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Discurso Juez y Barreto

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Estimada Juez,

Nos dirigimos a usted con el fin de presentarnos como el bufete de abogados


defensores del acusado “Ernesto Pereyra” en el caso que se encuentra ante este
honorable tribunal. Agradecemos la oportunidad de representar a nuestro
cliente en este proceso legal y asumir la responsabilidad de asegurar que se le
brinde una defensa justa y equitativa.

Como abogado con amplia experiencia en litigios penales, me comprometo a


aplicar mis conocimientos legales, ética profesional y habilidades de
argumentación para garantizar la protección de los derechos fundamentales de
mi cliente. Mi objetivo principal es garantizar que se haga justicia y se respeten
los principios de imparcialidad y debido proceso.

En cuanto al caso que nos ocupa, he realizado un estudio exhaustivo de la


evidencia y los hechos presentados por la fiscalía. Estoy preparado para
cuestionar las acusaciones presentadas y presentar pruebas y argumentos que
demuestren la inocencia de mi cliente. Me aseguraré de que se respeten sus
derechos constitucionales, incluido el derecho a la presunción de inocencia, a
un juicio justo y a la presentación de pruebas en su defensa.

Mi enfoque durante este juicio será construir una estrategia sólida, basada en la
ley y en la evidencia, con el objetivo de refutar las acusaciones presentadas y
proteger los derechos de mi cliente. Trabajaré diligentemente para exponer
cualquier inconsistencia o falta de sustento en la argumentación de la fiscalía.

Asimismo, me comprometo a mantener un alto nivel de profesionalismo y


respeto en todas mis interacciones con el tribunal, la fiscalía y las demás partes
involucradas en este proceso. Estoy dispuesto a colaborar de manera
constructiva y a seguir las directrices y reglamentos establecidos por este
honorable tribunal.

Agradezco su atención a esta carta de presentación y la oportunidad de servir


como abogado defensor en este caso. Estoy plenamente comprometido a llevar
adelante una defensa enérgica y efectiva en nombre de mi cliente.

Quedo a su disposición para cualquier consulta o información adicional que


pueda necesitar y espero con interés el inicio de este juicio en el que confío en
demostrar la inocencia de mi representado.
En la ciudad de Buenos Aires, a los 31 días del mes de mayo de 2023, comparece ante
S.S.a y Secretario actuante, un testigo espontáneo, a quien se le procederá a tomar
DECLARACIÓN TESTIMONIAL. Acto seguido S.S.a le requiere el juramento o
promesa de decir verdad de todo cuanto supiere y le fuere preguntado, de acuerdo con
sus creencias, siendo instruido de las penas correspondientes al delito de falso
testimonio, para lo cual le fueron leídas las disposiciones legales pertinentes del Código
Penal y expresó "Lo juro". Se le enuncian los derechos que le asisten, previstos en los
artículos 79, 80 y 81 del C.P.P., dándose lectura de los mencionados artículos.
Preguntado que fuera por sus datos personales dice llamarse EMILIANO BARRETO,
acreditando identidad mediante DNI 12.898.610, el cual exhibe y retiene para sí, de
profesión profesor, casado, nacido el 6 de marzo de 1960, en Buenos Aires, hijo de
Estela Dominguez y Enrique Barreto, domiciliado en la calle Alvarez Jonte 323 de esta
ciudad. Se lo invita a manifestar cuanto conoce de la causa, declarando: "Me presenté
esta mañana en la Comisaría 31, de donde me derivaron a este juzgado, para aportar un
dato muy importante para la causa. El día de la desaparición de Alicia Soria, atendí en el
bar a una señora muy nerviosa, vestida con un traje color arena, que había salido del
edificio de la mencionada Soria, y que observaba los movimientos del edificio con
actitud sospechosa. Me acuerdo perfecto de ella porque me llamó la atención que llevara
puestos guantes de goma". Su Señoría pregunta: "¿De goma?". El testigo responde:
"Sí". Preguntado por S.S.a para que le diga si tiene conocimiento de la identidad de esa
mujer, el testigo manifiesta: "Hasta hace un tiempo no la tenía, pero ayer, un cliente
habitual del bar, el señor Ernesto Pereyra, entre trago y trago me manifestó su
preocupación por ser el único sospechoso en un crimen que no había cometido, y su
inquietud y su temor porque sospechaba que su mujer, Inés Pereyra, estaría involucrada
en este lamentable hecho, lo cual, por el vínculo y el aprecio propio de quienes
estuvieron casados tantos años, le impedía acercarse a la justicia y evacuar sus
sospechas. Me mostró una fotografía que siempre lleva consigo, y la misma coincidía en
un cien por ciento con la mujer que vi el día de la desaparición de Alicia". Preguntado
por S.S.a por qué no se presentó con anterioridad ante este juzgado para dar su
testimonio, el testigo manifiesta: "Porque a veces uno juzga sin saber y tenía miedo de
involucrar a alguien que no tuviera nada que ver simplemente por una actitud nerviosa o
poco común. Pero cuando el señor Pereyra me manifestó sus temores, y me enseñó la
foto, mi conciencia me dijo que tenia que presentarme y decir mi parecer, y si estaba
equivocado, o no tenia nada que ver, la justicia ya se encargaría de demostrarlo".
Preguntado por S.S.a si quiere agregar, quitar o enmendar algo de lo expresado,
responde: "No", con lo que se da por finalizado el presente acto, previa lectura en alta
voz del Actuario, firmando el compareciente para constancia de ello, luego de S.S.a y
ante mí DOY FE.

Speech Barreto:

Me presenté hoy a la mañana en la Comisaría 31, de donde me derivaron a este juzgado,


para aportar un dato muy importante para la causa. Salia de trabajar, como todas las
mañanas. Soy profesor de literatura en una escuela pública, cerca de la zona del
suceso ocurrido, y por las tardes trabajo como empleado de un hotel en la calle
Monroe. Por la tarde de ese mismo dia, se presento una mujer, de pelo corto y
oscuro, parecía falso a simple vista, vistiendo una campera de cuero. Nosotros
preguntamos: ¿La conocía de algún lado? El responde: No, nunca la había visto
por el hotel, pero se mostro muy insistente con querer ingresar, sola. Cuando
estaba caminado para volver a mi casa, me encontré a aproximadamente 5
metros de la puerta del hotel, un par de anteojos negros, como los que venden
en la calle. Como no pasaba nadie por ahí, decidí agarrarlos y llevarlos al hotel,
que era el lugar mas cercano y abierto a esa hora. Me recibió Gustavo, el
empleado. Entre charla y charla le comente sobre este par de anteojos que halle
cerca de este lugar. Ni bien se los mostre, el

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