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0076 - 2018-S1, 23 Mar, Derecho Al Debido Proceso

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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0076/2018-S1

Sucre, 23 de marzo de 2018

SALA PRIMERA
Magistrada Relatora: MSc. Karem Lorena Gallardo Sejas
Acción de amparo constitucional

Expediente: 21492-2017-43-AAC
Departamento: La Paz

En revisión la Resolución 01/2017 de 5 de octubre, cursante de fs. 288 a 295 vta.


pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por
Raúl Quisisani Mamani, Eusebia Almendra Luna por sí y en representación
de su hijo menor AA; Carlos Leonardo, Ghilda, Raúl Darwin, Henry y María
Cecilia, todos Quisisani Almendra contra Felisidad Arrascayta Ugarte,
Secretaria General; Luis Lázaro Quispe Acaguana, Secretario de
Relaciones y Justicia; Dora Salazar Acuña, Vocal; María Vera Pinedo,
Secretaria de Deporte; Casimira Calle Mamani, Secretaria de Vialidad y
Maribel Mamani Quispe, Secretaria de Actas, todos miembros del
Directorio del Sindicato Agrario de la comunidad Yabalo, municipio de
Irupana, provincia Sud Yungas del departamento de La Paz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la acción

Por memoriales presentados el 12 y 18 de septiembre de 2017, cursantes de


fs. 59 a 64 vta.; y, fs. 67 a 69 vta., respectivamente, los accionantes
expresan lo siguiente:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El Directorio del Sindicato Agrario de la comunidad Yabalo, perteneciente al


municipio de Irupana, provincia Sud Yungas del departamento de La Paz, en
coordinación con sus bases, aprovechando que de forma anterior los
desafiliaron, emitieron Voto Resolutivo de 3 de mayo de 2017, por el que
resolvieron de forma arbitraria e ilegal, su expulsión definitiva, obligándolos a
abandonar la referida comunidad en el plazo de noventa días y

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conminándolos a vender sus propiedades bajo amenazas de ser revertidas
sus tierras a favor de la comunidad, porque serían de uso común.

En varios de los considerandos, se afirmó que serían una amenaza para la


comunidad y que supuestamente maltrataron a la madre de Raúl Quisisani
Mamani, sin comprobar tales afirmaciones y si bien algunos -de los
accionantes- están siendo procesados por supuestos actos de violencia
intrafamiliar; empero, se encuentra en etapa de investigación preliminar, no
pudiendo afirmarse que fueron los autores de las supuestas agresiones para
imponer sanciones sin que exista sentencia ejecutoriada; así como tampoco
se tiene sentencia respecto a las aparentes denuncias de amenazas de
muerte contra sus vecinos.

Una vez cumplido el plazo señalado, fueron notificados con una nueva
Resolución de 9 de agosto de 2017, recordándoles el cumplimiento de dicho
plazo y otorgando uno nuevo de treinta días para ejecutar la sanción
asumida; además, los comunarios a la cabeza de los dirigentes, salieron en
marcha a la localidad de Chulumani el 6 de septiembre del mismo año,
exigiendo su expulsión, existiendo amenazas de destechar su casa el 13 del
mismo mes y año, cuando debía realizarse la inspección ocular dentro del
proceso por supuestos actos de violencia familiar y doméstica.

Asimismo, refieren que los problemas se originaron a raíz de que Eusebia


Almendra Luna denunció agresiones físicas y supuesta violación de su hija y
nieta ante las autoridades correspondientes.

Finalmente indican que, se pudo establecer que el Directorio demandado no


tiene jurisdicción ni competencia para determinar la expulsión de ningún
ciudadano, de ordenar la venta de propiedades o la reversión de sus tierras,
al no ser autoridades jurisdiccionales ni indígenas originarias campesinas que
tengan esa jurisdicción y competencia para sancionar; además la reversión le
compete al Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) mediante un
procedimiento administrativo y no al Sindicato demandado; asimismo, el 6 de
septiembre de 2017, con la intención de despojarlos -de su inmueble-,
algunos pobladores en complicidad con autoridades de la comunidad,
ingresaron a su domicilio a sustraer coca seca y tres redes de coca, y al verse
sorprendidos huyeron del lugar, depositando luego lo robado en la policía,
pretendiendo camuflar el allanamiento.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

Los accionantes denuncian la vulneración de sus derechos a la libertad de


residencia y permanencia en cualquier parte del país, a la defensa, al debido
proceso, a ser oído por una autoridad competente, independiente e
imparcial, a la presunción de inocencia y a la propiedad privada, citando al
efecto los arts. 21.7, 56.I y II, 115.II y 120.I de la Constitución Política del
Estado (CPE).

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I.1.3. Petitorio

Solicitan se conceda la tutela impetrada, disponiendo lo siguiente: a) La nulidad


de la Resolución de 3 de mayo de 2017, emitida por la comunidad Yabalo; b) La
nulidad de la Resolución de 9 de agosto del mismo año, emitida por la misma
comunidad; c) El cese de la amenaza de expulsión, de la conminatoria de venta
de las propiedades privadas y la amenaza de reversión de tierras a favor de la
referida comunidad; d) El pago de costas procesales; y, e) El resarcimiento de
daños.

I.2. Audiencia y Resolución de la Jueza de garantías

La audiencia pública se realizó el 5 de octubre de 2017, según consta en el


acta cursante de fs. 283 a 287 vta., produciéndose los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

La parte accionante, a través de su abogado ratificó íntegramente los términos


de su demanda tutelar y ampliándola en audiencia, señaló que, el primer Voto
Resolutivo, jamás les fue notificado personalmente, sino que fue difundido por la
Radio Yungas, donde Raúl Quisisani Mamani fue a solicitar que le den una copia
del mismo; en cuanto al segundo Voto Resolutivo, éste recién fue pegado en la
puerta del domicilio del accionante mencionado.

En audiencia, la Defensoría de la Niñez y Adolescencia -del Gobierno Autónomo


Municipal de Irupana-, en representación del menor AA, manifestó que: 1) Se
emitió un Voto Resolutivo determinando la expulsión de los accionantes, siendo
uno de ellos un menor de quince años; además, se indica que Raúl Quisisani
Mamani constituye una amenaza para la comunidad y no se aclara si el menor
también lo es; 2) Se hace referencia que hubo violencia física y psicológica contra
la abuela del menor, pero no se menciona si esos actos también fueron proferidos
por el menor; 3) En el Voto Resolutivo se justifica la expulsión por los problemas
con los vecinos, pero no señalan si el menor fue parte de esos problemas, y si así
fuese, en que calidad estuvo relacionado; 4) Si bien el menor estudia en la
comunidad de Irupana, ello no es obstáculo para que pueda apersonarse los fines
de semana para compartir con sus familiares; 5) Por los hechos denunciados se
advierte la vulneración de los derechos y garantías del menor, establecidos en el
Código Niña, Niño y Adolescente -Ley 548 de 17 de julio de 2014-, el cual refiere
que los menores de edad también pueden ser oídos ante la emisión de cualquier
resolución; es más, en la eventualidad de que si se habría cumplido esa
determinación tendría que haber soportado la expulsión; 6) Los dirigentes
demandados no pueden investigar, juzgar y castigar a menores de edad, siendo
esa función exclusiva de las autoridades correspondientes; y, 7) Se vulneró su
derecho a su desarrollo integral, pues en una entrevista refirió que se apersona a
la comunidad y tiene apego con su madre, pues se ausenta cinco días de su

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domicilio -por estudio- y siente preocupación ya que en cualquier momento
pueden ingresar a su domicilio y expulsar a sus familiares e incluso pueden sufrir
agresiones y lesiones; en consecuencia, pide se conceda la acción tutelar y se
anulen los Votos Resolutivos.

I.2.2. Informe de las personas demandadas

Felisidad Arrascayta Ugarte, Secretaria General; Luis Lázaro Quispe Acaguana,


Secretario de Relaciones y Justicia; Dora Salazar Acuña, Vocal; María Vera Pinedo,
Secretaria de Deporte; Casimira Calle Mamani, Secretaria de Vialidad; y, Maribel
Mamani Quispe, Secretaria de Actas, todos miembros de la Directiva del Sindicato
Agrario de la comunidad Yabalo, ahora demandados, mediante informe escrito
cursante de fs. 238 a 247 vta. y en audiencia a través de su abogado, indicaron lo
siguiente: i) Los accionantes omiten hacer mención que son sujetos de derecho
y se encuentran regulados internamente por el Estatuto Orgánico y el
Reglamento Interno de la comunidad; ii) Se señala que existieron robos en la
comunidad, que fueron denunciados ante la Policía de Irupana, respecto de los
cuales deberían aperturarse un proceso ante la Fiscalía; iii) La parte
accionante no menciona que existen pruebas fehacientes que demuestran
conductas indecorosas y reprochables; iv) Refieren ser propietarios de un
inmueble respecto del cual no cursa un folio real, titulo ejecutorial ni una
resolución suprema; además, indican que serían poseedores de predios
ubicados en la comunidad de Yabalo, sin demostrar derecho propietario y de
que viven en dicha comunidad hace más de cuarenta años; v) La
documentación presentada en respaldo de la acción tutelar no fue
fundamentada ni individualizada en relación a la vulneración -de derechos- y
el tipo de amenaza que les proferiría, así como cuál es la consecuencia lógica
que tuvo el Voto Resolutivo y la Resolución; vi) Los accionantes expusieron
hechos subjetivos, que a consecuencia de su conducta no merecieron
ejecución, siendo los dirigentes de la comunidad amedrentados, amenazados
y perjudicados en sus funciones y competencias; vii) La comunidad cuenta
con Estatuto y Reglamento Interno, y es sujeto de derechos y obligaciones
como personas colectivas, pudiendo los dirigentes por medio de sus normas
internas administrar justicia, estando facultados para “autodeterminar” cierto
tipo de conductas, que ante todo busca la paz social interna, enmarcando sus
funciones a regular la conducta de sus habitantes a efectos de que puedan
cumplir la norma y desarrollen la vecindad armoniosa entre sus afiliados y
cumplan las decisiones emanadas de sus órganos de gobierno; viii) La
comunidad por intermedio de sus dirigentes, tienen todas las facilidades y
atribuciones de administrar justicia e imponer sanciones leves, graves y muy
graves de acuerdo a su Estatuto, habiéndose emitido un Voto Resolutivo el 3
de mayo de 2017, que indica que los accionantes constituyen una amenaza
para la comunidad tras múltiples problemas, se puso en conocimiento de otras
sub centrales; además, se hizo referencia a la violencia psicológica que data
desde hace tiempo en contra de la madre de Raúl Quisisani Mamani,
ocasionándole agresiones a esta persona de la tercera edad, sumándose su
esposa y sus hijos; asimismo, se consignó que con falsas acusaciones en un
medio televisivo los accionantes mellaron a la comunidad y que éstos tienen
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constantes problemas con los vecinos, quienes junto con sus dirigentes fueron
amenazados de muerte, especialmente por Carlos Leonardo Quisisani
Almendra, ocasionando que los dirigentes pierdan tiempo en sus rencillas en
lugar de hacer gestión; así también se hizo constar que se les dio más de una
oportunidad para que depongan esas actitudes, por lo que se dispuso su
expulsión de la comunidad; ix) Pasaron cinco meses desde que se emitió el
Voto Resolutivo y los accionantes no cumplieron el mismo, de modo que se
emitió una Resolución el 9 de agosto de 2017, por la cual se les concede
treinta días para cumplir la sanción aplicada y ya pasaron cuarenta y cinco
días, encontrándose la dirigencia atada de brazos al no poder ejecutar la
decisión porque las amenazas de los accionantes son latentes, lo que
demuestra que no quieren cumplir el Estatuto; x) El accionante Raúl Quisisani
Mamani se afilió a la comunidad en 1985 y no así en 1967 como asevera,
según las fotocopias del control de asistencia de nuevos afiliados; xi) Como
antecedentes que derivaron en el Voto Resolutivo, desde el año 1985, entre
otros, se tiene el libro de actas que indica un asunto de Raúl Quisisani Mamani
por tenencia de arma de fuego; otro, donde él y su esposa suscriben un acta
de buena conducta a fin de evitar problemas sociales y no proferirse malos
tratos, además incumplió el primer acta pues hubo una denuncia por haber
hecho uso de su arma de fuego poniendo en peligro a los comunarios, sin
tener autorización para su porte; hubo otra denuncia presentada por Eduarda
Mamani Platero sobre robo de dineros por parte de “sus hijos”, firmándose
acta de buena conducta y se fijó sanciones que fueron incumplidas; existe un
acta de “faltamiento” que señala problemas del mencionado accionante con
sus hermanos, reconociendo éste los malos tratos y agresiones físicas hacia su
madre y en la misma reunión con los dirigentes intentó agredirla a ella y a sus
hermanos, amenazándolos a todos con su arma de fuego; de igual manera
cursa un acta por un cruce de palabras con un comunario, cuya acta de arreglo
no fue firmada por el ahora accionante; así también, se tiene una denuncia
presentada por la madre del prenombrado, por agresiones a ella y sus otros
hijos; asimismo, existen denuncias contra Carlos Leonardo Quisisani Almendra,
por amenazas de agresión y muerte, quien además tendría antecedentes
policiales; del mismo modo, se tiene un certificado médico legal que indica que
la menor AA sufrió intento de violación mientras dormía, hecho del
que fue sindicado como autor su padre Raúl Quisisani Mamani. Toda la
prueba refuerza y fue el desencadenante para la decisión de expulsión asumida
por la dirigencia de la comunidad de Yabalo, contenida en el Voto Resolutivo y
la Resolución mencionada, a efectos de que los accionantes salgan de la
comunidad; xii) Los accionantes presentaron copias de certificados médico
forense respecto a las lesiones sufridas entre familiares e insultos, sobre las
que no tuvo nada que ver la dirigencia; además de constancias de denuncias
con personas ajenas a la comunidad y fotografías de una señora agarrando
un palo que no es demandada dentro de esta acción de defensa ni es
dirigente; xiii) Existe una denuncia contra la Secretaria General y el
Secretario de Justicia de la Directiva, por el supuesto delito de robo, el mismo
que se halla a cargo de la Policía y la Fiscalía; xiv) La parte accionante
pretende forzar cierto tipo de conductas que tomó la dirigencia dentro de sus

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usos y costumbres, respaldados por el Estatuto y Reglamento Interno,
derivándolo a la acción de amparo constitucional, pretendiendo anular las
decisiones asumidas conforme a sus atribuciones y competencias, siendo que
de acuerdo al art. 12.II de la Ley de Deslinde Jurisdiccional (LDJ), las
decisiones de las autoridades de la jurisdicción indígena originaria campesina
son irrevisables por la jurisdicción ordinaria; además, pide el cese de las
amenazas, siendo que éstas constituyen un delito de acción pública, al igual
que el tipo penal descrito en el art. 153 del Código Penal (CP) susceptible de
denuncia ante el Ministerio Público; y, xv) Los accionantes, pese al
vencimiento de los plazos establecidos, incumplieron las determinaciones
contenidas en el Voto Resolutivo y la Resolución posterior, mismas que no
fueron ejecutadas; consiguientemente, habría cesado la supuesta vulneración a
sus derechos y garantías, toda vez que siguen desempeñando libremente sus
actividades cotidianas en su hogar y en sus trabajos de agricultura,
persistiendo las amenazas contra la dirigencia para no cumplir con las
disposiciones dentro de la comunidad; no habiéndose agotado la
subsidiariedad pues la parte accionante no hizo uso de los recursos ordinarios;
en consecuencia, piden se deniegue la tutela solicitada, más el pago de costas
procesales, la reparación de gastos, daños y perjuicios calificables en ejecución
de la resolución.

I.2.3. Intervención de los terceros interesados

Miriam Arrascayta Iriondo, Secretaria General de Mujeres y Hugo Condori


Ramírez, Secretario General, ambos de la Central Exaltación Laza ahora
terceros interesados, intervinieron mediante informe escrito presentado
conjuntamente con los demandados.

Alberto Mamani Condori, Secretario General de la Sub Central 10 de diciembre


de la Central Exaltación Laza, no se hizo presente en audiencia, ni presentó
informe alguno, pese a su notificación de fs. 153.

I.2.4. Resolución

La Jueza Pública Mixta de Familia, de la Niñez y Adolescencia e Instrucción Penal


Primero de Chulumani del departamento de La Paz, constituida en Jueza de
garantías, mediante Resolución 01/2017 de 5 de octubre, cursante de fs. 288 a
295 vta., denegó la tutela solicitada por Raúl Quisisani Mamani, Eusebia
Almendra Luna y Carlos Leonardo Quisisani Almendra; y, concedió la misma
respecto al menor AA, a tal efecto los miembros del Sindicato Agrario de la
comunidad Yabalo, mediante resolución a ser considerada en magna asamblea de
afiliados, deberán aclarar la situación del menor que nada tiene que ver con los
hechos realizados por sus padres y hermanos, en virtud a que el Estado debe
tutelar los derechos de todos los menores de edad, ya que ellos no pueden ser
responsables por las acciones y actitudes de terceras personas, a ese efecto dicha
aclaración deberá realizársela en un plazo no superior de diez días; sugiriendo al
Sindicato Agrario de la mencionada comunidad, revisar la situación respecto a los

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demás accionantes, Ghilda, Raúl Darwin y Henry, todos Quisisani Almendra, a
efecto de la determinación de expulsión adoptada por la comunidad, máxime
cuando tampoco se presentó prueba que demuestre hechos contrarios a la
convivencia pacífica que debe tener cada ciudadano dentro de la comunidad, toda
vez que, la determinación de expulsión es una medida extrema, con los
siguientes argumentos: a) Conforme el art. 3 de la CPE, la comunidad de
Yabalo se halla reconocida por dicha norma, y por ende se entiende que
también lo está su estructura interna, que se rige por su Estatuto Orgánico y
Reglamento Interno, aspecto que condice con lo establecido por el art. 410 de
la Norma Suprema; b) Revisado y compulsado el Voto Resolutivo de 3 de
mayo de 2017, se tiene que el mismo fue adoptado conforme a los parámetros
normativos internos que rigen la convivencia dentro la comunidad; además,
teniendo en cuenta los principios constitucionales contenidos en el art. 8 de la
misma norma constitucional, no se puede pretender convivir en un Estado
pacifista si entre nosotros no aprendemos a respetarnos, a vivir conforme a los
principios morales y éticos dejados por nuestros antepasados y reconocidos
por nuestra Constitución Política del Estado; c) De la prueba presentada por
los propios accionantes, se tienen antecedentes sobre violencia física y
psicológica entre los mismos integrantes de su familia, quienes no
comprendieron el alcance normativo constitucional que obliga a respetarnos y
a proporcionarnos buen trato, pues se profirieron agresiones físicas del padre
hacia la madre, del hijo hacia la madre, de los sobrinos a los tíos, de los nietos
a la abuela y viceversa, aspectos respaldados con documentación, consistente
en certificados médico forenses, copias legalizadas de denuncias policiales y
fotografías de lesiones, las mismas que ocasionaron la adopción de la medida
de expulsión por parte del Sindicato Agrario de la comunidad y que revisado el
Voto Resolutivo de 3 de mayo de 2017, se tiene que esa decisión no emanó
únicamente de los dirigentes, sino que fue aprobada por la Asamblea
General -conformada- por miembros afiliados de la comunidad, por lo que
dicha Resolución tiene legitimidad, pues obedeció a la normativa plasmada
en su Estatuto Interno, al haberse calificado tales hechos como muy graves
y al tener una conducta reiterada de violencia ejercida entre sí mismos; d)
De la prueba presentada por los demandados, consistente en el libro de actas,
se tiene un primer antecedente de Raúl Quisisani Mamani de 5 de junio de
1985, que en completo estado de ebriedad disparó reiteradas veces su arma
de fuego, poniendo en peligro a su familia y la comunidad, habiéndose
comprometido a que en caso de reincidencia sería pasible a una multa; esta
primera acta demuestra de forma inequívoca que éste siempre reconoció la
jurisdicción y competencia de las autoridades de su comunidad, caso contrario
nunca se hubiera afiliado, ni hubiera suscrito las actas de buena conducta,
aceptando multas en caso de reincidencia, relacionados con malos tratos hacia
su esposa, agresiones físicas y verbales contra su madre y sus tíos; e)
Asimismo, se tiene un certificado médico forense que hace referencia a que
Mariluz Quisisani Almendra hubiera sufrido intento de violación de parte de
Raúl Quisisani Mamani; de igual forma se tienen denuncias por agresiones
físicas, y pese a que se adoptaron compromisos hicieron caso omiso de los
mismos, habiendo asumido la misma conducta sus hijos, quienes al ver que su

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progenitor no respeta los usos y costumbres, tampoco respetaron ni procuran
una pacífica convivencia con los demás miembros de la comunidad, tales
apreciaciones de manera alguna constituyen un juzgamiento con fundamento
en la norma sustantiva penal y con arreglo al procedimiento ordinario
establecido para su procesamiento, máxime cuando únicamente se procedió a
realizar una valoración objetiva de los fundamentos contenidos en el referido
Voto Resolutivo, en el que no se evidencia que hubieran subsumido las
conductas de los accionantes en ningún tipo penal, habiéndose circunscrito su
decisión sólo a los antecedentes plasmados en los libros de actas desde el año
1985 a la fecha; f) Si bien el Voto Resolutivo es legítimo; empero, las
conductas son personalísimas, vale decir que en el caso concreto del menor
de edad, no se le puede aplicar sanción por hechos que no fueron cometidos
por su persona, pues no es de quien se describen los actos reprochados por
la comunidad y que constan en las actas; por lo que el Voto Resolutivo debió
diferenciar los hechos cometidos por algunos de los accionantes, respecto de la
situación del menor que nada tiene que ver con los mismos; g) Similar lógica
debe ocurrir con las accionantes Ghilda y María Cecilia Quisisani Almendra,
quienes no figuran en el libro de actas como infractoras; empero, en el caso
que se analiza, la adopción de la medida de expulsión en relación a los otros
accionantes, ameritó una decisión legítima de la comunidad Yabalo en atención
a su ordenamiento interno y a sus usos y costumbres, de tal forma que la
misma no puede ser entendida como arbitraria, toda vez que, a ese efecto se
presentaron los antecedentes que motivaron esa decisión; h) Asimismo, de la
intervención del patrocinante de los accionantes, se tiene que los demandados
otorgaron un plazo para que los ahora accionantes dejen la comunidad,
inclusive se prorrogó el mismo por treinta días; sin embargo, a efectos de su
ejecución y cumplimiento no se adoptaron medidas de hecho, por cuanto la
parte accionante no demostró que los demandados de forma material y
objetiva hubieran pretendido desalojarlos mediante el uso de la fuerza, por el
contrario, se tiene que los accionantes continúan en la comunidad, realizando
sus actividades agrícolas con normalidad, a tal efecto la conculcación de su
derecho a la libertad de residencia no fue probada en forma debida; i) De la
prueba presentada, se tiene que los actos de agresiones físicas y verbales
dentro de la familia Quisisani Almendra y Quisisani Mamani, ocasionaron la
medida adoptada en el Voto Resolutivo, no habiéndose demostrado de forma
idónea que el Sindicato Agrario vulneró su derecho a la defensa, máxime
cuando el accionante Raúl Quisisani Mamani acudió en reiteradas ocasiones a
presentar denuncias ante la Policía Boliviana por agresiones físicas ocurridas
dentro su entorno familiar, y el hecho de que la jurisdicción ordinaria a través
del Fiscal de Materia adscrito a Chulumani no hubiera investigado tales hechos,
se debe a que los propios accionantes no hubieran efectuado el seguimiento
ante esa instancia, la falta de resultados se debe a su propia inoperancia, toda
vez que no fueron los dirigentes los que impidieron ejercitar su derecho de
accionar en la vía penal conforme el Código de Procedimiento Penal; y, j)
Conforme el acta de aclaración de 4 de enero de 2017, presentado por el
Sindicato Agrario, tampoco resulta evidente la vulneración del derecho a la
propiedad privada, pues su trámite de titulación fue ingresado ante el INRA, a

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efectos de que se concrete su titulación, documentación que desvirtúa
objetivamente lo manifestado por los accionantes al respecto, en mérito a lo
cual, se tiene que con el Voto Resolutivo no intentaron despojarle de su
propiedad privada, a cuyo efecto se les concedió un plazo para que puedan
realizar actos de disposición de los mismos y que sólo en caso de
desobediencia se revertiría a la comunidad para uso común.

En la vía de aclaración, enmienda y complementación, solicitada por los


demandados, hicieron mención a una denuncia instaurada por Eduarda
Mamani Platero, quien refiere que habría sido agredida por sus nietos e hijo
Darwin, Henry, Carlos y Ghilda, ahora accionantes, se aclaró que respecto a los
mencionados será la magna Asamblea y los directivos de la comunidad quienes
en virtud a su ordenamiento interno evalúen su situación y determinen si se
puede o no conservar dentro de su grupo social a estas personas.

Con relación a la complementación solicitada por la Defensoría de la Niñez y


Adolescencia, indicó que será la comunidad la que aclare la situación del menor
AA, pues no existe prueba que lo comprometa, restableciéndose todos sus
derechos y garantías, pudiendo participar la referida entidad del menor en la
resolución que se emita al respecto, con la finalidad de precautelar el
cumplimiento de la medida.

Finalmente, respecto al pedido de aclaración de la parte accionante, se señaló


que el art. 7 “del Estatuto Orgánico” establece la “comisión” de faltas en leves,
graves y muy graves, estando dentro de estas últimas, los hechos inmersos en
circunstancias de violaciones, asesinatos, incendio a mayor escala de la
comunidad, robos a domicilio y de cualquier índole; asimismo, se tiene dentro
de las faltas graves, a la agresión física, y respecto a las determinaciones que
se asumen en contra de las mismas, el ordenamiento interno de la comunidad
remite su tratamiento a la Asamblea General para luego llevarlo a la justicia
ordinaria y habiéndose decidido la expulsión por dicha instancia se adecúa a
los parámetros normativos internos. Respecto a que no fueron notificados y
puesto en su conocimiento la decisión asumida, esta situación no fue
demostrada, así como la forma en que se privó su derecho a la defensa,
máxime si las actas en las que se transcriben los hechos que se les atribuyen,
fueron firmados por Raúl Quisisani Mamani, quien no podría alegar
desconocimiento, pues vive en la comunidad.

I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional

No habiendo encontrado consenso en la Sala, de conformidad al art. 30.I.6 de


la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional (LTCP), se procedió a convocar
al Presidente del Tribunal Constitucional Plurinacional, a fin de dirimir con su
voto el caso en análisis.

II. CONCLUSIONES

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De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en expediente, se
establece lo siguiente:

II.1. Mediante Acta de Aclaración de 4 de enero de 2017, suscrito por los


miembros del Directorio del Sindicato Agrario de la comunidad Yabalo,
municipio Irupana, provincia Sud Yungas del departamento de La Paz,
ahora demandados, ante la difusión de una noticia por un medio televisivo
realizado por los accionantes Raúl Quisisani Mamani y Eusebia Almendra
Luna, se aclaró que el sistema jurídico de los pueblos indígenas originarios
y comunidades campesinas de acuerdo a la Ley de Deslinde Jurisdiccional
no tienen alcance para conocer delitos como violaciones y asesinatos, los
que son derivados a instancias pertinentes; que las tierras que poseen
individualmente los mencionados, están garantizadas y se encuentran en
trámite de titulación ante el INRA; se encuentran cansados de un sinfín de
problemas desde hace mucho tiempo del afiliado -Raúl Quisisani Mamani-
desde amenazas a las autoridades de la comunidad y problemas con sus
vecinos hasta agresiones físicas y verbales a su anciana madre, -motivos
por los que- la comunidad decidió desafiliarlo de la organización,
declarándolo persona no grata (fs. 187 a 188).

II.2. Cursa el Voto Resolutivo emitido en Asamblea Ordinaria por el Sindicato


Agrario comunidad Yabalo de 3 de mayo de 2017, suscrito por los
miembros del Directorio, ahora demandados, así como por Hugo Condori
Ramírez, Secretario General de la Central Exaltación Laza y Alberto Mamani
Condori, Secretario General de la Sub Central 10 de diciembre de la Central
Exaltación Laza -ahora terceros interesados-, junto a comunarios, en el que
consta que en Asamblea Ordinaria, por acuerdo mayoritario se aprobó la
expulsión de la familia Quisisani Almendra, al constituirse ésta en una
amenaza para la comunidad tras múltiples problemas que sobrepasan
cualquier límite, hecho que es de conocimiento de sus entes matrices,
como la sub Central 10 de diciembre, Central Agraria de Trabajadores
Campesinos Exaltación Laza, Federación “F.R.U.T.C.I y F.R.U.M.C.I.” y la
autoridad Municipal de Irupana. Además, consta que los tratos de violencia
física, psicológica datan de hace mucho tiempo hacia “su Sra. Madre” hasta
hoy; de igual manera consta que hubo falsas acusaciones en un medio de
comunicación masivo “ATB” y también fue mellada la dignidad de la
comunidad y el Municipio, así como los constantes problemas con sus
vecinos, con amenazas hasta de muerte, especialmente Carlos Leonardo
Quisisani Almendra quien se constituye en lastre para los dirigentes,
perjudicando el progreso de la comunidad porque ocupan mayor tiempo en
sus rencillas que en hacer gestión, habiendo dado más de una oportunidad
para que depongan esas actitudes negativas que ya son normales en dicha
familia; circunstancias por las cuales, resuelven por la expulsión definitiva
de la comunidad a la familia Quisisani Almendra, quienes deben abandonar
la misma en el lapso de noventa días, plazo para que puedan disponer de
sus propiedades, caso contrario serían revertidas a la comunidad, por ser
de uso común (fs. 184 a 186).

10
II.3. Consta la Resolución de 9 de agosto de 2017, emitida en Asamblea
Ordinaria de la comunidad, suscrita por los miembros del Directorio, ahora
demandados, así como por Miriam Arrascayta Iriondo, Secretaria General
de Mujeres de Exaltación Laza, ahora tercera interesada, junto a
comunarios, en la que consta que en virtud al Voto Resolutivo de 3 de
mayo del mismo año, recordaron a los accionantes, que el plazo se venció,
por lo que concedieron treinta días para dar cumplimiento a la sanción
extrema determinada por la comunidad (fs. 13 y 189).

II.4. Cursa Estatuto Orgánico y Reglamento Interno del Sindicato Agrario


comunidad Yabalo (fs. 169 a 182).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

Los accionantes denuncian la vulneración de sus derechos y los de su


representado a la libertad de residencia y permanencia en cualquier parte del
país, a la defensa, al debido proceso, a ser oído por una autoridad competente,
independiente e imparcial, a la presunción de inocencia y a la propiedad
privada; por cuanto, luego de desafiliarlos de la organización, sin jurisdicción ni
competencia y mucho menos ser autoridades indígena originario campesinas,
emitieron Voto Resolutivo de 3 de mayo de 2017, por el que los expulsaron de
la comunidad, dándoles un plazo para que abandonen la misma,
conminándolos a vender sus propiedades bajo amenaza de reversión, alegando
hechos que no se hallan comprobados y que se encuentran en etapa de
investigación preliminar y no se cuenta con sentencia respecto de aparentes
denuncias de amenazas de muerte contra sus vecinos, sin darles la
oportunidad de defenderse a efectos de contrarrestar las denuncias ante
autoridad jurisdiccional competente; determinación en la que no se especifica
si el menor involucrado también fue parte de los problemas con los vecinos en
los que se sustenta la expulsión. Cumplido el plazo otorgado fueron notificados
con una nueva Resolución que amplió dicho plazo para ejecutar la sanción
asumida por el Directorio.

En consecuencia, corresponde analizar en revisión, si los argumentos son


evidentes a fin de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Sobre la jurisdicción indígena originaria campesina

Al respecto, la DCP 0016/2013 de 11 de octubre, sostuvo: “En el


Preámbulo de la Constitución Política del Estado se refleja un elemento
esencial que es la ‘pluralidad’, entendida como la diversidad en [los]
todos los ámbitos que hacen al Estado en convivencia armónica, al
sostener que: ‘El pueblo boliviano, de composición plural, desde la
profundidad de la historia, inspirado en las luchas del pasado, en la
sublevación indígena anticolonial, en la independencia, en las luchas
populares de liberación, en las marchas indígenas, sociales y sindicales,

11
en las guerras del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y
territorio, y con la memoria de nuestros mártires, construimos un nuevo
Estado’, puesto que identifica lo plural, como característica distintiva con
relación a otros modelos de Estado, cuya finalidad consiste no sólo en
reconocer la diversidad de culturas en nuestro país, sino ante todo hacer
efectiva su incorporación y participación efectiva en el marco de la
igualdad en la estructura y organización del Estado.

Asimismo, enuncia los valores y principios sobre los cuales se funda la


construcción del nuevo Estado y el horizonte al cual está dirigido: ‘Un
Estado basado en el respeto e igualdad entre todos, con principios de
soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad
en la distribución y redistribución del producto social, donde predomine
la búsqueda del vivir bien’; principios ético morales y valores
establecidos en los arts. 8 y 9 de la Norma Suprema; todo, en la
búsqueda del vivir bien; así en lo que concierne a los valores que
sustentan el Estado la solidaridad, complementariedad, armonía,
equilibrio, bienestar común, para construir una sociedad justa y
armoniosa, cimentada en la descolonización, sin discriminación ni
explotación, con plena justicia social para consolidar las identidades
plurinacionales. Ese fin último; es decir, ‘la búsqueda del vivir bien’ del
Estado, se logrará sobre la base del: ‘…respeto a la pluralidad
económica, social, jurídica, política y cultural de los habitantes de esta
tierra; en convivencia colectiva con acceso al agua, trabajo, educación,
salud y vivienda para todos’, lo cual refleja el reconocimiento de
derechos de las colectividades y la existencia de diversos sistemas no
sólo jurídicos que conforman el Estado”.

Más adelante la misma Declaración Constitucional Plurinacional, al


referirse a la potestad de impartir justicia e igualdad jerárquica,
estableció que: “En la misma línea y dado que la función judicial es
única, independientemente se ejerza por las jurisdicciones ordinaria,
agroambiental e indígena originaria campesina y por disposición del art.
178.I de la Constitución, la potestad de impartir justicia se
sustenta en los principios constitucionales descritos en el citado
artículo pero ante todo en el respeto a los derechos reconocidos
en la Constitución Política del Estado, encontrándose dichas
jurisdicciones sometidas al referido texto; de ahí, que la justicia
constitucional se ejerce por el Tribunal Constitucional
Plurinacional -art. 179.III de la CPE-, considerando que la
Norma Suprema asigna a dicho órgano la función de resguardar
la supremacía constitucional, ejercer el control de
constitucionalidad y el respeto y vigencia de los derechos y
garantías constitucionales y porque sus decisiones son de
carácter vinculante y de cumplimiento obligatorio -arts. 196.I y
203 de la Ley Fundamental-.

12
Lo que nos permite concluir que en el marco pluralismo jurídico y dada
la igualdad jerárquica de las jurisdicciones ordinaria e indígena originaria
campesina sus sistemas de justicia están sometidas al control de
constitucionalidad ejercido por el Tribunal Constitucional Plurinacional,
dando lugar a un control plural de constitucionalidad” (lo resaltado fue
añadido).

III.2. La búsqueda de convivencia armónica y equilibrada en la familia


y en la comunidad para llegar a suma qamaña o vivir bien en el
ámbito de la jurisdicción indígena originaria campesina

Las autoridades indígena originaria campesinas, en ejercicio de la


jurisdicción indígena originaria campesina (JIOC), buscan plasmar en
sus decisiones el suma qamaña o vivir bien en la comunidad, la misma
que es posible lograr con la restitución de la armonía y equilibrio en
casos de existir conflictos o controversias, al respecto la SCP
1189/2017-S1 de 24 de octubre, refirió que: “El sistema jurídico de las
naciones originarias restablece permanentemente la armonía y
equilibrio fracturado por el hombre, para alcanzar una vida plena o
plenitud de la vida, que no involucra solamente la existencia física de
las personas, sino que abarca también la vida las plantas, los animales,
el agua, la lluvia, el viento, la tierra, las rocas, etc. En definitiva, el
‘Suma Qamaña’, ‘Sumaj Kawsay’, ‘el vivir bien’ es un iwxa (principio
mandato para la vida)”.

El estado de armonía y equilibrio es lo que se busca mantener en


ejercicio de la JIOC, la misma que se concreta en el suma qamaña “vivir
bien”. Ancestralmente, la comprensión del suma qamaña (vivir bien) se
caracterizó por un estado de armonía y equilibrio que sostenían los
elementos coexistentes en un determinado entorno geográfico, basado
en los principios y valores más que en normas escritas.

Los principios y valores que guían la convivencia comunitaria son las que
están enunciadas en el art. 8 de la CPE, que prescribe: “I. El Estado
Asume y promueve como principios éticos morales de la sociedad plural:
ama qhilla, ama llulla, ama sua (no seas flojo, no sean mentiroso ni seas
ladron), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko
Kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o
vida noble). II. El Estado se sustenta en los valores de unidad, igualdad,
inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto,
complementariedad, armonía transparencia, equilibrio, igualdad de
oportunidades, equidad social y de género en la participación, bienestar
común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de
los productos y bienes sociales para vivir bien”.

Este referente de las culturas andinas y amazónicas permitió generar y


reproducir la vida basada en los principios antes enunciados a diferencia

13
de las culturas foráneas occidentales que ocasionaron la pérdida de los
mismos, sustentadas en el equilibrio y la armonía entre los habitantes de
una nación o pueblo indígena originario campesino.

III.3. Los límites de la jurisdicción indígena originaria campesina

El texto constitucional establece de manera imperativa en el art. 190.II,


que: “La jurisdicción indígena originaria campesina respeta el derecho a
la vida, el derecho a la defensa y demás derechos y garantías
establecidos en la presente Constitución”, a partir de ese mandato y en
función al principio de unidad de la función judicial cuyo común
denominador es el respeto a los derechos fundamentales y garantías
constitucionales, la jurisprudencia constitucional que este Tribunal fue
emitiendo se sustentó en dicho precepto constitucional, así la SCP
0041/2014 de 3 de enero, citando la SCP 0300/2012 de 18 de junio,
estableció que: “'…la jurisdicción indígena originaria campesina, al igual
que las demás jurisdicciones, se encuentra limitada por el respeto de los
siguientes derechos a la vida, a la defensa y demás derechos y garantías
establecidas por la Norma Fundamental (art. 190.II de la CPE), debiendo
añadirse, además, a los derechos contenidos en los tratados
internacionales sobre derechos humanos que forman parte del bloque de
constitucionalidad.

Conforme a ello, la Constitución Política del Estado, sobre la base del


carácter plurinacional del Estado y el principio de interculturalidad, ha
diseñado a la justicia constitucional, y en especial al Tribunal
Constitucional Plurinacional, como una institución encargada de
ejercer el control sobre todas las jurisdicciones y, en general
sobre todos los órganos del poder público, a partir del diálogo
intercultural que se entable en este órgano, que tiene la representación
de los dos sistemas de justicia, el ordinario y el indígena originario
campesino.

En ese ámbito, el pluralismo jurídico cobra un nuevo sentido y extensión,


pues se reconceptualiza a partir del relacionamiento e influencia
permanente de ambos sistemas, a partir de la coordinación y cooperación
que debe existir entre las diferentes jurisdicciones que conforman el
Órgano Judicial (ordinaria, indígena originaria campesina, agroambiental y
especializadas); el principio de unidad de la función judicial (art. 179 de la
CPE), por el cual todas las jurisdicciones tienen como denominador común
el respeto a los derechos fundamentales, a las garantías constitucionales
y la obediencia a la Constitución Política del Estado, encontrando la
unidad en la interpretación final que efectúe el Tribunal Constitucional
Plurinacional tanto de los derechos y garantías como de las propias
normas constitucionales, pues, por el carácter vinculante de sus
resoluciones, todos los jueces y autoridades, están vinculados a la

14
interpretación efectuada por este órgano’ (…) (En similar sentido, la SCP
2448/2012 de 22 de noviembre).

De los razonamientos jurisprudenciales expuestos, se concluye entonces


que, si bien la jurisdicción indígena originaria goza de reconocimiento en
la Ley Fundamental, por el reconocimiento plural del Estado Boliviano; el
principio de unidad de la función judicial, implica que todas las
jurisdicciones deban cumplir y respetar los derechos
fundamentales y garantías constitucionales de las personas, en
el marco de la obediencia máxima a la Constitución Política del
Estado, límites que le son impuestos pese a su reconocimiento,
tomando en cuenta la máxima eficacia de los derechos fundamentales y
garantías constitucionales de las personas, así como la materialización
de los principios, valores y fines que fundamentan la Norma Suprema en
defensa del carácter supremo que le atinge.

En ese entendido, tanto la jurisdicción indígena originaria campesina,


como la ordinaria, están sujetas a control de la justicia constitucional, a
través del Tribunal Constitucional Plurinacional, órgano de
constitucionalidad que vela por el respeto a los derechos fundamentales y
garantías constitucionales de los ciudadanos, en ambas jurisdicciones,
considerando los principios generales de la potestad de impartir justicia
instituidos en el art. 178 de la Ley Fundamental, entre ellos, el pluralismo
jurídico y la interculturalidad”.

III.4. La protección de los menores y de sus madres en el ámbito de


la
jurisdicción indígena originaria campesina.

En cuanto al catálogo de derechos fundamentales, referidos a la niñez y


adolescencia; el art. 58 de la CPE, dedica una sección especial a los
mismos, denominada, derechos de la niñez, adolescencia y juventud,
apartado en el que sostiene que: “Se considera niña, niño y adolescente,
toda persona menor de edad, titular de derechos reconocidos en la
Constitución, con los límites establecidos en ella, y de los derechos
específicos inherentes a un proceso de desarrollo, a su identidad étnica,
sociocultural, de género y generacional; y a la satisfacción de sus
necesidades, intereses y aspiraciones”.

Complementando lo anterior, el art. 59 de la misma Norma Suprema,


determina que toda niña, niño y adolescente tiene derecho a su
desarrollo integral. Asimismo, el art. 60 de la CPE, prescribe que: “Es
deber del Estado, la sociedad y la familia, garantizar la prioridad
del interés superior de la niña, niño y adolescente, que
comprende la preeminencia de sus derechos…”. En tal sentido, la
Constitución Política del Estado protege de manera integral y progresiva
los derechos de los niños y adolescentes, bajo el entendido que, de

15
acuerdo a su crecimiento y desarrollo de su personalidad, asumen
progresivamente derechos y obligaciones.

En ese contexto normativo, la SCP 1422/2012 de 24 de septiembre,


estableció que: “…, en circunstancias en las cuales los actos
denunciados como lesivos a derechos de mujeres o la minoridad
en contextos intra e inter-culturales, el control plural de
constitucionalidad, deberá asegurar la consolidación de los
principios de igualdad, solidaridad e inclusión, a través de una
ponderación reforzada a la luz de una pauta específica de
interpretación: la interpretación intra-cultural favorable,
progresiva y extensiva para estos sectores, a cuyo efecto, se
establece la vigencia del paradigma de la favorabilidad para las
mujeres y minoridad, al cual debe armonizarse la cosmovisión
de todo pueblo y nación indígena originario campesino”.

La línea de entendimiento anterior fue mantenida por la SCP 0924/2016-


S1 de 18 de octubre, que señala: “De acuerdo al art. 60 de la Norma
Suprema, es deber del Estado, la sociedad y la familia, garantizar el
respeto y la vigencia del principio del interés superior de la niña, niño y
adolescente. En este marco, todas las autoridades jurisdiccionales y
administrativas, incluidas las autoridades de las NPIOC, tienen la
obligación prioritaria de proteger el ejercicio de los derechos de los
menores de edad. En el presente caso, los dirigentes sindicales de la
comunidad Anacurí, al tomar la decisión de expulsión, no observaron el
respeto del referido principio comprendido como el conjunto de bienes
esenciales para el desarrollo integral físico y psicológico de la persona
menor de edad, que por su condición de tales pertenecen al grupo de
vulnerables, en este caso a AA y BB”.

Así también se tiene la SCP 0003/2015-S1, que establece: “…III.3 de


esta Sentencia Constitucional Plurinacional, se señaló también que en
ese análisis de ejercicio de la justicia indígena originaria campesina y
resguardo de los derechos fundamentales con relación al paradigma del
vivir bien, por lo cual la proporcionalidad, para sanciones graves, deberá
también ponderarse la decisión asumida en relación a la estricta
necesidad de la misma; es decir, para sanciones graves, el test del
paradigma del vivir bien, implicará asegurar que la decisión fue
absolutamente necesaria resguardar bienes jurídicos superiores
amenazados con la conducta sancionada, este aspecto tampoco fue
cumplido en la presente problemática; pues, la decisión afecta a la
cosmovisión de la comunidad en relación a dos grupos en condiciones de
vulnerabilidad, sujetas a una protección reforzada como es el caso de las
mujeres y el de menores (nietos), ya que la sanción de demolición y
expulsión, afecta en todo caso en la convivencia pacífica de los hijos
menores de edad de los accionantes”.

16
Conforme los criterios jurisprudenciales descritos en líneas precedentes,
se tiene que la defensa y protección de los derechos de los menores, no
solamente es exigible en las instancias de la jurisdicción ordinaria, sino
también lo es en el ámbito de la JIOC, tomando en cuenta que uno de
los límites de esta conforme al art. 190.II de la CPE, es precisamente la
vigencia y respeto a los derechos fundamentales y con mayor razón los
derechos correspondientes a los menores y de sus madres por
pertenecer ambos a grupos de población vulnerable que necesita de una
protección favorable y reforzada en todas las jurisdicciones
constitucionalmente reconocidas, la misma que debe ser analizado
cuidadosamente por las autoridades de la JIOC de acuerdo a sus normas
y procedimientos propios, sobre todo cuando se trata de imponer las
máximas sanciones.

III.5. Análisis del caso concreto

De los antecedentes remitidos a este Tribunal se tiene que mediante Acta


de Aclaración de 4 de enero de 2017, suscrita por los miembros del
Directorio del Sindicato Agrario comunidad Yabalo, municipio de Irupana,
provincia Sud Yungas del departamento de La Paz, ahora demandados,
por las razones descritas en la Conclusión II.1 de este fallo constitucional,
se determinó desafiliar de la organización a Raúl Quisisani Mamani
además de declararlo persona no grata. Entre los motivos para la toma de
esa decisión cursan desde amenazas a las autoridades de la comunidad,
problemas con vecinos, agresiones físicas y verbales a su anciana madre,
entre otros problemas que cansaron a la comunidad.

Posterior a esa determinación, mediante Voto Resolutivo de 3 de mayo de


2017 pronunciado por la Asamblea Ordinaria del Sindicato Agrario de la
comunidad Yabalo, donde intervinieron los Secretarios Generales de la
Subcentral Agraria 10 de diciembre y de la Central Agraria de Exaltación
Laza, se asumió la decisión de expulsar definitivamente a la familia
Quisisani Almendra por considerarlos como una amenaza para la
comunidad tras múltiples problemas suscitados, disponiendo que
abandonen la comunidad en el lapso de noventa días en cuyo plazo
deberán disponer de sus propiedades caso contrario serían revertidas a la
comunidad por ser de uso común. Al cumplimiento del citado plazo,
también, en Asamblea Ordinaria de la comunidad con la intervención del
Directorio, la Secretaria General de Mujeres de Exaltación Laza y
comunarios se emitió la Resolución de 9 de agosto de 2017,
determinándose que los ahora accionantes tienen el plazo adicional de
treinta días para dar cumplimiento a la sanción impuesta mediante Voto
Resolutivo de 3 de mayo de ese año.

De ese contexto es que los ahora accionantes por sí y en representación


del menor AA plantean la presente acción denunciando la vulneración de
sus derechos a la libertad de residencia y permanencia en cualquier parte
del país, a la defensa, al debido proceso, a ser oído por una autoridad
17
competente, independiente e imparcial, a la presunción de inocencia y a
la propiedad privada, refiriendo como actos lesivos que vulneran los
referidos derechos la decisión asumida por el Directorio demandado
quienes no contarían con jurisdicción ni competencia, tampoco serían
autoridades indígena originaria campesinas, que la decisión se sustentó
en hechos no comprobados, que se encuentran en etapa de investigación
preliminar y sin constancia de las supuestas amenazas de muerte a sus
vecinos, ni darles la oportunidad de defenderse ante autoridad
jurisdiccional competente; además, de no especificar si el menor
involucrado también fue parte de los problemas con los vecinos en los
que se sustenta la expulsión.

En el marco de las problemáticas identificadas u objeto procesal de la


presente acción, cabe dejar establecido que en ejercicio del principio a la
libre determinación las naciones y pueblos indígena originario campesinos
(NPIOC) tienen potestad para impartir justicia en el marco de sus normas
y procedimientos propios, teniendo como límite el respeto a los derechos
fundamentales y garantías constitucionales establecido en el art. 190.II de
la CPE y la jurisprudencia constitucional desarrollada en el Fundamento
Jurídico III.2, III.3 y III.4 de esta Sentencia Constitucional Plurinacional.
Ciertamente el límite a la JIOC es precisamente el respeto a los derechos
fundamentales previstos en la Constitución Política del Estado; empero, a
tiempo de revisar vía acción de amparo constitucional las decisiones de
esta jurisdicción se deberá emplear en todo momento el criterio de la
interculturalidad en razón a que el sistema jurídico de las naciones y
pueblos indígena originario campesinos, no puede interpretarse bajo los
mismos métodos y técnicas de interpretación desarrollada para las
normas jurídicas que provienen de otra cultura, dado que su sistema
jurídico se sustenta en la lógica o coherencia de la vida comunitaria
orientada por el vivir bien.

La búsqueda de este principio – valor, para el caso concreto, tiene por


finalidad restituir el equilibrio y la armonía en la convivencia entre sus
miembros como parte de la comunidad. Es decir, el hecho de impartir
justicia en la comunidad o ayllu de las NPIOC -al establecer una forma de
solución o una sanción buscan restablecer el equilibrio y la armonía en la
comunidad orientada al vivir bien- se cimenta en el retorno al
equilibro y armonía, que se constituye en el fundamento de su
sistema jurídico.

En ese entendido y de acuerdo a los antecedentes, la comunidad Yabalo


cuenta con un Directorio del Sindicato Agrario, con personalidad jurídica
otorgada por el Gobernador del departamento de La Paz mediante
Resolución Administrativa 867/2015 de 24 de noviembre (fs. 183); así
también, con un Estatuto Orgánico y Reglamento Interno perteneciente a
la Sub Central “10 de diciembre” y a la Central Exaltación Laza (fs. 169 a
182); instrumento normativo que si bien establece la forma de

18
organización de la comunidad bajo la forma de sindicato, empero ello no
define la existencia de dicha comunidad como pueblo o nación indígena
originario campesino. En consecuencia, la personería jurídica no
constituye requisito habilitante para el ejercicio de derechos como pueblos
y naciones indígena originario campesinos, debido a que el ejercicio de
sus derechos no depende del reconocimiento que haga el Estado de su
condición de sujetos de derechos preexistente a la estructura estatal; de
ahí que, sus sistemas de organización sea política, religiosa, cultural e
incluso su sistema jurídico no requiere de ese requisito ni tampoco contar
con un cuerpo normativo que establezca procedimientos o tipifique
conductas como si se tratara de un sistema jurídico positivo, estático y
escrito con fases procesales definidas. Al contrario, si bien los NPIOC
cuentan con Estatutos y Reglamentos, como en el caso presente, empero
ello se hizo como una exigencia para la obtención de personería jurídica y
no como cuerpo legal al que se tengan que sujetar dejando de lado su
sistema jurídico propio y el ejercicio de su justicia a través de lo que en su
momento fueran sus usos y costumbres, ahora normas y procedimientos
propios.

Consiguientemente, dada la forma de organización de la comunidad


Yabalo bajo la forma de un Sindicato Agrario, no significa de modo alguno
que los miembros de su Directorio no ostenten la condición de
autoridades indígena originario campesinas debido a que esa forma de
organización no excluye las características que hacen a una nación o
pueblo indígena originario campesino que al tenor del art. 30.I de la CPE
determina que: “Es nación y pueblo indígena originario campesino toda la
colectividad humana que comparta identidad cultural, idioma, tradición
histórica, instituciones, territorialidad y cosmovisión, cuya existencia es
anterior a la invasión colonial española”. En base a esa condición de
autoridades indígena originario campesinas, ahora demandadas no
obstante su conformación u organización como Sindicato Agrario, en
función a sus normas y procedimientos propios resolvieron el conflicto
suscitado entre los accionantes y miembros de la comunidad, quedando
en consecuencia descartada la afirmación de los ahora accionantes de
que las autoridades de la comunidad Yabalo no tenían jurisdicción ni
competencia para conocer y resolver un asunto o conflicto entre los
miembros de su comunidad.

Es más, según se advierte de la revisión de antecedentes cursan actas de


denuncia y/o relatos de comunarios contra los hijos de Raúl Quisisani
Mamani, ahora también accionantes; y con relación a Raúl Quisisani
Mamani, tiene suscritas varias actas de compromiso ante el Secretario
General de la Sub Central 10 de diciembre, entre el nombrado
accionante y sus familiares o en su caso entre los accionantes y los
comunarios, donde se llegó a un “buen arreglo de buen
entendimiento”, sometiéndose incluso a la imposición de una sanción
económica en caso de incumplimiento, (fs. 57); así también cursan

19
actas de buena conducta, de denuncias de agresión en algunos casos
físicas, de reunión ordinaria para tratar el “problema de Raúl Quisisani”,
que datan desde 1985 a 2017 suscritas ante los Secretarios de Justicia y
General, respectivamente, de la comunidad Yabalo del cantón Laza
provincia Sud Yungas del departamento de La Paz (fs. 192 a 234), que
denotan el reconocimiento de la JIOC que cuenta con autoridades que
conocen y resuelven los problemas o conflictos suscitados entre los
miembros de la comunidad, develando a su vez, la existencia de un
sistema jurídico propio, al cual los accionantes se sometieron sin realizar
observación alguna.

En ese entendido y con la finalidad de recuperar la armonía y equilibrio en


la comunidad Yabalo que se vio fracturada por la conducta de la familia
Quisisani Mamani y Quisisani Almendra, las autoridades indígena
originaria campesinas ahora demandadas, observando que las referidas
actas de entendimiento, compromisos de buena conducta firmados por el
accionante Raúl Quisisani Mamani, además de otros antecedentes que
develan la conducta de sus hijos Carlos Leonardo, Guilda, Raúl Darwin,
Henry y María Cecilia, -todos de apellido Quisisani Almendra-, no fueron
idóneos ni eficaces para restituir la armonía y el equilibrio quebrantado en
la convivencia familiar de los accionantes y de estos con la comunidad,
tomaron la decisión de expulsarlos mediante el Voto Resolutivo de 3 de
mayo de 2017, como la última posibilidad de restaurar el suma qamaña o
vivir bien en la nombrada comunidad, además, que estarían cansados con
tanto problema recurrente de esta familia, aspecto que se refleja en uno
de sus considerandos del Voto Resolutivo de 3 de mayo de 2017, cuando
refieren que los accionantes “…se constituyen en lastre para los dirigentes
perjudicando el progreso de la comunidad porque ocupan mayor tiempo
en sus rencillas que hacer gestión” (sic), lo que confirma el desborde del
problema, y ante esa situación recurrieron a emplear la última sanción en
el ámbito de la JIOC que es la expulsión de la comunidad para restablecer
la convivencia armónica y equilibrada entre los miembros de la
comunidad, específicamente en las relaciones familiares de los
accionantes y con los demás comunarios para lograr el vivir bien dentro
de la comunidad Yabalo.

En ese entendido, la decisión asumida por las autoridades del Sindicato


Agrario de la comunidad Yabalo de modo alguno vulneró los derechos
invocados en la presente acción en razón a que dada la configuración del
sistema jurídico indígena, donde las decisiones son asumidas en el marco
de libre determinación, las mismas que ciertamente tienen como límite el
respeto a los derechos y garantías contenidos en la Constitución Política
del Estado, que de acuerdo al art. 190.II del texto constitucional
constituye un mandato a ser observado por la JIOC; de ahí que, en lo
concerniente a la vulneración al derecho a la propiedad, al asumirse la
decisión de expulsión de los ahora accionantes, los demandados no
dispusieron de los bienes de los accionantes, sean estos muebles o

20
inmuebles, al contrario se les concedió un plazo para que ellos dispongan
de los mismos, que inicialmente fue de noventa días y luego treinta.
Asumiendo este Tribunal que los accionantes no fueron despojados de
sus bienes, de ahí que no se conculcó el citado derecho.

En ese orden, si bien el efecto de la expulsión es que el expulsado no


permanezca en la comunidad; empero, esa decisión no limita de modo
alguno que los accionantes puedan permanecer o residir en cualquier
parte del país; al respecto, cabe señalar que siendo el sistema jurídico
indígena originario campesino dinámico sin etapas procesales definidas
que hagan que sus decisiones tengan la calidad de cosa juzgada, implica
que la misma es susceptible de ser modificada siempre que las
autoridades ahora demandadas o las que se encuentren en el cargo
consideren que la conducta que quebrantó la armonía y equilibrio en la
comunidad ya no existe.

Con relación a los derechos al debido proceso y a la defensa, invocados


en la presente acción, no corresponde a este Tribunal imponer a la JIOC
qué debe entenderse por debido proceso o defensa en el ámbito de dicha
jurisdicción, en consideración a que la misma se rige esencialmente por
principios y valores que a su interior se constituyen en normas de
conducta que deben ser acatadas por quienes se encuentran bajo esa
jurisdicción. Consiguientemente, al haberse constreñido a los accionantes
en varias oportunidades, concretamente desde 1987 a que encaucen su
conducta a la convivencia armónica y equilibrada tanto en la familia y en
la comunidad no lo hicieron y se obstinaron en mantener una conducta
contraria a los principios y valores generales de convivencia en la
comunidad como el “ñandereko” (vida armoniosa), suma qamaña (vivir
bien) y qhapaj ñan (camino o vida noble), principios que guían las
acciones de los miembros de una comunidad, según las cuales se
configuran la vida pacífica y armónica, implica que tuvieron la oportunidad
de reencausar su conducta, por lo que no podría considerarse la lesión de
los indicados derechos. Es más, su comportamiento no solo devela su
alejamiento de los referidos principios sino también de valores como la
solidaridad, reciprocidad, complementariedad, armonía y equilibrio,
tomando en cuenta que según la cosmovisión de las naciones y pueblos
indígena originario campesinos el comportamiento o conducta de cada
miembro de la comunidad enmarcada según los principios y valores de
referencia hacen posible la vida comunitaria pacífica y armoniosa, conforme
lo previsto en el art. 8.I y II de la CPE.

En ese entendido, amerita denegar la tutela invocada por cuanto las


autoridades demandadas en ejercicio del principio de libre determinación
cuentan con jurisdicción y competencia para impartir justicia en el marco
de sus normas y procedimientos propios teniendo como límite el respeto a
los derechos fundamentales y garantías constitucionales, que en el

21
presente caso a criterio de este Tribunal no se vulneraron los derechos
invocados como infringidos.

Finalmente y conforme se tiene de las disposiciones constitucionales y


jurisprudencia constitucional citadas en el Fundamento Jurídico III.4 de
esta Sentencia Constitucional Plurinacional, es deber del Estado, la
sociedad y la familia, garantizar la prioridad del interés superior de la
niña, niño y adolescente con la finalidad de lograr la realización de sus
derechos desde una protección reforzada de los mismos que implica una
interpretación favorable, progresiva y extensiva; pero no solo de ese
sector sino también cuando se trate de mujeres con hijos menores de
edad cuyos derechos fueren vulnerados o estuvieran siendo amenazados
de serlo. De ahí que, esa protección reforzada se extiende también a la
JIOC que al momento de impartir justicia conforme a sus normas y
procedimientos propios debe asegurar la consolidación de los principios
de igualdad, solidaridad e inclusión.

En el presente caso, al haberse resuelto la expulsión de la familia


Quisisani Almendra, sin considerar que de por medio se encuentra un
menor de edad y su madre, soslayaron la protección especial de la que
gozan conforme se explicó precedentemente; por cuanto, por una parte
debieron tomar en cuenta la preeminencia de los derechos de los
menores de edad y el interés superior que reviste su protección en todas
las jurisdicciones, garantizando de este modo el acceso a una justicia -
indígena originario campesina, pronta, oportuna y con asistencia de
personal especializado-, a fin de no lesionar sus derechos fundamentales
ni las garantías constitucionales previstas a su favor; y por otra, también
en relación a Eusebia Almendra Luna, esposa del accionante y madre del
menor AA, por pertenecer ambos a grupos vulnerables que en el ámbito
de la JIOC, requieren un tratamiento especial y protección reforzada.

En consecuencia, la Jueza de garantías, al conceder en parte la tutela, aunque


con otros fundamentos, obró correctamente.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional en su Sala Primera, en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la
Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional y art. 44.1 del Código Procesal
Constitucional, en revisión resuelve: CONFIRMAR en parte la Resolución
01/2017 de 5 de octubre, cursante de fs. 288 a 295 vta., pronunciada por la
Jueza Pública Mixta de Familia, de la Niñez y Adolescencia e Instrucción Penal
Primera de Chulumani del departamento de La Paz, y en consecuencia:

1º. CONCEDER en parte y en forma provisional la tutela solicitada respecto


del menor AA y de su madre Eusebia Almendra Luna, disponiendo que las
autoridades demandadas las restituyan a la comunidad conforme los

22
fundamentos expuestos en el presente fallo constitucional; y,

2º. DENEGAR la tutela con relación a Raúl Quisisani Mamani y Carlos Leonardo,
Guilda, Raúl Darwin, Henry y María Cecilia, todos de apellido Quisisani
Almendra

3º. Exhortar a las autoridades del Directorio del Sindicato Agrario de la


comunidad de Yábalo, municipio de Irupana, provincia Sud Yungas del
departamento de La Paz, a que en aplicación de sus normas y
procedimientos propios, a tiempo de asumir decisiones observen los valores y
principios propios de su comunidad siempre en procura de consolidar el
principio – valor del vivir bien y el respeto a los derechos fundamentales y
garantías constitucionales de los miembros de su comunidad.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Al no haber existido consenso en Sala dentro del presente caso, dirime el


Dr. Petronilo Flores Condori, Presidente; siendo de Voto Disidente la
Magistrada, MSc. Georgina Amusquivar Moller.

Fdo. Dr. Petronilo Flores Condori


PRESIDENTE

Fdo. MSc. Karem Lorena Gallardo Sejas


MAGISTRADA

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