Levantando Un Altar para Dios
Levantando Un Altar para Dios
Levantando Un Altar para Dios
PRÉDICA ESCRITA
LEVANTANDO UN ALTAR PARA DIOS, PRÉDICA ESCRITA
Por: Rigoberto Gómez
Job 1:1-5 “Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto,
temeroso de Dios y apartado del mal… E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas,
cada uno en su día; enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen
con ellos. Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los
santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocausto conforme al número de
todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado
contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días”
¿Cómo hacer un altar para Dios? Mi vida un altar para
Dios
Muchas veces nos hemos preguntado ¿Cómo hacer para levantar un altar para Dios?, pues la
Biblia nos da ejemplos de hombres y mujeres que levantaron un altar para Dios. Estos
ejemplos de las sagradas escrituras y de hombres y mujeres de Dios nos pueden ser de
utilidad para que nosotros también podamos levantar en estos tiempos un altar para nuestro
Dios.
Así que continúa leyendo este artículo y quizás puedas encontrar en esta reflexión una
orientación para hacer en tu vida y familia un altar para Dios.
Para este varón de Dios, temeroso y apartado del mal, era de gran importancia poner en el
altar, ante la presencia de Dios a cada uno de sus hijos, a cada uno de los miembros de su
familia. Job lo hacía todos los días, tal como lo dicen las últimas palabras del versículo cinco
del capítulo leído anteriormente.
Si no estamos en esta conexión con Dios, si no hacemos este altar familiar en nuestros
hogares, significa que estamos descuidando no solamente nuestra vida espiritual sino de
la familia. Necesitamos unirnos como familia y levantar un altar para Dios en el cual
busquemos su presencia.
LO QUE JOB HACÍA AL EDIFICAR UN ALTAR,
TENÍA UNA REPERCUSIÓN PODEROSA
Lo que Job hacía al levantar un altar era algo que tenía consecuencias poderosas para
su vida y la de su familia. El mismo Satanás llegó a decir: “¿Acaso teme Job a Dios de
balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de
sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.” (Job
1:9-10)
La escritura dice que “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los
defiende” (Salmo 34:7), pero los que le temen son aquellos que levantan un altar, un
holocausto grato delante de la presencia de nuestro Dios.
Es necesario edificar, levantar un altar por tu vida, tus hijos, esposa, familia, bienes, todo lo
que tienes. Se necesitan no solamente un padre o madre que clame por sus hijos, por su
hogar. También necesitamos hijos, jóvenes que se pongan a edificar un altar y levantar un
clamor delante de Dios día a día, por su vida, sus padres y la protección de Dios estará
presente.
Dios le dijo al sacerdote Elí: “le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la
iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado”
(1 Samuel 1:13). El sacerdote Elí cometió el error de permitir el pecado de sus hijos. Dios
mismo le declara que es una iniquidad que él ya sabe y no hizo nada por estorbar a sus hijos.
(También puedes visitar la sección de prédicas cristianas escritas)
Muchas veces los padres pueden estar luchando por mantener el altar de Dios en los hogares,
pero lamentablemente los hijos dejan mucho que desear, y lamentablemente muchos padres
permitan el pecado de los hijos.
Dios fue claro con el sacerdote Elí, debía haber estorbado a sus hijos; por lo tanto, es
necesario que también en este tiempo los hijos sean estorbados en su pecado. No pueden
cometerlo y seguir como si nada, deben hacerse responsables por sus pecados, sus actos
pecaminosos.
Job en su momento fue guardado y sus hijos y esposa también; sin embargo, llegó un
momento en que los hijos perecieron. Esto nos enseña que no podemos depender de las
oraciones de los padres todo el tiempo. Es necesario que tarde o temprano despertemos y
vivamos delante de nuestro Dios con nuestras propias oraciones personales a Dios.
Debemos levantar todos como familia ese altar. “Si Jehová no edificare la casa, en vano
trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia” (Salma
127:1) Si de esta forma hacemos, no habrá ni viento, ni tempestades que puedan derribar
nuestra casa, hogares, familia.
La Biblia dice que “se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la
alaba…engañosa es la gracia, y vana la hermosura, la mujer que teme a Jehová, ésa será
alabada” (Proverbios 31:28,30)
“La mujer sabia edifica su casa; más la necia con sus manos la derriba” (Proverbios 14:1) La
mujer de Job estaba derribando su casa con su actitud y palabras, pero que bueno es
encontrar mujeres que también edifican un altar, lo levantan y ofrecen holocausto por sus
hijos, esposo, familia.
Qué bueno es buscar a nuestro Dios, edificar un altar familiar, en el cual todos sin excepción
podamos participar y honremos a nuestro Dios. Bendición para aquellas familias que logran
este propósito.
También es importante, no descuidar esa comunión en familia. Ese tiempo en familia para
compartir y hacer más fuertes esos lazos familiares para que con la ayuda de Dios podamos
mantenernos en esta lucha por nuestra salvación.
Una familia unida en el Señor, una familia que edifica un altar en el hogar, una familia que
levanta un holocausto constantemente ante la presencia de Dios, es también una familia
más que fortalece la iglesia del Señor y por lo tanto, la obra de Dios se hace más fuerte,
pero debemos empezar en nuestros hogares