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Psicodrama. AM Del Cueto. Diagrama y Grupos

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CAPITULo 23

eL PsICODRAmA y LOs GRUPOs

La formación. Los grupos.


Redes de identificación y transferencia.
La Intervención: Un dispositivo analizador.
el Coordinador como soporte creativo.

Ana María del Cueto

el Psicodrama
El Psicodrama en nuestro país ha generado por su desarro-
llo una corriente particular reconocida internacionalmente
por sus aportes teóricos-técnicos. Una de las causas que se
merece mencionar es que la técnica dramática es la “vía
regia” de acceso a la comprensión y conceptualización teóri-
co-clínica de los acontecimientos microsociales (grupales,
institucionales y comunitarios), permitiendo la lectura desde
la coordinación y desde los integrantes de los múltiples atra-
vesamientos que en un grupo se dan. Ligado al campo de
lo grupal por un lado, y del psicoanálisis y sus múltiples des-
arrollos por otro, ha aportado tanto a la clínica como a la
teoría desde uno u otro lado incorporando conceptos y enri-
queciendo otros. dándoles a los mismos un matiz particular.
24 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

Psicodrama- Grupo
Desde esta concepción del psicodrama, que en algún otro
momento se denominó Psicodrama Psicoanalítico Grupal(1),
no podemos pensar al psicodrama sin el grupo ni al grupo sin
el psicodrama aunque no apliquemos la técnica y demos
lugar a una dramatización. Múltiples escenas se agolpan en el
devenir grupal. Sólo hace falta mirarlas y sentirse afectado
por ellas. El psicodrama así pensado es tanto una técnica
como un método de investigación cualitativa, que devela y
revela los procesos de producción de subjetividad en una
dimensión biomicrosocial y el grupo el lugar en el que habita.
El propio objeto a estudiar, el grupo, en tanto se lo intente
abordar desde los criterios epistemológicos tradicionales
ofrece una serie de dificultades, dadas las características
específicas de los acontecimientos de los que deberá dar
cuenta. Los grupos constituyen en el ámbito de la teoría un
verdadero campo de problemáticas, donde se producen
múltiples atravesamientos imposibles de abordar desde una
sola disciplina. Esto implica necesariamente la renuncia a dar
cuenta de los acontecimientos grupales desde un sólo cuer-
po teórico sino más bien abordar este campo de problemáti-
cas en el seno de su complejidad y atravesamiento.
Diferenciaremos así al psicodrama como método de investi-
gación y observación de la aplicación de la técnica psicodra-
mática en sí misma. Tiene como objetivo unas veces la psi-
coterapia, otras veces el simple juego como expresión de la
espontaneidad, otras la capacitación-formación de un grupo
de personas sobre un tema variado o la simple reflexión que
de a luz alguna cuestión planteada. Muchas veces es usado
como dispositivo pedagógico que de cuenta vivencialmente
CAPITULo
APITULo I 25

de lo planteado a nivel de la teoría.


Sea cual fuere su aplicación es impensable hablar de psico-
drama sin que intervenga el grupo y el encuentro de los cuer-
pos en la escena. Podemos invitar a las personas a que dra-
maticen o al tener interiorizada la técnica dramática en nues-
tra propia formación, observamos las múltiples escenas coti-
dianas que se desarrollan frente a nuestra percepción.
Siempre que aplicamos la técnica dramática vamos a invi-
tar a las personas a que “dramaticen” aquello de lo que han
estado hablando. Puede ser a través de una escena, un juego
pautado desde la coordinación, en la representación de un
movimiento, o con la Multiplicación dramática. Convocamos
a los participantes dentro de los objetivos que hayan sido
pautados a dramatizar. Puede ser un grupo de formación,
psicoterapia, actividad lúdica, o un grupo de reflexión sobre
temas variados. La inclusión del cuerpo es por lo tanto inevi-
table. Como dije anteriormente, de todas formas está inclui-
do. En el psicodrama el sujeto y el grupo con su vivencia lo
evidencian e incluyen lo corporal en lo acontecido.
En todo encuentro de un grupo se producen formas imagi-
narias, simbólicas y reales propias que conforman un con-
glomerado singular de producciones grupales, que pueden
ser leídas en el devenir y que hablan de sus posibilidades de
transformación, desarrollo e historia de cada grupo. Estas
formaciones grupales junto con los procesos disipativos
darán a cada grupo su perfil, su identidad, en permanente
atravesamiento y movimiento.
En el caso de un grupo terapéutico la interpretación o seña-
lamiento a cada una de sus miembros estará relacionado con
aspectos profundos de su personalidad. En el caso de un
26 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

grupo de formación, la coordinación se mueve dentro de


una línea marginal, que bordea siempre la interpretación
profunda con el señalamiento relacionado con la tarea. Sea
cual sea el objetivo por el cual se aplica la técnica dramáti-
ca, la secuencia típica de una reunión de trabajo incluye
necesariamente tres aspectos: el trabajo psicodramático en sí
mismo (escenas, juegos, ejercicios, etc.), los comentarios
anteriores y/o posteriores a la dramatización y la devolución
desde la coordinación de las cuestiones planteadas en el
acontecer grupal, tanto desde lo individual como la lectura
pertinente de la dinámica grupal. En cada caso dependien-
do de los objetivos del grupo, la coordinación organizará su
estrategia de intervención, las normas de funcionamiento y
el encuadre del trabajo. En síntesis, su dispositivo de inter-
vención. Este dispositivo será un analizador de lo que acon-
tece en el propio grupo, en la institución en donde este grupo
habita y del momento social e histórico que lo atraviesa. La
coordinación nunca está por fuera del grupo, lo incluya en su
trabajo o lo obvie siempre su acción y su saber están impli-
cados. Verbalización - Movimiento. Dos cuestiones insepa-
rables.
Cuerpo-Escenas-Psicodrama-Grupo-Encuentros–Afeccio-
nes.
Y en principio fue el cuerpo.
El yo de un sujeto es, antes que nada un Yo Corporal, frag-
mentado y parcial ¿Y esto a que alude? A que un bebé cuan-
do nace se relaciona con su medio a través de múltiples sen-
saciones que indican el vínculo que este bebé tiene en un
principio con su madre, entendiendo por esta a la persona
que lo cuida, lo alimenta, lo abriga, etc. Este conjunto de
CAPITULo
APITULo I 27

sensaciones primeras forman luego a lo largo del desarrollo


un reservorio de amor/odio constituido por éstas primeras
identificaciones con su entorno. El bebé es su madre, es su
padre.
Al nacer y durante los primeros meses, la relación que el niño
tiene con su medio es una relación de incorporación. A la
manera del alimento el niño incorpora afecto-desafecto, cui-
dado-descuido, etc. De acuerdo a cómo vayan siendo estas
primeras experiencias y a cómo él las vaya recibiendo van a
ir constituyendo sus primeras impresiones.
El bebé se conecta dentro de un circuito de relaciones con
sus padres o sustitutos no diferenciándolos como tales. Son
parcialidades, fragmentaciones, no existe la unidad. Es una
boca, una mano, un roce, un olor, un movimiento.
La posibilidad de crecimiento y desarrollo tiene que ver con
la posibilidad de ir diferenciando padre/madre, organizando
sentidos, se van así generando las condiciones de posibili-
dad para que se vaya constituyendo el aparato psíquico del
sujeto.
Para Freud estas primeras experiencias están constituidas
por las primeras identificaciones que denomina identificacio-
nes primarias. El niño con un aparato perceptivo más des-
arrollado que su aparato psíquico, a través de la mirada atra-
pa una imagen ilusoria, espejo de espejismos. Qué es él y es
el otro en su dimensión ínter subjetiva. Inaugura así una dia-
léctica identificatoria al “ser el otro”.
Lacan amplia estos desarrollos freudianos, ya que desarro-
lla la idea de que existe un período pre-especular por lo tanto
anterior a toda identificación. Asimismo intenta pensar los
objetos parciales propuestos dentro de la teoría kleiniana
28 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

desde otra perspectiva. Distingue lo que el denomina petit a


de dichos objetos parciales kleinianos.
En la fase del espejo los elementos heterogéneos del deseo
humano reciben su unidad pero existe, según Lacan, un
período pre-especular que se sitúa en los primeros meses de
vida, en donde el cuerpo se vive como una serie de necesi-
dades fragmentadas, de órganos y objetos parciales. No exis-
te un centro definido en el propio ser, los objetos pasan en
un continuo al sujeto, y el deseo ronda continuamente inca-
pacitado de capturar al objeto. Estas experiencias tempranas
de fragmentación sólo existen como objetos faltantes.
Designan así parcialidades de cualquier parte del cuerpo no
espejada ni simbolizada. En sus escritos sobre el orden
Imaginario, Lacan dice en referencia al petit a: “carecen de
imágenes especulares, de alteridad. Son relleno, forro del
mismo sujeto”. (J. Lacan)
Conciliando el deseo, el significante y el cuerpo, el petit a se
inscribe en el ser como un estilo subjetivo particular, reser-
vorio de fantasías desconocidas que conforman el centro de
la subjetividad humana. Habría que establecer qué relación
existe entre estos desarrollos y los desarrollos freudianos
sobre la pulsión parcial, y lo que él denomina resto perverso.
Este concepto del petit a, concepto que es retomado desde
una perspectiva que pone el acento por fuera del signifi-
cante, apareciendo en escena el cuerpo en toda su magni-
tud. Guattari propone adjuntarle los objetos petit b, que
corresponderían a los objetos transicionales de Winnicott y
petit c, a los objetos institucionales.
El cuerpo, su movimiento, las complejas conexiones del
hombre con los otros no son sólo repetición o actualización
CAPITULo
APITULo I 29

de vínculos arcaicos. Existe repetición, rememoración, pero


no sólo eso. En su relación con los otros, con la naturaleza,
con la urbe, con los sistemas de producción, a la vez que
reproduce formas de relacionarse, de ser, crea también nue-
vas formas y en ese sentido está más allá de la simple repe-
tición.
Proyecciones, introyecciones, lo social-histórico, lo personal,
los juegos de alianzas de poderes, los conflictos y obstáculos
que toda tarea convoca, todo esto y mucho más habita en
el colectivo, constituyéndolo así en un campo problemático
de saberes imposible de abordar desde una sola disciplina.
El psicodrama coloca al grupo en un lugar de juego por
excelencia, de como sí, en donde un individuo puede re-
encontrar su capacidad creadora en este juego de espejos
múltiples. Esta zona de juego del grupo no será una activi-
dad psíquica interna individual y/o grupal, donde una per-
sona “repite” una escena o un grupo “repite” una escena. Se
va a constituir en un espacio intermedio entre lo externo y lo
interno posibilitando la actividad creadora del sujeto, del
grupo. En toda dramatización siempre aparece un desliza-
miento que da lugar a lo nuevo, a lo incierto, no siendo mera
repetición de lo pasado, de la historia del sujeto, del grupo.
En el juego interviene el cuerpo. En la escena dramática el
movimiento de los cuerpos nos hablan de las personas que
“juegan” la escena. Los gestos, mi posición y la del otro fren-
te a mí. Si la “puesta en escena” de un drama fuera sólo eso:
la puesta en escena de un conflicto libre de afectos, no
habría diferencia entre teatro y psicodrama. Podríamos
homologar el juego de roles en psicodrama a los roles que
un actor tiene que jugar en la puesta en escena de una obra
30 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

teatral. Pero en psicodrama el que juega la escena pone en


escena su propio drama, su vida, es él y es el otro, él, que se
juega a sí mismo en el como sí de una escena dramática.
Plagada de afectos, la escena es así, diferente y cualitativa-
mente distinta que la puesta en escena de una obra teatral.
Tiene de similar el juego a ser el otro. En uno es sujeto y en
el otro el personaje de la obra que encarna. También encar-
na una multiplicidad de personajes pero en un sentido tex-
tual siempre es él mismo. Caótico, múltiple, fragmentado. No
es externo ni aun jugando el rol que un compañero le ha
asignado. Siempre la importancia está centrada en cómo ese
rol es jugado por el sujeto, no en la verosimilitud del perso-
naje, ni en que siga un texto externo. Es así como en psico-
drama la puesta en escena es la puesta en escena del drama
del sujeto y de su grupo en el como sí de la escena dramá-
tica. Un como si que es sí.
Ya estemos trabajando con juegos dramáticos, ejercicios
pautados, con escenas propuestas por el discurso individual
y/o grupal, escenas fabuladas, ensueños dirigidos o multipli-
cación dramática, en todo momento convocamos escenas
individuales, grupales, institucionales, sociales. Todas ellas
provienen de una imagen. Esta imagen presente remite a
una imagen ausente. El valor de una imagen toma su verda-
dera dimensión en el momento en que se desprende del
recuerdo, de las formas precisas, de lo concreto y da lugar al
movimiento de los cuerpos en la escena.
Es el viaje al país de lo imaginario y nos encontramos sumer-
gidos en el terreno de la metáfora, del doble sentido, del
caos, del inconsciente, de la repetición, de la creación de
nuevos sentidos. Las dimensiones imaginarias, simbólicas y
CAPITULo
APITULo I 31

reales se entrelazan y entrecruzan en la conexión del cuerpo


con otro cuerpo, de una palabra con otra palabra. De una
idea con otra idea. Toda escena, ya sea juego, dramatización
o ejercicio, convoca a otra escena. Y así a otra y a otra.
Una escena no es ni más ni menos que una forma concreta
manifiesta a través de los cuerpos, mediante la cual una per-
sona, un grupo hacen una producción, planteando una dia-
léctica que va desde el autor de la escena, la escena y el pro-
pio grupo.
Es así como aparece a través del lenguaje corporal múltiples
dimensiones de la subjetividad.
Cuerpo. Escena. Dramatización .Psicodrama. Grupo.
Encuentro. Afecciones.
Como coordinadora de formación en psicodrama he asisti-
do a importantes cambios personales de los integrantes. En
general, la utilización de la técnica psicodramática produce
efectos movilizadores al incluir niveles corporales de alto
compromiso. La persona al dramatizar, y siempre que esto
esté pautado y señalado desde la coordinación, comienza a
reconocer ciertas pautas estereotipadas de relación con los
otros, aprende a mirar a sus compañeros y a ser mirado,
comienza a darle a su cuerpo la importancia que tiene, regis-
tra sus emociones y sensaciones corporales, etc. Muchas
veces por temor a la relación con los otros un grupo o una per-
sona erotizan el contacto con sus compañeros, ya que resulta
a veces menos comprometido afectivamente lo erótico que el
otro puede despertar, que los efectos y sensaciones más pri-
marios que incluyen el erotismo pero también la ternura, el
miedo, el odio, el amor, la solidaridad, la competencia.
otra cuestión fundamental es el movimiento de los cuerpos
32 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

en un espacio determinado desde la coordinación, que


demarca así un espacio imaginario, que como tal permite,
pero no per se sino a través del trabajo paulatino con el suje-
to y con el grupo, mayores niveles de implicación. En ese
espacio, marcado y sostenido desde la coordinación habitan
los tres registros: lo simbólico, lo imaginario y lo real. Es fun-
ción de la coordinación que no se pase al acto (en el sentido
del acting out), que pueda ser pensado como un espacio de
“como sí”, en donde el sujeto y el grupo pongan en escena
sus afectos, recuerdos, actualidades.
Los cuerpos hablan, producen, impregnan de sentido la
escena dramática. Nos dicen el cómo y el por qué. Nos
hablan de la historia personal, grupal, social. De la actuali-
dad, del futuro. También mienten, enmascaran, se niegan,
enferman, se envaran, enmudecen.
Este espacio intermedio, de como sí, es lo que posibilita la
actividad creadora. El grupo no es un espejo institucional,
social, individual. No refleja las situaciones externas a sí
mismo. Es él mismo la situación. Todo está allí.
Presente/Ausente. El psicodrama así planteado está pensado
como una técnica por excelencia que devela y revela tales
procesos de producción subjetiva en una dimensión biomi-
cropolítica.
El imaginario social, el inconsciente colectivo, las representa-
ciones sociales, las significaciones simbólico-imaginarias, la
producción de subjetividad, aluden, desde distintas líneas
teóricas, al interrogante dentro del campo de las ciencias
humanas acerca de cómo lo colectivo producen iguales y
distintos tipo de subjetividades.
La subjetividad se fabrica en las grandes máquinas sociales,
CAPITULo
APITULo I 33

mass mediáticas, lingüísticas, económicas, globalizadas. El


grupo y el psicodrama ponen en escena la producción del
ser social, el biopoder como una forma de poder que regula
la vida social desde el interior de los sujetos y que se drama-
tiza en los grupos en su dimensión biomicropolítica. Esto no
implica, por cierto, negar la individualidad de cada sujeto.
Implica poner en cuestión esta subjetividad serializada a
partir de poner en cuestión ideas y pensamientos preestable-
cidos.
La verdadera pelea y diferencia está en el terreno de las
ideas y de los actos singulares y colectivos. Singular no alude
a lo individual sino al abandono en los actos y su correlato
en el terreno de las ideas o viceversa, de los mitos capturan-
tes del capitalismo. No es sólo una cuestión de voluntad.
Implica necesariamente un trabajo cotidiano arduo sobre sí
y sobre otros. En las acciones, en las reflexiones.
La puesta escena de la dramática grupal a través del psico-
drama devela y revela la multiplicidad de ideas, de conexio-
nes y de mundos que habitan en cada uno de nosotros,
devela lo subjetivo individual de cómo cada uno ha ido
armando su mundo y también la subjetividad serializada,
masificada.

La Formación en Psicodrama (2)


Sólo se aprende a aplicar una técnica psicodramática en psi-
codrama si se vivencia dicha técnica en el mismo proceso
grupal, en donde ésta es aplicada realizando los alumnos
una experiencia de grupalidad. Como coordinadores asisti-
mos tanto a importantes cambios personales en sus integran-
34 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

tes, como a deserciones prematuras que, en general, salvo


situaciones muy específicas, tienen que ver con los múltiples
efectos movilizadores que el aprendizaje de esta técnica pro-
mueve, en virtud de la inclusión de niveles corporales de alto
compromiso, así también como por el pasaje a través de una
experiencia grupal. La multiplicidad de sentidos y de lecturas
que se realizan siempre estará relacionada con las interven-
ciones adecuadas desde la coordinación, ya sea desde lo
verbal o desde lo corporal pero que exceda la acción en sí
misma. Si recordamos que en las reuniones donde se aplica
la técnica psicodramática siempre hay un espacio para la
dramatización, otro para los comentarios verbales anteriores
y/o posteriores a la misma y la intervención desde la coordi-
nación, le daremos el justo status a cada momento: El cuer-
po, la verbalización, la interpretación o el señalamiento.
Toda formación en psicodrama con la concepción que he
intentado explicitar, implica necesariamente un programa
que incluya ítems generales relacionados con la técnica en sí
misma (soliloquios, cambio de roles, doble, rol-playing), y el
conocimiento de ciertos ejercicios que constituyen el back-
ground que todo psicodramatista debe poseer en su entrena-
miento como tal (pasaje por el escenario, el bote, la despedi-
da, el espejo, etc.). El coordinador va a proponer uno u otro
en función del momento por el que atraviese el grupo. Se
suele incluir momentos de multiplicación dramática, ya que
es la técnica por excelencia para promover tanto la creación
grupal como la lectura de la dinámica como los procesos de
producción de subjetividad.
Un grupo no se constituye per se, por lo tanto en un primer
momento se deben fomentar los procesos identificatorios
CAPITULo
APITULo I 35

entre sus miembros, que den lugar a que se instale una trans-
ferencia positiva hacia los coordinadores, la institución y el
aprendizaje en sí mismo, Movimientos de inclusión-exclu-
sión, mirar y ser mirado, la inclusión paulatina del propio
cuerpo, el contacto con el cuerpo de los otros, etc. El registro
de estas sensaciones corporales permiten que los integrantes
vayan construyendo un espacio y un tiempo de trabajo que,
en virtud de la intimidad y la cohesión, creen en las condi-
ciones de posibilidad para que el aprendizaje se dé.
La formación en psicodrama interioriza en el coordinador
una concepción dramática del espacio, del movimiento de
los cuerpos, de la relación de los cuerpos entre sí, aprende a
pensar en imágenes, en escenas, aprende a registrar emocio-
nes y sensaciones corporales, a decodificar un sinnúmero de
gestos y de constelaciones de movimientos. Interioriza así un
método de observación e investigación cualitativo, que se
independiza de la técnica que utilice, constituyéndose en la
vía regia de acceso al conocimiento profundo de lo que suce-
de en una comunidad, en un grupo, en una institución.
observa los códigos, los secretos, los tiempos, el drama, la
tragedia, la secuencia, el desenlace. Se analizan las escenas
que aparecen en la realidad que conforman en sí mismas
verdaderas radiografías de lo cotidiano. Aplicando la técnica,
se congela la imagen a través de una escena y se desarrolla
el acto a través de la dramatización. Pero las escenas a las
que aludo no tienen que ver con la aplicación de la técnica.
Son escenas que aparecen en la cotidianeidad. Cada escena
es una forma particular y singular relacionada con otras for-
mas escenas posibles que implican una organización y un
orden/desorden. Conforman así una Etnografía Cotidiana
36 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

que se hace visible a partir de la observación aguda de un


coordinador idóneo.
Todo grupo brinda la posibilidad de intercambiar y aprender,
desarrollar las potencialidades individuales, del propio grupo
y de la institución a la que pertenece. Conforma en sí mismo,
pero no per se, la posibilidad de configurarse como un espa-
cio intermedio estratégico en donde operan las inscripciones
sociales, históricas, individuales, institucionales, poniendo en
evidencia las múltiples representaciones de una comunidad
determinada. Está en este sentido “más allá” de una simple
repetición.
Como explicité anteriormente este espacio intermedio, de
como sí, es lo que posibilita la actividad creadora. El grupo
no es un espejo institucional, social, individual. No refleja las
situaciones externas a sí mismo. Es él mismo la situación,
todo está allí. Presente/Ausente. La técnica dramática es la
técnica por excelencia que devela y revela tales procesos de
producción subjetiva.
Ya estemos realizando ejercicios gestálticos, juegos dramáti-
cos, escenas propuestas desde el discurso individual o gru-
pal, escenas fabuladas, sueños, ensueños dirigidos o multi-
plicación dramática, en todo momento convocamos esce-
nas.
Es en la Multiplicación Dramática la técnica por excelencia
donde encontramos esta apropiación de la escena. Pero esto
no implica que baste implementar la técnica para que dicha
apropiación y recreación se produzca. Es necesario un movi-
miento de creación dentro del grupo, que tenga que ver con
el momento por el que ese grupo esté atravesando, donde
prime la creación sobre la repetición. Dado este momento
CAPITULo
APITULo I 37

cualquier técnica utilizada (juegos, dramatizaciones, multipli-


cación dramática), va a dar lugar a la multiplicidad de senti-
dos de la que antes hablaba.
En el trabajo en el grupo de formación en psicodrama se pri-
vilegia tanto el espacio dramático, como los momentos en
que cada uno relata ideas, sensaciones, imágenes acerca de
lo acontecido, siendo este el momento de la Multiplicación
reflexiva del acontecer grupal. No podríamos quedarnos
con una sola idea o producción sin que esto implique un cer-
cenamiento evidente del resto y, al estilo de la multiplicación
dramática, englobamos en este momento los múltiples senti-
dos reflexivos de la Producción Individual, Grupal,
Institucional y / o Social.
En la formación se plantean objetivos que necesariamente
implican un aprendizaje en el cuerpo, en el terreno de las
ideas y en los actos colectivos. Los ejercicios y las escenas
van permitiendo que el alumno comience a reconocer cier-
tas zonas imaginativas y creativas de sí mismo y de los otros.
Que comience a reconocer las pautas estereotipadas de rela-
ción, lo escrito en el cuerpo, la producción del ser social; el
biopoder. Sus zonas conflictivas que producen dificultades
en la tarea. Aprende a mirar, a registrar sus emociones y sen-
saciones corporales, intenta registrar el encuentro con el otro
y con el colectivo y qué afecciones le produce, a pensar en
imágenes, a conectarse con el rol que le asigna el compañe-
ro, a utilizar el espacio. Desarrolla de esta forma la capacidad
de introspección. Damos mucha importancia a la observa-
ción. Esta observación es una observación afectada, libidi-
nal, implicada. otra cuestión es que los alumnos comiencen
a tolerar el caos que provoca el psicodrama y el no enten-
38 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

der lo múltiple, desordenado y lleno de imágenes. Que


aprendamos juntos a desarrollar la capacidad de producción
colectiva aprendiendo la horizontalidad e intentando pensar
en plano. Diferenciaremos catarsis de insight; dramatización
de acting out y dramatización de actuación actoral.
La secuencia típica de una reunión de trabajo consta de cua-
tro momentos:
1) Warming
2) Trabajo psicodramático en sí mismo
3) Multiplicación reflexiva
4) reflexión teórica
Para que esta secuencia fuera la expresión más exacta de
cómo trabajamos deberíamos, como los dados en el juego
de dados, poner todos los momentos dentro del cubilete y
tirarlos en cada reunión para ver como viene el “juego” esta
vez.
Los coordinadores docentes proponen ejercicios, restituyen
lo observado con criterio pedagógico; informan de los aspec-
tos teóricos y técnicos en juego en los ejercicios psicodramá-
ticos.
Todo lo dicho va conformando un modelo de coordinación
grupal y es en la tarea con los futuros coordinadores, más
allá del aprendizaje de la técnica, en que dicha transmisión
es posible. La intervención del coordinador como soporte de
la producción grupal-institucional y / o social, implica
necesariamente el acompañamiento del devenir grupal atra-
vesando los múltiples momentos del vaivén creación-repeti-
ción-rememoración, sujeción-estaticidad.
Hay temas recurrentes en la formación de coordinadores
grupales, en especial cuando se trata de trasmitir un modelo
CAPITULo
APITULo I 39

de trabajo y enseñar una técnica. Sintetizaría cuatro


cuestiones:
- El difícil pasaje del pensamiento en imágenes o en palabras
al pensamiento en escenas y viceversa. Este tránsito conlle-
va innumerables obstáculos de diferente orden y muchas
veces resistencias y defensas intelectuales, emocionales y psí-
quicas.
- La lectura desde la coordinación de aquello que acontece
en el grupo y que da cuenta de las formaciones grupales, la
conformación de las redes de identificación y transferencia,
las ilusiones, el interjuego de roles, los proyectos, etc. ¿Cómo
y cuándo se interviene? ¿El coordinador devela, interpreta,
señala, acompaña?
- El lugar del coordinador como soporte de la producción del
grupo que lo convierte en algo así como el lugar de la crea-
ción sobre la creación.
- El grupo y el psicodrama como lugar de producción de sub-
jetividad. Dimensión biomicropolítica. Producción del ser
social. Las máquinas Sociales producen el ser. El biopoder
como una forma de poder que regula la vida social desde el
interior de los sujetos. Desde sus cuerpos.
Psicodrama-Grupos- Encuentros- Afecciones

Los Grupos
Existe aún hoy en ciertos ámbitos académicos la necesidad
de plantear, tanto desde lo clínico como desde lo teórico, la
legitimidad de las prácticas grupales dentro del quehacer de
los profesionales de la Salud Mental. Más que una anacro-
nía temporal hace pensar en una cuestión que a lo largo de
40 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

los años repite, insiste, casi cíclicamente sin llegar a diluci-


darse. Hoy asistimos a una transformación en las ideas, cre-
encias y representaciones tanto desde las teorías como de
sus prácticas, que nos impulsa a efectuar una nueva lectura
de la heterogeneidad presente en la relación del hombre con
los otros, con la naturaleza y con su subjetividad. El texto en
donde Freud hace referencia a los fenómenos colectivos,
“Psicología de las masas y análisis del yo”, implica desde sus
comienzos nociones metapsicológicas que los analistas insis-
timos en renegar en sus referencias a lo colectivo, negándo-
le al psicoanálisis la posibilidad de pensar las distintas
dimensiones de las formaciones grupales, institucionales y
comunitarias. La problemática freudiana no alude a distin-
tos conjuntos empíricos o fácticos, sino a conceptos teóricos
que al no ser pensados en su complejidad y movimiento
limitan los aportes sobre la grupalidad y sus perspectivas his-
tórico-sociales. La afirmación escuchada y repetida hasta el
cansancio que toda psicología individual es simultáneamen-
te una Psicología Social es una frase que se nos impone elu-
cidar. Lo mismo cuando incluye y desarrolla el concepto de
identificación y los vaivenes de su proceso. El texto freudia-
no así entendido más que para re-producir sus concepciones
lo entenderemos y nos apropiaremos de él como texto vivo
en movimiento, como productividad. La relación entre el
texto y el lector será concebida como la relación de dos pro-
ductividades que si se encuentran, si coinciden en un
momento determinado crean un espacio. No solo nos comu-
nica y describe concepciones, conclusiones, ideas. También
nos propone un juego según los espacios que estemos abier-
tos a crear y producir.
CAPITULo
APITULo I 41

Juan Carlos De Brasi (3) en su texto sobre “El caso de Psi-


cología de las Masas” intenta conceptualizar algunas ideas
abordándolo desde perspectivas no capturadas por interpre-
taciones convencionales. Uno de los primeros temas que
plantea es cómo la problemática de la grupalidad aparece
ligada en el texto a tres rasgos: Complejidad, Movimiento y
Diseminación de los fenómenos grupales, institucionales y
de masa. Señala también que el texto de Freud constituyó en
su época una verdadera “intervención institucional” (en el
sentido que está explicitado el concepto de intervención en
las siguientes páginas) sobre un terreno no propio, que el psi-
coanálisis de su época sustentaba disputar en un universo de
poderes instituidos (teoría del Estado, la sociología, la teolo-
gía, la filosofía positivista). Es habitual que las escuelas de
analistas dividan al Freud de la clínica del Freud denomina-
do “social”, siendo este último habitualmente tildado de sim-
ple, devaluado, no legal. Sin embargo es en este universo en
donde Freud despliega conceptos metapsicológicos sobre lo
social, el líder, la libido, el sujeto, el yo, los procesos de iden-
tificación. “Psicología de las masas”, “Tótem y tabú”, el Moi-
sés, “El malestar en la cultura”, “El porvenir de una ilusión”,
dan cuenta de tales desarrollos.
En “Psicología de las Masas” al intentar explicitar qué es lo
que une o cohesiona a una masa importa desde la teoría de
la afectividad el concepto de libido. “Libido...una expresión
tomada de la teoría de la afectividad. Llamamos así a una
energía considerada como una magnitud cuantitativa, aun-
que no medible, de aquellas pulsiones que tienen que ver
con todo lo que puede sintetizarse como amor.”
Incorpora así la amplia noción de afecto, en el sentido del
42 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

“afectus” de Spinoza, en el sentido de afectar y ser afectado.


Las afecciones son cómo instantes. Spinoza distingue con
mucho rigor la afección y el afecto.
“¿Qué es el afecto? Spinoza nos dice que es algo que la afec-
ción envuelve. La afección envuelve un afecto. La afección
es el efecto instantáneo de una imagen de cosa sobre mí. Por
ejemplo las percepciones son afecciones. La imagen de cosa
asociada a mi acción es una afección. La afección envuelve,
implica: en el seno de la afección hay un afecto. Y, sin
embargo, hay una diferencia de naturaleza entre el afecto y
la afección. ¿Qué es mi afección, es decir la imagen de cosa
y el efecto de esta imagen sobre mi, qué es lo que envuelve?
Envuelve un paso, un paso o una transición, pero hay que
tomarlo en un sentido muy fuerte. Es distinto a una compa-
ración del espíritu. No es una comparación del espíritu entre
dos estados, es un paso o una transición envuelta por toda
afección. Toda afección instantánea envuelve un paso o una
transición. ¿Qué es este paso, esta transición? No es una com-
paración del espíritu, es un pasaje vivido o una transición
vivida, lo que no quiere decir forzosamente consciente”.(4)
Volviendo al texto freudiano, no se trata ni de ansiedades, ni
de sentimientos ni de emociones sino de afectos. De cómo
ellos se organizan (componen), funcionan (sugestionando) y
circulan (contagiando), creando verdaderos “regímenes de
afectación”. Los flujos de energía son constitutivos de estas
conexiones con potencia para transformar. Dice Spinoza que
el alma no está ni encima ni adentro, está con, está en,
expuesta a todos los contactos, a todos los encuentros.
Múltiples sentidos, múltiples escenas, múltiples espacios.
Lo colectivo en sus diferentes expresiones, en los grupos, las
CAPITULo
APITULo I 43

instituciones y en lo comunitario provocan y convocan lo


múltiple, lo azaroso, lo imprevisible, lo caótico.
Establecen una relación necesaria de sentido con lo hetero-
géneo, en donde la contradicción tiene su lugar de expresión
en la multiplicidad de sistemas de significación del hombre,
su universo y su cultura. A pesar de la globalización, a pesar
de la homogeneización de las ideas, de los gustos, de las
marcas, de la territorialidad de lo mismo, desterritorializan,
recrean, producen y reproducen subjetividades.
Para aludir a lo que acontece en un grupo hablaremos de
Procesos Disipativos, designando de esta forma lo azaroso,
no lineal e impredecible del suceder grupal que hacen esta-
llar sus formaciones grupales. Los grupos son procesos en
movimiento, que en su devenir van organizando sus formas
propias. Producen significaciones imaginarias propias que lo
diferencian de los demás grupos y lo nombran en singular.
Corresponde a cómo cada grupo ha ido organizando sus
mitos, sus ilusiones, sus procesos de repetición-creación,
cómo se han establecido sus redes de identificación y trans-
ferencia. Estas son sus formaciones grupales.
Movimiento dinámico, que acompaña y produce la forma
singular.
Existe así un Plus Grupal. Existen formaciones simbólico
imaginarias grupales que diferencian teórica y clínicamente
al colectivo grupo de otros colectivos. Los procesos disipati-
vos les dan creación y movimiento pulverizando sus repeti-
ciones. Aún más, los grupos se constituyen la mayoría de las
veces en la unidad de análisis y el modo posible de interven-
ción en otros colectivos.
Muchas veces algunos de los socioanalistas de la escuela
44 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

francesa hablan del trabajo con grupos en las instituciones


como la trampa grupalista, haciendo referencia a la visión
del grupo sobre sí mismo y a una concepción grupal que
nada tiene que ver con la aquí planteada. El grupo como
unidad de análisis y modo posible de intervención en los
colectivos dan la posibilidad práctica y teórica de pensar los
mismos en sus dimensiones institucionales y comunitarias.
Las prácticas y teorías grupales han tenido sus momentos de
apogeo y también críticas destructivas que han eliminado
por épocas el quehacer clínico, tanto en los servicios públi-
cos como privados. Estas formas de admiración, “el grupo
es lo mejor”, como de re-negación, “el grupo no existe”, han
surgido ligadas, en la Argentina, a momentos político-socia-
les, a hegemonías teórico-profesionales y por qué no actual-
mente a los medios de comunicación de masas.
Las teorías ponen en foco distintos campos de la realidad y
hablan sobre ellos. Las prácticas se realizan en la intersección
de distintas teorías. En la práctica toda localización o focali-
zación se realiza en la contradicción, en la heterogeneidad
de lo múltiple.
Un grupo se organiza como un campo de tensiones alrede-
dor de algunas significaciones imaginarias claves, que cons-
tituyen las formaciones grupales. Son sus mitos, sus ilusio-
nes, el tipo de coordinación, la institución en la que habita,
sus redes de identificación y transferencia. Estas formaciones
grupales recorren los tres registros: lo imaginario, lo simbóli-
co y lo real. Devienen en un social histórico constituido por
el imaginario social, expresado a través de la simbología que
una sociedad construye en sus discursos y sus prácticas. Sus
grupos serán parte de este entramado simbólico. Producen y
CAPITULo
APITULo I 45

reproducen el imaginario social en la forma del singular ima-


ginario grupal. La dimensión grupal así entendida se consti-
tuye en un modo social de producción de múltiples subjeti-
vidades.
Este imaginario social es constitutivo del sujeto y a su vez
recreado o reproducido por él, en efecto de repetición, en su
paso por los grupos e instituciones. Es así como se constitu-
ye lo social instituido presente en el Imaginario Grupal, a
partir de la repetición en singular de estas significaciones
imaginarias sociales. Estas significaciones imaginarias orga-
nizan la información, y el conocimiento que se tiene de ella.
Moldean a los sujetos, a sus grupos y a las instituciones
organizando sus mecanismos de perpetuación y permanen-
cia. Son organizadores de sentido de los actos humanos.
Producen individuos que las reproducen, conformando un
sistema de interpretación del mundo.
La identidad de una sociedad, aquellos atributos que la dife-
rencian específicamente una de otra, están construidos por
sus significaciones imaginarias sociales. Las ideas que una
sociedad tiene acerca de Dios, el poder, el hombre, la natu-
raleza, la mujer, el sexo, el dinero son creadas por los propios
sujetos en el devenir de su historia, y perpetuadas y recrea-
das por las instituciones y los grupos que la habitan. Estos
atributos arbitrarios y específicos no son creados de una vez
y para siempre. Por el contrario constantemente están crean-
do nuevos órdenes sociales, históricos, psíquicos.
Todo esto constituye lo social instituido, presente en los gru-
pos a través del imaginario grupal a partir de la repetición en
singular de estas significaciones imaginarias sociales.
Tanto en la dimensión histórico social como en la dimensión
46 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

grupal lo inédito, lo nuevo, surge por creación. Existen líne-


as de fuga, marginalidades, expresiones de sentido diferen-
tes que adquieren fuerza y movimiento y hacen surgir lo
nuevo, lo instituyente.
Múltiples subjetividades expuestas en la escena grupal. El
grupo así entendido es el lugar por excelencia de producción
subjetiva, de creación y reproducción de sentidos.
El lugar del coordinador es ser soporte de la creación grupal
buscando sus líneas de fuga, marginalidades, sus expresio-
nes de sentido, impregnándose de las intensidades del deve-
nir grupal, donde prevalecen las imágenes confusas, múlti-
ples, sin aparente sentido. Es el momento donde se pierde
todo acompañamiento referencial y el coordinador encuen-
tra en sí mismo el máximo punto de soledad. Soledad del
creador frente la página en blanco, la tela, el pentagrama, la
arcilla. La intervención apresurada del coordinador deja sin
palabra al grupo, le impide situarse como sujeto de su pro-
ducción. Le impide producir un pensamiento nómade por
fuera de lo normativo. Infinitas inscripciones, infinitos senti-
dos van a dar lugar a producciones grupales, producciones
institucionales, producciones sociales.
En este sentido los grupos se constituyen en el lugar por
excelencia de producción de subjetividades, creando las
condiciones de posibilidad para elaborar, transferir y produ-
cir conocimientos, poniendo en cuestión ideas, creencias,
sistemas de valores, favoreciendo así la transformación de
realidades. Y el Psicodrama es la vía regia de acceso a las
producciones grupales.
Desde ésta concepción múltiple, se diseñan estrategias de
intervención institucional, comunitaria, educacional, a través
CAPITULo
APITULo I 47

del trabajo específico con el dispositivo grupal, articulando el


discurso teórico con sus prácticas.
Serie-Grupo-Institución-Masa-Comunidades
Formaciones productivas y productoras de efectos de senti-
do, de significaciones, que constituyen en permanente atra-
vesamiento un campo de tensiones múltiples. Si bien es cier-
to que cada colectivo conserva su especificidad no pueden
ser pensados los unos sin los otros, se desdibuja el
arriba/abajo, adentro/afuera, principio/fin. Es así cómo las
diferentes organizaciones regulan, recrean, organizan, crean
y producen subjetividades. Y no se trata sólo de relaciones
interpersonales en el plano de lo social-histórico. El sujeto se
constituye en el otro y por el otro. La familia, la escuela, el
Estado, la educación son los mediadores de la cultura crean-
do subjetividades que corresponden a éste social-histórico.
Los procesos de identificación que dan lugar a la constitu-
ción del sujeto como humano, y por ende sujeto del incons-
ciente, conforman un verdadero circuito abierto de relacio-
nes que dan lugar a la producción y reproducción de signi-
ficaciones, cada uno en y con su especificidad en singular,
creando y recreando subjetividades diversas y similares.
No se trata de negar las especificidades teóricas que derivan
de las distintas teorías que intentan dilucidar al hombre
como sujeto social, como sujeto en relación, como sujeto
individual. Tampoco suponer que una teoría puede explicar
todo. Los hombres, la sociedad producen sistemas significan-
tes, contradictorios, múltiples, abiertos. La complejidad de
las ciencias nos remite a campos problemáticos de saberes.
Las relaciones entre los hombres en el campo de lo colectivo
ligan y separan, creando ilusiones y mitos de una alta efica-
48 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

cia simbólica.
Muchas veces, pensamos que las teorizaciones sobre lo gru-
pal se encuentran en déficit en relación con los desarrollos
teóricos del psicoanálisis, pero en realidad tratamos de abor-
dar el campo grupal desde los criterios epistemológicos tra-
dicionales,buscando constituir el objeto teórico grupo. Y más
que un objeto teórico, los grupos se constituyen en el ámbi-
to de la teoría en un campo problemático imposible de abor-
dar desde una sola disciplina. Esto implica renunciar a teo-
rizar lo grupal desde los modelos tradicionales y orientarse a
encontrarlo en los anudamientos que constituyen los múlti-
ples acontecimientos que se producen en el campo grupal.
Si bien en la constitución y devenir de un grupo están pre-
sentes inscripciones deseantes, económicas, sociales, histó-
ricas, políticas, estos acontecimientos no son fenómenos en
sí mismos. El llamado contexto del grupo es en rigor texto.
No existe una realidad externa que produce mayores o
menores efectos en un grupo, sino que son parte del texto
grupal. Son parte de su drama y atraviesan su devenir. Se
desdibuja así pensar en términos de texto grupal o contexto
grupal y empezamos a pensar en multiplicidades, devenires,
pliegues. Ahora todo esta ahí. Presente/Ausente.
El grupo posibilita, pero no per se, el desarrollo de las poten-
cialidades de cada individuo, del propio grupo y de la insti-
tución a la que pertenece. Se constituye en un espacio inter-
medio estratégico, donde operan las subjetividades sociales-
históricas, individuales e institucionales. Está en este sentido
“más allá” de la simple repetición.
El grupo todo se organiza a partir de sus proyectos, sus ilu-
siones, cómo ha organizado sus redes de identificación, sus
CAPITULo
APITULo I 49

transferencias, adquiere así cierta permanencia que le permi-


te la realización de proyectos. Y existe así un cierto efecto de
repetición, de estaticidad, en la conformación de sus forma-
ciones grupales. Los procesos disipativos convocan lo azaro-
so, lo imprevisible que hace estallar las formaciones grupales.
En el devenir del colectivo las subjetividades producen nue-
vas subjetividades y reproducen las propias.
Afectos y Devenires. Imágenes. Identificaciones. Máquinas.
Multimedia. Sonidos. Tiempos. Música. Palabras. Pretextos.
Segmentos. Líneas.
Con el psicodrama habilitamos en el grupo una zona de
juego, de como sí, que genera las condiciones de posibilidad
para el desbordamiento de los procesos disipativos que
hacen estallar las formaciones grupales, dando lugar a nue-
vas formas de enlace con los otros y consigo mismo, produ-
ciendo acoples, separaciones, encuentros, toques, odios,
amores, ideas, significaciones, fragmentaciones, rupturas de
sentido, dando lugar a nuevas formas de encuentro con sí
mismo, con los otros. Los grupos así entendidos no son
espejos institucionales, sociales, deseantes, históricos. Son
espacios intermitentes que producen y reproducen subjeti-
vidades. Existe sí un Plus Grupal, como existe un plus indi-
vidual, un plus institucional, un plus comunitario, un plus
social. Pero no entendidos como universos cerrados en sí
mismos sino en permanente conexión y atravesamiento. Son
múltiples líneas que se entrelazan, se conectan, se oponen.
Psicodrama- Grupo- Escenas- Afecciones
El grupo como subconjunto micro-bio-social es analizador
de inscripciones sociales, institucionales, comunitarias, indi-
viduales, y del propio grupo. Posibilita la creación de focos
50 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

mutantes de subjetivación. Se convierte en un dispositivo de


subjetivación cuando abandona la serialidad (en el sentido
sartreano), la masividad de los pensamientos y acciones pre-
establecidas.
Cuando abandona el para qué de lo instituido y reinventa
un nuevo modo de estar produciendo así nuevas subjetivi-
dades. Pero quién lo hace. ¿La coordinación o es el grupo el
que lo toma? ¿o es un entre el grupo y la coordinación? Es
en el entre el grupo y su coordinación que se manifiestan
tanto las burocratizaciones de los movimientos instituidos
como la creatividad de los movimientos instituyentes.
Las mutaciones en la subjetividad pueden producirse a esca-
la molecular, microsocial, tanto en una cura analítica, en
una actividad artística, en una actividad política como en la
instalación de dispositivos grupales instituyentes que modi-
fiquen el entorno institucional.

Sinteticemos:

En todo proceso grupal encontramos:


Movimientos - Intensidades - Multiplicidades - Flujos
Líneas de Fuga - Afectaciones - Territorialidades

Devenires: Grupo - Serie - Masa - Grupo - Serie - Masa

Juego de opuestos:
Vaivenes: Instituido-Instituyente / Creación – repetición /
Grupo objeto / Grupo sujeto
CAPITULo
APITULo I 51

Disposiciones Grupales:
Procesos disipativos
red de Identificaciones / red transferencial / régimen de
Afectación
Las Ilusiones Grupales (lo que el grupo desea llegar a ser)
Los Mitos grupales (origen novelado del grupo)
Todo esto constituye la Novela Grupal.

Estas disposiciones grupales tienen que ver con la potencia


de ser que en todo grupo habita. El término disposición está
usado siguiendo la definición del Diccionario Filosófico de
Ferrater Mora que lo define como “cualidades inherentes al
objeto.” Lo más frecuente es considerar las disposiciones
como un predicado (o supuesto predicado de realidades).
Semejante predicado se atribuye a una realidad en el senti-
do de que se presume que dicha realidad podrá oportuna-
mente manifestarse. Potencia, posibilidad. Fuerza.
Son Analizadores Construidos: El Encuadre. La Coordina-
ción. El Contrato.
Los procesos disipativos actúan en todo grupo creando
movimientos, rupturas y caos. Son procesos ligados estre-
chamente a los regímenes de afectación que se instauran
entre los miembros del grupo. Crea así nuevos territorios
existenciales, nuevas cartografías, nuevos agenciamientos de
deseo. Aparecen nuevas componentes de expresión y de
contenido heterogéneo.
Consideremos un Centro de Salud que pertenece a un área
programática de un Hospital General y a un subconjunto
institucional, que es la sala de espera.
Es fundamentalmente un territorio cerrado. Con reglas y fun-
52 DIAGrAMAS DE PSICoDrAMA Y GrUPoS

ciones preestablecidas dictadas por el lugar que la institución


hospital le da. Conjugan dimensiones heterogéneas pero
pueden cobrar vida y organizar así una máquina pulsional
singular, que permitirá mutaciones a escala molecular en las
personas que pasen por ahí. De un espacio cerrado de espe-
ra al transformarse en una Juegoteca que funciona una vez
por semana, mañana y tarde, los profesionales han conver-
tido esta sala de espera en una sala de encuentro. En la
medida que promueve encuentros tiende a crear focos
mutantes de subjetivación colectiva. Del espacio privado del
síntoma somático al juego con otros. No se trata de recrear
sino de crear nuevos universos, hasta el momento ajenos,
que constituyan intercambios múltiples.
Según el grado de apertura (coeficiente de transversalidad)
que tenga este subconjunto institucional con el resto de la
institución, se conformará o no en un nuevo universo colec-
tivo de enunciación. En este sentido podemos definirlo
como un grupo sujeto que propone cortes creativos en el
seno del propio grupo. Tiene la palabra y es el soporte de su
deseo. No necesita incentivos. Sólo el espacio y el encuentro.
La sala de Encuentro.
El grupo objeto es aquel que recibe su ley del exterior y que
tiene una máxima jerarquización piramidal, con roles cosifi-
cados. Traslada el organigrama institucional dentro del
grupo. Es hablado por la institución. Cosificado y alienado.
Sólo espera.
Nunca un grupo es uno o lo otro. Permanente en movimien-
to de lo instituido a lo instituyente. Se encuentra y espera.
¿Qué lugar ocupará el equipo? ¿Estará constituido interdisci-
plinariamente por residentes en psicopedagogía haciendo su
CAPITULo
APITULo I 53

práctica clínica? ¿Evitará esto la burocratización inevitable a


lo largo del tiempo transcurrido? ¿Qué función cumple a
nivel institucional? Esta y otras preguntas sólo pueden ser
contestadas en el tiempo que trascurra y provoque o no
modificaciones y cambios. La transversalidad de un grupo
alude al deseo, a cuanto de sujeto tiene un grupo. A cuál es
el grado o porcentaje de perpetuación de poder instituido
dentro de la institución que se manifiesta en el grupo. La sala
de encuentros posibilita los encuentros. Produce afectacio-
nes. Los cuerpos en el encuentro. La diferencia es lo que
nos desvía de nosotros mismos y nos permite reconocer al
otro, sentirnos afectados, atravesados. El pensamiento y la
acción están al servicio de la potencia creadora.

BIBLIoGrAFIA

Pavlovsky, Eduardo. Estética de la Multiplicidad. En Lo Grupal 10.


Ediciones Búsqueda de Ayllu. 1993.
Castoriadis, Cornelius. La institución imaginaria de la sociedad. Vol
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Kristeva, Julia. El trabajo de la metáfora. Editorial Gedisa,1985.
Deleuze, Gillles. Spinoza y el problema de la expresión. Muchnik
Editores,1975.
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