Educación para El Bien Común
Educación para El Bien Común
Educación para El Bien Común
ISSN: 0185-1284
ISSN: 2448-878X
rlee@ibero.mx
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
México
DOI: https://doi.org/10.48102/rlee.2023.53.1.538
https://doi.org/10.48102/rlee.2023.53.1.538
a sus obligaciones, se respeten sus derechos y logre su plenitud. Por
su parte, quienes defienden la tradición comunitaria, destacan que
los valores y los estándares emergen de las formas específicas de vida
de las sociedades; contrario a los republicanos, quienes sostienen
que el bien común está asociado a los intereses comunes, pero no
como personas, sino como ciudadanos, y los hegelianos sostienen
que el bien común se basa en las normas y los valores que se viven
en una sociedad particular (Murphy, 2018).
Para Ignacio Ellacuría, S. J. (Senent, 2022, p. 117) “el bien co-
mún es principio orientador, límite y medida de la praxis personal,
social, institucional e interinstitucional”, en éste se integran diná-
micamente el bien personal, social o institucional y político, y se
ordena el bien de las partes para que no se sobreponga ni afecte
negativamente al bien del todo (Senent, 2022).
Históricamente, la educación se ha considerado una herramien-
ta de transformación social y, en la actualidad, la UNESCO (2015)
replantea políticas que conciben al proceso educativo con un enfo-
que humanista que centre su atención en la dignidad de la persona,
de la vida misma y en el bienestar de todos los actores de la sociedad.
Por ello se afirma que la preservación del bien común es compatible
con los propósitos de la educación en el mundo.
8
Como menciona Gómez Barriga (2019, p. 515) “las investigaciones
EDITORIAL
de Jares (1991), Ospina (2015), Caiceo (2005), Herrero (2003),
Abrego (2009), Cruz (2008), Narváez (2006), Ríos (2012) y Ribotta
(2011) demostraron que desde la educación se consolidaron prácticas
y saberes que facilitan alcanzar la paz dentro y fuera de la escuela”.
De ahí que la escuela como institución al servicio de la sociedad
pueda enmarcar acciones primarias para pensar en ella como medio
efectivo en el fomento de la cultura de paz y de los derechos humanos.
La construcción de la ciudadanía es otro de los elementos identi-
ficados con el bien común. Sin embargo, el concepto de ciudadanía
no debe comprenderse sólo como la pertenencia a una comunidad
política diversa, sino más bien como aquello que hace que una per-
sona vaya construyendo su propia vida con otros, en una comunidad
política y en un marco de autonomía e igualdad (Cortina, 2011).
Diversos autores afirman que la educación puede potenciar la
posibilidad de que el ciudadano mismo construya entornos de igual-
dad y democracia, así como el ejercicio responsable de sus derechos
y el fortalecimiento del compromiso social; en este sentido, se favo-
rece el tema de la inclusión social, uno de los desafíos más importan-
tes de nuestros países latinoamericanos.
Reyes y Rivera (2018) expresan la relevancia de la educación en
el tema de ciudadanía, y concluyen que las primeras etapas de for-
mación y educación son cruciales para mejorar la inclusión social y
transformar la apatía ciudadana en participación. Por otro lado, un
nuevo y complejo reto se vislumbra: la construcción de ciudadanía
digital desde la escuela (Muñoz, 2016).
Otro elemento asociado al bien común en la educación es la
resolución de conflictos dentro de la institución escolar. En este sen-
tido, el conflicto escolar tiene que ver con las desavenencias entre
dos o más personas de una comunidad educativa, derivadas de po-
siciones, necesidades, valores diferentes que son percibidos como
incompatibles por ambas partes (Córdoba-Alcaide, 2016).
Como tal, el conflicto escolar puede ser de varios tipos: de rela-
ción, de información, de intereses, de valores, intrapersonales, intra-
grupales, intergrupales, de poder, entre otros (Ruíz, 2015), y tener
orígenes diversos, pero el que más ha resaltado hoy en día es el que
deriva en acoso escolar, pues tiene un trasfondo multifactorial.
9
La resolución de conflictos en el aula abona a la convivencia
escolar y más tarde comunitaria, pues si se llevan a cabo procesos de
diálogo, aceptación del otro y educación socioemocional, se consi-
gue transformar el conflicto en condiciones propicias para el desa-
rrollo de la autoestima y el respeto hacia los demás (Pérez, 2016).
Por supuesto que la educación ambiental es otra de las cone-
xiones entre educación y bien común. La pedagogía ambiental pre-
tende integrar, de manera transversal e intencionada, la dimensión
ambiental en el sistema educativo con el objetivo de crear conciencia
de la importancia que tiene para la humanidad actuar en el presente
para garantizar en el futuro la supervivencia de la especie humana
(Barrios Fernández, 2018).
La información sobre el deterioro de nuestro planeta ha movi-
lizado a científicos, líderes políticos y morales como el papa Fran-
cisco, quien en su Encíclica Laudato Sí’ sobre el cuidado de la Casa
Común llama a la educación a trascender el papel informativo que
ha jugado y a construir una nueva ética ecológica, a partir de la cual
encuentre las motivaciones necesarias para lograr una transforma-
ción personal (Fernández, 2015). Los requerimientos y demandas
de cada contexto son diversas, sin embargo (Barrios, 2018), todo
apunta a la urgencia de conservar el medio ambiente como el bien
común para las futuras generaciones.
10
beradora consta de tres elementos: conocer y estudiar a profundidad
EDITORIAL
la realidad, una praxis liberadora que transforme la realidad desde
sus estructuras y mejore las condiciones de vida de la sociedad y una
proyección social en la cual se desarrollen estrategias en favor de los
más oprimidos. Desde la mirada de Ellacuría, la educación se con-
vierte en la base del proceso transformador, al cual todos los indivi-
duos tienen derecho. Finalmente, la UNESCO (2015) ha recalcado
el carácter de la educación como un derecho humano insoslayable,
y la necesidad de pensar en ella como un bien común mundial,
alejándose de las teorías de capital humano para volver al espíritu
humanista que le antecede.
Este ejemplar responde precisamente a la necesidad de plantear
el tema de educación y bien común a través de artículos originales
que abordan, desde diversas realidades y problemáticas, el espíri-
tu humanista inherente a la práctica y la investigación educativa.
De esta forma, el Sistema Universitario Jesuita en México (SUJ) y
la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús
en América Latina (AUSJAL) asumen el compromiso que atiende la
consolidación de un bien común para la humanidad.
Para lograr lo anterior, el camino fue trazado en 2019 por el P.
General Arturo Sosa S. J. (Compañía de Jesús, 2022) en su carta
Preferencias Apostólicas de la Compañía de Jesús, 2019-2029, en la
cual lanza el desafío de que todas las instituciones confiadas a esta
orden contemplemos cuatro posibilidades para mirar hacia un mis-
mo horizonte: 1) mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejerci-
cios Espirituales y el discernimiento; 2) caminar junto a los pobres,
los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una
misión de reconciliación y justicia; 3) acompañar a los jóvenes en
la creación de un futuro esperanzador, y 4) cuidar de nuestra Casa
Común. Estas vías son posibles desde la educación.
11
REFERENCIAS
12
Senent, J. A. (2022). Francisco Suárez y el bien común de la humanidad.
EDITORIAL
Anales Del Seminario de Historia de La Filosofía 39(3), 711-722.
UNESCO (1995). Declaración y Plan de acción Integrado sobre la educación
para los Derechos Humanos, la Paz y la Democracia. París: UNESCO.
UNESCO (2015). Repensar la educación. ¿Hacia un bien común mundial?
París: UNESCO.
13