La Segunda Revolución Industrial
La Segunda Revolución Industrial
La Segunda Revolución Industrial
INTRODUCCIÓN
Como había ocurrido antes de la revolución industrial, la nueva fase trajo consigo un
reequilibrio de las fuerzas económicas en el mundo. La industrialización se consolidó
definitivamente en los países que ya la habían iniciado con anterioridad, que pasaron a ser
grandes potencias industriales (Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos); se
extendió a nuevas zonas, llegando a Escandinavia, los Países Bajos, partes de la Europa
Oriental y Mediterránea, Canadá e incluso Asia (al Japón de la era Meiji). Al amparo del
imperialismo ─una consecuencia lógica de la expansión del poderío industrial─, la
economía del mundo que se había forjado durante el período precedente acentuó su
internacionalización, dando lugar a un fenómeno propio del siglo XX sin solución de
continuidad: la interdependencia económica.
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competencia exterior. Al mismo tiempo, la doble necesidad de rentabilizar inversiones y
de capturar mercados coadyuvó, junto a otras causas, a dar una nueva dimensión a la
expansión europea a ultramar, por medio de la exportación masiva de capitales, el reparto
de zonas de influencia y la conquista de territorios coloniales. Y por si todo ello fuera
poco, estaba teniendo lugar una nueva revolución científico-tecnológica, de resultas de
la estrecha asociación del laboratorio y la fábrica, lo que desarrolló enormemente las
capacidades industriales. Esta investigación aplicada (ciencia y tecnología) hizo posible
la aparición de nuevos materiales (metales, dinamita, productos químicos), nuevas formas
de tratar los antiguos (el acero) y nuevas fuentes de energía (la electricidad y el petróleo,
con sus múltiples aplicaciones). Todo ello contribuyó a que mejorasen sustancialmente
las capacidades industriales, con lo que se consiguió el perfeccionamiento de las viejas
industrias (las textiles, pero sobre todo las siderúrgicas, siendo ésta la <<era del acero>>),
la maquinización de las industrias tradicionales (alimentación, papel, construcción) y la
aparición de otras nuevas, especialmente en los sectores metalúrgico, eléctrico, químico
y de automoción.
1.- Convenios que regulan niveles de producción, precios o reparto de mercados, bajo
formas diversas que van desde la más simple, los acuerdos provisionales (gentlemens´s
agreements), los cuales servían para fijar precios en una determinada región, a los
cárteles: sólido compromiso a largo plazo, en el que empresas participantes todavía
mantienen su independencia jurídica.
2.- Los holdings. Sociedades de participación que facilitan el dominio financiero de otras
empresas con gran ahorro de capital. Normalmente, es el instrumento de penetración
financiera más utilizado por los bancos. El mecanismo es muy simple: un banco o grupo
financiero constituyen un holding, del que controlan el 51 por 100 de sus acciones; a su
vez, el holding adquiere la mayoría de las acciones de las empresas que interesan al banco
patrocinador. Gracias a esta fórmula, un banco puede dominar un número considerable de
empresas sin comprometer la totalidad de sus recursos disponibles; basta una inversión
que asegure la cómoda mayoría en el consejo de administración de la empresa que se
quiere controlar.
El dirigente controla la sociedad fundamental; ésta a su vez ejerce el dominio sobre las sociedades que
dependen de ella (sociedades hijas); estas últimas sobre las sociedades nietas y así sucesivamente. De tal
forma es posible sin poseer un capital demasiado cuantioso dominar sobre ramas gigantescas de
producción. En efecto: si la posesión del 50 por 100 es siempre bastante para controlar una sociedad
anónima, al dirigente le basta poseer sólo un millón para estar en condiciones de controlar ocho millones
de capital de las sociedades nietas. Y si esta combinación va todavía más lejos, con un millón se pueden
controlar 16,32 millones, etc.
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Éste sistema de participación fue el instrumento que posibilitó el ensamblaje entre la
banca y el mundo fabril, es decir, la irrupción del capital bancario en el desarrollo
industrial.
3.- La fusión empresarial o trust. Es la forma más elevada de concentración. Las empresas
que se aglutinan en el trust pierden su independencia jurídica. A fines del siglo XIX este
tipo de concentración todavía es minoritario con respecto a los dos anteriores.
Estas tres formas de concentración lo que pretenden conseguir es maximizar los
beneficios. No podía ser más explícito uno de los fundadores del Standard Oil Trust al
declarar:
Si por consentimiento mutuo, y de buena fe, los refinadores aceptan reducir las cantidades producidas a una
cuota para cada uno, establecida según la oferta y la demanda, podría regularizarse el mercado con una
ganancia razonable para todo el mundo. El petróleo cuesta hoy quince centavos el galón. Un reparto tal de
los negocios haría subir, sin duda, los precios a veinte centavos. Para que produjeran un justo beneficio, el
petróleo debería venderse a veinticinco centavos por galón.
Aún es el carbón representa la mayor parte de la energía utilizada, cuya extracción es cada
vez más fácil pero las nuevas fuentes de energía propias de la segunda revolución
industrial son la electricidad y el petróleo. La electricidad es el descubrimiento
fundamental por su aplicación a la industria y a los transportes desde 1870. Al descubrir
Edison la bombilla en 1880 extiende la iluminación eléctrica, el alumbrado público. Desde
1900 hay una aplicación general para el transporte y la industria y el uso doméstico con
el establecimiento de centrales y líneas de distribución.
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hidrocarburo, que puede estar en estado líquido o gaseoso. Al primero se le llama “crudo”
y al segundo “Gas natural”. A finales del XIX se utilizaba ya para hacer funcionar motores
de automóviles, equipos industriales y otros.
Si EEUU fue líder en el sector petrolífero con Compañías como la Estándar Oil de John
Rockefeller, a finales de siglo, Rusia se convirtió en la primera potencia al explotar sus
yacimientos de Bakú. Algunas compañías holandesas y británicas (Royal Dutch-Shell;
Anglo-Iranian Oil Company controlaban los procesos de extracción, comercialización en
Europa. Con sus prospecciones en Oriente Próximo dominaron, junto a las
estadounidenses, el mercado mundial de petróleo en las primeras décadas del XX.
La utilización en el sector del automóvil y de los transportes en general, llevará a que el
petróleo se convierta en una materia prima que se asocia a los nuevos conflictos y a las
áreas disputadas por las potencias desarrolladas.
AGRICULTURA
INDUSTRIA
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máquinas como el fonógrafo (1887), gramófono (1887), la linotipia (1886) o la bicicleta
(1885).
Por otra parte, la industria química: la película fotográfica (que se desarrollará con el cine)
inventado en 1895, los perfumes, colorantes, las fibras. Bayer fabricó la aspirina desde
1893 y otras medicinas. La coca-cola tiene su origen en 1886.
COMERCIO Y LA BANCA
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mantuvo la supremacía en el XIX. Las exposiciones universales, desde la de Londres de
1851 que reunió a 27.000 expositores, fue seguida de otras en Nueva York, Londres, París.
Desde 1848 Gran Bretaña se había abierto al librecambio; Francia en 1860. Así se
multiplicaba el volumen comercial.
Los bancos, que controlaban los capitales, los cambios y las inversiones también
experimentaron la concentración. En este período hay una situación de estabilidad
monetaria, en la que tiene importancia el oro, cuya producción aumenta por el
mantenimiento de las minas norteamericanas y el descubrimiento de las de África del Sur.
El monometalismo con base en el oro se va estableciendo en los principales países
industriales: Alemania en 1873; Rusia y Japón en 1897 o EEUU en 1900.
Como consecuencia del desarrollo del capitalismo aumentó la tendencia a la fusión entre
el capital bancario y el capital industrial: los Bancos entregaban a las empresas el capital
para su expansión y eran compensados con acciones. La concentración bancaria e
industrial creciente daba nacimiento al monopolio controlando una sociedad la mayor
parte de la producción en una actividad industrial o acordando diversas sociedades de una
industria las cantidades a producir y los precios y los precios de venta.
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en el comercio internacional. Hubo que esperar, pues, a que terminara la Gran Guerra para
presenciar el declive del poderío europeo.
Ahora bien, hablar del poderío europeo durante esta etapa quería decir, esencialmente,
poderío de Europa occidental, y particularmente del Reino Unido, Alemania y Francia.
Porque junto a la Europa avanzada, la de los países industrializados o en proceso de
industrialización, existía la Europa atrasada, con una economía de base agraria en la que
numerosos obstáculos estructurales se interponían en el camino de la modernización. En
gran parte de la zona mediterránea y oriental, los brotes de industrialización coexistían en
medio de estructuras tradicionales que impedían el necesario crecimiento de la demanda
interior, la articulación de un mercado nacional integrado o la competitividad de las
producciones industriales en el mercado internacional. Las estructuras agrarias reflejan
estas persistencias del Antiguo Régimen con claridad: mientras que en España los
latifundios había ganado terreno a partir de la desamortización liberalizadora de las tierras,
en el extremo oriental de Europa (Rumanía, Hungría, Rusia, pero también partes de
Alemania) el fin de la servidumbre campesina no llevó aparejado el fin de todos los
privilegios.
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mantenía la natalidad muy alta, siendo el crecimiento más elevado y la población, joven.
Una nueva oleada migratoria llevaba a las personas de las zonas más orientales de Europa
al Centro y a América.
La población europea crecía de forma desigual: aumentaba más en Gran Bretaña (52%),
Alemania (60%) o Rusia, que dobló la población entre 1850 y 1900. EEUU que tenía 32
millones en 1860 pasó a 98 en 1914. Los países con más fuerte emigración fueron: Gran
Bretaña hasta 1890; Alemania hasta 1881; Italia desde 1880 y Europa Oriental en el
mismo período. Los países receptores principales eran EEUU, Canadá, Brasil, Argentina,
Australia, Nueva Zelanda y África del Sur. Se trata de nuevas potencias económicas que
se desarrollan y compiten con las europeas. El desarrollo urbano es otro fenómeno
asociado. En Europa, las ciudades crecieron más que nunca. A finales del XIX había 7
ciudades europeas con más de un millón de habitantes y en Europa occidental ya era la
población urbana mayor que la rural. Sobre todo en las ciudades, aumenta el nivel de vida
en general aunque no de forma homogénea y se dispone de una mejor sanidad,
alimentación, información o educación. También se desarrollan los barrios obreros con
sus chabolas y su problema de hacinamiento.