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Caso Tony

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Tony tiene siete años.

Asiste a una escuela pública regular en la que cursa primero de


primaria: sus padres aceptaron que tiene limitaciones, pero en cuanto a su inteligencia saben
que para su hijo no hay obstáculos.

Tony no lloro al nacer, tuvo hipoxia neonatal (falta de oxígeno al nacer) y una disfunción del
reflejo de deglución. La hipoxia puede provocar múltiples problemas; en este caso afecto las
funciones psicomotoras del niño, que se reflejan en bajo tono muscular, sobre todo en el área
orofacial (cara y todas las articulaciones para producir el habla, problemas de equilibrio y
motricidad fina (dificultades para escribir, recortar manejar objetos pequeños etc.). Debido a
su problema de deglución, en los dos primeros años recibió alimentos líquidos por medio de
sonda, lo que provocó una seria desnutrición. Sus dificultades le producen deficiencias en el
ámbito comunicativo, al tener problema motor, todas las tareas relacionadas con las
habilidades motoras finas le suponen un gran esfuerzo.

Inicio su escolaridad a los tres años en una escuela de educación especial para recibir
estimulación temprana, en la que permaneció un año. Durante este tiempo logro importantes
avances de motricidad y adquirió mayor independencia. Por sus dificultades motrices y su
falta de autosuficiencia, fue inscrito al proceso escolar especial para la atención de problemas
neuromotores. Transcurridos dos años de trabajo, en los que se destaca la participación
constante de los padres de tony, y sus avances fueron considerables, por lo que los profesores
de esta escuela consideraron que estaba preparado para integrarse a una primaria regular.

Cuando se informó a los padres, sintieron gran temor al pensar que Tony podía ser
objeto de burla y rechazo por parte de sus compañeros y maestros. El miedo se fue disipando
con el tiempo ante la evidencia de que su hijo estaba más contento que nunca. Un hecho
relevante que facilito la integración inicial de tony fue la labor informática y de
sensibilización que recibió del personal docente de la primaria por parte de los integrantes de
la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER).

Antes de que tony ingresara a la escuela, la directora, y el equipo de la USAER


hablaron con la maestra acerca de tony y le propusieron que lo aceptara en su grupo. Ella
acepto darle esta oportunidad al niño. Al principio privo la sensación de inseguridad entre el
personal, pero al poco tiempo lo supero.
La maestra de tony es una persona muy comprometida con su labor, estudio en la
Normal y actualmente es pasante de la licenciatura en educación primaria en la Universidad
Pedagógica nacional. Trabaja dos turnos y tiene nueve años de experiencia como docente. A
lo largo de esta trayectoria atendió a otros niños con necesidades educativas especiales y los
ayudo a superar sus problemas de adaptación social y de aprendizaje, mediante la atención
individualizada y materiales variados. Quiso prepararse mejor y capacitarse en las áreas de
lenguaje y motricidad, para poder ayudar más a tony y al resto del grupo. La escuela de Tony
está construida en un terreno en pendiente con desniveles, escaleras y zonas de terracería
porque faltaron recursos para terminarla. Esto preocupaba mucho a sus padres, pero poco a
poco Tony domino el terreno ahora se desplaza bastante bien. Es una escuela grande tiene
más de cuatrocientos alumnos y dos grupos por grado.

Su salón es un espacio austero, y aunque es pequeño para los 33 alumnos del grupo,
está bien iluminado y tiene ventilación adecuada. Los niños trabajan por binas en mesas
rectangulares y cada niño tiene su silla, lo que permite moverlas y organizar actividades en
equipos. Las paredes están decoradas con trabajos de los niños y con material impreso, lo
que convierte al salón en un espacio agradable.

Los compañeros de tony lo han recibido muy bien, lo quieren y lo ayudan; según la
maestra, ella piensa que el éxito del niño tiene mucho que ver con este apoyo. Continuamente
organiza actividades en equipo, para que tony se integre en el aspecto pedagógico y en el
social; el niño es muy inquieto y la profesora cree que se ha desenvuelto adecuadamente en
los dos aspectos.

La maestra no tuvo que cambiar de su forma de enseñanza; ni siquiera cuando planea


objetivos de trabajo, porque el sigue el ritmo de aprendizaje del grupo. También lo evalúa
con los mismos parámetros, considerando el trabajo y la participación diaria, el cumplimiento
de tares, el orden, y aseo en la participación de los trabajos, y el examen. Lo que la maestra
si hace es, solicitar por anticipado a los padres de tony que realicen trabajos de recortado y
pegado necesarios para alguna actividad posterior, con el fin de que el niño no se vea limitado
por sus dificultades específicas. En ocasiones le a más tiempo para finalizar sus ejercicios de
escritura, o le simplifica las tareas para no sobrecargarlo con trabajo manual.
Tony sigue recibiendo apoyo profesional de los integrantes de la USAER, aunque no
tiene atención alguna en el área motora, lo que sería muy importante para mejorar su postura,
el equilibrio, la coordinación y el tono muscular.

La especialista que trabaja con tony estudio en la Normal de Especialización, en el


área de lenguaje. Tiene siete años de experiencia. Se intereso en trabajar con tony porque
estaba segura de podía salir adelante. En las sesiones de trabajo le proporciona estimulación
orofacial para aumentar el tono muscular y así trabajar el lenguaje. La especialista aprovecha
las sesiones para ayudar al niño en cuestiones de autoestima y de concepto personal. También
orienta a su madre y la motiva continuamente para que lo apoye. A pesar de haber recibido
muy poca preparación sobre la integración educativa ha conseguido algunos textos y ha leído
sobre el tema. Sabe que necesita más capacitación, sobre todo para realizar labores de
sensibilización, pues cree que hay mucha resistencia por parte del personal de educación
regular para aceptar la integración de niños con necesidades educativas especiales. Ella
quiere tener la preparación adecuada para realizar una labor de sensibilización de la
comunidad escolar.

Desafortunadamente, la especialista no se comunica de manera sistemática con la maestra de


tony, de modo que no comparten el trabajo que ambas realizan con el niño ni llevan una labor
conjunta. Por tanto, la especialista conoce dificultades que el niño y la maestra enfrentan en
el aula y no interviene en las adecuaciones curriculares.

Tony opina que su escuela es muy bonita y dice tener muchos amigos. En las clases se prestan
materiales, en el recreo convive con ellos y es el portero del equipo de futbol. Quisiera
participar más en otras actividades, le gustaría pertenecer a la escolta de la escuela y ser el
abanderado, pero el reglamento – según le han dicho – no se lo permite.

Físicamente es un niño frágil y enfermizo, y falta con frecuencia a clases. Sin embargo, la
fortaleza de tony no se mide por su peso o estatura, sino por su ímpetu por a la vida, por la
luchar por su independencia por su sed de aprender. Esta muy orgulloso de su trabajo en
clases y se siente satisfecho de sus relaciones sociales en la escuela. Dice que se portar regular
en clase, sabe que es inquieto, pero también reconoce que acaba sus tareas y cuando no
comprende algo acude a la maestra. La clase que más le gusta es matemáticas y lo más
complejo para él es el español, sobre todo la escritura, aunque opina que ni una materia es
difícil en realidad. Le gustaría que la maestra le pusiera más ejercicios de escritura para
mejorar la letra, pero está de acuerdo con la forma en que ella enseña.

Algunos compañeros de tony lo consideran su mejor amigo, están muy contentos en su


escuela y se sienten felices de que tony este en su grupo; le ayudan en clase y en el recreo
juegan todos juntos.

Aunque los padres de tony confían en las posibilidades de su hijo, les fue muy difícil aceptar
su problema. Su madre confía en que la cirugía o un tratamiento puedan curarlo. Le mortifica
muchísimo la facilidad con que enferma y lo difícil que resulta que suba de peso. A pesar de
todo, su madre tiene mucha fortaleza y lucha continuamente por conseguir que su hijo tenga
todo lo que cualquier otro niño. A veces se siente muy abatida y quisiera renunciar, pero al
ver el avance de tony se consuela, además, cuenta con el apoyo de p3ersonas que siempre la
han alentado para que siga apoyándolo. Ella sabe que todavía no ha alcanzado las metas que
se ha propuesto para la educación y formación de su hijo; en este momento lo que le aqueja
es la inseguridad de saber si contara con el apoyo de la futura maestra en el siguiente ciclo
escolar. La madre de tony mantiene buenas relaciones con la maestra y con la directora, y
habla constantemente con ellas. También forma parte de la mesa directiva de la escuela, por
lo que tiene buena relación con el personal y con los padres de familia. En cierta ocasión, la
maestra propuso a sus alumnos el siguiente juego:

Desarrollar una actividad en matemáticas para ampliar el conocimiento de la base decimal


en el sistema de numeración, representando cantidades (no mayores a 100) con fichas o
palitos de colores amarillo, azul y rojo equivalentes a la unidad, la decena y la centena.

Se formaron grupos de 4 o 5 alumnos y cada grupo compartía un mismo material. Esta


actividad ya la conocían los niños porque cuando la maestra indico el nombre del juego, todos
se mostraron contentos. La maestra dijo rápidamente las reglas del juego.

Las fichas amarillas valen uno, cuando junten diez pueden cambiarlas por una azul que valen
10, cuando junten 10 azules pueden cambiarlas por una roja. El primero que tenga la ficha
roja gana. Primero deben elegir al cajero; él va a cambiarles las fichas cuando se lo pidan.
Levanten la mano los equipos que ya tienen cajero. Tiren el dado con cuidado y estén atentos
a su turno.

Aunque algunos ya conocían la actividad, algunos como tony no solo se guiaban por las
indicaciones de la maestra sino también de sus compañeros.

De vez en cuando la maestra detenía el juego para que los niños contaran cuantos tenían y
pudiera saber quién tenía más y quien iba más atrasado. De esta manera, en el equipo había
un momento de reflexión y se intercambiaban opiniones.

En los equipos iban a apareciendo los ganadores. Posteriormente, la maestra hizo una
reflexión con todo el grupo:

Maestra: vamos a ver cuántas fichas tiene cada equipo. Recuerden cuanto valen.

¿Cuánto valen las amarillas?

Niños: un peso (dicen a coro)

Maestra: ¿y las azules?

Niños: 10 pesos

Maestra: si tengo estas dos monedas (enseña una amarilla y una azul) ¿se puede decir que
tengo dos pesos?

Niños: no porque son de diferente color

Maestra: empezando por ahí. Este vale 10 y con esta 11. Esta (azul) es igual a 10 amarillas,
coy a cambiarla, ahora son una, dos, tres… diez y once. Ahora van a contar cuantos tienen.
Patricia ¿cuántos pesos tienes?

Patricia: 50

Maestra: ¿por qué?

Patricia: porque tengo cinco veces 10

Maestra: muy bien, aplauso porque lo dijo muy bien.


Maestra: dinos, tony ¿Cuántos tienes?

Tony: 62

Maestra: ¿por qué?

Tony: porque son azules y dos amarillas

Maestra: ¿Cuántas azules?

Tony: 6

Maestra: ¿y eso cuánto vale?

(Tony empieza a contar lentamente, algunos compañeros lo ayudan)

Tony: 60

Maestra: más las dos amarillas 62. Muy bien tony, tony lo hizo muy bien, un aplauso para
tony.

La maestra siguió preguntando, y felicitando a los niños. Cuando alguien no contestaba


correctamente, pedía a sus compañeros que le explicaran por que no estaba bien. Luego les
dijo que sacaran sus cuadernos de matemáticas y que dibujaran las fichas que habían obtenido
sus compañeros y que escribieran la cantidad con números.

A partir de este momento, la maestra iba diciendo que realizaran diversos ejercicios según el
nivel de cada niño. Algunos se limitaron al ejercicio anterior; a otros se les pedía que hicieran
comparaciones entre los integrantes del equipo y que los ordenaran de mayor a menor. Otros
niños tenían que decir las diferencias entre un jugador y otro. A los de un equipo les pidió
que sumaran la cantidad que había en toda la mesa. Constantemente pedía a los niños
explicaciones de los procedimientos seguidos en la resolución de los problemas. Al finalizar
la tarea, la maestra hizo una valoración individual de la misma, escribiendo las notas en el
cuaderno de los niños.

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