Mezquitas de Madina Ballis
Mezquitas de Madina Ballis
Mezquitas de Madina Ballis
(VÉLEZ-MÁLAGA)
Resumen: En este artículo se aborda el estudio de las mezquitas existentes en la ciudad de Vélez-
Málaga (madina Ballis) al tiempo de la conquista castellana (1487). Con este fin se han utilizado tanto
fuentes árabes como cristiano-castellanas pertenecientes aL periodo de la conquista. Se añaden
además datos relevantes de carácter artístico y arqueológico. Entre las fuentes cristianas destaca
principalmente la información contenida en el llamado Primer Repartimiento (1487-1495) de Vélez-
Málaga, editado recientemente por Mª Teresa Martín Palma. Se distingue entre las mezquitas
radicadas en la antigua medina o recinto amurallado y las localizadas en el extenso arrabal de la
villa. Finalmente se apuntan una serie de conclusiones.
Palabras clave: Espacios religiosos de al-Andalus. Mezquitas de las medinas andalusíes. Espacios
religiosos de la Vélez-Málaga islámica. Religión y urbanismo hispanomusulmán. Primer
Repartimiento (1487-1495) de Vélez-Málaga (Málaga).
Abstract: This article deals with the study of the existing mosques in the town of Vélez-Málaga
(madina Ballis) at the time of the Castillian conquest (1487).To his purpose, both Arabic and
Christian sources belonging to the conquest period have beeen used. Some relevant data of artistic
and archeological character have been added. Among the Christian sources outstands the information
held in the so-called Primer Repartimiento (1487-1495) de Vélez-Málaga, recently published by Mª
Teresa Martín Palma. In it there is a distinction between the mosques built inside the wall in the old
medina (city) and the mosques located in the broad outskirts of the city. Finally a series of
conclusions are pointed out.
Key words: Religious spaces in al-Andalus. Mosques of the andalusian towns. Religious spaces in
the islamic Vélez-Málaga. Religion and andalusian urban development. Primer Repartimiento (1487-
1495) of Vélez-Málaga (Málaga).
I. PRESENTACIÓN
En un trabajo anterior titulado “Vélez-Málaga, ciudad andalusí. Notas sobre su
estructura urbana”, incorporado posteriomente a nuestro libro De la Algarbía a la
Axarquía. Estudios malagueños de toponimia, historia y urbanismo, publicado en
el año 2002, abordábamos ya el tema de las mezquitas existentes en la Vélez-
Málaga islámica, aunque enmarcado exclusivamente como un elemento central del
entramado urbano de la villa malagueña1. En dicho trabajo, además de fuentes
históricas árabes y cristianas y del análisis de los escasos vestigios conservados,
manejamos un extenso extracto del Repartimiento cristiano de la villa2. Ahora, sin
embargo, con la reciente transcripción y edición crítica del texto castellano del
Primer Repartimiento (1487-1495) por parte de María Teresa Martín Palma,
disponemos de una fuente de primer orden, rigurosamente presentada y editada3,
que puede servirnos para ampliar y desarrollar de forma más precisa el tema que
nos ocupa. Y éste es precisamente el objetivo de nuestra ponencia, a la vez que
incorporar los nuevos datos que se vienen conociendo desde 2002 al respecto.
La antigua madīna Balliš (Vélez-Málaga) reunía todas las características para
ser considerada una pequeña ciudad de al-Andalus. Era cabeza o capital de su
distrito geográfico y político-administrativo (iqlīm); poseía fortaleza o alcazaba
(sede delegada del poder central), cadiazgo, mezquita mayor o aljama, recinto
defensivo amurallado, arrabales y, en suma, todos los componentes propios de una
entidad urbana de mediano tamaño. Sobre su reiterada presencia en las fuentes
árabes andalusíes, así como sobre los elementos más representativos de su
estructura urbana, pueden consultarse nuestras publicaciones y otras obras
especializadas sobre el poblamiento islámico de la región malagueña como las del
profesor Virgilio Martínez Enamorado4. Distinguiremos en un principio entre las
mezquitas radicadas en la antigua medina o recinto amurallado y las localizadas en
el poblado y extenso arrabal, para finalmente apuntar una serie de conclusiones.
1
Chavarría Vargas (2002), pp. 39-67.
2
Moreno de Guerra (1932), pp. 351-425.
3
Los Repartimientos de Vélez-Málaga. Primer Repartimiento, edición y transcripción de Mª Teresa
Martín Palma, Universidad de Granada, Granada, 2005. Vid., bajo las siglas RVM, en V.
Bibliografía.
4
Chavarría Vargas (1997), pp. 186-189; Chavarría Vargas (2002), pp. 39-67; Martínez Enamorado
(2003), pp. 38 y ss. (vid. índice toponímico)
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islámica. Ningún núcleo urbano que careciera de dicha institución religiosa podía
alcanzar la consideración de madīna. Constituía, pues, con el zoco, el verdadero
polo de atracción urbano, el corazón espiritual de la ciudad, un punto neurálgico de
concentración y encuentro, tanto ágora o foro como templo o casa de Dios en
palabras de Pavón Maldonado5. La ciudad se articulaba, en cierta forma, en torno a
este edificio principal, que constaba fundamentalmente de los siguientes elementos:
alminar o torre, patio porticado y oratorio cubierto que albergaba el muro litúrgico
o qibla con el nicho del mih rāb.6 Existían además en el interior el recinto murado
otras mezquitas de segundo orden, llamadas también menores o de barrio.
Ibn Bat,t,ūt,a, el famoso viajero tangerino del siglo XIV que visitó la ciudad en
el trayecto entre Málaga y Granada, calificará de ‘portentosa/maravillosa’ la
mezquita mayor de Vélez-Málaga7. En otras fuentes árabes la nombran al-Masŷid
al-A’zam (mezquita mayor o gran mezquita), ŷāmi’ B.l.š (mezquita aljama de
Vélez) y ŷāmi’ al-jut,ba (aljama del sermón, esto es, mezquita congregacional de
los viernes). Precisamente en estas fetuas o dictámenes religiosos del siglo XV,
recogidas por el jurista magrebí al-Wanšarīsī, hay alusiones circunstanciales al
muro de la qibla (necesitado de reparación a la sazón), a sus predicadores (al-
jat,ibān), al distribuidor de fascículos coránicos y al almuédano o muecín que
convocaba a la oración. En su patio (s+ah n), los campesinos de la localidad
cercana de al-T&ā´ia (La Atalaya de Vélez)8, que solían traer a la ciudad sal y
esparto a cambio de fruta, ponían a secar los higos y allí mismo los empaquetaban.
Por esta razón, así como por conversar y comer mientras los fieles oraban, fueron
expulsados de la mezquita, según nos consta en un dictamen anónimo granadino
del siglo XV9. Frente a ella se encontraba la llamada Rah&bat al-Masŷid al-A’zam
o plaza de la mezquita mayor10. Debe identificarse, sin duda, con el pequeño
rellano o plazoleta que se abre frente a la iglesia de Santa María. El texto del
Primer Repartimiento (1487-1495) la mencionará en alguna ocasión como la
Algima (< ár. ŷāmi’) de Vélez11. Nada sabemos, en cambio, de su extensión
primitiva ni de sus características arquitectónicas originales.
5
Pavón Maldonado (1992), p. 137.
6
Souto Lasala (2004), pp. 103-109. Las mezquitas mayores de los núcleos más impotantes poseían
además almimbar o púlpito; una plataforma elevada y alineada con el mih&rāb (dikka); la
maqs&ūra o recinto reservado para autoridades civiles y religiosas; y también la fuente para las
abluciones rituales.
7
Ibn Bat,t,ūt,a, p. 763.
8
Sobre la identificación y descripción de esta Atalaya de Vélez: Chavarría Vargas/Martínez
Enamorado (2000), pp. 228-231.
9
Al-Wanšarīsī, I, pp. 276-278, VII, pp. 143, 157, XI, p. 97; Lagardère (1995), pp. 61-62, 266, 285,
483. Sobre la reglamentación de los vendedores de higos y sobre la prohibición de comer, dormir y
conversar ruidosamente en la mezquita mayor, vid. el famoso tratado de hisba del sevillano Ibn
‘Abdñn, pp. 85, 133, 182.
10
Al-Wanšarīsī, XI, p. 97; Lagardère (1995), p. 483.
11
RVM, p. 280.
87
Esta mezquita, según una tradición legendaria que parte del falso cronicón de
Flavio Dextro y que difundió el Padre Vedmar, fue levantada sobre la primitiva
iglesia que levantara el mismísimo San Pedro en el año 50. Se dice que en ella dejó
el apóstol por primer obispo a su discípulo San Epeneto. Supuestamente la sede
episcopal perduraría hasta el año 300 de nuestra Era, momento en que es trasladada
a Málaga tras el martirio de su último obispo San Irineo12. Todo ello parece indicar,
más que una realidad histórica, la necesidad de generar una tradición ficticia y
legendaria capaz de justificar la presencia de una comunidad cristiana en tiempos
preislámicos.
Una vez conquistada la ciudad por los Reyes Católicos (mayo de 1487) e
incorporada al reino de Castilla, los monarcas ordenaron erigir sobre ella la iglesia
de Santa María de la Encarnación o Santa María la Mayor. Las crónicas de la
conquista reflejan con unanimidad la transformación religiosa del principal oratorio
islámico de la capital veleña. Pulgar nos dice que se fundaron sobre las mezquitas
de aquella ciudad cinco iglesias, una de ellas a la advocación de Santa María de la
Encarnación. El cronista Diego de Valera, desgranando con mayor detalle este
simbólico y relevante acto institucional, afirma que el rey enbió a mandar a los
perlados que allí estaban que la mezquita mayor se consagrase, e mandó al
provisor de Villafranca que la fiziese alinpiar e ornar en la forma que convenía, e
mandó que se llamase sancta María de la Encarnaçión; lo qual todo se hizo muy
conplidamente. Completa la narración de este hecho trascendental la crónica de
Andres Bernáldez asegurando que, cuando los nobles y cortesanos recibieron al rey
Fernando en la fortaleza, fueron en procesión a la mezquita mayor e más honrrada,
e bendixéronla e ficiéronla iglesia, e púsole el rey, con muy gran devoción, Santa
María de la Encarnación, por vocación13. Los primeros actos de culto cristiano
tuvieron lugar en la mezquita recientemente consagrada. El día 3 de mayo de 1487
celebró en ella la primera misa el cardenal Mendoza, arzobispo de Toledo,
erigiéndose en parroquia en 1489, con sucesivas confirmaciones en 1505 y 1510.
La bella iglesia gótico-mudéjar de Santa María que hoy admiramos se alza
sobre el solar y los cimientos de la antigua mezquita mayor, habiéndose
reaprovechado, sin duda, en su construcción algunos elementos arquitectónicos
basales del edificio precedente. Su artístico claustro, adosado al templo y desde el
que se divisan las más hermosas vistas panorámicas de Vélez y su entorno, pudo
seguir en parte el trazado del patio (s&ah&n) que precedía a las naves. En el
primer cuerpo de la torre (una sala cuadrada cubierta con bóveda octogonal sobre
trompas, a la que se accede por una puerta en el extremo derecho del claustro) pudo
aprovecharse asimismo la base del alminar. La estructura claustro-torre recuerda
inevitablemente la clásica del patio con el alminar a los pies de los oratorios
islámicos. Además, en la estancia (con la antigua cripta) que existe debajo del altar
mayor y la sacristía, se conservan el aljibe que solía utilizarse para las abluciones
12
Madoz (1847-1850), vol. XV, p. 646; Moreno y Rodríguez (1865), p. 64; Pino/Montoro (1979), p.
27.
13
Pulgar, vol. II, p. 279; Valera, p. 236; Bernáldez, p. 176.
88
preceptivas y algunos arcos con alfices de factura más árabe que mudéjar. Todo
ello, su intenso mudejarismo, unido también a otros elementos como un arco
cegado con hornacina que sobresale en la fachada oeste, refleja con nitidez su
originaria inspiración musulmana14.
El Primer Repartimiento cristiano de la villa (1487-1495) cita también en la
antigua medina o recinto interior amurallado otras mezquitas menores y algunas
pequeñas mezquitillas. Las primeras suman un total de cuatro. Son las siguientes:
la que estaba junto a la casa del veedor Alonso de Sanmartín (RVM, p. 114) y la
llamada “mezquita del bastimento” (la mezquita en que está el bastimento de la
çebada: RVM, p. 147), edificio sin continuidad religiosa, destinado al
aprovisionamiento de cebada para la ciudad, situado junto a la tienda del judío
maestre Muysén, en las inmediaciones de la plaza pública (la actual Plaza Roja del
Barrio de la Villa)15. A estas deben añadirse además la mezquita que se menciona
en la calle que viene de la puerta del arrabal fazia la plaça (RVM, pp. 99, 146),
esto es, en la calle Real de la Villa, entre la Puerta Real de la Villa (antigua puerta
del Arrabal)16 y la referida Plaza Roja, y la mezquita sobre la que se levantó la
iglesia de San Juan Evangelista17, que es dentro en la çibdad, iglesia que
desapareció a los pocos años de la conquista cristiana.
En cuanto a las mezquityllas citadas, dos de ellas aparecen bien localizadas
(RVM, pp. 150, 156), una junto al horno del hospital y otra, cerca de la fortaleza,
en la calle que sube al horno de las peñas, mientras que otras dos, sin embargo,
carecen de datos suficientes para poder ser identificadas. Con uno de estos
pequeños oratorios radicados en torno al recinto amurallado debe relacionarse, con
toda probabilidad, la rābit,a, adosada a la muralla, que contaba con una era y varios
pies de olivos entres sus bienes habices y donde no se rezaba más que en Ramadán,
a la que alude un dictamen del siglo XV emitido por el cadí malagueño Ibn
Manzūr18. Con las rentas de los habices se pretendía costear la reparación que
necesitaba y se pagaba además el sueldo del imán que dirigía la oración en el mes
de Ramadán. Ello eleva a 9 o 10 el número total de mezquitas existentes en la
antigua medina andalusí de Balliš, el actual Barrio de la Villa de la capital de la
Axarquía malagueña.
14
Recogen abundante información sobre la iglesia de Santa María de la Encarnación: Madoz (1847-
1850), vol. XV, p. 646; Moreno y Rodríguez (1865), pp. 60-62; Fernández Ramos (1990), pp. 228-
229; Pino/Montoro (1979), pp. 27-34; Aguilar García (1980), pp. 72-75, 145-146; VV. AA.
(1997), pp. 59-62.
15
Sobre las calles y plazas de la medina veleña o Barrio de la Villa: Chavarría Vargas (2002), pp.
51-52.
16
Sobre la posible identificación entre la puerta del arrabal y la denominada posteriormente Puerta
de la Villa o Puerta Real de la Villa, única conservada hasta hoy: Chavarría Vargas (2002), p. 48.
Vid. asimismo Vazquez Rengifo (1998), cap. 4, p. 28.
17
RVM, pp. 96, 99, 112, 167-169.
18
Al-Wanšarīsī, VII, p. 145; Lagardère (1995), p. 284; García Sanjuán (2004), pp. 84-85; Calero
Secall/Martínez Enamorado (2004), pp. 245-246.
89
III. LAS MEZQUITAS DEL ARRABAL
El arrabal veleño (rabad, B.l.š), que se expandió en un valle encajonado al
pie de la fortaleza o alcazaba, aparece mencionado en algunas fetuas del s. XV
recopiladas por al-Wanšarīsī. Las crónicas cristianas de la conquista nos dirán en
sus descripciones de la ciudad hispanomusulmana que tiene junto con los muros
dos grandes arrabales, fortaleçidos de albarradas e de grandes fosados (Pulgar) o
que tiene un grand arrabal a la parte de la mar, el qual tenían mucho fortificado e
barreado (Valera)19. A pesar de que Pulgar señala la existencia de dos arrabales,
parece tratarse más bien de uno solo, muy extenso y poblado, aunque dividido o
repartido en dos zonas o sectores. Uno de ellos, el situado entre el arroyo de la
Molineta y el barrio de la Gloria, se denominaba arrabal de los Gomeres (RVM,
pp. 143, 201), seguramente por haber sido asentamiento histórico de la tribu
beréber norteafricana de los Gumāra. El cronista Bernáldez se referirá siempre a
los arrabales en plural20. Los intensos combates que se libraron durante las
primeras jornadas del asedio cristiano (abril de 1487) causaron graves daños
materiales en el recinto exterior de la ciudad. El real del ejército sitiador se situó
estratégicamente en sus proximidades. Daba comienzo junto a una de las puertas de
la cerca, la llamada precisamente Puerta del Arrabal. Según L. Torres Balbás, era
único y muy extenso para una urbe de mediano tamaño como Vélez-Málaga21.
Poseía varias mezquitas, tenerías propias y judería (la Judería nueva). En él se
localizan además la mayoría de las tiendas, hornos y molinos. Los datos
suministrados por el Repartimiento y otros documentos coétaneos demuestran que
se encontraba muy poblado en el momento de la ocupación cristiana. Quizas pueda
parecer exagerada la cifra de 1000 casas que le asigna una carta22 dirigida a los
jurados del reino de Mallorca y dada en el real de Vélez-Málaga el 27 de abril de
1487. Se hallaba situado en una de las posibles zonas de expansión de la medina: el
estrecho valle que abre el arroyo de San Sebastián entre el cerro de la fortaleza y el
cerro de San Cristóbal, con salida natural al barrio de San Francisco. Ocupaba no
sólo este último, sino también toda la barriada del Arroyo de San Sebastián con el
Pozo del Rey y la Molineta23.
Los arrabales, como verdaderas ciudades adheridas que eran a la ciudad-medina
o núcleo central, se hallaban dotados de todos los servicios necesarios para el
desarrollo de la vida urbana: mezquitas, zocos, alcaicerías, alhóndigas, tiendas,
hornos, posadas, etc24. Dependiendo de su emplazamiento, extensión o número de
19
Pulgar, II, p. 264; Valera, pp. 217, 220.
20
Bernáldez, p. 173.
21
Torres Balbás (1985), p. 189.
22
Memoria, p. 5.
23
Sobre el antiguo arrabal árabe y la barriada del Arroyo de San Sebastián, vid. Morcillo (1975), pp.
13-17.
24
Torrés Balbás (1985), p. 171; Souto Lasala (1995), p. 163.
90
habitantes, podían tener una o varias mezquitas, siendo en este último caso una de
ellas la mezquita mayor o principal del arrabal. Vélez-Málaga, según los datos
conocidos, poseía varias en el exterior de su recinto amurallado, algunas de ellas
transformadas posteriormente en iglesias tras la conquista cristiana de 1487.
Las fuentes árabes, concretamente un dictamen anónimo atribuido al muftí
granadino del s. XV al-Saraqus&tī y recogido en el Mi’yār de al-Wanšarīsī,
mencionan en una ocasión la mezquita del rabad& (arrabal) a propósito de la
consulta dirigida a este jurisconsulto sobre el aprovechamiento por parte de los
vecinos veleños de los materiales de un oratorio rural abandonado25. Otros
dictámenes de época nazarí, recopilados asimismo por al- Wanšarīsī, aluden de
forma indirecta al edificio o local donde los fieles realizaban las abluciones
preceptivas (dar al-wudū’), seguramente una dependencia aneja o próxima a la
propia mezquita26. Consideramos que esta masŷid rabad& B.l.š, la única
mencionada por las fuentes árabes extramuros de la medina veleña, debe
identificarse con una de las mezquitas principales del arrabal veleño.
Los cronistas castellanos de la conquista nos aportan mayor información al
respecto. Según Pulgar, se fundaron sobre las mezquitas de la ciudad cinco iglesias:
Santa María de la Encarnación (sobre la mezquita mayor de la medina), Santiago,
Santa Cruz, San Andrés y San Esteban27. Si exceptuamos estas últimas (San
Andrés y San Esteban), prontamente desaparecidas o, más bien, que nunca llegaron
a fundarse, nos encontramos en el arrabal con dos antiguos edificios religiosos
islámicos que se habían convertido en sendas iglesias cristianas, una bajo la
advocación de Santiago y otra bajo la de la Santa Cruz.
De la primitiva iglesia parroquial de Santiago (pronto reconvertida en el Real
Convento de San Francisco que ha llegado hasta nosotros) sabemos, por Pulgar,
que había sido fundada sobre una antigua mezquita y que, según se afirma en el
Repartimiento, necesitaba urgente reparación, presumiblemente por los daños
sufridos como consecuencia de los cruentos combates que se libraron para la toma
del arrabal28. Debió de ser una de las mezquitas principales del recinto exterior,
situada, como dictan las normas del urbanismo andalusí, en una zona céntrica y
populosa (la calle principal de Santiago), con tiendas, hornos, mesones y molinos
en sus alrededores29. En 1498, la parroquia de Santiago, por deseo expreso de los
Reyes Católicos tal como consta en la cédula expedida en Ocaña (Toledo), se
convirtió en convento franciscano, incorporándosele en la primera mitad del siglo
XVI un airoso claustro mudéjar. El estado actual de San Francisco, sin huellas
25
Al-Wanšarīsī, VII, p. 142; Lagardère (1995), p. 266.
26
Al-Wanšarīsī, VII, p. 184; Lagardère (1995), p. 266.
27
Pulgar, II, p. 279. Los autores de la Guía de Vélez.Málaga (VV. AA., 1997, p. 288) piensan sobre
los tres últimos casos, es decir, sobre Santa Cruz, San Andrés y San Esteban, en una fundación de
hecho que no llegó nunca a materializarse realmente.
28
Pulgar, II, p. 279; Moreno de Guerra (1932), pp. 375-376, 390-391, 399-401.
29
RVM, pp. 96, 124, 128, 135, 157-158, 212, 244.
91
visibles de su pasado musulmán, se debe en gran parte a las modificaciones
barrocas realizadas a lo largo del siglo XVIII30. No obstante, los últimos hallazgos
corroboran de forma material el aprovechamiento de algunos elementos
arquitectónicos de la primitiva mezquita. Recientes obras realizadas en una pared
que formaba parte de la torre de la iglesia han puesto al descubierto una interesante
labor decorativa de “sebka” del antiguo alminar, que, por sus características y
estilo, Iranzo Lisbona y otros autores relacionan con los alminares axárquicos de
Salares y Árchez, fechados en el siglo XIII31. El paño de “sebka” aparecido, con
arcos mixtilíneos de ladrillo formando rombos, se halla en la galeria superior del
claustro, concretamente en la sala que sirve de pequeño archivo conventual, y viene
a coincidir con la parte externa, ahora oculta, de la la torre-campanario que fue, sin
duda, el alminar de la mezquita preexistente. Descubrimiento este que, por cierto,
corrobora lo expresado por el cronista local Vázquez Rengifo en relación con el
Convento de San Francisco, donde había una mezquita y en ella los cristianos
fundaron una iglesia de la advocación de Señor Santiago, en que hoy está la torre
donde los moros tenían su almuédano, que es el que como campana, dando muy
grandes voces, llama a los moros que vayan a la zalá y ahora sirve de
campanario.32
Sobre otra de las mezquitas existentes en el arrabal se levantó por iniciativa real
la iglesia de Santa Cruz, necesitada asimismo de reparo poco tiempo después de su
transformación33. Aunque tempranamente desaparecida, debió de estar situada en
torno a la plazuela de la Santa Cruz, al inicio del Arroyo de San Sebastián. El
pequeño conjunto en forma de templete que allí se encuentra, conocido por la
Santa Cruz o Cruz del Arrabal, tal vez pudo hallarse adosado, en opinión de F. del
Pino y F. Montoro, al templo primitivo hoy desaparecido34. Caso distinto es el de la
iglesia de San Sebastián, sita en el arrrabal y mencionada por el Primer
Repartimiento (RVM, pp. 96, 136, 166) entre las primeras fundaciones eclesiales
de la ciudad, pero que, si nos atenemos a la información transmitida por Pulgar, no
se levantó sobre ninguna de las mezquitas preexistentes. Fue erigida en 1487 por
los Reyes Católicos en memoria de un famoso episodio de la conquista relatado por
Hernando del Pulgar en el que perdió la vida el palafranero real Sebastián Sánchez
Pelao, quien protegió con su cuerpo al rey Fernando para librarlo de una lanza
enemiga. Dio su nombre al arroyo homónimo (arroyo de San Sebastián) y al barrio
del viejo arrabal árabe35. Los restos de la arruinada ermita de San Sebastián, que
30
Aguilar García (1980), pp. 98, 204; Pino/Montoro (1979), pp. 119-124; Iranzo Lisbona (1994), pp.
7-39: VV. AA. (1997), pp. 62-65.
31
Iranzo Lisbona (1994), p. 7; VV. AA. (1997), p. 65; VV. AA. (1999), s/p.
32
Vázquez Rengifo (1998), p. 39.
33
Pulgar, II, p. 279; RVM, p. 96; Moreno de Guerra (1932), pp. 375-376; López de Coca (1977), p.
375.
34
Pino/Montoro (1977), pp. 49-51. También sobre la Cruz del Arrabal: VV. AA. (1997), p. 83.
35
Parece ser fundación expresa, por iniciativa real, sobre un solar no edificado. El cronista local
Vázquez Rengifo, cuando alude a la iglesia de San Sebastián, nada dice de su posible erección
sobre una antigua mezquita: ... barrio que hoy llaman de San Sebastián, por una iglesia que está
92
permanecen en un lamentable estado de abandono, se encuentran en el último
tramo del barrio de su nombre, uno de los puntos extremos de la población en la
época de la conquista36.
Una mezquita que se cita repetidamente en el Repartimiento (RVM, pp. 124,
135, 158, 176, 212, 215), que era iglesia despoblada y donde moraba un repoblador
llamado Barranco, aunque luego le fue asignada a Alonso López de Pliego, ha sido
identificada con el actual emplazamiento de la vivienda sita en la calle de La Gloria
nº 2, junto al palacio renacentista de los marqueses de Beniel. En esta vivienda han
sido descubiertos recientemente el muro de la qibla de la antigua mezquita y el
arco del nicho del mih&rāb, de cronología nazarí, con textos epigráficos coránicos
a lo largo del alfiz. Dicho arco del mih&rāb, de incuestionable valor histórico y
artístico, se halla en proceso de restauración y ha sido estudiado
pormenorizadamente por M. Acién Almansa, Mª Antonia Martínez Núñez y otros
autores37.
Además de esta última hay que contar, según los datos transmitidos por el
Primer Repartimiento, con otras cuatro mezquitas más, a saber: una mezquita
pequeña, que está en el alcayçería desbaratada (RVM, p. 160), una casylla caída
que solía ser mezquita (RVM, pp. 127, 142, 214), una mezquita... deçendiendo de
la plaça del arrabal (RVM, p. 164) y, por último, otra mezquita pequeña que
resulta díficil de localizar (RVM, p. 140) . Y calificadas como “mezquitillas”
aparecen la del arroyo de las tenerías o arroyo de San Sebastián (RVM, pp. 161,
163-164) y otra existente en una de las barreras extremas del arrabal (RVM, pp.
159-160).
En la zona periurbana, fuera de las barreras del arrabal, se menciona una
mezquitylla (RVM, p. 164) que quizás pueda corresponder a la rábita o castillo de
los Gomeres del cerro de San Cristóbal, donde posteriormente había de construirse
la ermita de Nuestra Señora de los Remedios38.
IV. CONCLUSIONES
a) Con la información de que disponemos puede afirmarse que la Vélez-Málaga
nazarí de 1487, al tiempo de su conquista por los Reyes Católicos, contaba con un
total aproximado de 18 mezquitas, incluyendo en este número tanto las existentes
en la medina como en los arrabales, con la mezquita mayor o mezquita aljama e
en él que se llama así y es la primera que hubo en esta ciudad, que los Católicos Reyes, cuando la
ganaron, la mandaron hacer de aquella advocación, por haberse enterrado en la parte que se
fundó un paje suyo que le mataron los moros con una saeta (cap. 4, p. 28).
36
Madoz (1847-1850), vol. XV, p. 647; Pino/Montoro (1977), pp. 53-54; VV. AA. (1997), pp. 75-
76.
37
VV. AA. (2005), pp. 36-49. Sobre las diferentes estructuras y características de los mih&rāb/s de
las pequeñas ciudades y núcleos rurales de al-Andalus: Calvo Capìlla (2004), pp. 55-58.
38
Védmar (1652); VV. AA. (2005), p. 38.
93
incluso con alguna rábita urbana. Cifra menor, evidentemente, que las 26 o más
que le correspondían a una ciudad capital provincial o de kūra como era la Málaga
musulmana39, y cifra también menor respecto a la veintena de oratorios que poseía
una madīna de mayor entidad demográfica como era la Ronda musulmana recién
conquistada por los cristianos40. Sin embargo, una estimación más ponderada nos
obliga a disminuir un tanto esta cifra para situarla en torno a unas 15 mezquitas,
puesto que puede darse la circunstancia, sobre todo en mezquitas que carecen de
una localización exacta, de que algunas menciones del Repartimiento tratadas en
un principio como independientes correspondan a un mismo oratorio.
b) Gracias a las noticias transmitidas por las fuentes castellanas de la conquista
cristiana conocemos que sobre algunas de las mezquitas existentes en madīna
Balliš se levantaron varias iglesias en la localidad en los años inmediatamente
posteriores a la toma de la ciudad. Algunas de estas iglesias han perdurado hasta
nuestro días (Santa María de la Encarnación e iglesia de Santiago, hoy Real
Convento de San Francisco), habiéndose conservado en algún caso determinados
elementos originales del espacio religioso musulmán precedente. Otras, por el
contrario, tuvieron que desaparecer tempranamente y no han llegado hasta nosotros
(casos de las primitivas iglesias de la Santa Cruz y de San Juan Evangelista).
Finalmente dos de los templos cristianos que, según el cronista Pulgar, fueron
erigidos sobre mezquitas (San Esteban y San Andrés), probablemente ni siquiera
llegaron a fundarse o tuvieron efímera existencia, puesto que carecemos por
completo de testimonios sobre su pervivencia y, de hecho, no aparecen
mencionados en el Primer Repartimiento (1487-1495) de la villa.
c) Sin embargo, gran parte de los oratorios musulmanes de la antigua madīna
Balliš no fueron consagrados o sacralizados para el culto cristiano que el nuevo
orden imponía, sino que fueron readaptados para servir de viviendas a los nuevos
repobladores llegados a la ciudad. Naturalmente, los restos originales de estos
edificios religiosos islámicos, destruidos tras sucesivas reformas constructivas o
desaparecidos con el paso de los siglos, no han llegado hasta nuestro tiempo, salvo
algún caso excepcional como es el de la vivienda de la calle La Gloria nº 2, donde
se ha conservado el artístico arco del mih&rāb que se halla actualmente en proceso
de restauración. Quizás futuras intervenciones arqueológicas en el casco histórico
de la ciudad medieval, o bien hallazgos fortuitos relacionados con la ejecución de
obras, podrán aportar nueva luz sobre las entidades religiosas de la urbe islámica.
d) Testimonios documentales, tanto árabes como cristianos, constatan asimismo
la presencia de rábitas urbanas y periurbanas en la ciudad. Entre las primeras,
según queda dicho, conocemos, gracias al volumen de información transmitido por
el jurisconsulto magrebí al-Wanšarīsī, la existencia de una pequeña rábita que
lindaba con la muralla urbana. Respecto a las segundas, que hubieron de situarse en
el ámbito periurbano generado por la ciudad, constan noticias del emplazamiento
39
Calero Secall/Martínez Enamorado (1995), pp. 200-203; Aguilar García (1980), pp. 27-33; Aguilar
García (1991), pp. 389-409.
40
Carriazo (1954), p. 23; Pavón Maldonado (1980), pp. 136-137.
94
de una mezquitilla o pequeña rábita en el cerro de San Cristobal, más allá de las
barreras que cerraban el arrabal.
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