Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Trastornos Psicoticos

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 13

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE

SANTO DOMINGO (UASD)


PRIMADA DE AMÉRICA | FUNDADA EL 28 DE OCTUBRE DE 1838

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA
SALUD
ESCUELA DE MEDICINA

ASIGNATURA:

PSIQUIATRÍA

TEMA:

TRASTORNOS PSICÓTICOS

SUSTENTADO POR:

KATERYN MINAYA BENÍTEZ

MATRÍCULA:

FD8375

PRESENTADO A:

DRA. YISSEL DE LOS SANTOS URBÁEZ


INTRODUCCIÓN

La palabra psicosis hace referencia a todos los posibles trastornos


mentales en los que el que la padece ha perdido de algún modo su conexión
adecuada con la realidad (sabiendo que lo que le sucede es extraño y
anormal); en este grupo se incluye una variedad de diversos trastornos, como
la demencia y el delirio. (Psicosis orgánica o sintomática), psicosis inducida por
sustancias (psicosis tóxica), esquizofrenia y "paranoia", trastornos afectivos
graves (psicosis maníaco-depresiva) o autismo autonómico y otras
"enfermedades mentales" infantiles.
Aunque los delirios o alucinaciones no son el único síntoma de estos
trastornos ni son exclusivos de ellos, son los más fáciles de reconocer y los que
más alerta provocan en el entorno del paciente. Engaño. Distorsión de la
percepción real; errores sensoriales debido a malas condiciones ambientales
(mala iluminación), fatiga, síndrome de confusión
Alucinaciones (alucinaciones parciales o neurosensoriales). Percibir algo
en ausencia de un objeto real, pero conservando un juicio correcto de la
realidad (sabiendo que no es real); orientado hacia un origen orgánico
(exógeno), alucinaciones visuales inducidas por LSD bastante espectaculares,
alucinaciones auditivas alcohólicas o alucinaciones causadas por epilepsia del
lóbulo temporal (oler) Alucinaciones (sensaciones mentales o alucinaciones
reales).
Tampoco hay un objeto real que lo provoque, pero en este caso el
paciente lo experimenta como real. Los pacientes lo colocan en el espacio
externo (fuera de la cabeza); puede ocurrir de muchas formas diferentes en
muchos trastornos psiquiátricos, desde el TEPT hasta la demencia.
Pseudoalucinaciones (alucinaciones mentales o falsas alucinaciones).
No hay percepción de los objetos, ni crítica de los mismos ubicados en un
espacio interior ("dentro de la cabeza"); es difícil distinguirlos de otros procesos
mentales (delirios, obsesiones).
TRASTORNOS PSICÓTICOS
Psicopatología
Psicosis
La palabra psicosis hace referencia a todos los posibles trastornos mentales en
los que el paciente pierde en algún momento una conexión correcta con
realidad (saber que lo que le sucede es extraño, anormal); dentro de este grupo
se incluían enfermedades tan dispares como las demencias y el delirium
(psicosis orgánicas o sintomáticas), los cuadros psicóticos inducidos por
sustancias (psicosis tóxicas), la esquizofrenia y la ¨paranoia, los trastornos
afectivos graves (psicosis maníaco-depresiva) o el autismo y otras “psicosis“
infantiles La clasificación actual restringe el término “psicótico” a aquellas
enfermedades en las que los síntomas psicóticos clásicos (alucinaciones,
delirios) son el componente más llamativo de la clínica, quedando así reducida
esta categoría a las esquizofrenias, los trastornos delirantes crónicos (o
paranoia) y otros trastornos psicóticos cercanos a éstos.
Síntomas psicóticos
Aunque los delirios o las alucinaciones no son los únicos síntomas de estas
enfermedades ni son específicos de ellas, sí son los que se reconocen con más
facilidad y los que más alarma causan en el entorno del paciente.
Las alucinaciones son trastornos de la percepción. Existen varios tipos de
alteraciones de la percepción:
• Ilusión. Deformación de una percepción real; un error sensorial que aparece
como consecuencia de condiciones ambientales deficientes (falta de luz), del
cansancio, en síndromes confusionales, tras la toma de tóxicos (sinestesias por
alucinógenos), como consecuencia del estado de ánimo (ilusiones catatímicas
derivadas del miedo o la ansiedad) o por sugestión (pareidolias, como las
imágenes que queremos ver en las nubes del cielo).
• Alucinosis (alucinación parcial o neurosensorial). Se percibe algo sin que
exista un objeto real, pero se conserva un juicio de realidad correcto (se sabe
que no es cierto); orienta hacia un origen orgánico (exógeno), siendo muy
espectaculares las alucinosis visuales inducidas por LSD, la alucinosis auditiva
alcohólica o las debidas a la epilepsia del lóbulo temporal (olfativas); se
produce por alteración de los órganos receptores (acúfenos, vértigo periférico,
síndrome de miembro fantasma) o de la corteza sensorial (tumores, migraña,
privación sensorial visual en el síndrome de Charles-Bonnet).
• Alucinación (alucinación psicosensorial o verdadera). Tampoco existe un
objeto real que la cause, pero en esta ocasión es vivida por el paciente como
real. El paciente la sitúa en el espacio exterior (fuera de la cabeza); puede
ocurrir en muchas enfermedades psiquiátricas (desde el estrés postraumático a
las demencias) y en muy diversas modalidades. Son muy espectaculares las
alucinaciones visuales de la abstinencia alcohólica grave o las que se producen
en cuadros confusionales.
• Pseudoalucinación (alucinación psíquica o falsa). Percepción sin objeto y
sin crítica de la misma que se sitúa en el espacio interior (“dentro de la
cabeza”); es muy difícil diferenciarlas de otros procesos mentales (delirios,
ideas obsesivas); según los autores clásicos, las pseudoalucinaciones auditivas
son muy específicas de la esquizofrenia, pero en la práctica es muy complicado
separarlas de las alucinaciones.
Según su cualidad, se distinguen alucinaciones:
1. Auditivas. Son las más frecuentes de la esquizofrenia (por ejemplo,
alucinaciones imperativas en forma de órdenes), pero son posibles
también en los trastornos afectivos. Las alucinaciones típicas
(schneiderianas) de la esquizofrenia son voces que hacen comentarios
sobre la conducta del paciente, mantienen conversaciones sobre él (“en
tercera persona”) o repiten los pensamientos de éste en voz alta.
2. Visuales. Típicas de los trastornos orgánicos (delirium) y de los tóxicos;
por ejemplo, en la demencia con cuerpos de Lewy, el delirium tremens
por abstinencia alcohólica en donde el paciente ve animales
desagradables (“microzoopsias”) y por alucinógenos (psicodélicas).
3. Táctiles (hápticas). Características de la intoxicación por cocaína y
anfetaminas donde el paciente tiene la sensación de que pequeños
insectos le recorren la piel, llamadas también formicación (de “hormiga”
en latín) o síndrome de Magnan.
4. Olfativas y gustativas. Típicas de las crisis epilépticas del lóbulo
temporal (crisis uncinadas); también en la depresión psicótica (olor a
podrido, a “muerto”).
5. Cenestésicas (somáticas) y cinestésicas (de movimiento). En la
esquizofrenia (movimiento de los órganos).

Algunas formas especiales de los trastornos perceptivos son las


siguientes:
1. Heautoscopia. Visión de uno mismo desde el exterior o en un
espejo (fenómeno del doble); se asocia a lesiones del cuerpo
calloso, a estados de intensa angustia, a la despersonalización y
a las experiencias cercanas a la muerte.
2. Alucinaciones asociadas al sueño, a su inicio (hipnagógicas) y
al despertar (hipnopómpicas). Suelen ser visuales (o auditivas);
se ven en la narcolepsia, pero con más frecuencia aún aparecen
en personas sanas.
3. Imagen eidética. Visión de forma involuntaria de un
acontecimiento sucedido en el pasado al cerrar los ojos.
4. Metamorfopsias. Son distorsiones de la forma y del tamaño de
los objetos, típicas de lesiones que afectan a la región occipital
(migraña con aura occipital o síndrome de Alicia en el país de las
maravillas).
5. Poliopía. Visión de imágenes múltiples en un hemicampo en
lesiones del lóbulo occipital.
Los delirios son trastornos del contenido del pensamiento. Los delirios (ideas
delirantes) son creencias falsas, irrebatibles a la lógica, basadas en una
inferencia errónea de la realidad.
Los trastornos del curso y de la forma del pensamiento más
importantes son los siguientes:
1. Enlentecimiento (retardo, inhibición, bradipsiquia). Se observa en
estados depresivos; en casos extremos se llega al mutismo.
2. Aceleración (taquipsiquia). Es la transición rápida de las ideas,
guardando conexión entre ellas; el extremo es la fuga de ideas
(pensamiento saltígrado), en la que se observan asociaciones por
asonancia; es indicativo de manía (también se aprecia en delirium
agitados).
3. Perseveración. Dificultad para cambiar de tema ante un nuevo
estímulo; se produce en demencias y en esquizofrenias residuales.
4. Disgregación (descarrilamientos, asociaciones laxas, paralogias). Flujo
de ideas en el que se salta de un tema a otro sin que exista una idea
directriz que establezca relación entre ellos, por lo que se pierde el
significado global del discurso En las formas graves, llega a ser
ininteligible (esquizoafasia o ensalada de palabras); es típico de la
esquizofrenia.
5. Incoherencia. Pérdida de la capacidad de establecer relaciones
gramaticales correctas entre las palabras; se observa en los trastornos
mentales orgánicos (demencias, delirium).
6. Tangencialidad. Incapacidad para alcanzar el objetivo del pensamiento.
7. Circunstancialidad. Pensamiento prolijo y detallista, lleno de
comentarios accesorios, pero que al final alcanza su objetivo (se
encuentra en personalidades obsesivas y epileptoides).
8. Bloqueos. Interrupción del curso del pensamiento (difícil de diferenciar
del robo del pensamiento).
9. Pobreza del pensamiento (alogia). Reducción de la cantidad de ideas y
de la expresión oral de las mismas. Típica de fases residuales graves de
la esquizofrenia.
10. Neologismos. Creación de una nueva palabra por combinación o por
adscripción de un nuevo significado a una antigua.

ESQUIZOFRENIA
Clínica
La esquizofrenia es una enfermedad crónica y deteriorante que se caracteriza
por alteraciones del pensamiento, de la conducta y del lenguaje. El paciente
con frecuencia tiene una apariencia extraña, descuida su aspecto físico y se
muestra retraído socialmente.
En la fase aguda (brote psicótico) predominan los delirios y las alucinaciones,
experiencias “internas” o mentales que el paciente considera tan ciertas como
la realidad “exterior”, mientras que, en las fases prodrómica y residual, a pesar
de haber otros síntomas, es posible preservar un correcto juicio de la realidad.
Es muy llamativa la alteración de la afectividad (inapropiada, aplanada) y la
preservación de la memoria y de la orientación.
Para hablar de esquizofrenia, la DSM exige una duración (incluyendo todas las
fases: pródromos + psicosis aguda + fase residual) superior a 6 meses,
abarcando necesariamente un periodo de síntomas psicóticos de cerca de 1
mes (salvo que el tratamiento sea eficaz y aborte esta sintomatología antes de
cumplirse el mes), así como una clara repercusión del trastorno en el
funcionamiento social, académico o laboral del paciente.
Se pueden distinguir tres fases:
• Fase prodrómica. En los meses previos al brote psicótico es posible
encontrar pequeños cambios de la personalidad, con abandono de actividades
sociales, retraimiento, irritabilidad, pasividad, entre otros. El paciente también
puede quejarse de molestias físicas vagas o mostrar interés en actividades
hasta entonces poco habituales en él (religión, ocultismo, filosofía).
• Fase psicótica (brote). De forma más o menos rápida aparecen alteraciones
del pensamiento tanto en su contenido (delirios de persecución o perjuicio,
delirios de control e influencia, ideas de referencia), como en el curso
(bloqueos, neologismos, deterioro de la capacidad de abstracción) o en la
forma (ensalada de palabras, disgregación, asociaciones laxas, ecolalia,
tangencialidad, perseveración).
• Fase residual. En ella destacan las alteraciones de la afectividad
(inapropiada o aplanada, con falta de reactividad), acompañadas de intenso
retraimiento social y de pensamiento o de conducta extraños (otorgan un
significado peculiar a las cosas más habituales). Puede evidenciarse deterioro
cognitivo en los casos más graves.
Subtipos
Aunque tanto la DSM-5 como la CIE-11 no dan importancia a los subtipos
sintomáticos de esquizofrenia, aduciendo su escasa estabilidad, se diferencian,
en función del tipo de síntomas que predominen, las siguientes formas de
esquizofrenia.
• Paranoide. Es la más frecuente. Está dominada por los delirios y las
alucinaciones, casi siempre relacionados con la persecución y con la influencia
de terceras personas sobre el paciente; es la forma de comienzo más tardío, la
que produce un menor deterioro funcional y la que obtiene una mejor respuesta
al tratamiento.
Existen otras formas más sujetas a discusión, como las siguientes:
• Esquizofrenia simple. Se cuestiona su existencia. En ausencia de síntomas
psicóticos positivos, se desarrollarán de manera gradual e insidiosa síntomas
negativos (retraimiento social y laboral), con escasa respuesta emocional.
Difícil de diferenciar de una personalidad esquizoide.
• Parafrenia (y parafrenia tardía). Su inicio tiene lugar pasados los 45 años
(parafrenia) o los 65 años (parafrenia tardía) de edad; cursan con delirios y con
alucinaciones muy abigarradas y con escaso deterioro de la personalidad;
actualmente se consideran formas tardías de la esquizofrenia (paranoide);
predominan en mujeres y las formas más tardías se asocian con la existencia
de deficiencias sensoriales.
Epidemiología
Los factores que se han de tener en cuenta en la epidemiología de la
esquizofrenia son los siguientes:
• Riesgo de padecerla:

 El 0,5-1% de la población general (prevalencia-vida).


 Se discute si la incidencia ha disminuido en las últimas décadas
(actualmente 5-20/100.000 habitantes/año).
• Agregación familiar:
- Aumenta según la cercanía genética a una persona afectada, pero el 80% de
los pacientes carece de padres/hermanos enfermos:

 12% en familiares de primer grado.


 40% en hijos de ambos padres esquizofrénicos.
 50% en gemelos monocigotos.
- Se han encontrado algunas familias en las que la enfermedad se transmite
asociada a determinados cromosomas, pero no se ha podido replicar en
estudios generales; son numerosos los genes que se han relacionado con la
enfermedad, sin que por el momento se haya identificado un patrón concreto
de herencia.

• Edad de inicio, sexo y raza:


- No hay diferencias significativas en la incidencia entre países, sexos, razas,
grupos étnicos, clases sociales o grupos culturales, aunque se estudia por qué
parece ser más baja en inmigrantes durante la primera generación, alcanzando
la cifra local o superándola en generaciones posteriores.
- El 90% de los casos aparece entre los 15-45 años.
- Debuta algo más temprano en hombres (15-25 años) que en mujeres (25-35
años).
• Factores estacionales. Existe un aumento de la incidencia en los nacidos en
los meses fríos (enero-abril en el hemisferio norte y julio-septiembre en el sur),
lo que se ha relacionado con una posibleinfección viral materna durante el
segundo trimestre de la gestación.
Etiología
Los factores que influyen en la etiología de la esquizofrenia son:
• Factores genéticos (véase el apartado de Epidemiología). El factor de máximo
riesgo para padecer esquizofrenia es tener un familiar de primer grado afectado
de la enfermedad (el 70-80% de la varianza del riesgo de tener esquizofrenia
se debe a factores genéticos), por lo que es una de las enfermedades
psiquiátricas en las que la heredabilidad es más alta, a pesar de que al tratarse
de una herencia poligénica compleja no se hayan podido identificar genes con
utilidad en la predicción del riesgo.
• Alteraciones bioquímicas:
La hipótesis dopaminérgica establece que una excesiva actividad de este
neurotransmisor en el circuito mesolímbico sería la responsable de algunos de
los síntomas “positivos”, sobre todo de los psicóticos (alucinaciones y delirios);
se ha demostrado un aumento del número de receptores dopaminérgicos con
hipersensibilidad de estos y una mayor concentración de dopamina y su
metabolito (ácido homovanílico) en LCR. Los síntomas negativos se han
relacionado, por el contrario, con una disminución de la actividad
dopaminérgica en el lóbulo frontal (circuito mesocortical).
• Factores sociales y ambientales.
No existen factores sociales o ambientales que provoquen esquizofrenia; la
presencia de un exceso de enfermos en niveles socioeconómicos bajos (por
ejemplo, en población “sin hogar”) se explica por un proceso de pérdida de
habilidades sociales y laborales secundario a la enfermedad, que condicionaría
una pobre integración en la sociedad y con ello una pérdida de su estatus
socioeconómico (hipótesis del descenso social).
• Neuropatología. Se han evidenciado alteraciones en el funcionamiento de los
lóbulos frontales, tanto en pruebas neuropsicológicas como en pruebas de
neuroimagen funcional (descenso de la perfusión en el SPECT,
hipometabolismo en PET).
Los síntomas psicóticos se relacionan con un aumento de la actividad
dopaminérgica en los ganglios basales, detectados en técnicas de
neuroimagen funcional, que se revierte con el tratamiento con antipsicóticos
(antidopaminérgicos).
• Otros hallazgos anormales. Se encuentra desinhibición en los movimientos
sacádicos oculares e incapacidad para la persecución visual lenta en cerca del
50-80% de los pacientes, que también se ha observado en sus familiares de
primer grado no esquizofrénicos.
Tratamiento
Actualmente, se considera obligatoria la conjunción del tratamiento
farmacológico y del psicológico. Simultáneamente al inicio del tratamiento hay
que realizar el proceso de diagnóstico diferencial, para descartar posibles
causas médicas o tóxicas que producen cuadros esquizofreniformes; para ello,
conviene pedir las pruebas complementarias necesarias (neuroimagen, análisis
de sangre y orina, detección de tóxicos, EEG) y posponer el diagnóstico de
esquizofrenia a la negatividad de los resultados, considerando además el
tremendo estigma asociado a esta enfermedad.
A. Abordaje psicológico
• Debe incluir psicoterapia individual y grupal para el conocimiento de la
enfermedad (psicoeducación) y el tratamiento de los problemas emocionales
que ésta conlleva (entrenamiento en control de la ansiedad y del estrés y
técnicas de resolución de problemas), así como terapia de familia para el
aprendizaje de técnicas de comunicación destinadas a disminuir la “emoción
expresada”. Se ha demostrado un mejor cumplimiento del tratamiento
farmacológico y una disminución del número de recaídas cuando se emplean
ambos abordajes.
• Las medidas de rehabilitación psicológica (técnicas de resolución de
problemas y de control del nivel de alerta) y sociolaboral (centros de
rehabilitación laboral, centros de día, pisos y talleres protegidos) suponen uno
de los pilares fundamentales en el tratamiento de las formas residuales,
buscando la integración del paciente en la sociedad y permitiendo evitar la
hospitalización prolongada en un buen número de pacientes.
B. Fármacos antipsicóticos
Los fármacos antipsicóticos (AP) reciben también el nombre de neurolépticos
(por la alta frecuencia de efectos extrapiramidales) o tranquilizantes mayores
(por la sedación que algunos de ellos producen). Los modernos AP carecen en
gran medida de esa toxicidad neurológica, por lo que se evitan esos nombres
clásicos y se habla de AP tradicionales o típicos o de primera generación
(APG) y de AP modernos o atípicos o de segunda generación (ASG).
C. Otros tratamientos biológicos
Además de AP, en la esquizofrenia se van a usar ansiolíticos
benzodiacepínicos (para el control de la ansiedad o de las alteraciones del
sueño), antidepresivos (por la elevada frecuencia de síntomas depresivos
durante la evolución de la enfermedad) y estabilizadores del humor (que
pueden potenciar la acción de los AP en casos de respuesta parcial). La TEC
se utiliza en casos muy concretos en la esquizofrenia:
• El síndrome catatónico.
• La coexistencia de depresión grave o de elevado riesgo de suicidio.
• La resistencia de un brote agudo a los AP (una vez comprobado el
cumplimiento).
Trastorno delirante crónico o paranoia
Epidemiología
El trastorno delirante crónico tiende a presentarse en sujetos de más de 40
años, con ligero predominio del sexo femenino.
Se describen poblaciones de especial riesgo (sordos, inmigrantes, presos,
personas con bajo nivel socioeconómico) y una clara asociación con rasgos
anormales de personalidad (suspicacia, desconfianza, hipersensibilidad al
rechazo de los demás), apareciendo con más frecuencia en algunos trastornos
de la personalidad (paranoide, esquizotípico). No hay agrupación familiar (es
esporádico).
Clínica
Es una forma poco frecuente de psicosis caracterizada por la presencia, como
casi único síntoma, de un delirio bien sistematizado o estructurado,
monotemático y creíble, que produce una reacción emocional lógica en el
paciente, pues casi siempre piensa que está siendo perjudicado por alguna
circunstancia, pero que no se acompaña de deterioro psicológico (todo el
deterioro es “social”).
Se inicia de forma insidiosa, sin una ruptura biográfica clara (“desarrollo
paranoide”), enlazando con frecuencia con sucesos reales que el paciente
interpreta de una forma peculiar. Fuera del tema delirante, no se encuentra una
desconexión con la realidad, pudiendo funcionar el paciente con completa
normalidad en otros ámbitos ajenos a su delirio.

Los principales temas son:

 De persecución (el más frecuente).


 De celos (síndrome de Otelo). Se ha relacionado con el alcoholismo
(celotipia alcohólica), aunque esa asociación sea dudosa.
 De enfermedad/somático (o psicosis hipocondríaca monosintomática):
por ejemplo, el delirio dermatozoico senil de Ekbom, que es la creencia
de estar infestado de parásitos.
 De grandeza/megalomaníaco (como el de Don Quijote).
 De amores (síndrome de Clerambault o erotomanía).
Curso y pronóstico
El curso es crónico siendo muy raro que acudan ellos mismo a solicitar
tratamiento (suelen ser personas del entorno del paciente quienes le traen a
consulta por alteraciones de la conducta) y la adhesión al mismo por la escasa
conciencia de enfermedad.
A largo plazo, la mitad de los pacientes se recuperan y un 20% más
experimenta alguna mejoría; las formas de inicio más agudo y de corta
duración en mujeres, que comienzan en la juventud y presentan factores
precipitantes sugieren mejor pronóstico. Un 30% de los pacientes no
experimenta modificaciones en su delirio.
Tratamiento
Es fundamental conseguir una relación de confianza con el paciente. El
tratamiento de elección son los antipsicóticos. Debido a la poca conciencia de
la enfermedad, los pacientes no suelen ser buenos cumplidores (es necesario
usar formas “depot”) y, además, como los efectos secundarios les provocan
recelo, es conveniente emplear dosis moderadas e iniciar el tratamiento con
dosis bajas. Clásicamente se propone el uso de pimozida (APG) para los
delirios dermatozoicos, aunque no está clara su especificidad.
Trastorno esquizoafectivo
El trastorno esquizoafectivo es una categoría muy compleja. En la clasificación
DSM se incluyen en ella a los pacientes que tienen episodios afectivos
(maníacos o depresivos) con síntomas psicóticos incongruentes, pero que
además tienen otros episodios con esos mismos síntomas psicóticos sin
síntomas afectivos asociados.
Otros trastornos psicóticos
• Trastorno esquizofreniforme y trastorno psicótico breve. Ambos trastornos se
diferencian de la esquizofrenia en la duración (de 1 día a 1 mes en el trastorno
psicótico breve, de 1 mes a 6 meses en el trastorno esquizofreniforme), en la
mayor frecuencia de factores precipitantes (reactividad al estrés psicológico) y
en el mejor pronóstico.

CONCLUSIÓN

En los trastornos psicóticos, la esquizofrenia es una enfermedad crónica


y deteriorante que se caracteriza por alteraciones del pensamiento, de la
conducta y del lenguaje. El paciente con frecuencia tiene una apariencia
extraña, descuida su aspecto físico y se muestra retraído socialmente.
En la fase aguda (brote psicótico) predominan los delirios y las
alucinaciones, experiencias “internas” o mentales que el paciente considera tan
ciertas como la realidad “exterior”, mientras que, en las fases prodrómica y
residual, a pesar de haber otros síntomas, es posible preservar un correcto
juicio de la realidad.
El trastorno delirante crónico tiende a presentarse en sujetos de más de 40
años, con ligero predominio del sexo femenino.
Se describen poblaciones de especial riesgo (sordos, inmigrantes,
presos, personas con bajo nivel socioeconómico) y una clara asociación con
rasgos anormales de personalidad (suspicacia, desconfianza, hipersensibilidad
al rechazo de los demás), apareciendo con más frecuencia en algunos
trastornos de la personalidad (paranoide, esquizotípico).
BIBLIOGRAFÍA

 Asociación Americana de Psiquiatría. DSM-5. Manual diagnóstico y


estadístico de los trastornos mentales, 1.ª ed. Madrid. Editorial
Panamericana, 2014.
 Grupo CTO. Manual de Psiquiatría. 10.ª Ed. Madrid. CTO Editorial,
2017.
 Lobo A. Manual de Psiquiatría General, 1.ª ed. Madrid. Editorial
Panamericana, 2013.
 Oyebode F. Síntomas mentales de la mente. Manual de
psicopatología descriptiva, 5.ª ed. Barcelona. Elsevier Masson, 2016.

También podría gustarte