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Mystra

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MYSTRAS

Una de las mejores cosas del Peloponeso es que bajo su nombre se desvelan nombre que nos recuerdan momentos épicos en la formación de la
Antigua Grecia, o en el balanceo entre los poderes romano, veneciano, bizantino y otomano. Los Balcanes y Grecia actuaron como eje de la disputa
de las monarquías centro-europeas, y del intercambio de golpes desde la desintegración del imperio romano hasta bien entrado el siglo
XX. La historia de Mystras es sin duda una de las etapas menos conocidas, pero en esa orfandad de prestigio reside uno de sus encantos.
Grabado antiguo de la ciudad de Mystras
Esparta ha quedado para la historia, sobre todo en el imaginario colectivo, como una ciudad mítica. Los restos arqueológicos de la ciudad helena
son una buena excusa para llegar hasta el corazón del Peloponeso. No lejos de la ciudad que formaba guerreros feroces, están las ruinas medievales
de la antigua ciudad bizantina de Mystras. Mucho menos conocida, la llamada «Maravilla de Morea«, es sin embargo uno de los lugares más
asombrosas del Peloponeso.
Mystras, se convirtió en centro del poder bizantino, el obispado fue trasladado allí desde Esparta, con su catedral, la metrópoli o la iglesia de Hagios
Demetrios, construida después de 1264. Se fundaron muchos monasterios, incluidos los de Brontochion y el monasterio de Christos Zoodotes
(Cristo el Dador de la vida). Bajo los déspotas (título feudal del imperio bizantino, también usado en Serbia y Bulgaria), Mystras alcanzó su cenit con
la construcción de iglesias. Ejemplos sobresalientes de la arquitectura de la iglesia bizantina tardía, son Agyo Theodoroi (1290-1295), la Hodegetria
(c. 1310), la Agya Sophia (1350-1365), el Peribleptos (tercer cuarto del siglo XIV), Evangelistria (finales del siglo XIV – principios del siglo XV) y el
monasterio de Pantanassa (1430). La ciudad jugó un papel relevante en el contexto medieval, y los bizantinos hicieron relucir el emblema de la
águila bicéfala bizantina por toda Mystras.
Frescos bizantinos de Mystras

HISTORIA DE MYSTRA
Antigua ciudad fortaleza del siglo XIII, fue una de las sedes más influyentes del poder bizantino, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por
la UNESCO en 1989. Mystras se erigió en uno de las colinas de la cordillera del monte Taygetos, cerca de la antigua Esparta. En los siglos XIV y XV
fue la capital del despotato bizantino de la Morea, siendo faro cultural de una Europa que intentaba recuperar el esplendor de la Grecia y Roma
Clásica.
El origen del enclave de Mystras parte del líder franco Guillaume de Villeharduin, Principe de Acaya (nombre que junto a Morea denominaba al
Peloponeso en la baja Edad Media), cuando en 1249 construye la fortaleza en lo alto de la montaña. El principado formaba parte de la alianza del
Imperio Latino de Constantinopla, un estado fundado por los líderes de la Cuarta Cruzada que habían conquistado territorios del Imperio bizantino.
Apenas diez años después de fundar la ciudad de Mystra, Guillaume de Villeharduin cedió en 1262 su posesión a los bizantinos, que lo habían
apresado.
Murallas del castillo de Mystras hacia el acantilado
El crecimiento de la ciudad fortaleza fue gracias al impulso de los bizantinos, levantando el resto de espacios que se asientan sobre la colina. A
mediados del siglo XIV se convirtió en sede del Despotado de Moreas, y en 1448 el rey bizantino Constantino XI Paleólogo fue coronado en Mystras.
Sus familiares gobernaron en Mystras, conservando estrechos lazos políticos y familiares con la capital de Bizancio. En tiempos del déspota
Teodoro, Mistras fue la segunda ciudad más importante del Imperio, tras Constantinopla, y el palacio fue la segunda residencia imperial.

Georgios Gemistos (quién se autodenominó Pletón como homenaje al pensador griego) fue uno de los humanistas que puso los cimientos de
la Academia de Florencia, sin el premio de ser reconocido como un pilar del Renacimiento. Establecido en Mistra, aquí cultivó a alumnos en artes
de filosofía, astronomía, historia y geografía, siendo magistrado del déspota Teodoro II Paleólogo, y aportando sabios consejos sobre la organización
del imperio bizantino, siguiendo las enseñanzas platónicas.
Demetrio Paleólogo fue el último déspota de Morea, traspasando Mystras al emperador otomano Mehmed II en 1460. Tras el colapso del imperio
bizantino, fueron los otomanos quienes aprovecharon su prodigioso enclave para controlar el corazón del Peloponeso. El avance de los turcos
significó la ocupación de la fortificación hasta 1821, quienes lo controlaron durante siglos exceptuando el periodo de recuperación de los
venecianos (1687-1715). Un incendio en 1770 causó daños importantes en Mystras, que aún así fue de nuevo repoblada.

En la la década de 1830 fue abandonada tras la independencia griega de 1821 y la fundación de la nueva ciudad de Esparta por parte del Rey Otto
en 1834, el olvido y la vegetación cubrieron la fortaleza de Mystras.

VISITA A MYSTRAS
En la arquitectura de Mystras convergen la denominada escuela «heládica» bizantina y la arquitectura de Constantinopla. La pintura de las iglesias
reflejan la calidad y el eclecticismo del arte de la antigua Bizancio. Los elementos del arte románico y gótico también están presentes como
resultado de los contactos culturales de la ciudad durante los siglos XIV y XV. La belleza de sus iglesias, que durante el Renacimiento paleólogo se
cubrieron con magníficos frescos, el renombre de sus bibliotecas y la gloria de sus escritores, incluido el filósofo Georgios Gemistos (Plethon) y su
alumno Bessarion, aportaron lustre a Mystras. Y aquí reside, en esa herencia de la cultura bizantina tardía en el Mediterráneo medieval, uno de los
mayores logros. Pintores que dejaron sus obras en los frescos de Mystras recorrerán más tarde otras localizaciones en las islas griegas donde
expandir su arte.
De aquel crisol de la cultura bizantina queda aún un recinto de ruinas encastradas en la montaña. Sus murallas, la fortaleza, el palacio, las iglesias
y los monasterios parecen parte de un ecosistema en el que el humano ha pasado a ser un actor secundario. Solo la presencia de algunas monjas
que viven en el monasterio de Pantanassa recuerda la preencia humana de Mystra. En primavera y otoño apenas hay gente disturbando el
espectáculo visual, e incluso en verano el calor disuade a los mortales.
Casas de Mystras
Hay quién decide hacer la visita de arriba abajo, evitando el esfuerzo de las escaleras y la pendiente. Nosotros optamos por el ritmo tranquilo al que
obliga ascender la montaña. De este modo las paradas se hacen obligatorias, ya sea para recobrar el aliento, desenfundar la cámara para robar la
magia de su paisaje, o para internarnos en las iglesias donde los frescos bizantinos son auténticos tesoros.

Museo de Mystras
Nada más entrar al recinto un camino a la derecha conduce hacia el pequeño museo, que sirve de pequeña introducción de la importancia política y
cultural de Mystras. Los objetos arqueológicos y otros objetos muestran la importancia también como punto de intercambio comercial entre
Occidente y Oriente.

Metrópolis (Catedral de Agios Dimitrios)


Junto al edificio del museo está la «Metrópolis«, la catedral de Agios Dimitrios (San Demetrio), con diferentes fases de construcción. Los trazos
originales son del siglo XIII, visibles en la planta baja y el campanario. La planta de cruz del patio y el piso superior con balcones se añadieron ya en
el siglo XV. La decoración mural del interior es de la década del 1270 al 1280, mientras que los frescos de la cúpula se pintaron en el siglo XV.
Catedral de Mystras
Después de visitar el museo y la catedral volvemos nuestros pasos para ver la parte inferior de Mystras donde estaban los palacios, mansiones
y casas bizantinas como la de Laskaris. En el interior aún se pueden distinguir almacenes o áreas dedicados a la molienda.

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