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U1 Bulcourf - 2013 - Estudios Internacionales en Argentina en Perspectiva Comparada-1-17

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Revista Aportes para la Integración Latinoamericana

Año XIX, Nº 29/Diciembre 2013 ISSN 2468-9912. RNPI 699.864


Pablo Bulcourf, Nelson Cardozo y Maximiliano Campos Ríos
Los estudios internacionales en la Argentina en perspectiva histórica
Págs. 29-61

LOS ESTUDIOS INTERNACIONALES EN LA ARGENTINA EN PERSPECTIVA


HISTÓRICA

INTERNATIONAL STUDIES IN ARGENTINA IN HISTORICAL PERSPECTIVE


P ABLO B ULCOURF
NELSON CARDOZO
MAXIMILIANO CAMPOS RÍOS

RESUMEN
Este artículo analiza el desarrollo de los estudios internacionales en la Argentina. Hacemos
hincapié en la conformación del mismo a partir de vincular la “historia interna” propia de la
comunidad científico-académica con la “historia externa” representada por los procesos
económicos, políticos, culturales y sociales con los cuales interactúa y se condicionan mutuamente.
Analíticamente damos cuenta de los diferentes actores (profesionales, académicos y equipos de
investigación); instituciones (tanto de enseñanza como de docencia); productos (libros, revistas y
ponencias) y redes (conformación de asociaciones y realización de eventos científicos).

PALABRAS CLAVE
Estudios internacionales, Argentina, relaciones internacionales, ciencia política, integración
regional.

ABSTRACT
This article analyzes the development of international studies in Argentina. We emphasize the
formation of the same from the link itself "internal history" of the scientific and academic community
with the "external history" represented by social, cultural, economic and political processes and
which interact with and affect each other. Analytically we take account the different stakeholders
(professionals, academics and research teams); institutions (both teaching and teaching); products
(books, reviews and papers) and networks (constitution of associations and conducting scientific
events).

KEYWORDS
International studies, Argentina, international relations, political science, regional integration.

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Año XIX, Nº 29/Diciembre 2013 ISSN 2468-9912. RNPI 699.864
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Los estudios internacionales en la Argentina en perspectiva histórica
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1. INTRODUCCIÓN
El “ámbito internacional” se ha transformado en uno de los escenarios privilegiados en los
que sucede la vida de las personas. Hoy más que nunca los aspectos más particulares
acostumbrados a ser estudiados por la micro-sociología, se ven afectados por los otrora
“lejanos” problemas macro-sociales de los estudios internacionales. Ya el siglo XX nos
muestra un mundo signado por la preponderancia de “lo internacional” ya sea mediante el
martirio de la Gran Guerra, su correlato en la II Guerra Mundial, o un mundo integrado por
las comunicaciones y los espacios virtuales. Cada vez más esta esfera se entrelaza con la
vida cotidiana con consecuencias deseadas y no deseadas.

Desde de la implosión del mundo soviético, la caída del Muro de Berlín y los
enfrentamientos dentro de los parámetros disueltos del “Choque de Civilizaciones” los
ejes de la conflictualidad mundial se rescriben en códigos de multiculturalismo. El 11 de
septiembre de 2001, los atentados de Atocha en Madrid, nos señalan que la hegemonía
aparente del “Bloque Occidental” liderada por los EE.UU., lejos de conseguir una Pax
Perpetua, han puesto a los hombres en una nueva etapa donde las fronteras entre lo
nacional e internacional adquieren mayor porosidad.

La relación entre lo “internacional” y lo “nacional” posee fronteras porosas y cada día más
desdibujadas. Los procesos de integración regional, más allá de sus marchas y
contramarchas, son un ejemplo claro de una nueva redefinición de la lógica estatal como
centro de la actividad política que ha caracterizado a la modernidad. La Unión Europea, y
los espacios más moderados del NAFTA y el MERCOSUR representan ejemplos
empíricos contundentes de esta afirmación. El nuevo mapa en construcción del espacio
balcánico y el desmembramiento de la URSS nos expresan esta dinámica política siendo
la crisis ucraniana y la anexión de Crimea a Rusia uno de los ejemplos más recientes.

En este trabajo intentamos describir el campo académico de los estudios sobre relaciones
internacionales en la Argentina. Cuando hacemos referencia a las “relaciones
internacionales” estamos realizando un recorte “arbitrario” centrándonos en los enfoques

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más “políticos” (y por lo tanto vinculados a la disciplina ciencia política) en continua


tensión con el debate sobre la autonomía disciplinar de los estudios internacionales1.

La ciencia política constituye un campo del conocimiento científico sobre lo social en


extraña relación con el objeto de estudio que pretende indagar2. Las ciencias sociales se
caracterizan por constituir una reflexión sobre la propia práctica de los hombres a su vez
de ser ella misma una actividad humana; esto hace que en parte las ciencias naturales y
las antropo-sociales partan de postulados bastante diferentes. Durante el siglo XIX –y gran
parte del XX- el modelo de las primeras se proyecto sobre las segundas, tanto en lo
concerniente a los aspectos ontológicos, las vías metodológicas y también los objetivos
cognitivos. Desde fines de la década de los 50 las denominadas corrientes posempíricas
de la ciencia nos han ido introduciendo en el intrincado laberinto del conocimiento dentro
del cual parece que son las propias ciencias naturales las que “se parecen” más a sus
hermanas menores (Bulcourf, 2007). Es así como la ciencia no puede ser vista por fuera
del propio quehacer humano donde intervienen variados factores sociales, políticos,
económicos y de diferente índole. Esto no debe ser visto como “algo negativo” sino como
una característica intrínseca de nuestra propia condición humana3.

1
El concepto de “campo intelectual” ha sido definido por Pierre Bourdieu de la siguiente forma:
“Para dar su objeto propio a la sociología de la creación intelectual y para establecer, al mismo
tiempo, sus límites, es preciso percibir y plantear que la relación que un creador sostiene con su
obra y por ello, la obra misma, se encuentran afectadas por el sistema de las relaciones sociales
en las cuales se realiza la creación como acto de comunicación o, con más precisión, por la
posición del creador en la estructura del campo intelectual –la cual, a su vez, es función, al menos
en parte, de la obra pasada y de la acogida que ha tenido-. Irreductible a un simple agregado de
agentes aislados, a un conjunto de adiciones de elementos simplemente yuxtapuestos, el campo
intelectual, a la manera de un campo magnético, constituye un sistema de líneas de fuerza: esto
es, los agentes o sistemas de agentes que forman parte de él pueden describirse como fuerzas
que, al surgir, se oponen y se agregan, confiriéndole su estructura específica en un momento dado
del tiempo. Por otra parte, cada uno de ellos está determinado por su pertenencia a este campo:
en efecto, debe a la posición particular que ocupa en él, propiedades de posición irreductibles a las
propiedades en el campo cultural, como sistema de relaciones entre los temas y los problemas y
por ello, un tipo determinado de inconsciente cultural, al mismo tiempo que está intrínsecamente
dotado de lo que se llamará un peso funcional, porque su “masa” propia, es decir, su poder –o
mejor dicho, su autoridad- en el campo, no puede definirse independientemente de su posición en
él” (Bourdieu, 2003: 13-14).
2
Para un desarrollo de la ciencia política y sus áreas disciplinares puede consultarse en trabajo
que elaboramos junto a Juan Cruz Vazquez “La ciencia política como profesión” (Bulcourf y
Vazquez, 2004b).
3
Como señala Anthony Giddens: “El deseo de establecer una ciencia natural de la sociedad
poseedora de la misma especie de estructura lógica y que persiga los mismos logros que las
ciencias de la naturaleza probablemente subsiste, en el mundo de habla inglesa por lo menos,

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El área de estudio sobre las relaciones internacionales puede ser abordado desde
ángulos muy diferentes. En un sentido amplio podríamos incluir todos los trabajos de
índole académica que versen sobre algún aspecto internacional. Bajo esta invocación la
economía internacional, el derecho internacional, los estudios comunicacionales y otros,
conforman un área basta de entrecruzamiento disciplinar. Los contenidos aquí abordados
no son deudores de esta amplia acepción. Como hemos señalado enfocamos aquellos
trabajos cuyo elemento más distintivo lo constituye las “relaciones de poder” entre los
diferentes actores y estructuras internacionales que conforman los procesos de
construcción social a escala planetaria aunque, muchas veces, con repercusión en
aquellos aspectos más íntimos de la vida personal.

Dentro de las ciencias sociales existe un amplio debate acerca de la autonomía de las
relaciones internacionales. Cierto es que en las últimas décadas han ido apareciendo
estudios de grado diferenciados entre la ciencia política y las relaciones internacionales;
aspecto que se intensifica en materia de posgrado. En el caso argentino la separación de
carreras de grado es más frecuente en las instituciones de educación superior privadas
que en las universidad nacionales; aunque cabe destacar que en la Universidad Nacional
de Rosario, pionera en los estudios políticos, existe la licenciatura en relaciones
internacionales en forma separada, y recientemente se han creado otras similares en la
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y en la Universidad
Nacional de Lanús4.

como el punto de vista dominante. Por supuesto, muchos de los que aceptan este criterio han
abandonado, por varias razones, la creencia de que las ciencias sociales podrán igualar en el
futuro cercano la precisión y el alcance explicativo de las naturales, aun de las menos
avanzadas. Sin embargo, es bastante común cierto anhelo de que aparezca un Newton de
las ciencias sociales, aun cuando hoy probablemente son muchos más los escépticos que
quienes siguen acariciando esa esperanza. Aquellos que todavía se aferran a la esperanza de
la llegada de un Newton no solamente aguardan un tren que no arribará, sino que se
equivocaron totalmente de estación” ( Giddens, 1987: 15).
4
Al respecto Federico Merke remarca: “Relaciones Internacionales es hoy una disciplina en
ascenso. El fin de la Guerra Fría, la globalización, la integración y hasta los atentados del 11 de
septiembre de 2001 han motivado que un número creciente de personas pretenda especializarse
en “contarle al mundo acerca del mundo”. Relaciones Internacionales es una carrera de grado con
cada vez más ofertas, más estudiantes y más especializaciones. La Argentina, por ejemplo, pasó
de tener una oferta educativa de seis o siete carreras de RR.II. a principios de los 90 a una oferta
de más de veinte a comienzos de 2005. Las maestrías en Relaciones Internacionales atraen
también un número creciente de egresados en otras disciplinas interesados por conocer las
dinámicas de la política internacional, la seguridad internacional o las instituciones internacionales.

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Desde la década de los ochenta, el desarrollo de los estudios sobre relaciones


internacionales han crecido enormemente; tanto desde la producción del conocimiento
como de la aparición de espacios institucionales tanto de formación superior como de
investigación. Dentro de las instituciones que han venido desplegando actividades
sistemáticas sobre la temática han sobresalido especialmente dos: el Centro de Estudios
sobre Relaciones Internacionales (CERIR) de la Universidad Nacional de Rosario y la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – Sede Argentina (FLACSO). Otras
ámbitos académicos también han creado espacios específicos para los estudios
internacionales como el Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) y el Instituto de
Integración Latinoamericana ambos pertenecientes a la Universidad Nacional de La Plata
y, más recientemente la Universidad Nacional de Tres de Febrero con su Centro de
Relaciones Internacionales. Por otro lado en varias universidades tanto públicas como
privadas se han venido desarrollando equipos de investigación, dictando programas de
posgrado, fomentando la publicación de trabajos, y realizando diferentes actividades
académicas que constituyen un claro indicador del crecimiento sostenido de estos
estudios en la Argentina5.

2. ALGUNOS CONSIDERACIONES SOBRE LA ACTIVIDAD CIENTÍFICA

Los institutos y think tanks dedicados al estudio de las relaciones internacionales son cada vez
más numerosos y en algunos países sirven como verdaderos centros de debate en donde
“pensadores” y “hacedores” encuentran un espacio común para vincular la investigación con la
acción. Las publicaciones también son cada vez más numerosas y las revistas especializadas se
cuentan por decenas, algunas de ellas con standards editoriales que las ubican al nivel de
prestigiosas publicaciones del área de Sociología, la Ciencia Política o la filosofía Política. En
cuanto al congresos y reuniones científicas, también se observa una mayor cantidad de actividades
de RR.II. con cada vez más participantes. La expansión cuantitativa de las RR.II. es realmente
significativa: más carreras, más alumnos, más publicaciones, más institutos, más congresos, más
interés” (Merke, 2005: 4).
5
En la actualidad existen carreras de relaciones internacionales que otorgan títulos de licenciatura
con denominaciones similares y en forma autónoma de la ciencia política en las siguientes
universidades públicas y privadas: 1) Universidad Nacional de Rosario, 2) Universidad Del
Salvador, 3) Universidad Católica de Córdoba, 3) Universidad Católica Argentina, 4) Universidad de
Belgrano, 5) Universidad Argentina J. F. Kennedy, 6) Universidad Católica de La Plata, 7)
Universidad Católica de Santa Fe, 8) Universidad Católica de Santiago del Estero, 9) Universidad
Católica de Salta, 10) Universidad de Palermo, 11) Universidad Siglo XXI, 12) Universidad Nacional
del Centro de la Provincia de Buenos Aires, 13) Universidad del Congreso, 14) Universidad
Nacional de Lanús, 15) Universidad Abierta Interamericana, 16) Universidad San Pablo. En
algunas universidades públicas, como es el caso de la Universidad de Buenos Aires, las relaciones
internacionales son abordadas como una “orientación” dentro de la carrera de ciencia política.

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En términos generales, son varios los factores que confluyen para constituir una ciencia.
Podemos mencionar la delimitación de un campo de problemáticas como objeto de
estudio, el trazado de líneas de investigación con métodos claros más o menos
compartidos, la constitución de una comunidad científica autoreferenciada, su inserción en
la sociedad y su reconocimiento por parte de integrantes de comunidades científicas
extranjeras. Estas dimensiones, por supuesto, deben ser abordadas teniendo en cuenta el
carácter histórico de todo proceso de construcción social, ya que en definitiva, la actividad
científica es una más de las tantas facetas de la vida comunitaria6.

Para comprender el desarrollo de la actividad científica y la sucesiva especialización de


campos es fundamental analizarla en relación al conjunto de condicionantes sociales que
orientan, posibilitan o restringen esta forma de construir el conocimiento. Por lo tanto es
necesario el análisis de la interacción entre la “historia de la ciencia” con los factores
culturales, políticos, económicos y sociales. Esta “dialéctica” nos permite comprender que
la ciencia no es una producción aislada de las relaciones sociales históricamente
establecidas. Por ejemplo, la persistencia de regímenes con alto grado de libertades y
autonomía de los sujetos es una condición necesaria para todo campo, más aun si

6
“Se entiende a las ciencias como prácticas sociales en activo; por consiguiente, están sujetas al
impacto de factores económicos, políticos e ideológicos, tanto como cualquier práctica social. Una
peculiaridad de las prácticas científicas es que producen discursos cuya pretensión de
conocimiento cree tener un estatus especial, en cuanto es científico. En esta medida, la pregunta
¿qué es conocimiento científico? sólo puede contestarse tomando en cuenta el lugar de las
prácticas científicas presentes en una determinada sociedad, es decir, sus relaciones con las
prácticas económicas, políticas, etc. (...) Indudablemente, empero, no es esto todo lo que debe
tomarse en consideración. Las prácticas científicas tienen peculiaridades que permiten
identificarlas como científicas. Estas peculiaridades no se refieren sólo a la estructura de las
prácticas mismas, sino que son propias también de sus productos. Estos productos son
conocimientos. Sin embargo, la pregunta acerca de la manera en que llegan a ser aceptados como
científicos, sólo puede contestarse tomando en consideración una serie de factores sociales, entre
los que cabe mencionar la división del trabajo (manual-intelectual), la estructura de poder dentro de
las instituciones académicas (trabajo intelectual), el lugar que ocupan las instituciones académicas
en la estructura de poder de la sociedad en la que están inmersas, las formas en que determinadas
concepciones se vuelven dominantes y son impuestas a través de la propaganda (conferencias
públicas, revistas, medios masivos de comunicación) y así sucesivamente” (Olivé 1985: 17). “Aun
cuando suscriba dicha clase de crítica, esta obra supone también que existen conocimientos
objetivos de objetos reales, a diferencia de las creencias meramente subjetivas. Supone también
como verdad que nosotros, sujetos que vivimos en medio de redes de relaciones sociales, sólo
llegamos a conocer la realidad, natural y social, en función de nuestros sistemas de conceptos
determinados históricamente, y también que las teorías científicas están restringidas a una trama
conceptual, histórica y socialmente determinada. No hay conocimiento fuera de los sistemas
conceptuales, y éstos varían a lo largo de la historia y en cada una de las sociedades” (Olivé, 1985:
19).

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estamos hablando de las ciencias humanas y sociales. Si los científicos y académicos no


pueden expresarse porque temen represarias a sus afirmaciones, se produce un campo
yermo, o en todo caso en apéndices del poder de turno (Bulcourf, 2007 y 2012).

Pero las restricciones no sólo son políticas sino también económicas. La ciencia necesita
de un proceso de profesionalización que brinde condiciones de vida dignas a sus cultores.
El financiamiento a la producción en este campo también condiciona las posibilidades de
su desarrollo. El Estado ha sido generalmente el principal proveedor de recursos para la
investigación, aunque en muchos países como los EE.UU. el factor filantrópico ha sido
sustantivo. En algunos campos de alta incidencia en la transferencia de conocimientos al
sector empresario ha conseguido flujos de capitales no estatales, pero esto ha generado a
veces un condicionamiento aun mayor a la investigación científica, un ejemplo
contundente es el campo de salud y especialmente el desarrollo farmacéutico.

En disciplinas como la sociología, la ciencia política y las relaciones internacionales


encontramos también este tipo de condicionamientos que se expresan en la selección de
los problemas a ser tratados, sus marcos teóricos, las orientaciones metodológicas y
también los posibles contextos de aplicación de los conocimientos obtenidos. Por lo tanto
todo intento de “objetividad total” o de “neutralidad valorativa” queda fuertemente
condicionada por dos aspectos: los condicionantes internos del campo (cosmovisión de la
comunidad científico-académica) y los factores externos antes mencionados.

Intentaremos brevemente analizar históricamente el desarrollo de los estudios


internacionales en la Argentina, reconociendo que toda “reconstrucción” es relativa,
parcial y también sujeta a la complejidad de elementos que hemos tratado de enunciar.
Para ello abordaremos en forma sintética a los principales actores que han intervenido en
el proceso de construcción del campo; señalaremos algunos productos relevantes
expresados en diferentes trabajos publicados; daremos algunas coordenadas de la
dimensión institucional y de la construcción de algunas redes (Bulcourf, 2007 y 20012;
Bulcourf y Cardozo, 2010a y b, 2011)

3. LOS ESTUDIOS INTERNACIONALES


En el ámbito de las relaciones internacionales la mayoría de los autores coinciden en
señalar al debate entre idealismo y realismo como un momento fundacional de estos

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estudios, en términos de un abordaje sistemático de la realidad internacional acompañado


de la conformación de un área de internacionalistas y centros académicos dedicados a
dicho campo de estudio. En este momento fundacional el trabajo de Hans Morgenthau,
Política entre las Naciones. La lucha por el poder y la paz de 1948 se constituirá en
referencia obligada en el devenir de estos estudios y marcará el claro predominio del
enfoque realista en las primeras décadas de su desarrollo. Este trabajo constituye una
ruptura con los tradicionales estudios de corte más jurídico, histórico o filosófico. En tal
sentido marca un claro contraste con La Paz Perpetua de Kant aparecida en 1795, texto
principal al que los denominados idealistas toman como basamento de algunos de sus
principales supuestos básicos. Hacia los setenta, ante los cambios que se van operando
en el sistema internacional, comienzan a aparecer enfoques alternativos. El
trasnacionalismo y la interdependencia aparecen como serios contendientes del realismo:
Poder e Interdependencia de 1977 escrito por Keohane y Nye va a constituirse en un
texto fundamental de la nueva tendencia. Posteriormente el neorrealismo y el
neoliberalismo, especialmente en la denominada versión institucionalista, comienzan a
hegemonizar la comprensión de la realidad internacional: por un lado se produce un
crecimiento de trabajos escritos desde el nuevo enfoque neoliberal; por otro lado se
produce una suerte de consolidación de los esfuerzos realistas por adoptar una versión
más “científica”, especialmente a partir de Teoría de la Política Internacional de Waltz
aparecida en 1979, y Guerra y Cambio en la política mundial publicada en1981 por Gilpin.

El predominio de ambos enfoques y su paulatino acercamiento permitió que un nuevo eje


de controversia fuera emergiendo a lo largo de la década del 80. La aceptación del debate
en términos de la convencionalidad característica de la disciplina vino de la mano de un
representante autorizado del “mainstream”. Keohane, en la apertura de su presidencia en
la International Studies Association en 1988, presentó a estos dos enfoques como
alternativos en el análisis de las instituciones internacionales. Este reconocimiento vino de
la mano de la aceptación de la aparición de una serie de nuevos trabajos fuera de los
enfoques hasta el momento predominantes. Así, se reconoce la aparición de una serie de
trabajos que se contraponen al racionalismo de los enfoques predominantes subrayando
el papel de las fuerzas sociales impersonales tanto como el efecto de las prácticas,
normas y valores culturales que no se derivan de cálculos de intereses. Así, los autores
que adoptan una postura crítica buscan desenmascarar y explicar las estructuras y las

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fuerzas sociales subyacentes y los discursos que constituyen la vida política y social. Sus
preocupaciones tienen raíces epistemológicas y ontológicas, el cómo y el qué implícitos
en la construcción del conocimiento y de la realidad.

Dentro del manantial marxista cabe destacarse el aporte realizado por Immanuel
Wallerstein ya que su enfoque intenta analizar el desarrollo del Estado y su relación de
clase con el avance y desarrollo de capitalismo mundial. Su obra The Modern Worl
System: Capitalist Agriculture ande the Origins of the European World-Economy in the
Sixteenth Century se publica en 1974 con dos volúmenes siguientes publicados en 1980 y
1988 respectivamente. Por su parte Samir Amin publica en 1974 Accumulation on a Word
Scale, en 1992 Empire of Chaos y Capitalism in te Age of Globalization publicado en
1997. Dentro de los estudios recientes de orientación neomarxista que intentan explicar el
mundo “globalizado” podemos destacar la polémica obra Empire de Michael Hardt y
Antonio Negri aparecida en 2000.

Una primera aproximación crítica es la denominada Teoría Crítica propiamente dicha, que
trabaja a partir de una reconstrucción del materialismo histórico en el análisis de los
asuntos internacionales.7 En esta nueva línea de análisis merece destacarse el trabajo de
Robert Cox “Fuerzas sociales, estados y ordenes mundiales” publicado primeramente en
Millennium: Journal of International Studies en 1981 y más tarde en una compilación
imprescindible a la hora de analizar el desarrollo de la disciplina: Keohane, Robert,
Neorrealism and its critics, Columbia University, New York, de l986. Otra de las
perspectivas críticas es la constructivista asociada principalmente con el trabajo de
Alexander Wendt: La anarquía es lo que los estados hacen de ella: la construcción social
de la política de poder publicado en International Organization aparecida en 1992. La
perspectiva posmodernista, también denominada deconstructivista se asocia
principalmente a autores como Der Derian, Walker y Ashley cuyos trabajos forman parte
de importantes compilaciones tales como International Theory. Critical Investigations, de
1995 editado por el primero de estos autores8.

7
Una buena compilación que ilustra esta reconstrucción es la de Gill, Stephen; Gramsci, Historical
Materialism and International Relations; Cambridge, Cambridge University Press, 1993.
8
Recientemente se ha hecho un esfuerzo grande dentro de los estudios internacionales en la
Argentina de establecer un puente entre la producción y desarrollo más reciente de estos estudios
y su inserción dentro del país, ejemplos contundentes de estos son el artículo pionero de Mariana

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A fines de la década de los años cincuenta comienza en Inglaterra a construirse un


enfoque “propio” dentro del campo de las relaciones internacionales comúnmente
denominado Escuela inglesa. A lo largo de estas décadas son sobresalido las obras de
Charles Manning The Nature of International Society y el trabajo conjunto de Herbert
Butterfield y Martin Wight Diplomatic investigations seáis in teh theory of International
politics de 1962 y 1966 respectivamente. Con posterioridad esta escuela dará una nueva
etapa de estudios marcados por títulos como Non intervention and International Order de
John Vincent aparecido en 1974 y The Anarchical Society: A Study of Order in Word
Politics de Hedley Bull de 1977. Años después se publicarán The Expansion of
Internacional Society escrito en forma conjunta por Hedley Bull y Adam Watson en 1984;
Foreign Policy and Human Rights publicado por John Vincent en 1986 y Hugo Grotius and
International Relations, importante trabajo escrito en 1992 por Hedley Bull, Benedict
Kingsburry y Adam Roberts; y más recientemente la aparición en 2002 del libro
International Society and the Development of International Relations Theory de Barbara
Roberson.

En las dos últimas décadas se ha venido desarrollando un nuevo “marco analítico” para
dar cuenta del vasto campo internacional que muchos expertos han denominado “enfoque
constructivista”; si bien no hay una homogeneidad ni ontológica ni epistemológica en esta
nueva orientación. De algo forma pretende incorporar aspectos no materiales y los
aportes de las herramientas comprensivistas y hermenéuticas desarrolladas en el campo
de la filosofía y la sociología, como así también la relación sujetos/estructuras. Entre las
principales obras de los autores de este ámbito de reflexión podemos mencionar de
Nicholas Onuf World of our making: rules and rules in social theory and International
relatinos de 1989; Rules, Noems, ande Decisions: on the Conditions of Practical and Legal
Reasoning in International Relations and Domestic Affairs de Friedrich Kratochwil
aparecida el mismo años; Social theory of International politics de Alexander Wendt y The
Moral Purpose of the State de Christian Reus-Smit, ambas publicadas en 1999. Una

Souto Zabaleta “La periferia de la teoría y la teoría desde la periferia. Aproximaciones críticas en la
teoría de las relaciones internacionales” de 2002, Teorías en movimiento. Los orígenes
disciplinares de la política exterior y sus interpretaciones históricas de Alejandro Simonoff de 2013
y, la la obra colectiva Relaciones Internacionales. Teorías y debates compilada por Elsa
Llenderrozas en 2013.

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visión general de los aportes de este enfoque lo podemos encontrar en el libro de Maja
Zehfuss Constructuvism in International Relations: The Politics of Reality de 2002.

4. EL DESARROLLO DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN LA ARGENTINA


Desde comienzos del siglo XX la temática internacional fue tanto un punto de reflexión
como de acción política para la élite intelectual y gobernante del país. Un ejemplo
contundente de esto, en materia de derecho internacional público, fue la enunciación de la
llamada “Doctrina Drago” en 1902 por el ministro de Relaciones Exteriores Luis María
Drago en respuesta a la actitud de los EE.UU. que renunció a aplicar la “Doctrina Monroe”
frente al bloqueo naval contra Venezuela por parte de varias potencias europeas para
cobrar una deuda financiera. Esta concepción se basó en las contribuciones del jurista
Carlos Calvo expresada en su obra Derecho internacional teórico y práctico de Europa y
América; en esta visión se proponía prohibir todo tipo de acción militar hasta tanto no se
agotaran todos los recursos legales disponibles. En 1907 una versión modificada por
Horace Porter fue adoptada en la Haya para incorporar el arbitraje y litigio como método
para la resolución de conflictos internacionales antes de recurrir a la acción y fuerzas
militares.

En 1935 el canciller argentino Carlos Saavedra Lamas presidió la Conferencia de Paz del
Chacho, lo que puso fin a la Guerra del Chaco que se extendió entre 1932 y el año de
firma del acuerdo; esto la valió el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz un año
después. Su labor no sólo se debió a su rol en este armisticio sino principalmente en ser
el inspirador del llamado “Pacto antibélico Saavedra Lamas que fue firmado por 21
naciones, lo que se convirtió en un importante instrumento de derecho internacional. Su
labor internacional fue muy grande, presidiendo en 1928 la XI Conferencia Internacional
del Trabajo, la Conferencia Panamericana y la Sociedad de Naciones, ambas en 1936. Su
desempeño como profesor de derecho internacional pública fue notorio, lo que lo llevó al
rectorado de la Universidad de Buenos Aires entre 1941 y 1943, llegando a presidir la
Academia Nacional de Deredho y Ciencias Sociales de Buenos Aires.

El grado en estudios internacionales fue inaugurado en Argentina por la Universidad


Nacional del Litoral a comienzos de la década del 20, que se mantuvo durante bastantes
años dentro de estos esquemas tradicionales, descriptivos y juridicistas; en un primer

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momento con la licenciatura en derecho consultar y posteriormente con la incorporación


del términos “diplomacia” al título otorgado. Años después darán paso al grado de doctor
en diplomacia. A partir de los años 60, a pesar de que los procesos de
transnacionalización y fragmentación del escenario mundial cambiaban las condiciones
imperantes hasta el momento, las recurrentes crisis internas y el atraso económico
hicieron que los científicos sociales se volcaran preponderantemente a cuestiones
políticas, sociales y económicas internas. En Argentina, a esto debe sumarse la
inestabilidad política interna, y por lo tanto sus proyectos de vinculación con el exterior, y
su consecuente crisis de la actividad académica y científica, en especial a partir del golpe
de Estado de 1966. Sin embargo se produce un cambio en al ámbito de las Relaciones
Internacionales. Ya desde los 50 comenzaban a utilizarse de manera progresiva nuevos
enfoques teóricos, a pesar de la persistencia del patrón jurídico-normativo. Son de
mención el crecimiento del realismo desde una perspectiva periférica e integracionista a
nivel regional, de la mano de Juan Carlos Puig y Gustavo Ferrari, y los trabajos sobre
estructuras y procesos de toma de decisiones de Juan Archibaldo Lanús y Carlos Pérez
Llana.

En lo que respecta a la ciencia política en 1952, se crea en la Universidad Nacional de


Cuyo la licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública inspirada en la necesidad
de crear un burocracia especializada para el nuevo rol del Estado, siendo su orientador el
destacado jurista de filiación nacionalista-peronista Arturo Enrique Sampay, quien fuera
presidente de la Convención Constituyendo de 1949, y bajo la dirección de Dardo Pérez
Guilhou. En la Universidad Del Salvador se creará en 1956 la primera carrera de ciencia
política en una universidad privada de la cual posteriormente se desprenderá la
licenciatura en relaciones internacionales. La Universidad Católica Argentina comenzará
primero con sus estudios de posgrado en ciencia política y diplomacia y posteriormente en
la década del setenta creará sus grados respectivos. La Universidad Católica de Córdoba,
bajo la orientación de sus jesuitas igual que la Del Salvador también incorporará estudios
de ciencia política y relaciones internacionales. Por otro lado en 1969 la USAL
incorporará, a partir de la reforma curricular implementada por Carlos Floria, el primer
diseño curricular con una clara orientación empírica para sus estudios (Bulcourf, 2007 y
2012; Bulcourf y D´Alessandro, 2003).

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Recién con la creación de la Maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de


Belgrano en 1977 se empezará a vislumbrar un cambio importante en la orientación de las
relaciones internacionales. Hasta ese momento, la única publicación en el ámbito
universitario era la rosarina Revista de Derecho Internacional y Ciencias Diplomáticas.

Fuera del ámbito universitario, la creación de diferentes institutos, tanto públicos como
privados, no contribuiría demasiado para revertir el atraso en el plano de la investigación
(Russell, 1985: 33-38). Los trabajos importantes producidos fueron en su mayoría
producto exclusivo del esfuerzo personal de sus autores. El Instituto de Servicio Exterior
de la Nación (ISEN), creado por la cancillería argentina en 1963, también sufrió el impacto
de las crisis políticas internas y de los problemas de las universidades. El Centro de
Estudios Internacionales Argentinos (CEINAR) produjo en 1975 la Revista Argentina de
Relaciones Internacionales. Esta publicación dejó de salir en 1981, para reaparecer en
1983, pero muy ligada a la geopolítica: su director publicó un artículo titulado “La
integración latinoamericana: una utopía deprimente”. El Instituto Argentino de Estudios
Estratégicos y de las Relaciones Internacionales (INSAR) publica desde 1961 la revista
Estrategia. El Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) fue creado
en 1978 y se encargó en una primera etapa de tareas de difusión, adquiriendo una mayor
relevancia con el paso de los años. Los aportes ya señalados de Juan Carlos Puig desde
Rosario y la publicación en 1973 del libro Dependencia y autonomía, Formas de
dependencia y estrategias de liberación de Guillermo O´Donnell y Delfina Link van a
marcar la problemática local sobre estos conceptos centrales de la producción argentina
inserta dentro de los problemas generales de la región con anterioridad al golpe militar de
1976.

A partir de 1984, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), inició un


programa de investigación en relaciones internacionales (los posgrados de FLACSO
datan de 1979), y un área de especialización en Relaciones Internacionales en 1985. En
esta nueva etapa, a diferencia de años anteriores, la mayoría de los autores son
académicos, se trabaja con un universo analítico más acotado y preciso, se explicitan los
supuestos teóricos y metodológicos (generalmente desarrollados previamente en Estados
Unidos), hay preocupación por hallar nexos entre la teoría y los datos, y se evidencia un
esfuerzo por construir teoría (Russell 1992: 14).

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En este sentido deben señalarse los aportes de José Paradiso estudiando la Guerra Fría
en su libro La era de las superpotencias aparecido en 1983 y su trabajo sobre la historia
de la política exterior argentina Debates y trayectoria de la política exterior argentina
publicado una década después, y los de Carlos Pérez Llana, Reinserción argentina en el
mundo, De la Guerra del Golfo al Nuevo Orden y posteriormente El regreso de la historia:
La política internacional durante la posguerra fría, 1989-1997. También es necesario
mencionar a Gustavo Ferrari quien publica en 1981 Esquema de la política exterior
argentina.

Entre los centros más destacados y con mayor continuidad en el estudio de los
fenómenos internacionales cabe mencionar al Centro de Estudios en Relaciones
Internacionales de Rosario (CERIR); fue creado en 1988 por un conjunto de docentes de
la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional
de Rosario. La estrecha relación entre docencia, investigación, formación de becarios,
publicaciones, biblioteca especializada y vinculación y transferencia de servicios hacen
del CERIR el ámbito de mayor confluencias académicas en esta área. Entre sus
integrantes podemos mencionar a Bruno Bologna, Gladys Lechini, Anabella Busso,
Miryam Colacrai, Graciela Zubelzú, Claudia Giaccone, Pedro Romero, Patricia Rojo,
Julieta Cortes, Mónica Aparicio, Gustavo Marini, Graciela Bonomelli, Marta Cabeza y Lidia
Gatti. A su vez el CERIR está encargado del dictado de la Maestría en Integración y
Cooperación Internacional. Posee 3 series de publicaciones periódicas, Estudios con 7
números, Documentos de Trabajo con 10 ejemplares y, Docencia con 51 publicaciones
(Colacra,i 2003).

El CERIR ha sido también un ámbito fructífero para la publicación de destacados textos,


entre ellos sobresalen las obras colectivas La política Exterior del Gobierno de Menem:
Seguimiento y reflexiones al promediar su mandato de 1994 y La Política Exterior
Argentina 1994/1997. Por su parte Gladys Lechini de Alvarez publica Las relaciones
Argentina – Sudáfrica desde el proceso hasta Menem; Miryam Colacrai publica El Artico y
a Antártida. Su rol en las Relaciones Internacionales. Su relevancia desde la perspectiva
ambiental; durante 1999 se publican 3 libros relevantes, La Argentina y las Repúblicas
Post-soviéticas. La vinculación Bilateral con Rusia, Ucrania, Armenia y el caso de
Turkmenistán de Graciela Zubelzu de Bacigalupo, Las realciones Argentina – Estados

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Unidos en los noventa. El casoCondor II de Anabella Busso y, Argentina ante la era del
Pacífico. El desafío de competir en Japón de Graciela Bonomelli.

La Universidad Nacional de La Plata posee dos centros de estudios en el área


internacional. El Instituto de Integración Latinoamericana dirigido por Noemí Mellado, el
cual lleva a cabo el dictado de la Maestría en Integración Latinoamericana y la publicación
de la Revista Aportes para la integración Latinoamericana. El Instituto de Relaciones
Internacionales está dirigido por Norberto Consani, quiénes publican la revista Relaciones
Internacionales. Entre sus miembros más destacados podemos mencionar a Angel Tello,
Alejandro Simonoff, Roberto Miranda y Juan Rial. Entre algunas de los libros más
destacados del centro podemos mencionar v Apuntes sobre las políticas exteriores
argentinas. Los giros copernicanos y sus tendencias profundas y Teorías en movimiento.
Los orígenes disciplinares de la política exterior argentina y sus interpretaciones
históricas, ambos de Alejandro Simonoff.

Por su parte el IDICSO de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del


Salvador ha venido desarrollando varios programas de investigación dirigidos por José
Paradiso y Mirka Seitz, quien publica ¿Realismo penitencial o margen de maniobra? Un
estudio de las relaciones de Argentina con América Latina y Estados Unidos.

Durante la década de los noventa Carlos Escudé desarrolla uno de los aportes más
importantes en el ámbito de los estudios internacionales dentro de las denominadas
“teorías críticas” de las relaciones internacionales con la elaboración del “realismo
periférico”.

Roberto Russell edita en 1990 La agenda internacional en los años 90 y en 1992 las
obras también colectivas Enfoques teóricos y metodológicos para el estudio de la política
exterior y La política exterior argentina en el nuevo orden mundial. En 1995 compila junto
a Rubén Perina Las relaciones internacionales de Argentina y posteriormente en forma
conjunta con Roberto Bouzas Globalización y regionalismo en las relaciones
internacionales de Estados Unidos. Mónica Hirst publica Democracia, seguridad e
integración: América latina en un mundo en transición. En 1997 aparece El laberinto
argentino: Política internacional en un mundo conflictivo de Mario Rapoport. Juan
Tokatlian realiza una serie de estudios especialmente sobre criminalidad compleja y

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relaciones internacionales focalizando su estudio en el narcotráfico y el caso “Colombia”


publicando Globalización, narcotráfico y violencia. Felipe De La Balze y Eduardo Roca
compilan Argentina y EE.UU.: Fundamentos de una nueva alianza y, Carlos Bruno
compila Argentina: Un lugar en el mundo. Posteriormente Félix Peña edita su voluminosa
obra Momentos y Perspectivas. La Argentina en el mundo y en América Latina.

Entre las obras más recientes cabe mencionarse el estudio crítico realizado a la obra de
Michel Hardt y Antonio Negri por parte de Atilio Boron publicando en 2002 y con cinco
ediciones, ampliando su conceptualización en el Prólogo a la edición de 2004 con una
reflexión a partir de los cambios vertiginosos en política internacional con la Guerra de
Afganistán y, más recientemente, con la invasión estadounidense a Irak.

Por otra parte en 2009 Luis Dallanegra Pedraza recapitula su visión analítica sobre las
relaciones internacionales y la política exterior dando lugar a su libro Realismo-Sistémico-
Estructural: la Política Exterior como Construcción de Poder.

Las tendencias más recientes en los estudios que involucran la problemática castrense
tienden a vincularse con las relaciones internacionales constituyendo el área de la
“seguridad internacional”. Entre los trabajos pertenecientes a estos enfoques podemos
mencionar los trabajos de Rut Diamint, quien edita Argentina y la seguridad y más tarde
La Otan y los desafíos en el Mercosur y Democracia y seguridad en América Latina.
Durante 2002 Agustín Romero publica Las nuevas amenazas a la seguridad. Por otra
parte Ernesto López, director del Programa de Investigación sobre Fuerzas Armadas y
Sociedad (PIFAS) de la Universidad Nacional de Quilmes, compila Escritos sobre
terrorismo un trabajo que incorpora a la problemática de la seguridad internacional la
situación posterior al atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, con
un análisis crítico del rol de los Estados Unidos y un detallado estudio sobre el
fundamentalismo islámico; a su vez López también compila junto a Marcelo Sain “Nuevas
amenazas”. Dimensiones y perspectivas. Dilemas y desafíos para la Argentina y el Brasil,
una obra compartida entre expertos argentinos y brasileño sobre los cambios en la
seguridad internacional. En 2004 Juan Tokatlian publica Hacia una nueva estrategia
internacional. Los desafíos de Néstor Kirchner.

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En los últimos años uno de los temas que también ha concentrado la labor de los
investigadores ha sido la problemática de la integración regional, especialmente el
proceso de construcción del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) en el marco de la
globalización. Los trabajos han sido diversos y enfocados desde ángulos disciplinares
muy diversos; el derecho internacional, la economía internacional y otras disciplinas se
han congregado a analizar este fenómeno. Mencionamos aquí sólo algunos autores y
títulos. Aldo Ferrer publica Hechos y ficciones de la globalización. En 1998 Roberto
Lavagna publica Argentina, Brasil, Mercosur e Iris Laredo compila Estado, mercado y
sociedad en el Mercosur. Por su parte René Nicoletti publica Identidad y cultura del
Mercosur y Aldo Ferrer De Cristóbal Colon a Internet: América Latia y la globalización.
Una decisión estratégica 1986-2001. Un trabajo colectivo para destacar es la compilación
realizada por Jerónimo De Sierra Los rostros del Mercosur. El difícil camino de lo
comercial a lo societal. Aldo Ferrer y Helio Jaguaribe editan Argentina y Brasil en la
globalización ¿Mercosur o ALCA? En 2002 aparece Mercosur: Integración y crecimiento
de Roberto Bouzas y José María Fanelli, El Mercosur y los cambios en el sistema político
mundial de Mónica Hirst y Roberto Russell y, Mario Rapoport y Amado Luis Cervo
compilan El Cono Sur: Una historia común 2002. Durante 2003 Roberto Russell y Juan
Tokatlian publican El lugar de Brasil en la política exterior argentina. Un año después
Gloria Mendicoa compila La institucionalidad del Mercosur.

Desde una perspectiva fuertemente interdisciplinaria cabe mencionar el aporte realizado


desde el CEINLADI de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos
Aires bajo la dirección de María Monserrat Llairó, quién compiló junto a Priscila Palacio
Los dilemas de América Latina ante las crisis. Conflictos y alternativas para el desarrollo.
El Instituto publica la revista Latitud Sur y realiza un importante congreso internacional de
carácter bienal.

5. JUAN CARLOS PUIG Y LA CONCEPCIÓN DE LA AUTONOMÍA


La figura más destacada de Rosario fue Juan Carlos Puig, donde dictaba clases de
derecho internacional público, quien logró no sólo constituir una comunidad académica
sino también ocupar importantes cargos dentro de gestión de los asuntos público,
logrando el grado de canciller de la Nación. Entre sus primeros discípulos podemos
mencionar a Bruno Bologna, Carlos Pérez Llana y Luis Dallanegra Pedraza; siendo este

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