Artículo 21
Artículo 21
Artículo 21
TEMA DE CLASE:
Introducción:
De las reglas de juego que impone el ejercicio de las acciones individuales se destaca el
principio “primero en el tiempo, primero en el derecho” lo cual determina que aquellos
acreedores que han actuado de modo diligente frente al incumplimiento del deudor
logrando embargar bienes suficientes para cubrir el importe de sus acreencias, serán
quienes en mejores condiciones se encuentren para recuperar el importe de sus créditos.
Demás está decir que el mantenimiento de estas reglas frente a la excepcionalidad que
exhibe el estado de cesación de pagos, nos conduciría a la consecuencia de que solo unos
pocos acreedores podrán satisfacer sus acreencias en desmérito incluso de aquellos
acreedores que frente a un insipiente estado de insolvencia patrimonial acompañaron al
deudor aplazando y difiriendo el vencimiento de las obligaciones impagas.
Es por ello que y en atención a que el estado de cesación de pagos nos expone la existencia
de un patrimonio incapaz para cubrir la totalidad del pasivo generado por el deudor, es que
la ley concursal aplaza la aplicación de los principios que gobiernan el ejercicio de las
acciones individuales, estatuyendo un proceso en donde se impone la igualdad entre los
acreedores a quienes se convoca a participar de este proceso especial ideado para que el
deudor supere el estado de crisis patrimonial.
Resulta más que claro que al arribar el deudor a la solución concursal y frente al
incumplimiento de sus obligaciones, se enfrenta casi con seguridad a un cúmulo de
acciones individuales iniciadas por sus acreedores con anterioridad a la apertura de su
concurso, en las cuales incluso pueden ya haberse dictado medidas cautelares sobre sus
bienes.
Como se sabe el modo o mecanismo por excelencia estatuido en la ley concursal para que
los acreedores ingresen al proceso concursal es la “verificación de créditos”, procedimiento
al cual están invitados a realizar “todos los acreedores por causa o título anterior a la
presentación en concurso” (art. 32).
Frente a las circunstancias apuntadas el legislador concursal a través del artículo 21 regula
los efectos que produce la apertura del concurso preventivo en relación a los juicios de
contenido patrimonial existentes al momento de la apertura, definiendo de este modo la
suerte que correrán tales procesos a partir de la apertura del concurso.
ARTICULO 21.- Juicios contra el concursado. La apertura del concurso produce, a partir
de la publicación de edictos, la suspensión del trámite de los juicios de contenido
patrimonial contra el concursado por causa o título anterior a su presentación, y su
radicación en el juzgado del concurso. No podrán deducirse nuevas acciones con
fundamento en tales causas o títulos.
Como primera medida debemos destacar que la sola presentación del deudor en concurso
no produce ningún efecto sobre los juicios de contenido patrimonial seguidos en su contra,
sino que la aplicación del mecanismo del artículo 21 requiere inexorablemente que exista
un auto de apertura, es decir que se haya dictado la sentencia del artículo 14. Pero aún así
los efectos que menta el artículo 21 recién comenzarán a producirse una vez que se
publiquen los edictos.
En segundo lugar cabe puntualizar que los juicios de contenido patrimonial que son
alcanzados por los efectos del artículo 21 son aquellos que se sustentan en obligaciones de
causa o título anterior a la presentación en concurso, razón por la cual los juicios que se
fundan en obligaciones de causa o título posterior no sufren los efectos del artículo 21
pudiendo continuar los titulares de tales acreencias sus respetivos procesos. También debe
destacarse que los juicios afectados son aquellos en los que el deudor es demandado más no
aquellos en que el deudor resulte actor toda vez que éste no pierde por razón de la apertura
de su concurso ni la administración de sus bienes ni la legitimación procesal.
La radicación de los procesos de contenido patrimonial en contra del concursado constituye
el modo a través del cual la LCQ instrumenta la aplicación de la universalidad desde su
aspecto subjetivo, toda vez que de ese modo todas las acciones individuales ejercitadas que
tengan origen o se sustenten en obligaciones de causa o título anterior se radican ante el
juez que entiende en el concurso del deudor.
Es importante señalar que por aplicación de estos efectos, a partir del auto de apertura los
actos procedimentales llevados a cabo en cada uno de los procesos afectados ante el juez
que previene en ellos, devienen en inoponibles al concurso por resultar ordenados por juez
incompetente.
Finalmente este mecanismo se cierra con la prohibición de iniciar nuevas acciones
individuales de contenido patrimonial en contra del deudor: por qué? Por cuanto como se
dijo a partir de la apertura el único modo por el cual los acreedores pueden pretender el
cobro de sus acreencias es a través de la verificación de sus créditos.
3. Los procesos de conocimiento en trámite y los juicios laborales, salvo que el actor opte
por suspender el procedimiento y verificar su crédito conforme lo dispuesto por los
artículos 32 y concordantes;
En estos casos los juicios proseguirán ante el tribunal de su radicación originaria o ante el
que resulte competente si se trata de acciones laborales nuevas. El síndico será parte
necesaria en tales juicios, excepto en los que se funden en relaciones de familia, a cuyo
efecto podrá otorgar poder a favor de abogados cuya regulación de honorarios estará a
cargo del juez del concurso, cuando el concursado resultare condenado en costas, y se
regirá por las pautas previstas en la presente ley.
Una de las razones que motivaron en este sentido la reforma del artículo 21 por la ley
26.086 fue que cuando regía la originaria redacción de este artículo, los juzgados en donde
se encontraba radicado el concurso se abarrotaba de procesos de conocimiento seguidos en
contra del deudor los que – si así optaba el acreedor – continuaban su tramitación ante el
juez concursal.
Para que opere la suspensión, el acreedor del concursado debe optar por verificar su crédito
de acuerdo al trámite previsto en el artículo 32 y concordantes de la ley.
En el sistema anterior a la reforma, la sentencia que dictaba el juez del concurso en el
proceso de conocimiento equivalía a “pronunciamiento verificatorio”, frente a lo cual el
acreedor y partir del dictado de la sentencia de fondo que admitía su acreencia, se
incorporaba sin más al proceso concursal como acreedor concurrente.
Al amparo del nuevo sistema, la sentencia que dicte el juez en el proceso de conocimiento
en trámite ya no equivale a “pronunciamiento verificatorio”, sino a “título verificatorio en
el concurso”.
En tanto con el nuevo régimen, el acreedor que logra el dictado de una sentencia favorable
a su derecho de crédito en el juicio de contenido patrimonial, obtiene solo un “título
verificatorio en el concurso” que como tal debe ser verificado en el concurso y ante el
juez del concurso.
Esta exigencia de que el acreedor concurra con su “título verificatorio” al juez del concurso
a los fines de su verificación, surge precisamente de la primera parte del texto agregado por
el legislador de la ley 26.086 al artículo 56 el cual reza “...Si el título verificatorio fuera
una sentencia de un juicio tramitado ante un tribunal distinto que el del concurso, por
tratarse de una de las excepciones previstas en el art. 21, el pedido de verificación...”.
Finalmente cabe reparar que si bien la prohibición rige para todos los procesos de contenido
patrimonial, la ley 26.086 ha creado una excepción en relación a los juicios laborales
admitiendo la posibilidad de que aún cuando exista auto de apertura el acreedor laboral
pueda iniciar una acción individual en contra del concursado.