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Resumen Sociedad Conyugal

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RESUMEN SOCIEDAD CONYUGAL

Disolución
La disolución es el fin de las relaciones patrimoniales que surgieron en el matrimonio. La
disolución de la sociedad es irreversible, es decir, una vez disuelta no hay cómo
reconstruirla (Parra, 2017). Desde ese momento en adelante, no surgirán más relaciones
patrimoniales entre los cónyuges, y el patrimonio queda congelado. Desde ese momento
procede la liquidación (Torrado, 2018).
Causales
De acuerdo con el artículo 1820 del Código Civil, existen cinco causales de disolución de la
sociedad conyugal. Estas son:
 La disolución del matrimonio. Sea por divorcio, cesación de efectos civiles del
matrimonio católico, o muerte real o presunta de uno o ambos cónyuges, la
disolución de la sociedad conyugal es uno de los efectos patrimoniales del fin del
matrimonio (Código Civil, artículos 152 y 160).
 La separación judicial de cuerpos de mutuo acuerdo. Cuando esta sea a término
indefinido, la sociedad conyugal siempre se disolverá. Sí la separación se dará por
término menor a un año, entonces las partes que no deseen disolver la sociedad
conyugal deben manifestarlo así al juez (Código Civil, artículo 167; Torrado, 2018).
 La sentencia de separación de bienes. La naturaleza de las pretensiones en este
proceso es la de disolver la sociedad conyugal. El artículo 203 del Código Civil
señala que, ejecutoriada la sentencia que decreta la separación de bienes, ninguno de
los cónyuges tendrá parte de los gananciales que le correspondan al otro cónyuge.
Aclara el doctrinante Parra (2017) que la separación de bienes no es sinónimo de la
disolución de la sociedad conyugal. La separación de bienes es un proceso judicial,
y es una de las causas de la disolución de la sociedad conyugal.
 La declaración de nulidad del matrimonio, salvo que se haya anulado por
vínculo anterior. En ese caso, la sociedad conyugal de la segunda unión nunca
surgió. Debe hacerse una salvedad; en el 2004, la Sala de Casación Civil de la Corte
Suprema de Justicia ratificó la tesis según la cual, si la sociedad conyugal del primer
matrimonio ya fue disuelta, es posible que se cree una sociedad conyugal en el
segundo matrimonio, incluso aunque este último se declare nulo por vínculo
anterior.
 El mutuo acuerdo de los cónyuges. En este caso, los cónyuges pueden acudir ante
notario o a un centro de conciliación. La escritura pública y el acta de conciliación
correspondientes resolverán el asunto y lo dejarán en firme (Torrado, 2018). A
diferencia de la separación de bienes judicial, en el trámite notarial es forzoso
proceder a liquidar la sociedad una vez esta se haya disuelto.
En el caso del divorcio, la separación de cuerpos decretada judicialmente, y el mutuo
acuerdo, la disolución deberá elevarse a escritura pública que debe registrarse en el registro
civil y en el registro de instrumentos públicos para que sea oponible a terceros. La escritura
debe contener el inventario de bienes, las deudas sociales, y la liquidación, cuando se
efectúe. “[L]os cónyuges responderán solidariamente ante los acreedores con título anterior
al registro de la escritura de disolución y liquidación de la sociedad conyugal.” (Código
Civil, artículo 1820).
Efectos de la disolución
Los efectos de la disolución de la sociedad conyugal se dividen en patrimoniales y
personales.
1. Patrimoniales
El principal efecto es que desde el momento en que se declare la disolución ninguno
de los cónyuges tendrá parte alguna en los gananciales del otro (C.C., art. 203). En
consecuencia, las facultades de administración y disposición de los bienes sociales se
transforman en aquellas que existen entre los comuneros, y solo podrán administrar y
disponer de forma autónoma los bienes propios. También se tiene que se consolidan los
activos y pasivos sociales, cesa el usufructo que la sociedad tenía sobre los bienes propios
de los cónyuges, y una vez se entre en fase de liquidación, se hacen exigibles las
recompensas.
La jurisprudencia tiene dicho que los cónyuges se comportarán conforme a los
artículos 2322 y siguientes del Código Civil, y si no logran ponerse de acuerdo, entonces
podrán nombrar un administrador, según los artículos 416 y 417 del Código General del
Proceso. Mientras no se liquide la sociedad, si alguno de los cónyuges llega a disponer de
un bien social, esto se consideraría venta de cosa ajena. Esto incluso podría dar lugar a la
sanción del artículo 1824 del Código Civil por fraude a la sociedad conyugal, es decir, por
apartar un bien social de la masa partible y evitar que el otro cónyuge tenga participación
en esta cuando se liquide (CSJ, Sala de Casación Civil, abril 21 de 1991, como se cita en
Torrado, 2018). El cónyuge que trate de defraudar al otro podrá ser sancionado conforme al
artículo 1824 del Código Civil, el cual señala que quien “(...) dolosamente hubiere ocultado
o distraído alguna cosa de la sociedad, perderá su porción en la misma cosa, y será obligado
a restituirla doblada.”. Según el profesor Torrado, en la práctica no se aplica esta sanción,
sino que el cónyuge lesionado opta por iniciar un proceso de declaración de la simulación
del negocio por el cual el bien social desapareció de la masa partible. En su concepto, lo
correcto sería iniciar un proceso de restitución de los bienes enajenados y ejercer la acción
correspondiente al artículo 1824 mencionado.
2. Personales
Así como ocurre con la separación de bienes, los cónyuges conservarán la
obligación de contribuir a la manutención de los hijos en común de acuerdo con sus
capacidades económicas (C.C., art. 205). Cuando la disolución de la sociedad conyugal se
dé por alguna de las causales subjetivas de divorcio o separación de bienes y cuerpos, el
cónyuge culpable tendrá a cargo de su propio patrimonio la obligación de alimentos con el
otro cónyuge mientras perduren las causas que le dieron origen (C.C., art. 411.4). Sean
alimentos para los hijos en común o para el cónyuge inocente, la cuota siempre podrá
modificarse conforme a las circunstancias económicas del obligado.
Liquidación
Como ya se ha mencionado, tan pronto como se disuelve la sociedad conyugal surge
la comunidad, y los cónyuges permanecerán en la indivisión hasta tanto no se realice la
partición. Por partición se entiende el conjunto de operaciones encaminadas a distribuir los
bienes sociales entre los ahora comuneros. Una vez se termine la liquidación, cada uno de
los cónyuges tendrá en su cabeza una serie de bienes o cuotas de dominio que en conjunto
serán equivalentes a la mitad de los bienes sociales, sin perjuicio de que alguno de los
cónyuges renuncie a sus gananciales (Código Civil, artículos 1830 y 1838; Torrado, 2018).
Para realizar correctamente la liquidación, la profesora Segura recomienda seguir los pasos
que se presentan a continuación.
1. Identificar los bienes y deudas en cabeza de cada cónyuge, y definir su calidad.
Lo primero que debe hacerse es listar todos los bienes, sociales o no, que estén en
cabeza de cada cónyuge. Debe recordarse que el concepto de bienes incluye tanto activos
como pasivos. Los activos son todas las cosas tangibles e intangibles apreciables en dinero,
como derechos, efectivo, muebles y apartamentos, Los pasivos son las obligaciones que se
tienen a favor de otros, y la sociedad conyugal puede tener pasivos internos y externos,
como se verá más adelante. Luego, cada bien debe calificarse según sea propio o social. El
Código Civil regula íntegramente esta materia, pero dichas disposiciones pueden
entenderse de carácter supletivo. En ese sentido, si los cónyuges desean integrar el haber
social de otra manera y están de acuerdo con la liquidación resultante, no será necesario
acudir a la legislación civil. No obstante, si no logran ponerse de acuerdo, entonces la
calificación de los bienes se hará según los artículos del 1781 al 1804. En todo caso, el
objetivo de esta etapa es definir qué bienes integran el haber absoluto (Torrado, 2018;
Segura, 2020).
En esta etapa, es necesario prestar especial atención a las presunciones consagradas
en los artículos 1795 y 1801 del Código Civil. El inciso primero del artículo 1795 establece
que:
Toda cantidad de dinero y de cosas fungibles, todas las especies, créditos, derechos
y acciones que existieren en poder de cualquiera de los cónyuges al tiempo de
disolverse la sociedad, se presumirán pertenecer a ella, a menos que aparezca o se
pruebe lo contrario.
En los demás incisos se habla de las pruebas válidas para desvirtuar esta presunción. La
jurisprudencia ha señalado que el artículo en mención no acepta la confesión y la
declaración de uno o ambos cónyuges como pruebas de su origen personal para proteger a
los terceros acreedores de la sociedad conyugal. No obstante, la confesión que haga
cónyuge que un bien suyo en realidad es del otro, se tendrá como donación revocable. En
los términos del artículo 1194, esto quiere decir que la donación está sujeta a que se
ratifique “por causa de la muerte del presunto donante, si antes de su ocurrencia no la ha
revocado” (Torrado, 2018. P. 241). Finalmente, se establece que los bienes de uso personal
de cada cónyuge no hacen parte del haber absoluto.
El artículo 1801 establece que todo el dinero y los bienes con los que un cónyuge
haya financiado la adquisición de bienes y derechos se presumen de origen social. Los
cónyuges pueden presentar pruebas en contrario. Así:
El cónyuge que adquiere bienes a título de herencia, debe recompensa a la sociedad
por todas las deudas y cargas hereditarias o testamentarias que él cubra, y por todos
los costos de la adquisición; salvo en cuanto pruebe haberlos cubierto con los
mismos bienes hereditarios o con lo suyo.
2. Realizar un inventario y avalúo de los bienes.
El artículo 1821 del Código Civil manda a que, una vez disuelta la sociedad, se
proceda a realizar un inventario y tasación de cada uno de los bienes en la sociedad
conyugal, incluyendo aquellos que esta usufructuaba y todos los pasivos. Solamente se
tendrán en cuenta los bienes sociales existentes en el momento en el que se decrete o
convenga la liquidación. Por esta razón, ninguno de los cónyuges podrá pedir algún bien
que durante la vigencia de la sociedad conyugal se haya vendido o donado o que haya
perecido. Los cónyuges únicamente podrán pedir las compensaciones o recompensas a las
que haya lugar.
El inventario es “la relación de bienes, derechos y obligaciones detalladamente
descritos que constituyen el activo y el pasivo de la masa de ganancias en el momento de la
disolución” (Martín, 1995 como se cita en Segura, 2020, p. 132). La identificación de cada
bien dependerá de su naturaleza. Por ejemplo, entre los activos pueden encontrarse bienes
inmuebles, muebles, semovientes, créditos, acciones y otros valores mobiliarios. Los bienes
inmuebles deben estar identificados con su certificado de tradición y registro en el folio de
matrícula inmobiliaria, donde podrá constatarse su ubicación, linderos, nomenclatura, entre
otros. Respecto a los bienes muebles, es importante señalar dónde se encuentran y todas las
características que permitan individualizarlos. Por su parte, de los semovientes debería
indicarse su raza, su edad, y lotearlos si es necesario. Finalmente, de los créditos, acciones
y valores mobiliarios es conveniente incluir todos los detalles sobre el girador, valor y
fechas que se tengan (Torrado, 2018).
En cuanto a los pasivos, cada uno deberá identificarse con sus acreedores, la
cuantía, los intereses, entre otros. Si se encuentran en moneda extranjera, se recomienda
convertirlas a la moneda de curso legal conforme a la tasa del día en que se haga la
liquidación (Torrado, 2018). Por pasivo externo debe entenderse todas las deudas que la
sociedad tenga con terceros, también conocidas como deudas sociales. En cambio, los
pasivos internos son las recompensas, sean a favor de la sociedad o de uno de los cónyuges
(Segura, 2020).
El avalúo es la asignación del valor que cada uno de los bienes referidos en el
inventario tienen el día de la liquidación. Este valor debe definirse:
“(…) de acuerdo con criterios imparciales, objetivos y uniformes, de modo que
reducidos de esta forma a su común denominador sea posible operar con ellos a
pesar de su naturaleza heterogénea, y llevar a cabo la liquidación y la partición de la
forma que más convenga (…)". ((Maria Teresa, 1995, como se cita en Segura, 2020,
p. 132).
Una vez se cuente con esta información, se procederá a liquidar la sociedad conyugal.
3. Liquidar la sociedad conyugal.
Este paso se refiere a la identificación de: el total del activo bruto, el total de los
pasivos, y el activo líquido social. El total activo bruto es la sumatoria de todos los bienes
sociales. Las recompensas a favor de la sociedad conyugal por motivos de expensas o
subrogaciones deben tenerse como activos brutos. El pasivo es la sumatoria de las deudas
sociales y de las compensaciones que la sociedad deba hacer a alguno de los cónyuges. El
activo líquido social es el resultado de restarle los pasivos al total activo bruto. En este
punto se entiende que la sociedad conyugal ya fue liquidada (Parra, 2017; Segura, 2020).
4. Distribuir los gananciales.
Una vez se haya calculado el activo líquido social, procederá su partición en los
términos convenidos tras la renuncia a gananciales, o en partes iguales si no se dijo nada al
respecto (Código Civil, artículos 1775 y 1830). Los gananciales son “los bienes que recibe
cada cónyuge luego de liquidada la sociedad conyugal” (Segura, 2020, p. 134). A los
gananciales corresponde restarles o sumarles las recompensas correspondientes según se
haya definido en la fase previa (Torrado, 2018).
5. Pagar: Cancelación o hijuelas.
En este último paso se determina qué porcentaje de cada bien corresponde a cada
cónyuge hasta completar los gananciales o las hijuelas reconocidas a cada uno. Hay
múltiples maneras de asignar las hijuelas, pero sin importar cómo se haga, siempre debe
cumplirse con la distribución decretada o convenida. En todo caso, cada uno de los bienes
asignados a los cónyuges deben estar identificados, como en el inventario. Cuando las
partes liquidan de común acuerdo, por ejemplo, estas podrían pensar en evitar la
copropiedad de los inmuebles que tengan al permitir que uno de los cónyuges conserve la
totalidad de una suma de dinero equivalente al valor del apartamento, la cual tienen
consignada en una cuenta de ahorros en cabeza de alguno de ellos. A falta de estos
acuerdos, lo más probable es que a cada cónyuge se le asigne el 50% de cada bien, sin
perjuicio de que este porcentaje pueda variar en función de las recompensas. En el caso de
los pasivos externos, si se tuviera una hipoteca sobre un apartamento adquirido mediante
compraventa luego del matrimonio, podría asignársele una hijuela al banco en el momento
de la liquidación, o podría pedirse la cesión del crédito y distribuir la obligación entre los
cónyuges como corresponda (Segura, 2020).
Procedimiento
A continuación, se presentan los trámites a seguir para hacer efectiva la liquidación
dependiendo de si la causa de la disolución de la sociedad conyugal es la muerte de uno o
ambos cónyuges, u otra, y de si se tramita ante notario o mediante proceso judicial.
1. Liquidación por causa de muerte de alguno de los cónyuges
a. Partición sucesoral y liquidación ante notario
El decreto 902 de 1988 permitió liquidar herencias y sociedades conyugales ante
notario. Para esto, es necesario que “(…) los herederos, legatarios y el cónyuge
sobreviviente, o los seccionarios de estos, sean plenamente capaces, procedan de común
acuerdo y lo soliciten por escrito mediante apoderado, que deberá ser abogado titulado e
inscrito.” (artículo 1°). Cuando el valor de los bienes sea inferior a COP $100.000.000, no
se necesitará de apoderado. La solicitud debe presentarla el peticionario o el apoderado,
según corresponda, “(…) ante el notario del círculo que corresponda al último domicilio del
causante en el territorio nacional, y si éste tenía varios, al del asiento principal de sus
negocios.” (artículo 1). De haber varios notarios, los interesados podrán elegir a cuál
acudir, siempre que se haga de común acuerdo.
La solicitud debe contener el nombre y domicilio de los peticionarios, y la
acreditación de su interés para promover la sucesión y liquidación de la sociedad conyugal;
el nombre y último domicilio del difunto; y “(…) la manifestación de si se acepta la
herencia pura y simplemente o con beneficio de inventario, cuando se trate de heredero.”
(Artículo 2). En los anexos debe incluirse la prueba de defunción del causante, copia del
testamento y su protocolización si procede, prueba de la existencia del matrimonio, “un
inventario de los bienes relictos y de las deudas de la herencia, y de los bienes, deudas y
compensaciones que correspondan a la sociedad conyugal o patrimonial, junto con las
pruebas que se tengan sobre ellos.”, el avalúo de los bienes relictos conforme al artículo
444 del Código General del Proceso, y prueba del estado civil del cónyuge sobreviviente
(Código General del Proceso, artículo 489).
El trámite ante notario es el siguiente. Los interesados deberán presentar la solicitud y los
documentos mencionados en el artículo 489 del Código General del Proceso, junto con “el
inventario y avalúo de los bienes, la relación del pasivo de la herencia y de la sociedad
conyugal si fuere el caso, y el respectivo trabajo de partición o adjudicación.” (Artículo
3.1). Si el notario encuentra que todo está en orden, aceptará la solicitud y ordenará que se
cite a las personas con derecho a concurrir a la liquidación. La citación se hará en edicto
emplazatorio, “(…) que se publicará en un periódico de circulación nacional, se difundirá
por una vez en una emisora del lugar si la hubiere y se fijará por el término de diez (10)
días en sitio visible de la notaría.” (Artículo 3.2). El notario también informará a la oficina
de cobranzas o Administración de Impuestos Nacionales, y a la Superintendencia de
Notariado y Registro. “Publicado el edicto en el periódico respectivo, se presentará al
notario la página en la cual conste la publicación de aquél y exigirá la certificación de la
radiodifusora, cuando a ello hubiere lugar.” (Artículo 3.2). Si falta alguno de los requisitos,
el notario devolverá la solicitud para que se complete.
Si dentro de los 10 días siguientes a la publicación de la citación no se presentan
oposiciones y se pagan las obligaciones tributarias del causante, o las autoridades
tributarias no intervienen para hacer el cobro, el notario procederá a extender escritura
pública con la cual se solemniza y perfecciona la partición y adjudicación de herencia y la
liquidación de la sociedad conyugal. Si se presenta un opositor de los que se mencionan en
el artículo 1312 del Código Civil antes de que se suscriba la escritura pública, la partición
de la herencia y la liquidación de la sociedad conyugal deberán hacerse nuevamente y de
común acuerdo entre todos los interesados. Si no logran ponerse de acuerdo, el notario
deberá devolver el expediente y dar por terminada la actuación notarial. Si los nuevos
interesados aparecen después de que se haya suscrito la escritura, podrán hacer valer sus
derechos ante un juez, o podrán promover que se repita la partición de la herencia y la
liquidación de la sociedad conyugal ante el mismo notario si todos los interesados se ponen
de acuerdo. También podrá solicitarse una liquidación adicional cuando después de suscrita
la escritura pública aparezcan bienes que no estaban en el inventario, independientemente
de que la liquidación inicial se haya tramitado vía notarial o judicial. Si en algún momento
del trámite los interesados están en desacuerdo, el notario les devolverá el expediente
(Artículo 3, numerales 3-8).
Todas las escrituras públicas que se extiendan deberán registrarse en la Oficina de
Registro de Instrumentos Públicos del lugar en donde se ubican los bienes raíces que se
hayan adjudicado. Si allí figuran derechos de sociedades comerciales, las escrituras
correspondientes deberán inscribirse en la Cámara de Comercio del domicilio principal de
la sociedad. De igual manera debe procederse frente a otros bienes sujetos a registro
(Artículo 5).
Si dos meses después de otorgada la escritura pública esta no se suscribe, se
entiende que los interesados han desistido de la actuación, y el notario debe darla por
terminada. Esto no impide que los interesados inicien un nuevo procedimiento (Artículo 6).
En ningún caso podrá tramitarse más de un proceso liquidación de herencia o sociedad
conyugal ante diferentes notarios. De presentarse esta situación, los notarios deberán
devolver los expedientes a los interesados para que de común acuerdo tramiten una única
liquidación (Artículo 7). Si antes de otorgarse la escritura pública el notario se entera de
que hay un proceso de liquidación sobre la herencia y la sociedad conyugal del mismo
causante, este debe dar por terminada la actuación y enviársela al juez que conoce del
proceso (Artículo 10). También puede ocurrir que quienes estén realizando la partición y
liquidación vía judicial puedan optar por tramitarla ante notario de común acuerdo. En ese
caso, deberá presentarse la solicitud junto con los documentos ya mencionados, y copia de
la petición al juez para que suspenda el proceso. Una vez que el trámite notarial termine, el
expediente se remitirá al juez para que dé por terminado el trámite judicial y lo archive
(Artículo 11).
Por último, el decreto 2651 de 1991 autorizó la liquidación de la herencia y de la
sociedad conyugal mediante notario cuando “(…) cualquiera de los herederos, legatarios o
cónyuge supérstite sean menores (…)” (artículo 33). En este caso, debe cumplirse con que
al menos uno de los interesados sea mayor de edad, que los menores interesados estén
debidamente representados, y que exista acuerdo entre los interesados y los representantes
de los interesados. En la adjudicación de inmuebles se les dará prioridad a los menores, y el
notario dará fe pública de que se garantizaron todos los derechos sustanciales del menor.
b. Trámite judicial de sucesión y liquidación
En la vía judicial, la liquidación de la sociedad conyugal se puede adelantar dentro
del trámite previsto en el artículo 487 del Código General del Proceso para sucesiones
testadas, intestadas y mixtas. La apertura del proceso de sucesión podrá promoverlo
cualquiera de los interesados listados en el artículo 1312 del Código Civil. Abierto el
proceso y reconocido el derecho de los interesados, el juez ordenará notificar a cónyuge o
compañero permanente, y a los herederos en los términos del artículo 492, y a emplazar a
todos los que se crean con derecho a intervenir. En los 20 días siguientes, los asignatarios
deberán pronunciarse para indicar si aceptan o repudian la asignación. En el caso del
cónyuge sobreviviente, este podrá optar por los gananciales o por la porción conyugal antes
de la diligencia de inventarios y avalúos. Si guarda silencio, se entiende que eligió los
gananciales, y si no tiene derecho a estos, entonces se entiende que eligió la porción
conyugal. Hecho el inventario y el avalúo, la partición y su protocolización deben darse
conforme a los artículos 508 y 509 del Código General del Proceso, y la entrega de bienes
se hará como lo indica el artículo 208 del mismo Código (Torrado, 2018).
2. Liquidación por causa distinta de muerte de alguno de los cónyuges
En este trámite de carácter judicial, cualquiera de los cónyuges deberá presentar una
demanda en contra de su cónyuge (o ex cónyuge), junto con la sentencia que decretó la
disolución de la sociedad conyugal ante el mismo juez que la profirió. El juez ordenará el
traslado al cónyuge demandado “(…) dentro de los treinta (30) días siguientes a la
ejecución de la sentencia que causó la disolución.” (Torrado, 2018, p. 248). Si se trata de
una sentencia de nulidad proferida por autoridad religiosa, primero deberá hacerse su
homologación. Podrán presentarse como excepciones que el matrimonio no estuvo sujeto al
régimen de comunidad de bienes, o que ya se liquidó la sociedad conyugal, y estas se
tramitarán como excepciones previas. También podrá objetarse el inventario y el avalúo en
los términos de lo previsto para el proceso de sucesión.

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