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RESUMEN
Esta obra está licenciada com uma Licença Creative Commons Atribuição 4.0
1 El
presente trabajo fue llevado a cabo en el marco del Programa de Proyectos para Investigadores Formados de la
Universidad Católica de Santa Fe.
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RESUMEN
En este artículo se analiza el proceso del conflicto entre India y Pakistán entorno a
Cachemira, las distintas guerras que se produjeron y las posturas de las partes en tensión.
Como estas diferencias afectan a las pretensiones de India como potencia regional y en
sus despliegues a nivel global en la actualidad.
ABSTRACT
This article analyzes the process of the conflict between India and Pakistan around
Kashmir, the different wars that occurred and the positions of the parties in tension. How
these differences affect India's claims as a regional power and its global deployments
today.
INTRODUCCIÓN
El año 1947 ha significado al mundo indo asiático una bisagra en su historia y en la
configuración de las identidades nacionales, como así también en el entramado de las
relaciones internacionales. Gran Bretaña ponía fin a su colonialismo en la región que se
había iniciado en el año 1858 ocupando el territorio. De este modo, India y Pakistán
arribaron al escenario internacional como estados independientes, resultado de
acuerdos que pusieron sobre la mesa las pertenencias religiosas mayoritarias en cada
zona.
Los procesos de independencia en la historia de la humanidad no le han escapado al
conflicto, los intereses se potencian y las herramientas para dirimirlos no resultan
novedosas. Es así que desde 1947 el conflicto por la región de Cachemira se encuentra
presente en la región y en el plano internacional. Desde esa fecha a la actualidad cuatro
son las guerras que se acontecieron por el control y reclamo de soberanía, involucrando
a tres potencias nucleares: Pakistán, India y China.
Ante esta breve introducción, resulta interesante embarcarnos en estas páginas y
desde varios puntos de vista. En primer lugar, es un conflicto que lleva más de medio
siglo, y que se desarrolla en una de las zonas más pobladas del mundo. En segunda
instancia, Cachemira involucra directamente a dos potencias nucleares regionales
actualmente: India y Pakistán, lo cual nos lleva a pensarlo como un foco de poder
regional. Y, por último, el terrorismo que suma a las tensiones entre las partes. Este
cúmulo de razones, entre otras, son las que nos motivan a escribir sobre una zona
históricamente inestable.
En el presente trabajo pretendemos analizar la relevancia que India le otorga a una
región en conflicto desde el surgimiento como Estado al sistema internacional,
intentando enfocar la mirada en el proceso de construcción de su liderazgo. En el mismo
sentido, describiremos la evolución histórico política del conflicto, repasando las guerras
acontecidas y las posturas de los interesados. Finalmente, nos proponemos describir la
situación actual de la disputa, haciendo hincapié en cómo afecta esta al desarrollo del
liderazgo de India en su región.
Singh solicitó la ayuda de India para hacer frente a la situación. En contrapartida, se firmó
un documento conocido como “Instrumento de Adhesión de Cachemira a India” (Gómez
Adeva, 2016, p. 4). De esta manera se dio inicio a la primera guerra.
Las disputas territoriales entre India y Pakistán no se circunscriben solamente a la
actuación de actores regionales ya que rápidamente la Organización de Naciones Unidas
tomó cartas en el asunto a través del Consejo de Seguridad, decretando la limitación de
las fuerzas indias a una presencia mínima en la región y, en el mismo sentido, una
presencia mínima de tropas de Pakistán en la zona. Además, se decidió la celebración de
un plebiscito en los estados de Jammu y Cachemira. Los resultados no fueron para nada
satisfactorios, ya que ni Pakistán retiró sus tropas del territorio ni el plebiscito se llevó a
cabo, con lo cual era evidente la continuación del conflicto en la región (Gómez Adeva,
2016, p. 3).
A partir de este momento la región quedó dividida en tres partes: Jammu y
Cachemira bajo el dominio indio, Cachemira Azad bajo la supervisión de Pakistán y Aksai
Chin, bajo control de China. Cabe recordar que, desde la creación de los dos estados en
1947, ambos proclaman ideologías marcadamente disímiles. India, se proclama como un
Estado laico y, en este marco de concepción, se ve a Cachemira como una región más,
probando de esta manera la viabilidad de un país plurirreligioso. Pakistán, por su parte se
presenta como un estado confesional musulmán. En consecuencia, considera que la
población cachemir, que en su mayoría profesa esa religión, debe pertenecer a un estado
musulmán.
Las tensiones entre India y Pakistán continuaron a lo largo de los años y dieron lugar
a la Segunda Guerra Indo-pakistaní en el año 1965. El motor de este segundo
enfrentamiento lo encontramos en las ansias de revanchismo de Pakistán y a los
enfrentamientos que también se producían entre musulmanes e hindúes en la región
(Caro Bejarano, 2011, p. 201). De esta manera se desencadenó un nuevo episodio en el
que fuerzas militares pakistaníes cruzaron la línea de alto al fuego establecida en su
momento por las Naciones Unidas. La intervención fue rechazada por las fuerzas indias
tras un violento enfrentamiento entre ambas partes. Como consecuencia, el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas intervino nuevamente en el asunto emitiendo una
INTERESES Y POSTURAS
Resulta difícil luego de tantos años de enfrentamientos y pujas de intereses
establecer un único origen al conflicto. El fin de una etapa colonial desencadenó
enfrentamientos y diferencias que aparecieron durante los procesos de independencia.
También resulta difícil realizar un análisis acabado de la situación cuando las visiones son
enfrentadas y adversas, pero es imprescindible incorporar en el juego de poder a quienes
se encuentran en el territorio en disputa, más allá de los reclamos de terceros países
(India y Pakistán).
Algunos conceptos son los que nos ayudarán a comprender buena parte de lo que
sucede en Cachemira, más allá de una serie de enfrentamientos bélicos por la jurisdicción
de un territorio. Tanto India como Pakistán reclaman el dominio soberano sobre la región.
Ambos estados se apoyan sobre fundamentos muy diferentes pero que al interior de cada
uno poseen solidez. Pakistán proclama la unidad religiosa y territorial, considerando a la
región como cimiento indiscutible en la constitución de su estado. India, en cambio,
sostiene y reclama soberanía sobre la totalidad de la región de Cachemira, invocando su
esencia como país pluricultural y de convivencia multi religiosa. Considera, además, que
otorgar la independencia a la región desencadenaría una serie de proclamas y
levantamientos de otras provincias indias. En tercer lugar, existen posiciones y reclamos
al interior del territorio cachemir. En este sentido, conviven diferentes posturas respecto
a la situación. Cabe hacer mención en este punto al surgimiento de grupos nacionalistas
que proclaman la independencia de Cachemira y a raíz del recrudecimiento del conflicto
la presencia en los últimos años de grupos terroristas en la región. Estos datos arrojan un
panorama que ponen en crisis las complejas situaciones de los estados nacionales.
Cachemira ya no sólo es sede de conflictos de intereses entre terceros estados, sino
que tienen peso los reclamos por su independencia, ligados fuertemente a la cuestión
religiosa, étnica y lingüística. Ahondando aún más la situación se agrava con la presencia
de grupos extremos que proponen procedimientos y forma directamente vinculados al
terrorismo.
REFLEXIONES FINALES
En función de lo aquí descripto, creemos que resultaría erróneo analizar el conflicto
de Cachemira sin tener presente su etapa colonial, ya que eso significaría ignorar buena
parte de los inicios de una controversia que es actual pero que tiene décadas de tránsito.
Con la llegada de la independencia en la zona, hubo un elemento sustancial en la
determinación de los nuevos estados, es así que la religión resulta el eje central en esta
discusión y en la construcción de los estados. De este modo, las discrepancias religiosas
se transformaron en focos elementales en las disputas de soberanía. En esas disputas
territoriales, se pusieron en juego las fuerzas no solo de las partes en conflicto, sino las
intervenciones internacionales, fundamentalmente de las potencias que brindaron
apoyos en un caso y en otro.
Ya a finales del siglo XX, aparecieron en la región nuevos actores, grupos
fundamentalistas con comportamientos vinculados al terror, y ello le otorgó al
tratamiento del conflicto otras características, y un nuevo esquema en el tejido de
alianzas internacionales. Ya no sólo la religión como factor de tensiones, sino el
terrorismo se posicionó como central en las posiciones de cada Estado.
Ahora bien, considerando los más de 60 años de diferencias, y la alternancia de
períodos de conflictos armados con períodos de paz, India y Pakistán no lograron resolver
el conflicto por Cachemira.
Los dos Estados, aun habiendo iniciado instancias de diálogos, no han llegado a
acuerdos definitivos sobre sus diferencias. Pareciera que la duración prolongada de las
disputas le ha implicado al conflicto la reducción de impacto a nivel internacional. En
estas últimas líneas cabe señalar, en sentido crítico, los roles no solo de las partes
involucradas, sino las intervenciones internacionales de organismos con injerencias en la
materia.
Naciones Unidas, durante todos estos años no ha conseguido más que calmar las
aguas para que luego los enfrentamientos aparezcan nuevamente, tal es así, que, en el
año 2019, la zona en disputa se encontró en crisis. Las dos potencias nucleares
protagonizaron tensiones y los niveles de violencia se están acrecentando, lo cual indica
que nuevamente los desacuerdos salen a la luz.
Considerando la presencia de múltiples jugadores de peso en la zona proclamando
unidad nacional, existe una necesidad que es la de encontrar una salida cubierta de
legitimidad. Esa legitimidad durante más de 60 décadas de enfrentamientos se dificulta
en las voces de las partes que se disputan el dominio territorial, y parece encaminarse en
la voluntad de incluir en la discusión a los habitantes cachemires que reclaman mucho
más que independencia. Reclaman respeto, consideración de su estado actual, cubrir sus
necesidades básicas, que no es ni más ni menos que no dejar de lado su situación
humanitaria y el respeto por sus derechos humanos.
Finalmente, India. No sería acertado afirmar que India es la única interesada en
resolver el conflicto a su favor. Pero lo cierto es que, en la construcción de su liderazgo
regional, en la proclamación de su principio de unidad territorial y multiculturalidad, y en
la prolongación de su rol protagónico a nivel mundial, no es para nada bueno perpetuar
una contienda durante tanto tiempo, sobre todo, con el actor que en su zona más cercana
de influencia le hace contrapeso.
Es evidente que India en los últimos años viene aumentando sus niveles de
participación internacional, y en la necesidad de consolidar su liderazgo es indispensable
que ya no encarne enfrentamientos bélicos en su región por conflictos de tan larga
trayectoria. También es cierto, que resolverlo en favor de un estado u otro supone que
la otra parte deba reconstruir su identidad nacional, un apartado demasiado complicado
y que dudosamente supondría la recomposición definitiva de las relaciones entre India y
Pakistán.
BIBLIOGRAFÍA