8va - Actv. La Fonética
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FONÉTICA
Te explicamos qué es la fonética, sus funciones, ramas y ejemplos.
Así, las unidades mínimas de la fonética son los fonos o realizaciones físicas, o sea, los tipos de
sonidos, que a nivel de la lengua se corresponden con otro tipo de unidades, de tipo mental y
abstracto, llamadas fonemas.
Es decir, a cada fonema o unidad sonora mental de la lengua, le corresponde una realización
específica en el habla, llamada fono. Por ejemplo, los hablantes latinoamericanos del español
realizan el fonema /z/ (también representado /θ/) con el fono [s], así: /zeta/ -> [‘seta], mientras
que un hablante peninsular del español realiza el mismo fonema con el fono [θ], así: [‘θeta]. Sin
embargo, ambos se entienden y hablan el mismo idioma.
Dicho de un modo más simple: la fonología estudia los fonemas, o sea, las huellas mentales del
sonido que sirven para construir el sistema complejo de una lengua. En cambio, la fonética
estudia los fonos, o sea, los modos en que los distintos grupos de hablantes de una lengua
producen los sonidos que permiten comunicarse a través de una lengua.
tipos de voz
Existen varios tipos de voz, determinados de manera congénita, ya que la configuración de las
cuerdas vocales es tan personal como la huella digital de nuestros dedos. Se reconocen, pues,
seis tipos de voz, tres femeninos y tres masculinos:
Voces femeninas:
Soprano. Las voces más agudas del registro humano, que en un piano irían entre
Do4 y Do6. Se dividen en sopranos ligeras, sopranos líricas y sopranos
dramáticas.
Mezzosoprano. De voces más graves que las sopranos, pero menos que las
contraltos. Se dividen en ligeras y dramáticas, siendo muy similares a las
sopranos dramáticas, pero en registros más graves.
Contralto. Voces femeninas poco frecuentes, que tiran hacia lo grave del
espectro, sin llegar a ser voces masculinas.
Voces masculinas:
Tenor. Las más agudas del espectro masculino, pero en un rango bastante corto
(en un piano, del Do3 al Do4). Igual que las sopranos, se dividen en ligeros, líricos
y dramáticos.
Barítono. Las más comunes de las voces masculinas, no pudiendo ser muy
ágiles, pero sí potentes, dentro de su rango intermedio.
Bajo. Las voces más graves del registro humano, las más oscuras y de mayor
profundidad, semejantes a las notas bajas de un violonchelo.
Articulación
El diccionario de la RAE (Real Academia de la Lengua Española) nos lo describe así: Posición y
movimiento de los órganos de la voz para la pronunciación de una vocal o consonante.
La articulación es, por tanto, la producción física de una vocal o consonante. Pero, ¿en qué se
traduce esto? Podríamos decir que, por ejemplo, para la articulación de la consonante “P”
necesitamos los dos labios.
Los órganos que intervienen en la articulación son: el paladar, los dientes, la lengua, los labios
y la glotis. Sin embargo, los factores que contribuyen en mayor medida a una buena o mala
articulación son la lengua y los labios. Si alguno de ellos está excesivamente relajado no
articularemos correctamente.
Vocalización
La RAE describe “vocalizar” como: Articular con la debida distinción las vocales, consonantes y
sílabas de las palabras para hacer plenamente inteligible lo que se habla o se canta.
Es decir, la vocalización es la articulación correcta y clara de los sonidos de una lengua para
hacerla inteligible.
Con una buena vocalización articulamos y pronunciamos distintamente todas las consonantes y
vocales de manera clara, utilizando nuestros músculos y las cuerdas vocales.
Un error común que tienen los actores es no vocalizar correctamente cuando tienen que
susurrar. Para que esto no ocurra no se deberá dejar de lado la proyección de la voz ni descuidar
ni los músculos que intervienen en el habla.
Si quieres mejorar tu vocalización, un ejercicio muy típico consiste en leer un texto durante 5
minutos colocándose un lápiz atravesado entre los dientes.
Dicción
La dicción es la manera de hablar de una persona, considerada como buena mala únicamente
por el acertado o desacertado empleo de las palabras y construcciones.
Tener una buena dicción significa hablar bien y hacer un buen uso del lenguaje.
Pocos se salvan de los vicios de dicción, que son los errores cometidos cuando se hace uso del
lenguaje de forma equivocado, al decir las palabras de forma incorrecta o utilizando vocablos
inadecuados.
Algunos de estos vicios son la utilización de vulgarismos (“fragoneta” en vez de furgoneta),
muletillas (eeeeh…), redundancias (bajar abajo), barbarismos (cuando introducimos palabras
extranjeras innecesariamente existiendo una equivalente en nuestro idioma), laísmos o ceceos.