Afectación Postraumática en Las Fracturas de Tobillo. Aplicación de Tratamiento Ortopodológico. Revisión de Casos Clínicos
Afectación Postraumática en Las Fracturas de Tobillo. Aplicación de Tratamiento Ortopodológico. Revisión de Casos Clínicos
Afectación Postraumática en Las Fracturas de Tobillo. Aplicación de Tratamiento Ortopodológico. Revisión de Casos Clínicos
Autores:
Bartrés Roqué, David
Soler Ramos, Olga
Correspondencia:
Plaça Josep Mestres, 1.
17300 Blanes (Girona).
davidolga1@ya.com
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
Objetivos
Material y métodos
Resultados
Una fractura es la pérdida de continuidad en la sustancia de un hueso (Fig. 1). La fractura del
hueso se acompaña de lesiones más o menos importantes de los tejidos blandos que lo rodean;
el conjunto de las partes afectadas por esta fractura recibe el nombre de foco de fractura. Estas
lesiones pueden llegar a repercutir sobre la integridad del sujeto que las padece.
Una fractura ósea puede ser cerrada o abierta. Una fractura ósea cerrada aparece sin solución
de continuidad de los tegumentos, mientras que en una fractura abierta existe una herida en
continuidad con el foco de fractura, comunicándose con el exterior.
Fig. 1
Fig. 2
A través de un traumatismo, la acción de una fuerza sobre el hueso puede producir su fractura
por dos mecanismos fundamentales:
- Mecanismo directo: fracturas producidas por la aplicación de una fuerza directa sobre el
hueso. Se pueden clasificar según sea por contusión, por compresión o aplastamiento,
o por agentes penetrantes. (Fig. 3 y fig. 4).
Fig. 3 Fig. 4
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
Fig. 5 Fig. 6
Una fractura, desde el punto de vista anatomopatológico, puede producir diferentes lesiones
óseas o patrones de fractura. Los diferenciamos en dos grandes grupos:
- Fracturas completas: el trazo o línea de fractura afecta todo el espesor del hueso, el
cual se fragmenta y sus fragmentos sufren desplazamiento; puede aparecer una
fractura única (Fig. 7), doble, bifocal o segmentaria, triple, fractura multifragmentaria
(conminuta), fractura compleja multifragmentaria (Fig. 8.), fractura impactada, fractura
por arrancamiento… Según su línea de fractura pueden ser transversales, oblicuas,
espiroideas o longitudinales.
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
Fig. 7 Fig. 8
Las fracturas patológicas, también denominadas fracturas por insuficiencia, están relacionadas
con procesos que disminuyan la resistencia del hueso y lo predispongan a sufrir fácilmente una
fractura. Las fracturas patológicas relacionadas con lesiones benignas se observan más durante
la infancia y se asocian con frecuencia a quistes esenciales, fibroma no osificante y displasia
fibrosa. Las fracturas patológicas que aparecen sobre procesos malignos lo hacen con más
frecuencia en tumores metastáticos, rebelándose a veces como el primer signo de la
enfermedad. También aparecen en tumores primarios muy agresivos y de rápido crecimiento.
Las denominadas fracturas espontáneas estarían clasificadas más como una fractura patológica
que por una fractura por estrés.
Las causas más importantes de fractura patológica las podemos clasificar según dos grandes
grupos:
- Enfermedad local del hueso: incluye procesos infecciosos como la osteomielitis piógena
(habitualmente en forma crónica) y la infección sifilítica (forma osteolítica); los tumores
benignos como el condroma (encondroma) y el tumor de células gigantes
(osteoclastoma); los tumores malignos como el osteosarcoma (sarcoma osteogénico),
el tumor de Ewing, el carcinoma metastático (especialmente del pulmón, mama,
próstata, tiroides y riñón) y el sarcoma metastático (de un tumor primario en otro
hueso); otras causas como el quiste óseo simple, la displasia fibrosa monostótica, el
granuloma eosinófilo, la atrofia ósea en afecciones paralíticas (como la poliomielitis), el
tabes dorsal y los huesos quebradizos después de irritación.
Las fracturas por estrés, también denominadas fracturas por esfuerzo o fracturas de fatiga,
aparecen como resultado de la acción repetida sobre un hueso sano de una fuerza con una
magnitud menor que la requerida para provocar una fractura traumática aguda. Se da como
consecuencia de un estrés mecánico de cierta intensidad que actúa constantemente sobre un
determinado hueso, que valoramos normalmente como sano, hasta que hace ceder su micro
arquitectura. Los mecanismos remodelativos fisiológicos del hueso tienden a reparar estas
microfracturas. Si la fuerza deformante persiste y la remodelación ósea se hace insuficiente el
hueso puede llegar a ceder en ese punto, apareciendo una fractura por estrés. El concepto
impreciso de magullamiento óseo (bone bruise), estudiado sobre todo en rodillas con
traumatismos ligamentarios, se interpreta como microfracturas de las trabéculas de carga de las
regiones epifisarias o metafisarias del hueso, y pueden progresar a fracturas por estrés. El
hueso tarda un tiempo en reaccionar (unas dos semanas), tiempo a partir del cual se acelera la
respuesta biológica de hiperproducción ósea, apareciendo el signo de presencia de fractura.
Son menos frecuentes en niños y adolescentes que en adultos. En niños y adolescentes
conviene valorar el concepto de apofisitis de tracción, que equivale a una lesión por sobrecarga
durante la adolescencia, y que está relacionada con aumentos de intensidad de actividad
deportiva, que normalmente afecta a la inserción tendinosa de centros de osificación
secundarios; como ejemplos tenemos la apofisitis oleocraniana, la apofisitis de la tuberosidad
anterior de la tibia (enfermedad de Osgood-Schlatter), la apofisitis calcánea (enfermedad de
Sever) y la apofisitis metatarsal (enfermedad de Iselin, que afecta la base del quinto
metatarsiano).
En un hueso largo, una fractura puede dar como secuela una angulación; la angulación
significativa conlleva la deformidad de la extremidad, apareciendo la afectación de la función.
En la extremidad inferior, una angulación que suponga la alteración del plano de los
movimientos de la cadera, la rodilla ( Fig. 9 y fig. 10) o el tobillo (Fig. 11 y fig. 12) pueden
conducir al desarrollo de una artrosis secundaria.
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
Un tercer tipo de deformidad es la rotación axial, que aparece en un hueso largo cuando un
fragmento rota sobre su eje mayor, con o sin desplazamiento o angulación asociados.
Fig. 9 Fig. 10
Fig. 11 Fig. 12
Fig. 13 Fig. 14
Fig. 15
Dentro de los traumatismos articulares, las lesiones que afectan el cartílago de crecimiento o
fisis presentan problemas articulares tanto en el diagnóstico como en el tratamiento (Fig. 16,
fig. 17 y fig. 18). Sus tres principales tipos de lesión son la separación de la epífisis a través de
su placa epifisaria, la fractura que atraviesa la placa de crecimiento y las lesiones por
aplastamiento de la placa de crecimiento. En términos generales, la primera tiene buen
pronóstico y las otras dos tienen mal pronóstico. Otros factores a tener en cuenta de cara al
pronóstico son la edad del niño, la irrigación sanguínea de la fisis, el método de tratamiento y la
presencia de lesión abierta o cerrada.
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
Las complicaciones de las lesiones que afectan el cartílago de crecimiento las clasificamos
según:
Las secuelas de las lesiones que afectan el cartílago de crecimiento las clasificamos según:
Fig. 19
Fig. 20
COMPLICACIONES DE LAS FRACTURAS ÓSEAS 25, 26, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42,
46
Las complicaciones de las fracturas óseas se pueden dividir en tres grandes grupos: generales,
regionales y locales. Estas complicaciones pueden, en términos generales, ser consecuencia de
la lesión inicial o secundarias al tratamiento empleado. Muchas veces se encuentran
interrelacionadas. Las complicaciones en una fractura pueden aparecer de inmediato o de
manera tardía.
Algunos factores están muy relacionados con la aparición de ciertas complicaciones, tales como
la localización de la fractura, el mecanismo de la lesión, la edad del paciente, su estado de
salud previo, la asociación de lesiones (polifracturado)…
Podríamos valorar que los factores que influyen en la consolidación de las fracturas son:
- Tipo de hueso: ya sea hueso trabecular (hueso esponjoso) o hueso cortical (hueso
compacto).
- La edad del paciente: en los niños la consolidación de las fracturas es rápida. Esta
velocidad de consolidación disminuye con la edad, no existiendo grandes diferencias
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
- Infección: de rara aparición en el foco de fractura en las fracturas cerradas tratadas con
un método conservador, pero que puede desarrollarse tras una lesión abierta o una
fijación interna, pudiendo así retrasar o impedir su consolidación.
- Otros factores: como los efectos del tabaquismo, la afectación articular y los trastornos
óseos.
Las complicaciones generales de las fracturas pueden conllevar a la muerte del paciente. Entre
ellas figuran la hemorragia interna y externa, el shock hipovolémico, las infecciones, las
alteraciones de los electrólitos, degradación de las proteínas y otras respuestas metabólicas al
traumatismo.
Aparte de las complicaciones que puedan aparecer en la cirugía y la anestesia, también
conviene destacar las complicaciones de la inmovilidad prolongada, como la neumonía
hipostática, las úlceras por presión, la trombosis venosa profunda y embolia pulmonar, la atrofia
muscular y rigidez articular, la descalcificación esquelética, las infecciones del tracto urinario, las
complicaciones cardiovasculares, las complicaciones psiquiátricas y las complicaciones
neurológicas como la parálisis del nervio peroneo común por postura inadecuada de la pierna
en rotación externa provocando presión en la región del cuello del peroné o a la compresión por
la férula de inmovilización.
Las complicaciones regionales comprenden toda una serie de lesiones aparte de la propia
fractura ósea. Pueden aparecer lesiones de los vasos sanguíneos, nervios, músculos y
tendones, articulaciones y vísceras vecinas. En este sentido, las complicaciones regionales
incluyen:
- Complicaciones viscerales.
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
Fig. 21 Fig. 22
Fig. 23
Las complicaciones locales comprenden todos aquellos problemas de índole local que pueden
complicar la evolución de una fractura. Conviene destacar las fracturas abiertas, la osteomielitis
postraumática aguda, la osteomielitis postraumática crónica y las alteraciones del proceso de
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
Fig. 27 Fig. 28
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
Conviene tener en cuenta igualmente toda una serie de trastornos de aparición regional-local
que pueden ser considerados como complicaciones de una fractura. Existen diversos trastornos
superpuestos en los que aparece dolor postraumático asociado a alteraciones en la inervación
simpática regional. Definido como síndrome doloroso regional complejo, el componente
doloroso suele ser grave y de intensidad desproporcionada para la lesión sufrida. En un grupo I
del síndrome doloroso regional complejo, más frecuente, se incluyen varios trastornos
relacionados entre sí como la atrofia de Sudeck, distrofia simpática refleja, pseudodistrofia,
osteodistrofia postraumática, algodistrofia refleja. Existe una sensibilización de las vías del dolor
y del sistema nervioso simpático, pero estas alteraciones no siguen el trayecto del nervio
periférico. Las radiografías rebelan de forma característica una consolidación de la fractura con
osteoporosis moteada. Puede aparecer en la extremidad inferior, con afectación del pie tras una
fractura o incluso un esguince de tobillo. En el grupo II del síndrome doloroso regional
complejo, menos frecuente, se encuadran los casos en que realmente existe una lesión del
nervio periférico principal.
También podemos valorar los síndromes compartimentales, el trastorno neurológico diferido (en
el que una parálisis nerviosa se desarrolla de forma progresiva tiempo después de la
consolidación de la fractura), la rotura tendinosa diferida y las complicaciones del implante
(como los efectos mecánicos o su corrosión).
LESIONES TRAUMÁTICAS DEL TOBILLO 11, 30, 33, 34, 36, 37, 39, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47
La aparición de un traumatismo en el tobillo nos puede provocar dos tipos de lesiones según
sean las estructuras anatómicas afectadas. Es conveniente distinguir entre las lesiones que
afectan las partes blandas del tobillo y pie de las lesiones que afectan sus estructuras
esqueléticas. En los traumatismos de las partas blandas del tobillo y pie podemos identificar
lesiones cutáneas, lesiones tendinosas, nerviosas, ligamentosas, vasculares… En las lesiones
esqueléticas identificamos las fracturas maleolares y fracturas de los huesos del tarso que
puedan interferir en la funcionalidad futura del tobillo.
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
En las lesiones de partes blandas conviene destacar los esguinces de tobillo, como un desgarro
o rotura parcial o total de cualquiera de los ligamentos que forman dicha articulación. No
rebelándose radiológicamente lesión ósea, no deben ser considerados como lesiones menores,
por sus posibles secuelas de dolor persistente e inestabilidad de tobillo. Identificamos el
esguince del ligamento lateral externo, el esguince de ligamentos deltoideo o medial y el
esguince de la sindesmosis tíbioperonea.
En las lesiones de partas blandas del tobillo también conviene destacar las lesiones de los
tendones que actúan sobre el tarso posterior. Incluimos en este grupo de patologías las
peritendinitis, las tendinitis y las roturas tendinosas, casi siempre producidas por
sobresolicitación. Puede afectar el tendón tibial anterior, el tendón tibial posterior (disfunción
del tendón del tibial posterior en cada uno de sus estadíos) (Fig. 29), los tendones peroneos
(luxación recidivante de los tendones peroneos), el tendón flexor largo del 1r dedo y el tendón
de Aquiles (y sus estructuras vecinas).
En las lesiones de partas blandas del tobillo también podríamos incluir el síndrome del seno del
tarso.
Fig. 29
Una fractura del maleolo externo puede estar asociada a la lesión del ligamento deltoideo; es
equivalente, biomecánicamente, a una fractura bimaleolar. Aparece evidencia de un
desplazamiento lateral del astrágalo. (Fig. 30 y fig. 31).
Fig. 30 Fig. 31
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
Puede aparecer igualmente una fractura del maleolo posterior, que puede ocurrir en lesiones
por rotación externa o por abducción.
Las lesiones de los ligamentos de la sindesmosis son el resultado de la abducción o la rotación
externa del astrágalo dentro de la mortaja del tobillo. La inestabilidad de la sindesmosis se
identifica primariamente en base al mecanismo de lesión y al patrón de fractura.
También conviene diferenciar las fracturas del pilón tibial, identificándolas siempre como graves
de acuerdo con el deterioro de la superficie de apoyo distal de la tibia. Por afectar la superficie
de carga articular distal de la tibia son las fracturas consideradas más graves de la articulación
del tobillo. Su porcentaje de artrosis postraumática sigue siendo elevado, apareciendo también
como secuelas la pseudoartrosis y los callos óseos viciosos. Son fracturas que pueden derivar
en inestabilidad del complejo articular del tobillo así como pérdida de longitud o acortamiento
de la tibia. Su mecanismo de producción son las fuerzas de compresión vertical sobre la parte
distal de la tibia, aunque también puede aparecer un combinado de fuerzas en que predominan
el cizallamiento y la rotación. Clasificamos las fracturas del pilón tibial según Rüedi y Allgöwer;
en base a los tres grupos fundamentales descritos por Mast y Spiegel, que comprende el tipo I
(fracturas maleolares con luxación posteromedial del astrágalo), tipo II (fracturas espiroideas
del tercio distal de la tibia con extensión al pilón tibial) y tipo III (fracturas por compresión que
producen impactación del astrágalo en la superficie distal de la tibia, con o sin fractura de
peroné), estas fracturas del pilón tibial incluyen tres tipos según su gravedad creciente:
Pueden añadirse los tipos IV y V (Ovadia y Velas) para definir fracturas que se extienden a las
regiones metafisaria y diafisaria con conminución más severa. Es incluso más completo el
sistema de clasificación AO/Orthopaedic Trauma Association, que incluye subdivisiones de
acuerdo con el grado de conminución.
Los principales factores que influyen en los resultados postraumáticos de las fracturas del pilón
tibial son la energía causante de la lesión tanto del hueso como de las partes blandas, el
tratamiento quirúrgico y los factores relacionados con el paciente (su estado general y vascular,
la calidad del hueso, la rehabilitación…). Dichas complicaciones incluyen todos aquellos
problemas que afectan las partes blandas lesionadas (dehiscencia de la herida, necrosis cutánea
e infección) y la pérdida de la fijación, que serían complicaciones en el postoperatorio
inmediato. Las complicaciones a largo plazo incluyen el retraso en la consolidación de la
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
También conviene identificar las fracturas del astrágalo, que pueden estar asociadas o no a
fracturas del tobillo (maleolos), y otros huesos del pie (calcáneo, escafoides y cuboides), y
modificar así su funcionalidad futura. Suelen estar relacionadas en base a la localización de la
fractura (cabeza, cuello o cuerpo), sus complicaciones pueden ser frecuentes y graves.
La aplicación del tratamiento ortopodológico deberá tener en cuenta el estado del tobillo en
base a sus posibles complicaciones y secuelas, dentro de lo que valoramos como afectación
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
postraumática del tobillo. Puede incluir tanto aquellas complicaciones derivadas de lesiones
asociadas al foco de fractura (complicaciones vasculares, complicaciones nerviosas,
complicaciones musculotendinosas) como aquellas complicaciones propias de la lesión articular
asociada a la fractura ( rigidez articular, limitación de la movilidad, artrosis postraumática…).
También debemos incluir todas aquellas complicaciones locales derivadas de la fractura del
tobillo o de fracturas de la extremidad inferior que comprometan la integridad y funcionalidad
del tobillo (la mala consolidación o callo óseo vicioso, las deformidades angulares en valgo o
varo, las dismetrías resultantes de extremidades inferiores, las deformidades rotatorias de la
extremidad afectada…).
Igualmente debemos tener presente la edad del paciente, su estado de salud general, otras
lesiones asociadas (pacientes con secuelas derivadas de un politraumatismo,…), las
afectaciones previas al traumatismo y que puedan influir en los objetivos del tratamiento
ortopodológico,…
La aplicación del tratamiento ortopodológico debe ser adecuada y óptima en cada momento.
Con unos objetivos a corto, medio y largo plazo, debe tener en cuenta la situación en que
instauramos el tratamiento, de acuerdo con las necesidades posquirúrgicas, rehabilitadoras,
ante una situación cronificada de trastorno funcional,…
Ante una afectación postraumática del tobillo que nos conduzca a una inestabilidad de la
articulación, la aplicación del tratamiento ortopodológico debería cumplir, a nuestro entender,
con la protección de las zonas anatómicas conflictivas, la compensación de la disfunción
residual del tobillo (ya sea reversible o irreversible) y la acción sobre los cambios anatómicos
sufridos y los mecanismos patológicos y compensatorios que afecten la postura estática y el
desarrollo de la marcha del paciente.
A lo largo del trabajo que presentamos, la información obtenida de nuestra revisión bibliográfica
la hemos complementado añadiendo imágenes clínicas y radiológicas seleccionadas de nuestra
actividad profesional asistencial, referenciadas en las figuras de 1 a 34, y que reflejan los
diferentes grados de lesión traumática del tobillo, así como los diferentes tipos de fractura que
pueden afectar dicha zona anatómica. Existiendo antecedentes de fractura de tobillo, nuestra
primera selección ha dividido los casos clínicos en dos grupos según esté indicado o no el
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
CASOS CLÍNICOS
CASO CLÍNICO 1
CASO CLÍNICO 2
Paciente mujer, en que aplicamos tratamiento ortopodológico a los 5 años de sufrir luxofractura
de tobillo izquierdo. Como afectación postraumática aparece flexión de la articulación
tibioperoneoastragalina no recuperable hasta los 90º, inestabilidad en varo de tobillo, luxación y
disfunción de los músculos peroneos, metatarsalgia (es el motivo de la consulta), disfunción de
la musculatura flexo-extensora digital y dedos en garra. De afectación unilateral, presenta
también síndrome doloroso regional en tobillo izquierdo. De diseño diferenciado entre los dos
pies, la ortesis plantar izquierda pretende aportar mayor estabilidad al tobillo mediante una
férula inframaleolar externa. La limitación de la flexión dorsal del tobillo nos obliga a añadir un
elemento subtalar y medio para asegurar el apoyo del talón, una vez comprobado que no es
suficiente el elemento de mediopié-dígito-metatarsal para conseguir este efecto biomecánico.
Naturalmente, las características del calzado en cuanto a su altura de tacón, arco-enfranque y
quebrante de puntera, así como el contrafuerte y los mecanismos de sujeción deben ser
adecuados y formar parte del plan de tratamiento ortopodológico.
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
CASO CLÍNICO 3
CASO CLÍNICO 4
CASO CLÍNICO 5
Paciente mujer, con antecedentes de fractura del pilón tibial, tipo III. Corresponde al resultado
final al cabo de 16 meses (caso clínico que muestra su evolución en las imágenes radiológicas
de las figuras 21 a 26). Segundo tratamiento ortopodológico aplicado, a los 16 meses de sufrir
un accidente al ser arrollada por un coche mientras circulaba en bicicleta. El primer tratamiento
aplicado, durante la rehabilitación, constaba de férulas bimaleolares, supramaleolares
complementando la acción del soporte plantar. El tratamiento actual contempla únicamente la
estabilización maleolar externa, mediante férula supramaleolar. Por tratarse de una fractura del
pilón tibial tipo III, aparece como afectación postraumática la pérdida de longitud de la
extremidad afectada, por lo que debemos compensar dicha dismetría real. Actualmente, la
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
CASO CLÍNICO 6
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
Paciente mujer, con antecedentes de fracturas múltiples en las dos piernas. A los 12 años del
accidente de circulación causante de las lesiones, la afectación postraumática que presenta en
la extremidad inferior derecha es de una angulación varizante de tibia y peroné por callo óseo
vicioso. No aparecen signos degenerativos articulares en el tobillo. La afectación postraumática
que presenta en la extremidad inferior derecha, consecuente a una fractura del pilón tibial tipo
I asociada a fractura de calcáneo, es de una rigidez articular en flexión plantar y degeneración
artrósica del tobillo. Ante la imposibilidad de apoyo estático del talón, los mecanismos
patológicos y compensatorios corporales son mucho más evidentes, afectándose igualmente el
desarrollo de la marcha. El tratamiento mediante ortesis plantar con férula estabilizadora
supramaleolar externa de tobillo se complementa con diferentes mecanismos para compensar la
dismetría de extremidades inferiores. La extremidad izquierda con antecedentes de fractura del
pilón tibial, por presentar de forma irreductible una flexión plantar del tobillo, es la extremidad
más larga. Compensamos la longitud de las dos extremidades en parte gracias al uso de un
calzado con la suficiente altura de tacón. Caso clínico también documentado en las figuras 13,
28 y 33.
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
CONCLUSIONES
Ante una afectación postraumática que nos conduzca a una inestabilidad de la articulación del
tobillo, la aplicación del tratamiento ortopodológico debería cumplir, entre otros, con los
objetivos de aportar protección a las zonas anatómicas conflictivas, la compensación de la
disfunción residual del tobillo y sus posibles síndromes dolorosos, y la acción sobre los cambios
anatómicos sufridos y los mecanismos patológicos y compensatorios que afecten la postura
estática y el desarrollo de la marcha del paciente.
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
BIBLIOGRAFÍA
15.- Céspedes Céspedes, T.; Dorca Coll, A.; Céspedes Argemí, M.; Sánchez Navarro, G.
“Férulas supramaleolares: descripción y aplicaciones clínicas”
en Revista Española de Podología 2003; XIV(4) : 154-157.
16.- Céspedes Céspedes, T.; Dorca Coll, A.; Concustell Gonfaus, J.; Sacristán Valero, S.;
Céspedes Argemí, M.; Sánchez Navarro, G.
“Técnica de aplicación directa (TAD) de ortesis sobre el pie: a propósito de varios casos
clínicos”
en Revista Española de Podología 1999; X (6) : 325-339.
18.- Céspedes Céspedes, T.; Dorca Coll, A.; Concustell Gonfaus, J.; Sacristán Valero, S.
“Aplicación de las férulas funcionales en las marchas neurológicas”
en Revista Española de Podología 1997; VIII (8) : 426-431.
19.- Concustell Gonfaus, J.; Sacristán Valero, S.; Dorca Coll, A.; Céspedes Céspedes, T.
“Tratamientos provisionales y definitivos en el pie de riesgo”
en Revista Española de Podología 1997; VIII (6) : 334-338.
20.- Dorca Coll, A.; Céspedes Céspedes, T.; Concustell Gonfaus, J.; Sacristán Valero, S.
“Plan de tratamiento podológico [Editorial]”. Jornada Nacional de Podología Universitaria
(1ª. 1997. Madrid).
En Revista Española de Podología 1997; VIII (5) : 233-241.
21.- Concustell Gonfaus, J.; Céspedes Céspedes, T.; Dorca Coll, A.; Sacristán Valero, S.
“Un nuevo concepto de material: los termoformables. Propiedades mecánicas”
en Revista Española de Podología 1995; VI (7) : 374-376.
Afectación postraumática en las fracturas de tobillo. Aplicación de tratamiento
ortopodológico. Revisión de casos clínicos.
Bartrés Roqué, David; Soler Ramos, Olga
22.- Sacristán Valero, S.; Céspedes Céspedes, T.; Concustell Gonfaus, J.; Dorca Coll, A.
“Utilidad clínica de los materiales termoformables”
en Revista Española de Podología 1995; VI (7) : 371-373.
23.- Céspedes Céspedes, T.; Concustell Gonfaus, J.; Dorca Coll, A.; Sacristán Valero, S.
“Técnica de aplicación directa de soportes plantares y prótesis de antepie”
en Revista Española de Podología 1995; VI (5) : 234-248.
24.- Dorca Coll, A.; Céspedes Céspedes, T.; Carrera Casanova, A.; Cuevas Gómez, R.; Prats
Climent, B.
“Acción propioceptiva de los tratamientos ortopodológicos”
en Revista Española de Podología 1991; II (4) : 181-184.
25.- Casademont Pou, J.
“Neuropatías: concepto, manifestaciones clínicas, clasificación, diagnóstico,
pruebas complementarias y estrategias terapéuticas”
en: http://db.doyma.es/cgi-bin/wdbcgi.exe/doyma/mrevista.go_fulltext_o_resu...
“Fracturas y luxaciones”
Vol. I.
Ed. Mosby/Doyma libros, 1995.