Yuli Ejercicio Profesion Abogado
Yuli Ejercicio Profesion Abogado
Yuli Ejercicio Profesion Abogado
ENSAYO
FACILITADOR: PARTICIPANTE:
Cabe señalar que algunos Colegios de Abogados, por ejemplo, han jugado un
rol obstaculizador de las reformas procesales civiles, entendiendo que un sistema
procesal civil más eficiente pudiera dañar económicamente al gremio que
representan. La idea de que los intereses de los y las abogadas no puede estar
del mismo lado de la satisfacción de los intereses de la comunidad es sumamente
dañina y problemática. Los y las profesionales del Derecho estamos llamados a
desempeñar un importante rol dentro de las sociedades democráticas, pues
debemos contribuir no solo al mantenimiento de la paz social, promoviendo el uso
de los mecanismos adecuados para la solución de los conflictos, sino también a
un ejercicio ético y responsable de las acciones judiciales al interior del sistema de
justicia. En las sociedades contemporáneas, el conocimiento jurídico por parte de
los y las abogadas no es fundamento suficiente para justificar el monopolio en el
ejercicio de la abogacía. El mayor acceso a información jurídica por la ciudadanía
así como las demandas sociales pidiendo más niveles de participación debe ser
tenido en cuenta de cara a una nueva reconfiguración de nuestro rol como
abogados y abogadas. Pensemos solamente en un fenómeno como la posibilidad
de autorepresentación en los tribunales, un fenómeno cada vez más presente a
nivel internacional, y que pone en jaque las ideas preconcebidas que podamos
tener al respecto.
Soriano (1997: 425 y ss.) resalta más bien los aspectos cualitativos de una
investigación, tensionados por el arquetipo del servicio público o de profesión
liberal. Sin embargo, la creciente especialización y heterogeneidad del ejercicio del
derecho, resultante de nuevas materias y nuevos espacios de litigio, la aparición
de zonas grises con otras profesiones, la crisis del modelo del abogado
independiente, por las nuevas formas de servicios jurídicos del Estado o dentro de
las empresas, hacen que esos arquetipos ya sean antiguos para entender el
estado de la profesión jurídica. No obstante, establecerá como campos de interés,
el origen social de los abogados, las tipologías del ejercicio profesional, los nuevos
problemas éticos, las funciones sociales de la abogacía y, por supuesto, la
formación de los abogados. Es decir, pese a la creciente consolidación de una
sociología del derecho y la existencia de campos adyacentes, como la sociología
de las profesiones, no se puede decir que en nuestro país se hayan consolidado
los estudios sobre la profesión del derecho. De allí la necesidad de clarificar las
dimensiones de ese campo de estudio que necesita un mayor desarrollo de su
base empírica, como una tarea indispensable para el desarrollo continúo del
análisis transdisciplinario de la profesión jurídica.
Es bastante común que en cada uno de los países exista algún tipo de ley
sobre el ejercicio del derecho; muchas de ellas son leyes que ya no responden a
parámetros modernos o son ambiguas respecto al modelo de abogado que
pretender regular. Debe ser una hipótesis de trabajo de toda investigación futura el
grado real de vigencia o efectividad de esas leyes. Por otra parte, se debe
discernir, en un trabajo de comparación, si existe una matriz común que permita
considerar que en toda la región se usan las mismas categorías a la hora de
configurar la profesión jurídica, establecer sus obligaciones y responsabilidades.
No es descartable que las distintas legislaciones respondan a arquetipos distintos,
según los tiempos de su sanción. Finalmente, es necesario analizar el impacto de
las nuevas legislaciones sobre el derecho del consumidor y sobre los seguros de
mala praxis en la vida cotidiana del ejercicio profesional. Ambos sistemas generan
nuevos modelos de responsabilidad, exigencia de calidad y límites al ejercicio
profesional que deben ser indagados.
Todo ello forma parte del universo más común del ejercicio profesional y,
posiblemente, una de las dimensiones más útiles del ejercicio profesión. Se
debería poder elaborar una adecuada tipología de estos tipos de asesoramiento y
descubrir el modo particular cómo se organiza el mercado de estos servicios
jurídicos o legales. La segunda gran dimensión del trabajo del abogado consiste
en el asesoramiento a los intervinientes en un conflicto. Desde las negociaciones
informales para evitarlo hasta la intervención en los distintos litigios judiciales,
encontramos aquí otras de las formas paradigmáticas del ejercicio de la abogacía.
La moderna amplitud y extensión de los sistemas judiciales hacen que existan
muchas y variadas formas de litigio. Desde los pequeños litigios de pequeñas
causas o conflictos de comunidad hasta los espectaculares litigios penales,
trasmitidos por todos los medios de comunicación. El modo como el abogado se
relaciona con sus clientes, los estándares de su actuación que puede generar
graves prejuicios la interacción con los jueces y las habilidades específicas que
reclama el litigio moderno.
Aquí se encuentra una de las relaciones más importantes para esta época, ya
que la influencia del comportamiento y la capacidad de los abogados en la reforma
judicial que viene encarando desde hace décadas nuestra región es muy grande.
En particular, la influencia del ejercicio profesional en la posibilidad de modernizar
la justicia civil es determinante y, paradójicamente, poco estudiada. También
existen nuevas formas de litigio, predominantemente administrativo, que generan
un tipo de abogacía, a veces con características masivas, que debe ser estudiada.
En el otro extremo, aparecen nuevas formas de litigio internacional de mayor o
menor magnitud, que influyen en un nuevo tipo de abogado, ya no sólo vinculado
a las grandes empresas sino a empresas medianas o emprendimientos
particulares.
Pero la apuesta a un desarrollo cada vez más extenso a todas estas formas de
resolución de conflictos nos lleva a la necesidad de incorporar este tema sobre las
modalidades del ejercicio de la abogacía.
Dadas las características del desarrollo del Estado, que presta innumerables
servicios al ciudadano, se ha abierto un área de competencia para el ejercicio
profesional que tiene que ver con la participación de los abogados en dichas
nuevas áreas. No en cuanto los Estados brindan asesoramiento jurídico a los
ciudadanos (como ocurre en las diversas formas de programas de acceso a la
justicia) sino en las dimensiones jurídicas que acompañan las actividades mismas
(subsidios, intervenciones en la economía, control de diversas áreas, medio
ambiente, servicios públicos masivos, etc.). Esta dimensión profesional tiene
características propias, ya que es propiamente trabajo de abogado, pero
fuertemente instalado en los contextos administrativos y organizacionales. Esto
genera tensiones entre el estatus administrativo y el estrictamente profesional, y
se han extendido, por ejemplo, a la propia organización de los colegios públicos,
pensados como soporte al profesional independiente, pero ahora repletos de
abogados funcionarios.
Esta zona gris debe ser profundamente analizada para detectar que influencia
tiene en la configuración de la profesión del abogado, mucho más aún cuando
muchos profesionales proyectan toda su carrera bajo el modelo de este
funcionario-abogado. Una dimensión paralela, pero no similar, lo constituyen los
abogados que conformen el cuerpo de abogados del Estado. Se trata de litigantes
que asumen la defensa de demandas a veces de gran magnitud contra el Estado
como contratante, como sujeto de responsabilidad civil, como tomador de
decisiones que pueden ser tildadas de arbitrarias, como sujeto pasivo de amparos,
demandas colectivas, de clase, como responsable de regular y controlar a
empresas de servicios, etc. Este abogado del Estado no es un abogado menor
sino, normalmente, alguien versado en los complejos casos del derecho
administrativo.
Finalmente queda por indagar una zona gris del ejercicio profesional, en la
cual los abogados asumen ciertas funciones públicas, que antiguamente eran más
comprensibles que el presente. Por ejemplo, en muchos países ellos cumplen
funciones notariales, dando fe de documentos o actos entre privados. De todos
modos, qué impacto tiene sobre la autocomprensión de la abogacía y sobre su
carga de trabajo real; en otras ocasiones, la “firma” del abogado es requerida para
trámites o meras gestiones administrativas, sin que se advierta con claridad cuál
es el fin de ello. Este tipo de “abogado administrativo” constituye otra modalidad
del ejercicio profesional, que debe ser indagada, en particular por su pervivencia
en zonas rurales o marginales de los centros urbanos.
Rhode, D. (2015). The Trouble with Lawyers. Oxford University Press. New York.
USA. Sarat, A., & Scheingold, S. (2006). Cause Lawyers and Social Movements.
Stanford University Press. California. USA.