1) La minería en América, especialmente la extracción de plata y oro, fue fundamental para el control político y económico de las colonias españolas.
2) El yacimiento de Potosí, descubierto en 1545, fue el más grande productor de plata y dinamizó la economía colonial durante el siglo XVI.
3) Sin embargo, para el siglo XVIII la producción de plata había disminuido significativamente debido al agotamiento de las minas y otros factores, lo que afectó negativamente el comercio y la
1) La minería en América, especialmente la extracción de plata y oro, fue fundamental para el control político y económico de las colonias españolas.
2) El yacimiento de Potosí, descubierto en 1545, fue el más grande productor de plata y dinamizó la economía colonial durante el siglo XVI.
3) Sin embargo, para el siglo XVIII la producción de plata había disminuido significativamente debido al agotamiento de las minas y otros factores, lo que afectó negativamente el comercio y la
1) La minería en América, especialmente la extracción de plata y oro, fue fundamental para el control político y económico de las colonias españolas.
2) El yacimiento de Potosí, descubierto en 1545, fue el más grande productor de plata y dinamizó la economía colonial durante el siglo XVI.
3) Sin embargo, para el siglo XVIII la producción de plata había disminuido significativamente debido al agotamiento de las minas y otros factores, lo que afectó negativamente el comercio y la
1) La minería en América, especialmente la extracción de plata y oro, fue fundamental para el control político y económico de las colonias españolas.
2) El yacimiento de Potosí, descubierto en 1545, fue el más grande productor de plata y dinamizó la economía colonial durante el siglo XVI.
3) Sin embargo, para el siglo XVIII la producción de plata había disminuido significativamente debido al agotamiento de las minas y otros factores, lo que afectó negativamente el comercio y la
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b.
La minería:
Evolución del oro y la plata
La minería en América logró dinamizar el control político y administrativo de las colonias, debido a que estas tierras aportaron el metálico más importante de aquellos tiempos: la plata. En el Nuevo Mundo solo se conocían ciertos metales (entre ellos la plata y el oro), pero no le otorgaban el uso que los occidentales le daban, ya que no existía el comercio (transacción entendida en términos occidentales) principalmente en los andes (en Mesoamérica existían los mindalaes, pero aún no se sabe a ciencia cierta si es que cumplieron una función mercantil). Los españoles trajeron los implementos y tecnología adecuada para una explotación a nivel "industrial", gracias también a la utilización de la fuerza indígena. Se cree que en la década de 1540 fue descubierto Potosí y recién en 1570 explotado a gran escala. La mita dejó su forma prehispánica para convertirse en una forma en la que los españoles podían obtener mano de obra barata (aunque con los años los indios lograrían prerrogativas y muchos beneficios en las minas). Uno de los pilares de la minería fue la fuerza de trabajo. Los indios mineros debían pasar entre una y dos semanas (cada mes o mes y medio) dentro de la mina, sin salir en ningún momento, hasta completar su trabajo. Sin embargo, durante el siglo XVIII la minería no pasaba por su mejor momento ya que las minas de Potosí (las mas importante) apenas alcanzaba los doscientos mil marcos anuales de plata, habiéndose ubicado por encima del medio millón de marcos durante el período 1580-1650, hasta casi rozar el millón en algunos momentos. Ninguno de los nuevos descubrimientos mineros ocurridos durante las últimas décadas del siglo diecisiete (Huantajaya, en la costa de Iquique, y Laicacota, en Puno, por mencionar los dos más relevantes) resultó de una importancia duradera como para tomar la posta de la célebre Villa imperial altoperuana. De esta manera, la producción de Potosí era la que seguía siendo la más cuantiosa del virreinato; y esta tónica era claramente la del estancamiento, cuando no del retroceso. Una consecuencia de la caída de la producción de plata fue la disminución de las remesas del metal a España. Estas correspondían tanto a transferencias del superávit fiscal desde la periferia colonial hasta el centro del imperio, cuanto a pagos por el comercio de mercaderías españolas (o europeas en general) que llegaban al Callao por la vía de Portobello. Si el Perú no tenía plata para exportar, tampoco podía importar bienes de Europa. La disminución de la producción minera terminaba contrayendo el comercio que hoy llamaríamos internacional por lo que los objetos que se traían de España, como el papel, el fierro, el vino, las obras de arte, los muebles y la ropa, se racionaba, se subían de precio o debían confeccionarse manualmente en el país, lo que en parte sucedió (por ejemplo, con las bebidas, las pinturas, muebles y tejidos), pero no con todos los bienes. A mediados del siglo diecisiete, tales remesas habían mantenido un promedio superior a los dos millones de pesos anuales, mientras que en las primeras décadas del nuevo siglo casi habían desaparecido, reduciéndose a algunas decenas de miles de pesos. La declinación de la producción de plata fue el resultado de un conjunto de factores: agotamiento de las menas más ricas de los yacimientos que venían explotándose desde hacía cien o más años (Potosí, Castrovirreina, Oruro, Cailloma); problemas de anegamiento de las labores, al haberse profundizado hasta atravesar el nivel de la capa freática; problemas en el suministro de azogue, que era el ingrediente básico para la refinación de los minerales de plata (y también de oro); encarecimiento de la mano de obra, conforme las dificultades para reclutar trabajadores forzados (o de “mita”) acrecían, al compás de la caída demográfica que afectó a la población indígena. Aun cuando esta caída pareció haber llegado a su fin durante el siglo diecisiete, la epidemia de 1719-1721 terminó dejando a la población del país en su punto más bajo desde que llegaron los españoles al Perú: alrededor de setecientos mil habitantes. Un problema adicional fue la escasez de capital para la inversión en minería. Varias de las dificultades mencionadas, como el agotamiento de las vetas o su anegamiento, podían ser resueltas mediante nuevas prospecciones o la apertura de socavones de drenaje; pero ello (sobre todo lo último) significaba gruesas inversiones, cuyo retorno si bien podía llegar a ser elevado, no era ni rápido ni mucho menos seguro. El capital no abundaba en el virreinato y atraerlo hacia la minería resultaba difícil en medio de tal escenario. Por todo ello, se entiende que el Estado colonial en el Perú diera una clara preferencia a la producción argentífera. Esta política se manifestaba en la concesión a los productores mineros de indios “de mita”, que no venían a ser otra cosa que campesinos indígenas obligados a contratarse temporal y periódicamente (un año de cada siete) como trabajadores mineros, a cambio de un salario fijado institucionalmente por el Gobierno. Aun cuando el salario pagado a los mitayos (cuatro reales diarios, igual a medio peso) pudiera parecer “justo” y hasta elevado, en la medida en que era mayor, por ejemplo, que el cobrado por los jornaleros que operaban en la ciudad de Lima, no cabe duda de que, sin la obligación de la mita, los jornales que los empresarios mineros hubieran tenido que desembolsar a sus trabajadores habrían sido todavía mayores, como lo comprueba la fuerte diferencia que existía entre el salario de los mitayos y el de los “mingados” o trabajadores libres. Sin embargo, este modelo, diseñado durante el gobierno del virrey Francisco de Toledo, comenzó a degradarse ya que, para obtener una concesión o “denuncio” en un Real de Minas, era necesario estar inscrito en un padrón de “mineros del rey”, conocido como “matrícula de mineros”, por lo que el trámite significaba una barrera de entrada a la actividad empresarial, puesto que para ingresar en la “matrícula” era indispensable estar inmerso en redes sociales que facilitasen la conexión con el corregidor y con las autoridades de la Real Hacienda que debían aprobar al nuevo minero. Pertenecer a la matrícula de mineros del reino pasó a convertirse, entonces, en algo que brindaba una renta. Los trabajadores indígenas, el azogue, los artículos de fierro, el agua y la madera podían arrendarse o revenderse a quienes no pertenecieran a la dichosa matrícula. Cuando esto ocurría, se producía una pérdida de eficiencia de los subsidios, ya que terminaban enriqueciendo a unos privilegiados, en vez de apoyar a los productores mineros para un incremento de la cantidad de plata. Aunque las autoridades virreinales percibieron estos problemas les fue difícil enfrentar la situación y dar paso a una reforma que depurase el modelo de sus depredadores Características 1. La mano de obra explotada en las minas estuvo constituida principalmente por la población indígena a través del sistema de la mita colonial: Trabajo obligatorio aplicado a los aborígenes varones que tenían entre 18 y 50 años. A estos hombres se les llamó “mitayos” o “indios de cédula”. El reclutamiento de los mitayos era realizado por el corregidor a través del Cacique 2. El hallazgo del yacimiento de Potosí produjo toda una revolución en la economía europea. 3. La minería fue la base de la economía mercantilista colonial. 4. El oro fue el mineral más codiciado sin embargo el mineral que obtuvo los mayores niveles de producción fue la plata. 5. El monopolio comercial que estuvo alrededor de la minería se vio afectado rápidamente por el contrabando de materiales (azogue, hierro), reventa de minerales y sobre todo por la salida del mineral (plata) a través de embarques ilegales, como Arica, hacia mercados franceses e ingleses. Tecnología e instrumentos Las técnicas para la extracción de plata mejoraban rápidamente. En un inicio la plata era separada de los demás metales a través de los hornos llamados huairas (en los andes), pero solo servía para la plata de alta ley (que por lo general se encontraba casi a ras del suelo), para la plata que se encontraba en las vetas más profundas este tipo de fundición no servía. En 1555 el español Bartolomé de Medina creó (en México) la separación de la plata a través del azogue (mercurio). El mercurio absorbe la plata siempre y cuando ésta se encuentre en estado de polvo o harina. "Esta acción daba como resultado una amalgamación llamada pella". Luego se separaba el azogue y quedaba la plata pura y de alta ley. Lo económico de este método es que el mercurio podía volver a utilizarse luego del proceso.
Nueva España (México) tuvo que importar azogue desde la península a
diferencia del Virreinato del Perú que contaba con la Minas de Huancavelica (Oropesa, las minas de Santa Bárbara). A partir de 1572 la producción de plata de Potosí se triplicó gracias al método de la amalgamación. Aunque la inversión fue elevada, tanto Potosí como Zacatecas daban dividendos altísimos, lo que impulsaba a varios hombres pudientes a realizar molinos para la trituración de metales, hornos para la fundición, etc. Los centros mineros fueron ciudades que rápidamente se convirtieron en emporios comerciales que engranaron todo un circuito comercial en el que se encontraban la ciudad de México (para Zacatecas y Guanajuato) y la ciudad de los Reyes (para Potosí, Cerro de Pasco y Huancavelica). Para obtener los beneficios del nuevo método, se requerían importantes inversiones en infraestructura. Se montaron grandes ingenios de piedra para triturar y moler los minerales hasta reducirlos a polvo. Estos ingenios eran movidos por fuerza hidráulica, por lo que se requirió la construcción de represas. En Potosí se erigió una veintena de ellas. A veces, en lugar de la fuerza hidráulica, se utilizaron mulas en los llamados molinos de sangre. También se necesitaron patios de loza o cajones de madera de varios metros de diámetro, donde se mezclaban las sustancias, a las que se añadía sal y otros reactivos como el hierro molido. La adecuada mezcla de sustancias requería el uso de caballos y, luego, de tinas impermeables donde se lavaba toda la masa. La producción en mayor escala en esta nueva etapa demandaba la extracción de más minerales de las minas, lo que llevó a la construcción de socavones para la minería subterránea. Principales yacimientos 1. El yacimiento de plata de Potosí (1545), Bolivia, fue uno de los más importantes. Se calcula que de este lugar salieron las dos terceras partes de la plata peruana que se produjo hasta 1776, año en que la mina pasó a pertenecer al virreinato del Río de la Plata. 2. También fueron importantes productoras de plata las minas de Castrovirreyna (1590) en Huancavelica, Oruro (1608) en el actual territorio boliviano, Caylloma (1608) en Arequipa, Laicacota (1619) en Puno, Lucanas y Parinacochas en Ayacucho y Canta en Lima, las tres últimas descubiertas hacia 1630. Si bien las minas de Pasco empezaron a ser trabajadas desde 1567, su producción cobró importancia recién en el siglo XVIII.