Parkinson
Parkinson
Parkinson
Diagnóstico
No existe ningún examen específico para diagnosticar la enfermedad de
Parkinson. El médico capacitado en trastornos del sistema nervioso (neurólogo)
diagnosticará la enfermedad de Parkinson según tus antecedentes médicos, un
análisis de los signos y síntomas, y una exploración física y neurológica.
Tu médico puede sugerir una tomografía computarizada por emisión de fotón
único (SPECT, por sus siglas en inglés) específica, llamada escáner de transporte
de dopamina (DaTscan). Aunque esto puede ayudar a apoyar la sospecha de que
tienes la enfermedad de Parkinson, son tus síntomas y el examen neurológico los
que finalmente determinarán el diagnóstico correcto. La mayoría de la gente no
requiere un DaTscan.
Es posible que tu médico solicite pruebas de laboratorio, como análisis de sangre,
para descartar otras afecciones que puedan estar causando tus síntomas.
Las pruebas por imágenes, como la resonancia magnética, el ultrasonido del
cerebro y la tomografía por emisión de positrones, también pueden utilizarse para
ayudar a descartar otros trastornos. Las pruebas por imágenes no son
particularmente útiles para diagnosticar la enfermedad de Parkinson.
Además del examen, tu médico puede darte carbidopa-levodopa (Rytary, Sinemet,
otros), un medicamento para la enfermedad de Parkinson. Deben darte una dosis
suficiente como para demostrar el beneficio, ya que las dosis leves por un día o
dos no son confiables. La mejora significativa con este medicamento a menudo
confirmará tu diagnóstico de la enfermedad de Parkinson.
A veces diagnosticar la enfermedad de Parkinson lleva algo de tiempo. Es posible
que los médicos recomienden consultas de seguimiento con neurólogos
capacitados en trastornos del movimiento para evaluar el trastorno y los síntomas
con el tiempo, a fin de diagnosticar la enfermedad de Parkinson.
Tratamiento
La enfermedad de Parkinson no tiene cura, pero los medicamentos pueden ayudar
a controlar los síntomas, generalmente en forma notable. En algunos casos más
avanzados, se puede aconsejar la cirugía.
El médico también puede recomendar algunos cambios de estilo de vida,
especialmente, ejercicios aeróbicos constantes. En algunos casos, la fisioterapia
que se centra en el equilibrio y la elongación también es importante. Un patólogo
del habla y el lenguaje puede ayudar a mejorar los problemas del habla.
Medicamentos
Los medicamentos pueden ayudarte a controlar los problemas para caminar,
relacionados con el movimiento y los temblores. Estos medicamentos aumentan o
reemplazan la dopamina.
Las personas que presentan la enfermedad de Parkinson tienen concentraciones
bajas de dopamina en el cerebro. Sin embargo, la dopamina no se puede
administrar directamente, ya que no puede ingresar al cerebro.
Después de comenzar el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, tus síntomas
pueden mejorar considerablemente. Sin embargo, con el tiempo, los beneficios de
los medicamentos con frecuencia disminuyen o se vuelven menos constantes.
Generalmente, aun así puedes controlar tus síntomas bastante bien.
Estos son algunos de los medicamentos que tu médico puede recetarte:
Carbidopa-levodopa. La levodopa, el medicamento más eficaz contra
la enfermedad de Parkinson, es una sustancia química natural que
ingresa al cerebro y se convierte en dopamina.
La levodopa se combina con la carbidopa (Lodosyn), que evita la
conversión prematura de la levodopa en dopamina fuera del cerebro.
Esto previene o disminuye los efectos secundarios, como las náuseas.
Los efectos secundarios pueden incluir náuseas o aturdimiento
(hipotensión ortostática).
Después de algunos años, a medida que la enfermedad avanza, el
beneficio de la levodopa puede volverse menos estable, con una
tendencia a fluctuar ("deja de tener efecto").
Además, puedes experimentar movimientos involuntarios (discinesia)
después de consumir dosis más altas de levodopa. El médico podría
disminuir tu dosis o modificar los horarios de tus dosis para controlar
estos efectos.
Procedimientos quirúrgicos
Estimulación cerebral profunda. Cuando se realiza la estimulación cerebral
profunda, los cirujanos implantan electrodos en una parte específica del cerebro.
Los electrodos están conectados a un generador implantado en el pecho del
paciente, cerca de la clavícula, que envía impulsos eléctricos al cerebro y puede
reducir los síntomas de la enfermedad de Parkinson.
El médico quizás ajuste la configuración según sea necesario para el tratamiento
de la enfermedad. La cirugía implica riesgos, incluidas infecciones, accidentes
cerebrovasculares o hemorragia cerebral. Algunas personas tienen problemas con
el sistema de estimulación cerebral profunda o tienen complicaciones a causa de
la estimulación, y es posible que el médico deba ajustar o reemplazar algunas
partes del sistema.
La estimulación cerebral profunda se ofrece más a menudo a aquellos pacientes
con enfermedad de Parkinson avanzada que tienen respuestas inestables al
medicamento (levodopa). La estimulación cerebral profunda puede estabilizar las
fluctuaciones de los medicamentos, reducir los movimientos involuntarios
(discinesia), reducir los temblores y la rigidez, y mejorar la lentitud de los
movimientos.
La estimulación cerebral profunda es eficaz para el control de las respuestas
erráticas y fluctuantes a la levodopa, o para controlar las discinesias que no
mejoran con los ajustes del medicamento.
Sin embargo, la estimulación cerebral profunda no es útil para los problemas que
no responden a la terapia de levodopa aparte de un temblor. La estimulación
cerebral profunda puede controlar los temblores aún si estos no responden al
medicamento levodopa.
Aunque la estimulación cerebral profunda proporciona un beneficio sostenido
sobre los síntomas de la enfermedad de Parkinson, esta no evita que la
enfermedad evolucione.
Debido a que ha habido informes poco frecuentes de que la terapia
de estimulación cerebral profunda afecta los movimientos necesarios para nadar,
la Administración de Alimentos y Medicamentos recomienda consultar con el
médico y tomar precauciones de seguridad en el agua antes de nadar.
Alimentación saludable
Aunque no se ha probado que un alimento o una combinación de alimentos
ayuden a la enfermedad de Parkinson, es posible que ciertos alimentos alivien
algunos de los síntomas. Por ejemplo, consumir alimentos con alto contenido de
fibra y beber una cantidad adecuada de líquidos puede prevenir el estreñimiento,
que es común en la enfermedad de Parkinson.
Una alimentación equilibrada también aporta nutrientes, como ácidos
grasos omega-3, que pueden ser beneficiosos para las personas con enfermedad
de Parkinson.
Ejercicio
Hacer ejercicio puede aumentar tu fuerza muscular, flexibilidad y equilibrio. El
ejercicio también puede mejorar tu bienestar y reducir la depresión o ansiedad.
El médico podría sugerir que trabajes con un fisioterapeuta para aprender un
programa de ejercicios adecuado para ti. También podrías probar ejercicios como
caminar, nadar, practicar jardinería, bailar, realizar gimnasia acuática o realizar
estiramiento.
La enfermedad de Parkinson puede alterar tu sentido del equilibrio, lo que dificulta
que camines con un paso normal. El ejercicio puede mejorar tu equilibrio. Estas
recomendaciones también pueden ayudar:
Haz una vuelta en U en lugar de girar tu cuerpo sobre los pies.
Distribuye tu peso uniformemente entre ambos pies y no te inclines.
Evita cargar cosas mientras caminas.
Evita caminar hacia atrás.
Actividades de la vida cotidiana
Las actividades de la vida cotidiana, como vestirse, comer, bañarse y escribir,
pueden ser difíciles para las personas con la enfermedad de Parkinson. Un
terapeuta ocupacional puede enseñarte técnicas para facilitarte la vida cotidiana.
Medicina alternativa
Las terapias de apoyo pueden ayudar a aliviar algunos de los síntomas y
complicaciones de la enfermedad de Parkinson, como el dolor, la fatiga y la
depresión. Cuando se realizan en combinación con otros tratamientos, estas
terapias pueden mejorar tu calidad de vida: