que el EACA). Aparece
generalmente después de 12-24 horas y en general durante la noche. Inicialmente la
persona siente disnea (dificultad para respirar) en reposo (>30 respiraciones/min) o al
mínimo esfuerzo. También hay tos, inicialmente seca, después productiva.
Las medidas de prevención son exactamente las mismas que para el MAM. Y son
fáciles de llevar a cabo.
Aunque se dice que es una complicación del MAM, el EACA es el estadio avanzado o
final de un MAM no tratado, y el EACA no tratado es de desenlace fatal en pocas horas.
Los mismos factores que para MAM. El ejercicio intenso y el ascenso muy rápido sin la
correcta aclimatación, son factores que favorecen al EACA. Los fármacos depresores
del sistema nervioso central, también pueden desencadenarlo. Por ello, a partir de los
3.000m se contraindica el uso sistemático de depresores del SNC (salvo algunas
excepciones).
El EACA puede estar precedido por todos los síntomas del MAM pero puede aparecer
de forma rápida sin precederse de MAM. Y sabiendo que el afectado es el SNC y que el
mismo regula muchísimas funciones corporales, podemos resumir que:
Cualquier persona con MAM con cambio de estado mental y/o ataxia, pensar en EACA
Otros síntomas que pueden aparecer son cefalea severa que no responde a los
analgésicos, vómitos tipo chorro, estar desganado, alteraciones del nivel de conciencia
(confusión, alucinaciones, etcétera). Un comportamiento irracional puede ser uno de
los primeros signos.
El estadio final es el coma seguido de muerte por parálisis respiratoria.
Cuidar a la persona mientras va bajando, sobre todo si tiene ataxia y mareos. En todos
los casos la víctima deberá ser transportada.
Al igual que para EAPA, existen medidas farmacológicas para estos padecimientos,
pero son de alcance especialista por ello escapan de la idea práctica de este texto.
Las medidas de prevención son exactamente las mismas que para el MAM. Y son muy
fáciles de ponerlas en práctica.