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En La Hechuras

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En la Hechuras de las Políticas se presenta un capítulo sobre Estudio introductorio de Luis F.

Aguilar Villanueva la cual nos presenta las diferentes definiciones de política, ya que esta se puede
ver desde diferentes puntos de vista, siempre tratando de tomar en cuenta a la sociedad, ya que
debe ser un programa bien diseñado y calculado, que de resultados y garantice el bien de la
sociedad, para ello se presenta el punto de vista de los autores Lowiny Quade.

Por política suele entenderse un conjunto o secuencia de decisiones más que una decisión singular
acerca de una acción de gobierno particular.

La política es un proceso, un “curso de acción” que involucra todo un conjunto de

decidores y operadores. Una política no es solo una decisión es ante todo un curso de acción, un
conjunto de acciones. Aguilar (1992) señala la forma de como los gobiernos elaboran sus políticas
públicas dejaba mucho que desear, es decir, van creando sus propias estrategias, ciertos
procedimientos los cuáles han sido poco estudiados, ya que antes se interesaban por la forma de
como gobernar y así ejercer su acto de autoridad. Ante estas situaciones y ante el crecimiento de
la población y por lo tanto del Estado, permitieron vr que las políticas implementadas por el
gobierno eran insuficientes, ya que era imposible solucionar la problemática de la ciudadanía y por
lo tanto no se garantizaba el bienestar social.

La política menciona Aguilar (1992) es propositiva, intencional, planeado, causal reactiva para
alcanzar los objetivos mediante diferentes medios. Tales datos dan lugar a que la política debe ser
una estrategia de acción colectiva, diseñada y calculada, es decir no sólo los actores políticos
deben intervenir en las políticas, ya que se debe considerar la opinión delos ciudadanos, para
realizar un buen diseño de políticas de forma racional, con base a intereses públicos. Lowi citado
por Aguilar (1992) menciona que la política se debe clasificar conforme a los impactos de costos y
beneficios que se espera de una política
Introducción

La antología de Luís F. Aguilar Villanueva (1992) promueve los estudios de políticas


públicas, en ella se ofrecen ideas, métodos, técnicas, cuestionamientos y propuestas sobre cómo
contribuir desde la administración pública, la acción ciudadana y la academia, a lo que se le llama
con esperanza buen gobierno y convivencia civilizada. En este texto, de la segunda antología, se
describen o prescriben estrategias de análisis y de decisión de políticas.

Propone el debate sobre el incrementalismo, como propuesta para la elaboración de las


políticas. El trasfondo del texto es la discusión sobre las relaciones deseables entre el análisis
racional (científico del proceso decisorio de las políticas con criterios de eficiencia técnica y
eficiencia económica) y la concertación política (dimensiones valorativas y políticas inherentes a
toda decisión de gobierno) en la decisión y desarrollo de una política.

Se aborda, asimismo, la cuestión de la factibilidad (organizativo-administrativa, viabilidad política)


como complemento de los necesarios análisis de eficiencia económica (operativa, asignación de
recursos, evaluación de programas, planeación y presupuestación, elección estratégica.

Un tema trascendental tanto en la Ciencia Política como en la Administración Pública es el


estudio de las Políticas Públicas (decisiones acciones), abarcando desde su planteamiento
(formulación), análisis (argumentativo), evaluación y su posterior implementación (gestión,
ejecución). Se comprende que para el desarrollo de cualquier Estado es indispensable contar con
Instituciones realmente eficaces que sepan captar los problemas -las demandas- de los
ciudadanos, a través de sus diferentes organizaciones (aparatos del Estado), pero lo realmente
eficaz y preponderante es resolver los problemas presentados con reformas que den solución y
con Políticas Públicas muy bien implementadas.

El propósito es dar a conocer que son, como se elaboran (formulan), quienes participan y
como se evalúan las Políticas Públicas y conjuntamente hacer un análisis y critica a las mismas
interrogantes pero en el caso mexicano.

Se pregunta ¿Por qué analizar las políticas públicas? Se percibe que el desarrollo de un país
va a depender solo y solo si, tiene la capacidad estratégica y administrativa para implementar
políticas que ayuden al desarrollo de la plena convivencia social, política y económica de los
diversos actores, políticos y sociales, que participan en la formación de un Estado, se refiere a los
ciudadanos, instituciones, organizaciones y autoridades; solo esta plena convivencia dará la
estabilidad en el sistema político, social y económico que por consecuencia habrá un impulso a un
desarrollo suficiente para situar a los países en buena posición con respecto a sus competidores en
el ámbito mundial.

Por tanto las políticas públicas son, sin duda alguna, la parte ejecutora de la Administración
Publica, Políticas Publicas sanas, eficientes y que respondan a los problemas sociales darán como
resultado un Estado con administración capaz de enfrentar con seguridad cualquier adversidad
venidera.

Estudio introductorio

Inicia este texto, Luís F. Aguilar Villanueva, no deja de ser extraño el hecho de que el
proceso de elaboración de las políticas, la hechura de las políticas, haya sido comparativamente
poco estudiado. Pocos fueron los campos de acción social que escapan al impacto de los
gobiernos. Sin embargo, la manera como los gobiernos deciden y desarrollan sus políticas públicas,
su proceso, patrón y estilo de decisión y operación, quedaron sin investigación sistemática.

I. El olvido teórico de la elaboración de la política.

Muchas razones, históricas y teóricas, explican el descuido y hasta el olvido de la hechura de


las políticas, En la perspectiva de la ciencia política estándar el proceso de gobierno y, más
singularmente, el proceso de decisión y puesta en práctica de las políticas no ocupó nunca
centralidad alguna. Las teorías sistémicas, marxistas, elitista o pluralista explicaban las
decisiones de gobierno desde fuera del gobierno mismo. El secreto de la decisión y su
efectuación radicaba en fuerzas y estructuras sociales, exteriores y superiores, que
determinaban exhaustivamente la materia y la forma de decisión.

La estructura económica, el conflicto de las clases, el interjuego de los grupos de interés, el


comportamiento del entorno social o cultural del sistema político… eran los factores para dar
cuenta de por qué los gobiernos decidían de la manera en que lo hacían. El gobierno carecía de
iniciativa propia, no tenía la capacidad de elegir sus propósitos y acciones. Demasiado tarde se
reconoció la “autonomía relativa” del gobierno como para revertir la tendencia dominante,
destacar la especificidad e importancia de la elaboración de las políticas y reconocer su causalidad
propia en el conjunto social y en el proceso político. Hoy parece que la comunidad científica está
más dispuesta a concederle un mayor margen de maniobra a los gobiernos, nacionales y locales,
obviamente sin recaer en oportunismos decisionales.

En suma, la hechura de la política no tenía autonomía para la ciencia política convencional y, en


contraste, tenía toda la autonomía para la administración pública. El resultado final, en ambos
casos y por diversas razones, era que el proceso decisorio de la política se volvía un objeto de
estudio externo y marginal al corazón de las dos disciplinas.

El determinismo social de la política daba intelectualmente por descontado el sentido, el


instrumental y los efectos del proceso decisorio de una política. Fue alto el precio pagado por
causa del descuido teórico del proceso de elaboración de las políticas. El crecimiento del Estado y
la expansión de su aparato gubernamental fueron señal de que los grandes actores y poderes
sociales, a cuya dinámica (constructiva o conflictiva) supuestamente se sometían las políticas, eran
incapaces de resolver muchas cuestiones sociales y, en el fondo, incapaces de garantizar el orden y
bienestar público.

Sonaba irónico llamar al Estado social o socialista o al gobierno “instrumento de la clase


dominante o de la clase revolucionaria, cuando protagonizaba incontenible la acción colectiva. Los
desaciertos de muchas políticas gubernamentales, por exceso de autonomía, están a la vista y en
la memoria.

Hoy, en contraste, parece que la decisión de las políticas comienza a colocarse en el centro de la
teoría política y administrativa.

No todo es un asunto público, como para que todo sea política, programa de gobierno y materia
administrativa.

II. En busca de la noción de política

Los acercamientos –enfoques- a la definición de política (policy) suelen ser de dos tipos en la
literatura: descriptivos y teóricos. En la construcción de la definición descriptiva, el debate se
centra en la cuestión de si la política sea sólo la decisión (de gobierno) o implique algo más. En la
construcción teórica las posiciones varían según la teoría politológica o según las conjeturas
básicas con las se explica la ocurrencia de la política.

II.1. La noción descriptiva de política

En la definición descriptiva, hay unanimidad en reconocer e incluir su aspecto institucional:


se trata de la decisión de una autoridad legitima, adoptada dentro de su campo legítimo de
jurisdicción y conforme a procedimientos legalmente establecidos, vinculante para todos los
ciudadanos, y que se expresa en varias formas: leyes, sentencias, actos administrativos… Sin
embargo, las diferencias de componentes y énfasis en la definición se ponen de manifiesto apenas
se incorporan los aspectos políticos, administrativos, conductuales, que resultan de otras maneras
de ver la política, más allá de jurisdicciones formales, reglamentos y órdenes.
Para Heclo, (1972:85), la política no es un fenómeno que se autodefina, sino una categoría
analítica. Es el análisis el que identifica su contenido, no los dichos del decidor de la política ni las
piezas de la legislación o de la administración. Existe no por intuición sino por interrogación de los
fenómenos políticos.

Aguilar hace un resumen de los diversos significados del término “política” se encuentra en Joan
Subirats (1989) y en Hogwood-Gunn (1984). Puede denotar varias cosas: un campo de actividad
gubernamental (política de salud, educativa, comercial), un propósito general a realizar (política de
empleo estable para jóvenes), una situación social deseada (política de restauración de los
centros históricos, contra el tabaquismo, de seguridad) una propuesta de acción específica
(política de reforestación de parques, política de alfabetización de adultos), la norma o las normas
que existen para una determinada problemática (política ecológica, energética, urbana), el
conjunto de objetivos y programas de acción que tiene el gobierno en un campo de cuestiones
(política de productividad agrícola, de exportación, de lucha contra la pobreza extrema)

Las definiciones arrojan los siguientes componentes comunes:

a) institucional, la política es elaborada o decidida por una autoridad formal;

b) decisorio, la política es un conjunto-secuencia de decisiones, relativas a la elección de fines


y/o medios, de largo o corto alcance, en una situación específica y en respuesta a problemas y
necesidades.

c) Comportamental, implica la acción o la inacción , hacer o no hacer nada; pero una política es
un curso de acción y no solo una decisión singular;

d) Causal, son los productos de acciones que tienen efectos en el sistema político y social

Una definición recapituladora de política es: reglamentos y programas gubernamentales,


considerados individualmente o en su conjunto, esto es, los productos de las decisiones de
autoridad de un sistema político. Puede tomar la forma de leyes, órdenes locales, juicios de corte,
órdenes ejecutivas, decisiones administrativas y hasta acuerdos no escritos acerca de lo que se
debe hacer.
Por política suele entenderse un conjunto o secuencia de decisiones más que una decisión singular
acerca de una acción de gobierno particular. Algunos la entienden como decisiones de fines y
preferencias y la distinguen de las decisiones relativas a los medios para alcanzar los fines.
Otros, en contraste, consideran que la política incluye los medios y los fines. En algunos contextos
denota decisiones de objetivos de largo plazo o directrices generales de acción gubernamental que
guían las acciones de corto plazo en situaciones específicas. (Plano et al, 1973: 311)

En primer lugar, una política es un comportamiento propositito, intencional, planeado, no


reactivo, casual. Se pone en movimiento con la decisión de alcanzar ciertos objetivos a través de
ciertos medios: es una acción con sentido. Por su carácter propositito, referido a las, realizaciones
de objetivo, la política denota las intenciones de las fuerzas políticas de los gobernantes, en
segundo lugar, no es la simple decisión deliberada del actor gubernamental: la gran decisión en la
cúspide del Estado.

Hay que incorporar las muchas y diversas decisiones de los muchos actores participantes,
gubernamentales y Extra gubernamentales, que en sus diversas interacciones han preparado y
condicionado la decisión central, le dan forma y la llevan después a la práctica, haciéndola y
rehaciéndola, con el resultado muy probable que los resultados finales no se asemejen a las
intenciones y planes originales.

La política es un proceso, un curso de acción (Friedrich, 1963:79), es un conjunto de acciones. En


efecto, una política es en un doble sentido un curso de acción: es el curso de acción deliradamente
diseñado y el curso de acción efectivamente seguido. Por una parte, la política que se decide y se
quiere llevar a cabo es básicamente un conjunto interrelacionado de acciones que, en razón de los
recursos con los que cuentan los actores, los medios que emplean y las reglas que siguen, es
considerado idóneo y eficaz (eficiente) para realizar el estado de cosa preferido.

Aguilar percibe que la política es entonces una estrategia de acción colectiva, deliberadamente
diseñada y calculada, en función de determinados objetivos. Implica una serie de decisiones a
adoptar y de acciones a efectuar por un número extenso de actores, puede distanciarse de la
estrategia intencional de acción colectiva, diseñada y organizada por la autoridad estatal. Supuesta
su institucionalidad, la política es, en suma: a) el diseño de una acción colectiva intencional, b) el
curso que efectivamente toma la acción como resultado de las muchas decisiones e interacciones
que comporta y, en consecuencia, c) los hechos reales que la acción colectiva produce.

}}}
II.2. El concepto teórico de política

El acercamiento teórico a lo que realmente es una política pública es tan decisivo como
variado. Las teorías politológicas mayores, a partir de sus teoremas sobre el poder, el consenso y
el conflicto, son determinantes. Quien, cómo y para qué detenta el poder político colectivamente
vinculante, a la base y al margen de la autoridad estatal formalmente constituida, ha sido la
pregunta central y recelosa de la ciencia sociología política.

Si las políticas en sus diversas formas reglamentarias, presupuestarias, administrativas sean


producto de la dominación de clase (bloque en el poder), de los ajustes mutuos entre los grupos
de interés (corporativos o pluralistas), de la hegemonía de una élite (tradicional o modernizante)
del peso irresistible de las metrópolis sobre periferias indefensa…etc. Todo esto va a depender del
cuerpo teórico desde el cual el investigador-analista construya sus conceptos, hipótesis y
procedimientos de prueba.

I. El análisis y la decisión de las políticas

Muchas son las preguntas en torno al análisis de políticas. Averiguar cómo se efectúa el
análisis, cuáles son los posibles tipos de análisis, qué cosa quiere realmente logra el análisis, y si es
capaz de efectuar lo que dice y pretende, son alguna de las varias cuestiones importantes. Pero la
pregunta básica es la que concierne a la naturaleza misma del análisis de la política: qué es, en
qué consiste.

¿Es un análisis económico, cuantitativo, preocupado sólo por la asignación eficiente de los
recursos públicos, o incluye también aspectos institucionales, administrativos, éticos y políticos?

¿Es sólo un ejercicio de acción racional, que se orienta a la maximización de las funciones
deseadas, o incluye otras consideraciones que se pretenden también racionales, aunque sean
equivalentes a la noción de eficiencia técnica y económica?

Las respuestas serán diversas según las varias concepciones y expectativas que se tengan de la
política, de lo deben ser las relaciones entre razón y política, entre el análisis y la decisión pública.
Y, vistas las cosas a fondo, el carácter de las respuestas dependerá de las varias concepciones y
apreciaciones que se tengan acerca de las funciones, ámbitos y modos de intervención del Estado.
Al revisar la literatura del análisis de políticas, Aguilar percibe que se puede observar que
hay dos posiciones extremas en lo que se refiere a la naturaleza e instrumental del análisis y al
papel que puede o debe jugar en la formulación de la política. Aquí, como en otros campos, se
repite la polémica entre una “noción racional” y una “noción transaccional” de la política.

En un extremo, se ubica la visión racional estricta del análisis que reconoce la existencia de
diversas restricciones pero sin renunciar a la exigencia de la racionalidad máxima posible en la
formulación y decisión de la política. En el extremo opuesto, se ubica la visión negociadora,
concertadora, pragmática de la política, que utilizará táctica o casuísticamente el análisis.

Las dos corrientes de análisis:

Racionalismo e Incrementalismo

Después de la Segunda Guerra Mundial, se llamó “análisis de políticas” a la propuesta y/o a la


actividad de mejorar las decisiones (logísticas, bélicas, económicas, asistenciales), de políticas
mediante la incorporación sistemática de teoría y método científico (diseño, método
cuantitativos y supuestos teóricos de comportamiento racional de los sujetos) más allá de la
experiencia, la intuición, la costumbre o la ley.

Aguilar dice: las políticas públicas podrían ser, tal vez, decisiones complejas y conflictivas, pero no
eran esencialmente diversas en sus partes, pasos y requerimientos. En efecto, descomponer un
problema de política es sus componentes básicos y estructurarlo, determinar cuáles serían los
componentes a alterar y establecer así los objetivos de acción, identificar las posibles opciones de
acción para efectuar los objetivos, compararlos en términos de su eficacia-eficiencia esperada,
utilizando técnicas de modelación y calculo cuantitativo (es decir, entendido positivamente,
“método científico”. Este es el esquema de decisión racional o de solución racional de problemas

Esto es, se evoca el análisis microeconómico de costo-beneficio y costo-efectividad, el análisis de


sistemas y el de de la investigación de operaciones, con su técnicas y procedimientos lógicos-
cuantitativos de maximización mediante la programación lineal, teoría de juegos y colas,
simulación…

Quade (1975:22) pionero del “análisis de políticas, defensor del enfoque cuantitativo, pero
también sensible a sus alcance y limitaciones, describe la situación: la investigación de operaciones
busca contribuir a realizar objetivo dado de la mejor manera; el análisis de sistemas (que es una
investigación de operaciones) busca lo mismo, pero de manera más económica; con equidad, más
inclusiva y abarcante, por cuanto comporta consideraciones de economía e investiga la interacción
entre los fines y los medios.

El “análisis de políticas” puede entenderse como un análisis de sistemas inclusivo y


comprehensivo, pero con el añadido de que se interesa por los impactos distributivos de la
política. Más aun, presta mayor atención a la implementación y a las consideraciones políticas y
organizacionales. Quade no diferencia.
En efecto, el análisis de sistemas es un enfoque sistemático que ayuda al decidor a escoger un
curso de acción mediante la investigación integral de su problema, la invención de sus objetivos y
opciones de acción, la constratación de las opciones a la luz de sus consecuencias, el uso de un
marco de referencia posiblemente analítico para aplicar intuición y juicio calificado al problema en
cuestión (de factores sociales y político)

En esta visión, el análisis de políticas es una estrategia de solución de problemas o de realización


de objetivos, que procede estrictamente según criterios racionales de eficiencia técnica y
eficiencia económica.

Contra este esquema canónico de análisis y decisión racional reaccionó Lindblom (1959, 1963,
1979).Su contrapuesta ampliaba las tesis de racionalidad limitada (cognoscitivos de información)
de Simón (1945) y las de “sociedad abierta” (refutable por definición, apoyados en evidencias
inconclusas, carecen de validez) e “ingeniería social gradual” de Popper (1945) que critica la
fundamentación inductiva de la ciencia.

Lindblom recogió y rehizo estas dos posiciones, al afirmar que los gobiernos pueden decidir
racional y responsablemente frente a los problemas públicos sin tener que comprometerse con los
supuestos y requisitos de la racionalidad omnicomprehensiva (teorías causales y modelación
matemática del comportamiento), que hipotecaban el análisis de políticas dominante y la
planificación.

Lindblom propone un MODELO DE ANALISIS DE POLITICAS:

Las hechuras de políticas se dan en una dinámica de sucesivas comparaciones, cotejos y


aproximaciones hacia los objetivos deseados que van cambiando a la luz de las nuevas
consideraciones de la dinámica social involucrada.

Base del modelo: en un gobierno con abierta competencia de ideas e intereses lo adecuado es:
corregir, ajustar, adaptar y/o reformar la "última política" disminuyendo la probabilidad de
catástrofe y queda abierta la posibilidad de corregir los errores.

Lindblom es el tronco teórico básico en el análisis de políticas, posteriormente se desarrollan


Wildawsky y Majone.

La otra racionalidad del análisis: Majone

Propone un MODELO DE ANALISIS DE POLITICAS:

Una concepción dialéctica (discurso crítico).

Un modelo con carácter "artesanal" en el análisis de políticas.

El analista elabora y articula: evidencias, argumentos, persuasión, razones, informaciones y teorías


para lograr el consenso y desde aquí convertir un análisis en política real y efectiva.
El analista y su equipo utilizan el poder, la influencia y la negociación entre los grupos políticos y
de presión por un lado, y por otro, el debate y la argumentación entre los elaboradores de
políticas como entre los ciudadanos en tanto discusión pública, este juego antitético y sintético es
el tamiz de donde emerge "la política".

Los planteamientos de Majone se ven reflejados en la responsabilidad que le cabe a los actores
políticos a lo largo de todo el proceso de implementación, las etapas de acción y los estudios de
impacto, en razón de que en cada momento deben estar persuadiendo y logrando consensos que
devendrán en una política real.

El análisis como proceso social: Wildavsky

Wildavsky sostiene que el análisis de las políticas públicas consiste en hallar "un problema sobre el
cual algo pudiera o debería hacerse"

Propone un MODELO DE ANALISIS DE POLITICAS:

Un proceso de "creación de problemas públicos".

La formulación del problema no es el primer paso sino el último del análisis.

El análisis consiste en encontrar un problema que pueda ser resuelto por los ejecutivos con nivel
de toma de decisión sobre la base de variables controlables y tiempo disponible.

Contrastar los "objetivos deseados" con los "recursos disponibles" intentando dar una solución a la
situación indeseada.

Confrontar lo "ideal" con lo "real" de un problema público, es decir, lo que se querría hacer, lo
deseable, con lo que se puede hacer, lo posible, concordar lo que la sociedad y el gobierno pueden
en efecto remediar, modificar y/o resolver.

Definir el problema público es encontrar el equilibrio entre los "hechos" y los "medios" que
posibilitan el logro de los objetivos.

Se deben considerar en forma conjunta:

Recursos - Objetivos

Medios – Fines

Los postulados de Wildavsky encuentran su concreción tanto en la puesta en marcha en etapas


cronológicamente diferenciadas de los objetivos deseados en función a los logros alcanzados con
los recursos disponibles, como las formulaciones de los problemas a resolver en las sucesivas
etapas, formulaciones que pasan a ser pseudoproblemas pues ya tienen por los estudios y análisis
previos realizados sus correspondientes soluciones.

A manera de recapitulación

Todo este recorrido por las nociones del análisis de políticas, buscando saber en que consiste, cuál
función y alcance se le atribuye, cuáles procedimientos emplea, cuáles los defectos y desvíos a
evitar, puede que se trate se variaciones sobre el tema clásico de relación entre razón (ciencia) y
política. Lo son, pero son variaciones en términos más concretos y que se orientan a la solución de
problemas reales que tienen lugar en las comunidades políticas.

Simplificando, la literatura se puede decir que hay dos tendencias extremas, una, la que se inclina
a intelectualizar el análisis y la formulación de las políticas y la que se inclina a menospreciar el
análisis y dejar la decisión al juego y arreglo de los poderes.

La primera tendencia estaría representada por el análisis de sistema, el análisis de costo-beneficio


y costo-eficiencia, la investigación de operaciones, con todo su arsenal de modelación y cálculo
cuantitativo, y sus aplicaciones más delimitadas de la planeación, programación, presupuestación
y gestión.

Con razones, válidas para el sector público, su foco de atención es la eficiencia económica y
técnica de las políticas y su objetivo es producir recomendaciones normativas correctas a la luz
del criterio de racionalidad y causalidad del actuar.

La segunda tendencia estaría representada por todo el conjunto de politólogos que, con referencia
a las teorías pluralistas, (neo)corporativistas, de élites y clases, consideran que el análisis es sólo
un elemento de entre los muchos que intervienen en el proceso de elaboración de una política.

Como elemento de juicio es frecuentemente importante el análisis en el debate de los problemas


públicos complejos, pero ocupa un lugar secundario respecto de las transacciones entre las
fuerzas.

El “ajuste mutuo” entre los grupos de interés guía y usa el análisis y decide la política.

Añade Aguilar, que el pragmatismo y el concertacionismo permiten la irracionalidad decisoria,


bajo la forma de dispendio y desempeño administrativo, además de consagrar la política
miscelánea de presión como método para plantear problemas y encontrar respuestas.

Consciente de los defectos, límites y riesgos de la posición técnica y política del análisis, han
surgido buenas tesis intermedias que quieren conciliar las ventajas y bondades de los extremos.

Bajo la metáfora pertinente del “arte y la artesanía” quieren integrar el análisis de eficiencia en el
horizonte mayor de la política. Pero ésta no es entendida resignadamente (es decir, pluralista,
corporativa, elitista o clasistamente) como la fatal situación de relaciones de fuerza, mercado de
posiciones y ganancias o transacciones de intereses. Por lo contrario, con sonoridad liberal,
política significa discutir, ofrecer razones, argumentar, persuadir, convencer, llegar a acuerdos aun
si parciales y de carácter temporal.

En conexión, consideran a la política como un proceso de aprendizaje colectivo para aumentar la


capacidad de resolver problemas por parte de una comunidad.

En esta visión abierta de la política, el análisis para la toma de decisiones recupera su sentido, pero
es integrado al proceso de la interacción política.

Persuadir se vuelve el componente clave del análisis.


Hay que armar un análisis que pueda ser convincente a los que están interesados en resolver un
problema, pero no por que fue confeccionado a la medida de los deseos, prejuicios y gustos de los
demandantes o los gobernantes.

Concluye Aguilar, se trata de una actividad convincente de pedagogía pública, que a contraluz de
los errores y extravíos de las decisiones públicas pasadas induce modificaciones en los deseos y las
percepciones, en las expectativas y los instrumentos de la ciudadanía y gobierno. Por consiguiente,
un análisis que puede transformar las relaciones sociales, institucionales, patrones culturales.

En suma, el análisis de políticas pierde su habitual mesura y sueña su utopía social. Pero, el análisis
de políticas quiere contribuir a decisiones que hagan de la política y del gobierno instituciones
productivas, que ensanchen en lugar de estrechar el ámbito de lo colectivamente deseable y
factible.

Ello significa una visión rigurosamente teórico-técnica del análisis, pero en comunicación con la
ciudadanía.

Con un sitio en el corazón de la vida pública, pero con buenas realistas razones.

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