Cheto
Cheto
Cheto
CHETO
EL NIÑO DEL CIRCO
Érase una vez un niño que se llamaba Cheto que vivía en un circo (todos por un momento
nos vamos a imaginar que somos Cheto y nos moveremos como si fuéramos él). Cheto era
un niño que vivía en Un circo porque sus papás trabajaban allí. Cheto ayudaba en lo que
podía para que aquel precioso circo marchara bien. Un día Cheto se levantó por la mañana
temprano (todos nos levantamos y estiramos con cara de sueño). Después se fue al baño y
se lavó la cara, así se le quitó el sueño. Muy alegre empezó a ponerse sus pantalones, su
playera y uno por uno los tenis (simulan vestirse).
Cheto ya estaba listo, así que salió a la calle a jugar con sus amigos a los “toques”(a tocar
el mayor Número de segmentos corporales que se van mencionando: por ejemplo, tocar
espaldas, rodillas, tobillos, cabeza, etcétera). Como se le había hecho tarde por jugar
demasiado, Cheto tuvo que correr para regresar al circo. Era otoño y hacia un poco de
viento, entonces Cheto empezó a imaginar que era un árbol y que el viento movía sus
ramas (todos nos movemos de izquierda a derecha dejando que el viento se lleve nuestras
hojas). Después le empezó a dar mucho frío.
Cheto se abrazó con ambas manos; temblaban sus piernas y sus dientes, por lo que
decidió ir de inmediato a la carpa. La carpa es como una casa muy grande, pero en lugar
de estar construida de ladrillo es de tela de muchos colores, todos entramos a la carpa
(introduciéndose en una sábana). Dentro de esta carpa estaban algunos artistas del circo
ensayando para su show. (Cheto vio cómo el equilibrista pasaba de puntitas sobre la
cuerda sin pisar afuera e intentó hacerlo; al terminar, dio un salto lo más alto posible y
caminó de regreso para volver a intentarlo, pero ahora con los brazos extendidos a los
lados).
Luego se acordó del payaso Nacho y pensó en saludarlo, pero no lo vio a primera vista.
Entonces empezó a buscarlo por toda la carpa, le gritaba por su nombre para llamarlo:
¡Nachito! Lo encontró montando un caballo que iba trotando alrededor de la carpa. A
Cheto le pareció chistoso y quiso imitarlo corriendo junto a él (los alumnos toman un
bastón y simulan montarse en un caballo); el caballo iba lento y poco a poco aumentó su
velocidad, moviéndose hacia adelante, atrás, lateralmente, se agachó y por último logró
que relinchara, después empezó a saltar por encima de todos los obstáculos que había (se
colocan conos y colchonetas; resortes y cuerdas a distintas alturas). Luego Cheto se bajó
del caballo y lo dejó descansado en la orilla de la carpa.
Después Cheto vio al malabarista jugando con unas pelotas y pensó que tal vez le podría
prestar algunas y enseñarle a hacer malabares. (Todos tomamos una pelota y empezamos
a lanzarla lo más arriba que se pueda y a cacharla). Cheto le mostró al malabarista lo que
era capaz de hacer y le dio muchas ideas para su show. (Los alumnos realizan todo tipo de
acciones referentes.) El malabarista sorprendido de lo bien que lo hace Cheto lo retó a
que lo intentara con aros o con pelotas de esponja.
Cheto estaba muy feliz intentando cumplir el reto cuando llegó corriendo el domador muy
asustado y les dijo que el león se había escapado y no lo encontraba, que tuvieran mucho
cuidado. Cheto Caminó muy despacito para no hacer ruido y evitar que lo encontrara el
león. En ese momento dejó las pelotas junto a los caballos. De pronto se escuchó un
rugido. ¡Cuidado! (todos se abrazan). Cheto ve venir al león e intenta escapar (corre
rápidamente por toda la carpa para no ser atrapado). Busca un lugar alto donde no pueda
ser alcanzado, pero en ese momento que el domador aparece y atrapa al león y lo lleva a
su jaula (Cheto baja del lugar seguro a tomar un suspiro de alivio).
Después de este día de grandes aventuras, Cheto está muy cansado, ya es de noche y lo
único que quiere es dormir. Como Cheto era un niño muy limpio, antes de acostarse se
lavó los dientes, se quitó la ropa, se puso la pijama y se recostó en su cama abrazando su
osito favorito hasta quedarse dormido.
(Se realizan las acciones antes mencionadas.) Cheto comenzó a dormir y roncar al tiempo
que soñaba todo lo que había hecho en el día. Mientras están recostados se les pregunta a
los alumnos qué les gustó más de lo que Cheto realizó y colorín colorado