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INTRODUCCIÓN

H U M B E R T O GARZA ELIZONDO

L A P O L Í T I C A EXTERIOR EN EL SEXENIO D E L PRESIDENTE Vicente Fox (2000¬


2006) "pasa de u n inicio eufórico y lleno de esperanza a desinflarse poco a
poco. La llegada a la presidencia de la república del candidato del Partido
Acción Nacional (PAN), tras más de 70 años en el poder del Partido Revolu-
cionario Institucional (PRI), generó muchas expectativas que alimentaron
esa euforia. Uno de los ámbitos en donde más se hizo notar el 'gobierno del
cambio' fue justamente el de la política exterior, pues modificó las priorida-
des que tradicionalmente habían marcado el comportamiento del país, al
buscar u n papel más activo para México en la escena internacional y darle
una relevancia sin precedentes al tema de los derechos humanos", sostiene
Lorena Ruano.
"En retrospectiva [...] el sexenio de Vicente Fox resultó, en práctica-
mente todas las áreas, no estar a la altura de las expectativas de propios y
extraños. Fueron muchos los cambios de forma y poca la sustancia que
guiaron a la mayor parte de las acciones gubernamentales". En el caso de la
política exterior, donde la forma muchas veces es fondo, el "nuevo estilo"
resultó poco exitoso, señala Érika Ruiz Sandoval.
¿Cómo se puede explicar la "distancia abismal" entre las grandes expec-
tativas que se alimentaron al inicio del sexenio y los escasos resultados al tér-
mino del mismo? Las condicionantes de la política exterior de México ¿son
de carácter estructural o coyuntural?, ¿son estas condicionantes internas o
externas?, ¿qué medidas se pueden adoptar para aumentar la capacidad y el
margen de maniobra de la política exterior en tiempos de incertidumbre?
Los ataques terroristas del 11/09/2001 afectaron de manera directa e
inmediata a México y su política exterior acabando con la expectativa de un
acuerdo migratorio con los Estados Unidos, lo cual a su vez generó fuertes
presiones para la salida de Jorge G . Castañeda, el primero de los dos canci-
lleres del sexenio. En efecto, después del 11/09 la política exterior difícil-
mente logró mantenerse a flote en un escenario internacional cada vez más
incierto, complejo y conflictivo.

Foro Internacional 191-192, XLVTJI, 2008 (1-2), 7-12


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Entre las expectativas originales y el desencanto inevitable tal vez que-


pa una reflexión: la versión oficial de la política exterior de México, plasma-
da en documentos, discursos y declaraciones, debe ser entendida como un
proyecto ideal que nos reta a estudiarla de manera objetiva y razonada a fin
de lograr un acercamiento entre "el ideal" y "la realidad" y de esta forma
aportar elementos que puedan servir para fortalecerla. Sea como fuere, es
necesario pasar ahora a revisar uno a uno los diferentes ensayos que inte-
gran este n ú m e r o especial de Foro Internacional dedicado a la evaluación de
la política exterior del gobierno de Vicente Fox.
En su artículo La política exterior "activa"... una vez más, Ana Covarru-
bias afirma que el lenguaje utilizado por el gobierno de Fox y algunas de
sus iniciativas de política exterior recordaron mucho al gobierno de Luis
Echeverría (1970-1976). Ambos utilizaron el lenguaje de actividad, demo-
cracia y derechos humanos, e intentaron que México tuviera una influen-
cia significativa en el sistema internacional. Así, la comparación de estas
dos políticas exteriores "activas" plantea preguntas interesantes para el
análisis: ¿qué significa que una política exterior sea activa?, ¿cuánta activi-
dad y de qué tipo se necesita para poder calificar a una política exterior de
activa?, ¿qué relación hay entre régimen interno y una política exterior acti-
va?, ¿es más probable que una política exterior logre tener éxito si es activa
que si no lo es?
En Opinión pública, preferencias y política extenor: México ante el mundo,
Jorge Schiavon argumenta, con base en los resultados de dos encuestas na-
cionales, que: 1) los mexicanos tienen un fuerte sentido de identidad nacio-
nal y que están bastante interesados en cuestiones internacionales; 2) los
mexicanos se consideran geográfica y económicamente parte de América
del Norte, pero histórica y culturalmente parte de América Latina; 3) con
respecto a Estados Unidos, los mexicanos tienen sentimientos ambivalen-
tes: hay una gran afinidad hacia ese país y, al mismo tiempo, impera la
desconfianza y el resentimiento hacia él; 4) prácticamente se puede hablar
de dos Méxicos: el norte tiende a ser moderno, internacionalista y afín al
mundo capitalista desarrollado, mientras que el centro, sur y sureste tien-
den a ser más tradicionales, nacionalistas y afines al mundo proteccionista
y en vías de desarrollo; 5) entre los dirigentes y la población hay convergen-
cias importantes en materia de relaciones internacionales. Para Schiavon
algunos de los resultados de las encuestas eran de esperarse, otros son sor-
prendentes y, otros más son realmente contraintuitivos.
En su articulo La política exterior de México durante el sexenio de Vicente Fox:
mucho discurso y pocas nueces, Érika Ruiz Sandoval plantea que dicha política
entre 2000 y 2006 fue un ejercicio inacabado que, tal vez, generó más pro-
blemas que soluciones. La autora hace una revisión general de la política
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exterior de Vicente Fox "con el fin de subrayar la distancia -muchas veces


abismal- entre objetivos y resultados" y destacar la incapacidad del primer
gobierno de la alternancia para cambiar de rumbo cuando las circunstan-
cias internacionales así lo exigían. La política exterior de Vicente Fox pasa-
rá a la historia por las oportunidades desaprovechadas, los errores de
principiante cometidos, los pleitos gratuitos y la falta de oficio.
En Balance general de la política exterior de México, 2000-2006, Rafael Veláz-
quez Flores dice que durante el sexenio de Vicente Fox Quesada la política
exterior fue uno de los temas de mayor controversia debido, principalmen-
te, a tres factores: 1) la crisis diplomática que México enfrentó con algunos
países latinoamericanos, 2) su alineación a la política de seguridad de Esta-
dos Unidos y 3) la ausencia de consensos internos en las posiciones y accio-
nes externas del gobierno. Según Velázquez, en un principio, el gobierno
mexicano tuvo una amplia capacidad de negociación internacional, lo que
le permitió al país obtener algunos logros; sin embargo, los cambios in-
ternacionales habidos tras el 11 de septiembre y los problemas políticos
internos redujeron el margen de acción externa de México. Ello implicó
que varios de los objetivos de política exterior, propuestos al inicio del sexe-
nio, no fueran alcanzados.
Susana Chacón, en su artículo México y el escenario de América del Norte:
2000-2006, analiza tanto los beneficios como los problemas del gobierno
mexicano en su relación con los otros dos países de la región. Para ello,
presenta una propuesta metodológica de política exterior para dicho es-
cenario; estudia las principales decisiones de México en su relación con
Norteamérica, concentrando la atención en los temas trilaterales; formula
propuestas para los puntos prioritarios de la agenda mexicana dentro del
área; y, finalmente, señala los límites de maniobra que en la actualidad en-
frenta México en su participación dentro de América del Norte.
Jesús Velasco, en Acuerdo migratorio: la debilidad de la esperanza, destaca
que para un buen n ú m e r o de analistas en ambos lados de la frontera el
entusiasmo por alcanzar un acuerdo en la materia súbitamente cesó cuan-
do Washington cambió sus prioridades tras los ataques de Al-Qaeda. Velas-
co intenta mostrar que las condiciones imperantes en Estados Unidos a
la llegada de Vicente Fox a la presidencia de México ya eran contrarias
a la aprobación de un acuerdo migratorio de amplio espectro. La política
interna estadounidense y su complejidad, aunada a una estrategia poco
fructífera de las autoridades mexicanas, dificultaron su concreción. Des-
pués del 11/09 los estadounidenses han puesto el énfasis en el tema de la
seguridad sobre los aspectos migratorios. No hay evidencias de que la situa-
ción vaya a modificarse, por el contrario, continuará en el futuro inmediato
y tal vez con mayor crudeza.
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Raúl Benítez Manaut, en La segundad nacional en la indefinida transición:


mitos y realidades del sexenio de Vicente Fox, analiza: 1) los esfuerzos iniciales del
presidente Fox por transformar el proceso de toma de decisiones en mate-
ria de seguridad nacional; 2) la seguridad nacional y las fronteras del país,
tanto con Estados Unidos como con Centroamérica; y 3) los tres casos de
mayor impacto para la seguridad nacional del país: la crisis de Chiapas, la
inseguridad pública y el narcotráfico. En opinión de Benítez Manaut, la se-
guridad nacional en México, a inicios del siglo x x i , se centra en la eficien-
cia de las instituciones para enfrentar los problemas. Esto incluye a los
servicios de inteligencia, la diplomacia, el Poder Ejecutivo, el Legislativo,
pero ahora, paralelamente a la democratización y gobernabilidad del país,
comprende también a la sociedad civil. En otras palabras, el paradigma
cambió. En el siglo x x la responsabilidad de la seguridad nacional era esta-
tal, ahora es compartida; antes era nacional, ahora es "interméstica", es decir,
el resultado de una combinación de factores internos y factores externos.
En La seguridad nacional con Fox: avances analíticos, retrocesos reales José
Luis Piñeyro y Gabriela Barajas sostienen que, "en comparación con los pla-
nes nacionales de desarrollo de gobiernos anteriores, el del gobierno de
Fox es el de mayor elaboración teórica respecto al concepto de seguridad
nacional"; se señalan riesgos y amenazas, se rechaza la manipulación que los
gobiernos priistas hicieron del término al considerar a la oposición política
como amenaza e identificar la seguridad nacional con los intereses del gru-
po en el poder; se plantea también la necesidad de elaborar una agenda
nacional de riesgo anual, actualizada y creíble, y se reivindica una concep-
ción integral de seguridad nacional; incluso, con Fox, se aprueba la primera
Ley de Seguridad Nacional en México. Por desgracia, concluyen los autores,
la retórica del plan foxista no se correspondió con cambios positivos en la
situación real a este respecto.
Arturo C. Sotomayor, en su ensayo México y la ornen tiempos de transición:
entre activismo externo, parálisis interna y crisis internacional, afirma que la ONU
siempre ha tenido un lugar relevante en la política exterior de México; ha
sido en su seno donde se ha intentado de manera más exitosa contrarrestar
los excesos de la bilateralización de las relaciones exteriores del país. En
general, los mexicanos tienen opiniones muy favorables acerca de la Orga-
nización, cuyos principios reflejan los de la política exterior expuestos en
nuestra Constitución. Con todo, durante el sexenio de Vicente Fox, precisa
Sotomayor, la participación de México en la ONU fue inusualmente activa,
pero controvertida y polarizante.
Guillermo Guajardo Soto argumenta, en Viejos puentes y nuevos acervos.
La relación de México con América Latina y el Caribe durante el sexenio de Vicente
Fox, que en lo tocante a la región el presidente tuvo como objetivo central
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reestructurar la política exterior, rompiendo el acervo de relaciones here-


dado del PRI, e introducir nuevos criterios para vincularse con cada país.
En ese sentido, "no prevaleció la imprudencia, inexperiencia o concen-
tración de las decisiones en ciertos funcionarios, sino que se siguió una
dirección que, obviamente, tuvo errores al enfrentar la realidad y hubo de
pagar costos políticos, pero mantuvo su consistencia". Guajardo Soto plan-
tea que la aproximación del gobierno de Fox a la zona no fue general, sino
que más bien se concentró en ciertos países como Chile y Colombia, que
por sus comportamientos aislacionistas fueron poco útiles para una estrate-
gia hacia el sur. En ese marco, las declaraciones y conductas poco afortuna-
das de Fox y de sus dos cancilleres se ajustaron al nuevo estilo de gobernar
y al cálculo político, y como equipo cumplieron con su propósito central de
reestructurar la relación con América Latina.
En De la exaltación al tedio: las relaciones entre México y la Unión Europea
durante el sexenio del presidente Vicente Fox, 2000-2006, Lorena Ruano ofrece
una visión de tales relaciones en un sentido amplio, al incluir los vínculos
con los estados miembros y con las instituciones comunitarias. U n primer
recuento general le permite apreciar la evolución de los términos de la
relación. En la segunda parte revisa con detalle los aspectos multilaterales,
para pasar, en la tercera sección, al ámbito birregional. En la última parte
se aboca al estudio de la relación bilateral en las tres vertientes establecidas
por el Acuerdo Global: 1) diálogo político, 2) asociación económica y
3) cooperación. Ruano dice que "el tedio, la decepción y algunas desave-
nencias en las relaciones entre México y la U n i ó n Europea fueron tanto
resultado de un mejor conocimiento mutuo como fruto de una vinculación
más intensa, que involucró a muchos más actores que en el pasado y a dis-
tintos niveles".
Para Romer Cornejo, en México y China: diplomacia, competencia económi-
ca y percepciones, durante los seis años de gobierno del presidente Vicente
Fox las relaciones entre los dos países estuvieron marcadas por la creciente
presencia económica internacional de China. Desde la perspectiva de Méxi-
co, estas relaciones se pueden definir: 1) a través de un aumento sustancial
del intercambio que colocó a China como el segundo socio comercial del
país, con una balanza extraordinariamente deficitaria para México, y como
el principal competidor en el mercado de Estados Unidos; 2) a través de
algunos esfuerzos diplomáticos perdidos debido a la ausencia de una polí-
tica coherente por parte del gobierno mexicano; y 3) a través de las percep-
ciones con respecto a China, que fueron desde verlo como una amenaza
comercial y el causante de los fracasos del país hasta el racismo. Por lo tan-
to, recomienda Cornejo, las relaciones entre México y China deben ser
abordadas con objetividad, serenidad y en el sentido más amplio posible.
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Según Víctor Kerber Palma, en su artículo El sol naciente de Vicente Fox.


México y Japón 2000-2006, en el periodo que nos ocupa, las relaciones entre
México y J a p ó n estuvieron determinadas por la conclusión del Acuerdo de
o
Asociación Económica (AAE) que entró en vigor el I de abril de 2005. Para
los optimistas, el AAE resultó un notable acierto en medio de los múltiples
tropiezos en materia de relaciones exteriores. Sin embargo, reconoce Ker-
ber, no fue un acuerdo exento de contratiempos a lo largo de las negocia-
ciones, y los resultados que arroja después de algunos años siembran ciertas
dudas acerca de sus beneficios reales para México.
De acuerdo con Juan José Ramírez Bonilla, autor de La participación
mexicana en los foros regionales del Pacífico, 2000-2006, "los indicadores econó-
micos regionales más recientes confirman que el bloque asiático del Pacífi-
co tiende a consolidarse no sólo como el más importante, desplazando a los
de América del Norte y [...] la Unión Europea, sino también como el nue-
vo motor de la economía global". Las circunstancias actuales obligan a
abandonar la visión parcial del mundo, centrada en Estados Unidos, predo-
minante en nuestra política exterior. Si se quiere ser más eficiente y compe-
titivo en materia de intercambios reales con el exterior, es necesario aplicar
un enfoque integral para participar en la región del Pacífico; asimismo,
debe otorgarse a Asia del Pacífico la misma prioridad que a América del
Norte en la agenda de la política exterior de México.
En su revisión de La política exterior de México hacia África subsahariana
(2000-2006), Hilda Várela subraya los cambios registrados tanto en México
-a partir de la elección presidencial de julio de 2000- como en los países de
esa región, en el marco del incierto entorno internacional de la posguerra
fría, sobre todo a partir del ataque terrorista a Estados Unidos en septiem-
bre de 2001. Várela enfatiza que, al concluir el sexenio, África subsahariana
sigue siendo un área ausente en la política exterior de México y en los deba-
tes académicos. La política exterior continúa siendo predecible: con un
bajo perfil político, sin objetivos n i estrategia claros y, sobre todo, sin que
haya una percepción adecuada de la realidad africana, la que podría permi-
tir el descubrimiento de coincidencias y de temas horizontales comunes a
México y la región.
Los 15 artículos y los dos documentos que integran el presente n ú m e r o
especial de Foro Internacional proporcionan un panorama general sobre el
desarrollo y los resultados de 1 a política exterior de México en el sexenio
de Vicente Fox. Los temas fueron sometidos a un análisis serio y están abier-
tos a la más amplia discusión. Los trabajos reflejan la pluralidad de ideas
que enriquecen el conocimiento de la política exterior mexicana real y es-
timulan el debate sobre la misma.

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