TESIS Lo Clasico de La Musica en Chile
TESIS Lo Clasico de La Musica en Chile
TESIS Lo Clasico de La Musica en Chile
Santiago de Chile
Noviembre - 2018
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................................... 3
CONCLUSIONES ....................................................................................................................... 70
FUENTES .................................................................................................................................... 73
2
INTRODUCCIÓN
¿Música clásica o docta? Ambos conceptos, igual de conflictivos, son utilizados para
denominar la música de tradición escrita occidental que se desarrolla en diversos periodos
históricos, siendo especialmente representativa la matriz europea situada entre renacimiento hasta
principios del 1900 y que se practica, difunde y reproduce actualmente en la mayoría de los países
del mundo bajo el auspicio gubernamental y de instituciones privadas.
En Chile, el desarrollo modernista en los comienzos del siglo XX determinó gran parte de la
creación artística de nuestro país en adelante. En 1928, un nuevo modelo institucional marcó un
ideal de progreso, en donde muchos elementos quedaron fuera de la nueva tradición y otros, como
la cueca, las tonadas populares y la música representada por mujeres, fueron categorizados
directamente dentro de lo marginal y despreciados por la academia.
Muchas son las interrogantes que le dieron origen a esta investigación sobre la situación de la
música clásica en nuestro país. La inicial, en torno al interés del público a este tipo de espectáculos,
pues pese a que en general estos recintos atraen al público lo suficiente para ocupar una gran parte
del espacio donde se representan, son muy disminuidos en relación a otros tipos de espectáculos
culturales masivos.
¿Libre albedrío para que el músico componga bajo sus estándares estéticos o la misión de
comprometer su trabajo para la comunidad? En una era de caóticos avances tecnológicos, podemos
escuchar una obra las veces que queramos al alcance de un botón y no esperar meses o años como
sucedía en el periodo clásico romántico. Bajo esta premisa se presentan nuevos desafíos a la esfera
de la música relacionados con la creación y atracción de nuevos públicos.
Todo, en un país donde la educación artística está en un segundo plano frente a los
conocimientos cuantificables en exámenes estandarizados como la Prueba de Selección
Universitaria, donde además los liceos artísticos sufren constantes apremios económicos y resultan
campos yermos para los nuevos talentos.
3
En la presente Memoria de Título no analizaremos obras ni tampoco a hacer una
enumeración de todos los renombrados músicos que surgieron en nuestro territorio. Nuestro
trabajo es una revisión de las instituciones musicales en Chile, desde los primeros registros, sus
distintos discursos de desarrollo y sus consecuencias.
4
CAPÍTULO 1:
La historia cuenta que Mangoré, cacique de los timbúes guaraníes, se enamoró perdidamente
de Lucía Miranda, española casada con Sebastián Hurtado. Para conquistarla atacó a los españoles,
donde acabó muerto por las manos de estos mismos. Su hermano Siripo intentó vengarlo raptando
a Lucía, pero fracasó en el intento.
No satisfecho con ello, Hurtado quiso realizar una acción de castigo, que para su mala
suerte, terminó con él mismo encarcelado por los timbúes. Sin embargo, Siripo le perdonó la
vida gracias a la influencia que Lucía tuvo en él, con la condición de que ambos contrajeran
matrimonio y Hurtado lo hiciese con cualquier otra india. Y pese a que todo se realizó según lo
estipulado, un día una anciana sorprendió a la pareja española junta, por lo que Lucía fue
quemada viva y Hurtado asaetado.1
Mucho tiempo después en Departamento de Misiones, Paraguay, nació a fines del siglo XIX
un niño llamado Agustín Barrios , quien se transformó en uno de los músicos más importantes de
dicho país y en un emblema de la guitarra latinoamericana. Un hombre que además usurpó el
nombre del antiguo cacique para proclamarse como Nitsuga Mangoré, y componer emblemáticas
piezas como La Catedral y Danza Paraguaya.
La música de Barrios, quien invirtió su primer nombre y utilizó el apellido del legendario jefe
enamorado, compuso una música cuyo repertorio clásico incluye elementos folclóricos y
religiosos. Escribió preludios, estudios, valses, mazurcas, tarantelas, romanzas, entre otros estilos.
También interpretó gran cantidad de música popular y muchas de sus composiciones se basan en
cantos y danzas de toda América Latina como cuecas, choros, tangos y zambas.
1
Poleo P. Rafael (2005). Mangoré el Artista . En Agustín Barrios, el Indio Mangoré. República
Bolivariana de Venezuela: Fundación Conservatorio Vicente Emilio Sojo Barquisimeto. p.10
5
Mangoré hacía una fusión entre procesos típicos de composición europea con música
americana posterior a la colonización. El músico Luis Forero Acerero escribió que:
"Inicialmente interpretaba la primera mitad del recital vestido normalmente, en donde tocaba
sus propias transcripciones de obras clásicas. En la segunda mitad cambiaba a una vestimenta
indígena para interpretar sus propias obras de carácter popular y folclórico".2
Algo similar es lo que hizo María Georgina Quitral, famosa soprano chilena de origen
mapuche-picunche que en sus presentaciones se vestía con atuendos característicos para
representar con orgullo sus raíces, al igual que el músico paraguayo.
Entre sus presentaciones más importantes, quien se presentaba como Rayén Quiltral
participó en la inauguración del Estadio Nacional en 1938 e interpretó La Flauta Mágica de
Mozart en el Teatro Colón de Buenos Aires, triunfando en uno de los escenarios más
importantes de Sudamérica.
Llegó a Europa en 1950 y un año después se presentó por primera vez en el Royal Opera
House Covent Garden de Londres. Meses más tarde de dicho espectáculo, dio un concierto en
el Teatro Municipal de Santiago, donde la crítica señaló su "vulgarismo" y su negativo
"despliegue de sonoridad".3
¿Se han hecho esfuerzos en Chile para componer o interpretar piezas musicales que
representen aspectos de nuestra cultura? El periodista especializado en música de tradición
2
Poleo P. Rafael (2005). Mangoré el Artista . En Agustín Barrios, el Indio Mangoré. República
Bolivariana de Venezuela: Fundación Conservatorio Vicente Emilio Sojo Barquisimeto. p.9
3
Diario Uchile. (2016). “El silencioso centenario de la soprano mapuche Rayén Quitral”. De Radio
Universidad de Chile.
4
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. p.24
6
escrita, Álvaro Gallegos, señala que: “Nunca hubo un desarrollo para hacer música inspirada
en nuestras raíces, porque Chile siempre fue muy europeizado, siempre miraba hacia allá. Si
alguien quería hacer algo más de raíz era mal visto”.
Gallegos, que fue jurado del Premio Grawenmeyer, uno de los concursos de composición más
importantes del mundo, complementa: “Por ejemplo, están las tonadas para piano de Pedro
Humberto Allende, quien de todas formas las estilizó en una mezcla entre impresionismo francés
y las mazurcas de Chopin".
El periodista pone de ejemplo la obra Los Tres Aires Chilenos, una de las pocas composiciones
de su época que tiene una raíz musical nacional. Sin embargo su autor, Enrique Soro, uno de los
denominados “clásicos” chilenos junto a Alfonso Leng y Allende, era considerado un compositor
de matriz totalmente europea.
A lo largo de nuestra historia han existido diversos intentos de estudiar música originaria en
territorio chileno y representarla bajo la lupa de la música tradicional escrita. Ejemplos son el
trabajo de Carlos Isamitt, músico e investigador del siglo XX que trabajo con la sonoridad
mapuche, o el de Ramón Campbell, quien se inspiró en la Isla de Pascua y compuso la sinfonía
Hotu Matu’a.
Hacia 1996, el 95% de la música tradicional escrita creada en Chile estaba inédita, es decir,
no había sido grabada. La mayoría de estas partituras están en la Facultad de Música de la
Universidad de Chile, al interior del Instituto de Extensión Musical.5
Según el Informe Anual de Estadísticas Culturales 2016 realizado por el Instituto Nacional
de Estadísticas (INE), en el sitio web Portaldisc se registraron 6 discos musicales de música
clásica de un total de 952 añadidos a la página durante ese año. En comparación a otras
etiquetas, Rock tuvo 197 registros, Rapanui 12 y Punk 10.6
El mismo estudio señala que las ventas de material discográfico han bajado progresivamente
desde el año, donde se vendieron 3.503.223 copias que disminuyeron a 935.505 durante el 2016.
5
Carrasco, Eduardo y Rodríguez, Mili (eds.) (1994). Situación de la música clásica en Chile. Santiago:
División de Cultura del Ministerio de Educación, Sociedad Chilena del Derecho de Autor, Facultad de
Artes de la Universidad de Chile. p.79
6
Informe Anual de Estadísticas Culturales (2016). Instituto Nacional de Estadísticas. p.209
7
De ese año, sólo 18.216 discos tenían la categoría Clásico, mientras que Anglo fue la que más
ventas agrupó con 549.079 álbumes musicales.7
El bajo consumo de música clásica en nuestro país está relacionado con la asistencia a
espectáculos de este arte, que se desarrollan en teatros y salones que cumplen protocolos de
apreciación distintos a los que sería participar a un concierto de música popular.
Ello dio paso a opiniones como la del compositor y director de orquesta chileno, Alejandro
Guarello, quien señaló en el seminario Situación de la música clásica en Chile del año 1994,
que un concierto “deja de ser esa ocasión de la nutrición creativa que significa el conocer algo
nuevo para transformarse en un accesorio cultural, en un adjetivo de la vida social, en definitiva,
una falacia cultural”.8
“La música ha dejado de ser un aspecto necesario para el desarrollo de una cultura para
transformarse en un desafinado guitarreo de canciones inadecuadas para el rito, ha dejado de
ser ese acto mágico ocasional del concierto para transformarse en un difuso continuo que nos
persigue a toda hora del día y en cualquier lugar en que nos encontremos, incluso cuando
estamos en movimiento”, explicó Guarello sobre los conciertos masivos.
La opinión fatalista de Guarello frente a la industria cultural tiene relación con las
estadísticas de participación del 2017, en la cual se refleja la baja asistencia que existe en los
conciertos de música docta en relación a otro tipo de espectáculos. El 6,1% asegura había
participado de un concierto de música clásica durante el 2017, cifra que disminuyó en relación
a la encuesta del 2011, la que indica un 6,4%.9
7
Informe Anual de Estadísticas Culturales 2016. Instituto Nacional de Estadísticas.p.200
8
Carrasco, Eduardo y Rodríguez, Mili (eds.) (1994). Situación de la música clásica en Chile.
9
Encuesta de participación cultural (2017). Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.p.104
8
Según el sociólogo de la Universidad Diego Portales, Tomás Peters, la asistencia a los
conciertos siempre es un rito social: “Lollapalooza es lo mismo, no solo se observa la banda, sino
que va la gente vestida para exhibirse en un juego de reconocimientos. En la música clásica, al
igual que el arte contemporáneo, depende de las categorías de desciframiento que posee un sujeto
con respecto a las obras”.
“Yo puedo ir a escuchar Tristán e Isolda de Wagner y conocer muy bien todos los aspectos de
esa obra, pero eso exige un alto nivel de categorías de desciframiento, que están, como sabemos,
desigualmente distribuidas en gran parte de la población, ya que los capitales culturales están
distribuidos de dicha forma. Y no es porque la gente sea floja, sino que las herencias de clase son
las que te habilitan para apreciar este tipo de obras”, señala Peters.
En relación a la participación por género, los hombres tienen una mayor asistencia que las
mujeres en espectáculos en vivo de música clásica (6,3% hombres, en comparación a un 5,8%
de mujeres). El público femenino tiene mayor asistencia a teatro, danza y circo.10
Mientras que en cuanto a la presencia por rango etario, entre 15 y 29 años de edad es donde
se concentra la mayor cantidad de asistentes a música clásica, con un 7,1% del total. En dicho
espectro también hay una mayor cantidad de oferta, ya que la mayoría de los teatros ofrece
facilidad de acceso para la población universitaria. Por otro lado, está la tercera edad, que tiene
la menor cantidad de participación en todo excepto la ópera.11
La medida que propone el gobierno de Sebastián Piñera para mejorar la asistencia a los
espectáculos culturales consiste en realizar un “Vale Cultura”, un váucher financiará el 50%
del costo de cualquier servicio cultural que se adquiera con el cupón. La idea es que al
subvencionar el acceso de personas excluidas económicamente, aumentará la asistencia a los
recintos culturales.12
10
Encuesta de participación cultural (2017). Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.p.106
11
Encuesta de participación cultural (2017). Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.p.107
Perez Rouliez, Sebastián (2017). ¿Qué es el “Vale Cultura”, la medida estrella de Piñera en cultura?.
12
Revista Hiedra,
9
medida fue declarada no factible en el anterior gobierno del mandatario, cuando el Consejo
Nacional de las Artes y la Cultura era dirigido por Luciano Cruz-Coke.13
En relación al váucher, Marcos Llerena, antiguo director del Liceo Artístico de Santiago,
acusa que es una idea que registra fracasos previos: “Eso lo copió Luciano Cruz-Coke en Brasil,
donde había una especie de cheque que tampoco resultó para aumentar el consumo cultural. No
se consume cultura como se consumen latas de cerveza, la idea es participar, gozar, ser un
prosumidor de cultura”.
Tomás Peters señala: “Con esta medida el Estado quiere cumplir un rol político que
históricamente es parte de sus funciones, que consiste en permitir a la gente acceder a los
espacio que se les ha excluido. Pero la pregunta es cómo reacciona esa parte de la población
que se pregunta por qué tiene que ir a escuchar obras de Wagner o de John Cage”.
Peters acusa que en las artes y la cultura, el gráfico económico no tiene por qué ser similar
al de la oferta y la demanda, en donde la baja de precios implica el aumento del consumo: “En
este caso, la curva tendría más bien una forma elástica, ya que la oferta no cambiará al público
consumidor sino que beneficiará a quienes siempre han asistido a este tipo de instancias
culturales”.
13
De la Sotta Donoso, Romina (2017), Radiografía cultural de los candidatos presidenciales. El Mercurio,
jueves 16 de noviembre, Cultura, A9.
14
Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (2011). “Análisis de factibilidad para la implementación de
un sistema vale cultura en Chile”. Sección Observatorio Cultural.
15
Segunda Encuesta Nacional de Participación y Consumo Cultural, Ediciones cultura. Editor general:
Miguel Ángel Viejo.
10
“Por eso el impuesto al libro no se plantea, porque el beneficiado va a ser quien ya es miembro
de la élite cultural. Lo mismo ocurre con las obras gratis. Los primeros que irán corriendo son los
que antes pagaban $10.000”, indica el sociólogo.
Existen distintas posturas respecto a la importancia del espectador en las artes y la cultura,
considerando las transformaciones que ha sufrido dicho vínculo producto del avance de las
tecnologías durante finales del siglo XX e inicios del siglo XXI.
Gustavo Becerra, histórico compositor chileno, indicó que la división entre el público de
conciertos masivos con el de música más vanguardista y moderna se debe a la poca motivación
de los compositores mismos, a quienes no les interesa saber qué se escucha habitualmente en
la música popular.16
Tomás Brantmayer, joven músico chileno integrante de Proyecto Origami, considera desde su
experiencia que al ser una música difícil de digerir, exige un bagaje cultural más amplio relacionado
por una excesiva academización de la composición.
Brantmayer considera que hoy se exige un conocimiento técnico demasiado alto y que ser
músico en un concierto es algo a lo que no se puede llegar desde fuera de la escuela: “Es inevitable
que sea un círculo muy dogmático y jerarquizado el que diferencie lo importante de lo banal. Eso
no pasa por ejemplo con otras áreas como la Literatura, en la cual sí se pueden desarrollar desde
fuera de la academia”.
Por otro lado, Becerra ubicó a la música chilena de concierto como una instancia que no es
conocida en el país ni fuera de éste. Además, indica que la interpretación de sus auditores está
muy influenciada por su círculo social, lo que dificulta el darle algún valor especial por el hecho
de provenir de Chile.17
16
Carrasco, Eduardo y Rodríguez, Mili (eds.) (1994). Situación de la música clásica en Chile. Santiago:
División de Cultura del Ministerio de Educación, Sociedad Chilena del Derecho de Autor, Facultad de
Artes de la Universidad de Chile. p.19
17
Carrasco, Eduardo y Rodríguez, Mili (eds.) (1994). Situación de la música clásica en Chile. Santiago:
División de Cultura del Ministerio de Educación, Sociedad Chilena del Derecho de Autor, Facultad de
Artes de la Universidad de Chile. p.17
11
Desde la perspectiva del público, Peters señala que es el espacio físico el que separa a las
élites históricas de los nuevos consumidores. Mientras que los primeros buscan un lugar desde
donde siguen usando la asistencia como rito de distinción, los segundos llegaron debido a un
acceso cultural proveniente de la educación que recibieron.
“La sociedad y el mundo del arte siguen creado espacios diferenciados socialmente por
territorios. Por ejemplo, está el Teatro de Las Condes, la CorpArtes, o el Teatro del Lago en
Frutillar. Ahí se puede observar vestigios de la figura histórica de la elite asistiendo a la música
clásica. Por otro lado, al teatro de la Universidad de Chile o a la sala Isidora Zegers, asiste la
nueva élite que ingresó producto de su acceso a la educación superior”, explica el sociólogo
respecto de estas instancias de distinción.
Los datos de participación según nivel educacional son muy aclaradores en dicho sentido.
La información que entregan las estadísticas de participación en espectáculos de artes escénicas
y musicales por nivel educacional muestra un aumento proporcional entre ambos aspectos,
como indica la siguiente tabla:
Tabla N°1
18
Encuesta de participación cultural 2017. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. p.108
12
En relación a la participación, según datos del 2012, las principales razones que esgrimió la
población urbana de 15 o más años que no había asistido a conciertos o recitales en los 12 meses
anteriores a la consulta se relacionan con “Falta de dinero” (31%), “Falta de tiempo” (29,4%),
y que “No le interesa o no le gusta este tipo de espectáculos” (17,2%).19
De todas formas, la música es una práctica común en la población urbana de 15 años o más,
con un total de 97,1%. Por otro lado, la cantidad de encuestados que utiliza medios de
comunicación u obras de cultura masiva en frecuencia diaria señaló que un 76,7% escucha
música grabada, un 77,9% ve Televisión, un 55,4% escucha radio y un 71% utiliza internet.20
Sin embargo, si el consumo de música se mantiene alto, la duda es por qué es necesario
aumentar la participación y generar nuevos espacios para estas instancias culturales. Peters señala:
"La gracia que tiene el mundo del arte en estos espacios es que a diferencia de la música popular,
que emerge sin reglas, la música clásica, la danza y el teatro son combinaciones formales
producidas a partir de una complejidad que permite elaborar preguntas hacia la sociedad
igualmente complejas”.
La periodista Romina De La Sotta explica: “Aún existe un mercado pequeño que consume
música clásica, aunque tenga que gastar en obras completas que abarcan de 3 a 4 discos. Además,
la música de tradición escrita no se caracteriza por tener entre sus fortalezas la difusión por MP3”.
Sobre la importancia de participar en instancias artísticas, Peters concluye: “Por algo las
primeras universidades de la historia no estaban dentro de la ciudad, porque así podían generar la
autonomía de realizar reflexiones incómodas frente a la sociedad. Por ejemplo, Una mujer
fantástica puso en el tapete una pregunta que si el arte no se plantea. la instancia legislativa pudo
haber tardado muchos años más”.
La importancia de construir subjetividad también la señalaron María Pilar Peña y Juan Carlos
Poveda en su libro sobre Alfonso Leng y la institucionalidad musicalidad chilena, donde señalaron:
19
Encuesta de participación cultural 2012. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. p. 97
20
Encuesta de participación cultural 2017. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. p.117
13
“El arte, entendido como una actividad humana, cumple un rol social y posee
indudablemente una carga ideológica. En el caso chileno, responde a un elemento de
distinción social por una parte; y por otra, en tanto referente de la supremacía moral de un
determinado modelo cultural, constituye un elemento de hegemonía”.21
José Manuel Izquierdo König, musicólogo de la Universidad Católica, considera que hay
un quiebre en lo que era considerado cultura general: “Para una generación que tiene Youtube
al lado, la idea de cultura general es absurda porque la manera de aproximarse a las cosas y
definir los límites dentro de lo que es o no cultura ya no está determinado por espacios de
determinados”.
“Antes ibas a la Feria del Disco y estaban las categorías separadas, la sala de música
clásica tenía vidrios cerrados y estaba diferenciada del resto, donde había que abrir una puerta
y al interior todo era silencio”, añade el académico.
21
Peña Queralt, María Pilar y Poveda, Juan Carlos (2010) Alfonso Leng: Música, modernidad y chilenidad
a Comienzos del Siglo XX. Chile. Gráfica LOM. p.15.
14
CAPÍTULO 2:
La institucionalidad musical en Chile puede ser dividida en tres fases históricas marcadas por
la conformación del Estado moderno. Una primera etapa colonial, en donde gran parte de los
estudios musicales rescatan una manifestación en donde las expresiones musicales de tradición
europea estaban destinadas al culto cristiano, incorporando elementos propios de las culturas
indígenas para facilitar su difusión y evangelización en el territorio chileno.
La segunda etapa aparece marcada por la creación del conservatorio en Chile durante el
gobierno de Manuel Bulnes, en un primer intento por institucionalizar el oficio de ser músico. Y
luego existe una tercera instancia, donde un grupo de académicos encabezados por Domingo Santa
Cruz integraron el conservatorio a la Universidad de Chile mediante la reforma de 1928, en donde
la institución se mantiene vigente hasta el día de hoy.
Si nos remontamos a los primeros registros históricos dentro de las civilizaciones que
ocuparon lo que hoy denominamos como Chile, los incas pueden haber sido una de las primeras
en establecer un esquema formal de educación musical en el continente americano.22
Similar al rol que tuvieron los romanos al englobar dentro de su cultura la tradición clásica
griega, los incas integraban música nazca, chimú, mochica, aimará y de otras tribus que pasaron
a formar parte de la base de la música incaica.23
22
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. p.14
23
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. p.15
15
Ejemplo de ello es que tanto las escalas como los esquemas melódicos de los mapuche no
tienen elemento alguno de contacto con la pentafonía que aparece en la música andina,24 siendo
ambas partes de lo que consideramos como una identidad chilena, pese a que poseen
características sonoras muy distintas.
La música de tradición escrita como tal llegó a Chile al ritmo de las huestes de guerra y de
la cruz cristiana traída por los españoles. Los primeros músicos (entendiendo esto como un
oficio o rol particular) en llegar a nuestro país fueron miembros de las tropas dirigidas por
Diego de Almagro en 1536.
Entre ellos estaban Juan Hermoso de Tejada, trompetista encargado de ejecutar los toques
de guerra y retreta; y Cristóbal de Molina, profesor de clavicordio de Francisca Pizarro, la hija
mestiza del conquistador peruano, quien acompañó a Diego de Almagro hasta el río Maule.
Ya desde los primeros años de la conquista de territorios chilenos por parte del Imperio
Español, comenzó un proceso de evangelización en las poblaciones locales adscrito a las
obligaciones de la corona española con El Vaticano, como las Bulas Alejandrinas emitidas por
la Santa Sede en 1493 y las discusiones sobre cuáles debían ser los tratos con los naturales del
nuevo continente. En este proceso, la música fue una herramienta para dicho propósito, por lo
que se extendió a través de las distintas colonias hispanoamericanas.
“Desde que en 1598 el franciscano Gerónimo de Oré insistía en Lima que debía enseñarse
a los indios oraciones en idioma nativo cantadas con melodías nativas o europeas, los
misioneros, especialmente los jesuitas, adoptaron esta costumbre aprovechando la
extraordinaria facilidad de los indígenas para la música”.25
Así, asistir a misa era una obligación rigurosa y además las personas debían abstenerse de
trabajar en 70 días del año, entre los que se encontraban todos los domingos y las fiestas de
circuncisión, además de las festividades como la Pascua, la Asunción, Todos los Santos, la
Inmaculada Concepción y la Navidad, entre otras.
24
Orrego Salas, Juan. “Araucanian Indian Instruments”, Ethnomusicology, X/1, p.56.
25
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. p.36
16
También estaban los 26 días de medio precepto, donde era obligación asistir a misa, además de
los días en los que cotidianamente había oficios litúrgicos que eran acompañados de música, como
los jueves y sábados. De esta forma, se puede observar que en Chile se cultivaba la música de
manera periódica durante todo el año.
También estaba la música traída por los esclavos africanos, la cual tuvo una profunda
influencia en la liturgia religiosa de la época, de hecho, el primer pregonero de Santiago fue un
esclavo, nombrado por el cabildo de Santiago el 10 de abril. Combinadas con las melodías
indígenas, estas músicas se mezclaron y se incluyeron en las ceremonias religiosas católicas, lo
que llegó a causar inquietud en ciertas facciones durante los primeros concilios americanos.26
El director de orquesta Miguel Ángel Castro comenta: “Dentro de lo nefasto que puede ser
un proceso de colonización, me parece que la inclusión del diálogo a través de la música
es una de las alternativas más respetuosas que existen, porque dentro de todo, es invitar a
las personas a participar a través de un lenguaje que se mueve a través de las emociones”.
Entre los instrumentos musicales de la época aparecen pífanos, flautas, chirimías, vihuelas,
guitarras, tambores y órganos como los más interpretados entre los que aparecen en los archivos
registrados.27
En ese contexto histórico, Víctor Rondón narra que la música de tradición europea se transmitía
en tres instancias. La primera de ellas era la música de ritual catedralicia, utilizada en los conventos
urbanos donde, divididos entre seguidores regulares y neófitos, se enseñaba a leer partituras y a
tocar instrumentos musicales.
26
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. p. 37
27
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. p. 40
17
Dicha música dependía del maestro de capilla, quien respondía al obispo, figura central en
la organización de la época. Como indica Rondón: “Finalmente, si las catedrales están cerca de
las plazas es porque representan símbolos de poder”.
La segunda instancia era la música de los colegios, la cual se ha podido rescatar gracias a
los registros de cursos de retórica de la época. Allí, los estudiantes debían rendir una obra de
teatro como examen, la cual incluía música cantada en latín. En sus pautas de revisión, se le
exigía al alumno un dominio de la armonía, la melodía y la polifonía.
Rondón explica que: “Era muy simple, tenía ritmos repetitivos y frases pegajosas. La idea
es que fuese fácil de cantar, con frases cortas sin complejidades, pues era importante que
pudieran sobreponerse los motivos religiosos, como el padre nuestro y el credo”.
Dicha labor de evangelización mediante la música era especialmente trabajada por la orden
jesuita, la que en su funcionamiento no le permitía a españoles ingresar a estos espacios, en
donde los mismos misioneros convivían de forma igualitaria con las comunidades. Además, le
permitían al indígena que se dedicaba a ser músico no pagar impuestos.28
Sin embargo, es difícil encontrar material sobre los registros musicales escritos del periodo.
Por ejemplo, el libro La Historia de la música en Chile resalta que el terremoto de 1647 fue
muy perjudicial en la conservación del material musical escrito de ese entonces: “Todo cuanto
se hizo en esa época, con excepción del templo de San Francisco, fue derribado por el terremoto
de 1647”.29
28
Rondon, Víctor (2014). Música y negritud en Chile: de la ausencia presente a la presencia ausente. Latín
American Music Review,, Volumen 35, N°1. 2014
29
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. p.45
18
El surgimiento de la República y la llegada del Conservatorio a Chile
El origen de los conservatorios se remite a los siglos XVII y XVIII como obras sociales para
los más necesitados. Ejemplo de ello fue el trabajo de Antonio Vivaldi, que dirigió gran parte de
su producción en un hospicio de mujeres, en donde, como señala Rondón: “Se enseñaba música
para salvar a las personas de los peligros del mundo”.
Sin embargo, a finales de la colonia y con el fin de los regímenes monárquicos en Europa,
comenzó una época laica, con el inicio de la separación entre la iglesia y el estado. Un elemento
fundamental en ese entonces fue la aparición de la carrera militar en 1810 en Chile, de la mano del
proceso independista.
Víctor Rondón explica que tiene relación con una evolución en la organización de combate:
“Antes de la banda militar, la organización consistía en que la gente más pudiente participaba de
la guerra aportando caballos y dirigiendo cuando era necesario, y su soldadesca eran los peones
que reclutaban. Pero se dieron cuenta que, especialmente en el periodo independentista, una nueva
nación debía tener militares y bandas para ordenar las batallas con tambores y vientos".
“El proceso clave y formidable del momento tuvo que influir en los destinos de esa
música, pues aquél fue nada menos que el paso de la Colonia a la República, en varias
etapas, con lo cual se generaba el nacimiento de una conciencia nacional en el territorio
recién liberado de la tutela hispánica”.30
30
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. p.83
19
los clavecines que predominaban hasta ese momento. Este intercambio se intensificó con la
emancipación de los criollos de la corona española y calzó con el primer himno nacional de
Chile compuesto en 1820 por el músico Manuel Robles, el cual sería posteriormente
reemplazado en 1828 por el himno creado por el español Ramón Carnicer.31
En ese entonces, un grupo de aristócratas entendió que, así como las naciones occidentales
poseían una Biblioteca Nacional y un sistema de educación estructurado, también debían tener
una academia para enseñar el arte y un conservatorio para la música. Fundado por José
Gandarilla, Miguel de la Barra y Pedro Palazuelos, primo hermano de Diego Portales, en dicho
contexto surgió el Conservatorio Nacional de Música en Santiago.
REPÚBLICA DE CHILE
MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA
Considerando: que la cofradía del Santo Sepulcro, según aparece en la presente solicitud, se
1.- Se aprueba el establecimiento que propone la cofradía del Santo Sepulcro, de una escuela de música
y canto, bajo la dirección del acreditado profesor Mr. Desjardins; y el gobierno toma bajo su inmediata
2.- Esta escuela será la base del Conservatorio de Música que se establezca en Santiago (...)
31
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. p.85
32
Sandoval, Luis (1911) Reseña Histórica del Conservatorio Nacional de Música y Declamación.
Santiago de Chile. Imprenta Gutenberg. p.33
20
Figura 2: Primer decreto gubernativo referido a la creación del Conservatorio Nacional de música.33
REPÚBLICA DE CHILE
MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA
De los decretos anteriores podemos presumir de antemano una tradición musical en los espacios
eclesiásticos, ya que la actividad de la Cofradía del Santo Sepulcro provenía desde la colonia. Sólo por
mencionar otros antecedentes previos al período republicano es ineludible hacer alusión a la actividad
musical de los jesuitas en sus misiones evangelizadoras, y la fuerte tradición de la música catedralicia,
Éste tenía características muy precarias. Rondón cuenta: “Los mismos músicos de la época los
criticaban, además los directores siempre peleaban, partió de una manera muy modesta, un profesor
enseñaba varias cosas. Y en ese periodo, la mayor cantidad de estudiantes eran mujeres".
“Es una cuestión de género interesante que encuentra varias explicaciones. Una puede haber
sido que hubo muchas guerras. La otra puede ser que las artes, al considerarse ligadas a la
mujer, estaban más cercanas a la sensibilidad femenina, al punto que tocar música o
determinados instrumentos, se denominaba afeminado", explica el historiador.
33
Peña Queralt, María Pilar y Poveda, Juan Carlos (2010) Alfonso Leng: Música, modernidad y
chilenidad a Comienzos del Siglo XX. Chile. Gráfica LOM p.90
34
Peña Queralt, María Pilar y Poveda, Juan Carlos (2010) Alfonso Leng: Música, modernidad y
chilenidad a Comienzos del Siglo XX. Chile. Gráfica LOM p.90
21
Como el origen de los conservatorios estuvo ligado a entregar trabajo, se enseñaba pensando
en los oficios de las iglesias, las bandas militares, la docencia en escuelas y los espectáculos de
teatro y ópera.
Luis Merino, director de la Revista Musical Chilena desde 1973 hasta 2017, remarca la idea
de república en estos cambios institucionales: "La generación del Conservatorio fue parte de
los gestos republicanos ligados a la constitución de 1833, con la indicación de Mariano Egaña
que señala que la educación es un tema de Estado".
En la misma línea, más tarde se dio la fundación en 1852 del Semanario Musical , primera
revista en Chile enfocada exclusivamente en música. La revista, que sólo alcanzó a sacar 16
números, estuvo a cargo de Isidora Zegers, José Zapiola y Francisco Oliva.36 Así, en la segunda
década del siglo XIX iniciaron los primeros intentos de institucionalizar la música en Chile.
Zegers, quizás la figura más importante en ese sentido, ya había fundado en 1826 en Santiago
la Sociedad Filarmónica, primer organismo de este tipo que generó otras sociedades parecidas
en otras ciudades como en Concepción y Valparaíso.37
35
Vera Malhue, Fernanda. (2015).¿Músicos sin pasado? Construcción conceptual en la historiografía
musical chilena. p.104
36
Biblioteca Nacional de Chile. Semanario Musical, En: Publicaciones periódicas sobre música en Chile
(1852-2000). Memoria Chilena .
37
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. p.89
22
Merino profundiza sobre la figura de la histórica gestora: "Isidora Zegers como compositora no
se presentó. Las mujeres empiezan a aflorar produciendo e interpretando música en la academia
recién después con los gobiernos liberales, con José Joaquín Pérez. Su trabajo más interesante es
que ella fue efectivamente una gestora cultural".
Estas nuevas instancias privadas devinieron en grandes escenarios para llegar a mayor
cantidad de espectadores. El Teatro de la República en Santiago fue el primer centro de
espectáculos importante en esos años, hasta que cedió el puesto al primer Teatro Municipal,
estrenado el 17 de septiembre de 1857 con la ópera Ernani de Giuseppe Verdi,38 muy popular
en la época. Por culpa de un incendio esta sala se destruyó en 1870, dando paso al edificio
actual, inaugurado en 1873 con la ópera La Fuerza del Destino, también de Giuseppe Verdi.
Muchas décadas después, el Municipal sufrirá otro incendio en noviembre del 2013, en
donde se quemará un 10% de su infraestructura y se perderán bodegas de maquillaje, vestuario
y dos salas de ensayo de ballet.39
38
Teatro Municipal. El centro cultural más antiguo del país.
X. Bertin, D. Muñoz, A. Prado, D. Villegas y J. García. (2013). “Incendio consume el 10% del Teatro
39
23
El salón, instancia de difusión musical del Siglo XIX
“Ahí surgía la figura de la mujer, ligada con los roles familiares paradigmáticos, que eran
el del caballero y de la dueña de casa. Estas debían saber socializar bien y saber cantar además
de tocar algún instrumento”, continúa el historiador.
La renovación de música de salón queda replicada en este párrafo del libro Alfonso Leng.
Modernidad y chilenidad a comienzos del siglo XX:
“Las señoritas abandonarán los bailes picarescos de la península para poder compartir con
los jóvenes gringos las complicadas figuras de las contradanzas y cuadrillas, dejarán de lado
arpas y vihuelas para aprender minuets, valses y mazurcas en los escasos pianos y claves
importados y, finalmente, dejarán el rol protagónico como instrumentistas que tanta
maravilla causara en los raros cronistas de los siglos anteriores para adoptar una pacata
mundanidad romántica, hecha de heroínas rossinianas y de atrevidas poetisas a finales del
siglo”.42
Aquí, la musicóloga Fernanda Vera Malhue, investigadora sobre el rol de la mujer durante
la historia de la composición de Chile, profundiza: “También hay que considerar que la práctica
musical se consideraba apropiada para las mujeres, ligando la inspiración musical a la
maternidad y la analogía de la creación. Así, destinadas a entretener al hombre, se formaban
tocando el piano y siempre en un espacio privado. No se podían exponer porque se exponían a
la categoría de mujer pública”.
Vera Malhue observa que el Conservatorio en Chile reflejaba lo que se consideraba una
instancia de salvación de los peligros mundanos: “Servía para formar a las mujeres más pobres,
42
Peña Queralt, María Pilar y Poveda, Juan Carlos (2010) Alfonso Leng: Música, modernidad y
chilenidad a Comienzos del Siglo XX. Chile. Gráfica LOM p.26
24
para evitar el riesgo de la prostitución, situando a la música como un ente superior de
oportunidades. Así, la música servía para ganarse la vida de una forma decente sin necesitar un
protector varón”.
El salón, desarrollado en las casas principales, era una instancia donde el piano mueble llegó a
ser obligatorio en toda reunión, así como lo era el arpa o la guitarra en los lugares más modestos.
En dichos lugares es donde artistas como Franz Liszt o Franz Schubert se interpretaban en las
tertulias.
Como indica Rondón además: "Muchos de los alumnos del Conservatorio de 1850 a 1960
tenían la experiencia del salón. Era un espacio muy importante porque allí era donde sonaban las
piezas de Liszt y Schubert, ambientando tertulias románticas donde se tomaba, fumaba y se
consumían las drogas de la época, aunque no se diga. Eran lugares musicales no institucionales".
De todas formas, la obra de los autores austro-alemanes y franceses como Mozart o Jean-
Philippe Rameau eran desconocidas para la época. La ópera, casi exclusivamente italiana, era
el representante de la manifestación musical, dominando los estándares del gusto.43
Sin embargo, a pesar de seguir la influencia italiana en los espectáculos de este tipo, a finales
del siglo XIX se estrenaron grandes obras del repertorio lírico universal, como las de Richard
Wagner, compositor que recién llegó a ser representado en los escenarios nacionales después de
1880.
Así, entrando ya en el siglo XX, el ritmo de influjos musicales extranjeros al ambiente chileno
comenzó a ser más constante y las instituciones nacientes en el siglo anterior empezaron a dar
signos de cambio. Las dinámicas al interior de las tertulias derivaron en grupos artísticos-musicales
que se inspiraron en un “ideal germano”, teniendo de referentes a artistas como Ludwig van
Beethoven o Wagner.
43
Claro, Samuel y Urrutia, Jorge (1973). Historia de la Música en Chile. Chile. Editorial Orbe. pp.86-87
25
cultura popular chilena y una postura combativa al repertorio operático de romanticismo
italiano, tan masificado en las clases altas durante gran parte de siglo XIX.44
Además, con el cambio de siglo el Estado fue afinando los mecanismos para organizar los
saberes musicales. Así, en 1909, el Ministerio de Instrucción Pública decretó la creación de un
Consejo Superior de Letras y Arte Dramática, un segundo para las Artes Gráficas y un tercero
para la Música.
Esta última estaría integrada por el subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública, dos
profesores o ex profesores titulados en Chile o en el extranjero y por once personas de
reconocida trayectoria en la música profesional.
En el año 1911, el Director del Conservatorio era Carlos Aldunate, mientras que Enrique
Soro, figura clave en la escena musical chilena de la época y que aparecía como subdirector y
director de la orquesta de la misma institución, años más tarde sería fuertemente criticado y
expulsado tras las gestiones de la Sociedad Bach, grupo que instauró un cambio radical del
paradigma institucional del arte en Chile.
44
Peña Queralt, María Pilar y Poveda, Juan Carlos (2010) Alfonso Leng: Música, modernidad y
chilenidad a Comienzos del Siglo XX. Chile. Gráfica LOM pp.31-32
26
CAPÍTULO 3
Comenzando el siglo XX, la figura del compositor musical como oficio comenzó a configurarse
en Latinoamérica. Este proceso se consolidó en las décadas de 1920 y 1930, en donde surgió la
idea de incluir a las artes en la universidad y crear orgánicas institucionales sobre cómo administrar
y apoyar la creación musical.
Los países latinoamericanos tuvieron que decidir si las artes debían ser explícitamente
nacionales o no, es decir, que el auditor al momento de presenciar la obra percibiera una intención
de representar elementos estéticos propios que sean parte de la cultura nacional, popular o indígena
del país.
Dentro de los Estados que tomaron esta vertiente están Argentina y Brasil, la primera con una
escuela nacionalista de mucha presencia en la que destacan la figura de Alberto Ginastera y la
revisión del tango de Astor Piazzolla y el segundo con el trabajo de Heitor Villa-Lobos. Sin
embargo, una de las procesos más distinguibles es el caso mexicano con Carlos Chávez, Manuel
María Ponce y Silvestre Revueltas.
Ahí surgieron trabajos como La Noche de los Mayas de Revueltas en los que se evidencia la
propuesta de recuperar ritmos y sonoridades presentes en lo que hoy es territorio mexicano,
tomando la tradición de música escrita europea para trabajar su propio folclore dentro de un
compromiso político importante.
Sobre la relación entre los Estados-nación y la cultura, el musicólogo José Izquierdo König
añade: “En la década de 1920 surgió el equivalente a nuestro actual Ministerio de Cultura en
México, lo cual tuvo mucha fuerza en esta creación artística como también ocurrió en Brasil, lo
que no sucedió en ese entonces en Chile”.
¿Hubo compositores de este tipo en nuestro país? Izquierdo König señala que sí, pero que
las obras creadas en Chile, a diferencia de los casos anteriores que recuperaban con mayor
acervo estos elementos estéticos propios identitarios de sus naciones, son de una vertiente más
intelectual-filosófica y abstracta:
27
“Está el caso de Carlos Isamitt y Oscar Lavín como los más indigenistas, o Roberto
Falabella quién incluye sonidos locales, pero lo hacen de maneras que te cuesta interpretar
esa intención identitaria. Por ejemplo, si escuchas La voz de las calles de Pedro Humberto
Allende, una obra clave en este género, no trata de que la reconozcas como chilena,
están hechas de una manera tan cosmopolita que tú al escuchar la pieza no puedes identificar
si el autor es chileno o europeo, como si sucede con otros compositores latinoamericanos”,
explica el musicólogo.
En el caso chileno, el hito más importante se marca con la Reforma del Conservatorio en
1928, en la cual la institucionalización comenzó a dejar atrás la música de herencia española e
italiana, fundamentada en el desarrollo de la ópera y el bel canto, culturalmente representativo
del paradigma político-social de la aristocracia dominante en el siglo XIX.
Entre otros miembros que integraron el Grupo de los Diez se encuentran el escritor Pedro
Prado y el compositor Alfonso Leng, y consistió en un grupo de intelectuales que dirigieron sus
esfuerzos a desarrollar los espacios artísticos de la sociedad desde la perspectiva del arte
europeo.
Mientras, la Sociedad Bach fue una agrupación de jóvenes de distintas profesiones que
buscaron fomentar el desarrollo de la música local, heredando los ideales propuestos por el
Grupo de los Diez. Leng, compositor considerado uno de los primeros clásicos chilenos, se
encargó de ser el nexo histórico entre dicho grupo y la naciente Sociedad, siendo designado
como el portavoz del pensamiento del grupo.
45
Biblioteca Nacional de Chile. "Sociedad Bach", en: Pedro Humberto Allende (1885-1959). Memoria
Chilena.
28
Posteriormente, durante el 25 de diciembre de 1924, Leng presidiría la Primera Asamblea
General de la Sociedad Bach, en donde se dio inicio al mayor y más profundo cambio en la
institucionalidad musical de Chile durante el siglo XX.46
Previo a la Reforma del Conservatorio, proceso en el cual se elaboraron diversos decretos leyes
relacionados a la enseñanza musical, las negociaciones sobre cómo debían ser instaurados estos
valores generaron muchos impases entre Enrique Soro (director del conservatorio hasta 1928 y
quien estudió en el Conservatorio de Milán) y la Sociedad Bach.
El libro Alfonso Leng: Música, Modernidad y Chilenidad a comienzos del siglo XX cuenta el
desarrollo de las actividades de esta agrupación:
Domingo Santa Cruz, quien curricularmente no fue músico sino abogado, diseñó los
documentos legales que la Sociedad Bach requirió para sus propósitos. En esta línea, el libro
anterior citado comenta lo siguiente: “Desprestigió el cuerpo académico y los lineamientos
estéticos de las principales figuras del Conservatorio, restándole validez por su tradición italiana e
introdujo cambios destinados a incorporar a la oficialidad a su propuesta de desarrollo”.
46
Peña Queralt, María Pilar y Poveda, Juan Carlos (2010) Alfonso Leng:
Música, modernidad y chilenidad a Comienzos del Siglo XX. Chile. Gráfica LOM. p.98
47
Peña Queralt, María Pilar y Poveda, Juan Carlos (2010) Alfonso Leng: Música, modernidad y chilenidad
a Comienzos del Siglo XX. Chile.Gráfica LOM. p.100
29
Eduardo Barrios, amigo cercano de Alfonso Leng, tomó la dirección del Ministerio de
Educación en diciembre de 1927. Hacia esta fecha ya se habían creado acuerdos con Enrique
Soro, Director del Conservatorio en ese momento, para dar espacio a un proceso de reforma de
manera gradual y pacífica.
El acuerdo más importante fue el Decreto N°7500, firmado en diciembre de ese año, que
estableció la Reforma Educacional. Si bien fue derogado cuando asumió como ministro Pablo
Ramírez en noviembre de 1928, las negociaciones fueron retomadas posteriormente y sentó las
bases para los posteriores acuerdos.
Los mecanismos utilizados en los que funcionó el proceso de la reforma fueron el uso
indiscriminado de decretos leyes y de las relaciones sociales y políticas vinculadas al aparato
estatal, además de las capacidades de Santa Cruz como abogado y los contactos e intervenciones
de Leng.
Es importante recalcar que este grupo realizó una fuerte estrategia para promocionarse
mediante publicaciones, conciertos y gestiones sociales y políticas, siendo imperioso en el
espacio musical de la época, “aun cuando fueran simplemente una organización de
melómanos”, como comentan los autores del libro sobre Alfonso Leng.
El mismo Leng plantea en su artículo titulado Sobre el arte musical chileno, publicado en
la revista Marsyas de junio de 1927, la relación entre la música, el folclore y la identidad de las
naciones. Es por lo menos llamativa la comparación que hace, por ejemplo, entre el folclore
español y el folclore de los “pueblos germanos”.
“El folklore ha sido fatal en la música de España. Muy diversa habría sido la suerte de esta
nación si los compositores hubieran seguido la huella de su genial Victoria (compositor del
renacimiento español). (...) en los pueblos germanos y sajones es de mejor calidad, por
cuanto se ha ido infiltrando en él un espíritu religioso, ya que el coral litúrgico ha dejado
en el fondo de las almas un recuerdo, las notas perdidas de un canto de elevación”. 48
48
Peña Queralt, María Pilar y Poveda, Juan Carlos (2010) Alfonso Leng: Música, modernidad y
chilenidad a Comienzos del Siglo XX. Chile. Gráfica LOM. p.103
30
En el mismo artículo Leng refleja su punto de vista sobre esta relación entre música, folclore e
identidad en el caso de Chile, en el que según él: “En nuestro país tenemos una cultura que no es
ni incásica ni araucana, sino netamente europea”. En ella, estaría presente un elemento fatalista y
desmoralizador escondido entre los palmoteos y “ritmos vivos” de las cuecas y tonadas, en el que
no existe el deseo de luchar, sino el ánimo de conformarse con la vida:
“Este aspecto, irónico, fatalista ¿es digno de ser estilizado artísticamente y de que se le preste
la ayuda que emana de la sugestión del arte para hacerlo cada vez más hondo? La
especificidad psicológica de nuestro folklore es de índole negativa para nuestra evolución.
¿Por qué entonces no nos esforzamos por estilizar y traducir más bien los aspectos positivos
de nuestro espíritu, con mayor amplitud, sin esclavizarnos al pequeño ritmo de salón, al
pequeño giro folklórico, aún de dudosa procedencia?”.49
Leng plantea que la forma del folclore existente no era una opción estética válida para el
compositor chileno, ya que había que intentar apuntar al alma melancólica, muy vinculada al
romanticismo germano, del cual Leng era bastante proclive.
Dicha idea se relaciona con los referentes culturales que este grupo consideraba como ideales
para el país. Aunque existe una intención clara de articular un pensamiento nacionalista, no validó
lo popular/folclórico para esta identidad chilena e impuso su propio discurso estético en la música
nacional de comienzos del siglo XX.
María Pilar Peña y Juan Carlos Poveda explicaron en el libro sobre Alfonso Leng: “En el
marco de la marginación concreta de las clases populares en el desarrollo real del proyecto y la
incorporación de las clases medias en el sistema político manteniendo la jerarquizada estructura
de clases, el referente cultural etnocéntrico perduró validado por las relaciones de poder entre
los grupos que articularon el proyecto de desarrollo”.50
Las actividades del Grupo de los Diez, que luego devinieron en la Sociedad Bach, sentaron
las bases musicales, estéticas e ideológicas para el desarrollo de la música que se instaló desde
49
Sociedad Bach de Chile. Marsyas : año 1, n° 1, 26 de marzo de 1927-año 1, n° 11, febrero de 1928.
50
Sociedad Bach de Chile. Marsyas : año 1, n° 1, 26 de marzo de 1927-año 1, n° 11, febrero de 1928.
31
la oficialidad durante gran parte de siglo XX, para lo cual debieron destruir la validez artística
de la oficialidad precedente para instaurar su propio canon.
Mientras, Izquierdo König considera que: “Chile tomó una decisión un poco drástica.
Durante esas décadas la presencia de Domingo Santa Cruz influyó en que el lenguaje de la
música chilena tenía que ser internacionalista”.
“La estética promovida por Leng era mucha más cercana a la matriz europea germánica, a
diferencia de lo que hasta ese momento hacía Enrique Soro, que estaba mucho más cercano a
un romanticismo italiano ya que estudió en el Conservatorio de Milán. Además, los alumnos
formados por Soro quedaron marginados, ya sea por decisión propia o por distintos factores
externos, puesto que la idea de Santa Cruz era otra. Entonces desde ese momento se produjo un
quiebre con lo que era el gusto generalizado de la gente”, concluye König.
El gusto generalizado de la época por la ópera se ve reflejada en las memorias de Santa Cruz
y la valoración que refleja él en sus memorias frente a esta estética del romanticismo italiano.
“La música de ópera no tuvo atracción para mí. Me parecía falsa, afectada y hasta ridícula
¿De qué pudo venir semejante rechazo en una época en que la Temporada Lírica marcaba
el cenit musical del año? Pienso en las angustias y soledades que sentía de noche, sin mi
madre, siempre por causa de la ópera”.51
51
Santa Cruz, Domingo.Edición y revisión musicológica Bustos Valderrama (2007). Mi Vida en la
Música. Contribución al estudio de la vida musical chilena durante el siglo XX. Ediciones Universidad
Católica de Chile. p.32
32
hasta que finalmente consiguieron la reforma del Conservatorio con el triunfo de sus
postulados.52
Todo esto se consumó finalmente cuando en 1928 Eduardo Barrios, ministro de Educación en
ese entonces, nombró una comisión mixta de reforma del Conservatorio en la cual se indicó la
nueva estructura. El 12 de abril del mismo año se crea el decreto con el espíritu y currículo
propuesto por la Sociedad Bach.
El 4 de noviembre de 1929 el presidente Carlos Ibáñez del Campo promulgó el nuevo Estatuto
de la Universidad de Chile, en la cual la Facultad de Bellas Artes agrupó las expresiones
relacionadas con las artes plásticas y la música, es decir, el paso del Conservatorio Nacional a la
Universidad. Así, esta institución pasó a tener la tuición de estas actividades en Chile,
reemplazando a la antigua Dirección General de Enseñanza Artística de la Superintendencia de
Educación creada en 1927.
La Revista Musical Chilena, la cual sigue vigente como la publicación musical más importante
del país, tuvo su primera edición en Mayo de 1945 bajo la dirección del ya estructurado Instituto
de Extensión Musical de la Universidad de Chile, cuando Santa Cruz era Decano de la Facultad de
Bellas Artes. El origen de la revista tuvo, en un principio, la difusión de actividades relacionadas
con el mundo de la música docta en Chile y en Europa, con compositores que eran populares para
el círculo en esos años tales como Paul Hindemith o Ígor Stravinsky.
Cristián Guerra, actual director de la Revista, comenta que la publicación ha dejado de ser
un vehículo exclusivo de música docta y se abrió a otras culturas musicales de chile y
52
Peña Queralt, María Pilar y Poveda, Juan Carlos (2010) Alfonso Leng: Música, modernidad y chilenidad
a Comienzos del Siglo XX. Chile. Gráfica LOM. p.124
33
Latinoamérica, con artículos de música popular y nacional, sin dejar de lado de la música docta,
pero dejando el prejuicio de compositores de cierta estética.
“Si ustedes ven los números, la Revista Musical Chilena aparece con un índice de crónicas
presentadas de compositores chilenos y abierto a toda estética, puede aparecer Violeta Parra al
lado de Vicente Bianchi y al lado de Leng”, señala Guerra, explicando la evolución de una
publicación que en sus orígenes trataba exclusivamente de música docta.
La cruzada emprendida por la Sociedad Bach concretó una institucionalidad y una ley que
protegiese y estimulase a los compositores para difundir su música a través de todo los medios
posibles de la época, y que además éstos tuviesen una salida económica y laboral estable bajo
la cual desempeñar su labor de manera cómoda.
El académico Luis Merino explica: “Lo que se estableció era generar una actividad
alrededor de la música que involucrara la enseñanza. Ahí se generó el Instituto de Extensión
Musical, que se financiaba gracias a la Ley 6696, que consistía en cobrar un impuesto a
espectáculos como el cine, el cual vivía un auge en dicho momento”.
Sin embargo para Cristián Guerra, actual director de la publicación, esta proyección no
fructificó como esperaban sus propulsores: “Santa Cruz, como compositor de elite, la música
que promovió seguía siendo de elite. Es algo no cuajó y jamás va a cuajar en la mayor cantidad
de población. Lo que no significa que no tenga algún valor o importancia. A estas alturas creo
34
que hay que sacarse absolutamente de la cabeza que es una música que va a ser masificada y
que vaya a competir en los ránking, porque eso es un dislate”.
Más crítica es la postura de la musicóloga Fernanda Vera Malhue, quien comenta que este
nuevo discurso apoyado desde la institucionalidad y de autores principalmente de la élite intelectual
y económica de la época, apartó a compositores e intérpretes en ejercicio que no participaban en
esos círculos:
“Todo lo que había antes no estaba marcado por la idea del arte, de la obra de arte y del creador,
sino que era una música práctica, funcional. En ese sentido, siempre servía a otros fines. Esa idea
de los grandes maestros es posterior. Hasta ese momento lo que existía era el oficio de ser músico.
Entonces surgió la idea de que los músicos profesionales son los que cobran y el resto quedaron
como aficionados”, explica la licenciada en artes.
Vera Malhue desarrolló en su tesis Músicos sin pasado que la transformación en la figura
del compositor en esos años junto a los nuevos sistemas de reproducción sonora implicaron la
disminución de la praxis musical en el hogar, y en que fueran menos necesarios tantos
intérpretes, repertorio, compositores y profesores de música o instrumentos.53
1. La legitimación definitiva del estatuto de la estética como único marco aceptable en las
discusiones dadas en el medio artístico-musical
2. La consecuente exacerbación del lineamiento estético más ortodoxo, el cual apunta a la
canonización absoluta de la producción instrumental
3. A consecuencia de lo anterior, se argumenta toda la batalla contra el lirismo italiano,
estigmatizando también toda la producción de este estilo vinculada a la incorporación de
elementos locales, tales como zamacuecas de salón, entre otras.
53
Vera Malhue, F. (2015).¿Músicos sin pasado? construcción conceptual en la historiografía musical
chilena. P.109
35
4. Se condena y estigmatiza lo local, entendido esto como folklore, asumiendo que la
configuración de lo nacional deviene de los espíritus según estos parámetros más
evolucionados y no de manifestaciones corrientes de la cultura popular.54
En otras palabras, aquello a lo que apuntó esta búsqueda del arte modernista a comienzos
del siglo XX es precisamente construir una nueva identidad cultural que debía ser gestada bajo
parámetros estéticos acordes con la idea evolucionista y desarrollista de su proyecto.
Este periodo se vio graficado por la industrialización y por reformas educacionales que
marcaron la historia del país, potenciado por el Modelo de Sustitución de Importaciones, lo que
dentro del discurso político apeló a una cierta independencia de los elementos extranjeros y a
la valorización de lo producido en Chile.
Izquierdo König explica la división que realizó el Instituto de Extensión Musical en relación
a la identidad cultural, dejando componentes que se manifiestan hasta la actualidad: “Quedó
una estética del norte, una estética del centro y una estética del sur que están representadas por
la fiesta de La Tirana, por el huaso campesino y por Chiloé, con la Isla de Pascua como
un paralelo imperialista. Es una subdivisión súper arbitraria que no se sostiene, pues fue una
decisión estratégica para mostrar a través de agrupaciones todo un Chile que represente
distintos lugares.
“Hay partes de esas zonas que te hacen ruido y nunca se incorporan: ¿Cómo incluyes el
tema moreno-peruano de Arica, el tema Rapa Nui que es más disidente, el tema del sur que no
es ese sur chilote, el sur “alemán” y toda esa zona que tiene otra cultura en donde la ranchera
es la triunfadora. Qué pasa con la cumbia en el norte chico, donde es el género predominante o
en la zona magallánica donde está el chamamé argentino. El tema con todas esas políticas
nacionalistas del siglo XX es siempre buscar lo que es implícitamente exótico, aquello que te
diferencia de manera explícita”, complementó el musicólogo.
Merino considera que el tema identitario tiene relación con el mismo contexto histórico de
cada país: “En Perú por ejemplo, la tradición del aimará o el quechua ha estado más presente
54
Peña Queralt, María Pilar y Poveda, Juan Carlos (2010) Alfonso Leng: Música, modernidad y chilenidad
a Comienzos del Siglo XX. Chile. Gráfica LOM. p.108
36
en el Estado. Ellos tienen una investigación mucho más fuerte con la música en el periodo inca
a diferencia de lo que sucede con el pueblo mapuche en Chile”.
Un ejemplo de esta relación entre música e identidad chilena aparece en Caupolicán, de León
Schidlowsky. El compositor y pintor chileno-isrealí compuso una obra basada en el toqui mapuche
que consistía en un relato épico para recitante barítono que utiliza coro mixto, dos pianos, celesta
y percusiones.
Merino explica: "En el caso de Caupolicán, más que tanto en la música, el trabajo de León
estaba concentrado en rescatar la figura del héroe, utilizando de base el Canto General de Pablo
Neruda”. Así, la obra representa esta aproximación desde una perspectiva intelectual-filosófico
generalizada por sobre el uso de elementos musicales propios.
55
Merino Montero, L. (2003). 1973-2003: treinta años. Revista Musical Chilena, 57(199), p.49
37
“El rol que cumplían las mujeres en la música durante la época previa a 1928 tenía
distancia con esta visión de la composición como trabajo académico. Relacionadas con la
interpretación de piano y canto, se creó una tradición en donde otros instrumentos como
metales o cuerdas quedaron en proporción disminuidas frente a los hombres”, complementa
Vera Mahue.
Luis Merino explica esa división de género en un artículo de la Revista Musical Chilena
titulado Los inicios de la circulación pública de la circulación musical escrita por mujeres en
Chile, como una jerarquización que demarca un eje de continuidad del período colonial
proyectado en la sociedad decimonónica.56
El artículo comenta: “La creación musical de las mujeres quedó fuera del ámbito público
entre 1856 y 1869, donde se pudieron rescatar 39 obras entre autorías públicas y anónimas. 21
En ese sentido, en dicho espacio compositivo era el hombre el que dominaba el escenario,
mientras que la mujer dominó el espacio privado hasta 1869.57
“Y privilegió eso que apareció con las veladas de Luis Arrieta Cañas, ese ideal del artista,
ser absoluto que recibe una inspiración racional. Por ejemplo, cuando se tituló María Luisa
Sepúlveda, una de las primeras licenciadas en composición musical, vendría un recambio de
profesores en donde ella quedó fuera, existiendo solo hombres en el campo de la música
escrita”, complementa la musicóloga.
Hoy en día la situación de las mujeres en la composición sigue siendo un tema complejo.
La musicóloga considera que la formación universitaria desde su raíz no fue pensada para las
56
Merino Montero, L. (2010-06).Los inicios de la circulación pública de la creación musical escrita por
mujeres en Chile. p.54
57
Merino Montero, L. (2010-06).Los inicios de la circulación pública de la creación musical escrita por
mujeres en Chile. p.56
38
mujeres, pues la idea de inspiración fue desechada bajo el ideal de la razón, del hombre
pasional, burgués y formado con criterio.
“Si se realiza un catastro de las mujeres que estudian composición, la cifra sería alrededor de
un 20% nacional. De ahí, cuantas se titulan, cuántas trabajan, de cuantas obras de mujeres son
inscritas en la SCD, el porcentaje disminuirá considerablemente. Ni siquiera existe un catastro para
determinar la cantidad de obras compuestas por mujeres. Ahora la mayoría suele reconocer dos
nombres, el de Estela Cabezas y el de Leni Alexander. Y deberían poder señalarse hasta 25”,
concluye Vera Malhue
Estela Cabezas, segunda hija de ocho hermanos, estudió con Pedro Humberto Allende y
creó un método de enseñanza para niños al cual denominó Música en colores, programa que
facilitaba el aprendizaje musical y que fue mundialmente galardonado. Además, compuso
canciones de cuna como Cantarán las alondras y Conversaciones entre el niño y el hombre.58
Por otro lado, Leni Alexander fue una polaca, compositora e intérprete de piano, que huyó
junto a su familia producto de la proliferación del antisemitismo en Alemania. En Chile ganó
prestigio internacional como compositora y entre sus obras más destacadas está su trabajo
dedicado a Víctor Jara. Partidaria de Salvador Allende, durante la Dictadura Militar permaneció
en París trabajando con Amnistía Internacional.59
Una iniciativa relacionada con este tema, se dio cuando el lunes 18 de junio del 2018 se
hizo presente en la Casa Central de la Universidad de Chile el proyecto Orquesta de Mujeres,
58
Biblioteca Nacional de Chile. "Estela Cabezas Espinosa (1921- )", en: Compositoras chilenas del siglo
XX. Memoria Chilena.
59
Biblioteca Nacional de Chile. "Leni Alexander Pollak (1924-2005)", en: Compositoras chilenas del
siglo XX. Memoria Chilena.
60
Troncoso M., Constanza (2018) Alejandra Urrutia se convierte en la primera directora titular del Teatro
Municipal: "Aprecio que confíen en mi trabajo". De Emol.
39
formado por Ninoska Medel, licenciada en Teoría del Arte, y Valeska Herrera, estudiante de
Interpretación en Viola, quienes realizaron este trabajo en paralelo al petitorio que exigían
agrupaciones feministas a la Universidad de Chile.
Valeska Herrera cuenta que el origen de esta agrupación surgió el 2017 en medio de sus
manifestaciones: “Nosotros nos vimos en la necesidad de generar recursos para la Facultad
de Artes, ese era nuestro principal objetivo. Entonces en el marco de las movilizaciones
por el fortalecimiento de las universidades estatales y en contra del lucro del 2017,
formamos una orquesta nosotros los estudiantes hecha a pulso”.
Herrera relata el origen de dicha orquesta: “Hablamos con rectoría y con jefes de los
departamentos en la Facultad de Artes y nos organizamos e hicimos un gran concierto
en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile el 14 de septiembre del 2017.
Después quisimos mantener y prolongar la iniciativa, y nos dimos cuenta de que como
estudiantes, no tenemos tantas instancias para participar en proyectos orquestales que no
sean curriculares”.
Finalmente, al momento de describir las característic*as requeridas para que una mujer
pueda aspirar a dirigir una orquesta, Vera Malhue concluye: “Primero tendría que ser una mujer
valiente, con una buena lectura de partituras a primera vista y una imaginación armónica que
por años se ha considerado como una característica masculina. Pero también tendría que poseer
muchos contactos. Además debería superar las tradiciones de mujer que se empareja, se casa o
tiene guagua y que se le obliga a ser funcional a su familia”.
40
CAPÍTULO 4
Uno de los procesos más importantes del siglo XX fue la aparición de la industria cultural, en
la cual las nuevas tecnologías y dispositivos técnicos de grabación y audición movieron los
cimientos de la forma de escuchar música.
El auge del jazz y la aparición de los Beatles son representativos de estas nuevas maneras de
interpretar la música popular e incorporar elementos de tradición escrita en una síntesis agradable
para el auditor.
En el plano sudamericano, artistas como por ejemplo, Violeta Parra y Astor Piazzolla realizaron
nuevas lecturas sobre la música local. El rescate y compendio de elementos y canciones del campo
chileno, la cueca y la tonada, en el caso de Parra, y del tan cuestionado tango de la vieja escuela
bonaerense, en el caso de Piazzolla, siendo ambos importantes en el estudio de la música de siglo
XX tanto en lo popular como en lo docto.
41
Nacional,61 donde de 17 conciertos se interpretaron 3 obras de compositores chilenos en el 2017
y 4 en el 2018.62 Se plasma evidentemente un desfase temporal y local entre la música
promovida y escuchada en los teatros con respecto a su contemporaneidad.
Entonces, ¿cuáles son los factores que influyen en que escuchemos música principalmente
del siglo XIX a comienzos del siglo XXI en estos espacios?
El musicólogo Juan Pablo Izquierdo König cuenta que durante el siglo XX se dividieron
ampliamente los repertorios y se construyó la noción de que escuchar otro tipo de música es
distinto a escuchar música clásica, “una música que requiere silencio y atención sagrada”.
La música clásica en dicha situación giró hacia un escenario donde las tradiciones, estudios
y disciplinas quedaron en segundo plano en relación a la labor de los compositores, que de la
mano con las nuevas vanguardias, empezaron a hacer y deshacer en búsqueda del lenguaje que
más les sedujera según su propia concepción del mundo.
Castro explica: “Desde Bach el sistema tonal se estableció como el fundamento básico de
este arte: el que la música podía expresar una emoción, sentimiento o idea particular según
como estuviera compuesta . Así, la obra del músico representada en el escenario sería
interpretada por el público de manera inequívoca en base a lo que él quiere proponer”.
61
Centro de extensión artística y cultural Universidad de Chile. (2017). Temporada oficial 2017.
Temporada 2017, pp.13-14
62
Centro de extensión artística y cultural Universidad de Chile. (2018). Temporada oficial 2018.
Temporada 2018, pp.14-15
42
Valeska Herrera, fundadora de la Orquesta de Mujeres e intérprete en viola, señala que hay
una corriente importante de profesores de composición en la Universidad de Chile que juzgan
la música tonal y que no la consideran llamativa, buscando el trabajo con otros estilos
compositivos:
“Un profesor que me hacía un ramo de análisis compuso una obra numérica que trabajaba un
paralelo entre el 11 de septiembre de 1973 con el 11 de septiembre de 2001. Yo le pregunté que,
aparte de los hechos terribles contra la humanidad que ocurrieron en esos días, no le encontré el
nexo además de la casualidad de la fecha. ‘Encontré que lo debía hacer’, me respondió”, señala
Herrera.
Ante este tipo de trabajos y la nueva subjetividad devenida de la posguerra, Castro comenta:
“Ahora qué importa que la música sea bella o fea, balanceada o desbalanceada, elegante o brusca,
lo que importa es que lo que esté ahí es intelectualmente interesante porque cuesta descifrarlo.
Mientras más trabajo cueste entenderlo, entonces mejor es la música; mientras más enrevesado sea
el camino para lograr el resultado final de la composición”.
Tomás Brantmayer, compositor chileno y autor de la obra Tal vez Dios ruegue por nosotros,
se refiere al dilema entre si se debe crear pensando exclusivamente en el público o si se deben
priorizar los criterios estéticos propios. Ante ello, señala: "Si todos escuchan rancheras, y yo
43
quiero componer sinfonías, tengo que saber que la gente se aproxima a la música desde otras
formas y la entiende de diversas maneras".
El músico ejemplifica esta nueva del nuevo compositor en Juan Pablo Ávalos, quien aparte de
escribir música de cámara y de orquesta hizo los arreglos del disco Fuera de Campo del grupo
pop chileno Dënver:
“Él no tiene esa visión de que su obra y su trabajo van por separado; para él todo es su oficio
como compositor. Ese pensamiento ha agarrado fuerza y me parece que es positivo porque en
el fondo te da cierta flexibilidad y la posibilidad de estar conectado con tu realidad sin
desmedro de la calidad musical o de la innovación en la música”, finaliza el joven compositor.
Sobre el proceso que sufrió la Facultad de Artes durante la dictadura militar de Augusto
Pinochet, Miguel Ángel Castro señala: “Lo único que hizo fue acentuar más todavía esta
desconexión con la sociedad. Básicamente fue una oportunidad tremenda para asentar en Chile
academias europeas que no tienen nada que ver con nuestra historia y nuestra cultura,
sepultando cualquier intento de música docta constructiva que tuviera raíces folclóricas y
patrimoniales, tal como se estaba intentando en los años ‘60”.
El golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 truncó uno de los periodos más fecundos
de la historia musical chilena, el cual se extiende entre 1948 y 1973. 63 En dichos años se
manifestó una maduración de la infraestructura basada en la reforma del conservatorio de 1928,
lo cual quedó reflejado en la promoción de los compositores chilenos, a través de los premios
por obra y los festivales de música nacional. Ejemplo de esto es que solo entre 1948 y 1969 se
63
Merino Montero, Luis. (2003). 1973-2003: treinta años. Revista musical chilena, 57(199), pp.39-56
44
estrenaron 215 obras en estos eventos, los cuales incluso contemplaban la participación del
público como jurado.64
El aporte de Gustavo Becerra, Tomás Lefever, Juan Amenábar, José Vicente Asuar y León
Schidlowsky surgieron en la época en la que Chile se empinó como un país referente en el contexto
latinoamericano en lo que concierne a la música electroacústica, como indica una editorial escrita
por Luis Merino:
Izquierdo König explica que en la década de los sesenta el estilo musical de la Universidad de
Chile continuaba siendo clásico, con serialismo y experimentación en relación al incipiente tema
electroacústico:
Además de esto, previo al golpe de Estado compositores como Cirilo Vila, Gustavo Becerra,
Fernando García y Sergio Ortega, formados en academia y que enseñaban en conservatorio, y que
además tenían obras para orquesta y que estaban alineados con las tendencias de vanguardia,
comenzaban a tener una faceta vinculada con la música popular, lo que se puede ejemplificar en
obras como El pueblo unido jamás será vencido y Venceremos de Ortega o Cantata de Santa María
y Canto para una semilla de Luis Advis.
64
Merino Montero, Luis. (2003). 1973-2003: treinta años. Revista musical chilena, 57(199), p.40
65
Merino Montero, Luis. (2003). 1973-2003: treinta años. Revista musical chilena, 57(199), p.42
45
Posterior al golpe de Estado, Fernando García, Premio Nacional de Arte mención Música
del 2002, sufrió el exilio forzado en Perú y posteriormente en Cuba, mientras que Sergio Ortega
se fue a Francia. Gustavo Becerra, uno de los maestros formadores de la generación de la época,
se encontraban en el extranjero antes del golpe militar, mismo caso que el compositor chileno
Gabriel Brncic.66
Junto a ellos se agregaron a esta diáspora importantes conjuntos de música popular urbana
como Inti Illimani y Quilapayún, quienes habían trabajado con algunos de estos compositores.
Además, la desarticulación del proceso cultural vivido en Chile se tradujo en hechos como la
ejecución del compositor e impulsor de las orquestas juveniles Jorge Peña Hen en octubre de
1973.
En ese contexto surgió la cantata Caín y Abel, obra para narrador solista, voces, conjunto
popular y orquesta de cámara, basada en un texto del sacerdote Esteban Gumucio y que fue
presentada en 1978 en un simposio sobre derechos humanos organizado por la Vicaría junto al
Cardenal Raúl Silva Henríquez en Santiago.67
La obra, musicalizada por el compositor Alejandro Guarello, fue una de las pocos trabajos
compuestos o ejecutados de música clásica en Chile que guardaron relación con la situación del
país durante la Dictadura.
Uno de los lazos que unió a los compositores chilenos fue el uso de la música de Víctor Jara
o de Violeta Parra como base de obras de música docta. Uno de los primeros ejemplos es la
elaboración de Plegaria a un labrador de Jara por Juan Orrego-Salas, utilizada en el tercer
movimiento de su Concierto para oboe y orquesta de cuerdas, Op. 77.68
Las estrategias del Régimen Militar tuvieron como consecuencia la reducción del aporte
estatal hacia los organismos públicos, entre ellos, la Universidad de Chile, lo que fue
66
Merino Montero, Luis. (2003). 1973-2003: treinta años. Revista musical chilena, 57(199), p.43
67
Archivo Chile. (2003) Cantata de los derechos humanos Caín y Abel. Centro de Estudios Miguel
Enríquez. pp. 1-2
68
Merino Montero, Luis. (2003). 1973-2003: treinta años. Revista musical chilena, 57(199), p.47
46
consumado especialmente a partir de 1980, cuando se reorganizó el sistema universitario
nacional.
Posteriormente, emergió la agrupación musical Anacrusa, fundada por músicos jóvenes bajo la
dirección del compositor Eduardo Cáceres, quienes organizaron con éxito el Primer Encuentro de
Música Contemporánea en 1985, evento exclusivo para exponer composiciones chilenas y que fue
uno de los primeros intentos de reanimar el círculo de la música clásica en Chile.
Los nichos de trabajo para los músicos dentro del mundo de la música clásica han variado a
través del tiempo. Por ejemplo, desde sus inicios la cinematografía ha estado acompañada con
música, siendo ésta parte de los códigos de su representación. Esto permitió a principios del siglo
XX abrir nuevos lugares de trabajo para compositores e intérpretes.
En relación a esta posibilidad laboral, el compositor Tomás Brantmayer comenta que este tipo de
relaciones con producciones audiovisuales como series, películas o videojuegos es mirada en
menos para la visión más dogmática que tienen en general los profesores de las escuelas
tradicionales de música:
69
Merino Montero, Luis. (2003). 1973-2003: treinta años. Revista musical chilena, 57(199), 44
47
“Ellos no consideran esa música como parte de la tradición clásica. Yo no comparto tanto
esa visión. Creo que es una música que tiene un rol distinto y una función distinta. Me parece
interesante como una forma de desarrollo laboral y expresión artística simultáneamente, porque
también se relaciona con los compositores del pasado”, explica el egresado del Instituto de
Música de la Universidad Católica.
El músico añade: "A Mozart le encargaban misas, obras maravillosas, y eso que a él no le
gustaba componer música religiosa. Los músicos proponían su discurso pero a la vez, eran
conscientes de que era para un contexto específico y que tenía que responder a los códigos de
ese contexto. Y yo creo que eso se da en la música de cine".
Además, la dinámica del encargo como método de pago de los compositores es escasamente
remunerada en Chile: “Que una orquesta tome tu música son oportunidades bien escasas.
Como el propósito principal es que la pieza sea representada en un escenario, no existe una
exigencia económica mayor más allá del arriendo de partituras, salvo algunas excepciones”,
señaló el compositor Tomás Brantmayer.
Uno de los motivos de la creación del Plan de Fomento a la Creación Nacional de 1947 fue
precisamente esta precarización del trabajo del músico. Una editorial de la Revista Musical
Chilena del mismo año comentó la necesidad del proyecto con estas palabras:
“Se oye poca música chilena, se sabe de pocas obras que se terminen cada año y
los compositores, absorbidos por otras preocupaciones urgentes en sus vidas, postergan
trabajos de creación y ninguno de ellos puede pretender la profesión de componer
música sin la certidumbre absoluta de morirse de hambre, a menos que tenga una
situación personal independiente”.70
70
Santa Cruz, D. (1947). Plan de fomento a la creación musical. Revista Musical Chilena, 3(24), p. 3
48
La intención detrás del nuevo proyecto consiste en la idea de que el artista tendrá la libertad
para desarrollar sus creaciones personales con los fondos como respaldo económico.
La editorial realiza una comparación entre dos formas distintas de auxiliar económicamente a
los compositores, el puesto en práctica por la Unión Soviética y el mecenazgo. En la primera, el
Estado entrega una pensión a cambio de cierta cantidad de música, transformándolos en
funcionarios productores.
Esa relación exigía una línea política y, como indica el texto, “una conformidad con los
dictámenes de la crítica oficial que suele poner obras en el índice, como ha ocurrido recientemente
con la Novena Sinfonía de Shostakovich y con la ópera La Guerra y la Paz de Sergei Prokofiev”.
“El sistema nuestro, que es también una acción del Estado, se aleja de la fórmula
rusa e impide las sospechas de parcialidad que podrían derivarse de una discriminación
de los artistas hecha por el Instituto de Extensión Musical al encargar composiciones.
Es el compositor el que tiene la iniciativa. Escribe si tiene ganas, compone lo que
quiere y cuando quiere y sabe que si su obra es buena, hay quien se la gratificará.
71
Santa Cruz, D. (1947). Plan de fomento a la creación musical. Revista Musical Chilena, 3(24), p. 4
49
En una palabra, hemos creado un poder consumidor en una actividad desarrollada
hasta hoy sin ningún aliciente”.72
Sobre esta iniciativa, Brantmayer comenta que el caso de la Unión Soviética es especial
porque es parecido al contexto del siglo XIX: “Finalmente también eran artistas que estaban
componiendo para una autoridad y su música estaba muy restringida. Por ejemplo, es conocido
el caso de censura de Dmitri Shostakovich, que tuvo que componer muchas obras para agradar”.
Sobre este tipo de financiamiento, Miguel Ángel Castro comenta que ésta escuela fue muy
consistente hasta la muerte de Shostakovich en 1975: “Su obra todavía se programa en gran
parte de las orquestas del mundo, producto de la intención comunicativa que implicaba la
responsabilidad de ser financiado por el estado soviético. En el mismo contexto aparecen obras
como Pedrito y el Lobo o los ballets de Romeo y Julieta, ambas de Prokofiev, que hoy en día
realmente son del interés estético del mundo por esta misma responsabilidad comunicativa”.
Brantmayer comenta sobre cómo sería este tipo de financiamiento en la música chilena:
“Por un lado es un sueño, visto desde la manera del sustento económico. Sin embargo, a mí no
me parece, por cómo está el panorama, que todo Chile le pagara a los compositores porque ellos
están componiendo para sí mismos”.
72
Santa Cruz, D. (1947). Plan de fomento a la creación musical. Revista Musical Chilena, 3(24), p. 6
73
R. Macías Sánchez. (2013). “Shostakovich y el fútbol. The Golden Age”. Hoy 25 de septiembre de 1906
nace Shostakovich., de Eferímedes Pedro Beltrán
50
sustentarse por su pasión debe estar postulando a fondos constantemente y trabajar de forma
esporádica, lo que no hace factible su desarrollo a largo plazo”.
José Oplustil, productor de la Radio Beethoven, relata su experiencia como jurado: “Yo fui
evaluador del fondo de la música. Postula mucha gente y hay muy poca plata. La idea final
es encontrar el mejor producto, y si bien es importante el grado de masividad, también se exigen
parámetros de calidad. Además, algo muy comercial puede ser rechazado por considerarse que no
necesita recibir dinero del Estado”.
Además, Oplustil indica: “También existe la obligación de financiar una mitad de Santiago y
la otra mitad de regiones, lo cual genera un ruido muy grande, en especial por la alta concentración
centralista que existe en la postulación. Se quiere estimular el desarrollo regional pero no se realiza
un acompañamiento con especialistas al proceso de formación de proyectos fuera de la capital”.
Este problema con el financiamiento del desarrollo musical en regiones es una carencia que se
ha perpetuado a través de las décadas. Por ejemplo, el artículo Difusión musical en provincias,
publicado en 1945 en la Revista Musical Chilena, ya advertía una deuda cuando señalaba que:
“Entre las finalidades capitales que la ley fijó al Instituto de Extensión Musical está la de
dar permanentemente espectáculos musicales, como ser conciertos sinfónicos, óperas o
ballets en todo el territorio de la República. (…) Por desgracia esta disposición legal, que
sin duda es muy bella, no cuadra con la cuantía de los recursos que la ley puso en
manos del Instituto, sobre todo desde que el Senado rebajó el impuesto que había
aprobado la Cámara de Diputados. En efecto, si se piensa acerca de cómo podrían
darse permanentemente espectáculos de ópera, ballet y conciertos sinfónicos en todo
el territorio de la República, habría para pensar que con un presupuesto diez veces
mayor, nos quedaríamos todavía muy lejos de la posibilidad de cumplir finalidades
tan amplias como generosas”.74
74
Editorial, C. (1945). Difusión musical en las provincias. Revista Musical Chilena, 1(2), p.4
51
Según cifras que arrojó la Política Nacional del Campo de la Música 2017-2022, el
crecimiento de los recursos del Fondo de la Música Nacional ha ido en aumento y el apoyo
estatal a esta actividad ha subido sostenidamente en la última década:
En 2015 se financiaron 347 proyectos en todas las regiones de Chile, entregando un total de
$2004 millones. La línea que concentró la mayor cantidad de recursos fue Actividades
Presenciales, con un 19% de los montos aprobados. A ésta le siguen Formación (17,7%),
Creación y Producción (17,2%), Internacionalización (13,9%), Medios de Comunicación
(12,7%) e Industria (10,3%).75
En relación a estos datos, el sociólogo Tomás Peters critica este modo de financiamiento en
las artes: “No es posible que una compañía artística deba postular cada año a un Fondart
y no pueda generar procesos a largo plazo. No imagino al Ministro de Cultura ofreciendo
más de un año para generar un proyecto, mientras que en Francia e Inglaterra están
financiando proyectos de cinco años”.
75
Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (2017) Política Nacional del Campo de la Música 2017-
2022 p37
52
Finalmente, en relación a la elaboración de trabajos divulgativos o educativos, el musicólogo
José Izquierdo König comenta que en ese campo el financiamiento es proporcionalmente adecuado:
“La mayoría de los musicólogos que conozco y que tienen continuidad en la universidad
siguen este tipo de fondos. En Chile hay mucha plata para la investigación comparado con países
de similar PIB (Producto Interno Bruto). Aunque no son presupuestos muy grandes, con todas las
carencias que hay en Chile son fondos del mismo tamaño que los que se dan en Inglaterra o en
Alemania”, señala el musicólogo.
El Carnegie Hall de Nueva York, el Mozarteum de Austria y el Teatro Colón de Buenos Aires
son algunos de los grandes escenarios donde se han presentado.
Georges explica la situación del Ensamble y las dificultades por las que pasan para conseguir
su constante financiamiento: “La Ley de Donaciones Culturales (conocida como Ley Valdés) no
nos beneficia en nada porque burocratizaron totalmente el patrocinio y el auspicio. Si no tienes una
corporación cultural, una fundación o una figura legal oficial por el estilo, no puedes pedir dinero
a nadie”.
La intérprete explica: “Yo antes de que empezara a regir esta ley llamaba, por ejemplo, al
gerente de Coca Cola y le proponía: ‘tengo un festival en el Teatro Municipal, me puede dar
veinte millones para hacer cinco conciertos’ y me daban la plata para financiar nuestros
76
Ensamble Bartók (2000). Biografía. 24/08/2018, de Ensamble Bartók
53
proyectos. Ahora tenemos que depender de instituciones que hacen conciertos todos los años,
como la Municipalidad de Providencia o Frutillar".
Desde la vereda de la formación, Tomás Brantmayer comenta: “En las escuelas falta un
poco de capacitación sobre la generación de proyectos. Nosotros hicimos el trabajo con el
Fondart para los registros sonoros y audiovisuales del Proyecto Origami y fue complicado
porque hay que enfrentarse a un montón de papeles y burocracia difícil de manejar. Pero es
parte del mundo real”.
Durante la época de Beethoven había un concierto al mes, o incluso una vez al semestre.
Eran hitos para las ciudades. Una sinfonía estrenaba una obra solo una vez, con posibilidad de
repetición en caso de que hubiese sido demasiado exitosa. Sin embargo, hoy en día se puede
escuchar una obra en cualquier momento y lugar gracias al internet.
Dentro de la radiodifusión son escasos los espacios destinados a este género, siendo las más
representativas la Radio Beethoven, cuya línea programática está enfocada en la música de
54
tradición escrita, la Radio Universidad de Santiago con su programa Concierto Nocturno y la
Radio Universidad de Chile con el programa Música Selecta.
Sobre la misma radio Beethoven, José Oplustil, productor de los programas Siglo XXI y
Archivo Maestro de la Radio Beethoven, cuenta: “La radio Beethoven se mantiene con publicidad.
Sin embargo, estuvo a punto de cerrar el año 2005 cuando fue vendida al Grupo Copesa, consorcio
que le conservó el nombre. Tiene un grupo pequeño de trabajadores, que incluyen tres productores,
un director y los locutores, siendo el más famoso de ellos Patricio Bañados”.
La desaparecida Radio Andrés Bello también contaba con transmisión de música clásica bajo
la dirección de Ludmila Ibatulin, siendo la primera emisora FM en Chile que transmitió ésta línea
programática hasta su cierre en 1999. También la Radio El Conquistador tuvo espacio para música
docta, pero con el tiempo desapareció de su línea programática.
En cuanto a los medios escritos, destaca el espacio de difusión presente en la sección de cultura
de El Mercurio. Ahí aparecen las temporadas completas del Teatro Municipal y del Teatro de la
Universidad de Chile, mientras que en ocasiones aparecen las del Instituto de Música de la
Universidad Católica y de la Fundación Beethoven.
Romina De La Sotta, encargada de la difusión de música clásica del diario fundado por Agustín
Edwards, comenta: De 3 a 4 notas a la semana están dedicadas a la música clásica, pero en medios
escritos es difícil que las aprueben en la reunión de pauta. Por su naturaleza, para los editores son
temas de nicho y algo crípticos. Por eso hay que darle algún ángulo y saber recalcar la relevancia
de los premios y la resonancia internacional”.
Sobre lo que es la crítica de música docta, De La Sotta nos comentó que después del
fallecimiento de Federico Heinlein, Premio Nacional de Arte mención Música de 1986 y encargado
de esta unidad durante varios años, se perdió durante muchos tiempo la tradición de críticas de
música clásica en el periódico. Heinlein, nacido en Berlín, fue encargado de la sección del diario
desde 1954 hasta su muerte en 1999.
55
ningún medio de comunicación masivo chileno informó sobre la aparición de la pieza del
emblemático músico nacional.
Miguel Ángel Castro nos explica: “La inclusión de medios multimedia es en extremo útil.
Hay que trabajar en conjunto con estrategias que vengan desde los mismos artistas para
visibilizar el producto y que compita con otros en términos de atractivo, y ahí es que las
estrategias visuales son muy útiles para situarse en un lenguaje común”.
Dicha interacción se observa en la alta convocatoria que tienen las orquestas cuando
interpretan piezas de productos multimedia. Izquierdo König comenta que: “Cuando tocan
autores como Ennio Morricone, quien hace música para películas, se genera un cruce que
produce una alta cantidad de público. Sin embargo, es difícil trasladar dicha audiencia a los
escenarios convencionales”.
Frente a esta situación, la hipótesis de José Izquierdo König es que “entre los años 1940 y
1980 se hizo muy poco por atraer nuevos públicos. En el fondo, se hacía un saludo a la bandera,
es decir, ya no importaba si existía una alta asistencia ya que la obra se representaba en el
escenario de todas fomras, Así, desde la década de los ’90 en adelante estamos en un proceso
de adaptación en el que los espacios todavía no saben formar audiencias y en consecuencia
tienen una crisis en dicho aspecto”.
56
a asistir al interior del teatro. Así, comienzan una programa de seguimiento, en donde luego
invitan a una orquesta de cámara, a una ópera y a un concierto sinfónico.
Sobre esta relación entre los públicos y los escenarios, el texto titulado Las perspectivas de la
grabación del intérprete canadiense Glenn Gould vaticina que producto de la era de la
digitalización, el concierto como lo conocemos desaparecerá dentro de un siglo y sus funciones
serán asumidas por los medios de comunicación.
Gould indicó en dicho texto: “En las últimas décadas, la interpretación de la música ha
dejado de ser una ocasión, que exigía una excusa y un esmoquin, y a la que se otorgaba, cuando
alguien se enfrentaba a ella, una devoción casi religiosa; la música se ha convertido en una
influencia que lo impregna todo en nuestras vidas, y a medida que aumenta nuestra dependencia
de ella, nuestra reverencia por ella ha, en cierto sentido, disminuido”.77
Cristián Guerra, actual director de la Revista Musical Chilena, explica su visión relacionada
con las nuevas tecnologías: “Si la gente se amarra al formato clásico, los números claramente van
a disminuir. El desafío está en generar nuevos formatos, diferentes a ese espacio casi religioso
donde se te dice que no muevas un músculo. Hay que buscar otra manera de presentar la música”.
Tomás Brantmayer señala: “La orquesta de la Universidad de Santiago por ejemplo, hace
música contemporánea, pero también tiene toda una temporada de conciertos educativos,
conciertos de extensión y centros culturales en zonas periféricas de Santiago”.
Sin embargo, De La Sotta acusa: “Las universidades no tienen recursos para realizar una
campaña publicitaria”. Un ejemplo de falta de presupuesto de las orquestas en Chile es el caso
77
Gould, Glenn (1984) Las perspectivas de la grabación. En Escritos Críticos. Editorial Turner p.407
Accedido en: 10/09/2018Cecilia Ananías. (2016).
57
de la Universidad de Concepción, que producto de una disputa entre el sindicato de músicos y
la misma directiva de la corporación cultural, terminó con dos sindicatos separados y despidos
injustificados que luego debieron ser reincorporados.78
Romina De La Sotta acusa una falta de orden cuando se quieren generar acuerdos: “Lo que
existe un problema de reglamentos. Si hay falta de institucionalidad, después es difícil resolver
los vínculos, en especial en orquestas donde existe la figura jerarquizada del director. Es
complicado además, cuando el administrador tiene que trabajar la programación artística,
porque deben tener un punto en común con los músicos, en especial cuando se ven obligados a
encontrar algo comercial”.
CAPÍTULO 5:
Laura Reyes Donoso explicó en 1947 en un artículo de la Revista Musical Chilena llamado
Educación musical en Chile que un niño siempre será un inspirador de grandes sueños y
“Las malas prácticas que afectan a la sinfónica UDEC: Hablan cuatro ex integrantes de ésta”.
78
58
realidades. “Una pedagogía de fraternidad es lo único que puede tener signo de arquitectura
limpia en la construcción del mundo futuro”.79
Sin embargo, Reyes manifestó la precariedad educacional de esa época: “La triste realidad
económica de nuestras escuelas, la carencia de materiales para la expresión plástica del niño, la
pobreza o frialdad de locales escolares, hacen que la música sea muchas veces el único contacto
con la belleza, la única fuente de emoción y alegría que tienen”.80
A través de los años, diversos espacios han intentado llevar el mundo orquestal a la infancia y
adolescencia, incluyendo a estudiantes que, por un tema económico, difícilmente hubiesen podido
sumergirse en el aprendizaje de un instrumento. Dichas instancias están a cargo de las orquestas
juveniles, generalmente amparadas por municipalidades, barrios, escuelas o juntas de vecinos.
Así, han nacido instituciones como la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI)
en Chile o El Sistema en Venezuela81, las cuales le dieron una resignificación a la orquesta,
entregándole a la ampliación del horizonte musical características de posibilidad de cambio
social.
79
Poblete Lagos, Carlos. (2010). Enseñanza musical en Chile: continuidades y cambios en tres reformas
curriculares (1965, 1981, 1996-1998). Revista musical chilena, 64(214), p.31
80
Poblete Lagos, Carlos. (2010). Enseñanza musical en Chile: continuidades y cambios en tres reformas
curriculares (1965, 1981, 1996-1998). Revista musical chilena, 64(214), p. 32
81
Orquesta de Cámara de Chile: Experiencias musicales para la escuela. (2017) Cuaderno Pedagógico.
P.10
82
Orquesta de Cámara de Chile: Experiencias musicales para la escuela. (2017) Cuaderno Pedagógico.
P.20
59
Su hijo pródigo es Gustavo Dudamel, reconocido director de orquesta y cuyo ejemplo
inspiró agrupaciones juveniles como Big Noise en Escocia, SerHacer en Boston y El Sistema
de Suecia. Actualmente, Dudamel es el encargado de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles,
en donde realiza un trabajo para jóvenes llamado Youth Orquesta Los Ángeles Initiative.83
En Chile, precursor fue el compositor chileno Jorge Peña Hen, quien fundó en La Serena la
primera orquesta infantil y juvenil en la historia de Latinoamérica. Dicha orquesta tenía fines
similares al que después le entregó el éxito a El Sistema venezolano, pero se vio truncada por
el asesinato de Peña Hen a manos de la Caravana de la Muerte durante la Dictadura Militar.
Peña Hen desarrolló su carrera educativa en el norte del país, en donde creó un Plan Docente
Experimental que estaba dirigido a la enseñanza masiva de música para alumnos de la
educación primaria. En el artículo de la Revista Musical Chilena titulado A veinticinco años de
su muerte, el musicólogo Miguel Castillo señala:
“Emociona profundamente, en verdad, escuchar hoy las grabaciones en que habla a los
niños; los aconseja; los estimula con su palabra seria, pero siempre cordial y cálida; hace el
balance de algunas de las giras del conjunto infantil. La Orquesta de Niños llevará su
mensaje musical a numerosas ciudades chilenas y llegará a hacer dos giras a Argentina, dos
a Perú y una a Cuba, todas plenamente exitosas, y en las que los pequeños músicos dejaron
en alto el nombre de Chile y de su educación musical”.84
Su muerte fue uno de los 72 crímenes cometidos en la Zona Norte del país entre el 16 y el
21 de octubre de 1973. Militante socialista, su viaje a Cuba pocos meses antes al golpe le
habrían puesto en la lista negra de la Caravana de la Muerte. 85 Pese a ello, su legado se puede
constatar en que La Serena ha entregado un 35% de los músicos que se desempeñan
profesionalmente en Chile.
La labor de Peña Hen recién fue retomada por el director chileno Fernando Rosas, que en
1992 y en conjunto con el Ministerio de Educación inició un Programa de Orquestas Juveniles
83
Biografía Gustavo Dudamel. (2018). Fundación Dudamel
84
Castillo Didier, Miguel. (1998). Jorge Peña Hen A veinticinco años de su muerte. Revista musical
chilena, 52(190), p 7-10.
85
Rodrigo González. (2018). Jorge Peña Hen, el padre de las orquestas juveniles. En La Tercera.
60
que terminó dando origen a la formación de la FOJI, creada bajo el gobierno de Ricardo Lagos
en 2001, como una entidad dependiente de la Dirección Sociocultural de la Presidencia.86
El Estado indica en la Política Nacional del Campo de la Música 2017-2022 que: “Hoy, la
Fundación Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile (FOJI) juega un rol central, llevando
a cabo una tarea que busca elevar el desarrollo social, cultural y educacional del país,
brindando oportunidades para que los niños y jóvenes de todo Chile mejoren su calidad de
vida integrando orquestas”.87
Cada año, 12 mil niños y jóvenes forman parte de los distintos elencos musicales repartidos
a lo largo del país, mientras que alrededor de un millón de personas participan en los casi 3.000
conciertos que ofrecen las orquestas juveniles e infantiles en alrededor de 200 comunas en
Chile.88
En términos generales, la FOJI es una red de apoyo hacia a diversas orquestas comunales que
dependen de entidades como municipios o establecimientos educacionales. Dicho apoyo lo
presenta a través de becas y capacitación para integrantes seleccionados, además de financiar
cuerpos de trabajo estables mediante fondos concursables.
86
Castillo Didier, Miguel. (1998). Jorge Peña Hen A veinticinco años de su muerte. Revista musical
chilena, 52(190), p 7-10.
87
Orquesta de Cámara de Chile: Experiencias musicales para la escuela. (2017) Cuaderno Pedagógico.
P.20
88
Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (2017) Política Nacional del Campo de la Música 2017-2022
p11
61
ensayaban partituras, tocando como banda en el caso de los vientos y con clases particulares en
cuerdas y percusión.
Sin embargo, el estudiante encuentra que aún falta trabajo para que sea un proyecto ideal:
“La logística no funcionaba muy bien, los ensayos generales avanzaban poco por un tema de
organización. Es difícil de por sí hacer funcionar una orquesta juvenil, pues los chicos que
asisten no son todos dedicados a la música. Además, como funcionaba de forma gratuita, el
nivel de compromiso en ocasiones era bajo. Ahí, los más grandes debían hacerse cargo de los
menores”.
En dicha línea, el sociólogo Tomás Peters considera: "Es una decisión política la de
trabajar la educación en todos los frentes. Por ejemplo está el caso de José Vasconcelos,
quien influido entre otros por Gabriela Mistral, fue uno de los grandes ministros de
educación en la historia de México, ya que elaboró un plan de formación educativa
masiva. Mientras, en Chile eso ha sido un proceso lento y paulatino, lo que ha producido
que básicamente gran parte de la población esté excluida de este tipo de experiencias”.
El 16 de mayo de 1947 fue fundado por Decreto N°3603 bajo el nombre de Escuela
Vocacional Artística el que sería la base del futuro Liceo Experimental Artístico (LEA). Su
misión, según las autoridades de la época, era “salvar a los niños artísticamente bien dotados y
educarlos sin otra limitación que la índole de sus propias capacidades creadoras”.89
89
Orquesta de Cámara de Chile: Experiencias musicales para la escuela. (2017) Cuaderno Pedagógico.
P.12
62
El objetivo de esta institución es ofrecer una malla curricular alternativa a la educación
formal, en donde se potencien las habilidades artísticas de cada estudiante. En la actualidad,
tiene sedes en Antofagasta, en Santiago y en La Serena, donde funciona bajo el nombre de
Escuela Peña Hen,.90
Un reportaje titulado LEA, símbolo del abandono de los jóvenes talentos chilenos, graficó la
precaria situación que vivió el establecimiento en ese entonces de la siguiente forma:
“Muchas de las salas son mediaguas adaptadas que donó la fundación Un Techo para Chile.
No tienen laboratorios ni espacios adecuados. Los futuros músicos aprovechan los baños del
liceo porque tienen una mejor acústica y debieron adecuar contenedores para solucionar los
problemas de espacio. Los profesores reclaman y sufren, los estudiantes son más flexibles,
pero los apoderados -que se componen de médicos, artistas, madres solteras y obreros no se
conforman. Están furiosos con la institución y el Estado”.91
Ante esta situación, surgió una iniciativa llamada Salvemos al LEA, en donde un grupo de ex
estudiantes llevó el caso a los medios de comunicación para llamar la atención sobre la precariedad
del liceo.
90
Juan Arros Sagredo. Quienes Somos, en el sitio web del Liceo Experimental Artístico.
91
Ana Bustamante. (2015). “Liceo Experimental Artístico, símbolo del abandono de los jóvenes talentos
chilenos”. En Perrera Arte
63
con ellos. Cuando llegó Felipe Melo como Seremi, le dije que si no conseguían otra sede este
edificio iba a colapsar”.
Valeska Herrera, estudiante de la Universidad de Chile, acusa una precarización dentro del
Conservatorio de la Universidad de Chile: “La Facultad de Artes está con una precariedad
importante, partiendo porque nuestros ascensores se caen, incluso compañeros y
funcionarios se han lesionado por eso. Tampoco tenemos las herramientas básicas para
poder estudiar. Nos hacen falta atriles y no hay las suficientes salas de estudio”.
Dicha situación obligó a los mismos estudiantes a organizarse para poder arreglar sus
instrumentos. Por ejemplo, los estudiantes de percusión debieron juntar dinero mediante una
Percutón para conseguir los parches necesarios para proseguir con sus estudios.
64
Un testigo de la precariedad de la educación musical en Chile es Marcos Llerena. El antiguo
director del LEA actualmente es el encargado de mediaciones del centro cultural de San Antonio
y de la orquesta rural infantil de Santo Domingo. Además, colabora con la orquesta juvenil de dicha
ciudad y en Arica está realizando un proyecto de rescate de identidad de música y danza.
Llerena enfatiza: “El problema es que formar en música es caro. El ideal es que un profesor
trabaje con tres niños máximo al mismo tiempo. Sin embargo, los liceos especializados suelen
hacerlo con cinco en promedio, y ni mencionar con cuantos funcionan los liceos regulares. Hay
que corregir postura, digitar, leer música, saber de armonía y tener coro. El propio cuerpo humano
es un instrumento fundamental. Sin el trabajo adecuado, solo se forma a una persona que toca”.
“En la educación formal y nacional, la horas de música están muy maltratadas y minimizadas.
Esto comienza en la época de párvulos, donde se somete al sistema Orff de percusión, que es muy
limitado desde la perspectiva de recursos musicales y creativos”, complementa el pedagogo.
El antiguo director del LEA prosigue: “Después, la educación básica tiene muy pocas horas,
generalmente dos, que trabajan el solfeo y muy poca lectura musical. Salvo algunos profesores y
profesoras más creativos, lo que hacen es tocar el Mira Niñita de primero hasta cuarto básico”.
Y en cuanto a la educación media, Llerena explica: “En dicha etapa es mucho más complejo,
el sistema educativo que te mide por Simce y PSU no entrega espacio para las artes, las pruebas
estandarizadas obligan a los profesores a realizar lo que pueden con lo que tienen”.
A diferencia de la educación formal, una escuela artística especializada puede llegar a tener
hasta 10 horas en promedio de música a la semana, con 45 minutos mínimos de espacio
personalizado con un docente, para luego trabajar en tríos, cuartetos y ensayos generales. En ellas
se enseña a leer música, estudiar armonía y teoría musical.
65
Cristián Guerra, actual director de la Revista Musical Chilena, complementa: “El gran
problema de muchos profesores es que pueden tener las mejores intenciones pero chocan con
una institucionalidad para la que la música es un adorno y lo único que interesa es el himno y
algún número para el aniversario del colegio y fiestas patrias”.
La clarinetista y fundadora del Ensamble Bartók, Valene Georges, cuenta que toda su
formación escolar la realizó bajo la educación pública de Estados Unidos, donde rescata el
fuerte énfasis que tenía el aprendizaje musical:
“Cada niño tiene que tocar en la banda, en la orquesta o cantar en el coro. No tienes elección.
Hay mucho estímulo porque se cree que la música desarrolla el cerebro. Si tú piensas, la música
es pura matemática con alma”. comentó la clarinetista.
Frente al sistema tradicional, existen sectores desde donde se pueden trabajar con
experiencias de enseñanza artística distintas a la educación formal actual. Juan Pablo Baraona,
quien está encargado del departamento de educación de la CorpArtes, tiene como trabajo
diseñar actividades que acerquen la experiencia de las artes a los niños y jóvenes. El pedagogo
se desempeñó previamente en el Teatro Municipal de Santiago, donde llegó a crear el área
educativa y estuvo tres años y medio antes de llegar a la corporación ubicada en Las Condes.
66
los conocimientos y se ha perdido la vivencia de las emociones. Son muy teóricas, y la
apreciación se genera desde la historia del arte”.
Baraona finaliza: "Son muy pocos los colegios que tienen a las artes como sistema medular que
permiten converger las asignaturas para generar una formación transdisciplinar. Es muy
esquizofrénico que en un mundo hiperconectado un niño tenga que ir a encerrarse a un cajón dentro
de la sala de clases".
Fernanda Vera Malhue, profesora especializada en Teoría General de la Música, señala: “Si los
profesores son formados para enseñar una música que no le hace sentido al mismo estudiante
universitario, cómo vas a crear nuevos públicos si es más difícil aún explicarle a un niño de 12
años por qué una pieza clásica debe ser escuchada. Y ahí no le puedes decir porque me lo enseñaron
así en la universidad”.
Ante dicha situación, la musicóloga considera que un pedagogo también debe pasar por una
formación crítica. “En Latinoamérica estamos con una modernidad forzada donde salen puros
engendros, es difícil crear conciencia de la importancia de algo impuesto desde fuera”.
El Sentido Social del Gusto, del sociólogo francés Pierre Bourdieu, reflexionaba sobre este
tipo de cuestiones referidas al sistema de enseñanza. El autor consideraba que un sistema
educativo lo que busca es asegurar un consenso de una definición mínima de lo “legítimo y lo
67
ilegítimo”. Ésta operará de forma arbitraria y dejará afuera aquello que contradice demasiado a
ciertos usuarios privilegiados.92
Marcos Llerena reflexiona: “Más allá de generar buenos productos y que el niño toque
excelente, lo importante es crear una experiencia de calidad, y si quieren dedicarse a otras cosas
que no estén relacionadas con la música, puedan hacerlo. Pero la ventaja de la formación
musical está más que comprobada en el ámbito internacional”.
Con respecto a ello, el compositor Tomás Brantmayer señala: “Yo discutiría ciertos
enfoques en las cátedras de las escuelas de música. En el caso de la interpretación, el foco está
en el trabajo del solista, lo que en la realidad profesional sucede muy poco. Hay casos como el
de la Universidad Católica, cuando en el 2016 los estudiantes exigieron un cambio de malla ya
que de los egresados de esa generación solo uno se había podido quedar trabajando en
orquesta”.
92
Pierre Bourdieu. (2010). El Sentido Social del Gusto. Argentina: Siglo ventiuno. pp 126-127
93
Winner, E., T. Goldstein y S. Vincent-Lancrin (2014), ¿El arte por el arte? Resumen, OECD
Publishing.
68
También está la dificultad de desarrollarse en el campo de la dirección orquestal en el país,
donde la principal alternativa es un programa magíster de la Universidad de Chile que funciona
como complemento a una carrera que tenga relación con la música. Sin embargo, el director de
orquesta Miguel Ángel Castro señala: “El magíster no provee de todas las herramientas
necesarias para ser director porque dura muy poco tiempo”.
Además, Castro considera que para llegar a ser un reconocido director de orquesta, existen
factores que no están relacionados necesariamente con las capacidades musicales: “También es
relevante dirigir ciertas orquestas importantes. Hay algunas instituciones o profesores que por
sus conexiones logran que sus alumnos logren dirigir algunas, e independiente del desempeño
que tengan, genera un currículum que otorga credibilidad en el medio musical”.
69
CONCLUSIONES
La élite chilena del siglo XIX se percató que los Estados-nación modernos debían poseer
tanto una Biblioteca Nacional como sistemas educativos estructurados, dentro de los cuales las
academias y conservatorios para enseñar arte eran esenciales para plasmar estos nuevos ideales
modernos.
Lo que comenzó como un arte funcional hacia una expresión mayor como era la iglesia y la
milicia, se diversificó hacia otras áreas como la educación y el espectáculo. Más tarde, la
secularización de las artes en el siglo XX dio paso a la especialización, lo que germinó la
Reforma de 1928 en donde la Universidad se hizo cargo del Conservatorio.
En Latinoamérica, los gobiernos decidieron si las artes debían ser explícitamente nacionales
o no, con el fin de reforzar una identidad en donde en algunos se promovió la inclusión de
elementos estéticos propios parte de su cultura, popular o indígena. Por su parte, Chile siguió
una línea más europeizante y cosmopolita.
Así, llegamos a un momento en donde gran parte de las temporadas de conciertos abarcan
música del siglo XIX en pleno siglo XX y una parte importante de la academia y músicos se
rehúsan a dar peso a la importancia comunicativa y emocional de la música para adentrarse en
una complejidad intelectual individualista.
70
En este contexto, pese a que el público continúa asistiendo a los espectáculos de música de
tradición escrita, la desigual distribución de los capitales culturales genera una brecha donde
las categorías de desciframiento, es decir, instancias privilegiadas como la formación
universitaria o la tradición familiar, son las que determinan la asistencia a los recintos.
Separamos dos tipos de élites, una que no tiene problemas en pagar los hasta $30.000 que cuesta
un evento en la CorpArtes y otra que asiste a las temporadas del Teatro de la Universidad de Chile,
entre la que se encuentran los estudiantes que accedieron a una formación universitaria y cuya
experiencia social educativa les permitió adquirir los códigos necesarios para disfrutar de un
concierto de música clásica.
Sin embargo, las herramientas para facilitar este acceso están en precarización. Como
observamos, los problemas de infraestructura y pedagogía musical tanto en el área formativa como
académica dificulta la integración de los sectores más marginales a los códigos estéticos de la
música clásica, en donde el trabajo de la FOJI resulta clave para generar una red de apoyo que
permita sostener esta democratización.
Además, las reformas educativas se han retrasado a causa de un aparato estatal que a lo largo
de la historia ha tenido el afán de determinar lo que se considera música y lo que queda fuera, con
su expresión más violenta representada en el golpe de Estado y el asesinato de Jorge Peña Hen en
1973.
71
artistas a las nuevas generaciones? Pregunta clave para proseguir con el desarrollo de la música
de tradición escrita en el país.
¿De qué manera se valora la importancia del arte dentro de la formación integral de las
personas de nuestro país? Evidenciamos problemas en distintas áreas en las que se sustenta la
música clásica, desde la estructura económica y laboral de parte de las políticas
gubernamentales hasta las visiones filosóficas y estéticas frente a la creación artística surgidas
en la academia, distintas aristas que influyen en la manera que vivimos la cultura en nuestro
país.
72
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