Trevisi Uc 2
Trevisi Uc 2
Trevisi Uc 2
S. J. L.
Que en tiempo y forma, vengo en contestar derechamente la demanda de autos, con arreglo a las
excepciones, argumentos, defensas y alegaciones que seguidamente paso a exponer y fundamentar.
Comparece en autos doña Karen Werner Feris. abogada, en nombre y representación del
demandante don Luis Trevisi Valenzuela, deduciendo demanda de indemnización de perjuicios por
supuesta infracción de contrato, en contra de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Como hechos fundantes de la demanda, se señala que el día 20 de enero de 2016, el Sr. Trevisi fue
atacado por un grupo de jóvenes, por lo que fue atendido en el Hospital Clínico de la Pontificia
Universidad Católica.
Dice que, desde su entendimiento y perspectiva, los médicos que lo atendieron no cumplieron con
los deberes de prudencia y diligencia esperable en el ejercicio de su profesión, cometiendo errores
de diagnóstico y de tratamiento que le causaron graves daños patrimoniales y extrapatrimoniales al
Demandante y a su familia.
Concretamente, señalan que la negligencia que se reprocha dice relación con que el actor no habría
recibido tratamiento médico adecuado para evitar un cuadro de trombosis venosa profunda, grave
sintomatología que puso en riesgo su vida, y que le habría ocasionado importantes perjuicios
patrimoniales, y le habría generado una disminución de su calidad de vida.
Los demandantes señalan que el actor habría sufrido un cuadro de trombosis –que podría haberse
evitado – y que lo atribuyen a una suspensión del tratamiento con medicamentos coagulantes por
un plazo muchísimo mayor a lo recomendado por la comunidad médica, y a la no detección
oportuna de un cuadro de trombosis, por haberse omitido los exámenes médicos necesarios.
1er. Juzgado Civil de Santiago
“Trevisi con Pontificia Universidad Católica de Chile”
Rol C-36.027-2019.-
En cuanto a los hechos de la causa, esta parte plantea una defensa absolutamente negativa,
controvirtiendo todos y cada uno de los hechos y circunstancias fácticas señaladas en la demanda,
por lo que conforme lo dispuesto en el artículo 1698 del Código Civil, estará a la parte demandante
acreditar todos los hechos de la demanda y sus circunstancias.
Particularmente deberá acreditar la forma como ocurrieron los hechos, los perjuicios alegados, y la
forma como éstos se vinculan en perfecta relación causa a efecto, pues de otra manera no es posible
tener por acreditada una hipótesis de responsabilidad civil.
Desde ya esta parte descarta que los hechos señalados en la demanda hayan causado los supuestos
perjuicios alegados en la misma.
En lo que dice relación con el Hospital Clínico UC, desde el punto de vista contractual, “el Hospital se
obligó a proporcionar los elementos físicos necesarios para la realización de ese procedimiento más
las atenciones médicas anexas” (así se lee en la propia demanda de autos).
Si esa es la obligación contractual de esta demandada, cabe decir entonces que mi representada en
nada ha incumplido contrato alguno para con el demandante, pues de su relato hay claras
imputaciones que se dirigen en términos personales hacia sus médicos tratantes, y nada de lo
supuestamente ocurrido se imputa a una supuesta falta de elementos físicos, llámese falta de
infraestructura, carencia o mal estado de equipos y maquinaria de diagnóstico, insumos, etc. En
parte alguna de la demanda hay una sola imputación directa hacia el Hospital, lo cual desde ya
descarta la procedencia de la demanda a su respecto.
De hecho, del relato que hace la propia demanda queda en evidencia que el demandante fue
acuciosamente tratado por equipos de salud multidisciplinarios, tanto en el Hospital Clínico UC sede
Marcoleta, como en la Clínica UC de San Carlos de Apoquindo. De esta manera, francamente no
terminamos de comprender cual es el alcance que se pretende hacer respecto de la institución.
Por el contrario, en la situación que analizamos, se trata de un paciente que ingresa al Servicio de
Urgencia del Hospital Clínico UC en diversas y sucesivas ocasiones, y que es total y debidamente
auscultada por el personal de turno, precisamente dispuesto para este tipo de atenciones.
Reiteramos que la parte demandante deberá probar que existió un actuar negligente de parte de
la Pontificia Universidad Católica de Chile para lo cual no bastarán sus meras observaciones, sino
que deberá acompañar medios de prueba fehacientes, tales como informes periciales, bibliografía
etc., que acrediten en qué forma la actuación institucional fue descuidada o negligente,
demostrando que fue mal ejecutado, no en atención a sus resultados objetivos, sino en cuanto a su
ejecución misma.
En todo caso y no obstante las pruebas que la demandante pretenda aportar, esta parte de igual
manera proveerá oportunamente los medios de prueba necesarios para acreditar lo contrario.
No cabe siquiera imaginarse una omisión de los tratantes, que siempre actuaron con prontitud y
esmero, brindando una excelente atención al paciente, dentro de la esfera propia de sus
funciones. Cualquier afirmación en contrario carece de todo fundamento y verdad, y deberá ser
acreditada en autos.
Nadie puede indicar a un médico si utiliza un estetoscopio de una marca o de otra, o si prefiere
ocupar dos o tres guantes al hacer un examen, o si utiliza la técnica A, B o C, para realizar un
examen, y en todo caso si eligiendo una de estas opciones, la forma como la ejecute, en cada caso
puntual. Simplemente, como en el ejercicio de toda ciencia o arte, para la cual están debidamente
certificadas por los respectivos títulos profesionales y correspondientes años de práctica y después
de experiencia profesional, ejecutarán sus funciones dentro de su ámbito, realizando los
procedimientos del caso.
1er. Juzgado Civil de Santiago
“Trevisi con Pontificia Universidad Católica de Chile”
Rol C-36.027-2019.-
Tampoco existió un mandato u orden por parte de la UC tendiente a que se atendiera al paciente
Sebastián Contreras de tal o cual manera, pues eso lo conocen los profesionales por su formación
técnica. Cada médico obra según sus medios, capacidades, circunstancias de tiempo y lugar y
sintomatología que cada paciente manifieste, todo lo cual se basa en los conocimientos adquiridos
en las universidades y en la experiencia recogida durante su ejercicio profesional.
Siendo así, es evidente que la Pontificia Universidad Católica de Chile no mantiene una relación de
supervigilancia que cree una subordinación técnica de los profesionales de la salud en su actuar con
los pacientes.
La demanda de autos, contiene 3 imputaciones o reproches, que son absolutamente falaces, a saber:
Estas 3 imputaciones son absolutamente falaces, por cuanto, tal y como se acreditará en autos:
- Cabe señalar también que ante un cuadro de un hematoma subdural, la evaluación del
paciente siempre debe considerar a un neurocirujano.
- Está descrito en la literatura, y así se acreditará en la oportunidad procesal correspondiente,
que aproximadamente en el 42% de los casos de hematoma subdural, los pacientes
desarrollan coágulos.
- Para hacer aun más equívocos sus asertos, la parte demandante se permite citar unas guías
médicas de Nueva Zelandia, donde hablan de anticoagulación por períodos de entre 7 y 14
días, pero esas guías no aplican al caso de autos, pues se refieren a pacientes con prótesis
cardíacas mecánicas.
- A propósito de las guías neozelandesas, están hablan de casos pobres. A su vez, estudios
realizados en Canadá en el año 2019 por reinicio de coagulación describen una alta
dispersión del riesgo, que no coinciden con las descripciones y relato de la demanda. Y hay
estudios que hablan de períodos o rangos entre 72 horas hasta 30 semanas, que tampoco es
el caso de autos.
- No existe al día de hoy una regla escrita o un consenso para anticoagulación post hematoma
subdural. Es una decisión médica muy compleja que se evalúa y se toma caso a caso.
- En cuanto a la trombosis venosa profunda (TVP), como complicación, los factores de riesgo
que la identifican no son los mismos que aplican para la trombosis arterial. En el caso de la
TVP se identifican como factores de riesgo:
o Una TVP reciente.
o Cáncer
o Trombofilia.
No hay que olvidar que la obligación que tiene el médico al tratar a un paciente es una obligación de
medios y no de resultados. Que la obligación sea de medios significa que el médico debe poner
empeño, dedicación y esmero en el tratamiento de su paciente, pero no por ello puede asegurar o
garantizar un resultado determinado de sanación o diagnóstico.
La medicina no es una ciencia exacta, como las matemáticas, en que necesariamente 1+1=2; en la
medicina uno podría teóricamente tener a dos hermanos gemelos idénticos, aplicar el mismo
tratamiento para una misma enfermedad y los dos necesariamente no van a reaccionar de la misma
manera.
1er. Juzgado Civil de Santiago
“Trevisi con Pontificia Universidad Católica de Chile”
Rol C-36.027-2019.-
Ello se basa en que en la medicina se trata con organismos vivos, en movimiento, que interactúan
con otros organismos, que se alimentan, que intercambian sustancias con el ambiente, que tienen
historiales médicos distintos. Especialmente difícil es la medicina humana, puesto que en la misma
participa, de modo importantísimo, la razón del paciente, sus gustos, su forma de ser, su
temperamento, su obediencia o desobediencia a los tratamientos, etc. Por lo mismo, y cualesquiera
sea el contrato que se entienda que configure los servicios médicos que se presten, nunca podrá
considerarse que los mismos obliguen al médico a sanar al paciente “a todo evento”.
Algo similar ocurre con la profesión del abogado. En el manejo de un juicio, los abogados
tenemos la obligación de manejar su tramitación con dedicación, esmero, responsabilidad, pero
ningún colega razonablemente puede garantizar a un cliente que ganará un juicio, aun por simple
que se presente.
En definitiva, en la demanda de autos se señala que el incumplimiento contractual por parte de los
médicos de la UC se habría producido a través de hechos supuestamente constitutivos de impericia,
descuido y negligencia de su parte, por omisiones al no desplegar conductas que la lex artis
aconsejaría.
Como hemos indicado, negamos tajantemente que producto de las atenciones prestadas se haya
causado una nueva lesión al paciente o se haya agravado el cuadro de salud ya existente. Cualquier
aseveración en este sentido carece de todo asidero, por lo que negamos su ocurrencia, y en
consecuencia deberá ser probada de manera fehaciente e indubitada.
Esta pretensión del demandante enfrenta un serio problema normativo, cual es que en materia de
responsabilidad contractual no existe en nuestra legislación, al igual que en muchas otras
legislaciones, una norma que establezca expresamente la responsabilidad contractual del
deudor por el hecho ajeno, sino que sólo se contemplan disposiciones que establecen una
responsabilidad extracontractual por el hecho de los dependientes, única norma específica que
regula la responsabilidad del empresario por el hecho de sus dependientes.
Por esta simple razón, tan clara como tajante, no ahondaremos más en este tema, puesto que es
improcedente demandar contractualmente a la UC, por el supuesto hecho de sus dependientes.
1er. Juzgado Civil de Santiago
“Trevisi con Pontificia Universidad Católica de Chile”
Rol C-36.027-2019.-
Pero aun así, la idea de concurrir en los hechos un grado de culpa, siquiera levísima, carece de toda
lógica y asidero. La conducta de los médicos de la UC se adecuó en todo momento a lo que la lex
artis médica indica hacer en el cuadro clínico que el paciente manifestaba. Si dicho diagnóstico no es
concluyente o merece dudas, se debe recurrir, tal como dispone la lex artis médica, a exámenes
complementarios, y multidisciplinarios, tal y como se hizo en la especie.
La actuación de los médicos de la UC, no sólo no es configurativa de culpa leve o siquiera levísima.
Mediante las pruebas médicas, peritajes y demás evaluaciones técnicas del caso, acreditaremos que
lo realizado ha sido un actuar completamente diligente en todo momento.
El planteamiento que hace el demandante es del todo confuso, equívoco e improcedente, tanto en
consideración a los hechos como al derecho.
En efecto, tal y como se ha señalado, no ha habido en los hechos ningún incumplimiento contractual
por parte de la UC, ni por parte de funcionario o dependiente alguno de la UC.
La conducta de los médicos tratantes estuvo siempre apegada a los dictados de la lex artis médica
en consideración a la sintomatología que presentó el paciente, siendo debidamente auscultado,
examinado, tratado e indicado.
Por lo mismo, no cabe considerar la conducta de los tratantes siquiera culposa de culpa levísima,
todas vez que siempre se apegó, como se dijo, a la sintomatología del paciente.
En cuanto al daño moral, no procede la interposición de una reclamación de daño moral ante un
incumplimiento de naturaleza contractual. Es un principio reconocido desde antiguo por nuestra
doctrina más selecta y por una jurisprudencia uniforme, toda vez que los perjuicios indemnizables
por vía contractual son aquellos perjuicios ciertos, previstos y previsibles al momento del
incumplimiento contractual.
Esta pretensión del demandante enfrenta un serio problema normativo, cual es que en materia de
responsabilidad contractual no existe en nuestra legislación, al igual que en muchas otras
legislaciones, una norma que establezca expresamente la responsabilidad contractual del
deudor por el hecho ajeno, sino que sólo se contemplan disposiciones que establecen una
responsabilidad extracontractual por el hecho de los dependientes, única norma específica que
regula la responsabilidad del empresario por el hecho de sus dependientes.
Por esta simple razón, tan clara como tajante, no ahondaremos más en este tema, puesto que es
improcedente demandar contractualmente a la UC, por el hecho de sus dependientes.
1.- GENERALIDADES.
Como US. ya sabe, la demanda principal de autos solicita la condenación de los demandados
(improcedente como ya dijimos), por un monto de $107.606.264.- Estamos hablando de una cifra
que resulta absolutamente desproporcionada y sin fundamentos, respecto de los eventuales
perjuicios que pudieran probarse.
En todo caso, indicamos que deberá igualmente acreditarse que los perjuicios demandados - de
existir - tienen como causa única e inmediata precisamente el incumplimiento contractual materia
de autos, y que no encuentra su causa real en hechos más remotos.
Desde ya destacamos que al demandarse estos perjuicios por vía contractual, no es procedente
establecer a su respecto una eventual condena solidaria, ya que la solidaridad sólo procede cuando
la ley, testamento o el mismo contrato así lo han establecido expresamente, lo cual no es aplicable
en la especie. De esta manera, los demandados de autos deben entenderse como eventuales sujetos
de una eventual condena mancomunada o simplemente conjunta.
1er. Juzgado Civil de Santiago
“Trevisi con Pontificia Universidad Católica de Chile”
Rol C-36.027-2019.-
Se señala en la demanda que el demandante pretende el resarcimiento de ciertos gastos en que éste
habría incurrido.
No se entrega ningún elemento que fundamente estas cifras, por lo que desde ya esta parte las niega
por no constar dichos montos, ni la moneda en que están expresados.
En todo caso, deberá aclarar y probar si los montos indicados corresponden a sumas brutas o
líquidas, puesto que los mismos podrían haberse visto beneficiados con abonos cursados mediante
sistemas de salud previsionales, como ISAPRES o FONASA o seguros complementarios, en cuyo caso
sólo los montos netos serían recuperables, de ser efectivos los mismos.
Dentro del concepto general del daño, se señala que éste debe ser en primer lugar cierto, real,
efectivo. No cabe la indemnización de un daño hipotético o eventual. Y en segundo lugar, el daño,
para ser indemnizado, requiere no haber sido objeto de reparación, ya que de indemnizarse un
mismo daño dos o más veces, habría un enriquecimiento injusto.
Siendo así, no podemos comentar nada al respecto. Sólo señalamos que no nos consta ni la
existencia, extensión ni valorización de este supuesto daño moral, por lo que estará a la parte
demandante acreditar fehacientemente estos caracteres.
Desde ya destacamos que el daño moral no se presume, y debe ser fehacientemente acreditado. En
este sentido, todo daño, incluso el daño moral, tiene que ser fehacientemente acreditado para ser
indemnizado, tanto respecto de su existencia como respecto de su entidad, extensión y valorización.
En efecto, se ha fallado que:
“La existencia del daño moral debe ser probada por quien alegue haberlo sufrido. No existen
daños morales evidentes aun respecto de víctimas directas, por cuanto todo daño es
excepcional y de aplicación restrictiva, no escapando a estas el de índole moral”.1
“La prueba del daño moral corresponde al que lo alega y necesariamente debe establecerla
de manera que no haya duda alguna sobre su real existencia...
1 José Luis Diez Schweter, “El daño extracontractual”, Editorial Jurídica de Chile, 1997, pág. 146.
1er. Juzgado Civil de Santiago
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Constituyendo la existencia del daño moral un requisito básico para acoger la indemnización
del perjuicio reclamado por ese concepto, resulta impropio dar lugar a la acción
indemnizatoria si dicho perjuicio no se ha probado”.2
De esta manera, estará a la parte demandante acreditar todos y cada uno de los elementos que
sustentan su petición por daño moral.
Solicitamos que mi representada no sea condenada al pago de costas en la causa, toda vez que tiene
motivo más que suficiente para litigar y oponer las excepciones, defensas y alegaciones vertidas a lo
largo del presente escrito.
POR TANTO
A US. RUEGO se sirva tener por contestada la demanda en tiempo y forma, y en virtud de lo
expuesto, rechazar la demanda en todas sus partes, con expresa condenación en costas.
2 Corte de Apelaciones de Valdivia, sentencia del 2 de octubre de 2001, rol Nº 11.773-01, confirmado por la Corte
Suprema el 31 de enero de 2002, Rol Nº 10.313-2002.