La Metamedicina
La Metamedicina
La Metamedicina
La metamedicina
La sexualidad.
Se analizan los impactos de los flujos, desde todas las perspectivas posibles; desde su frente
hasta los laterales, y por encima de ellos. Aquellas manchas de colores, aquellas formas que
parecían ser un derrame de locura del ojo que lo percibía, y permanecía en inquietud, se
convertirá en un estudio de esa catapsis de esa forma presente de los órganos y de los
cuerpos.
Son los médicos de la Metamedicina quienes conducen los cuerpos hacia el flujo de la luz que
activa las fuerzas, que arregla las imperfecciones y encausa el movimiento que se
desenvuelven en los cuerpos.
Prevenir se convierte entonces en una alerta contra todo aquella que detenga, y sea agente
de una causante de atrofización; en una cautela que, tras el cuidado del cuerpo del paciente,
ayude a estabilizar y volver a sus cauces aquello que perturba ese estado de sensibilidad; la
reactivación de los medios dormidos y de las vibraciones fuera de los niveles armónicos.
Todo es importante, todo califica dentro de lo imprescindible, tanto aquello que experimenta la
percepción con el mundo exterior como aquel que lo hace con el interior. Es necesario que lo
que yace afuera tenga la armonía y la seguridad de la continuidad, porque al menor signo de
interrupción aunque pueda producirse una desaceleración de las fuerzas, tiene como
resultado la alteración de los nervios en la percepción. Toda aparición, movimiento o
denotación genera una respuesta de reacción por expectativas, razón o sensibilidad hacia
cada una de las cosas que yacen frente a la percepción. Esta respuesta transforma en
impulso y viaja a través de los nervios hacia el interior al mismo tiempo que vuelve a salir, es
ésta la reacción del cuerpo, su naturaleza de expresión, externa-interna.
Es tan importante lo que sucede dentro como fuera, la superficie es tan imprescindible
conocerla como la profundidad, no hay una parte que no tenga en todos los eslabones la
continuidad de la falta de importancia
Esta nueva forma de servicio de la medicina, esta virtud que se ha mezclado con el
conocimiento y la devoción, encuentra su fin, después de haberse ubicado más allá de la
enfermedad, posterior a esta; en la enfermedad, tratándola; y delante de ésta, previniéndola,
deteniendo cualquier estado que lleve a un signo o síntoma; ya el mal permanece en
concepción ajena a los cuerpos, fuera de acción, desalojado de los cuerpos para aislarla en la
razón, el único medio de expresión que el mal tendrá, en el campo de la abstracción, donde
da uso de la memoria.
En el futuro la Metamedicina declina su actividad y la invierte en la desaparición física del mal,
lo agota quitándole todo aquello de lo que se alimenta. Ordena las partículas, hace circular el
flujo enérgico en los cuerpos, y regula la armonización de cada centro de equilibrio, dejando
un vacío que impide la generación del mal; quitándolo del futuro, ubicándose allá, y delante de
todo.
¿Dónde se ubica el mal cuando es creado? ¿Quién crea esa reacción, ese preparado que
reacciona sobre la armonía de los cuerpos y desenlaza un avatar de daños repetitivos? ¿No
nace esa substancia desde este lugar primero, abstracto y enajenado mundo de la razón? por
qué materializarlo sino por el pleno conocimiento a veces en la búsqueda de nuevas formas
que atentan contra la armonía de los cuerpos. ¿Cómo se aísla la producción y generación de
los cuerpos malignos de la naturaleza y sus estados? ¿Es liberarlo o, coincide la búsqueda
con el descubrimiento de la misma substancia en otro plano, en otro lugar? La razón del
desconocimiento da un ejemplo de probabilidad y combinatoria, de las diversas especies y
elementales.
Encuentra un elemento, lo sintetiza, para sí, multiplicarlo y hacerlo llegar a otras
combinaciones, permite la fusión con otras formas, pero siempre, estudia el estado sobre los
cuerpos, la reacción de la substancia del mal sobre los cuerpos, sobre las fuerzas de éstos.
El laboratorio es la zona donde el perímetro es hermético, y cada acto de liberación del mal,
sucede en un móvil cerrado, donde la barrera generada le es completamente inaccesible e
impenetrable hacia ambos espacios, hacia el espacio universal. Ya ha sido quitado del
espacio que permite las afecciones, del espacio que le da lugar a un desarrollo y crecimiento,
multiplicación del mismo y lo excluye, por fin, para siempre, a ese elemento. Allí, la sección, la
múltiple certificación de las celdas de esterilidad, es donde habita hasta su desaparición,
espacio en el que se desplaza la investigación y el desarrollo interno de la Metamedicina.
Desde la liberación en el espacio cerrado, bajo el cultivo, la fuerza orgánica del mal crece con
las fuerzas necesarias de los órganos en desarrollo bajo un medio apto y continuo. El resto de
las fuerzas estériles son la barrera impenetrable, bajo la protección inaccesible, de lo externo,
y en la razón contra la no expansión del mal.
El mal regresa después de un recorrido por los cuerpos físicos, a su lugar y estado original, a
un reposo desde el cual la razón depurada lo convierte en un abstracto, nuevamente, es lo
que era, ajeno al mundo de los físicos.
La gran desconexión.
Una serie de desconexiones y acontecimientos que van inmovilizando los mecanismos que
mantienen a un cuerpo vivo, en movimiento: en todas las secciones orgánicas, la llegada del
momento final, del último segundo es la aparición de un nuevo suceso, de una forma distinta
de apreciación de los órganos; todo comienza a provocar sobre los siguientes, una alteración,
la última; hay en sí, una forma de conectividad funcional entre unos órganos y otros, entre los
generadores y receptores, pero esta apariencia se vuelve otra, y la disfunción comienza a
hacer su último recorrido hasta el final. Todos y cada uno de los órganos comienzan a sufrir el
nivel de reacciones químicas, cesan las sustancias eléctricas y absolutamente, todo comienza
a detenerse, a frenarse cada fuerza que los mantiene juntos y, a pesar de las secciones,
unidos en un mismo sistema orgánico. La muerte provoca la reacción desde un punto hacia
todas las partículas, hacia cada una de las formas, pero ¿Cuál es la visión de la medicina
ahora, si aquellos cuerpos de luz y aquellos órganos lumínicos han desaparecido? ¿Qué
parte física yace ahora desvinculada de los órganos de luz, y dónde se ha desplazado el lugar
donde se encuentran alojados? Ya no es más un cuerpo físico, sino la oportunidad de uno
nuevo, en un regreso consciente y eterno de ese espacio alternativo. Pero la muerte es la
extensión del dominio de la naturaleza de Dios, es la fuerza de lo necesario, del cambio y
caudal a la que están obligados los cuerpos; es imposible crecer eternamente sino por medio
de la fractura y la muerte física de todos los órganos y el alojamiento de los cuerpos y
órganos de luz en un nuevo físico. Es Dios, mediante esa acción quien realiza el llamado y
activa en su marcha, el proceso más develador y fascinante de la vida de las cosas; la
desaparición física y el desprendimiento de toda la luz organizada en el transcurso de la vida.
La separación y el desmembramiento es la oportunidad de elevarse sobre el nuevo centro de
percepción, sobre esa trama de luces y circuitos, y desde allí, con la conciencia abierta y
extremadamente dispuesta en su otra nueva percepción de toda esa estructura que con un
cuerpo y órganos de luz deja ver la misma composición; luz ordenada y dispuesta, luz que
sujeta y hace la estructura de la tierra y de todas las cosas que se desplazan y desarrollan
sobre ella. Es la luz, desde su particular mundo casi invisible y minúsculo quien se encarga
de dar la forma a las cosas; son los cuerpos los que adoptan las formas que dibujan las luces
y los anagramas, los circuitos y las pausas. La luz desdibuja, forma el vacío de la imagen,
porque este, encontrará alojamiento a los cuerpos que adoptarán las mil formas. Si la muerte
es la extensión, el acto de develamiento, de la apreciación y de la sensibilidad por sobre la
percepción a través de los cuerpos y órganos de luz, ahora se puede percibir el espacio de
las luces y colores que son la manifestación y la forma más entera de la presencia de Dios;
revela y devela, sí, pero para mostrase y ser todo aquello que sustenta las formas de vida.
Planos a los que se accede no sólo con la voluntad sino con la afección, el permiso y la
abnegación es mutua, del lugar de luz y de los cuerpos de luz. La sensación avanza y
accede, llega a lo más alto de los planos, del espacio de las luces planas, trazadas en
códigos y vínculos. La clave en el momento del ascenso es la sensibilidad, la comprensión se
sujeta de todo aquello que presencia y, de todo lo que hace al momento perfecto de
percepción; sólo un cuerpo de luz puede ascender a ese espacio de planos; la comprensión y
En cada plano un órgano y cuerpo de luz para sentirle, un órgano y cuerpo de luz en donde el
contacto con la manifestación de Dios, se produce a niveles sutiles, en los campos de la
razón, causa, emoción y ser.
El ascenso es la sanación de todas aquellas formas que sucumbieron junto con el cuerpo
físico y tras el desmembramiento y desconexión, siguieron en los cuerpos de luz, alojadas allí.
Sanadas, por el poder de la luz del espacio de luz de Dios. Todo aquello que no tuvo
oportunidad de ejercer la Metamedicina en vida del cuerpo físico, está al amparo de la
sanación de la luz en la ascensión al espacio de las luces. Donde el poder manifiesto, toca, y
eleva, devuelve en esa sensación el amor de la salud y, genera el vínculo con ese cuerpo de
luz. Al fin, la luz une en formas diversas, sin perder su existencia, porque todo lo creado por el
poder infinito de la luz de Dios, es eterno, conscientemente eterno. Sólo en la eternidad de las
formas no perecen y pueden sentirse por siempre, y la conciencia de la luz no quiere dejar de
sentir ni un solo cuerpo que la luz ha creado. Pues así es más amplia la necesidad y el
espectro de contactarse desde lo más grande hasta lo más pequeño.
Al final, sólo pueden verse los colores de los órganos y cuerpos de luz brillar, envolverse en
un cálido halo de colores. El color sale de la forma, el color es la temperatura expresada por
la forma, y es manifestación de la sensación del órgano de luz ante el acto divino de Dios.
El ensamble.
El desarrollo embrionario.
sudoración. Un efecto de temperaturas, provocado por un acto interno, o por una afectación
externa. La nutrición del órgano sensible de un líquido reactivo, formativo. Así el cuerpo es
una forma completa de estructuras creadas para concebir las intensidades incentivadoras de
los efectos de la naturaleza.
¿La elección de la sexualidad? El sexo está determinado por los cromosomas, por la imagen
y semejanza del mapa genético que construye la forma. La intensidad más fuerte, es la que
predomina sobre el desarrollo del órgano reproductivo del cuerpo en desarrollo.
Entonces se tienen dos influencias, dos reflujos que determinan la originalidad del cuerpo y
sus órganos; la fuerza interior, conforme al líquido y los estímulos recibidos, y las esferas de
afección, el mapa genético.
Conclusión:
La metamedicina es la evolución de la ciencia del conocimiento aplicado a la salud de la
humanidad, en donde, de llegar a conocer el desequilibrio de los órganos, de las fuerzas
doblegadas de los cuerpos que sucumben ante la repetición constante de las sensaciones
que causan las enfermedades; de la mala salud, la enfermedad, y después haber estipulado
los cánones de las patologías, y sintomatologías, logrando, de esa postura externa, posterior,
al tratamiento mismo, a la recuperación del cuerpo y de sus órganos, de la salud a la cual se
pretendía llegar, logrando posicionarse delante, la metamedicina, es aquella ciencia que en su
prevención, en ese acto mismo de cautela, de aviso previo de un mantenimiento orgánico,
consigue adelantarse y así volver al mal, a su estado de naturaleza abstracto. Así, el mal,
permanece en un estado de enajenación, de no-posesión de los cuerpos y los órganos.
Permaneciendo su existencia sólo en concepto, en esa forma de existencia arcaica, en
donde, desde ese lugar, no logra incorporarse a la realidad a través de los cuerpos.
El nuevo objetivo que persigue la metamedicina, no sólo es en el campo que durante toda la
historia de la medicina ha venido generando, detallando, como, conocer el sendero de la
enfermedad, de las fallas, y de las emociones y sensaciones equívocas, de las consecuencias
desordenadas, de las disfunciones orgánicas. En este nuevo paso comienza a hacer una
revisión de éstas, y a establecer los parámetros de la salud, de las perfectas sensaciones y
emociones, del correcto funcionamiento de los órganos y de los cuerpos.
Entonces así el mal, queda desplazado a un campo estéril, en un campo que no logra
desarrollarse mediante la ausencia de su generación, y su cultivación.
El análisis de las sustancias que son excretadas por los órganos internamente, por los
cuerpos.
Las capacidades orgánicas antes no exploradas, como la licuación del oxígeno para ser
conducidas por los glóbulos rojos para la nutrición de los órganos mediante los vapores, el
estudio de los gases en todas y cada una de las fuerzas orgánicas de los cuerpos. La
evaporación de los gases, la licuación.
Nada que no tenga vida puede generar vida. El concepto de la generación de la vida es el
basamento de la metamedicina.
La animación de los cuerpos, las microfuerzas que actúan e interrelacionan los organismos
están dispuestas de manera tal que comienza a entenderse un nuevo campo en la historia de
la medicina. Se establecen nuevos códigos, nuevo aparatos tecnológicos.
El lazo de la metamedicina con la tecnología, la visión de las partes más diminutas, de ese
espectro micro, para llamarle de alguna manera, de esa distancia que hay entre el objetivo y
el observador, en donde se realiza la observación.
Así como la dietética es la ciencia que estudia la alimentación tanto en la salud como en la
enfermedad, la ciencia comienza a revalorar todo ese campo antes inexplorado, todo ese
espacio antes no concebido en el mecanismo del pensamiento y de las sintomatologías.
Comienza a absorber la metamedicina los campos de las otras ciencias, como la modificación
de la funcionalidad mediante la transformación del funcionamiento orgánico, de la mutación
genética hacia la perfección del ser humano. El pensamiento, toda esa abstracción, forma
parte de la fuerza a dominar, que bajo un conocimiento, adquiere el valor terapéutico de la
salud, de la belleza de la vida misma.
Psicopatologías. Psicosintomatologías.
La aproximación entre el paciente y el ser de la salud.
Esta aproximación entre paciente y doctor, entre ser humano y ser humano que devuelve la
salud, que la reintegra, que la previene, y que la busca, va a ser tan importante como la
sinceridad, y el conocimiento del paciente llegado el momento de detectar los síntomas y las
características de sus sensaciones.
Qué pretende lograr éste aproximación, esta nueva realidad, sino una mejor formación de los
cuadros clínicos.
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