0076 - 2018-S1, 23 Mar, Derecho Al Debido Proceso
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SALA PRIMERA
Magistrada Relatora: MSc. Karem Lorena Gallardo Sejas
Acción de amparo constitucional
Expediente: 21492-2017-43-AAC
Departamento: La Paz
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conminándolos a vender sus propiedades bajo amenazas de ser revertidas
sus tierras a favor de la comunidad, porque serían de uso común.
Una vez cumplido el plazo señalado, fueron notificados con una nueva
Resolución de 9 de agosto de 2017, recordándoles el cumplimiento de dicho
plazo y otorgando uno nuevo de treinta días para ejecutar la sanción
asumida; además, los comunarios a la cabeza de los dirigentes, salieron en
marcha a la localidad de Chulumani el 6 de septiembre del mismo año,
exigiendo su expulsión, existiendo amenazas de destechar su casa el 13 del
mismo mes y año, cuando debía realizarse la inspección ocular dentro del
proceso por supuestos actos de violencia familiar y doméstica.
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I.1.3. Petitorio
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domicilio -por estudio- y siente preocupación ya que en cualquier momento
pueden ingresar a su domicilio y expulsar a sus familiares e incluso pueden sufrir
agresiones y lesiones; en consecuencia, pide se conceda la acción tutelar y se
anulen los Votos Resolutivos.
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usos y costumbres, respaldados por el Estatuto y Reglamento Interno,
derivándolo a la acción de amparo constitucional, pretendiendo anular las
decisiones asumidas conforme a sus atribuciones y competencias, siendo que
de acuerdo al art. 12.II de la Ley de Deslinde Jurisdiccional (LDJ), las
decisiones de las autoridades de la jurisdicción indígena originaria campesina
son irrevisables por la jurisdicción ordinaria; además, pide el cese de las
amenazas, siendo que éstas constituyen un delito de acción pública, al igual
que el tipo penal descrito en el art. 153 del Código Penal (CP) susceptible de
denuncia ante el Ministerio Público; y, xv) Los accionantes, pese al
vencimiento de los plazos establecidos, incumplieron las determinaciones
contenidas en el Voto Resolutivo y la Resolución posterior, mismas que no
fueron ejecutadas; consiguientemente, habría cesado la supuesta vulneración a
sus derechos y garantías, toda vez que siguen desempeñando libremente sus
actividades cotidianas en su hogar y en sus trabajos de agricultura,
persistiendo las amenazas contra la dirigencia para no cumplir con las
disposiciones dentro de la comunidad; no habiéndose agotado la
subsidiariedad pues la parte accionante no hizo uso de los recursos ordinarios;
en consecuencia, piden se deniegue la tutela solicitada, más el pago de costas
procesales, la reparación de gastos, daños y perjuicios calificables en ejecución
de la resolución.
I.2.4. Resolución
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demás accionantes, Ghilda, Raúl Darwin y Henry, todos Quisisani Almendra, a
efecto de la determinación de expulsión adoptada por la comunidad, máxime
cuando tampoco se presentó prueba que demuestre hechos contrarios a la
convivencia pacífica que debe tener cada ciudadano dentro de la comunidad, toda
vez que, la determinación de expulsión es una medida extrema, con los
siguientes argumentos: a) Conforme el art. 3 de la CPE, la comunidad de
Yabalo se halla reconocida por dicha norma, y por ende se entiende que
también lo está su estructura interna, que se rige por su Estatuto Orgánico y
Reglamento Interno, aspecto que condice con lo establecido por el art. 410 de
la Norma Suprema; b) Revisado y compulsado el Voto Resolutivo de 3 de
mayo de 2017, se tiene que el mismo fue adoptado conforme a los parámetros
normativos internos que rigen la convivencia dentro la comunidad; además,
teniendo en cuenta los principios constitucionales contenidos en el art. 8 de la
misma norma constitucional, no se puede pretender convivir en un Estado
pacifista si entre nosotros no aprendemos a respetarnos, a vivir conforme a los
principios morales y éticos dejados por nuestros antepasados y reconocidos
por nuestra Constitución Política del Estado; c) De la prueba presentada por
los propios accionantes, se tienen antecedentes sobre violencia física y
psicológica entre los mismos integrantes de su familia, quienes no
comprendieron el alcance normativo constitucional que obliga a respetarnos y
a proporcionarnos buen trato, pues se profirieron agresiones físicas del padre
hacia la madre, del hijo hacia la madre, de los sobrinos a los tíos, de los nietos
a la abuela y viceversa, aspectos respaldados con documentación, consistente
en certificados médico forenses, copias legalizadas de denuncias policiales y
fotografías de lesiones, las mismas que ocasionaron la adopción de la medida
de expulsión por parte del Sindicato Agrario de la comunidad y que revisado el
Voto Resolutivo de 3 de mayo de 2017, se tiene que esa decisión no emanó
únicamente de los dirigentes, sino que fue aprobada por la Asamblea
General -conformada- por miembros afiliados de la comunidad, por lo que
dicha Resolución tiene legitimidad, pues obedeció a la normativa plasmada
en su Estatuto Interno, al haberse calificado tales hechos como muy graves
y al tener una conducta reiterada de violencia ejercida entre sí mismos; d)
De la prueba presentada por los demandados, consistente en el libro de actas,
se tiene un primer antecedente de Raúl Quisisani Mamani de 5 de junio de
1985, que en completo estado de ebriedad disparó reiteradas veces su arma
de fuego, poniendo en peligro a su familia y la comunidad, habiéndose
comprometido a que en caso de reincidencia sería pasible a una multa; esta
primera acta demuestra de forma inequívoca que éste siempre reconoció la
jurisdicción y competencia de las autoridades de su comunidad, caso contrario
nunca se hubiera afiliado, ni hubiera suscrito las actas de buena conducta,
aceptando multas en caso de reincidencia, relacionados con malos tratos hacia
su esposa, agresiones físicas y verbales contra su madre y sus tíos; e)
Asimismo, se tiene un certificado médico forense que hace referencia a que
Mariluz Quisisani Almendra hubiera sufrido intento de violación de parte de
Raúl Quisisani Mamani; de igual forma se tienen denuncias por agresiones
físicas, y pese a que se adoptaron compromisos hicieron caso omiso de los
mismos, habiendo asumido la misma conducta sus hijos, quienes al ver que su
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progenitor no respeta los usos y costumbres, tampoco respetaron ni procuran
una pacífica convivencia con los demás miembros de la comunidad, tales
apreciaciones de manera alguna constituyen un juzgamiento con fundamento
en la norma sustantiva penal y con arreglo al procedimiento ordinario
establecido para su procesamiento, máxime cuando únicamente se procedió a
realizar una valoración objetiva de los fundamentos contenidos en el referido
Voto Resolutivo, en el que no se evidencia que hubieran subsumido las
conductas de los accionantes en ningún tipo penal, habiéndose circunscrito su
decisión sólo a los antecedentes plasmados en los libros de actas desde el año
1985 a la fecha; f) Si bien el Voto Resolutivo es legítimo; empero, las
conductas son personalísimas, vale decir que en el caso concreto del menor
de edad, no se le puede aplicar sanción por hechos que no fueron cometidos
por su persona, pues no es de quien se describen los actos reprochados por
la comunidad y que constan en las actas; por lo que el Voto Resolutivo debió
diferenciar los hechos cometidos por algunos de los accionantes, respecto de la
situación del menor que nada tiene que ver con los mismos; g) Similar lógica
debe ocurrir con las accionantes Ghilda y María Cecilia Quisisani Almendra,
quienes no figuran en el libro de actas como infractoras; empero, en el caso
que se analiza, la adopción de la medida de expulsión en relación a los otros
accionantes, ameritó una decisión legítima de la comunidad Yabalo en atención
a su ordenamiento interno y a sus usos y costumbres, de tal forma que la
misma no puede ser entendida como arbitraria, toda vez que, a ese efecto se
presentaron los antecedentes que motivaron esa decisión; h) Asimismo, de la
intervención del patrocinante de los accionantes, se tiene que los demandados
otorgaron un plazo para que los ahora accionantes dejen la comunidad,
inclusive se prorrogó el mismo por treinta días; sin embargo, a efectos de su
ejecución y cumplimiento no se adoptaron medidas de hecho, por cuanto la
parte accionante no demostró que los demandados de forma material y
objetiva hubieran pretendido desalojarlos mediante el uso de la fuerza, por el
contrario, se tiene que los accionantes continúan en la comunidad, realizando
sus actividades agrícolas con normalidad, a tal efecto la conculcación de su
derecho a la libertad de residencia no fue probada en forma debida; i) De la
prueba presentada, se tiene que los actos de agresiones físicas y verbales
dentro de la familia Quisisani Almendra y Quisisani Mamani, ocasionaron la
medida adoptada en el Voto Resolutivo, no habiéndose demostrado de forma
idónea que el Sindicato Agrario vulneró su derecho a la defensa, máxime
cuando el accionante Raúl Quisisani Mamani acudió en reiteradas ocasiones a
presentar denuncias ante la Policía Boliviana por agresiones físicas ocurridas
dentro su entorno familiar, y el hecho de que la jurisdicción ordinaria a través
del Fiscal de Materia adscrito a Chulumani no hubiera investigado tales hechos,
se debe a que los propios accionantes no hubieran efectuado el seguimiento
ante esa instancia, la falta de resultados se debe a su propia inoperancia, toda
vez que no fueron los dirigentes los que impidieron ejercitar su derecho de
accionar en la vía penal conforme el Código de Procedimiento Penal; y, j)
Conforme el acta de aclaración de 4 de enero de 2017, presentado por el
Sindicato Agrario, tampoco resulta evidente la vulneración del derecho a la
propiedad privada, pues su trámite de titulación fue ingresado ante el INRA, a
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efectos de que se concrete su titulación, documentación que desvirtúa
objetivamente lo manifestado por los accionantes al respecto, en mérito a lo
cual, se tiene que con el Voto Resolutivo no intentaron despojarle de su
propiedad privada, a cuyo efecto se les concedió un plazo para que puedan
realizar actos de disposición de los mismos y que sólo en caso de
desobediencia se revertiría a la comunidad para uso común.
II. CONCLUSIONES
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De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en expediente, se
establece lo siguiente:
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II.3. Consta la Resolución de 9 de agosto de 2017, emitida en Asamblea
Ordinaria de la comunidad, suscrita por los miembros del Directorio, ahora
demandados, así como por Miriam Arrascayta Iriondo, Secretaria General
de Mujeres de Exaltación Laza, ahora tercera interesada, junto a
comunarios, en la que consta que en virtud al Voto Resolutivo de 3 de
mayo del mismo año, recordaron a los accionantes, que el plazo se venció,
por lo que concedieron treinta días para dar cumplimiento a la sanción
extrema determinada por la comunidad (fs. 13 y 189).
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en las guerras del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y
territorio, y con la memoria de nuestros mártires, construimos un nuevo
Estado’, puesto que identifica lo plural, como característica distintiva con
relación a otros modelos de Estado, cuya finalidad consiste no sólo en
reconocer la diversidad de culturas en nuestro país, sino ante todo hacer
efectiva su incorporación y participación efectiva en el marco de la
igualdad en la estructura y organización del Estado.
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Lo que nos permite concluir que en el marco pluralismo jurídico y dada
la igualdad jerárquica de las jurisdicciones ordinaria e indígena originaria
campesina sus sistemas de justicia están sometidas al control de
constitucionalidad ejercido por el Tribunal Constitucional Plurinacional,
dando lugar a un control plural de constitucionalidad” (lo resaltado fue
añadido).
Los principios y valores que guían la convivencia comunitaria son las que
están enunciadas en el art. 8 de la CPE, que prescribe: “I. El Estado
Asume y promueve como principios éticos morales de la sociedad plural:
ama qhilla, ama llulla, ama sua (no seas flojo, no sean mentiroso ni seas
ladron), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko
Kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o
vida noble). II. El Estado se sustenta en los valores de unidad, igualdad,
inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto,
complementariedad, armonía transparencia, equilibrio, igualdad de
oportunidades, equidad social y de género en la participación, bienestar
común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de
los productos y bienes sociales para vivir bien”.
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de las culturas foráneas occidentales que ocasionaron la pérdida de los
mismos, sustentadas en el equilibrio y la armonía entre los habitantes de
una nación o pueblo indígena originario campesino.
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interpretación efectuada por este órgano’ (…) (En similar sentido, la SCP
2448/2012 de 22 de noviembre).
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acuerdo a su crecimiento y desarrollo de su personalidad, asumen
progresivamente derechos y obligaciones.
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Conforme los criterios jurisprudenciales descritos en líneas precedentes,
se tiene que la defensa y protección de los derechos de los menores, no
solamente es exigible en las instancias de la jurisdicción ordinaria, sino
también lo es en el ámbito de la JIOC, tomando en cuenta que uno de
los límites de esta conforme al art. 190.II de la CPE, es precisamente la
vigencia y respeto a los derechos fundamentales y con mayor razón los
derechos correspondientes a los menores y de sus madres por
pertenecer ambos a grupos de población vulnerable que necesita de una
protección favorable y reforzada en todas las jurisdicciones
constitucionalmente reconocidas, la misma que debe ser analizado
cuidadosamente por las autoridades de la JIOC de acuerdo a sus normas
y procedimientos propios, sobre todo cuando se trata de imponer las
máximas sanciones.
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organización de la comunidad bajo la forma de sindicato, empero ello no
define la existencia de dicha comunidad como pueblo o nación indígena
originario campesino. En consecuencia, la personería jurídica no
constituye requisito habilitante para el ejercicio de derechos como pueblos
y naciones indígena originario campesinos, debido a que el ejercicio de
sus derechos no depende del reconocimiento que haga el Estado de su
condición de sujetos de derechos preexistente a la estructura estatal; de
ahí que, sus sistemas de organización sea política, religiosa, cultural e
incluso su sistema jurídico no requiere de ese requisito ni tampoco contar
con un cuerpo normativo que establezca procedimientos o tipifique
conductas como si se tratara de un sistema jurídico positivo, estático y
escrito con fases procesales definidas. Al contrario, si bien los NPIOC
cuentan con Estatutos y Reglamentos, como en el caso presente, empero
ello se hizo como una exigencia para la obtención de personería jurídica y
no como cuerpo legal al que se tengan que sujetar dejando de lado su
sistema jurídico propio y el ejercicio de su justicia a través de lo que en su
momento fueran sus usos y costumbres, ahora normas y procedimientos
propios.
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actas de buena conducta, de denuncias de agresión en algunos casos
físicas, de reunión ordinaria para tratar el “problema de Raúl Quisisani”,
que datan desde 1985 a 2017 suscritas ante los Secretarios de Justicia y
General, respectivamente, de la comunidad Yabalo del cantón Laza
provincia Sud Yungas del departamento de La Paz (fs. 192 a 234), que
denotan el reconocimiento de la JIOC que cuenta con autoridades que
conocen y resuelven los problemas o conflictos suscitados entre los
miembros de la comunidad, develando a su vez, la existencia de un
sistema jurídico propio, al cual los accionantes se sometieron sin realizar
observación alguna.
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inmuebles, al contrario se les concedió un plazo para que ellos dispongan
de los mismos, que inicialmente fue de noventa días y luego treinta.
Asumiendo este Tribunal que los accionantes no fueron despojados de
sus bienes, de ahí que no se conculcó el citado derecho.
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presente caso a criterio de este Tribunal no se vulneraron los derechos
invocados como infringidos.
POR TANTO
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fundamentos expuestos en el presente fallo constitucional; y,
2º. DENEGAR la tutela con relación a Raúl Quisisani Mamani y Carlos Leonardo,
Guilda, Raúl Darwin, Henry y María Cecilia, todos de apellido Quisisani
Almendra
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