PAPs - Conductas Autolesivas y Suicidio
PAPs - Conductas Autolesivas y Suicidio
PAPs - Conductas Autolesivas y Suicidio
CONDUCTAS
AUTOLESIVAS
Y SUICIDIO
Dpto. Orientación 2021-22
Elena Moreno Rodríguez
INDICE
CONDUCTAS AUTOLESIVAS Y SUICIDIO...................................................................................1
Introducción....................................................................................................4
Conductas autolesivas.....................................................................................5
Suicidio...........................................................................................................7
¿Qué no hacer?........................................................................15
El duelo.........................................................................................................18
Bibliografía...................................................................................................23
Webgrafía.....................................................................................................24
Anexo IV: Pautas e indicaciones para la entrevista con la familia o representantes legales.
......................................................................................................................33
Introducción
Experimento de la Esperanza (Bilz, R. 1987)
La rata esperaba ser salvada, ser rescatada, salir del atrapamiento, sobrevivir.
Desde el punto de vista de la persona con idea de suicidio que está sufriendo y no encuentra
salida a su insoportable dolor, la esperanza que posibilita seguir luchando la obtiene si se le
arroja un corcho. Si percibe y cree que puede aparecer ese corcho estará dispuesta a seguir
afrontando, tendrá un motivo para combatir la desesperanza. Desarrolla un actitud de lucha,
aplazará la idea gracias a la esperanza, neutraliza su indefensión, genera un vínculo afectivo
con el otro, se siente ayudado, sostenido.
Desde el punto de vista de la prevención del suicidio, TODOS y cada uno de nosotros/as
podemos representar ese corcho. Podemos ser esa esperanza que está esperando una
persona en situación de sufrimiento, un factor para protegerlo. Podemos ser la diferencia.
Cualquier persona puede ser este elemento de protección, pero requiere previamente de una
decisión ética.
El corcho puede ser un terapeuta, un facultativo, una institución pero también un amigo, tu
vecino, un familiar, tu hija, tu compañero de trabajo, tu hermano, un policía, una profesora,
una enfermera, un voluntario, una asociación. La diferencia entre la vida y la muerte por
suicidio puede estar es esa decisión ética humanizada. Conviértete en corcho para la
persona que sufre y está a tu lado. Esta es la esencia de la prevención.
Conductas autolesivas
Las autolesiones son todas aquellas conductas que implican la provocación deliberada de
lesiones en el propio cuerpo sin finalidad suicida como por ejemplo cortes en la piel,
quemaduras, golpes, arrancarse el pelo, punciones, arañazos, pellizcos y envenenarse, entre
otros comportamientos anómalos (Fleta Zaragozano, 2017). La autolesión deliberada sin
intención suicida es un problema de salud pública que compromete a la población
adolescente y adulta joven, sin importar sexo, raza o estrato socioeconómico. En España, el
porcentaje de adolescentes que refirieron haberse autolesionado alcanzaba el 21,7% en el
año 2019. La Universidad de Manchester señala que esta tendencia ha aumentado un 68%
en los últimos tres años.
En gran parte de las ocasiones, esta conducta tiene como motivación una finalidad
psicológica. La autodestrucción, que se manifiesta en cortes, quemaduras, rasguños,
arañazos, tirones del pelo, golpes (sobre todo en la cabeza), cualquier forma de producción
de dolor es una forma de expresar el sufrimiento, una forma no verbal de comunicación
donde los sentimientos se transmiten visualmente a través del cuerpo. Generalmente se usa
para liberarse de sentimientos de rabia, ira, tristeza, soledad, rencor y dolor emocional. Se
efectúa para liberar las emociones que el autoagredido no puede/sabe expresar. A veces, se
cortan para cerciorarse de que siguen vivos. Este comportamiento se utiliza a veces para
aliviar dolores emocionales fuertes, ya que es más fácil controlar el dolor físico que el
emocional. La sensación de dolor produce una cierta liberación de ansiedad. Algunos
adolescentes se realizan heridas (cortes o quemaduras) en momentos de crisis o de
sufrimiento, porque el dolor físico les ayuda a soportar su sufrimiento psicológico.
Se debe tener en cuenta que si bien las autolesiones son una conducta parasuicida, no son
una conducta suicida en sí. El suicidio suele intentar acabar con el sufrimiento, acabar con
la vida (suelen preferir métodos indoloros o no violentos), mientras que la autolesión
provoca un dolor o una distracción.
Para llamar la atención: las autolesiones son muy llamativas y hacen que los demás
sientan la necesidad de estar pendientes de la persona por miedo a que lo vuelva a
hacer, en algunos casos buscan atención, afecto, que se les escuche y que se haga lo
que ellos quieren.
Para evadir un malestar emocional: el malestar físico (el dolor) tiene prioridad sobre
cualquier otra sensación, detiene el proceso del pensamiento, interrumpe los
sentimientos. Cuando sentimos dolor no pensamos en nada más, y esto es lo que se
busca en estos casos de una autolesión. Cuando hay pensamientos negativos
constantes, ansiedad, depresión, la persona puede lesionarse por el propio malestar
que estos producen, pero también porque la autolesión bloqueará temporalmente
esos pensamientos. Es una forma de controlar las emociones. Es como una válvula
que libera esa tensión emocional.
Para asumir un control sobre situaciones que sobrepasan a la persona: esto sería
similar a lo que ocurre con la anorexia; en este tipo de conductas dañinas para uno
mismo pueden influir sentimientos o necesidad de control, aun cuando uno no
puede controlar a los demás o lo que le rodea, sí puede controlar su propio cuerpo.
Merece la pena hacer hincapié sobre la existencia de seis motivos, no nos quedemos con la
opción sencilla de que sea únicamente la motivación primera de llamar la atención.
Suicidio
El suicidio puede tener muchas definiciones, pero se debe entender como: Una solución
radical a un sufrimiento intolerable para la persona que lo realiza. Esta persona tras verse
superada en sus recursos y capacidad de afrontamiento, no ve ninguna otra salida y, por
ello, decide acabar con su vida (Comunidad de Madrid, 2016). Hay dos pensamientos
distorsionados que las personas con ideación suicida, creen como reales:
2. Creen que su pérdida será fácil de superar para sus familiares y seres queridos y en
muchos casos piensan que, incluso, es un favor que les hacen ya que, en su opinión, sus
allegados vivirán mejor sin ellos.
En el mundo el suicidio se encuentra entre las tres principales causas de muerte y de los
804.000 suicidios que se producen al año, una cuarta parte son adolescentes y jóvenes de
menos de 25 años. Hay 10,6 suicidios al día, aproximadamente una persona cada 2 horas.
En 2019, 3.671 personas fallecidas por suicidio en España (INE, 2021). La incidencia del
suicidio en los adolescentes es una grave realidad silenciada y su prevención debe
entenderse como una actuación multidisciplinar que implica a diversos ámbitos: sanitario,
familiar, policial… y, por supuesto al sector educativo. La formación a los profesores es
fundamental como herramienta preventiva. De hecho, la Organización Mundial de la Salud
(2011) considera «el ámbito educativo como un lugar excelente para desarrollar actividades
preventivas adecuadas». El suicidio es un problema de Salud Pública prevenible.
Cuando hablamos del suicidio hacemos referencia a una realidad muy compleja que abarca
diversos fenómenos, por lo que conviene clarificar algunos conceptos y adoptar una
terminología única al respecto.
Los mitos son creencias erróneas que no tienen ninguna base científica, por lo que debemos
eliminarlos para que no entorpezcan ni perjudiquen la prevención del suicidio. Recogemos
los falsos tópicos relacionados con el suicidio infantil y adolescente.
Como fuente de inspiración, está presente la “Guía para la Prevención del Suicidio en el
Ámbito Sanitario”, publicada por Rebeca Alcocer Velarde (Psicólogos Princesa 81), en la
cual se encuentran mencionados otros tantos mitos al respecto.
MITO HECHO
El suicidio no es un problema En torno a 800.000 personas se suicidan al año a
grave, ya que son pocas las nivel mundial, lo cual implicaría una muerte cada
personas que se suicidan. 40 segundos. No sin olvidar que, por cada suicidio
consumado, hay un mayor número de tentativas
detrás. Este grave problema de salud pública está
acompañado de una elevada carga de sufrimiento,
tanto en el individuo que concibe el suicidio como
alternativa de afrontamiento a los problemas de su
propia vida, como en su entorno.
El suicidio no se puede prevenir. Cada suicidio es individualizado. Sin embargo, la
identificación de signos y síntomas característicos
de la conducta suicida, indicativos de malestar vital,
resultan determinantes en su prevención. Del mismo
• Acompañar hasta que el peligro haya pasado, lo cual puede manifestarse cuando sea
capaz de expresar verbalmente su crítica hacia los pensamientos suicidas, mejore su
estado de ánimo y la persona se muestre más relajada, tranquila, cooperadora e
interesada en las actividades cotidianas.
• No es aconsejable hablar de las supuestas bondades que tiene la vida, pues es
precisamente lo que esta persona no ve en ese momento.
• Si el riesgo suicida persiste, llevar a la persona a que reciba atención de salud
mental especializada.
El duelo
Fuente: Gobierno de Aragón (2021)
La pérdida de un ser querido es de los mayores duelos que puede tener el ser humano, más
aún cuando las circunstancias que lo acompañan son especiales y traumáticas. El duelo es
un proceso que los dolientes y supervivientes definen como una oleada violenta de
pensamientos, sentimientos y reacciones físicas que llegan a la persona. Experimentar la
pérdida de una persona por suicidio es un hecho traumático que, independientemente de
que se haya consumado en el centro educativo o no, será importante abordar en los días
inmediatamente posteriores.
Silenciar el hecho es un error. Es conveniente dedicar un tiempo a la expresión de
sentimientos, preocupaciones, miedos, dudas. Ayudar al alumnado a expresarse es el primer
paso para que pueda comenzar a elaborar el duelo de manera sana.
Guardar silencio puede dar lugar a:
• Que los alumnos/as hablen entre ellos, favoreciendo rumores y falsos mitos sobre el
suicidio. Esto puede aumentar la ansiedad entre el alumnado al no poder hablar
abiertamente sobre lo sucedido, ni poder expresar sus sentimientos, miedos o dudas.
• Que haya alumnos/as que estén viviendo un profundo sentimiento de culpa, por ejemplo,
por alguna discusión previa entre ellos o por pensar que no hablaron con ese compañero/a
cuando podía necesitarlo. La culpa es un sentimiento muy común y muy dañino en los
casos de duelo por suicidio.
• Que se impida la posibilidad de detectar factores de riesgo de otros compañeros/as que
puedan estar muy afectados/as y que puedan tener también ideación suicida.
Quien primero sabe de la noticia (profesorado, alumnado, personal no docente…) la
comunica con discreción al Equipo directivo, y este, a su vez, a la persona especialista en
orientación educativa. El primer paso consiste en contrastar la información por parte del
Equipo directivo u orientador/a, si es posible hablando directamente con la familia o
representantes legales.
Una vez confirmada la información la trasladaremos al tutor/a, equipo docente, personal no
docente. Posteriormente, se convocará una reunión para planificar cómo se informará al
alumnado y a sus familias o representantes legales. En esta reunión se podrá contar con el
especialista en Salud Mental o de la Unidad de Convivencia de la Comunidad de Madrid.
También existen recursos como el Equipo de Respuesta Inmediata (ERIE) de Intervención
Psicosocial de Cruz Roja que puede ayudar en este tipo de intervención.
¿Cómo abordarlo en el aula?
El alumnado necesita recibir información sobre lo que ha pasado y que esta información se
adecúe a su momento evolutivo y a sus capacidades cognitivas y emocionales. Asimismo,
también necesita recibir la dedicación suficiente para que pueda expresar sus dudas, sus
temores o sus emociones.
Una vez que se haya determinado la persona que gestionará la cuestión en el aula, el
momento para hacerlo debería ser lo antes posible tras el suicidio, para evitar la distorsión
del acontecimiento vivido. La comunicación con el alumnado será clara, empática,
permitirá la expresión emocional y atenderá al lenguaje no verbal.
Además, se deberán cuidar aspectos como:
• Sinceridad. Comunicar la realidad de lo que ha sucedido, eliminando la morbosidad y los
detalles escabrosos (por ejemplo, detalles sobre el lugar y método utilizado, cómo se
encontró, si ha dejado o no carta de despedida, etc..). Es decir, al igual que en las tentativas,
no dar detalles de lo sucedido. Eso sí, una cosa es no dar detalles y otra no reconocer la
gravedad del hecho de que se ha producido un suicidio, porque una información adecuada
evitará los rumores y su propagación. La actitud del profesorado debe ser de escucha
abierta, empática, comprensiva, sin juzgar y sin recurrir a estereotipos y tópicos.
Nos debemos centrar en el malestar, en el enorme sufrimiento que se siente para llegar al
suicidio, en las distorsiones que estos estados emocionales de malestar producen y en la
necesidad de pedir ayuda.
• Reflexionar sobre lo sucedido. Durante los días posteriores todo el equipo docente se ha
de involucrar. Hablar del suicidio es un proceso que no acaba tras ese primer día de tratar la
cuestión en clase, sino que en cualquier momento se puede interrumpir una clase para
seguir hablando de lo ocurrido, no únicamente en el momento en que se gestione. Si
durante el desarrollo de cualquier periodo lectivo de cualquier materia se detecta o percibe
por parte del profesorado alguna situación de conflicto, sería conveniente volver a hablar
con el alumnado.
Bibliografía
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Universidad Autónoma de Barcelona. Centro de Crisis de Barcelona.
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http://www.madrid.org/bvirtual/BVCM017853.pdf
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del suicidio en el entorno escolar.
Fleta Zaragozano, J. (2017). Autolesiones en la adolescencia: una conducta emergente.
Boletín de la Sociedad de Pediatría de Aragón, La Rioja y Soria, 47, 2.
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inmediata.
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Gobierno de Navarra (2014). Protocolo de colaboración interinstitucional. Prevención y
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Junta de Andalucía (2010). Guía sobre la prevención del suicidio para personas con
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Webgrafía
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LA BARANDILLA. La voz de la diversidad. https://www.labarandilla.org/telefono-contra-
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LA NIÑA AMARILLA. Asociación para la Prevención del Suicidio.
https://laninaamarilla.com/asociacion/
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PAPAGENO. Plataforma profesional de prevención de la conducta suicida.
http://papageno.es/
RED AIPIS. Asociación, Investigación, prevención e Intervención Conducta Suicida.
https://www.redaipis.org
TELÉFONO DE LA ESPERANZA. https://telefonodelaesperanza.org/prevencion-del-
suicidio
En, a, de de 20
D/Dª:
Firma:
REGISTRO DE ENTRADA RECEPCIÓN DIRECCIÓN CENTRO
EDUCATIVO
En, a, de de 20
LOCALIDAD Y PROVINCIA:
Correo electrónico:
CÓMO PREGUNTAR
Las preguntas se realizarán de forma oral y en un espacio adecuado que permita la privacidad y
contar con el tiempo necesario y suficiente para realizar la entrevista. Para lograr una buena
comunicación con el alumnado adolescente es necesario desterrar determinadas expresiones como
las siguientes:
“Tú tienes que…”. Ha de aprender a encontrar sus propias soluciones.
“Muchos a tu edad…”. Debemos aceptarlos tal como son.
“Cuando tenía tu edad…”. Así se provoca rivalidad. La opción correcta consiste en invitarle a
dialogar sobre el tema que consideramos problemático.
“Yo en tu lugar haría…”. Es preferible preguntar qué piensa hacer.
Las cuestiones deben plantearse de forma gradual, empezando desde las más generales para ir
especificando hasta profundizar en el tema con detalle y de forma abierta en los aspectos que
ayuden a valorar el riesgo suicida, pero evitando preguntas innecesarias y morbosas. En la
exploración de la ideación suicida es necesario observar la siguiente secuencia de preguntas, ya que
cuanto más planificada esté la idea suicida mayor es el riesgo de cometer suicidio:
“¿Cómo has pensado suicidarte? ¿Cuándo has pensado suicidarte? ¿Dónde has pensado hacerlo?
¿Por qué lo has pensado? ¿Para qué?”
QUÉ PREGUNTAR
PREGUNTAS INICIALES GENERALES sobre el estado mental, la esperanza, el futuro, (el
significado de) la vida. Algunos ejemplos:
“¿Cómo te encuentras en este momento?”
“¿Cómo ves el futuro? ¿Qué planes tienes para el futuro?”
“¿Piensas que la vida es demasiado complicada para ti? ¿Piensas que la vida no merece la pena?”
“¿Esperas que esto vaya a mejor?”
PREGUNTAS ESPECÍFICAS sobre pensamientos de planes suicidas. Algunos ejemplos:
“¿Alguna vez has pensado en la muerte, en querer acabar con tu vida? ¿Has pensado en hacerte
daño o suicidarte?”
“¿Has pensado en acabar con tu vida ahora? ¿Has considerado el suicidio?”
“¿Qué pensamientos has tenido? ¿Desde cuándo tienes esos pensamientos? ¿Has pensado mucho
en ello las últimas semanas?
¿Con qué frecuencia tienes estos pensamientos a lo largo del día?”
“¿Qué te hace pensar en el suicidio?”
“¿Tienes un plan específico en mente? ¿Cuál es tu plan? ¿Qué método habías pensado utilizar?
¿Has hecho preparativos?”
“¿Habías tenido antes estos pensamientos o sentimientos? ¿Qué los había provocado? ¿Has
intentado alguna vez acabar con tu vida?”
Adaptación de la Guía de recursos de intervención en la prevención de suicidio en entornos escolares de Euregenas y del Protocolo de
colaboración interinstitucional para la prevención y actuación ante conductas suicidas del Gobierno de Navarra.
Cuando lleguen la familia o representantes legales al centro deben ser atendidos en un entorno
confidencial, sin estar el/la menor, para explicarles lo ocurrido y los pasos a seguir. Preferiblemente,
deberían ser informados por el tutor o tutora y el orientador/a, además de alguna persona del Equipo
directivo.
Durante la entrevista debemos explicar los hechos y las actuaciones que se han realizado desde el
centro (si se ha llamado al centro de emergencias, por ejemplo). En todo momento hay que procurar
mantener la calma, ciñéndonos a los hechos, antes de ver a su hija/o. Evitaremos hacer juicios de
valor, ya que hay que informar y calmar, pero evitando frases del tipo: “Todo irá bien, no se
preocupen”.
Indicaremos que mantengan la calma ante su hija/o. Lo más importante es que se sienta apoyada/o,
no es el momento de hacer preguntas, de culpabilizar o de dramatizar. El alumno/a puede estar en
shock o en estado de ansiedad, por lo que hay que transmitirles que ya habrá tiempo para hablar
después de que haya sido atendido o atendida por el personal sanitario y que recibirán las pautas
necesarias.
COMUNICACIÓN CON LA FAMILIA ANTE UNA SITUACIÓN DE SOSPECHA DE RIESGO
DE IDEACIÓN SUICIDA
Si existe sospecha de ideación suicida, debemos concertar una visita con la familia o tutores/as
legales lo antes posible.
Cuando acuda la familia o tutores/as legales al centro deben ser recibidos en un entorno tranquilo y
confidencial. Preferiblemente, deberían estar presentes el tutor o tutora y el orientador/a.
Durante la entrevista les comunicaremos que se han observado cambios conductuales y/o
emocionales en el alumno/a, trasladaremos la información recogida en el Anexo II y contrastaremos
si estas observaciones coinciden con la información de la familia. Por ejemplo: “Os hemos llamado
porque llevamos observando unos cambios conductuales y/o emocionales en vuestra hija/o que
queremos compartir con vosotros/as y contrastar si las habéis observado en casa también.”
- Relataremos los factores de riesgo, de protección y las señales de alarma observadas en el centro.
- Informaremos de los pasos a dar a partir de este momento, según la valoración recogida en el
Anexo II: Entrevista con el pediatra, posibilidad de derivación a Salud Mental, a otros servicios
sociocomunitarios, etc.
- Solicitaremos su colaboración para realizar el seguimiento del caso y la necesaria coordinación
entre familia, centro escolar y profesional sanitario.
culpabilizar y sin alarmar. Mantener la calma, pero sin transmitir mensajes que minimicen la
gravedad de la situación. Informar, contrastar y dar pautas a seguir.