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Amnios y Cordón Umbilical

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AMNIOS Y CORDÓN UMBILICAL

El amnios es una bolsa amplia que


contiene líquido amniótico, en el que
el feto está suspendido unido a su
cordón umbilical. La línea oval que
define el amnios al reflejarse sobre el
ectodermo embrionario (unión
amnioectodérmica) constituye el
anillo umbilical primitivo.
Al final de la quinta semana de
desarrollo las estructuras siguientes
pasan por el anillo (1) el pedículo de
fijación, que contiene el alantoides y
los vasos sanguíneos umbilicales, que
corresponden a dos arterias y una
vena; (2) el pedículo vitelino
(conducto vitelino), acompañado de los vasos sanguíneos vitelinos; y (3) el conducto que
conecta la cavidad intraembrionaria con la extraembrionaria. El saco vitelino en sí ocupa un
espacio en la cavidad coriónica, esto es, el ubicado entre el amnios y la placa coriónica
Durante el desarrollo posterior, la cavidad amniótica crece con rapidez a expensas de la cavidad
coriónica, y el amnios comienza a envolver los pedículos conectores y del saco vitelino,
adosándolos y dando origen al cordón umbilical primitivo
Durante un periodo la cavidad abdominal es demasiado pequeña para las asas intestinales que se
desarrollan con rapidez, y algunas de ellas son desplazadas hacia el espacio extraembrionario en
el cordón umbilical. Estas asas intestinales expulsadas constituyen una hernia umbilical
fisiológica
CAMBIOS PLACENTARIOS AL FINAL DEL EMBARAZO
Entre estos cambios están (1) un incremento del tejido fibroso en el núcleo de la vellosidad, (2)
el engrosamiento de las membranas basales de los capilares fetales, (3) cambios obliterantes en
los capilares de las vellosidades y (4) depósito de material fibrinoide sobre la superficie de las
vellosidades en la zona de unión y en la placa coriónica. La formación excesiva de material
fibrinoide a menudo induce el infarto de alguna laguna intervellosa o incluso de todo un
cotiledón. El cotiledón adquiere entonces un aspecto blanquecino
LÍQUIDO AMNIÓTICO
La cavidad amniótica está ocupada por líquido claro acuoso que es producido en parte por las
células amnióticas, pero deriva ante todo de la sangre materna. La cantidad de líquido se
incrementa desde cerca de 30 mL a las 10 semanas de gestación hasta 450 mL a las 20 semanas,
y 800 a 1000 mL a las 37 semanas.
Durante los primeros meses del embarazo el embrión está suspendido por el cordón umbilical
dentro de este líquido, que actúa como una almohadilla protectora. El líquido (1) amortigua los
movimientos bruscos, (2) impide la adhesión del embrión al amnios y (3) permite los
movimientos fetales. El líquido amniótico es sustituido cada 3 h. Desde el inicio del quinto mes
el feto deglute su propio líquido amniótico, y se calcula que bebe alrededor de 400 mL al día,
cerca de la mitad del volumen total. A partir del quinto mes la orina del feto se mezcla a diario
con el líquido amniótico, si bien es en mayor medida agua debido a que la placenta actúa como
órgano de intercambio para los desechos metabólicos. Durante el parto la membrana
amniocoriónica forma una cuña hidrostática, que ayuda a dilatar el conducto cervical.
CORRELACIONES CLÍNICAS
Anomalías del cordón umbilical
Al momento del nacimiento el cordón umbilical tiene entre 1 y 2 cm de diámetro y de 50 a 60
cm de longitud. Es tortuoso, lo que genera el aspecto de nudos falsos. La longitud de un cordón
coincide con el movimiento intrauterino del feto, y se han observado cordones cortos en
trastornos del movimiento fetal y en la constricción intrauterina. t
Un cordón en extremo largo puede enredarse en el cuello del feto, por lo general sin mayor
riesgo, en tanto uno corto puede generar dificultades durante el parto al tirar la placenta y
ejercer tensión sobre su sitio de fijación en el útero. Por lo general, existen dos arterias y una
vena en el cordón umbilical. Sin embargo, uno de cada 200 neonatos presenta arteria umbilical
única y tiene un riesgo aproximado de 20% de tener defectos cardiacos y vasculares
adicionales. La falta de una arteria pudiera derivar de su falta de formación (agenesia) o de su
degeneración en una fase temprana del desarrollo.
Bridas amnióticas
los desgarros del amnios dan origen a bridas amnióticas, que pueden enredarse en una parte
del feto, en particular las extremidades y los dedos. Los resultados pueden ser amputaciones,
constricciones perimetrales y otras anomalías, entre ellas deformidades craneofaciales, el origen
de las bridas se desconoce.
Líquido amniótico
El volumen excesivo de líquido amniótico (polihidramnios) se relaciona con la anencefalia y la
atresia esofágica, en tanto su volumen insuficiente (oligohidramnios) se vincula con la agenesia
renal.
La rotura prematura de membranas (RPM) en el embarazo de término se refiere a la que
ocurre antes del inicio de las contracciones uterinas, y afecta a 10% de los embarazos. La RPM
pretérmino se presenta antes de las 37 semanas de embarazo, se observa en 3% de los
embarazos y es una causa frecuente de trabajo de parto previo al término.
PARTO (NACIMIENTO)
Durante las primeras 34 a 38 semanas de la gestación el miometrio no responde a las señales
para el parto (nacimiento). Durante las últimas 2 a 4 semanas del embarazo, no obstante, este
tejido pasa por una fase de transición para prepararse para el inicio del trabajo de parto. Por
último, esta fase termina con el engrosamiento del miometrio en el fondo uterino, y su
reblandecimiento y adelgazamiento de su tercio inferior y el cérvix.
El trabajo de parto mismo se divide en tres fases: (1) borramiento (adelgazamiento y
acortamiento) y dilatación del cuello uterino (esta etapa termina cuando el cérvix alcanza su
dilatación completa), (2) expulsión del feto y (3) alumbramiento (expulsión de la placenta y
las membranas fetales).

 La fase 1 es producto de las contracciones uterinas que comprimen al saco amniótico


contra el conducto cervical a manera de cuña; en caso de existir rotura de membranas, la
presión la ejerce la parte presentada del feto, por lo general la cabeza.
 La fase 2 también es facilitada por contracciones uterinas, pero la fuerza más
importante la genera la presión intraabdominal creciente por la contracción de los
músculos abdominales.
 En la fase 3 se requieren contracciones uterinas y se ve facilitada por el incremento de
la presión intraabdominal.

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