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Text - Condor Jipiña

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CONDOR

JIPIÑA
 

 
 

I
Al cóndor, animal totémico en la cultura Qulla
, conceptúa el nativo el
ave más inteligente, más fuerte y audaz. De naturaleza célibe: sólo
se acerca a la hembra para procrear. De hermosa figura. Cuando se
asienta en las elevadas cúspides de la Cordillera Andina, semeja un
monje de hábito negro, meditativo y adusto. Su transcurrir soledoso
lo torna en singular, y las otras aves que vuelan en bandadas le
temen y le reconocen como a su indiscutible emperador, a quien no
se atreven disputarle la presa ni en los momentos de mayor hambre.
Se cuenta de él que un día sedujo a una pastora y la hizo su amante;
que otra vez bajó a la tierra y vengó cruelmente la frustración de un
amor. Sus mayores gozan del privilegio de cambiar de plumaje
cuando les viene en gana, y el más alto en rango trastrueca el color
de sus plumas, y es entonces, vestido de albo traje, con gorguera
negra, cruza el cielo a gran altura, seguido de un séquito que es algo
así como su corte imperial. Esta escena rara vez pueden expectar
los hombres.
Demuestra su inteligencia embarrancando a las bestias en los
desfiladeros; primero les arranca los ojos de un certero picotazo
durante un volar vertiginoso como una saeta, y luego con hábiles
aletazos las empuja a los precipicios para después ya muertas
trasladarlas a sus alturas que son los castillos inexpugnables de
personaje de tantas campanillas en el reino animal.
Estos apuntes, lector paciente, son preámbulo para relatar una
leyenda que aun corre en labios de gentes antiguas de la ciudad de
Coro Coro
en la Provincia Pacajes
, del Departamento de La Paz
.

II
Cóndor Jipiña
se llama el sitio, que en Aymara
quiere decir: donde
se asienta el cóndor, o donde hace nido el cóndor, o de donde
expecta el cóndor. Que la traducción literal de Jipiña
es nido.
El lugar se encuentra a pocos kilómetros de Coro Coro
y en los días
estivales, el vecindario de la región acude allí a darse solaz.

III
Dicen ocurrió en tiempo antiguo, muy antiguo; mandaba en la
circunscripción un cacique de entendimiento, veraz como ninguno y
sabio en el discurrir. El venerable anciano tenía dos hijos: un varón y
una hembra. El muchacho había heredado la prudencia y sabiduría
del padre y ella la belleza de su espíritu.

IV
Un día llegó un extranjero de ignotas regiones a pedir en matrimonio
a la hija del cacique. El mancebo era hermoso, fuerte, digno y
esperaba ser aceptado.
El cacique respondió: Bondadoso y bello joven, no dudo de tus
buenas intenciones, pero nada conozco de ti ni de los tuyos, eres un
desconocido para mi pueblo y difícilmente te acatarían si no traes
prendas de tu origen que yo pueda mostrar o testigos de la región de
dónde vienes.
El extranjero, habituado a que no dudaran de él, le hirieron las
palabras del anciano. Calló contrito y luego abandonó el lugar sin
que el pueblo advirtiera por dónde había salido.

V
Pasaron algunos años. Ya nadie recordaba al antiguo pretendiente.
La hija del cacique enamoraba con un mancebo de su Ayllu
. En las
tardes de descanso, los enamorados subían a los cerros a platicar en
el silencio de las alturas, pero un día advirtieron que cuando estaban
allí, un cóndor les observaba desde prudente distancia. En principio
no hicieron caso de las acechanzas del ave. Más después, el
espionaje se tornó en asedio y la muchacha comunicó sus temores al
pretendiente.
-No te inquietes, -rogó el muchacho- tú sabes que pocos en el Ayllu
ganan a mi destreza en el manejo de la honda. Te prometo que
mañana será la última vez que ese cóndor impertinente intranquilice
tus días.

VI
Al día siguiente el joven enamorado esperó la llegada del intruso, y
cuando lo tenía a tiro, hizo vibrar su honda en la que iba un proyectil
de oro, con tal rapidez y tanta fuerza que en un instante dio en el
pecho del ave. El cóndor al sentir el impacto elevó el vuelo para caer
a pocos kilómetros del lugar, vencido y moribundo. Allí en una de las
cúspides cercanas, se asentó dignamente y Wiraqöcha
compadecido lo transformó en roca…

VII
Más tarde emisarios del Imperio, buscaban al Príncipe Kuntur
Mallku , que había salido a buscar esposa entre los cacicazgos
principales del reino, y mucho tiempo hacía que no retornaba a su
palacio. Decían que Kuntur Mallku , era el único humano que tenía
el poder extraordinario de metamorfosearse en cóndor.
He ahí la leyenda del Cóndor Jipiña .

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