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Un Día en Mi Vida

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Laura Vanessa Mora Amado

Un día en mi vida
Me encuentro acostada en mi cama cuando escucho un estruendo, un sonido alto pero
frio, sin sentimiento ni alma; al abrir los ojos y buscar de donde proviene, encuentro que
es la alarma avisándome que es hora de iniciar un nuevo día, apago la alarma y me
dispongo a organizarme, sé que tengo tiempo suficiente como para no tener que correr
así que me tomo mi tiempo en alistar mi atuendo del día y bañarme.
Al terminar de alistarme escucho una voz
- Adiós, hermana, ya me voy al colegio.
Desayuno junto con mi madre mientras hablamos de lo que debemos hacer el día, ella
trabajar y yo estudiar.
Salgo a coger bus para dirigirme hacia la Universidad, logro subirme en un SITP, para
sorpresa de nadie, lleno, me bajo del mismo para subirme a la estación de Transmilenio,
en la cual, al igual que el SITP está llena, pero logro subirme en un Transmilenio
medianamente cómoda y con tiempo.
Llego a la Universidad, tengo las clases del día y me devuelvo por Transmilenio, en el
cual se sube un joven de aspecto andrajoso, sombrío y puedo decir algo tenebroso; nos
miramos entre todos los pasajeros con cierto temor pues la ciudad no es precisamente
reconocida por su seguridad y no tenemos un lugar para el cual correr; este joven procede
a hablar de manera bastante peculiar y utilizando un léxico bastante agresivo y un poco
vulgar, pide dinero, pero no para comida, sino para estupefacientes, es Bogotá y es el
transporte publico, por su sinceridad algunos le dan algunas monedas por lo que en la
siguiente estación dice
- ¡CHAO!
Nadie le responde por lo que repite con un tono más fuerte y algo intimidante
- ¡Oigan, que chao!
Todos respondemos y el sigue en su camino.
La continuación de mi viajes es sumamente ordinaria, música, gente desconocida con
caras de preocupación, tristeza o simple aburrimiento; la desgracia que se ve en
Transmilenio.
Al bajarme de la estación mi padre está esperándome para llevarme a casa, en el trayecto
hasta la misma tenemos una charla del día y le cuento la cosa más distinta que me
sucedió en el día que como no es de extrañar, fue el joven en Transmilenio, me dice que
debo tener cuidado y siempre estar al pendiente de la gente.
Al llegar a casa almuerzo y me siento en el escritorio a estudiar y hacer trabajos, por lo
que el ritual de preparación para empezar comienza con ponerme ropa cómoda, tener
snacks cerca, música que me guste, pero no me distraiga y las herramientas a la mano.
Al terminar lo que debo hacer, como algo ligero, les deseo buenas noches a las personas
que quiero, hago otro ritual de preparación, en este caso de aseo y me voy…

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