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¿Quién Soy?

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¿Quién soy yo?

1. PRESENTACIÓN
 ¿Quién soy yo?
Esta es una interrogante, ha inquietado al hombre durante todas las épocas. Sin embargo, hoy más que nunca urge
esa necesidad de planteárselo. El desarrollo de las ciencias del hombre ha evolucionado, y estas mismas intentan
aclarar la complejidad de la vida humana.
Respecto a las comparaciones entre el animal y el hombre, surge la pregunta ¿Qué es el hombre? La antropología
biológica ofrece unas aportaciones para el conocimiento del hombre.
De la comparación del hombre con el hombre-extranjero, enemigo, amigo, hermano, de otra cultura o raza, se
plantea la misma pregunta ¿Qué es el hombre? La antropología cultural da rasgos significativos del hombre, pero
no responden completamente al misterio del hombre.
De la comparación del hombre con la divinidad, surge la pregunta ¿Quién soy yo, Dios mío, ante ti? También la
antropología religiosa aproxima al desvelamiento del misterio, pero nos deja a la puerta del mismo.
Nosotros conocemos muchas cosas del hombre, pero cuando se quiere definir nos topamos con lo indefinible.
Esto hace más acuciante la cuestión. Además, el sentido de la vida todos los buscamos.
Hasta los marxistas rechazaron las interrogantes. No obstante, no pudieron librarse de ello como señala A. Schaff.

 El hombre: ser problemático.


Quizás sea una de las más amplias crisis de identidad que ha atravesado el hombre. Las palabras de Max Scheler y
de Martin Heidegger, cobran en nuestros días un acento más actual y alarmante:
En la historia, el hombre se ha convertido en un ser problemático: no sabe lo que es y se da cuenta de lo que no
sabe.
Ninguna época ha sabido tantos conocimientos sobre el hombre, pero a la vez ha conocido al hombre tan poco.
Cuando el hombre y la razón creyeron serlo todo se perdieron a sí mismos.
En nuestro mundo industrializado, muchos de los hombres viven explotados sin tener en cuenta sus problemas
personales. Albert Camus escribió acerca de la vida moderna, mostrando la crudeza y el vacío de la existencia:
Levantarse, tranvía, cuatro horas de oficina, comida, etc, haciendo lo mismo todos los días al mismo ritmo. Surge
el “por qué”, además el cansancio está al final de los actos de una vida mecánica, pero inaugura al mismo tiempo
el movimiento de la ciencia.
Hombres son los que tienen rostro humano. La pregunta sobre sí mismo es una pregunta tan antigua como el
hombre. El hombre es el único que se pregunta y tiene por fuerza que preguntárselo. Tiene que conocerse para
vivir y darse a conocer a los demás.
La conciencia del hombre actual recibió una sacudida al enfrentarse con la crueldad de las últimas guerras
mundiales. En la posguerra el hombre no sabe para qué está en el mundo y cómo vivir.
La interrogante ¿Quién soy yo? Nace de una maravilla o admiración. Aunque la mayoría la pregunta nace del
choque con la realidad, frustración, fracaso o conflicto.
Las interrogantes sobre el sentido de la vida se imponen por sí mismo, irrumpen en la existencia y se plantan por
su propio peso.
 ¿Qué sentido tiene mi vida?
El mismo sentido de la existencia y posibilidad de realizar una auténtica libertad parecen depender en amplia
medida de los demás. La decepción de estas relaciones conduce a suscitar sobre el misterio del ser y del
significado del hombre. La muerte ocupa un lugar privilegiado, a través de toda la historia esta a provocado
siempre grandes interrogantes.
“La presencia de la muerte pone al mundo en cuestión”, dice S. de Beauvoir. Marxista A. Schaff: “La muerte es
de todos modos el estímulo más fuerte para reflexionar sobre la vida.”
En un mundo radicalmente marcado por la muerte, se llega un interrogante explícitamente metafísico y religioso: :
¿Cuál es el fundamento del ser y el puesto del hombre en el universo? ¿Quién soy yo? y ¿Qué será de mí? ¿Por
qué he nacido? ¿Por qué vivo? ¿Vale la pena vivir? ¿Por qué se ve amenazado todo amor? Estas son las preguntas
que ha planteado el mismo Concilio Vaticano II.
Cuando el hombre se siente vinculado a una vida con sentido experimenta el deseo de transmitirla. Pero cuando la
vida se hace absurda, entonces más bien se desea la muerte y no se tiene ánimo de confiar a ningún descendiente
el peso de una vida que ha perdido su sentido. De aquí que la pregunta ¿qué es lo que confiere sentido a la vida?
no sea nunca una simple curiosidad, sino una necesidad.

 Antropología para andar como hombre por el mundo


Estas páginas están dirigidas al hombre que encontramos en la vida, oficina, etc. Al hombre como yo, y como tú.
Como dice Unamuno: este libro trata del “hombre de carne y hueso, el que nace, sufre y muere”, pero “es el
hombre todo entero, cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad, quien centrará las
explicaciones que siguen”.

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