Una Historia Diferente

| INICIAL 3 A 5 AÑOS |
Historia
Una familia diferente
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN INICIAL

Una familia diferente 3 a 5 años | Inicial
Hace unos años, lejos muy

lejos, hubo una gran tormenta
en el mar. Las olas crecían y
crecían, chocando contra las
piedras. Todo se veía oscuro,
porque ni la luna había salido
por la bravura del mar.
2
Como todo pasa, esta tormenta también

pasó, y el mar se tranquilizó. Las olas,
que botan todo a la orilla, empujaron a
unos animales que se habían perdido en
medio de la tormenta.
—¡Ay! ¡Qué terrible tormenta! Mis alas

están todas sucias, llenas de arena y de
muimuys —exclamó una gaviota.
—¿Qué pasó? ¿Qué pasó? ¡Yo solo

estaba jugando en la orilla de la playa!
—dijo un cuy muy confundido.
—¡Cocooó! ¡Cocooó! ¿Dónde estoy?

¿Quién soy? ¿Qué pasó? —dijo
atolondrada la gallina.
—¡Aaaachí! (estornudando) ¿Qué hago

aquí? —exclamó el mono tití.
3
Y lo que había pasado era que la tormenta fue tan, pero tan grande, que
nuestros amigos animales habían sido llevados hacia una isla desconocida,
un pedacito de tierra perdido en medio del mar.
Cuando recuperaron el aliento, elevaron sus cabezas y miraron todo lo que

había alrededor suyo: mar y arena, y un poco de vegetación.
—¿Qué hago aquí? ¡Me perdí! ¡Esta no es mi tierra! —exclamó el cuy, angustiado.
—¡Cocooó! ¿Dónde están mis pollitos? ¡Cocooó! —lloraba la pobre gallina.
4
Y los demás animales seguían

demasiado confundidos para hablar.
Luego de caminar por la orilla de la isla,
cada uno se fue por su lado.
—¡Yo no confío en las gallinas!

¡Aves que no pueden volar!
—decía para sus adentros la gaviota, altiva.
—Me dan miedo los cuyes…ti ti ti ti…

¿y si me comen? ¡Son más grandes que yo!
—pensaba el mono tití.
—¿Qué voy a hacer en una isla perdida

con un mono tití, una gallina y una
gaviota? ¡Oooh! ¡Auxiliooo! ¡Auxiliooo!
¡Auxiliooo! —se lamentaba el cuy.
5
Y es que eran todos muy diferentes, cada uno extrañaba a su familia y a su especie.
Mientras tanto, la isla parecía desierta. Cada uno buscó un refugio.
—¡Yo me subiré a este árbol! —decidió el mono tití.
—Y yo voy a cavar aquí un huequito —dijo el cuy.
—¡Yo me guardaré entre estos arbustos! —exclamó la gaviota.
—Y yo… ¡cocó! ¿Dónde podría dormir yo? Me haré una casita, algo que me cubra
con todas estas plantas secas —dijo la gallina, y se puso a construir su vivienda.
6
Y así fueron pasando los días de nuestros amigos animales. La gaviota comía muimuys,
que son unos animalitos que viven en la orilla del mar; mientras el cuy masticaba unas
raíces que encontró cerca de su madriguera. La gallina picoteaba caparazones de
cangrejo que encontraba en la playa, y el mono tití masticaba ramas de hojas frescas.
Se miraban de lejos, pero no se acercaban. Hasta que una noche…
7
¡Volvió la tormenta! El cielo se puso negro y

las nubes disparaban rayos. Los animales,
asustados, se cobijaron en sus refugios.
—¡Ay nooo! ¡Otra vez, no!

—gritaban angustiados.
Pero el viento, la lluvia y los truenos seguían.

De pronto, entró un viento tan, pero tan
fuerte, que la madriguera del cuy desapareció.
8
—¡Ahhhhh! —el cuy no sabía qué hacer, pero

a lo lejos vio que la gallina resistía y se cubría
con unas plantas, así que corrió hacia ella.
—Ga-ga-gallina… ¿puedo quedarme contigo?
—¡Cocooó! ¡Claro que sí! ¡Juntos nos vamos a

proteger mejor! ¡Ven, ven aquí, coge esta
hoja y tápate!
La gaviota, que se había escondido entre

unos arbustos, al ver al cuy y a la gallina
juntos, también corrió hacia ellos.
—¡Traigo esta gran hoja verde! ¡Debajo de ella

podemos estar todos!
—¡Cocooó! ¡Pensé que no te gustábamos las

gallinas! ¡Cocooó! —dijo la gallina.
—¡Eso no importa hoy! ¡Tenemos que trabajar

juntos para sobrevivir!
—¡Cocooó! Está bien, pero mañana

conversamos bien. 9
De pronto, el mono tití se resbaló y rodó y rodó por el tronco del

árbol, hasta caer en un charco... Pero era tan pequeño que no
podía nadar y parecía como que se ahogaba.
—¡Mono tití! ¡Mono tití en peligro!
—¡Yo lo salvo! ¡Yo lo salvo! —dijo la gaviota y con su pico largo,

cogió al mono tití de su pequeña cola y lo puso a salvo.
10
Poco a poco, la tormenta fue pasando y

los nuevos amigos se fueron secando.
A la mañana siguiente, al salir el sol,
hicieron un círculo y se sentaron a
conversar. El cuy tomó la palabra y dijo:
—Amigos… somos muy diferentes… yo soy

un cuy, a mi costado está una gallina, al
frente la gaviota y a mi otro costado un
mono tití. Sí, somos diferentes —afirmó el
cuy— pero nos ha tocado vivir juntos en la
misma isla. ¿Y si trabajamos en equipo
como lo hicimos ayer?
—¡Cocooó! ¡Me parece una gran idea,

señor cuy! Todos los que estén a favor,
levanten la pata…
Y todos levantaron las patas.
11
Desde ese día, nuestros amigos descubrieron que juntos eran más fuertes, que si
colaboraban podían construir un gran refugio donde todos estén protegidos.
Pero no solo eso. La gaviota, con su pico largo, podía conseguir muchos muimuys,
y la gallina los sabía cocinar ¡Así que hacían grandes banquetes! El mono tití que
trepaba alto en cada árbol, encontraba frutos deliciosos que a todos invitaba, y el
cuy conseguía maravillosas raíces de yuca, papa y camote. Cada día la vida en la
isla mejoraba y las tormentas ya no los asustaban.
12
Un buen día, llegó un barco a la isla perdida.
—¡Un barco! ¡Cocooó! ¡Un barco!
—Con este barco podemos regresar a casa —dijo el cuy.
—¡Sí! ¡Cómo extraño a mi familia! —replicó el mono tití.
Exclamaban los animales. Todos querían volver, pero

también querían quedarse.
13
—¡Amigos, compañeros de viaje! —dijo el cuy

en una asamblea— Cada uno de nosotros
tiene a su familia en alguna tierra lejana. Pero
también hemos creado una hermosa familia
en esta isla.
—¡Sí! ¡Bravooo! —exclamaron los demás.
—Porque si algo he aprendido en este viaje,

es que los amigos son como una segunda
familia y siempre estará cada uno de ustedes
en mi corazón —dijo conmovido el cuy.
14
Nuestros amigos se emocionaron y lloraron, hicieron

una última cena de muimuys y cada uno se llevó una
pequeña piedra de recuerdo.
15
Cada uno pudo volver a su tierra y a su familia,

pero nunca se olvidaron, y hasta el día de hoy,
a pesar de que han pasado muchos años,
continúan recordando los momentos que
pasaron con sus amigos en la isla perdida.
Autora: Annemie Cuculiza
16

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Hace unos años, lejos muy

Como todo pasa, esta tormenta también

—¡Ay! ¡Qué terrible tormenta! Mis alas

—¿Qué pasó? ¿Qué pasó? ¡Yo solo

—¡Cocooó! ¡Cocooó! ¿Dónde estoy?

—¡Aaaachí! (estornudando) ¿Qué hago

Cuando recuperaron el aliento, elevaron sus cabezas y miraron todo lo que

—¡Cocooó! ¿Dónde están mis pollitos? ¡Cocooó! —lloraba la pobre gallina.

Y los demás animales seguían

—¡Yo no confío en las gallinas!

—Me dan miedo los cuyes…ti ti ti ti…

—¿Qué voy a hacer en una isla perdida

—¡Yo me subiré a este árbol! —decidió el mono tití.

—Y yo voy a cavar aquí un huequito —dijo el cuy.

—¡Yo me guardaré entre estos arbustos! —exclamó la gaviota.

¡Volvió la tormenta! El cielo se puso negro y

—¡Ay nooo! ¡Otra vez, no!

Pero el viento, la lluvia y los truenos seguían.

—¡Ahhhhh! —el cuy no sabía qué hacer, pero

—Ga-ga-gallina… ¿puedo quedarme contigo?

—¡Cocooó! ¡Claro que sí! ¡Juntos nos vamos a

La gaviota, que se había escondido entre

—¡Traigo esta gran hoja verde! ¡Debajo de ella

—¡Cocooó! ¡Pensé que no te gustábamos las

—¡Eso no importa hoy! ¡Tenemos que trabajar

—¡Cocooó! Está bien, pero mañana

De pronto, el mono tití se resbaló y rodó y rodó por el tronco del

—¡Mono tití! ¡Mono tití en peligro!

—¡Yo lo salvo! ¡Yo lo salvo! —dijo la gaviota y con su pico largo,

Poco a poco, la tormenta fue pasando y

—Amigos… somos muy diferentes… yo soy

—¡Cocooó! ¡Me parece una gran idea,

Y todos levantaron las patas.

Un buen día, llegó un barco a la isla perdida.

—¡Un barco! ¡Cocooó! ¡Un barco!

—Con este barco podemos regresar a casa —dijo el cuy.

—¡Sí! ¡Cómo extraño a mi familia! —replicó el mono tití.

Exclamaban los animales. Todos querían volver, pero

—¡Amigos, compañeros de viaje! —dijo el cuy

—¡Sí! ¡Bravooo! —exclamaron los demás.

—Porque si algo he aprendido en este viaje,

Nuestros amigos se emocionaron y lloraron, hicieron

Cada uno pudo volver a su tierra y a su familia,

Autora: Annemie Cuculiza

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