Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
0% encontró este documento útil (0 votos)
68 vistas7 páginas

Apunte Teoría - La Cultura Azteca

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 7

Lit. Latinoamericana I - Prof.

Carmen André Unidad 2: Los aztecas

La cultura azteca

El valle de México, rodeado de montañas boscosas, dos volcanes y lagos actualmente casi
inexistentes, con un clima homogéneo y poco frío, habría sido poblado hace diez mil años
por los primeros grupos de cazadores y recolectores procedentes del norte del continente1.
Sobre la base de los descubrimientos arqueológicos, los estudiosos han establecido una
cronología histórico-cultural. Las etapas de desarrollo se habrían iniciado en un prolongado
período Preclásico (siglos XV a.C.-IV d.C.), del que se ha hallado abundante cerámica.
Destacan las figuras femeninas, posiblemente relacionadas con ritos de fertilidad, y las
primeras figuras de dioses, siendo las más frecuentes las de Huehuetéotl, el dios viejo, señor
del fuego y del tiempo, al que se representa con un brasero en la cabeza. Se encontraron
también figuras de animales, aves y peces moldeadas con notable sentido artístico y refinados
objetos de uso cotidiano. Hay indicios de que los habitantes de esta etapa eran agricultores
del maíz y de que hacían entierros con ofrendas. Data de entonces el primer monumento
arquitectónico, la pirámide de Cuicuilco, una construcción de planta circular con varios
cuerpos superpuestos2. A este período pertenece la cultura olmeca, considerada “cultura
madre” por ser la inventora de los antiguos calendarios que luego se difundirían por
Mesoamérica −el solar de 365 días y el ritual de 260−.
El período Clásico (siglos IV-IX) representa el primer brote cultural, con la aparición de los
grandes centros ceremoniales. En el área maya se construyen las ciudades más viejas y al
norte del valle de México se alza Teotihuacán, la ciudad de los dioses, el “fogón divino”, con
sus colosales pirámides del Sol y de la Luna, palacios y adoratorios, pinturas murales y
esculturas, que constituirán el molde cultural que se extenderá por todo México. En
Teotihuacán aparece por primera vez el culto a Quetzalcóatl, la “serpiente emplumada”,
símbolo de la sabiduría y deidad suprema, a quien no se tributaban sacrificios humanos. Otros
dioses del panteón son Tláloc, dios de la lluvia, representado con la nariz larga y enrollada
hacia arriba y Huehuetéotl, el dios viejo.

Quetzalcóatl Tláloc Huehuetéotl


Templo en Teotihuacán Museo Nacional de Antropología Museo Nacional de Antropología

1
Los restos más antiguos hallados en el valle de México son los del “hombre de Tepexpan”, calculados en diez
mil años, y cerca de su esqueleto se encontraron puntas de flecha y huesos de mamut. Otros hallazgos están
datados en cinco o cuatro mil años de antigüedad y son el “hombre de Chicoloapan”, junto a cuyos restos se
hallaron piedras de moler granos, raspadores y hachas, por lo que representaría el eslabón entre cazadores y
agricultores, y el “hombre de Tehuacán”, junto al cual se encontraron granos de maíz primitivo, aún sin
domesticar, lo que indicaría el paso a la agricultura. Las formas de cerámica más antiguas proceden de
Zacatenco y El Arbolillo, y están datadas hacia el 1500 a.C.
2
Está ubicada en el centro de la ciudad de México, al sur de la actual Ciudad universitaria.
1
Lit. Latinoamericana I - Prof. Carmen André Unidad 2: Los aztecas

Se desconocen las causas del decaimiento del centro ceremonial y cultural de Teotihuacán,
coincidente con la decadencia de las ciudades-estados de los mayas, en lo que podría llamarse
“la muerte del esplendor clásico del México antiguo”.
Un segundo brote cultural (siglos IX-XII), que representa una suerte de edad de oro de las
artes y la cultura, es impulsado por los toltecas y surge en la ciudad de Tula, al norte de la
actual ciudad de México. Los toltecas hablaban ya la lengua náhuatl o azteca y mantienen el
culto a Quetzalcóatl. Además, hubo un sacerdote de nombre Quetzalcóatl, dedicado a la
meditación y al culto, al que se atribuye la doctrina acerca de un dios supremo, concebido
como un principio dual, masculino y femenino, engendrador de todo cuanto existe. Al igual
que las ciudades clásicas, Tula tiene un final misterioso. Los textos indígenas hablan de la
llegada de hechiceros que propician los sacrificios humanos, que el sacerdote Quetzalcóatl
no quiso aceptar, por lo que se marcha con sus seguidores toltecas, aunque promete regresar.
Algunos se dispersan por distintas ciudades y otros llegan hasta el área maya, donde influyen
en el segundo esplendor de Chichén-Itzá. Los toltecas son recordados a través del tiempo
como sabios, músicos, artistas y artesanos.
Las ciudades-estados del centro de México (siglos XII-XIV) se consolidan con la llegada de
inmigrantes que vienen de las llanuras del norte y que se mezclan con los pueblos ya
establecidos. Junto a poblaciones más antiguas, como Azcapotzalco y Culhuacán, surgen
otras como Texcoco y Coyoacán, que reciben influencia tolteca en lo relativo a organización
social y política, ideas religiosas, prácticas artísticas, etc., y se convierten en focos culturales3.
Esa es la situación en el valle de México, cuando a mediados del siglo XIII irrumpe el último
grupo nómade venido del norte y también hablante de náhuatl, los aztecas, que llegarían a
dominar el mayor imperio Mesoamericano.
Los aztecas (1325-1519), “gente de Aztlán”, llamados el “pueblo sin rostro” porque nadie
los conocía, llegan después de una larga peregrinación y no son bien recibidos en las ciudades
del valle de México. Desalojados del bosque de Chapultepec, el Señor de Culhuacán les
concede un lugar en la montaña, plagado de víboras, y los aztecas, lejos de amedrentarse, las
asan y se las comen. Finalmente, en 1325 llegan a una isla en medio del lago Texcoco, donde
encuentran la señal que les había anunciado su numen tutelar, el dios guerrero
Huitzilopochtli: en el sitio en que “un águila posada sobre un nopal está devorando una
serpiente” fundan la ciudad de México-Tenochtitlán y pasan a denominarse mexicas o
tenochcas. Para fijar y agrandar la isla, clavan postes en el lago y utilizan chinampas, un
sistema artificial de cultivo que consiste en adosar a las riberas unas balsas de cañas cubiertas
con tierra fértil, en las que cultivan flores y verduras4. Al principio, los mexicas están bajo el
dominio de Azcapotzalco y deben pagar tributo, pero vencen en guerra a sus dominadores y
revierten la situación. Luego de la victoria, alrededor de 1430, Itzcóatl −cuarto señor de
Tenochtitlán− y su consejero Tlacaélel imponen una serie de reformas: en el ámbito
castrense, crean una nueva aristocracia militar, conceden títulos de nobleza a capitanes
destacados, organizan el ejército y hacen alianzas con otros estados. En lo agrario, expropian

3
Este florecimiento cultural en el valle de México es casi contemporáneo del primer Renacimiento italiano.
4
En la actual ciudad de México, el único lugar donde se conserva el sistema de canales pluviales que existen
desde la época prehispánica es el enclave de Xochimilco, que en náhuatl significa “campo de flores”, declarado
Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1987.
2
Lit. Latinoamericana I - Prof. Carmen André Unidad 2: Los aztecas

tierras a los enemigos y las redistribuyen. En lo comercial, traban relación con regiones
lejanas hacia el sur. En lo ideológico y cultural, modifican la versión de su propia historia;
queman los antiguos códices y disponen que se pinten otros nuevos, en los que los mexicas
aparecen como los herederos principales de los toltecas; colocan a su numen tribal,
Huitzilopochtli, como dios principal del panteón y construyen en su honor el Templo Mayor;
imponen la visión místico-guerrera, a partir de la idea de que son el pueblo elegido para
preservar la vida del sol y su misión es someter a otros pueblos para tomar cautivos con cuya
sangre alimentarlo.
Cuando se consolida el Imperio y deja de haber guerras “reales”, Tlacaélel concierta las
“guerras floridas”, guerras rituales y calendáricas con los estados vecinos, a fin de obtener
prisioneros para el sacrificio.
Estos ritos sacrificiales se derivan de la reinterpretación de los antiguos mitos de origen
provenientes de los toltecas, que dan cuenta de la creación del mundo y del hombre en cinco
edades o “soles”.
Ometéotl, el dios supremo, dual, ha dado origen a todo cuanto existe. En un primer
desdoblamiento hace nacer a sus cuatro hijos, los Tezcatlipocas, “Espejos que ahúman”,
blanco, negro, rojo y azul, que constituyen fuerzas primordiales y se identifican, según sus
acciones o influencias, con los elementos naturales, con los rumbos del universo, o con
períodos de tiempo (uno de estos hermanos es Quetzalcóatl). En un principio, los cuatro
obran de acuerdo para cimentar la tierra, el cielo y la región de los muertos, pero después
cada uno trata de prevalecer y genera una creación.
1. Sol de Agua: Uno se transforma en sol y crea para su servicio a los primeros hombres,
hechos de ceniza, que se alimentan de bellotas. Los restantes hermanos se disgustan,
Quetzalcóatl destruye esa creación con un diluvio y los hombres se transforman en peces.
2. Sol de Tierra o de Tigre: Otro hermano genera la segunda edad, habitada por gigantes, que
si se caían no podían levantarse. Termina con un cataclismo que hace hundir el cielo y los
monstruos de la tierra acaban con todo.
3. Sol de (lluvia de) Fuego: uno de los Tezcatlipocas hace llover fuego y todo se consume,
en tanto los hombres se convierten en pavos.
4. Sol de Viento: El viento destruye esta creación y los hombres se transforman en monos.
De este modo, el universo es destruido cuatro veces consecutivas por las luchas entre los
dioses. Entonces se reúnen en Teotihuacán, el “fogón divino”, para crear la quinta edad, en
la que intervienen y se sacrifican todos los hijos del dios dual.
5. Sol de Movimiento: Primero traen al monstruo de la tierra, lleno de ojos y bocas; dos de
los Tezcatlipocas se transforman en serpientes y lo circundan, apretándolo con fuerza hasta
partirlo en dos: de una mitad hacen la tierra y de la otra, el cielo. De la tierra hacen brotar
árboles, flores, hierbas, fuentes, ríos, cavernas, montañas y valles.
Como no había sol ni luna, los dioses deciden que había que arrojase al fuego para generarlos.
Hay dos candidatos: Tecuciztécatl, el “Señor de los Caracoles”, arrogante, hace ofrendas con
oro y plumas de quetzal; el otro, Nanahuatzin, el “Bubosillo”, modesto, hace penitencia
ritual. Llegado el momento del sacrificio, el primero intenta cuatro veces arrojarse a la
hoguera y se atemoriza; el segundo, cierra los ojos y se arroja a la hoguera. Bubosillo, el
primero en arder, se transforma en sol, mientras que el Señor de los Caracoles se convierte
en luna y ambos aparecen en el cielo. Pero los cuerpos celestes estaban fijos, no se movían,
entonces los demás dioses allí reunidos se someten al sacrificio para darles movimiento.
3
Lit. Latinoamericana I - Prof. Carmen André Unidad 2: Los aztecas

A continuación, los dioses deliberan sobre la creación de los hombres. Quetzalcóatl, símbolo
de la sabiduría divina, desciende a la región de los muertos a buscar los huesos de los hombres
de las edades anteriores. Luego de vencer una serie de pruebas, reúne huesos de hombre y
mujer y los lleva a Tamoanchán. Los dioses se reúnen nuevamente, muelen los huesos y
Quetzalcóatl sangra sobre ellos su miembro viril para darles vida.
Una vez más, el sacrificio sangriento es fuente de vida. Por eso los hombres se llaman
macehuales, que significa “los merecidos” del sacrificio del dios Quetzalcóatl, y tienen con
los dioses una deuda de sangre. Si los dioses habían dado vida a los hombres con sacrificios
de sangre, los hombres deben mantener la vida del sol y de la quinta edad ofreciendo la sangre
de sus víctimas.
Relacionada con el pensamiento místico-religioso, aparece la creencia en distintos destinos
en el más allá, según el género de muerte que cada uno haya tenido.
Los muertos en guerra o en sacrificio se convierten en compañeros del Sol y forman su
cortejo, transformados en aves preciosas. Se salvan y “viven” después de la muerte, en una
especie de paraíso, el Omeyoacán. También las mujeres que mueren en parto, con un
prisionero en el vientre, se convierten en compañeras del sol.
Los muertos por el dios Tláloc, ahogados, fulminados por el rayo, hidrópicos y gotosos, van
al paraíso del dios de la lluvia, el Tlalocan, lugar de deleite y felicidad.
Los niños que mueren sin haber alcanzado el uso de razón son destinados a un lugar llamado
“del árbol nodriza”, cerca del Tlalocan, en donde son alimentados por un árbol de cuyas
ramas mana leche.
Por último, quienes mueren de muerte natural, que son la mayoría de los seres humanos, van
al Mictlan, “región de los muertos” o “descarnadero”, donde luego de pasar una serie de
pruebas que duran cuatro años, dejan de existir por completo.

Dibujo de México a principios del S XVI


Probablemente basado en boceto de Cortés de 1524
Museo Británico de Londres

El escenario de los rituales y la vida cotidiana es la ciudad, cuyos rasgos siguen el legado del
urbanismo clásico. El núcleo está constituido por los elementos jerárquicos religiosos, cuyos
templos y palacios sobreelevados están circundados por espacios abiertos. Las escuelas
comunales para la enseñanza formal –los telpochcalli, para la instrucción de los jóvenes y

4
Lit. Latinoamericana I - Prof. Carmen André Unidad 2: Los aztecas

los calmecac, para la educación superior− que está a cargo de los tlamatini o sabios, se erigen
en los distintos barrios de la ciudad. Otro centro importante es el mercado, que es a la vez
lugar de comercio y reunión. Las casas del pueblo llano forman barrios alrededor de la parte
central y la mayoría de los habitantes disponen, además de la vivienda de un solo piso, de un
pequeño terreno donde cultivan algunos vegetales. La ciudad de México-Tenochtitlan,
llamada por los europeos “la Venecia americana” debido a su emplazamiento en medio de
una laguna, cuenta con puentes y calzadas que la conectan con la tierra firme, con diques y
acueductos para la provisión de agua potable y con un sistema de desagües.

Vista panorámica de Tenochtitlan y del Valle de México, sobre la laguna de Texcoco. Dibujo

La sociedad se divide en dos estratos jerarquizados: los pipiltin, nobleza mexica distribuida
en diversos rangos, que dirige el culto y los asuntos del estado, y los macehualtin, agrupados
por parentesco en calpullis o aldeas comunales, que se dedican a diversas formas de
producción: laboran la tierra de manera colectiva, desarrollan actividades artesanales,
artísticas y comerciales y deben prestar servicio en el ejército y en los trabajos de
construcción de centros urbanos, caminos y obras de riego. Hay evidencia de que dividen el
trabajo de acuerdo con el sexo. Recaen en los hombres las tareas agrícolas, la pesca y la
minería, la construcción, las manufacturas de alfarería, cestería y curtiembre, la producción
artesanal de papel de amate, de herramientas de piedra y madera y de canoas. También las
especializaciones en orfebrería y joyería, escultura y “pintura de libros”, destinadas a la
fabricación de objetos de lujo para los nobles y los sacerdotes. Las mujeres tienen asignadas
las labores domésticas, que incluyen la molienda del maíz y la elaboración de las tortillas, el
hilado y el tejido. En tiempos difíciles, como durante las hambrunas, suelen tener que
venderse ellos mismos o a sus hijos como tlatlacotin o esclavos, aunque la esclavitud en la
época de los mexicas es diferente a la europea; un esclavo era vendido por tiempo limitado,
el propio esclavo o sus parientes pueden obtener su rescate y los hijos de esclavos no se
consideran esclavos. Sin embargo, ser esclavo supone el riesgo de ser destinado al sacrificio
humano, porque su dueño tiene el derecho de ofrecerlo en esos rituales.

Los mexicas miden el tiempo con un calendario cíclico, herencia cultural olmeca, que
consiste en una rueda cuyo centro aloja la figura de un dios, posiblemente Tonatiuh, el Sol.
Está rodeado por cuatro paneles que representan los cuatro soles anteriores: agua, jaguar
(tierra), lluvia de fuego y viento. Alrededor tiene un anillo circular en el que están dispuestos
los veinte días del mes azteca y dos serpientes de fuego rodean el borde y juntan sus colas en
el día de la creación.
5
Lit. Latinoamericana I - Prof. Carmen André Unidad 2: Los aztecas

Se conserva una escultura del calendario, conocida como “Piedra del Sol”, labrada en un
disco de basalto de 3,60 m de diámetro y 1,22 m de grosor, que pesa de 24 toneladas.
Construida hacia 1479, en el siglo XVI es enterrada por orden del arzobispo Alonso de
Montúfar en el zócalo de la ciudad de México, y se recupera en 1790, al remover el terreno
para hacer obras públicas. Presenta un buen estado de conservación, aunque ha perdido su
coloración original, y forma parte del patrimonio del Museo Nacional de Antropología e
Historia.

El cultivo de una literatura en lengua náhuatl se ve favorecido por la existencia de escritura


y la presencia de un sistema educativo organizado. La escritura armoniza tres tipos de signos:
pictográficos, que son meramente descriptivos de cosas concretas; ideográficos, que
representan ideas, números u objetos metafísicos, y fonéticos, que simbolizan sonidos.
Valiéndose de estas formas de escritura combinadas, plasman en códices “pintados” sus
rituales religiosos, la descripción de sus dioses, la relación de sus dinastías de gobernantes,
sus guerras, sus consejos, que se usan en los centros educativos para enseñar a leer y escribir
a los hijos de los pipiltin, mediante la memorización y el comentario.
En lo estrictamente literario, tienen primacía dos géneros, el poema sagrado y la prosa
didáctica. De los poemas o cantares nos ocuparemos en particular en el próximo apunte. De
los discursos y enseñanzas tradicionales, los Huehuehtlahtolli, la “antigua palabra” o las
“pláticas de los viejos”, diremos que atesoran el concepto de “persona” del mundo náhuatl,
donde el ideal supremo es que el hombre y la mujer tengan “un rostro y un corazón”,
difrasismo que significa la “personalidad”. Por lo tanto, la fisonomía moral debe reflejarse
en un rostro sabio y un corazón firme.
A continuación, dos breves textos recogidos por fray Bernardino de Sahagún, que ilustran
los conceptos explicados:

El hombre maduro:
corazón firme como la piedra,
corazón resistente como el tronco de un árbol;
rostro sabio,
dueño de un rostro y un corazón,
hábil y comprensivo.

La mujer ya lograda.
en la que se ponen los ojos…
la femineidad está en su rostro…

6
Lit. Latinoamericana I - Prof. Carmen André Unidad 2: Los aztecas

Bibliografía consultada:
León-Portilla, Miguel, “Mesoamérica antes de 1519”, en Leslie Bethell (ed.), Historia de América
Latina, Barcelona, Crítica, 2003, cap. 1, pp. 3-30.
León-Portilla, Miguel, Los Antiguos Mexicanos a través de sus crónicas y cantares, México, Fondo
de Cultura Económica, 2004.
León-Portilla, Miguel, Imagen del México, Buenos Aires, EUDEBA, 1963.

También podría gustarte